11

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


—Todavía no puedo creerlo. —se burla una voz.

—¿Solo lo pienso yo? O esos dos se ven adorables.

—Siempre creí que harían bonita pareja...

Remuevo mi cuerpo para acomodarme mejor. ¿Por qué tanta gente hablando?

—Creo que Ryota ya se despertó... —murmura alguien más.

Abro mis ojos lentamente y lo primero que veo es el rostro de Rin muy cerca del mío. Me sonrojo levemente y más por reconocer la situación en la que estámos.

—Buenos días, Ryota. —saluda Mikoshiba sonriente.

Mierda.

—¡No es lo que...! —me moví bruscamente tratando de explicar la situación. Lástima que no lo pensé bien y mi cabeza chocó con la de Rin.

Esto va de mal en peor.

—¡Qué rayos! —grita Rin en su lado del futón. Luego me mira molesto. —¿Por qué te mueves como gusano, Ryota?

—¡Lo siento tanto! —me disculpo.

—Y la escena romántica se acabó... —dice uno.

—Entonces por fin son novios. —suelta un compañero sonriente. —¿Esto deberíamos de festejarlo?

—¿De qué hablan? —relama Rin. Todos lo miran atento, Rin parece darse cuenta de la situación. —Puedo explicarlo con razones heterosexuales.

—Se veían tan lindos... —dice otro compañero sonriente mostrando una foto donde Rin me abrazaba al dormir.

—¡Borra eso! —Rin salta del futón para alcanzar a su compañero mientras todos reían.

—Demasiado tarde, ya todo el club tiene la foto. —dice Mikoshiba. Rin da un chasquido con la lengua, estaba muy molesto.

—¿Fue anoche cuando se declararon su amor?

—¿Quién es el pasivo, Rin?

Sus compañeros no mejoraban la situación, me levanté del futón y quise arreglar las cosas.

—Ya basta. Rin, no les hagas caso, sabes que... —quise tocar su brazo pero el chico explotó molesto.

—¡No me toques! —grita. Salto en mi lugar y todos dejan de reír. —Primero Gou, luego resulta que Haru está aquí y para colmo no puedo vivir tranquilo sin que piensen que soy gay por tu culpa. ¡Todo lo que trato por ser amable contigo!

Rin deja de hablar cuando ve que mis ojos se llenan de lágrimas. Todos dicen un "Oh, no". Rin suaviza su expresión y suspira.

—Ryota...

Pero no pude más, rompí a llorar y corrí a encerrarme en el baño. Escuché a todos suspirar y comenzar a reclamarle a Rin.

Segundos después tocaron la puerta.

—Ryota. ¿Podemos hablar de lo que está sucediendo por favor? —suplica. Limpio mis lágrimas, me estaba comportando como una completa nena y debía enfrentar mis problemas.

Abro la puerta y meto a Rin al baño, luego vuelvo a cerrar la puerta detrás de mí. Le miro molesta.

—¿Qué? —digo a la defensiva. Rin me mira apenado.

—No debí hablarte así... estoy muy presionado. —explica. —Y lo pagué contigo...

—Supongo que es mi culpa que te estén molestando tanto. —agacho la mirada. —Creo que nuestra amistad se está complicando...

—Siento lo mismo. —concuerda. —Es culpa de ambos... y ya no sé qué hacer.

—Ignorarlos. —es lo primero que digo. —A menos que ya no quieras ser mi amigo.

Rin se queda en silencio varios segundos, pensando en lo que diría.

—Cualquier cosa está bien. —suspira. —¿Qué prefieres tú?

—Eres un buen amigo.—lo pienso un par de segundos. —Pero tal vez deberíamos darnos un tiempo. —señalo con un suspiro.

—Así será entonces.

Al salir del baño ya no estaban los chicos, solo Nitori que nos esperó para decirnos que todos estaban en el comedor desayunando.

Esa mañana Rin y yo no nos sentamos juntos y tampoco hablamos el resto del día y todo el club se dio cuenta.




|0|




El campamento se acabó y todos debíamos volver a Iwatobi, esta vez en el autobus le exigí a Mikoshiba sentarme a su lado. Gran error, pues todo el camino insistió preguntándome lo que había pasado entre Rin y yo.

¿Qué podía decirle? Si Rin no se sentía a gusto siendo mi amigo, no tenía por qué serlo.

Regresamos a clase y durante una semana completa no pude ni tampoco le hablé. El puesto de delegado de clase también me mantuvo bastante ocupada, iba de un lado a otro en la escuela y ya tenía varias peticiones de otros clubs para acompañarlos a diferentes actividades.

Gracias a Dios este día había sido más calmado, era el crepúsculo cuando por fin pude regresar a mi habitación sin deberes ni nada.

Abro la puerta que corresponde a mi cuarto y entro, me sorprendo un poco al ver a Rin profundamente dormido en su cama. Suspiro lentamente mientras cierro la puerta detrás de mí con cuidado de no hacer mucho ruido. Aunque no nos habláramos más, no significa que no me importe.

Fui directamente al baño a lavarme la cara, tenía un rostro horrible y unas grandes ojeras. Con éste color de cabello mis pecas resaltan al igual que mi palidez, hago una mueca frente al espejo.

Tal vez no fue tan buena idea venir a Samezuka, hasta ahora había tenido suerte en que nadie me descubriera pero en caso de que alguien lo hiciera. ¿Qué se supone que haré?

—Siempre eres la mejor metiéndote en problemas. ¿No es así? —me quejo de mí misma cerrando el grifo de agua.

Salgo del baño con una pequeña toalla en el rostro, miro a Rin con interés pues el chico comenzó a moverse de un lado a otro.

—¿Rin? —lo llamo, pero no me hace caso. Seguía dormido. —Hey, Rin.

Me acerco a su cuerpo y lo muevo un poco, estaba sudando. —¡Rin!

Rin abre los ojos de golpe y sin querer alza su mano y golpea mi cara al tratar de quitarme de encima.

—¡Auch! —retrocedo con las manos en la nariz mientras lo fulmino con la mirada, mi gesto se suaviza cuando lo veo realmente asustado. —¿Estás bien?

—S-sí... —acaricia su cabello hacia atrás. —Mierda...

—Tuviste una pesadilla. —afirmo. —¿Quieres hablar de ello?

—Uh... No. —niega. —Lamento el golpe. ¿Estás bien?

—No fue nada.

Nos quedamos en un silencio incómodo, desvío la mirada y voy a arreglar mi uniforme. En el fondo quería hablar con él, era un buen amigo y una persona interesante... Me duele un poco saber que ya no quiere ser mi amigo.

—¿Qué tal te ha ido con el trabajo de delegado? —habla él primero. Me sorprendo.

—Bien. —respondo. —Dentro de poco será el torneo prefectural de natación. ¿No? ¿Estás nervioso?

—No lo estoy. —niega rápidamente. —Será dentro de dos días... ¿Planeas ir a verme nadar?

—Si quieres que vaya a verte, lo haré. —asiento. Rin miraba la cama de arriba, tenía los brazos detrás de su cabeza. —Supongo que puedo irme con ustedes en el autobús.

—Yo no tomaré el autobús, debo ir antes a otro lado. —suelta.

—¿A dónde irás? —me acerco a verlo. Rin tenía sus ojos cerrados pero abrió uno para verme.

—¿Qué importa a dónde vaya? —dice él. —¿Me quieres acosar o algo así?

—Irás a ver a Haru. ¿Verdad?

—No es así. —me mira molesto. —¿Desde cuándo le llamas Haru?

—Desde que no te importa. —me burlo un poco más por su gesto molesto. —¿A dónde irás?

—Qué te importa. —responde él de vuelta.

—No puedes usar la misma frase conmigo. —me quejo.

—Hmp... —vuelve a cerrar los ojos. Estaba molesto.

Doy un suspiro y sonrío un poco.

—Lamento si te ofendí, no fue mi intención. Creí que querías ver a Haru antes de enfrentarte con él por cómo me has hablado de su nado. —me mira otra vez. —Y si no quieres decirme a dónde irás no hay problema, después de todo no es mi asunto. —sonrío amablemente.

—No... está bien. —responde él. Se incorpora de la cama y queda sentado en la orilla. —Iré a ver a mi padre.

Asiento varias veces hasta que frunzo el ceño.

¿Su padre no estaba muerto? Según lo que dijo Gou, había fallecido hace tiempo.... entonces...

Eso quiere decir:

—¡No! ¡Rin! —grito yo saltándole encima. —¡No lo hagas! ¡No te mates! —lo sacudo por los hombros con desesperación.

—¿Qué rayos estás diciendo? —se molesta. —¡No me voy a matar! ¡Solo visitaré su tumba!

Dejo de zarandearlo y me sonrojo levemente.

—Ah... entonces no pasa nada. —lo suelto. —¿Estarás bien yendo solo?

Rin desvía la mirada, se veía realmente triste.

—¿Te gustaría acompañarme? —pregunta. Parpadeo sorprendida.

—Sí, sería un honor. —acaricio su cabello. Rin cierra los ojos y hace una mueca de tristeza, no me sorprendería si se pone a llorar.

—Quiero cumplir el sueño de mi padre. —explica en un murmullo. —Y para eso debo ganarle a Haru...

—Lo lograrás... Ganarás.

Rin alza su mirada, no pude evitar sonrojarme un poco pues parecía que quería decirme algo pero no lo hacía, solo me miraba.

—Dormiré un poco más. —dice él rompiendo la conexión primero. —Deberías hacer lo mismo.

—Sí... en caso de que tengas una pesadilla puedes hablarme. Te escucharé.

Rin se recostó en su cama y me dio la espalda, ya resignada fui y apagué la lámpara para luego subirme a mi cama y dormir un poco.

Los dos días pasaron con rapidez y el día del torneo llegó. Me levanté muy temprano ese día, ni siquiera pude dormir bien por el nerviosismo y eso que no sería yo quien iba a nadar.
Rin despertó minutos después, ese chico no era nada perezoso. Y ambos en silencio nos arreglamos y salimos en dirección a donde él nos guiará.

No tomamos taxi ni nada de eso, Rin prefirió ir a pie y yo respeté su decisión. El pelirrojo iba en silencio caminando frente a mí, pude apreciar su rostro desde un ángulo diferente. Se veía tranquilo, calmado... decidido.

Estábamos cerca de la playa pero por un lugar lleno de áreas verdes. Era un lugar bastante agradable y colorido, lástima que por andar prestando atención a ello pisé una piedra y me hubiera caído de no ser que Rin logró sujetarme antes de caer.

—Cuidado. —su voz salió tan amable que yo misma me sorprendí. Su mano soltó mi brazo y siguió caminando el pequeño tramo hasta llegar a nuestro destino.

Me detuve cinco pasos atrás del pelirrojo para darle privacidad, frente a nosotros estaba una tumba que claramente decía "Matsuoka" en ella. Pude apreciar nuestro alrededor, una ráfaga de viento movió el cabello del pelirrojo pero él no se inmutó, tenía los ojos cerrados de seguro pensando todo lo que quiere decirle a su padre.

Acaricio mi brazo y sonrío al verlo, tan pacífico.

—Ryo. —me llama. Respingo. —Gracias por acompañarme.

—Gracias a ti por dejarme estar a tu lado. —confieso. Rin gira hacia mí pero no me mira, tenía lágrimas en los ojos, se acercó y rápidamente me abrazó. Cierro los ojos y sonrío. —Ya, ya... Aquí estoy.

—Hoy ganaré. —le escucho decir. —Lo prometo.

No pude evitar sentirme igual de emocionada con él. Quería que ganara... realmente quería ello.

—Sé que lo harás.

Regresamos justo a tiempo para que pudiera participar sin problemas, Rin me dio una última mirada antes de irse por su lado mientras yo subí a las gradas para apoyarlo desde donde está el público.

—¡Ryota, por aquí! —llama Mikoshiba. Camino rápidamente hacia él. —¿Qué tal? Ten esto.

Me entrega un par de objetos que no logro reconocer pero de seguro quiere que los use para animar a Rin.

—Estoy nerviosa. —admito. Mikoshiba me mira raro.

—¿Nerviosa?

—Sí, es que Rin va a nadar contra su amigo del que tanto habla. —me limpio el sudor de mis manos en mi chaqueta. —No he podido estar tranquila desde ayer en la noche.

Mikoshiba parpadea un par de veces, me miraba confundido.

—Eh... No pasa nada Ryota, Rin estará bien. —mira a otro lado. Yo suspiro.

—Eso espero.

Varios participantes ya estaban nadando, nosotros solo esperábamos al pelirrojo. Éste no tardó en salir. Efectivamente Haru estaba junto a él, ambos se veían serios. Muerdo mi labio inferior con nerviosismo cuando veo que Rin se pone en posición.

—¡Si se puede Rin! —grito emocionada. Entonces dan la señal para que todos salten.

Como Rin había dicho, Haru era realmente rápido en el agua pero el pelirrojo no se quedaba atrás, los dos parecían haber nacido ahí. Todo pasaba tan rápido y de repente ya estaban nadando de regreso, todo el club de Samezuka apoyaba a Rin desesperadamente al igual que yo.

Al final fue Rin quien tocó la meta en primer lugar.

—¡SIIII! ¡RIN! —grito emocionada sobre el barandal. El pelirrojo se quita el gorro de natación y levanta sus goggles, me mira y alza su pulgar.

Esto era lo que querías. ¿No, Rin? Ganar.

Varios de Samezuka bajaron para participar en la siguiente sesión de nado. Esperaba que Rin se apareciera dentro de unos minutos para poder felicitarlo bien y abrazarlo.

Pero no apareció.

—Mikoshiba... ¿Sabes dónde está Rin? —le pregunto. El pelinaranja niega.

—Se supone que debería estar con nosotros. —los señala. —Tal vez se fue a descansar por ahí.

—Tal vez...

Suspiro lentamente. Quería ir a buscarlo para decirle lo feliz que estoy pero no debía separarme del club. Rin no se apareció en el resto del día y solo lo encontramos cuando nos fuimos al autobús, el pelirrojo estaba ahí dentro descansando.

No pude hablar con él en el camino, Mikoshiba se sentó junto a su lugar para reprenderlo y felicitarlo al mismo tiempo, me tocó sentarme junto a Ai.

—Rin senpai es genial. ¿No crees? —dice el chico junto a mí. Me encojo de hombros.

—Siempre lo ha sido.

Era casi de noche cuando llegamos a Samezuka, mañana irían de nuevo a nadar pero no lo haría Rin, por lo que podía quedarme a estudiar un poco para los exámenes de mitad del año.

Yo fui la primera en llegar a la habitación, fui a ponerme mi pijama y cuando estaba dispuesta a subirme a mi cama, Rin entró.

No pude evitar sonreír.

—¡Felicidades! —digo emocionada mientras me acerco a abrazarlo. Rin se sorprende por el recibimiento.

—Gracias.

—Nadaste como un auténtico tiburón. —sigo exclamando. —De repente pssshh, y luego vruaaashhhh... —muevo mis manos en un intento de explicarlo.

—¿Te gustó cómo lo hice? —sonríe de lado.

—¿Qué si me gustó? —me río. —Hombre, naciste para nadar. Pero por lo mientras debes descansar para seguir ganando y pasar a la final.

—Sí... —asiente. Se veía cansado. —¿Irás mañana a ver a los del relevo?

—No, pensaba quedarme a estudiar. —explico avergonzada. Rin alza su mano y revuelve mi cabello.

—Descansa, Ryota. —es lo último que me dice antes de entrar al baño.

Hago una mueca mientras regreso a mi cama, pues Rin no parecía nada feliz con haber ganado.

Si eso no era lo que querías... ¿Entonces qué...?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro