12

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Ryota senpai. —nombra alguien.

Me detengo en medio del pasillo, chicos de primer año se acercaron a mí.

—Buen día. ¿Sucede algo?

—Queríamos pedirle asesoría sobre una materia. —explica uno. —Vimos las tablas y usted está en el número uno de la lista.

—Si no pasamos este periodo, no podremos ir al torneo de fútbol. —dice otro con pesar.

Ambos se juntan.

—¡Ayúdenos por favor!

—Vale vale, entiendo. —suelto un suspiro, supongo que Rin tendrá que esperar. —Los ayudaré. Podemos vernos dos horas después de que terminen los clubs.

—¿Por qué dos horas después? —pregunta uno.

—Porque tengo trabajo que hacer de delegado. —suspiro con pesar. —En fin, los veo mañana en la biblioteca. No lleguen tarde.

—¡Gracias!

Había pasado varios días desde el supuesto "triunfo" de Rin, él y yo no hemos podido hablar bien pues cada quien está por su lado. Rin llega muy tarde a la habitación y yo me voy muy temprano por si debo terminar algún deber o algo.

Sí, me entristece un poco. Me agrada mucho Rin y quisiera ayudarlo más.

—Woah. Ryota. —Mikoshiba se acerca y me abraza por los hombros, respingo en mi lugar. —¿Harás algo esta noche?

—¿Esta noche? —me sorprendo. Mikoshiba me sonríe coqueto y me guiña un ojo logrando que me sonroje, eso parece hacerlo sonreír más.

—Sí, el club de natación irá al festival de Hachiman a agradecer. Y como eres casi parte del club, estás invitado. —carraspea su voz.

—No lo sé, tengo deberes que hacer...

—Vamos, solo será un momento. —pellizca mi mejilla. ¿A éste qué le pasó que se volvió más confianzudo?

—Está bien, los acompañaré.

—Te veo a las nueve en la entrada de Samezuka, a menos que te vayas con Rin.

—Uh, supongo que me iré con él. —asiento. Mikoshiba sonríe un poco más.

—De acuerdo, entonces te veo allá. Nos vemos. —alborota mi cabello y se va por su lado.

Suspiro con cansancio mientras camino hasta mi habitación, el resto de la tarde me la pasaría terminando mis deberes y adelantando algunos.

Dos horas después apareció el pelirrojo en la habitación, los dos al vernos nos sorprendimos.

—Eh... bienvenido. —hablo yo primero. Rin cierra la puerta detrás de él.

—Gracias. —se acerca al escritorio donde estoy trabajando y se sienta en el borde. —¿Irás al festival de Hachiman con nosotros?

—Sí. —lo miro. —¿Te molesta?

—En lo absoluto. —niega. —Creo que me hará bien que vayas.

—¿Estás bien? —le pregunto. Rin mira al frente y suspira.

—No lo estoy. —se levanta del borde y alborota mi cabello. —Iré a arreglarme, deberías hacer lo mismo.

—Claro...

Una sudadera encima, pantalones de mezclilla... puedo presumir que parecía un auténtico chico. Frente al espejo acomodo mi cabello de forma que no se vea tan alborotado, estaba pensando seriamente en cortarlo un poco más.

—Vamos, Ryota. —llama Rin.

Hoy el tiburón iba bastante atractivo, aunque tal vez para mí sea en su totalidad atractivo con cualquier cosa que se ponga. Me acerco a él con una sonrisa y lo empujo un poco para llamar su atención.

—Anímate, pelirrojo.

Solo logré que sonriera un poco.

Ambos nos fuimos a la estación, por desgracia para mí iríamos a una parte de Iwatobi que estaba cerca de la ciudad de lado, en pocas palabras donde mi tía vive. El tren estaba atiborrado de gente que iría al festival, Rin tomó mi mano y nos guió al interior a la fuerza. Por un momento sentí que me quedaba atrás y apreté con fuerza su mano, Rin tiró de mí y me pegó a su pecho con un poco de brusquedad.

—Perdón. —se disculpa al instante, más gente entraba y yo quedé totalmente pegada al cuerpo del pelirrojo. Me puse nerviosa y mi rostro se sonrojó.

—Sí... —susurro con pesar. Desde mi posición podía escuchar los latidos de su corazón, eran tranquilos.

Quedamos de esa forma por bastante tiempo al menos para mí se me hizo eterno, no podía ocultar mi nerviosismo y no me sorprendería si mi corazón se escuchaba desde donde está Rin.

—Aquí es. —habló después de un par de minutos.

Me di cuenta que en ningún momento Rin quitó su mano de la mía, apretó el agarre y me guió fuera del tren junto con todos, al menos no me perdía.

Cuando por fin salimos, ambos dimos un suspiro de alivio. Le miro emocionada.

—¿Estás bien?

—Sí. —sonríe de lado.

—¡Entonces vamos! —y sin quitar mi mano de la suya, tiré de él hasta el núcleo del festival. —Debiste traer una yukata, de seguro te queda bien. —es lo primero que digo al ver la vestimenta de la mayoría de los presentes. Rin frunce el ceño pero se sonroja levemente.

—No digas esas cosas, además... debemos ir primero a agradecer con el club, tonto. —tira de mi mano de vuelta a otra dirección. Hago una mueca, pues quería ir a ver todo de una vez.

Llegando al templo nos encontramos con el resto del club, Nitori se acercó emocionado a Rin pero éste no parecía estar de buen humor. Mikoshiba dio la indicación y todos nos acomodamos para agradecer, al final solté la mano de Rin, di dos palmadas e hice una reverencia.

Gracias por apoyar a Rin.

—Bueno, ya terminamos. Son libres de ir a donde quieran solo eviten meterse en problemas. —habla Mikoshiba. Todos respondemos con un "Sí".

Giro a ver a Rin con emoción.

—¿Vamos a comer algo? —le miro expectante. Rin parecía algo triste, solo suspiró y comenzó a caminar sin darme una respuesta. —Eh... ¡Rin, espérame!

Sujeto su brazo y tiro de él para recorrer los puestos, era la primera vez que venía a un festival como éste y mejor aún, acompañada de alguien que me importa.

—Rin. ¿Jugamos ese?

—No gracias.

—¿Qué opinas de ese? —señalo otro.

—No quiero.

Poco a poco dejé de insistirle, Rin ni siquiera parecía querer estar aquí. Lo seguí para ver si algún puesto le llamaba la atención, pero no se detuvo en ninguno sino que siguió caminando hasta salir de donde estaba el festival, ya no había puestos y solo algunas pocas personas.

—Rin... ¿A dónde vamos? —me atrevo a preguntarle. —Aquí ya no hay nada.

—Pues regrésate entonces. —es lo único que me respondió, ni siquiera me miró... siguió caminando.

Yo me detuve, sus palabras me lastimaron un poco. Rin no estaba bien pero si no quería mi ayuda yo no puedo dársela. Lentamente me regreso por donde vine, pero ésta vez sola. ¿Qué es lo emocionante de estar aquí si de todos modos me siento igual que siempre?

—Estúpido Rin.

Con las manos en los bolsillos de mis pantalones, recorro los diferentes puestos sin entusiasmo. Doy un suspiro de resignación, no fue buena idea venir aquí.

—¡Cuidado! —un chico de mi estatura choca conmigo, logro sujetarlo con fuerza para que el pobre no se caiga. —¡Lo siento tanto! Eh... —se sorprende. —¡Ryota!

—Eres... N...Neguisa...

—Nagisa. —se señala a sí mismo con emoción. —Lo siento tanto, tu ropa está manchada por mi culpa.

Miro mi sudadera, tenía una marca de la soda que Naguisa tiró sobre mí.

—Supongo que no importa.

—Ten.

Me sorprendo, Haru estaba también ahí y me extendía un pañuelo. No iba solo, atrás estaba Makoto junto a Gou, Rei no parecía estar cerca.

—Gracias Haru.

—Si estás aquí significa que Rin también... ¿No es así? —murmura Haru con interés. El resto de los chicos se pusieron tensos con su comentario.

—Se supone... pero no sé a dónde fue. —le quito importancia mientras trato de limpiar un poco mi sudadera. —No parece estar de buen humor.

—¿Por qué dices eso? —se adelanta Haru a preguntar. Nagisa se mete entre ambos.

—¡Eh! ¿Qué es eso? ¿Un calamar de verdad? —grita tratando de cambiar el tema. Hago una mueca de tristeza.

—¿Estás bien Ryota? —pregunta Makoto algo preocupado. Frunzo los labios.

—Debo irme. Con su permiso. —hago una pequeña reverencia y los paso de largo. Vi claramente las intenciones de Haru por detenerme pero gracias a Nagisa no pudo seguir preguntándome de Rin.

Que mierda de noche.

Minutos después llegué al lugar de encuentro de todo el club de Samezuka se vería para irse, la mayoría estaba ahí junto con el Capitán, pero faltaba gente... entre ellos Rin.

—¿Ryota? ¿No estabas con Rin? —pregunta el capitán. Me encojo de hombros quitándole importancia.

—Nos separamos durante un momento.

—Bueno... El resto de ustedes puede tomar el siguiente tren, me quedaré aquí a esperar a los que faltan. —habla Mikoshiba. Todos están de acuerdo y mientras esperan al tren, platican de cosas triviales y demás, logrando un pequeño alboroto.

—Mikoshiba. —lo llamo, el capitán me mira. —¿Importa si me quedo contigo a esperar a Rin?

—No pasa nada. —sonríe con confianza.

El tren llega y todo el club se va ahí a excepción de Mikoshiba y yo que nos quedamos a esperar a los que faltan. Rara vez me quedaba a solas con el capitán pero no me molestaba, era un chico bastante atractivo en todos sus sentidos.

—Así que... Se separaron en medio del festival. —comienza a hablar Mikoshiba. Los dos estábamos sentados en una banca larga.

—Sí, Rin parece estar algo irritado últimamente. —explico.

—Lo he notado.

—Pero en caso de que no sepamos de él, puedes llamarle al celular.

—Esperemos un poco más.

Nos quedamos en silencio, hacía un poco de frío.

—¿Sabes? Les agradas a todos los chicos del club. —habla otra vez él. —¿No has pensado en meterte?

—N-no... yo...

—Ya no puedes mentirnos con que no sabes nadar. —sonríe de lado. —¿Qué te detiene?

—No me gusta nadar.

—¿Por qué no?

—Bueno... Lo de siempre.

—¿Te aburre?

—No. —niego rápidamente. —Solo... me estresa un poco cuando no se trata de un hobbie.

—Hablas de las competencias. —aclara.

—Sí, y que hay muchos chicos ahí de por sí. Todos en una piscina. —hago una mueca.

Mikoshiba me mira atentamente, entonces sonríe de lado.

—Entonces te sientes estresada.

—A veces, sí. —asiento.

—Pero no aburrida...

—No. Ya lo dije. —frunzo el ceño confundida.

—Bueno, una chica no debería sentir tanta presión. ¿Sabes? Podría afectarte.

—Oye, por ser una chica no significa que somos más débiles. ¿Entiendes? —digo a la defensiva. Al instante mi mente capta lo que acaba de suceder. —¡Mierda! —me cubro la boca con ambas manos. —¡No quise decir eso!

—Vaya, entonces mis sospechas eran ciertas. —me sonríe ampliamente. —Esto sí que es impresionante. ¿Qué hace una chica en un instituto para chicos?

—Espera, Mikoshiba... Puedo explicarlo. Yo... —quise seguir hablando pero en ese mismo instante llegó Rin corriendo, se detuvo frente a nosotros y se recargó en sus rodillas para recuperar la respiración. Miré al pelinaranja con miedo, no quería que dijera algo más.

—Matsuoka. ¿Qué estabas haciendo? El último tren está por llegar. —señala Mikoshiba ignorando lo que sucedía hace unos segundos. Rin miró al capitán decidido.

—Quiero hablar con usted capitán. Quiero entrar al relevo.

Abro la boca sorprendida. ¿Qué dijo?

—Eh... ¿Estás seguro Rin? —señala el capitán igual de sorprendido.

—Sí, lo haré. ¡Quiero nadar en relevos!

—Tsk... —Mikoshiba suspira. —Eres todo un caos... Está bien. Veremos tu desempeño, debes ganarte tu lugar.

—Sí. —asiente él. Ni siquiera me miró. Segundos después llegaron el resto de los del club de natación, justo cuando llegó el último tren.

Durante todo el camino no dejé de mirar a Mikoshiba, de vez en cuando miraba al pelirrojo pero éste parecía importarle poco. Cuando llegamos a Samezuka todos se fueron por su lado pero Mikoshiba me detuvo con una mano en mi hombro.

—Tenemos una conversación pendiente. —dice él. Hago una mueca, nerviosa. —Ven, vamos por algo de tomar.

El capitán camina frente a mí mientras yo lo sigo, la escuela estaba ya completamente oscura y solo los dos estábamos por aquí. Mikoshiba Seijuro se detuvo frente a una máquina de sodas e introdujo una moneda, me miró.

—¿Quieres una?

—Estoy bien, gracias.

—He creado varias teorías en mi cabeza... —sonríe de lado mientras pide la soda, ésta cae en el cajón y él la recoge. —...bien. Puedes comenzar.

—He vivido casi toda mi vida con mi tía y mi hermano, hasta hace poco mi hermano pudo irse de viaje al extranjero pero como mi tía no podía cuidarme siempre a mí me quiso meter al internado donde estaba Mitsu. —explico rápidamente. Seijuro escuchaba atento. —Le pedí a mi tía que me dejara elegir el instituto y ella accedió siempre y cuando fuera como un internado, lo que le importaba era que yo no me quedara ahí. Entonces como venganza encontré el folleto de Samezuka, no le daría el gusto de convertirme en una "dama" y entré aquí, para cuando ya me arrepentía ya estaba inscrita gracias a tener el nombre de un chico. —me encojo de hombros. —Al parecer no se dieron cuenta que en el papel decía que era una chica.

Me tomo un respiro mientras Mikoshiba pensaba en lo que le acababa de confesar, tenía tanto miedo de que me delatara, no quería ir a un internado.

—Entiendo... —es lo primero que dice. — ¿Realmente planeas seguir aquí?

—Es... una buena escuela. —trato de acomodar un mechón corto detrás de mi oreja, éste se salió al instante. Olvidaba a veces que tenía el cabello corto y siempre que estoy nerviosa hago ese tipo de gestos. —Y la gente es agradable.

—Rayos... —lo veo cubrir su rostro con una mano. —¿No se supone que nos viste desnudos a todos en el campamento?

Aunque se cubriera el rostro, podía ver sus orejas rojas.

—No vi nada. —señalo. —Los miré a todos a los ojos. ¡Lo prometo!

—Rin se volverá loco cuando se entere. —suspira quitando su mano. Yo respingo.

—¡No! ¡Nadie puede enterarse! —me acerco a él casi acorralándolo contra la máquina de sodas. —¡No puedes decirle a nadie!

—¡Está bien! —alza sus manos a modo rendición.

Me separo un poco mientras nos volvemos a quedar en silencio, solo que esta vez Mikoshiba no me quitaba la mirada de encima. Frunzo el ceño levemente, él se sonroja un poco.

—¿Ahora qué?

—Es que viéndote como chica... —traga saliva. —...eres linda.

—¡Oh! ¡Adiós, pervertido! —lo empujo del hombro. Él se ríe a carcajadas contagiándome.

—Aquí la pervertida eres tú, todo este tiempo aprovechando a vernos a todos desnudos.

—¡Yo nunca! —suelto sonrojándome. Él se ríe y alborota mi cabello.

—Vete a dormir Ryota, mañana será un largo día de exámenes.

—Sí. Gracias por guardar mi secreto. —sonrío con los ojos cerrados.

—A dormir, enano. —me empuja. Tomo mi camino mientras alzo mi mano para despedirme una última vez.

Salió mejor de como lo esperaba. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro