Capítulo 33 Secreto

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El público no cabía de la impresión, Yessabell había perdido el conocimiento sobre el estrado, las cámaras habían captado el momento, el mundo entero estaba sorprendido, los amigos de Yessabell, su familia y conocidos, inclusive Derek, quien desde la prisión la había estado apoyando y Stephen solo quería correr a ver a su amada, pero la seguridad del lugar comenzó a desalojar el mismo de inmediato.

La entrenadora pidió ayuda de rodillas junto a Yessabell y el resto del equipo salió junto con todo el público, las chicas estaban en shock mientras veían pasar con rapidez a los servicios médicos que llegaron de inmediato y debido a que Yessabell llevaba un tratamiento especial con su doctora de cabecera en ciudad universitaria, la trasladaron en una ambulancia aérea, Ana, Philip y Stephen junto con la entrenadora, la acompañaron hasta llegar al hospital, donde la llevaron a la sala de emergencias.

-Solo los familiares pueden estar aquí –Informó la enfermera a cargo, en la sala de espera.

-Somos sus amigos –Murmuró Ana sin dejar de llorar –¿No pueden decirnos a nosotros lo que le sucedió? –Preguntó
abrazándose a Philip.

-Por favor señorita, díganos algo –Suplicó Stephen desesperado.

-Lo siento mucho chicos, pero los padres de la paciente son los que deben estar aquí para darles la información y que se hagan responsables de ella –Explicó con cautela la enfermera.

-Yo soy su entrenadora –Tomó la palabra la señorita Coleman –Yo puedo hacerme responsable...

-Sus padres ya vienen en camino –Interrumpió Philip lo más tranquilo posible –¿Mientras tanto puede darnos algo de información? –Preguntó esperanzado.

-Solo puedo decirles que la paciente necesita el trasplante de inmediato...

-¿Trasplante? –Preguntaron los cuatro con sorpresa.

-Así es –Bajó la vista a la tablilla que tenía el expediente medico de Yessabell –De acuerdo a su expediente, la paciente lleva casi un mes en lista de espera para un trasplante de corazón –Informó con precaución y después volteó a verlos.

-Pero... –La entrenadora se sentó en una de las sillas de la sala –Ella no dijo nada... –Volteó a ver a los amigos de Yessabell.

-Nosotros no sabíamos nada de eso... –Confesó Ana soltandose a llorar.

-Si me disculpan, debo regresar con los médicos que llevan su caso, en cuanto lleguen sus padres deben firmar la autorización para el trasplante... Si es que hay un donador –Explicó a la entrenadora y después se fue, dejando a los cuatro desconcertados.

Stephen parecía perdido en sus pensamientos, cómo podía Yessabell haberles ocultado tal información, un secreto que definitivamente ponía en riesgo su vida y que ahora nadie sabía cómo manejar.

Los cuatro se acomodaron en la sala de espera de emergencias, mientras Philip intentaba contactar a Johann.

-No te preocupes Johann, no nos moveremos de aquí –Aseguró Philip al teléfono, solo cinco minutos después de que la enfermera los dejará.

-¿Qué te dijo? –Preguntó Ana limpiandose las lágrimas con un pañuelo.

-En diez minutos estarán aquí, vienen en el jet privado de Joey, salieron en cuanto lo vieron por televisión –Respondió intentando mantener la calma.

-¿Saben si sus padres tenían conocimiento de algo? –Preguntó la señorita Coleman más tranquila.

-No lo sabemos –Contestó Philip poniéndose de pie –Pero seguramente que no lo sabían... su mamá estaba que no lo creía y estoy seguro que, de haberlo sabido, no la hubiese dejado ir a los Olímpicos.

-De hecho nadie la hubiese dejado ir –Interrumpió Stephen con la mirada perdida, en algún punto muerto de la pared frente a él.

Diez minutos después llegaron Johann y Joey y los chicos por fin pudieron obtener la información que tanto pedian.

-¿Ustedes son los padres de Yessabell Lovato Murphy? –Preguntó la doctora Foster.

-Sí doctora, somos nosotros –Joey tomó la palabra.

-¿Qué es exactamente lo que tiene mi hija doctora? –Preguntó Johann a la doctora Morgan, quien llevaba el caso de Yessabell.

-Tengo entendido que Yessabell no le informó a nadie sobre su estado de salud –Los guió hasta la sala para que todos tomarán asiento –Yessabell comenzó con una insuficiencia cardíaca, de acuerdo al expediente que me hizo llegar el médico que la atendía anteriormente, su ritmo cardíaco no era normal y estuvo llevando un tratamiento por tres años...

-¿Qué? –Preguntó Johann desconcertada.

-Permitame terminar –Pidió la doctora Morgan a lo que Joey
asintió, mientras todos escuchaban atentos –Lo que dice el expediente es que, Yessabell sufría ataques de pánico y ansiedad, debido a un posible estrés post traumatico, consecuencia de un secuestro de hace tiempo.

Johann volteó a ver a Stephen, quien se encontraba igual de sorprendido que ella, ambos podían recordar aquel terrible hecho.

-Estuvo en tratamiento bajo supervision de este médico, pero hace tiempo que las pastillas dejaron de hacer efecto y fue cuando me consultó, entonces cambiamos el tratamiento dos veces y hace un par de meses que tuvo una fuerte crisis, nos dimos cuenta de que el tratamiento ya no funcionaba...

-¡Noooo! –Johann estaba hecha un mar de llanto y Joey ya no sabía cómo calmarla –¡Mi niña no!

-Cuando tuvo esa crisis, ingresó a la lista de espera para un trasplante de corazón... –Terminó la doctora, con la voz llena de tristeza.

-¿Eso qué significa doctora? –Preguntó Stephen dejando escapar las lágrimas.

-Que por ahora debe permanecer aquí, bajo observación, logramos estabilizarla, pero sigue inconsciente y hay que esperar a que aparezca un donante –Buscó en el bolsillo de su bata, un botón similar al que le entregó a Yessabell y se los mostró –Ella tiene uno de estos, lo dejamos en su habitación y cuando encienda, sabremos que ese donante apareció.

-¿Y qué podemos hacer mientras tanto? –Preguntó Ana temblando por el llanto.

-Solo nos queda esperar –Respondió poniéndose de pie –Les recomiendo que no se queden todos aquí, vayan a descansar un rato, mientras otros esperan noticias y... si quieren rezar, hay una capilla saliendo al jardín –Señaló por un gran ventanal.

-¿Cuánto tiempo tiene para esperar? –Preguntó Johann controlando su llanto, una pregunta que nadie se atrevía a pronunciar en voz alta.

-Por lo avanzado de su condición... desde este momento solo tiene 24 horas –Respondió con sinceridad –Si me permiten, voy a seguir revisándo la lista –No esperó respuesta y se marchó. Dejando a seis personas hundidas en la tristeza.

La noticia no tardó en salir a la luz, en cuestión de minutos, el mundo entero sabía que Yessabell estaba al borde de la muerte, sus amigos y familiares estaban desesperados, ya que muchos no se encontraban presentes y mientras buscaban la forma más rápida de regresar a ciudad universitaria, rezaban porque apareciera un donante.

Lo que nadie sabía era que, ese donante existía desde hace tiempo y después de una buena recuperación, estaba dispuesto a donar uno de sus órganos que aún estaban sanos.

Sin pensarlo tanto, se sometió a los exámenes necesarios para saber si podría ser compatible y posible donante y afortunadamente, dio positivo para donar su corazón a
Yessabell.

-Aguanta un poco bonita, que ya voy a tu rescate.

Susurró con los ojos cristalizados, sabiendo que estaba tomando la mejor decisión que pudo haber hecho en su vida.

****************


El hospital era un ir y venir de personas, habían pasado ya seis horas y los chicos aguardaban afuera, en una pequeña plaza donde les habían permitido quedarse a esperar.

Johann y Joey estaban en la capilla, después de haber pasado a visitar a Yessabell y Stephen esperaba su turno, cuando los abuelos paternos y maternos de Yessabell, terminarán su
visita.

-Tranquilo Stephen –Pidió Bruno a su lado, viéndolo consumirse por la ansiedad –Ya verás que pronto llegará esa luz que esperamos.

-Eso espero hermano, porque ya no queda mucho tiempo –Respiró profundamente mientras todos los amigos de Yessabell se reunían a su alrededor.

-Parece que fue ayer, cuando llegó a nuestras vidas –Fanny se sentó del lado derecho de Stephen, regalándole una tierna sonrisa, llevando de la mano a su esposo Robert.

-Tengo una idea –Mencionó Frida, quien había viajado desde España con Mariza y Andrew –Ya que nos hemos reunido aquí, contemos alguna anécdota o recuerdo que tengamos de Yessabell, hay que darle toda nuestra vibra positiva.

-Me parece buena idea –Secundó Mariza tomada de la mano de Andrew –Que comience Fanny, quien fue su primer amiga.

-Cuando termine ella, pueden seguirlos chicos –Sugirió Romina –Ya que eran sus vecinos.

Todos asintieron con la cabeza y guardaron silencio para escuchar las anécdotas.

FANNY

-La primera vez que vi a Yessabell fue en su casa, mi padre y yo fuimos a darles la bienvenida y después me quedé un rato con ella, de inmediato hicimos clic, me platicó de su familia, su vida, sus gustos y... fue muy amable conmigo... no podía creer que alguien como ella, quisiera ser mi amiga. Desde ese día nos volvimos inseparables, ella me ánimo a confesarle mi amor a Robert –Recordó sonriendole –No tengo cómo agradecerle todo lo que hasta hoy, ha hecho por mí.

BRUNO

-Yo fui el afortunado al conocerla primero –Comenzó con aires de grandeza, a lo que todos rieron –Cuando la vi, no podía creer que una chica tan hermosa hubiese llegado al vecindario, confieso que al principio mis intenciones eran otras –Todos negaron con la cabeza intentando no reír –Pero cuando la conocí mejor, pude ver a la verdadera Yessabell, la chica que se preocupa por todos, la que comparte sin esperar nada a cambio, la que no te dejaría ni aunque le hubieses dado la espalda... la chica que todos quieren tener en su vida, una gran amiga.

ANDREW

-Llegó de la nada, con su alocada música de The Beatles, sin imaginar que nos cambiaría la vida a todos... –Las lágrimas comenzaron a aparecer en los chicos –Sin querer, me dio una importante lección de vida... me enseñó a ver más allá de lo físico en una mujer y a valorar el verdadero amor.

ROBERT

-Yessabell es la chica que te va a dar un minuto de su tiempo, por más ocupada que este, siempre estará para ti. Me enseñó a ser valiente, a no tenerle miedo a demostrar mis sentimientos a los que más quiero. Yessabell es el sinónimo de la alegría, la libertad, la pasión, la vida.

FRIDA

-No importó cuánto daño pude haberle hecho, me dio su amistad aunque yo no la mereciera. Yessabell es la clase de chica que todas queremos ser, la que lucha por sus sueños, la que cambia la vida de las personas para bien. Es la amiga que todos queremos tener, porque cada día tiene algo nuevo para enseñarte.

Todos guardaron silencio por un momento, de pronto las palabras sobraban y nadie quería seguir hablando, voltearon a ver a Stephen, quien intentaba reprimir el llanto.

-¡Stephen! –Johann lo llamó desde la puerta y de inmediato se puso de pie –Es tu turno...

Sin decir nada se apresuró a subir al cuarto piso, donde se encontraba la sala de emergencias y buscó desesperado la habitación 402, donde se encontraba una enfermera en la puerta.

-¿Usted es el joven Lakes? –Preguntó revisando su lista de visitas asignadas.

-Si... –Susurró agitado.

-Tranqulicese y pasé –Pidió la enfermera abriendo la puerta para dejarlo pasar y después la cerró.

-Yessabell...

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