Capítulo 34 Rojo

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Se quedó un momento parado junto a la puerta, contemplando la imagen de su amada, en aquella habitación llena de máquinas y cables por todos lados, se veía tan pequeña, tan indefensa que provocaba querer cuidar de ella.

-Perdoname... perdoname amor mio... -Murmuró acercándose hasta la silla que se encontraba junto a la cama -Sé que en parte, yo tengo la culpa de que estés aquí... por los malos ratos que te hice pasar...

Se sentó a su lado y tomó su mano izquierda.

-Todos los chicos están aquí... lo han dejado todo... Solo por ti... ves que eres muy importante para nosotros... -Pasó su vista por toda la habitación y en el pequeño mueble junto a la cama, alcanzó a ver el botón de espera, ese botón de salvación que ahora era tan importante -Cuanto daría porque
se encendiera... -Mucito apretando la mandíbula para no llorar.

Bajó la mirada y contempló la forma en que estaba tomando la mano de su chica, para después regresar su vista a ella.

-Con los chicos estábamos hablando de ti, cuando te conocimos y todo eso -Confesó en voz baja -¿Quieres que te cuente lo que yo viví contigo? -Preguntó con una pequeña sonrisa -Bueno, aunque no lo quieras escuchar, te lo voy a contar.

Carraspeo un poco y suspiró.

-Los rumores de la chica nueva del vecindario, corrieron como pólvora, desde que te vieron con tu mamá, visitando aquella casa. Ese día yo tuve entrenamiento, pero mi hermano Logan alcanzó a verte por la ventana y por más que quiso, no se acercó a saludar.

Recordó riéndose.

-Me platicó que no pudo verte bien, pero él y mamá, estaban necios en ir a visitarte, yo estaba castigado en la librería, así que no te pude ver, hasta que te presentaste ahí... tan inocente, tan hermosa, llena de alegría y al mismo tiempo tan inquietante, me cautivaste desde el primer instante en que nuestras miradas se cruzaron, no podía entender cómo era que... una chica tan hermosa estuviese frente a mi...

Suspiró besando la mano de Yessabell.

-Me volví loco cuando supe que te habías hecho novia del idiota de mi hermano, estaba celoso y... por las noches le pedía al cielo que los separará, entonces cuando pasó lo del secuestro... Yessabell, de verdad sentí que te perdería... y cuando acompañé a los policías a tu rescate, no dudé en buscarte y me alegro de haber sido yo quien te sacará de ahí, siento que ese momento nos unió de alguna forma.

Limpió con la manga de su suéter, las lágrimas que había dejado caer.

-Afortunadamente mis palabras fueron escuchadas y cuando terminaste con Logan, vi la oportunidad de ser tu novio, aunque con el tiempo viste que quería algo más, sé que éramos jóvenes en ese entonces, pero de verdad te veía como mi esposa y cuando nos separamos... la vida se volvió gris para mi, comprendí que el amor que sentía por ti no era del que se iba a terminar de la noche a la mañana.

Las lágrimas nacieron de sus ojos, haciendo su camino a través de sus mejillas.

-No sabes lo mal que me siento por haberte mentido con lo de Isabel, por causarte tanto dolor, cuando te volví a encontrar en aquel partido de vóleibol, sentí como si el tiempo hubiese regresado, como si nunca nos hubiésemos separado... no tienes idea del gran amor que siento por ti y creeme, realmente siento mucho que hayas perdido a Ezra, pero por algo pasan las cosas...

Su llanto se volvió desesperado.

-Ahora que la vida nos volvió a reunir, no quiero perderte... Me duele no poder hacer nada mi Yessabell... quisiera poder darte lo que necesitas, pero entonces ya no estaría contigo y tal vez soy egoísta, pero no puedo hacer las cosas así, aunque si... si tú ya no estás...

Recostó su frente sobre la mano de Yessabell, sosteniendola con fuerza.

-Si tu ya no estás, yo tampoco quiero vivir... no sin ti mi Yessabell...

En ese momento, el botón de Yessabell comenzó a vibrar sobre la cómoda, haciendo parpadear su foco rojo.

Stephen levantó la cabeza de golpe y salió corriendo.

-¡Enfermera! ¡Ayuda! -Gritaba por el pasillo hasta que llegó a la recepción -¡La doctora Morgan! -Demandó desesperado.

-Cálmese joven -Pidió una enfermera tomándolo por los hombros -¿Qué le sucede? -Preguntó viéndolo a los ojos.

-¡El botón! -Respondió desesperado -Yessabell Lovato... su... ella...

-No lo entiendo, tranquilicese por favor -Pidió intentando calmarlo, mientras las personas a su alrededor lo observaban extrañadas.

-¿Qué sucede con la paciente Lovato? -Preguntó la doctora Morgan, quien se acercó a prisa, después de escuchar el alboroto.

-¡Su botón! -Contestó Stephen aún desesperado, las palabras se habían quedado atoradas y fue lo único que pudo pronunciar.

-¡Doctor Harrison, doctora Vázquez! -Grito la doctora Fosther corriendo a su oficina -¡Preparen el quirofano ocho!

Todo sucedió como en cámara lenta, Stephen veía las imágenes borrosas corriendo a su alrededor, mientras los doctores corrían a preparar el quirofano para operar a Yessabell de inmediato, pues sólo quedaban cuatro horas para cumplir el plazo y tenían que darse prisa.

Johann y Joey junto con los abuelos de Yessabell, se reunieron con Stephen al verlo tan perdido, en la sala de espera, intentando guardar la calma y esperando buenas noticias del trasplante.

-Tenemos que hacer esto rápido -Informó la doctora Morgan a su equipo de médicos -No tenemos mucho tiempo y los signos vitales de la paciente están disminuyendo.

-Estamos listos doctora Fosther, cuando usted indique -Informó la segunda al mando.

Los médicos comenzaron la cirujia.
Los familiares de Yessabell, sus amigos y los medios, se mantenían pendientes a cada nueva información y dos horas después, se obtuvieron las primeras noticias.

-¿Familiares de la paciente Yessabell Lovato? -Preguntó acercándose a la sala de espera.

De inmediato Johann, Joey y Stephen se acercaron.

-Yo soy su madre -Respondió Johann con la voz temblorosa -¿Cómo está mi hija doctor? -Preguntó rápidamente.

-Yessabell está bien, pero...

-¿Pero qué doctor? -Interrumpió Stephen con brusquedad.

-La crujía tardará un poco más de lo esperado -Respondió frunciendo el ceño, ante la pregunta inesperada del chico.

-¿Qué está pasando doctor? -Cuestionó Joey junto a Johann.

-Hubo una pequeña complicación -Contestó con cautela.

-¿Pero mi hija esta bien? -Volvió a preguntar Johann desesperada.

-Yessabell está bien, como les dije, todo está bien, solo que nos tomará un poco más de tiempo llevar a cabo la cirugía, por esta complicación...

Los tres se quedaron en silencio, intentando comprender la situación.

-Es nuestro deber informarles de cualquier situación que ocurra en el quirofano -Continuó tranquilamente -Aún más, cuando se trata de una cirugía de tal magnitud.

-¡Doctor Harrison, lo necesitan con urgencia en el quirofano ocho! -Habló una enfermera a través del altavoz -¡Doctor Harrison, lo necesitan con urgencia en el quirofano ocho!

-Debo irme -No esperó respuesta y caminó a prisa de regreso al quirofano.

-¡Rápido, el resucitador! -Grito la doctora Morgan.

El quirofano era un ir y venir de médicos, corriendo de un lado a otro, haciendo lo posible por salvar la vida de Yessabell.

-¡Doctora Fosther, la estamos perdiendo! -Anunció la enfermera al no tener signos vitales de Yessabell.

-¡De ninguna manera! -Atacó colocando las pequeñas planchas sobre el pecho de Yessabell, una vez más -¡Tres, dos, uno, descarga! ¡Tres, dos, uno, descarga! -Repitió un par de veces más, hasta que obtuvo la respuesta que esperaba.

-Signos vitales estables -Informó la enfermera esperanzada, poniendo su mano sobre su pecho.

Todos soltaron el aire que habían estado reteniendo por la presión y dieron un suspiro de alivio.

-Terminemos esto de una vez -Pidió la doctora Morgan, contemplando el tranquilo rostro de Yessabell.

Después de lo que pareció una eternidad, la operación por fin terminó, los medios dieron la noticia y los familiares de Yessabell, tenían que esperar un día más para verla, mientras la dejaban en observación.

-Deberías ir un rato a casa Stephen -Sugirió Johann, al verlo tan cansado.

-Quiero estar aquí para cuando despierte -Comentó recargandose en el respaldo de la silla.

-Ya escuchaste a los médicos, no podremos verla hasta mañana -Reiteró Joey poniéndose de pie para estirarse un poco.

-Todos queremos verla Stephen, pero eso será hasta mañana por la tarde -Johann se puso de pie -Te propongo algo -Susurró como en secreto y él la vio con interés -Por qué no... -Sacó del bolsillo de su abrigo, un juego de llaves -Vas a su departamento, descansas un poco, comes, te bañas y mañana temprano, regresas a verla -Sugirió dándole las llaves -Te prometo que serás el primero en pasar a verla.

-¿Me dejaría verla antes que usted? -Preguntó tomando las llaves y poniéndose de pie.

-Si Stephen... -Respondió con los ojos llorosos -Podré ser su madre y todo lo que quieras, pero aquí, el único y verdadero amor de su vida, eres tú -Lo abrazó soltandose a llorar -Eres a quien quiero que vea primero, en cuanto habrá los ojos... -Susurró sobre su hombro.

-Muchas gracias señora Murphy -Stephen se apartó, limpiandose las lágrimas -Le prometo que no la defraudare.

-Anda a descansar muchacho -Pidió Joey enternecido con la escena -No querrás verte demacrado y oler tan mal para ella -Bromeó abrazandolo con cariño.

-Claro que no -Aseguró devolviéndole el abrazo, para después apartarse más tranquilo -Está bien, iré a dormir un poco y trataré de descansar, pero mañana temprano aquí estaré de regreso -Accedió más animado.

-Hasta mañana Stephen -Lo despidió Johann y sin decir más, Stephen se fue directo al departamento de Yessabell.

Al llegar caminó derecho hasta su habitación, sintiéndose como en casa, se dejó caer en la cama y de inmediato se quedó dormido, al día siguiente se alistó, como si fuese al encuentro con el amor de su vida; se bañó y afeito perfectamente, lavó y secó sus prendas y una vez listo, salió con más entusiasmo al hospital.

La tarde comenzaba a caer y el momento de ver a Yessabell, estaba más cerca.

-¿Familiares de Yessabell Lovato?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro