Capítulo 36 Yessabell y Derek

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Las siguientes dos semanas, fueron un ir y venir de actividades. Joey llevó a Johann y a los chicos, a montar a caballo, a nadar en el río, les dio algunas clases de surf, los llevó a los bolos, a las discotecas más cercanas, a planear y a una pequeña fogata improvisada.

Para la segunda semana de Julio, el lunes por la mañana, todos estaban saliendo temprano para dar un paseo en globo.

-Aún no entiendo, por qué tenemos que ir tan temprano –Se quejó Philip bostezando, mientras bajaban de las camionetas –Apenas van a ser las seis de la mañana.

Los guardaespaldas se iban a quedar en tierra, mientras Johann y Joey compartían un globo naranja, Ana y Philip uno verde y Yessabell y Derek, se subían a uno azul.

-Ok, nosotros llevaremos un asistente –Explicó Joey cuando subían a la canasta -¿Necesitan uno? –Preguntó a los demás.

-Nosotros sí –Contestó Philip –Nunca me he subido a uno y la verdad me da miedo.

-No pasa nada amor –Ana le acarició la mejilla –Pero si quieres llevamos uno.

-Claro, llevemos uno –Aceptó Philip, un poco nervioso.

-Yessabell no lo necesita –Aseguró Johann, ya en la canasta –Es una
experta en esto, es difícil seguirle el paso.

-Eso no lo niego –Declaró Derek, riendo –Ok, nosotros vamos a subirnos a nuestro globo.

-¿Seguros que no necesitan asistente? –Preguntó Joey, mientras el asistente subía con ellos.

-No, estaremos bien –Aseguró Yessabell cuando Derek la ayudaba a subir a la canasta –Sube rápido –Le pidió a Derek entre dientes, quien se apresuró a subir.

El globo terminó de inflarse y la canasta comenzó a subir, poco a poco.

-¿Estas segura que no necesitamos asistente? –Preguntó Derek un tanto nervioso, mirando abajo.

-Derek soy experta en esto y además no quiero a nadie que nos incomode –Explicó Yessabell recargandose en la canasta, la cual les llegaba casi hasta los hombros.

Yessabell había echado una pequeña bolsa con una botella de champan y dos vasos de plástico, para que no se rompieran, la desatapo y le ofreció un vaso a Derek.

-Por Yessabell y Derek –Brindó Derek levantando su vaso y esbozando una enorme sonrisa.

-Por Yessabell y Derek –Repitió Yessabell y terminaron su vaso de champan -¿No es increíble? Podremos ver el amanecer.

-Lo es –Derek dejó los vasos vacíos y la botella de vuelta en la bolsa y se acercó a Yessabell, la rodeo por la cintura y comenzó a besarla.

–Jamás… imagine… que estaríamos… así –Susurró entre besos.

-Lo sé… yo tampoco –Yessabell rodeó su cuello con sus brazos y comenzó a quitarle el suéter Derek le desabrocho el pantalón y lo bajó un poco, sin quitárselo por completo.

-¿Estás segura? –Derek volteó a ver los otros globos, estaban a metros de distancia y a esa altura, nadie los vería, pero aun así, no quería correr riesgos.

Yessabell le quitó el cinturón y le desabrocho el pantalón, a la velocidad de la luz.

-Solo hazlo ya, que ¿No te excita la adrenalina? –Ella le sonrío y Derek no pudo evitar reírse.

-Eres una traviesa. Nunca lo hice en una bañera y ahora lo vamos a hacer en un globo aerostático –Sacó un condón del bolsillo de su pantalón –Estoy listo.

Yessabell se recargo en una de las paredes de la canasta y se sostuvo de la orilla, era mejor así, ya que si se acostaban y nadie los veía, irían a buscarlos y sería peor.

-¡Vamos hazlo ya!

Derek se colocó el condón y se acercó a Yessabell, la subió por sus caderas y ella cruzo las piernas, mientras él la penetraba suavemente.

-¿Y sí nos caemos? –Preguntó Derek aun temeroso.

-No pienses en nada, solo hazlo –Comenzó a besarlo y Derek se dejó llevar, embistiéndola con fuerza y pasión.

No dejaron de besarse y acariciarse, mientras ambos llegaban al orgasmo. Yessabell arqueo la espalda y Derek se derrumbó sobre ella.

-Eres insaciable –Susurró él mientras ambos se recomponían –Es difícil seguirte el paso –Bromeó subiéndose el pantalón y se abrocho el cinturón.

-Tú no te quedas atrás –Yessabell se subió el pantalón y lo abrocho.

-Tal vez podamos repetir esta noche –Sugirió Derek abrazándola.

-El insaciable eres tú –Ella le dio otro beso y lo contemplo –Oye, al rato voy a ir con mi mamá y Ana, a checar presupuestos de mantelería y esas cosas ¿vienes?

-No sé, esas cosas no se me dan –Contestó Derek apenado.

-No importa, Philip va a ir, igual y pueden distraerse en las tiendas  –Insistió Yessabell –Joey va a estar cerca, checando lo del esmoquin, ¿Por qué no lo acompañan? Por favor.

-Ok, vamos pues –Derek le dio otro beso –Oye –Volteó a ver la vista, el sol ya había salido y por andar en otras cosas se lo perdieron –Nos perdimos el amanecer.

-No importa, ha sido el mejor amanecer de mi vida –Yessabell lo volvió a besar.

Después del paseo en globo, todos fueron a un pequeño restaurante a desayunar y luego regresaron a la casa, para ponerse algo más ligero.

Todos optaron por jeans y playeras o camisas. Yessabell opto por unos jeans claros, una blusa verde pastel y un saco café, a juego con unos botines cafés, se dejó el cabello suelto y bajo al recibidor, para encontrarse con los demás.

Subieron a las camionetas y manejaron hasta el centro comercial de la ciudad, a través de la carretera, pues era el único, donde encontrarían todo lo que buscaban. Era bastante grande y en cada piso podían encontrar de todo, sin embargo los chicos decidieron, desde un principio, que no irían con las chicas.

-Ok, Ana, Yessabell, Ezra, Taylor y Henry, se vienen conmigo –Ordenó Johann –Derek, Philip, Malcom y Ted, se van con Joey, busquen lindos trajes, chequen los precios, no olviden anotarlo, nos vemos en dos horas, en el segundo piso, en la zona de comida, para el almuerzo.

-Hecho, vayan con cuidado –Joey se despidió de Johann y se llevó a los chicos al tercer piso.

-Ok, chicas, en el cuarto piso, encontraremos todo, solo vamos a costear precios –Johann estaba feliz, radiante como en ningún otro día.

Llegaron al cuarto piso, estaba lleno de tiendas de vestidos, accesorios, mantelería, cristalería y todo lo que se pudieran imaginar, para una boda, no sabían por dónde empezar, así que tomaron el camino sencillo y comenzaron por los centros de mesa, en una tienda bastante grande y algo llena.

-Separémonos, esto es más de lo que pensé –Pidió Johann entrando a la tienda –Vean todo y saquen foto a los que más les gusten. Ana, ve con Taylor, Yessabell con Ezra, Malcom, sígueme –Johann comenzó por la entrada, Ana se fue al otro extremo de la tienda y Yessabell fue al fondo de la tienda.

-Este es discreto, bonito y al estilo de mamá –Aseguró Yessabell, señalando un arreglo en color dorado y blanco, sobre una base de vidrio, algunas flores blancas y ramilletes artificiales en color dorado, algunos moños y un poco de diamantina.

-Sí, me gusta –Concedió Ezra, con una media sonrisa –Aunque si te soy sincero, creo que también es tú estilo, no es muy llamativo, es sencillo y los colores van en sintonía.

-Oye, me conoces tan bien –Yessabell le dio un ligero golpe con el hombro –Me alegro de tenerte a mi lado Ezra, jamás te dejare ir.

-Y yo jamás me iré, no te abandonaría –Ezra la miró seriamente –Prometeme que siempre seremos mejores amigos. Sin importar lo que pase, sin importar que siempre sea “Yessabell y Derek”.

-Te lo prometo –Yessabell le dio un abrazo rápido –Siempre seremos los mejores amigos –Yessabell no pudo evitar, perderse en el verde de sus ojos, se inclinó un poco y le dio un beso rápido en la mejilla.

-Deberíamos hacer promesas, más seguido –Bromeó Ezra.

-No seas tonto –Yessabell le dio un ligero golpe con el puño –Oye, ayudame con esto y checa los arreglos de allá –Señalo los arreglos, que estaban a cuatro mesas de distancia.

-Como ordene su majestad –Ezra le dio una sonrisa y se fue.

-¿Yessabell? –Una voz familiar dijo su nombre y ella volteó.

-¡Cristopher! ¿Qué haces aquí? –Preguntó Yessabell, anonadada.

-Hola, mi mamá y yo venimos a pasar unos días con una tía, se va a casar y la estamos ayudando con algunas cosas –Explicó Christopher tranquilamente, sin dejar de sonreír.

-Vaya, pero que coincidencia, mi mamá, también se casa, mi amiga Ana y yo, le estamos ayudando –Explicó Yessabell sonriente.

-¿Tú amiga? –Preguntó Cristopher, curioso.

-Sí, ven –Yessabell lo tomó del brazo y lo llevo hasta donde estaba Ana –Ana, mira, este es mi amigo Cristopher, está conmigo en algunas clases en la universidad ¿Dónde está Taylor? - Preguntó al notar su ausencia.

-Hola Cristopher, mucho gusto –Ana le estrechó la mano y lo soltó rápidamente –Taylor, fue al baño, estábamos viendo un arreglo y la dependienta lo ensucio con diamantina.

-Pobre –Admitió Yessabell, haciendo una mueca chistosa.

-Yessabell, quiero decirte algo, pero es privado –Declaró Cristopher un poco serio –Si quieres tú amiga puede venir, pero nadie más, es un asunto muy privado.

-Ok, vamos… si quieres podemos hablar afuera o… -Yessabell volteó a buscar a su mamá entre la gente, no estaba, después busco a Ezra, estaba en el rincón de la tienda, hablando con una chica.

-En el primer piso hay un café, necesitamos privacidad –Propuso Cristopher.

-Ok, vamos –Yessabell tomó el brazo de Cristopher y él tomo el brazo de Ana, quedando en medio, de ambas chicas.

Cuando salieron de la tienda, un hombre alto y moreno se paró frente a ellos, se colocó a lado de Yessabell y apareció otro hombre, colocándose a lado de Ana.

-No digan nada, no griten y manténganse tranquilas –Ordenó Cristopher, en un tono de voz extraño, apretando los brazos de Ana y Yessabell.

Los hombres permanecieron en silencio, igual que Ana y Yessabell, mientras bajaban al primer piso. Cristopher se la pasó hablando tranquilamente, de cosas sin sentido, mientras las chicas intentaban procesar lo que estaba pasando.

-Así que, la razón por la que están conmigo, es porque Ana me debe algo y Yessabell… -Volteó a verla –Tú simplemente, eras el señuelo.

-¿De qué hablas? –Preguntó Yessabell lo más tranquila posible.

-Cariño, yo soy “El Asesino De La Noche” –Confesó Christopher tranquilamente.

-¿Qué? –Ana abrió los ojos como platos y por fin reaccionó a lo que estaba sucediendo, ese chico junto a ella, la quería muerta, por razones que desconocía.

-Calmate –Ordenó Cristopher entre dientes.

Ana estaba empezando a llorar, mientras terminaban de bajar las escaleras eléctricas, en el primer piso. Yessabell sintió su corazón agitarse y lentamente levantó la mirada, se encontró con Ezra, quien estaba en el tercer piso, a lado de Taylor, Johann y Henry, todos se veían asustados, mientras Malcom, Derek, Philip, Ted y Joey, estaban en el segundo piso, buscando a las chicas.

Ezra la vio y sin pensarlo dos veces, bajo corriendo por las escaleras, seguido de Malcom y Henry, quienes reaccionaron a tiempo.
Cristopher y sus dos ayudantes, llevaron a Ana y Yessabell, a la salida de emergencia que conectaba con el estacionamiento. Yessabell sabía que tenía que hacer algo de tiempo, para que Ezra y los demás las alcanzaran.

Llegaron a una mini van negra y Yessabell se volteó para ver a Cristopher.

-¿Por qué Cristopher? ¿Por qué Ana?

-¿Quieres saber por qué? –Preguntó Cristopher, respirando agitadamente –Porque… esta perra –Tomo a Ana del cabello y la atrajo hacia él –Es una desconsiderada, su padre actúa como si fuera dios y ella la hija de dios. No se digna a meter las manos en la compañía de su padre y no se da cuenta de todo lo que sucede.

-¿De qué hablas? –Preguntó Ana, con lágrimas en los ojos -¿Qué te hizo mi padre?

-¿Que qué me hizo? –Preguntó Cristopher, perdiendo la paciencia –Tu padre despidió a mi padre, antes de que terminará el bachillerato, solo porque le detectaron cáncer, después, mi madre tuvo que buscar trabajo, pero somos cinco hermanos, y yo ya no podría pagar la universidad, tuve que hacer muchos sacrificios para entrar. Pero no podía quedarme de brazos cruzados, sin un padre que proveerá, mis dos hermanos menores, entraron a un internado, porque era más barato, mis hermanos mayores se mudaron y se olvidaron de mí. Mamá se hundió en el alcohol y ahora estoy solo.

-Lo siento mucho, yo no sabía…. –Ana estaba hecha un mar de llanto.

Cristopher la interrumpió, dándole una fuerte bofetada, tirándola al suelo.

-¡Cristopher no! –Yessabell intentó ayudar a Ana, pero uno de los hombres la jaló -¡Suéltame!

-Tranquila Yessabell –Cristopher se acercó a ella –Eres mi amiga, jamás te haría daño, no a ti.

-¡Pero yo sí! –Taylor apareció detrás de Cristopher y lo noqueo Ezra llegó corriendo, con Henry y comenzaron a pelear, con los hombres que estaban ayudando a Cristopher, Yessabell corrió a levantar a Ana.

Henry le aventó las llaves de la camioneta y las dos corrieron en busca de la camioneta.

Yessabell llevó a Ana, al asiento del copiloto y ella se subió al asiento del conductor, metió la llave y la camioneta cobro vida.

-¡Tenemos que irnos de aquí! –Exclamó Yessabell poniendo entraba reversa, para salir del estacionamiento.

Pero antes de poder salir, Henry fue arrojado al parabrisas y uno de los hombres de Cristopher, llego corriendo a la puerta de Ana.

-¡Pon el seguro! –Gritó Yessabell
Henry se levantó y derribo al hombre, Yessabell aprovecho para salir volando del estacionamiento.

-¿A dónde vamos? –Preguntó Ana, mirando por el espejo retrovisor, esperando que no las siguieran.

-No lo sé, si vamos a casa, y nos siguen… -Yessabell estaba comenzando a entrar en pánico, pensando en que su mamá estuviera a salvo.

-Yessabell, respira, calmate –Ana, notó que la respiración de Yessabell se volvía más rápida y trabajosa –Tengo una idea, podemos dar algunas vueltas por las calles para dustraerlos y después ir a casa… -Ana saco su celular –Llamaré a Philip.

-Ok, preguntale dónde… -Yessabell no se percató de la camioneta que las seguía y que acababa de darles un golpe por detrás -¡Mierda!

-Philip ¿Dónde están? –Preguntó Ana al teléfono, viendo por el espejo retrovisor –Estamos en la calle, no sé…

Recibieron otro golpe y su celular se cayó al suelo.

-¡Carajo! –Yessabell se metió en una calle de doble sentido y pretendía dar la vuelta al otro carril.

-¡Abrochate el cinturón! –Grito, mientras Ana levantaba el celular y se lo llevaba a la oreja.

-¿Qué? –Preguntó Ana, al mismo tiempo que se abrochaba el cinturón, Yessabell dio la vuelta, provocando que las llantas chirriaran -¡Mierda Yessabell!

-¡Calmate! –Estaban en sentido contrario y la camioneta que las seguía, tardo en dar la vuelta –Son ellos –Aseguró viendo por el espejo retrovisor –Ana ¿Qué pasó con Philip?

-Solo alcance a escuchar que llegaron dos tipos más y los que estaban en el centro comercial murieron, pero tu amigo sigue vivo, todos salieron y la llamada se cortó –Ana, tenía las manos temblorosas, mientras intentaba volver a llamar.

-Ok, siguen siendo tres y ya no es mi amigo –Yessabell estaba intentando hacer un plan, mientras salían de la ciudad y se adentraban a la carretera –Me cuesta respirar –Admitió.

-Tranquila, ya no nos…

Recibieron otro golpe y ambas voltearon al espejo retrovisor. El celular de Yessabell sonó y lo sacó de su bolsillo, puso el alta voz.

-¿Dónde están? –Preguntó Ezra en cuanto Yessabell tomó la llamada.

-¡Estamos en la carretera, esos hombres nos persiguen! –Contestó Yessabell gritando entre jadeos.

-Tranquilas, ya vamos para allá, estamos a unos minutos –Aseguró Ezra inquieto, escuchando a Yessabell, nerviosa.

-¡Yessabell, cuidado! –Ana gritó, viendo a través de la ventana de Yessabell.

La camioneta que las seguía las alcanzó a la misma altura y el hombre en el asiento del copiloto, les estaba apuntando con un arma. Yessabell intentó ir más rápido y el disparo llego a la ventana del asiento de atrás.

-¡Idiota! –Yessabell no se detuvo, intentó ir lo más rápido que podía, afortunadamente, la carretera estaba despejada.

Una nueva camioneta apareció, esta vez se trataba de Ezra, quien manejaba a toda velocidad, a su lado estaban Derek y Henry en el asiento de atrás. Derek bajo la ventana de su lado.

-¡Yessabell, no pares! ¡Hay una curva más adelante!

Yessabell estaba bastante nerviosa como para contestar, solo asintió y siguió manteniendo la velocidad alta.

-Yessabell, abrochate el cinturón –Pidió Ana, nerviosa.

-Sí –Yessabell estaba por abrocharse el cinturón, pero la camioneta que las perseguir, las alcanzó y les dio un fuerte golpe por detrás, haciendo a Yessabell, perder el control por un momento -¡Mierda! ¿Estás bien?

-Sí –Contestó Ana, entre lágrimas.

-Tranquila, ya vamos a llegar a la curva, estaremos…

La camioneta les dio otro golpe, esta vez, en el inicio de la curva, haciendo a Yessabell, tomar el volante con fuerza. Ezra intentó meter la camioneta, detrás de la de Yessabell, pero Cristopher, quien manejaba la camioneta enemiga, fue más astuto y llegando a la curva, empujo la camioneta de Ezra, tirándolos por el barranco.

-¡Ezra! –Gritó Yessabell, volteando a ver la camioneta, dando vueltas en el aire, para aterrizar en una enorme roca en el barranco y rebotar hasta el fondo.

-¡Yessabell! –Ana gritó, pero cuando Yessabell volteó, no pudo regresar a la carretera, intento frenar, pero fue tarde y también cayeron al barranco, no sin antes, detener a la camioneta que las seguía.

Cristopher perdió el control y cayó en el barranco, un poco más lejos que la camioneta de Yessabell. Yessabell solo pudo escuchar los gritos de Ana, mientras la camioneta daba vueltas, chocando en las superficies irregulares del barranco, vio los vidrios del parabrisas y las cosas que estaban en la camioneta, ir de un lado a otro.

Cuando dejo de rodar, cayó sobré las llantas y el impacto provocó que Yessabell saliera disparada por el parabrisas, a unos cinco metros aproximadamente.

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