Yoongi gruñó al percibir el sonido de su celular de manera lejana, comenzando a despabilarse segundos después de reconocer el tono de llamada personalizado de Jungkook.

Se apresuró y contestó, logrando captar sus sollozos y balbuceos de fondo.

—Jungkookie —murmuró con voz ronca.

—G-gracias por contestar, Y-yoonie hyung —habló finalmente. Por la línea se escuchó como sorbía sus moquitos. A Yoongi le pareció adorable.

—Siempre voy a estar para ti —aseguró. Pudo escuchar una leve risa de Jungkook, quien empezó a narrar la sucesión de desastres que le ocurrieron ese día.

Yoongi estaba escuchando atento, al mismo tiempo recordando los momentos en que Jungkook hizo lo mismo por él.

Fue una especie de acuerdo tácito entre ambos: “Cuando tus lágrimas mojen tu almohada, cuando grites y nadie te escuche; estaré para ti, gritaré por ti. Pero tienes que estar también para mí”.

Yoongi sentía mucha satisfacción personal al ser capaz de consolar a su novio. Incluso si ninguno exigía nada del otro, había que ser honestos: el amor es una carretera de doble sentido. Dar y recibir.

—Te tengo, lo prometo. Vas a estar bien —murmuró a través de la línea, consolando a su pequeño novio sensible. —Voy a estar para ti siempre.

Algo adorable para calmar el llanto del anterior. ✨🧚🏼‍♀️