five

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

🝠🝭 CAPÍTULO OO5 ...

A SAVITAR FANFICTION

❛ Chemistry between
people is the strangest
science of all ❜

⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯







BARRY ESTABA FURIOSO, PORQUE WALLY LE HABÍA OCULTADO EL HECHO DE QUE ESTABA TENIENDO VISIONES DE SAVITAR. Cosa que en realidad había molestado a casi todo el equipo. Y es que la vida de la querida y próxima señora Allen corría el riesgo de acabar a manos de un par de velocistas malvados con identidades desconocidas.

Ayra se había mantenido al margen de la situación, todos eran conscientes de que cuando se trataba de Iris le iba y le venía lo que ocurriera. Así que mientras el equipo enloquecía, ella los veía enloquecer mientras reía internamente.

La pelinegra entró a paso ligero al laboratorio de velocidad, viendo al castaño sentado con la cabeza entre las manos.

—¿Quieres mi opinión respecto a esto? —cuestionó llamando la atención del velocista.

—¿Será objetiva? —él alzó la cabeza para observarla—. Que más da —se adelantó a decir antes de que Ayra respondiera.

—Creo que estás siendo muy duro con Wally —mencionó tomando asiento a un lado de él.

—¿Tú crees?

—Digo, el pobre se a esforzado demasiado en ser más rápido, y en mentalizarse para poder salvar a West —mencionó viendo cómo Barry apoyaba la cabeza sobre la palma de su mano para mirarle mejor—. Todo eso en pocos meses, Barr.

—Lo sé.

—Dices saberlo, pero aún así no comprendes por lo que está pasando —negó ella.

—Claro que lo entiendo.

—¿Qué entiendes?

—Que la vida de Iris está en juego —murmuró.

Ayra bufó, cuestionándose como el castaño podía llegar a ser tan egoísta, como si West fuera la única persona que corría riesgo en ello.

—Entonces no estás entendiendo nada.

—Pues ayúdame a entender.

La pelinegra suspiró cansada. Había ido ahí con la intención de siquiera abrirle un poco los ojos al castaño, pero él seguía cegado en su egoísmo. Aunque internamente la intención de Ayra era otra.

—Barry, estás dandole a Wally una carga que no le corresponde.

—Es su hermana —se justificó.

—Exacto, es su hermana —remarcó—. Si Iris muere por su culpa, será juzgado por todos ustedes, porque él era lo suficientemente rápido para salvarla y no lo logró.

—Por eso debe estar preparado.

Ella bufó y casi soltó una risa.

—Mira, seré directa contigo —declaró—. La carga de salvar a Iris te corresponde a ti, porque tú eres el héroe con experiencia, tú eres el prometido de West, y tú eres a quien se le vió en aquella visión. Y tú eres quien creo toda esta mierda de Flashpoint y sus consecuencias.

Barry la obser atónito unos segundos, y a pesar de que debió haberse sentido enojado con aquellas palabras, no lo hizo, porque Ayra tenía razón. Ella siempre tenía razón y eso le volvía loco.

—¿Por qué siempre tienes razón? —le cuestionó.

—Porque así de increíble soy —sonrió ella—. Ahora iras a disculparte con Wally...

Pero él no estaba escuchando nada de lo que ella decía, solo podía pensar en una cosa.

—¿¡Que demonios crees qué haces!? —cuestionó exaltada y asqueada Ayra al ver las intenciones de Barry.

Sin poder evitarlo le dió un puñetazo para alejarlo.

—Yo... yo... —balbuceó desde el suelo el castaño.

—¡Ibas a besarme!

—Lo siento... yo...

—No vuelvas a intentar eso en tu vida —le advirtió, reteniendo las ganas de golpearle nuevamente—. No me gustas y estás comprometido —le recordó—, y yo tengo novio.

—¿Tienes novio? —cuestionó frunciendo el ceño.

Ayra simplemente lo ignoró y dándose la vuelta desapareció del lugar.

De solo pensar en que el castaño había estado apuntó de besarla, hacia que miles de escalofríos le recorrieran la espina dorsal. Y es que era simplemente detestable y repugnante.







—VISIONES.., LISTO —MURMURÓ MARCANDO AQUEL PUNTO ESCRITO EN SU LIBRETA.

   Podían encontrar estúpido el hecho de que tenía cada punto del plan escrito en una libreta, pero era de mucha utilidad. Y hasta ahora el plan iba a la perfección así que, ya no había quejas respecto a eso.

   Cuando Savitar se había enterado de que Ayra tenía todo escrito ahí no había dudado en burlarse de la pelinegra. No tardó mucho en callarse cuando ella le dio una paliza por reírse abiertamente.

     |Flashback|

HABÍAN PASADO APROXIMADAMENTE TRES MESES DESDE QUE SAVITAR Y AYRA SE HABÍAN ENCONTRADO. Ambos trabajaban en aquel plan del que hablaron en un principio, y por otro lado su relación era sólo de trabajo.

La velocista aún no confiaba del todo en él, y es que era algo natural en ella, puesto que nunca había sido de confiar en las personas sumado al hecho de que la única persona en la que confió alguna vez la terminó traicionando, y Savitar tenía el mismo rostro que aquella persona. O bueno, medio rostro.

Sin embargo Ayra en ese corto tiempo había notado que Savitar era muy distinto a lo que solía ser Barry. Era todo lo contrario, él no tenía pelos en la lengua a la hora de decir lo que pensaba, y si algo no le agrada simplemente lo decía. Su pensar era muy distinto, inclusive forma de vestir y hasta la manera en que peinaba su cabello. Su forma de expresarse. Tal vez a pesar de todo si le agradaba más de lo que le gustaría admitir.

Savitar por su parte sabía que Ayra no confiaba de todo en él y él tampoco es que confiara al 100% en ella, pero mucho no le faltaba para hacerlo.

—¿Hiere a tu ego masculino el hecho de que yo sea más rápida que tu? —le preguntó Ayra mientras hacía estiramientos.

—¿Por qué lo haría? —le cuestionó él con su típico tono firme, mirándola confundido.

—A la mayoría de los hombres les duele cuando una mujer es mejor que ellos —se encogió de hombros.

—Pues a mí no —negó él.

—Me alegro, novato.

—¿Puedes dejar de llamarme novato, Ayra? —bufó Savitar.

—Lo siento, novato —ella sonrió al ver la cara de frustración del castaño—. Muy bien, veamos que tan preparado estás para partirle la cara a alguien.

   Savitar sonrió de lado. Estaba más que preparado para ello, pero no se lo demostraría.

—¿A que esperas "Diosa"? —le incitó él.

   Ayra no dudó en lanzarse contra él, dando una patada que el castaño logró esquivar. Siguió lanzando golpes que Savitar solo se dedicaba a esquivar, por lo que la pelinegra no dudó en atacar por las espaldas de él, haciendo nuevamente una llave en el cuello de él.

—Muy lento —se burló ella.

Savitar la tomó del los brazos deshaciéndose del agarre de la pelinegra y le dio una vuelta, dejándola tendida en el suelo y antes de que ella pudiera levantarse, él se posicionó sobre ella.

—Muy lenta —se burló esta vez.

—Muy gracioso —ella blanqueó los ojos.

Se mantuvieron unos segundos ahí, hasta que Ayra miró al velocista con ambas cejas alzadas.

—¿Acaso piensas hacer el típico cliché y me besaras? —cuestionó con burla.

—Tal vez —le respondió él de la misma forma, poniéndose de pie para luego ayudarle a hacer lo mismo—. Entonces ¿He pasado la prueba?

—No me has dado ningún golpe ni has intentado defenderte, así que no. No pasaste la prueba, "Dios"

—No quiero lastimarte realmente.

—Novato, soy mujer, no un bebé —ella blanqueó los ojos—. Ser mujer no nos vuelve el sexo débil, bonito.

   Y sin más salió caminando de ahí dirigiéndose a alguna parte de ese depósito que habían convertido en una especie de hogar temporal.

—Por cierto —habló ella devolviéndose—. Tu vas por la cena hoy —le sonrió.

   Después de todo aún tenían la necesidad de comer.

Ayra tomó una ducha, quitando todo el sudor de su cuerpo. Odiaba sudar, pero aún así su cuerpo lo hacía, era una reacción impropia. Salió del baño y se dirigió a aquella habitación que había tomado como propia en el tiempo en que estarían ahí, y comenzó a cambiar su ropa.

Savitar por otro lado, aburrido de esperar a la pelinegra para cenar comenzó a comer el solo justificándose con que ella ya había tardado demasiado y la comida se enfriaría.

—¿Estás comiendo sin mí? —le cuestionó indignada la pelinegra en cuanto llegó.

—Tardabas demasiado, yo tenía hambre y la comida se estaba enfriando.

—Eres un maleducado —le informó ella tomando asiento, al mismo tiempo que tomaba la caja de cartón con comida China dentro.

—No me interesa.

—Y eres un desagradable.

—Te ves bien con el cabello suelto —comentó él ignorándola—, ¿Por qué no lo usas así más seguido?

—Porque no me gusta —respondió con simpleza—. Se me hace incómodo cuando corro.

Mientras comían en silencio, Ayra tomó la pequeña libreta que dejaba sobre el mesón de la cocina, comenzando a revisar los puntos escritos en ella.

—¿Qué es eso? —le preguntó Savitar.

—Algo.

—Ayra... —advirtió.

—Es una libreta, acaso no ves —señaló de forma obvia.

—¿Acaso ahí escribes sobre tu secreto enamoramiento por mí? —le cuestionó él con sorna.

Ayra le ignoró y siguió repasando y corrigiendo los puntos escritos, buscando la mayor perfección.

—¡Oye! —se quejó cuando Savitar le arrebató la libreta de las manos.

—¿Qué...? ¿Estás escribiendo el plan? —inquirió riendo con burla.

—No te rías imbécil.

—¿Qué eres una adolescente? —se burló nuevamente.

La velocista se puso de pie, y en menos de un segundo ya había tumbado al velocista apuntándolo con una daga.

—No intentes agotar mi paciencia, Savitar —advirtió—. No me conocen por ser una Diosa paciente, ni piadosa.

   Esta vez, en menos de un segundo Savitar cambió las posiciones y ahora era él quien estaba sobre la pelinegra apuntándola con la daga. Y al contrario de cómo creyó el castaño que reaccionaría ella, Ayra solo le dió una mirada divertida.

—Yo tengo el control ahora. Solo un movimiento y estarías muerta —murmuró él presionando levemente la daga en el cuello de la chica.

   Ayra puso una falsa mueca de terror para luego sonreírle con burla.

—Inténtalo, "Dios" —ella alzó la cabeza, logrando que la daga se presionara más contra su piel—. Inténtalo. Pero no lograrás llegar a la ascensión solo, ¿Sabes por qué? Porque tengo todo cubierto. Si me traicionas y muero, tú mueres conmigo.

   Le sonrió acercando más sus rostros. Savitar finalmente soltó la daga, pero no se movió de su lugar, solo se quedó ahí viéndola sonreír de forma inocente.

—Estás loca —declaró él.

—No estoy loca, bonito. Estoy preparada para todo, que es algo muy distinto —le corrigió.

   Ambos se quedaron en silencio, pensando, tal vez mirándose o simplemente disfrutando de aquella extraña cercanía con el otro. Se sentía simplemente extraño, pero a la vez agradable.

—¿Duele? —preguntó de repente Ayra.

—¿Qué cosa?

—La cicatriz —señaló intentando acercar su mano a la mejilla del castaño, pero él instintivamente se alejó unos centímetros.

—Aveces —murmuró en voz baja, sintiendo cómo está vez la pelinegra dejaba suaves caricias sobre la cicatriz.

   Se sentía diferente a cómo alguna vez se habían sentido, y aunque no lo quisieran aceptar se sentían bien cerca del otro. Después de todo eran dos rechazados, dos personas con sentimientos parecidos, dos personas inconscientemente en busca de cariño y aceptación.

   Y sin darse cuenta sus labios estaban rozándose, no supieron cual de los dos fue, pero probablemente ambos terminaron de acortar la distancia. Formando una lenta pero necesitada danza entre sus labios. Las manos de ella se posaron en las mejillas de él, buscando más cercanía, al mismo tiempo que las manos de él se posaban en la cintura de ella.

—Vamos a arruinar todo —murmuró con voz firme Ayra en cuanto sintió cómo los besos de velocista comenzaban a bajar por su cuello.

   Savitar soltó un gruñido antes de alzar la cabeza y mirarla.

—Ayra, somos Dioses —le recordó—. Un Dios necesita a una Diosa, y una Diosa necesita a su Dios.

—Creo que eso se aplica solo con Reyes y Reinas —le corrigió, intentando desviar la atención.

   Savitar blanqueó los ojos antes de finalmente ponerse de pie y ayudarle a ella a hacer lo mismo. Una vez ambos de pie intercambiaron una mirada y él se volteó para comenzar a alejarse.

—¿A dónde vas? —cuestionó con curiosidad.

   Él solo la ignoró y siguió caminando hasta la deteriorada habitación en la que el dormía.

—Oye, espera —ordenó siguiéndole los pasos.

—¿Que quieres, Ayra? —le cuestionó mirándola con aburrimiento.

   Ella le miró unos segundos.

—¿Estás enojado porque te dije que no podíamos tener sexo?

—¿Por qué debería de estar enojado? —alzó una ceja.

—No lo se. Tú dímelo —ordenó acercándose a él.

—¿Que crees qué haces? —le preguntó Savitar, mirándola aún con una ceja alzada al ver cómo ella posaba las manos en su abdomen.

—¿Yo? Nada —le dió una sonrisita inocente—. Pero sabes, hace unos segundos un idiota creyó que le permitiría dejarme con las ganas porque bromeé con él respecto a no tener sexo —se acercó más a él—. ¿Crees que puedas ayudarme? ¿O deberé buscar a alguien más?

Savitar alzó levemente sus labios en una casi imperceptible sonrisa.

—Tal vez pueda hacer algo —murmuró pegándola a la pared más cercana para luego juntar sus labios.

Poco a poco la ropa comenzó a ser menos a medida que terminaban de caminar a la habitación más cercana.

Fue una noche larga para ambos velocistas, quienes habían perdido la cuenta de cuantas veces habían llegado a aquel punto de explosión juntos.

   A la mañana siguiente Ayra abrió los ojos, sintiendo los rayos del sol cruzar por la ventana con horribles cortinas, intentó girar su cuerpo, pero le fue imposible hacerlo, ya que unas manos pasaban por su cintura reteniéndola. Y ahí fue cuando recordó todo. Debía admitir que una punzada de arrepentimiento cruzó por su mente, pero no tardó en ser eliminada. Nada tenía que cambiar ¿Cierto? No era como si se hubieran declarado amor eterno o algo por parecido.

Cuidadosamente la pelinegra se soltó del agarre de Savitar, quien se removió por unos segundos antes de tomar una almohada y abrazarla aún dormido. Ayra retuvo una carcajada, mientras se levantaba y tomaba una de las camisetas en el suelo pasándola por su cabeza. Tomó el resto de sus cosas y se dispuso a atravesar la puerta pasando en fases.

—¿Qué haces? —cuestionó una voz ronca.

   Ayra lo admitía, la voz del castaño por las mañanas era extremadamente atractiva. Pero nunca lo diría en voz alta.

—Me voy a mi habitación —comentó girándose a verlo.

   ¿Por qué ella recién caía en cuenta de lo atractivo que era Savitar? Sobre todo en estos momentos que tenía el cabello revuelto y le caía por la frente, al igual que tenía los ojos entrecerrados por la luminosidad de la habitación, sumado que estaba sin camisa. Se sentía como una maldita pervertida.

—¿Qué tiene de malo mi habitación? —cuestionó él apoyando su espalda a la pared.

—Nada, pero no creo que sea necesario que me la pase todo el tiempo aquí ¿No?

El velocista la miró en silencio, mordiendo el interior de su mejilla.

—¿No te estás arrepintiendo por lo de anoche, no?

Ayra rió acercándose nuevamente.

—¿Por qué lo haría? Es solo sexo.

—No lo sé. Las chicas suelen sentirse avergonzada luego de cosas así.

La velocista le observó, y sin pensarlo dos veces se acercó y subió a la cama para luego tomar asiento sobre el regazo del velocista.

—Cariño —ella formó un puchero—, creí haber dejado en claro cuando nos conocimos que no soy como cualquier chica.

—Lo tengo más que claro —aseguró él pasando sus manos por la cintura de Ayra.

—Es bueno saberlo, mi Dios.










⸻↯⸻










TENGO
una duda, ¿se les esta haciendo
confusa la historia? ¿O tienen
claro cómo va todo?

y otra cosita, personalmente a
pesar de que me da un poco de
vergüenza, ¿les gustaría capítulos
+18? les pregunto esto porque
se que a muchas les gustan, y mi
idea al hacer esto es complacerle a
ustedes como lectoras, así que
díganme en los comentarios que
opinan y si quieren hacer alguna
sugerencia, todo es bienvenido

editado: 10/07/2022



─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro