XV

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


¡Me tenías preocupado! Debiste siquiera avisarme que estarías con Corban...Ágape apoyó su frente en uno de los descubiertos hombros de su amada, temblando aún por el temor que sintió al no encontrarla en su hogar, sino llegando a éste apenas al alba.

Lo siento...sólo quería despedirme de él correctamente. Eros mostró una triste pero sincera sonrisa, dejó un pequeño beso en la mejilla de su amado y luego caminó hacia su hogar para poder cambiar sus ropajes. Ágape, como todo caballero, esperó fuera pacientemente mientras la joven se cambiaba.

Y grande fue su sorpresa cuando le vio salir con un vestido hasta el suelo de color negro. Eros no vestía de negro jamás, siempre de colores claros llegando casi al blanco.

Estaré de luto hasta mis últimos días, he perdido un hermano, un amigo...un trocito de mi corazón. Velaré por su alma día y noche, espero comprendas, oh mi bello amado. Ágape sólo sonrió mientras le ofrecía su mano a la chica y se inclinaba a modo de respeto, dejando un roce de sus labios en el dorso de la fina mano contraria.

Apoyaré su decisión, después de todo, con cualquier cosa que ocupe se le verá increíble por esa belleza tan exótica que posee, mi damisela. Esta vez fue el turno de Eros para sonreír mientras se acercaba a abrazar el torso de Ágape.

Sería difícil vivir sin Corban, pero lo lograrían. Su sacrificio no sería en vano, vivirían, serían felices y le sonreirían al cielo como le hubiese gustado a su amigo.

Entre ambos, recogieron las más bellas flores que Corban le llevaba a su amada sirena y caminaron el largo sendero hasta la fuente sagrada, hogar de las sirenas más bellas e inalcanzables por el hombre y la mayor parte de las criaturas míticas.

Rel, una bella sirena de largos cabellos dorados, enormes ojos verdes que paseaba por ahí, sintió el aroma dulzón de las flores que aquel guerrero siempre solía regalarle en sus visitas y sonrió emocionada. Acomodó la corona de ramitas que sujetaba su cabello, se arregló el top de su vestuario y salió a la superficie para sentarse a la orilla para recibir a aquel ser que, con gran esfuerzo y dedicación, logró ganarse su corazón.

Todo siempre veían a las sirenas como arpías que engatusaban hombres para robarles su vitalidad y ser seres bellos eternamente, bueno, la mayoría era así, pero Rel sólo era Rel, quería vivir y morir como a ella le diera la gana. Si iba a envejecer y tener arruguitas, que así fuera.

¿Tú eres Rel, pareja de Corban? La sirena se giró y vio a los dioses Eros y Ágape, sabía que eran amigos de Corban por que él se lo mencionó, así que con una tímida sonrisa llena de emoción y un sonrojo en sus mejillas asintió. La pareja se miró y ambos se arrodillaron frente a la blonda, ofreciéndole el ramo de flores.

¿Qué...qué es lo que pasa? ¿Es una sorpresa de Corban o algo así? Eros hizo que aceptase el ramo y se quedó al lado de la bella chica, que a leguas se notaba lo joven que era. Los ojos de Rel se abrieron cuando se dio cuenta.¿Dónde...? ¿Dónde está Corban?

Mi hermano, su mejor amigo y tu pareja, Corban...Eros tomó aire para que su voz no se quebrase y continuó.Ayer en la tarde dio su vida para proteger un pueblo de una criatura...se interpuso entre su cola llena de púas y nosotros. Fue un héroe hasta el final.

Ya veo. Rel miró unos segundos las flores en sus brazos y fue entonces que comenzó a procesar la información. Corban, su amado Corban había muerto. Ya no lo volvería a ver sonreír. Ya no iba a verlo avergonzado por sus comentarios nunca más. Ya no podría besarlo. Ya no podría decirle cuánto lo amaba y lo amará por la eternidad. No, ya no más.

Corban siempre nos hablaba de ti, así que si necesitas algo, lo que sea, no dudes en pedirlo. Nosotros vendremos a visitarte tanto como nuestro deber lo permita. Esta vez fue el turno de Ágape para hablar. Rel mostró su neutro rostro e hizo una reverencia como pudo al estar en presencia de dioses.

Agradezco mucho su preocupación, oh grandes dioses míos, tomaré peso a sus palabras y si necesito algo no dudaré en acudir a ustedes. Por supuesto, ustedes también cuentan conmigo para lo que sea. Fueron la familia de mi amado después de todo...Rel mostró una pequeña sonrisa para finalmente sumergirse en la fuente, llevándose cuidadosamente las flores contra su pecho.

¡Eros! Ágape no alcanzó a sostener a su pareja que volvió a caer arrodillada en el duro suelo, comenzando a derramar lágrimas sin parar mientras apretaba su pecho fuertemente. ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?

Está destrozada...quise hacer un pequeño intercambio de dolor para que la noticia no le afectara tan fuerte pero...su dolor. Su dolor es más fuerte que mi poder. A esa pobre sirena realmente se le ha roto el corazón y parte de su alma. Ella acaba de perder la mitad de su vida. Ágape tomó con cuidado a su pareja en brazos y miró angustiado por donde se había ido nadando la joven sirena.

Ya estando en la tranquilidad de su hogar, Rel volvió a observar las flores que su querido Corban le obsequiaba en cada visita y un pequeño chillido salió de su garganta. Dejó de flotar y dejó que su cuerpo llegase al suelo de su morada, sólo cuando no pudo soportarlo más soltó un desgarrador grito. Sus lágrimas se perdían en el agua en la que nadaba, pero mientras más minutos pasaban, más débil se sentía. Gritó. Sollozó. Sufrió del más desgarrador dolor en su pecho cuando la realidad volvía a golpearla.

Su Corban no volvería jamás.

Cuando su cabeza y corazón ya no daban más de dolor, con la poca fuerza que le quedaba, sacó un pequeño frasco de uno de sus estantes e hizo que una burbuja rodease el ramo de flores antes de poner un poco de aquel elixir sobre este. Vida eterna, eso tendrían esas flores.

Amor eterno, como su amor por Corban. Sólo en el fin de los tiempos ella y su alma olvidarían a quien consideró su alma gemela.

El afamado día del Festival había llegado, todo comenzaría al atardecer específicamente, cuando la luna comenzara a salir y dejase que el sol desapareciera. El ambiente festivo se veía en todos lados, la decoración estaba perfecta.

Yuuri no podía estar más fascinado.

Sus padres decidieron quedarse en su hogar y disfrutar de las atracciones a través del televisor ya que Mari seguía demasiado pequeña para salir al frío de Rusia y Toshiya quería aprovechar de descansar en compañía de las reinas de la casa, Yuuri iba a quedarse con ellos pero al recordar su "reencuentro" con Viktor le hizo cambiar de opinión.

Yuuri recordaba perfectamente que durante el festival Viktor se declararía oficialmente.

Y claro, él ya tenía su respuesta más que clara

Con un poco de ayuda de Pichit y Guang, se vistió con prendas de omega. Un pantalón oscuro ajustado de las piernas y de corte alto para acentuar las caderas, además de la pequeña cintura que poseía el japonés completamente escondida del mundo, o al menos eso había dicho Pichit. Usó una camisa azul oscura también que metió dentro del pantalón oculta tras un suéter que, si bien era algo un poco más ancho, el perfecto torso del japonés se notaba a la perfección y, para poder soportar el frío toda la noche, un abrigo negro y largo que hacía lucir sus largas piernas y además resaltar el claro tono de piel del pelinegro.

—Yuuri, deberías usar prendas así todos los días, digo, te ves casi como un modelo. —Guang asintió ante las palabras del tailandés y Yuuri sólo atinó a sonrojarse mientras se acomodaba sus nuevas gafas. — Ah no, eso sí que no, quítatelas pero ya.

—Pero Pichit, no veo nada sin ellas...

—Yo lo he visto con lentillas de contacto. —Lo delató Guang mientras seguía sentado en la cama del omega mayor. Yuuri quiso quejarse pero terminó resignado, fue a su mueble y sacó las lentillas. Una vez puestas, se giró hacia los otros dos omegas que se veían cómplices.

—¿Qué?

—Querido Yuuri, ¿alguna vez has usado maquillaje? —Preguntó Pichit.

—No...nunca.

—Oh, qué envidia tu piel entonces. Aunque eso sería menos trabajo para mí, Guang, ayúdame. —Guang Hong guio a Yuuri hacia la silla de su escritorio y afirmó sus manos para que Pichit hiciera su magia. — La piel de los japoneses es tan linda, sin imperfecciones ni nada. —Murmuraba el tailandés mientras pasaba una pequeña brocha sobre los párpados cerrados del pelinegro.

No sabía qué era lo que hacía Pichit, pero ahora sólo le quedaba confiar en él y su buen gusto.

Cuando Pichit terminó de humectar los labios del japonés, siguió con su cabello, el cual, peinó hacia atrás con sumo cuidado y al finalizar, tanto el tailandés como el chino chocaron sus manos.

—¿Cómo me veo...?

—Como sacado de revista...—Respondió Pichit con una sonrisa.

—Si antes Yuuri era bonito, creo que esto fue mejorar lo que ya tenía. —Yuuri rió divertido por los comentarios de sus amigos y luego caminó hacia el espejo de su habitación y grande fue su sorpresa al verse. Sus ojos tenían una ligera sombra que marcaba aún más su mirada por una más madura, casi seductora, sin contar el delineado sutil para marcar sus rasgados ojos. Un tono rosado en sus labios para quitarle palidez a su rostro fue lo que más le gustó.

A Yuuri nunca le llamó la atención el maquillarse como otros omegas o las mujeres, pero ahora comprendía un poco porqué los demás lo hacían. Era un cambio radical.

—Ahora ve a conquistar a Viktor Alpha Nikiforov. —Pichit le palmeó el trasero y los tres omegas rieron.

Viktor por fin había terminado de revisar y aprobar todos los papeles del festival de luna apenas una hora antes de su comienzo, estaba cansado, ya hasta tenía ligeramente marcadas las ojeras. Quería sólo dormir un poco pero como Alpha, debía dar un pequeño discurso a su manada antes de que el festival comenzara, luego saludar a los miembros más influyentes del lugar, saludar a miembros de otras manadas y ah, de sólo pensarlo, Viktor quería hacer una pataleta monumental.

Y tampoco sabía nada de Yuuri. Temía que si le enviaba un mensaje para ponerse de acuerdo donde encontrarse, el japonés le dijera que no quería ir con él.

Con un largo suspiro se dijo a sí mismo que no debía ser cobarde. Ya suficiente había tenido con ocultarle la verdad a su destinado, no quería repetir el mismo error.

Con las energías renovadas, se encaminó hasta su hogar para darse una merecida ducha con agua caliente y luego iría al centro de la ciudad donde todo se llevaría a cabo.

Su hermanito llevaba "desaparecido" desde la hora de almuerzo, pero sabía que debía estar con Otabek, después de todo, su hermano era más valiente que él e iba a enfrentar a su destinado antes de perderlo.

O al menos eso creía.

Viktor terminó su discurso y fuegos artificiales llenaron el cielo nocturno de San Petersburgo. A petición del Alpha, los medios de comunicación tenían estrictamente prohibido filmar o documentar el festival para interrumpir los rituales y costumbres, por lo que todos podían disfrutar sin preocupaciones.

Mientras Viktor saludaba a las demás autoridades de la manda, un delicioso aroma inundó su sistema. Yuuri estaba cerca.

—¿Señor Nikiforov? —Le susurró una chica de largos cabellos rojizos, una de las omegas más bellas de la manada de Moscú que había asistido al festival sólo para probar suerte con el líder de la manada de San Petersburgo, pero al parecer, no tuvo tanta suerte pues el peliplateado se quedó como idiota en medio de la concurrida calle cuando vio llegar a su destinado.

La joven sonrió enternecida y se retiró sin decir una palabra.

—Luces hermoso...—Susurró Viktor mientras tomaba una de las manos del omega para besarla cuidadosamente. El tacto con tan suave piel, no hizo más que erizar cada vello en el cuerpo del ruso.

—Y usted luce muy atractivo, Alpha. —Sólo entonces la sonrisa de Viktor flaqueó y su expresión fue reemplazada por una más avergonzada. Yuuri seguía sonriendo como siempre, mostrando sus perfectos dientes, sus perfectos labios y esa tierna mirada que lograba hacer que Viktor se perdiera en ella.

—¿Podemos hablar en un lugar más...privado? —Pidió el incómodo alfa, sin atreverse a soltar la mano del japonés. Yuuri asintió mientras entrelazaba sus dedos con los del mayor y ambos caminaron hasta la entrada al bosque, donde algunas parejas jóvenes jugueteaban en sus formas lobunas. Al menos ahí no les prestarían la atención que en el centro de la ciudad.

—¿Puedo saber por qué no me lo dijiste? Sé que fue un pequeño error por parte de Otabek el decir semejante cosa frente a desconocidos, pero en ese momento debiste decirnos que...bueno, quién eras en realidad y que no nos echarías de la manda. —Comentó el japonés un poco más relajado al saber que su secreto no era un verdadero problema para Viktor.

—Tuve miedo. Desde niño soñé con conocerte y creí ilusamente que...confiarías más en mí, no lo sé, me sentí como tu confidente. Que podías contarme cualquier secreto y yo los guardaría con mi vida, eso quise transmitirte. —Confesó el mayor, tomando ambas manos del pelinegro, qué seguía mirándole fijamente, buscando algún indicio de mentira. — Me asusté tanto de las nuevas sensaciones que causaste en mí, incluso...le hice caso a Yuri y hubieron citas en las que obligué a mi lobo a dormir sólo para ver si esto que siento era causado sólo porque éramos destinados y no...comprendí que mi lobo me calma, si no lo tuviera te habría pedido matrimonio y cinco cachorros en la segunda cita. —Ambos se rieron de las ocurrencias del platinado y Yuuri asintió. Le creía, por supuesto que le creía.

—Yo, al no tener un lobo que me guíe es difícil, ¿sabes? Otabek me contó que cuando se encontró con Yura, su lobo estaba inquieto, que no lo dejaba dormir, que esto y lo otro...yo desee poder sentir lo mismo pero a medida que pasábamos tiempo juntos, me di cuenta que puedo sentir eso y mucho más ya sea tenga un lobo o no. Me gustas, Viktor. —Viktor sonrió con nerviosismo y miró al cielo, agradeciendo a la Diosa luna o a quién fuera que estuviera cuidándolosel haber puesto a Yuuri en su camino.

—Me gustas, Yuuri, me gustas demasiado. Y no importa que no tengas lobo, eso sólo te hace más perfecto para mí. —Yuuri sonrió con las mejillas completamente sonrojadas y con cuidado tomó el rostro del ruso para atraerlo y rozar cuidadosamente ambos pares de labios. — Tienes sabor a fresas...

—Es el labial de Pichit...—Ambos volvieron a reírse y esta vez ambos se fundieron en un profundo beso que ni en sus más bellas fantasías pudieron haberlo imaginado.

Al separarse apenas para tomar algo de aire, con los ojos completamente contactados a los del otro, Viktor aún sobre los finos labios del japonés, habló. — Yuuri, ¿Me podrías conceder el honor de ser tu pareja? No por ser destinados, sino porque...estoy completamente enamorado de ti.

—Sí, sí quiero, Vitya.

¡Ta-dáh! Tenemos portada nueva, créditos a mí, aunque me sigue sin convencer del todo, pero buee. 

Oh, quiero confesar que sufrí escribiendo la parte de la leyenda, pero es necesario, toooooodo es necesario.

¡No tengo mucho que decir! Sólo que estoy a días de entrar a clases y eso, tengo pensado mil fics con bonitas temáticas, pero el tiempo no me dará, así que espero que sigan dándole amor a mis fic ahora activos.

Viktor y Yuuri ya son pareja oficialmente, pero este es sólo el comienzo, ¿Cuando Yuuri se dará cuenta de que no es un omega? Quién sabe. 

¿Yura y Beka se reconciliarán? Quién sabe.

Por cierto, ¡Feliz cumpleaños al niño precioso, berrinchudo y cosito más bello de este mundo! Feliz cumpleaños a Yuri, cada día más legal el hombre este. 

Sin más que decir, nos vemos, linduras. 

Gigi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro