XXI

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Con la conmoción de todo lo acontecido en menos de un mes, nadie había tenido tiempo de pensar en noticias internacionales, Yuuri trataba de no mirar mucho a la gente de la ciudad por miedo al rechazo, aun así, sin mirar en específico a nadie, caminaba orgulloso de ser quién era.

Su verdad ya no era un secreto. Pero al menos, eso le quitaba el enorme peso de encima que llevó por años sobre su espalda.

El ser diferente lo hacía especial a ojos de su alfa, y lo mejor de eso, a este no le importaba mucho el segundo género si con eso podía estar con Yuuri.

El japonés realmente se sentía enamorado tras haber pasado tantas semanas siendo cortejado por el peliplateado, incluso ahora que eran pareja, Viktor se encargaba de enamorarlo cada día más con pequeños detalles, aunque fuesen un pequeño mensaje con un corazón o una selfie de él en su oficina haciéndole caras extrañas con tal de hacerlo reír.

Él por su lado, seguía trabajando arduamente en la guardería de Chris, incluso en el siguiente ciclo escolar, Yuuri entraría a la universidad para obtener un título como parvulario pues Chris lo contrató sin ser un profesional, así que por temas legales ahora debía tener la carrera.

Yuuri era administrador financiero, pero eso no le servía para nada si quería desempeñarse como parvulario oficial, aunque, aun así, Viktor siempre le pedía un poco de ayuda por temas de la manada.

Volviendo al presente, Yuuri se encontraba en el centro de la ciudad una vez más, debió ir por su último control del brazo así que ya todo estaba bien, de hecho, el médico quedó más que sorprendido al no ver siquiera una cicatriz en la suave piel del omega.

Su celular sonó dentro de su bolsillo y Yuuri respondió inmediatamente pues conocía el cursi tono de llamada que su alfa había puesto en su móvil, era demasiado lindo como para negárselo.

—¿Hola?

Yuuri, mi vida, ¿puedes venir a la oficina? Hay...algo que tienes que ver conmigo. —Yuuri inmediatamente sustituyó su sonrisa con un gesto de preocupación, la voz de Viktor sonaba ligeramente alterada y sorprendida al mismo tiempo, cosa bastante extraña viendo de él.

Preocupado porque algo malo hubiese sucedido con su pareja, Yuuri tomó el primer taxi que vio en dirección a la alcaldía de la ciudad, recibiendo más de una mirada por lo preocupado que se veía y lo pálido que se puso de un segundo a otro, realmente se imaginaba lo peor a esas alturas.

Al llegar a la alcaldía, varios lo saludar amigablemente y él sólo pudo devolverles una nerviosa sonrisa mientras rogaba a todos los cielos que el bendito ascensor fuera más rápido.

Viktor se encontraba leyendo por millonésima vez aquel gastado libro aún en su posesión de la leyenda que tanto adoraba. Y de pronto recordó todo lo que había pasado anteriormente con su pareja y lo mucho que se parecía a Eros. Si, sabía que su Yuuri podía no ser un omega específicamente así que comenzó una investigación de casos similares al de su pareja y si, ha habido casos en la historia donde un omega entre millones nace cada cierto tiempo esas características y han logrado incluso manejar una enorme manada sin la necesidad de un dominante alfa a su lado, y eso era bastante espectacular.

Un alfa podía ejercer su poder mediante fuerza dentro de su manada, él heredó la manada de su padre, pero el tenerlos a todos bajo control, protegidos y ordenados le costaba y por eso su consejo era tan grande. Él solo no podía manejar una manada de más de cinco millones de habitantes, demonios, era la segunda ciudad más grande de Rusia y él era el líder de todo eso. Era obvio que no podría manejarlo solo, ¡Era casi un país a su cargo!

Y en cambio estos...omegas por decirles así, lograron llevar el liderazgo de países completos por sí solos, sin un alfa que les ayude.

El caso fue diferente con sus padres, al ser una pareja de alfa-omega poderosa, pudieron lograrlo, pero con los años también fue decayendo esa seguridad.

Todo era demasiado confuso y complejo.

Estaba también el hecho de que le estaba ocultando todo esto a Yuuri y no quería hacerlo, después de todo, era algo que debían investigar ambos.

Así que, esperando que nada sucediera mientras le contaba todo a Yuuri, le llamó para que fuese a verlo, ya era común ver al dulce omega ir y venir de su oficina ya fuera para ayudarle con algunas cosas, así que no habría problemas.

—Hola, Viktor. —Saludó el omega pelinegro mientras cerraba la puerta tras su espalda. Por alguna razón se sentía nervioso por lo que sea que su pareja deseaba hablar y es que a pesar de todo, seguía siendo demasiado inseguro, según Yuuri, Viktor merecía un omega completo, no alguien como él.

—Hola, precioso. —El alfa dejó todo lo que estaba haciendo y se levantó de su silla tras el escritorio sólo para recibir a su adorable pareja con sonoros besos en sus mejillas y labios. Si, Viktor resultó ser bastante cursi en cuanto a caricias se trataba, pero a Yuuri le encantaba. — Tenemos que hablar de algo más o menos...serio, pero no sé cómo abordarlo, no digo que sea algo malo...pero tampoco sé si es bueno.

Por un lado, el japonés suspiró con alivio, pero por otro, sentía todo lo contrario, que el asunto era muchísimo más complejo de lo que podría llegar a manejar.

—¿Estás tratando de decirme que...no soy omega pero si un gama? Amor, los gamas son leyendas...no sé cómo decirlo...son cualquier cosa menos algo parecido a mí. —Viktor suspiró y llevó ambas manos a las regordetas mejillas del pelinegro y unió sus frentes mientras asentía. — Pero un gama sólo puede ser pareja de un...delta, oh diosa luna.

—Es una teoría nada más, pero todo tiene sentido, Yuuri. Mira. —Viktor tomó la mano del más bajo y le hizo esperar un segundo mientras le mostraba toda su investigación secreta respecto al tema. — Esto...también tiene que ver con las alucinaciones o más bien recuerdos que he estado teniendo desde que llegaste a la manada y nos conocimos, no puedes decirme que tú no las has tenido, Yuuri, por favor, créeme...

Yuuri se quedó en silencio mientras se apoyaba en el escritorio leyendo todos los informes de personas en la historia que han denotado ser más que una pareja alfa-omega, todos con sus mismas cualidades; el poder de intercambio de poder, el saber el segundo género de los lactantes, darse cuenta de un omega o mujer embarazada antes de que este lo note, todo lo que él podía hacer.

—Te creo, Viktor...—Murmuró Yuuri con una pequeña sonrisa. Aún nervioso por el reciente descubrimiento, si, estaba asustado, hacía unas horas era un omega extraño y ahora, al parecer, resultaba ser parte de una de las castas legendarias. — También he tenido sueños extraños...siempre veo a un joven muy parecido a ti, con una larga cabellera platinada y ojos hermosamente grises que podrían atravesar el alma de quien sea, una sonrisa que...podría contagiar a cualquiera.

Viktor alejó todos los papeles de las pequeñas manos de su novio y asintió. — Yo siempre veo a una hermosa doncella, de cabellera tan negra como la noche, ojos y labios rojos y tentadores, vestida con elegantes ropajes negros y seductores, pero con una mirada tierna y anhelante de amor. —Murmuró el joven ruso mientras se acercaba aún más al cuerpo de su omega, quién casi por reflejo se sentó sobre la lisa superficie del ordenado escritorio del Alpha de la manada. — ¿Pero sabes algo?

—¿Si? —A Yuuri le costó algo de trabajo conectar sus pensamientos. La calidez del cuerpo de su...¿alfa? No, de su Viktor, le tenía más que embobado. Sobre todo, cuando sintió unas manos acariciar su cintura aún cubierta por capas de ropa.

—Esa joven llamada era hermosa, no hay duda...pero creo que mi Yuuri es más hermoso que cualquier persona existente, pasada o futura. —El interior del pelinegro se estremeció por completo con esas palabras, su pareja de vida le aceptaba por completo y aún ni siquiera llegaban al acto carnal. — Eros...

—Ágape...—Un pequeño brillo iluminó ambos pares de ojos al momento de susurrar aquellos nombres. La agitada respiración del japonés estaba tentando bastante al instinto de Viktor y grande fue su sorpresa cuando fue el mismo Yuuri quién le abrazó por los hombros para que se inclinara a unir sus labios finalmente.

Sus labios se acoplaban y movían a la perfección, sabiendo cómo le gustaba al otro ser besado, como si eso fuese realmente lo correcto y no existiera nada ni nadie más. Sólo una pareja enamorada y destinada a aceptarse aún con millones de interrogantes en sus cabezas.

Justo en esos momentos, mientas Yuuri jadeaba satisfactoriamente entre besos es que no deseaban saber de nada más. No eran alfa y omega. No eran delta y gama.

Sólo eran Viktor y Yuuri.

Amándose incondicional y placenteramente.


NO TENGO PERDÓN, PERO REALMENTE LO SIENTO MUCHO.

Pero de todo corazón, espero que les haya gustado el capítulo, quiero decir que tuve la mitad escrito desde hace mucho tiempo, pero no sabía como abordar lo demás, no quería que fuera muy apresurado ni tampoco tan dramático, como les dije desde el inicio, esto no tendrá mucho drama.

Al menos no tanto.

NOS VEMOS A LA SIGUIENTE, MUCHAS GRACIAS POR EL APOYO.

It's Gigi Style!

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