007

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ᴘᴏʀ ꜰɪɴ ᴇɴ ᴇᴍɪʟɪᴀ ʀᴏᴍᴀɢɴᴀ...

Los resultados de la carrera no fueron malos... Un P4 para Charles y un P5 para Carlos, podría haber sido peor.

No he dormido mucho desde lo de Derek, pero tristemente no se lo puedo contar a nadie, así que me toca hacer mi mejor sonrisa.

—¡Alex!— Exclama un Español acercándose a mí. Sin previo aviso el moreno me abraza y me alza, haciendo que mis pies no toquen el suelo. —¡P5!—

—¡Sí! Felicidades— Él rápidamente me baja de nuevo al suelo y me mira fijamente para interrogarme. —¿Qué?—

—Desde que hemos llegado has estado muy apagada, ¿Segura que estás bien?—

—Sí... No te preocupes— Le respondo e intento fingir una sonrisa.

—Bien, porque no quiero que en tu nueva sorpresa estés mal— ¿Sorpresa? —A las seis pasó por tu hotel y nos vamos—

Antes de que pueda decir algo, Carlos se aleja de mí y se va para cambiarse.

Supongo que tengo que ir a prepararme. Al despedirme de todos, me dirijo al hotel para poder cambiarme de ropa.

Antes de salir del paddock, un pequeño cuerpo choca conmigo.

—Lo siento— Se disculpa una niña pequeña mirándome con preocupación.

—Tranquila, pequeña, ¿A quién
buscas?— Le pregunto agachándome a su altura.

—A Maxie...— Dice y yo frunzo el ceño al escucharla.

¿Maxie...? ¡Bingo! Max Verstappen...

—Ven, vamos a buscarlo— La pequeña me da una de sus manos y yo empiezo a caminar hasta el garaje de Red Bull.
—Hola. ¿Está Max?— Le pregunto a uno de los mecánicos.

El hombre mira a la niña que está detrás de mí, rápidamente el hombre asiente y va a buscar al piloto.

—¡Penélope!— Exclama el neerlandés acercándose a su hijastra. —No vuelvas a darme esos sustos

La pequeña corre hasta su padrastro y se abraza a él en cuanto lo tiene cerca.

—Gracias...— Me agradece el piloto con una mirada de alivio. —Alexis, ¿Verdad?—

—Así es, un placer, Max— Los dos estrechamos las manos con una sonrisa, antes de que yo mire la hora. —Debo irme—

—Gracias por encontrarla, Alexis— Me vuelve a agradecer el neerlandés antes de que me vaya.

Una vez llego al hotel, me voy directa a la ducha. Después de ducharme me pongo unos leggins negros y una camiseta blanca para la parte de arriba. No sé a donde me va a llevar Carlos, así que ni siquiera sé que ropa tengo que ponerme.

Son las cuatro, aún faltan dos horas para que Carlos venga a buscarme, ¿Qué puedo hacer?

Rápidamente saco mi teléfono y me meto a instagram para ver si hay alguna novedad, al entrar a mi perfil empiezo a ver los comentarios de mi última publicación y por raro que suene, no hay malos comentarios.

Pero... Hay algo que sí que me llama la atención, un comentario por un tal "Derek.her" que dice "Alexis, llámame, por favor"

Antes de que los rumores vuelvan a salir, borro el comentario y hago como si nada hubiera pasado.

—¿A dónde me llevas?— Le pregunto al Español que tengo justo a mi lado.

—Ya lo verás— Antes de llegar a mi supuesta sorpresa, Carlos me pone una venda en los ojos para que no pueda ver nada. —Tranquila, yo te guio—

Mientras más nos acercamos a mi sorpresa más empiezo a distinguir el olor del lugar.

—¡Sorpresa!— Exclama Carlos una vez me ha quitado la venda de los ojos.

Me tapo la boca con las manos para que no salga un grito por ella y sin pensármelo, abrazo al piloto con fuerza.

Al separarnos, Carlos y yo nos acercamos al establo de los caballos para poder acariciarlos.

—¿Cuál quieres montar?— Me pregunta a lo que yo lo miro con más sorpresa. —No pensabas que solo veníamos a mirar,
¿No? Venga, escoge—

Camino al lado de todos los caballos y finalmente escojo a una yegua de color marrón que hacía rato que me llamaba la atención.

—Veo que has escogido a Hazel— Llega un hombre al establo. —Soy William, el dueño de todo esto—

—Es un placer, yo soy Alexis— Le sonrió al hombre mayor antes de que él se acerque a mí para poder sacar a la yegua de donde está.

—Tienes que saber que Hazel una vez coge confianza es más movidita— Me avisa William.

—Creo que podré con ella— El hombre sonríe y va a ayudar a Carlos a sacar al caballo que él ha escogido.

Por lo visto, Carlos ha escogido a un caballo llamado Rocky, es bastante grande y de color negro.

—¿Lista?— Me pregunta Carlos llegando con dos cascos en las manos.

Asiento y él me da uno de los cascos de seguridad. Rápidamente me lo pongo y una vez estoy a punto de subir al caballo miro a Carlos.

—Ven, anda— Me acerco a él al ver como lucha contra el casco para abrocharlo y sin mucha complicación lo ato.

Carlos y yo nos montamos en los caballos y finalmente empezamos a caminar con ellos.

—¿A dónde vamos?— Le pregunto mientras salimos del lugar.

—¡A la playa!— Me dice y yo sonrió al verlo tan emocionado.

Los dos caballos nos guían hasta la playa, mientras Carlos y yo vamos hablando.

—¿Por qué te gusta montar a caballo?— Me pregunta.

—Mi hermano también montaba, así que lo he sacado de él, supongo— Le respondo.

Se me revuelve el estómago al hablar otra vez de Derek, pero cuando los caballos dejan de andar me obligo a reaccionar.

Estoy a punto de bajar de Hazel cuando el piloto de Ferrari se pone a un lado de la yegua y estira sus brazos para ayudarme a bajar. Aunque sepa bajar sola, me hace mucha ilusión saltar a sus brazos para que me coja en el aire.

Me dejo caer sobre él y rápidamente el Español me tiene entre sus brazos con una sonrisa. Al bajar los dos nos quitamos el casco de seguridad.

Carlos y yo dejamos a los caballos atados a un lado de donde estamos y los dos nos sentamos sobre la arena de la playa.

—Gracias por todo, Carlos— Le agradezco con una sonrisa.

Los dos nos quedamos mirando durante unos segundos y rápidamente me doy cuenta de que estamos a menos de cinco centímetros del otro.

Espero que sus labios se junten con los míos. Su boca es suave y delicada. La mano del Español me recorre la mandíbula, desde la barbilla hasta la zona sensible debajo de la oreja, siguiendo hasta mi nuca y su mano se enreda en mi pelo.

Carlos se separa de mí y pega su frente junto con la mía.

—No voy a obligarte a nada, podemos parar cuando tú digas— Me susurra.

Mi corazón late con tanta fuerza que creo que lo han podido escuchar hasta los caballos.

—Esa frase también se aplica a ti— Le respondo sin separar mi frente de la suya.

Carlos es el mismo desde el día en que lo conocí, no ha cambiado ni siquiera una pizca en cuanto me ha tenido a solas todos estos días.

Vuelve a rozar los labios con los míos y noto como rápidamente vuelve a enredar su mano con mi pelo suelto.

Pero antes de que pase algo más, los dos escuchamos como los caballos se intentan escabullir lejos con la cola hacia abajo.

Rápidamente me separo de Carlos al saber lo que significa y me empiezo a acercar a los caballos de forma gradual. En teoría debo estar en compañía del dueño de los caballos, pero William no vendrá en menos de cinco minutos, así que los voy a calmar yo misma.
Antes que nada, me dedico un tiempo a observar cómo se comportan los animales.
Y una vez lista, me voy a acercando a ellos poco a poco.

Les acarició el hocico con tranquilidad y veo como poco a poco los animales se van calmando.

Miro a Carlos con una sonrisa, la cual rápidamente es correspondida. Hasta que, detrás del Español veo como se acerca otra persona, también a caballo.

El hombre que está sobre el caballo hace contacto visual conmigo y rápidamente se baja del animal.

—No...— Susurro una vez Carlos se sitúa a mi lado al verme pálida.

—¿Quién es?— Me pregunta acariciando mi espalda para relajarme.

Carlos al ver como me voy poniendo más y más nerviosa cada vez que el chico se acerca más a nosotros, decide ponerme detrás de él.

—Alexis...— Me llama el chico acercándose más a nosotros.

—Aléjate de mí, Derek— Le respondo sin siquiera salir de detrás de Carlos. —No quiero hablar contigo—

—Solo quiero hablar contigo, los demás también quieren...— Me dice e intenta dar un paso hacia nosotros, pero Carlos se pone entre los dos para que no avanze.

—Derek, vete— Le digo. No quiero que las cosas acaben mal entre todos nosotros por mi culpa. —Ya te dije que quiero que me dejes en paz—

—Por favor, solo una oportunidad— Me ruega. —No te tocaré ni un pelo...—

Me quedo en silencio al notar mis lágrimas bajar por mis mejillas, pero una mano rodeando mi cintura hace que respire con tranquilidad.

—Eso mismo decía papá...— Las palabras salen solas por mi boca y rápidamente me doy cuenta de lo que he dicho.

—Será mejor que te vayas— Le recomienda Carlos sin apartarse de mi lado. —Por su bien—

—¿Y tú quien eres?— Le pregunta mirándolo.

—Carlos Sainz Jr— Le responde.

Mi hermano abre los ojos cómo platos para después mirarme a mí.

—Soy su manager, Derek— Le informo al verlo confundido. —Y no lo volveré a decir, aléjate de mí—

—Alexis...— Me vuelve a llamar.

—¡Qué te vayas!— Exclamo al perder los nervios. —No quiero volver a verte en toda mi vida... Ni a ti, ni a los demás—

Derek hace el último intento de acercarse a mí, pero ese mismo intento es detenido por la persona que me está protegiendo.

—Tú no te metas— Le dice mi supuesto hermano a Carlos. —Esto no va contigo—

—Si se trata de trata de Alex, sí que va conmigo, te guste o no— Le responde el piloto.

—¡Alexis es mi hermana!— Exclama Derek.

—¿¡De verdad!? Entonces... ¿Dónde estabas cuando consiguió el trabajo de sus sueños como manager?— Le responde Carlos, a lo que mi hermano se queda en silencio. —¿O cuándo su padre la hizo sangrar y le dejo un golpe en la mejilla?— Al escuchar eso, mi piel se pone de gallina. —¿Y cuándo los fans la insultaban solo por trabajar en el
equipo— Toda la playa se queda en silencio, hasta que Carlos vuelve a hablar. —¿O cuándo le tiraron esa botella de cristal?—

Lo único que hace Derek es mirarme con arrepentimiento al escuchar todas las verdades que Carlos está diciendo.

—Solo espero que algún día puedas comprender que lo hacíamos por tu bien... Todos lo sentimos, Alexis— Derek da media vuelta y se vuelve a subir al caballo que traía.

Una vez veo a mi hermano como una mancha negra al fondo de la playa, me lanzó a los brazos de Carlos para llorar en su hombro.

—Tranquila... Estás conmigo, no te pasará nada a partir de ahora— Noto como él Español deja un beso en mi cabeza sin separarse del abrazo.

Ni siquiera sé cuánto tiempo estuve llorando en el hombro de Carlos, pero una vez mis lágrimas habían desaparecido, los dos nos sentamos de nuevo en la arena.

—Deberías haberme dicho lo de tu padre, te podría haber protegido— Me dice sin quitar su brazo de mis hombros.

—Lo siento... Tenía miedo. Por ejemplo, el día en el parque...— Le digo sinceramente.

—Lo sé... Desde el primer día supe que las quemaduras que traías en los brazos no fueron accidentes— Se me cae una lagrima al escucharlo y al ver las quemaduras en mis brazos.

Los dos nos quedamos en silencio, pero no es un silencio incómodo, es un silencio que ambos necesitábamos, algo tranquilizador.

—Te aviso de que me niego a que vuelvas a tu casa hasta la próxima carrera— Me avisa.

—Pero no tengo otro sitio a donde ir— Le digo limpiándome las lágrimas.

—Vendrás conmigo a mi casa. Mis padres estarán encantados de poder conocer a la chica que trabaja tan bien en el paddock— Carlos se separa de mí y me ayuda a levantarme del suelo. —Te llevo al hotel, recoges todas tus cosas y nos vamos a Madrid—

—Pero Carlos... Mi padre me estará esperando en casa, si no vuelvo... Será mucho peor— Digo con miedo.

—No dejaré que vuelvas a ese infierno— Me dice desatando a los caballos.

—¿En serio me aceptarías en tu casa?— Le pregunto con una sonrisa.

—Tú siempre serás bienvenida a donde quiera que vayas— El moreno se acerca a mí y pasa su pulgar por mi labio inferior, antes de sus labios se vuelvan a juntar con los míos. —Vamos—

Los dos volvemos al establo para dejar a Hazel y a Rocky y poder despedirnos de William.

Carlos me llevó al hotel y los dos subimos a mi habitación para poder pasar ahí la noche y así mañana irnos a Madrid.

Me siento en la cama y suelto un leve suspiro al recordar todo lo que ha pasado hoy. Hasta que noto que el colchón también se unde a mi lado.

Miro a Carlos con una sonrisa, pero él ya tenía su vista fijada en mí. Noto como lentamente se va acercando a mí y une sus labios con los míos, pero está vez se entrega por completo. Me ayuda a quitarle la camiseta y escucho como su corazón late más fuerte cuando le recorro los abdominales con las manos.

El Español se acaba deshaciendo de sus pantalones y me ayuda a deshacerme de mi ropa.

Se inclina para besarme, esta vez con más intensidad, haciendo que mi espalda choque contra el colchón y él ponga sus manos junto a mí para no tener todo su peso sobre mí.

Baja los besos por todo mi cuello, prendiendo fuego en cada punto que toca con ellos. Hasta que llega a los pechos.

—¿Puedo?— Pregunta levantando su vista para mirarme.

—Sí...— Le doy el permiso y el moreno de deshace de mi ropa interior.

Llevo días con mariposas en el estómago y ahora entiendo que es gracias al hombre que tengo sobre mí.

Vuelve a besar cada parte de mi cuerpo, hasta que coloca la cabeza entre mis piernas. El Español no aparta la mirada de mí hasta que ve el permiso en mis ojos. Al fin, pone sus labios entre ellas.

El corazón me late con fuerza, se me entrecorta la respiración y se me hace imposible con una mano no agarrar fuerte el edredón. Al final se me arquea la columna y se me tensa el abdomen mientras él sigue con los dedos al mismo tiempo que con la boca.

Continúa mientras me aprieto más a sus dedos y se escucha mis gemidos por toda la habitación.

El piloto se vuelve a poner sobre mí y vuelve a juntar sus labios con los míos.

—Que hayas centrado tu atención en mí y no en otro es lo mejor que me ha podido pasar en todo el mundo— Confiesa entre besos.

Sonrió ante su confesión y le agarro la cara para hundir mi boca con la suya mientras aprieto mis caderas contra su cuerpo, haciendo que un pequeño sonido salga por su boca. Me arde la piel al sentirlo tan cerca y sinceramente, me encanta.

Me aprieto más contra él y noto como se le entrecorta la respiración. Su lengua se enrosca con la mía y vuelvo a arquear la columna para empujar mis pechos contra él.

—Eres perfecta...— Susurra mientras me besa el cuello repetidas veces.

Me encanta lo que hace... Hasta que lo noto dentro de mí, haciendo que los gemidos salen por mi boca.

El sonido de sus caderas chocar contra mí me está empezando a volver loca y cuando empieza a empujar contra mí, sé que estamos a nada.

Noto como entrelaza sus manos con la mías y las sujeta al colchón sobre mi cabeza.

Suelta una de sus manos sin soltar las mías y la que tiene libre la estira y la desliza por todo mi cuerpo hasta volver a encontrar el punto entre mis piernas que me hace echar la cabeza hacía atrás.

Mi cuerpo se empieza a sacudir, aunque no hay mucha cosa que pueda hacer, ya que todavía tengo a Carlos encima de mí.

—Carlos...— Se me escucha decir mientras lo aprieto más contra mí, haciendo que me corra en ese momento.

El Español se desploma a mi lado, hecho polvo, al igual que yo. Me acurruco junto a él y apoyo mi cabeza sobre su pecho.

—¿Estás bien?— Me pregunta acariciando mi pelo.

—Sí— Respondo con una sonrisa al mirarlo a esos ojos. —Me deben quitar la tristeza así más a menudo—

Escucho como el piloto ríe, antes de pasar la manta sobre nosotros y estrecharme junto a él.

—Descansa, preciosa— Me dice y me da un último beso en la frente antes de que caiga rendida sobre él.

Sin duda, volvería a repetir...

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