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ʙᴀᴊᴏ ᴀʟ ᴄᴏᴍᴇᴅᴏʀ ᴇꜱᴘᴇʀᴀɴᴅᴏ ᴠᴇʀ ᴀ ᴛᴏᴅᴀ ʟᴀ ꜰᴀᴍɪʟɪᴀ ꜱᴀɪɴᴢ ᴀʜí, pero solamente veo a Ana, Blanca y a Reyes.

—Buenos días— Las saludo sentándome junto a ellas en el sofá. —¿Y los
demás?—

—Han salido a correr con Caco, volverán después de comer— Me responde Reyes entregándome un vaso de zumo con una sonrisa plasmada en la cara.

—¿Caco está aquí?— Pregunto al ver que no se pasó a saludar.

—Llegó ayer, pero tenía que hacer varios recados, por eso vendrá hoy a cenar— Dice Reyes.

Mientras desayunamos las cuatro juntas, de un momento para otro, la menor de los Sainz se levanta del sofá de un salto.

—¡Se me acaba de ocurrir una idea!— Exclama sonriendo emocionada. —¿Te apetece un cambio de look?—

—No sé, no me lo he planteado— Digo mirándola con el ceño fruncido. —Lo que sí que necesito es ropa nueva y algo de maquillaje—

—¡Perfecto! ¡Nos vamos de compras!— Dice Ana aplaudiendo con emoción.

Acabamos de desayunar y no me dejaron siquiera retocarme un poco, las Sainz me arrastraron hasta el coche y me llevaron hasta el centro comercial más cercano.

Vamos de tienda en tienda y cada vez voy acumulando más bolsas. Que si faldas, tops, tejanos, bikinis...

Pero por fin hemos parado a tomar algo en una cafetería. Me he pedido un café con leche y una galleta con pepitas de chocolate.

Mientras hablo con la familia Sainz me llega un mensaje inesperado. Miro mi teléfono debajo de la mesa y llego a leer el texto.

"Hoy tengo competición, por favor, intenta venir a verme"

—¿Todo bien?— Me pregunta Blanca al ver como mi sonrisa se va desvaneciendo.

—Sí... Todo genial— Respondo sonriendo falsamente, antes de que Reyes interrumpa la pequeña conversación.

—Los demás ya han vuelto a casa, será mejor que vayamos nosotras
también— Nos dice y las cuatro empezamos a recoger todas nuestras bolsas con la ropa dentro.

Al salir del centro comercial, el olor a playa vuelve a entrar por mis fosas nasales y la brisa fría choca con mi rostro. Nada más llegar a la casa de los Sainz, escucho como varias personas gritan desde el salón.

Todas aceleramos el paso hasta llegar al salón y ahí vemos a las tres personas que se habían ido a correr, discutiendo por un partido de fútbol.

—¡No nos deis esos sustos!— Exclama Reyes regañando a sus familiares.

—¡Tu hijo no acepta la derrota!— Responde el piloto de Rally levantándose del sofá.

—¡Porque es trampa!— Le dice Carlos a su madre como si de un niño pequeño se tratara, parecía el típico bebé acusando a su hermano con su madre.

Me acerco a Caco sigilosamente mientras padre e hijo discuten y se acusan mutuamente con su madre y esposa.

—¿Qué a pasado?— Le pregunto en un susurro para que no me escuchen.

—Ha perdido la partida— Me dice Caco en el mismo tono de voz que yo estaba usando segundos antes.

Un grito por parte de la madre de Carlos hace que Caco y yo dejemos de susurrar y nos pongamos alerta de lo que está pasando.

Me aguanto la risa al ver como Reyes regaña al piloto de Ferrari y al girarme para mirar a sus hermanas, resulta que están en el mismo estado que yo.

Finalmente, la discusión termina y yo opto por subir a la habitación de Carlos con el Español detrás de mí. Una vez arriba, me tumbo en la cama boca abajo y dejo que mi rostro se hunda en la almohada. Por un momento hay tranquilidad, pero mi cerebro hace que recuerde el mensaje de Derek de hace unas horas.

—Carlos, ¿Podemos hablar?— Digo sentándome en la cama una vez él ha salido del baño.

—Soy todo oídos— Dice sentándose a mi lado con una expresión de preocupación en la cara.

—¿Qué pasaría si quiero ir a una competición de Derek...?— Le pregunto intentando sonar lo más tranquila posible.

Carlos me mira durante unos segundos y al darse cuenta se levanta de la cama cambiando su expresión de preocupación a enfado.

—¿No estarás pensando en ir de verdad a una competición de ese chaval?— Me recrimina el Español alzando la voz.

—Ese chaval es mi hermano— Le respondo levantándome también del colchón.

—¡Pero hace dos días llorabas por su culpa! Y ahora quieres ir a verlo
competir— Carlos en ningún momento baja su tono de voz y eso me empieza a asustar. —¡Por dios, Alex! ¡Piensa al menos unos segundos! Llorabas por Derek por abandonarte y ahora mágicamente quieres verlo!— El moreno estira sus brazos mientras se acerca a mí y yo por reflejos, cierro los ojos al saber lo que se viene.

Al no notar ningún dolor en ninguna parte del cuerpo abro los ojos lentamente para poder visualizar a Carlos alejarse de mí despacio y con una mirada de tristeza.

—Alex... ¿No pensabas qué...?— Dice intentando volverse a acercar a mí.

—No...— Respondo apartando sus brazos de cualquier roze con mi cuerpo. —Lo siento— Sin más dilación, salgo de la habitación con los ojos cristalizados y con todas las miradas de los Sainz puestas en mí salgo de esa misma casa.

Corro sin rumbo y en segundos empiezo a ver borroso gracias a las lágrimas que se están acumulando en mis ojos.

Llego a la playa y sin pensármelo mucho, me quito los zapatos y me acerco a la orilla para sentarme sobre la arena.

Aunque sea mediodía, el cielo está oscuro, frío y sombrío, hay nubes negras que cubren todo el azul del cielo, pero aun así, hace calor y un poco de aire.

Se escuchan varios truenos, pero aun así no me muevo de donde estoy. Las gotas empiezan a caer lentamente sobre mi ropa y esta poco a poco se va mojando. Miro a la orilla con las gotas de la lluvia y mis lágrimas cayendo por mis mejillas.

Subo mis mangas hasta los codos y observo las quemaduras que hay en ellos pensando en lo que acaba de pasar.

Abro mi bolso y empiezo a buscar lo que usaba para arreglar mis problemas con mi padre hace años. Saco un mechero del bolso y lo miro durante unos segundos.

"Desde el primer día supe que las quemaduras que traías en los brazos no fueron accidentes."

La frase que me dijo Carlos hace unos días ronda por mi cabeza una y otra vez.
Si tan solo supiera que no fueron mis familiares los que causaron esas quemaduras.

La llama luminosa saliendo del encendedor hace que se ilumine una parte de donde me encuentro. Finalmente, paso el fuego por mi brazo izquierdo y enseguida noto el escozor y el dolor recorrer mi brazo.

Vuelvo a guardar el mechero y observo como mi piel va cambiando a un color rojizo y se empieza a inflamar poco a poco.

La lluvia empieza a apretar, así que me levanto de la orilla volviendo a poner mis mangas de manera que tapen mis brazos y vuelvo a tomar rumbo a casa de los Sainz.

Entro sin hacer ni un solo ruido y al subir a la habitación de Carlos veo que no hay nadie. Aprovecho el momento y recojo todas mis maletas para volver a bajar al comedor.

—¡Alex!— Exclama el padre de los Sainz antes de que pueda salir de
casa. —¿Dónde estabas? Nos habíamos preocupado—

—Lo lamento, tengo que volver a Madrid por... Unas reuniones que tengo, dígale a su esposa y a sus hijas que ha sido un placer conocerlas— No dejo que ninguna palabra salga por la boca del hombre, pues he salido a toda pastilla de la casa.

Pido un taxi y camino al aeropuerto compro un billete para el próximo vuelo. Le pago al conductor y entro al edificio para poder hacer todo el proceso de documentación.

Paso una hora y me dejaron entrar al avión, tuve suerte al escoger los asientos más apartados posibles. Nada más sentarme, pongo el teléfono en modo avión y cierro mis ojos para poder bajarle la intensidad a mis ojeras y a los ojos rojos.

Me cruzo de brazos al ver a mi hermano salir al circuito sobre su caballo blanco.

Veo como mi hermano guía y ordena a su caballo ante la realización de una variedad de ejercicios que demuestren la perfecta compenetración entre ambos, así como la capacidad y forma física del animal.
También me fijo en que todas las acciones las ejecuta con absoluta naturalidad demostrando la armonía entre mi hermano y su caballo.

Todas las pruebas que va haciendo, conocidas como reprises, incluyen varios pasos, movimientos, figuras y transiciones las realiza sobre áreas o puntos concretos de la zona de competición.
Cada reprise lo realiza de memoria y en un tiempo determinado.

Hace entre nueve y once minutos y medio que el tiempo de Derek ha empezado, desde que ha saludado a los jueces, hasta donde finalmente, ha repetido esa acción una vez finalizados sus ejercicios.

Todas las gradas estallan en aplausos y yo no soy menos para no imitar la acción de todo el mundo.
Derek pasa saludando a las gradas con una sonrisa, pero en el momento que sus ojos hacen contacto visual con los míos, la sonrisa se desvanece poco a poco.

Cuando mi hermano ya no está en el circuito, bajo de las gradas y voy hacía el lugar donde se encuentran los jinetes.

—Alexis...— Dice una voz detrás de mí, al darme la vuelta veo a Derek con los ojos cristalizados. —Al final has venido—

Se me derrite el corazón al ver como se acerca con temor hacia mí. Esta vez soy yo la que rompe la distancia, me acerco a grandes zancadas hasta él y envuelvo mis brazos en su cintura, escondiendo mi cabeza en su pecho.

Todo lo malo que me ha llegado a hacer queda en el olvido, al fin y al cabo, es mi hermano...

Noto como unas lágrimas caen sobre mi ropa, pero esta vez no son mías, al separarme de Derek veo como se limpia las lágrimas e intenta sonreír.

—¿Alexis?— Una voz femenina detrás de Derek hace que los dos miremos hacia la causante de esas palabras.

Veo a Madison con todos mis hermanos detrás de ella y una pequeña niña escondida detrás de la pierna de Noah.

—Has vuelto...— Murmura la morena acercándose a mí. Imito su acción y la abrazo con fuerza después de tantos años.

Al separarme veo a Noah con lágrimas en los ojos. Quien diría que el mayor de los Hernandez era capaz de llorar por su hermana.

Sin previo aviso, el castaño me envuelve en sus brazos pillándome desprevenida. Al final reacciono y lo abrazo con la misma fuerza que mi hermana.

Noto como todos se unen al abrazo y como a todos les ruedan lágrimas por las mejillas. Hasta que fijo mi mirada en la pequeña niña morena que hay junto a nosotros.

—Leah, ven— Dice Madison estirando su mano hacia la pequeña. La niña se acerca a ella y se esconde detrás de mi hermana sin apartar la mirada de mí. —Ella es tu tía Alexis—

Abro los ojos una vez le dice eso y miro a mi hermana con asombro y felicidad. Vuelvo a mirar a la pequeña al igual que ella a mí y me agacho a su altura.

—¡Tía Alexis!— La pequeña sale de detrás de su madre y se lanza a mis brazos. Mi sobrina se deja abrazar por mí y yo caigo de rodillas mientras la abrazo.

Miro a mi hermana quien tiene sus manos tapando su boca con una sonrisa y Noah pasando su brazo por los hombros de la morena.
Derek sonríe al ver este momento, al igual que Bruno y Daniel.

Me vuelvo a levantar aún con Leah en mis brazos y mis hermanos me vuelven a abrazar, pero una pregunta no para de atormentarme desde que he llegado.

—¿Por qué decidisteis buscarme ahora y no antes...?— Pregunto dejando a la pequeña en el suelo.

Todos se miran entre sí y veo como le otorgan la palabra a Madison.

—Ven, te lo explicaré todo— Dice cogiéndome de la mano para llevarme a un lugar más apartado.

—Te escucho— Le digo al llegar a los establos de los caballos.

—Papá nos amenazó desde un
principio...— Confiesa, esas palabras caen sobre mí como un balde agua fría. —Al ser la última hija antes de que mamá muriera, eras el objetivo de papá... Quería hacerte sufrir según él por hacer que mamá se fuera— Cada palabra duele más que la anterior y estoy segura de que las cosas se pondrían peor. —Papá dijo que si no sufrías por culpa de todos mamá había muerto para nada. De ahí que te insultáramos y te tratáramos
mal—

Sé que Madison no ha acabado de contármelo todo, pero me niego a estar un segundo más sin abrazar a mi hermana mayor. La morena me da un beso en la cabeza y me vuelve a abrazar con fuerza.

—Pero Derek era demasiado terco como para hacerle caso a papá— Prosigue Madison dejando que una pequeña risa nasal suene. —Queríamos luchar por tu custodia, pero todos teníamos miedo y papá seguía con sus amenazas. Nos obligó a irnos nada más cumplir todos los 18 y poder dejarte a ti sola con él—

Ahí eso donde me doy cuenta, mi padre solo quería verme sufrir por el abandono y la muerte de mi madre. Mis hermanos me querían con ellos, pero el hombre que nos debería haber criado se negó.

Madison y yo volvemos con los demás y al visualizar a Derek, me vuelvo a lanzar a sus brazos para disculparme por todo lo que ha pasado estas últimas semanas.

—Tú y yo tenemos que tener una charla de hermano mayor y hermana menor— Me advierte Noah señalándome con el índice una vez me he separado de Derek.

—¿Por qué?— Pregunto con una sonrisa y el ceño fruncido.

—¿Qué es eso de que estás tonteando con un piloto de Ferrari?— Me pregunta cruzándose de brazos.

Bajo la cabeza al recordar a Carlos y al parecer eso pone alerta a Madison, ya que, me abraza por los hombros.

—Sí quieres me lo cuentas después. Quiero ser la hermana mayor que no llegaste a tener— Me susurra sin apartar sus brazos de mis hombros.

Todos mis hermanos me miran con preocupación, hasta que un pequeño cuerpo se aferra a mi pierna. Miro hacia abajo y me encuentro a Leah con una sonrisa.

—¡Derek, has ganado!— Una voz conocida llega hasta nosotros y rápidamente me fijo en el hombre que hay detrás de mi hermano.

—William— Digo asombrada al verlo aquí.

—¡Alexis! Que sorpresa— Dice dándome dos besos en las mejillas.

No me recuerda...

—Alexis es la chica que vino a mis establos con aquel piloto— Explica William a mis hermanos.

—William... Ella es la pequeña Alexis— Le dice Derek tocándole el hombro.

Los ojos del hombre se iluminan al escuchar esa frase y en segundos se lanza a mis brazos.

—¡Yo sabía que ese carácter de amazona no lo tiene cualquiera!— Dice mi antiguo entrenador abrazándome. —Será mejor que Derek y yo vayamos a por el
premio—

Mi hermano y mi antiguo entrenador van hacia los jueces para recibir su premio por el primer lugar y a mí se me hace imposible no contener la sonrisa al ver a Derek con una sonrisa plasmada en la cara recibiendo su medalla de oro.

¿Quién diría que una sola explicación podría cambiar toda una vida...?

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