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ᴀʙʀᴏ ʟᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱ ʟᴇɴᴛᴀᴍᴇɴᴛᴇ, ɢʀᴀᴄɪᴀꜱ ᴀ ʟᴀ ʟᴜᴢ ǫᴜᴇ entra por la ventana de mi nueva habitación y me estiro todo lo que puedo.

—¡Feliz cumpleaños!— El colchón se unde de golpe a mi lado y al desviar mi mirada hacia allí, veo a Carlos con una gran sonrisa.

—Se dice buenos días— Me froto los ojos al notar varias legañas en ellos y suelto un pequeño bostezo.

—Pero hoy cumples 23 años, hay que celebrar eso— El Español se levanta de la cama y se acerca a la mesita de noche, donde hay una bandeja con el
desayuno. —Tortitas con chocolate y un café con leche—

—Es imposible no quererte— Digo una vez él ha dejado la bandeja a mi lado. —Muchas gracias—

Carlos se tumba a mi lado y espera a que yo acabe de desayunar, mientras él deja pequeñas caricias en mi pelo.

—Bien, duchate, vístete y baja, te espero abajo con tu sorpresa— El piloto deja un beso mi cabeza y se lleva la bandeja del desayuno a la cocina.

Después de mucho esfuerzo, me levanto de la cama y me voy a dar una ducha. Al salir, me dirijo a mi armario y me decido por ponerme unos tejanos cortos, un top verde y obviamente, mis converse blancas no podían faltar.

Bajo las escaleras respondiendo algunos mensajes de felicitaciones de mis amigos sin prestar atención a lo que pasa a mi alrededor.

¡SORPRESA!— Ese grito hace que dé un pequeño brinco y casi se me caiga el teléfono al suelo.

Me tapo la boca con las manos al ver a todos mis familiares y amigos en el salón de mi casa y me doy la vuelta intentando no llorar de la emoción.

El salón está decorado con globos morados, un cartel deseándome un feliz cumpleaños y varios peluches de oso gigantes en el sofá.

—Voy a llorar— Sin guardar mi teléfono ni nada, agito mis manos cerca de mis ojos impidiendo que las lágrimas salgan.

Charles se acerca a mí riendo por mi reacción y me abraza por los hombros sin dejar de reírse de mí.

—Felicidades, enana— Me dice mientras pasa su brazo por mis hombros y empieza a revolver mi pelo sin piedad.

Empiezo a reír por su acción e intento deshacerme de su agarre. Me agacho y vuelvo a intentar escabullirme por debajo de su brazo.

—Feliz cumpleaños, Alex— Lando imita la misma acción que el monegasco y me abraza con fuerza.

Abrazo a todas las personas que hay en mi casa y se me hace imposible no llorar de la emoción al ver que todos están aquí por mí, ya que, nunca he tenido un cumpleaños con tanta gente.

Noto como Carlos se acerca a mí y pone sus manos en mis ojos dejando que no vea absolutamente nada. Él me guía con cuidado a alguna parte del salón y noto como me deja sentada en el sofá.

Al notar como aparta sus manos de mis ojos, pestañeo varias veces y me sorprendo al ver muchísimos regalos sobre la mesa del comedor.

—El mío será el mejor— Dice George en broma y con algo de egocentrismo, haciendo que todos los presentes riamos por su broma.

—Empieza por el que tú quieras, hoy es tu día, preciosa— Carlos posa sus manos en mis hombros y espera a que yo elija un regalo.

Cojo un regalo pequeño con el envoltorio de color azul y observo todas las esquinas para saber por donde abrirlo.

—Ese es el mío, espero que te guste— Me dice Max antes de que pueda romper el papel de regalo.

Le dedico una sonrisa y abro con cuidado el regalo. Al ver el vinilo de Sia abro los ojos como platos y me levanto para poder ir a abrazar a Max y a agradecerle.

Dejo el vinilo a mi lado con delicadeza y cojo el siguiente regalo, el cual tiene el papel de regalo de color rojo.

Miro a Charles con emoción, no me ha hecho falta que el piloto diga que es de él, porque ya tenía una nota con una foto de ambos juntos en el envoltorio.

Rompo el papel de regalo y rápidamente veo un cuadro con todas las fotografías que tenemos los dos juntos y un par de libros que deseaba leerme desde hace meses.

—¡Gracias, gracias, gracias!— Lo abrazo con fuerza haciendo que todos los demás rían por mi reacción.

El siguiente regalo que elijo es un poco más pequeño que el de Charles y en cambio este, tiene el papel de regalo de color naranja y el signo de McLaren.

—¿Lando o Daniel?— Miro a los dos pilotos de McLaren esperando una respuesta para poder identificar de quien es el regalo.

—Lando— Me confirma Ricciardo con una de sus sonrisas que alegran a todo el mundo.

Cuando abro el regalo de Lando, veo una funda de teléfono con una foto de ambos y un punto de libro con fotografías suyas.

—Así te acordarás de mí cuando leas tus libros— Dice el piloto de McLaren acercándose a mí para que pueda abrazarlo.

Veo un regalo al fondo de la mesa con el nombre de piloto más cotilla de Mercedes y rápidamente me levanto para poder alcanzarlo. Miro a George de reojo y veo como sonríe con orgullo.

Abro el regalo y me encuentro con una camiseta de Mercedes con el apellido Wolff detrás de esta y mi número de la suerte, el 51.

—Hablé con William y me dijo que siempre has usado el número 51 en todas las competiciones que has ido— Me acerco al Británico para poder darle un fuerte abrazo al ver como ha pensado en mi obsesión con la equitación.

Al volverme a sentar en el sofá, elijo el siguiente regalo, con el envoltorio de color negro.

—Ese es mío, me ha costado encontrar lo que es, pero espero que te guste— Dice Toto con una sonrisa plasmada en su rostro.

Abro el regalo de mi padre y varias lágrimas caen de mis mejillas al ver una preciosa fotografía de mi recién nacida en el hospital junto a Toto.

—Hicimos dos fotos ese día, una conmigo y otra con tus hermanos— Dice él haciendo que recuerde ese cuadro con mis hermanos y su padre en el hospital.

Me abrazo a mi padre lo más fuerte que puede y dejo que algunas lágrimas bajen repetidas veces por mis mejillas.

Una vez estoy más calmada, sigo abriendo regalos, hasta que me encuentro uno de color morado, instintivamente miro a Madison y a Derek con una sonrisa; de todos mis hermanos, solo han venido ellos, los demás solo me han enviado un mensaje.

Al abrir la caja, veo algunas libretas con bolígrafos y una pulsera dorada con mi inicial. Una vez me pongo la joya, veo que mis dos hermanos también llevan una, pero cada uno con su inicial.

Los abrazo con fuerza y les agradezco por todo. Sigo abriendo regalos y regalos, hasta que solo quedan dos.

—El sobre es mío y el otro es de
William— Carlos me sonríe algo nervioso segundos antes de que pueda alcanzar el regalo.

Abro primero el de mi antiguo entrenador y me sorprendo al ver toda la ropa necesaria para ir cómoda y segura en equitación.

Miro algo confusa a mi pareja y a mi antiguo entrenador, antes de que Carlos me señale el sobre, que aún sigue sobre la mesa. Estiro mi brazo para poder cogerlo y lo abro con delicadeza.

"La yegua, Hazel, de los establos de William Lopez ha sido vendida a la nueva integrante del equipo, Alexis Wolff. La cual empezará su carrera como jinete en el equipo olímpico"

—¡Es mentira!— Exclamo levantándome de golpe del sofá sorprendida. —No jodas que me habéis metido en el equipo—

Carlos se acerca a mí y me abraza por la cintura, aún yo estando en shock por el regalo de ambos.

—Alex, te hemos metido en el equipo porque te vimos montar a Hazel y no has perdido la practica, ¿Acaso no recuerdas que tenías el nivel tan elevado de niña que sacabas más puntuación que deportistas profesionales?— Dice William viéndome con una sonrisa.

Me abrazo a mi ahora, entrenador y enseguida me vuelvo a acercar a Carlos, para rodear mis brazos por detrás de su cuello y poder unir mis labios con los suyos en un beso de agradecimiento. Noto como sus manos bajan hasta mi cintura y enseguida escucho como todos aplauden y nos animan.

—Te amo— Me dice nada más separar sus labios de los míos.

—Y yo a ti— Respondo dejando un último beso en sus labios.

Al darme cuenta de algo, dirijo mi mirada hacia el primo del piloto, el cual está junto a sus tíos.

—¿Quién te ayudará ahora que dejaré el trabajo?— Le pregunto preocupada por tener que rechazar mi sueño de ser jinete.

—No te preocupes por eso, me las apañaré, has cambiado a Carlos desde que os conocisteis, ya no es tan problemático como antes— Dice Caco riendo por la cara de su primo, el cual no duda ni un segundo y le ha enseñado el dedo corazón.

—¡Abrazo de grupo!— Exclama Charles uniéndose al abrazo entre Carlos y yo, haciendo que todos los presentes imiten su acción y nos rodeen con sus brazos mientras todos reímos.

—Es el mejor cumpleaños que he tenido en toda mi vida...— Digo para que todos me escuchen.

Me miro una última vez en el espejo de mi habitación y me acabo de poner bien el vestido rosa pastel que me regaló Madison.

—¿Lista, preciosa?— Carlos llama a la puerta de la habitación y asoma un poco la cabeza para verme.

—Sí— Me doy la vuelta para mirarle y se me iluminan los ojos al verle con una camisa azul claro con los dos botones de arriba desabrochados y unos tejanos del mismo color pero más oscuro.

—Me encanta ese vestido—Sus manos se posan en mis caderas haciendo que me acerca más a él. —¿No es con el que te pedí ser mi novia?—

—Ese mismo— Sitúo mis manos en su pecho y me acerco a sus labios rompiendo completamente toda la distancia que había entre los dos.

—Vámonos, todos nos están esperando en la discoteca— Carlos tira de mí para que salgamos de mi casa y nos subamos al coche del Español; me tengo que sacar el carnet lo antes posible.

Los próximos veinte minutos los pasamos cantando y riendo por las canciones que suenan por la radio, hasta que por fin llegamos a nuestro destino.

Carlos llega a mi lado del coche para poder abrirme la puerta y ofreciéndome una mano para ayudarme a salir, la cual, obviamente acepto.

Los dos entramos con nuestras manos entrelazadas y subimos a la parte de arriba de la discoteca, que está reservada para mis amigos y para mí.

—¡Alex, hola!— Exclama Checo acercándome a mí para poder abrazarme. —Feliz cumpleaños— El Mexicano me entrega una caja con un lazo en la esquina.

—Gracias, no hacía falta— Le digo mientras nos sentamos en unos sofás que hay.

Abro la caja y veo una sudadera y una gorra de Red Bull. Con una sonrisa abrazo a Checo y le agradezco por el regalo.

Después de un rato, me encuentro con Max hablando de los puntos que lleva en el campeonato y que seguramente pueda coronarse como campeón del mundo.

Max y yo no nos conocemos tan a fondo, pero eso no nos ha evitado convertirnos en mejores amigos, al igual que lo soy con Charles. Ambos hemos tenido una infancia difícil, pero hemos logrado seguir adelante por nuestra cuenta.

—¿Qué tal está Penélope?— Le pregunto al recordar a la pequeña niña con la que choque hace meses.

—Está bien, siempre me pregunta por ti, quiere saber de la chica con la que choco en el paddock— Dice Max haciendo que suelte una pequeña carcajada.

—Dile que un día que venga a alguna carrera iré a verla— Le digo emocionada pro volver a ver a la pequeña.

Max y yo seguimos hablando algunos segundos más, hasta que, llegan todos los pilotos que han podido venir y se apagan algunas luces y empieza a sonar la canción de cumpleaños.

Todos los pilotos empiezan a cantar y veo como Carlos llega con un pastel en sus manos mientras canta. En cuanto llega a mi lado me mira a los ojos y me sonríe con dulzura.

Mientras siguen cantando observo todos los detalles de la tarta, es de chocolate y arriba del todo tiene una fotografía mía de cuando era pequeña con el primer pony que tuve.

En cuanto todos acaban de cantar, cojo aire y soplo todas las velas que hay en el pastel, haciendo que todos aplaudan.

Carlos deja la tarta sobre la mesa y algunos camareros empiezan a ponernos un plato y un tenedor a cada uno. Al cortar el pastel, empezamos a repartir todos los trozos y cada uno empieza a comerse el suyo.

—Quiero hacer un brindis— Dice Charles levantándose de su asiento, para situarse sobre un pequeño escenario que hay. —Por Alex, la chica que cambió a Carlos de un día para otro y gracias a ella, lo tuve que soportar cinco meses enteros antes de que él le pidiera
salir— Eso último hace que todos los pilotos y yo riamos. —Es broma, o tal vez no... Alex, quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por todos los presentes. A mí me apoyaste en cada carrera, sin importar el resultado. Para Lando has sido la hermana mayor que no tuvo. Para Max... A Max le encontraste la niña, porque se le perdió— Todos volvemos a reír por sus bromas. —A George lo ayudas a que siga siendo un cotilla—

—¡Ella solo me consigue el cotilleo!— Exclama George siguiéndole la broma al monegasco.

—Y por eso ella es la inteligente del grupo... Y siguiendo con lo que estaba diciendo, a Carlos, por él has hecho más que por nadie. Estabas ahí en su primer podium con Ferrari, te quedaste siendo su manager a pesar de que Caco te dijo todos los desastres que él hizo y gracias a eso, conseguiste que esos desastres no volvieran a pasar— Charles levanta su copa y nos mira uno a uno. —¡Por Alex!—

—¡POR ALEX!— Dicen todos al unísono al levantar sus copas.

Siento como Carlos pasa su brazo por mis hombros y deja que me recueste en su hombro estos minutos que pasamos comiendo el pastel.

El resto de la fiesta nos lo pasamos bailando o haciendo un pequeño karaoke, que obviamente, fue idea de Charles y George.

Mientras bailo de una manera bastante ridícula junto a Max y a Lando, siento como alguien tira de mí para apartarme de toda la multitud.

—Creo que ahora me toca a mí disfrutar un rato de la cumpleañera— Carlos me mira durante unos segundos antes de poder empezar a devorar mis labios.

Poso mis manos en sus mejillas atrayendo al Español más a mí. Sus manos bajan hasta mi cintura y siento como sonríe de por medio del beso.

—Tengo algo para ti— Dice separándose unos centímetros de mi boca.

—Mi amor, me has regalado la yegua de mis sueños y un puesto en el equipo olímpico, eso es más que suficiente— Le digo siguiéndolo hasta los sofás que tenemos reservados.

—Toma y calla— El Español me entrega una bolsa con estampados de caballos y de color rojo.

Me siento en el sofá a su lado y abro la bolsa con cuidado de no romperla, saco otra caja, también envuelta en papel de regalo rojo y la abro.

—¿Cómo sabías que tenía uno de estos cuando era pequeña?— Le pregunto sacando un monoplaza tamaño escala.

—Madison me contó que tenías uno de Michael Schumacher cuando eras pequeña y quería que tuvieras uno mío— Al decir eso, observo todos los detalles del coche y veo que es la copia perfecta del coche de mi pareja

—Gracias, muchas gracias— Digo lanzándome a sus labios.

—Lo que sea por ti— Dice él pegando su frente con la mía, mirándome con esos ojos marrones que me vuelven loca. —Contigo lo quiero todo, Alex—

Y ahí es donde lo entiendo todo, podría decirle tantas cosas bonitas para demostrarle mi amor, pero si se fija en la forma en la que le miro, ya debería saberlo todo...

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ALEX!

Creo que no hace falta decir que todos te amamos mucho y queremos desearte un muy feliz 23 cumpleaños...

En cambio yo, estoy muy contenta al ver que gracias a ti tengo todo este apoyo en ambas redes sociales y te quería agradecer por eso. Disfruta de tu cumpleaños y esperamos que cumplas muchos más en esta pequeña familia.

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