016

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


ᴇꜱᴛᴀᴍᴏꜱ ᴍɪꜱ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏꜱ ʏ ʏᴏ ᴇɴ ᴄᴀꜱᴀ ᴅᴇ ꜱᴜ ᴘᴀᴅʀᴇ, cosa que no me trae muy buenos recuerdos, pero no he tenido más opción que venir para discutir quien se quedará las pertenencias del fallecido y la casa, ya que, el señor Hernandez no ha hecho el testamento.

—¡Basta!— Exclamo al notar el dolor de cabeza después de escucharlos discutir durante una hora entera a todos. —La casa la he mantenido yo en pie desde 2014, me la quedo yo—

—¿Por qué?— Pregunta Noah rodando los ojos al escucharme.

—Porque la luz, el agua, el gas y la casa en concreto la he estado pagando yo desde los 15 años... Punto y final— Finalizo la discusión entre todos.

—Es un trato justo, nosotros nos fuimos y ella se quedó— Me apoya Derek haciendo que me quede confusa por su reacción.

—Estoy de acuerdo— Añade Madison apoyando a su hermano.

—Y nosotros— Dicen los mellizos después de unos segundos en silencio.

Todos miran a Noah esperando una respuesta por su parte. Él vuelve a rodar los ojos y me estira la mano para cerrar el acuerdo. Los dos estrechamos las manos y nos decidimos por guardar o tirar las cosas de su padre.

Al llegar por fin a casa de Carlos, subo a su habitación y me lo encuentro vistiéndose con ropa deportiva.

—Hola, preciosa— Me saluda acabando de ponerse sus zapatos.

—Hola, ¿A dónde vas?— Le pregunto sentándome junto a él.

—Voy a salir a correr con Caco— Responde dándome un beso en la frente antes de ir a por algo que le pueda tapar el cuello.

—Genial, ten cuidado— Digo dejando mi bolso a un lado de la cama.

—¿Estás bien?— Me pregunta mirándome con el ceño fruncido.

—Sí, eh... La casa es mía— Le suelto de golpe, haciendo que el piloto abra los ojos como platos. —La he estado pagando desde los 15, así que es mía—

—Preciosa, ¡Eso es genial!— El Español me levanta de la cama y da vueltas conmigo en el aire. —Estoy muy contento—

—Yo también— Digo sonriendo una vez me ha bajado de nuevo al suelo.

Veo como Carlos se queda pensando unos segundos mientras me mira, hasta que noto una pequeña sonrisa en su rostro.

—Tengo una idea— Lo miro confusa y cuando veo que él sonríe cada vez más, entiendo a lo que se refiere.

—No, no, no y no— Me niego rápidamente al ver cuál es su maravillosa idea.

—Venga, será divertido— Insiste Carlos con una pequeña sonrisa de por medio.

—Divertido para vosotros, yo hace dos años que no salgo a correr— Respondo negándome completamente.

—Por favor, ¿Lo harías por mí?— Dice él rodeando sus brazos por mi cintura.

—Eso es chantaje— Le digo al ver como hace un puchero. —Está bien, pero solamente hoy—

Carlos aplaude algo emocionado y me suelta para que pueda ir a cambiarme y pueda ponerme ropa deportiva.

Al salir del baño con unos leggins negros, un top de ese mismo color y una chaqueta fina por encima me encuentro con Carlos y su primo esperándome.

—Me alegro de que hayas querido
venir— Caco se acerca a mí para darme dos besos en las mejillas.

—Créeme, no ha sido por voluntad
propia— Respondo aún no muy convencida por salir a correr con ellos dos.

Caco mira a su primo con los ojos entre cerrados, haciendo que, una vez Carlos nota la reacción de su manager, desvíe la mirada hacia el techo mientras silba disimuladamente.

—¿Nos vamos?— Dice Carlos unos segundos después de estar silbando.

—Sí, ¿Preparada?— Caco pasa su brazo por mis hombros una vez hemos salido de casa.

—Ni lo más mínimo— Respondo haciéndome una idea visual de lo que puede pasar.

—Vamos, preciosa, no será para tanto, ya verás— Insiste mi pareja una vez los tres hemos empezado a trotar lentamente.

—Hay tres situaciones posibles; me desmayo a medio camino, me quedo sin aire y me desmayo y la última, me doy un golpe y me desmayo— Le digo siguiéndole el ritmo a los dos hombres.

—¿Hay alguna que no tenga que ver con un desmayo?— Me pregunta mi pareja riendo por mi reacción.

—Nop— Digo recalcando la letra final de la palabra. —Que sepas que te acusaré con Toto y él me defenderá—

—No le tengo miedo a mi
suegro— Me responde él con un poco de egocentrismo.

—Pues yo sí, así que cállate y no provoques a tu novia— Le dice su primo dándole un leve golpe en el hombro.

—¿Le tienes miedo a mi padre? Pero si es un trozo de pan— Digo confusa al ver el terror en los ojos de Caco.

—Es que es muy alto y me saca tres cabezas, por lo menos— Responde mi compañero a mi pregunta. —Pero no se lo digas—

—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo— Le digo poniéndome una mano en el pecho en forma de promesa.

—Pues conmigo no, prepárate para que se entere mi suegro de eso— Carlos ríe al ver como ya tiene una nueva forma de poder chantajear a su primo, haciendo que se gane una mala mirada por el mayor.

—Alex, yo sé de alguien que aterra a Carlos y estoy seguro de que se pondrá de tu lado— Caco mira a Carlos durante unos segundos y le dedica una sonrisa en forma de venganza.

—Habla, desembucha— Le obligo a decirme quien es esa persona para poder chantajear yo misma a mi pareja.

—No va a llamar a mi madre— Le recrimina su primo al entender quien es la persona en la cual está pensando Caco.

Su manager suspira rendido y los tres seguimos corriendo, esta vez, sin decir ni una palabra para no gastar oxígeno y poder regular nuestras respiraciones.

—Esta es la última— Le paso a Madison la última caja con las pertenencias de su padre y ella la sube al coche de Noah.

Las dos volvemos a entrar a la casa y nos quedamos mirando el salón durante unos segundos. Ahora no hay nada, todo está vacío, ni un solo mueble, ni un cuadro, nada.

Un recuerdo pasa por mi mente durante unos segundos, ahí me veo yo junto a Derek de niños, jugando con unos coches que tenía cuando era más pequeña. También veo a Noah viendo la televisión, tiene una de las carreras de Fernando Alonso de fondo, haciendo que a la pequeña Alex le entre la curiosidad.

La pequeña mira durante unos minutos el televisor, fascinada al ver como esos monoplazas van a tanta velocidad y el público se emociona al ver pasar a su piloto favorito; pero a mini Alex solo le pasa una cosa por la cabeza... "Si no logro ser jinete, lograré trabajar en ese deporte, como manager de un piloto de McLaren"

Río al recordar la pequeña promesa que me hize a mi misma con tan solo 5 años, yo solo pedía un piloto de McLaren y he acabado saliendo con uno de Ferrari, que sin duda, es lo mejor que me ha llegado a pasar desde que tengo uso de razón.

—Tierra llamando a Alexis— Una voz femenina hace que salga de mi trance. Al volver a la realidad veo como Madison agita su mano delante de mi cara esperando a que reaccione.

—Perdona, ¿Qué decías?— Le pregunto al darme que he estado ignorando sus palabras por estar metida en mi mundo estos últimos minutos.

—¿Estás bien?— Pregunta Madison con el ceño fruncido al ver como segundos antes he desconectado como si nada.

—Sí, todo de maravilla, ¿Qué me estabas diciendo antes?— Paso un mechón rebelde por detrás de mi oreja lo más rápido que puedo y espero a que Madison repita lo que me estaba diciendo.

—No importa...— La reacción de mi hermana no cambia en ningún momento, en cambio, su cara de confusión sigue plasmada en su rostro. —¿Tienes
fiebre?— La morena posa su mano derecha en mi frente esperando notar algo de temperatura.

—Estoy bien, solo estaba recordando unos momentos antiguos— Atrapo su mano con la mía y la bajo lentamente de mi cara, sin romper el contacto visual con ella. —Pero gracias por preocuparte—

—¡Claro que me preocupo, eres mi hermana pequeña!— Exclama ella dejándome sorprendida por su reacción, así que intento hablar, pero la morena me interrumpe. —Ni se te ocurra decir nada de que no soy tu hermana; porque sí lo soy, pero no del mismo padre y te duela o no, soy tu hermana mayor

Alzo las cejas algo sorprendida por su reacción e intento volver a decir algo, pero nuevamente vuelvo a ser interrumpida por la mujer que tengo delante.

—Mira, Alexis. Voy a aprovechar este momento para decirte todo, esta vez sin mentiras de por medio— Al escucharla me muevo un poco incómoda ante esta situación, que todavía estoy pensando en como he acabado en ella. —Primero, quiero pedirte disculpas por todo el daño que te hize cuando éramos pequeñas. Era una idiota, no te merecías nada de eso y desde que cumplí los 18 me culpo por ello—

—No importa, todo eso ya es agua
pasada— La interrumpo antes de que ella pueda continuar disculpándose. —Pero aún me duele que me ocultasteis la verdad de mi familia—

—Yo... No tenía opción, no te veía desde que tenías 12 años, me enteré de todo cuando nos reencontramos todos y... Tenía miedo de volver a perderte después de todo— Veo como sus ojos se cristalizan e intenta acercarse a mí con cuidado.

No pongo resistencia y dejo que sus brazos rodeen mis hombros para estrecharme contra ella en un fuerte abrazo. Mientras los minutos pasan, noto como mi camiseta se va mojando gracias a las lágrimas de mi hermana.

—Te perdono, pero de momento, solo a
ti— Le susurro haciendo que ella me abraze más fuerte nada más escucharme.

—Te quiero, hermanita— Me dice al separarse de mí, todavía sin romper el abrazo de reconciliación. —Ya puestas, ¿Qué quieres que te regale por tu cumpleaños?—

—Eres igualita a Carlos, él me está bombardeando la cabeza para que le diga algo para regalarme la semana que
viene— Respondo riendo al ver como no me libraré de ninguna de las instancias de nadie.

—Solo se cumplen 23 una vez en la
vida— Sigue insistiendo Madison con una sonrisa inocente.

—Y el año que viene cumpliré 24, es exactamente lo mismo— Me niego a que la gente gaste dinero en regalos para mí. Prefiero mil veces a que se lo gasten en algo para ellos mismos.

—Venga, seguro que quieres algo— La morena intenta convencerme para que le diga algún obsequio para mí.

—Te lo prometo, no quiero nada— Le llevo la contraria los próximos diez minutos, hasta que alguien entra a interrumpir la conversación.

—Madison, ya nos vamos— Noah entra en la casa y nos mira con una ceja levantada, sin entender nada.

—Claro, tengo mis contactos, averiguaré algo para tu regalo— Me apunta con el dedo índice antes de desaparecer por la puerta con su hermano mayor.

Me doy la vuelta y poso mis manos en mi cintura observando toda la casa, pensando en como podré decorarla a mi gusto, pero lo que sí que tengo claro, es que habrán millones de cuadros con todos mis recuerdos favoritos, que sin duda, casi todos serán junto a Carlos.

Cogo las llaves de la pequeña cesta de la entrada y cierro la puerta de la entrada con llave para poder tomar rumbo hasta casa de Carlos.

Los próximos diez minutos los paso caminando mientras pienso en diferentes decoraciones para mi futura habitación.

—¡He llegado!— Entro a casa de mi pareja y dejo el abrigo en un perchero de la entrada. —¡¿Hola?!—

—¡Preciosa!— Carlos llega corriendo hasta donde estoy. Me abraza alzándome unos centímetros del suelo y dando un par de vueltas conmigo entre sus brazos.

—Creo que alguien me ha echado de
menos— Digo una vez él me ha vuelto a dejar en el suelo.

—No sabes cuanto— Sin previo aviso, sus labios chocan con los míos y como si fuera la primera vez, una pequeña corriente eléctrica pasa por todo mi cuerpo. —¿Ya sabes lo que quieres de regalo?—

Cierro los ojos con una pequeña risa de por medio al ver que no voy a poder librarme de esa pregunta. Esta semana va a ser algo insoportable...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro