015

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


ᴇɴᴛʀᴏ ᴀʟ ʜᴏꜱᴘɪᴛᴀʟ ʟᴏ ᴍáꜱ ʀáᴘɪᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴘᴜᴇᴅᴏ y rápidamente me acerco a la mujer de recepción, la cual al notar mi presencia se pone bien las gafas y me mira esperando alguna palabra por mi parte.

—¿Qué necesita?— Me pregunta al ver que yo no decía nada.

—¿Podría visitar a Victor Hernandez?— Le pregunto apoyando mis brazos en la mesa, la cual es más alta que yo.

—¿Es usted familiar? Me temo que si no lo es, no le puedo dar información del señor Hernandez— Responde la mujer mirando toda la información desde el ordenador.

—Soy su...— Las palabras no logran salir de mi boca, ni siquiera sé lo que soy de aquel hombre. Noto unas manos aferrarse a mi cintura, haciendo que mire de reojo a Carlos, quien está detrás de mí. —Soy una de sus hijas...—

—Tercera planta, habitación 271— Le agradezco repetidas veces a la mujer y Carlos y yo subimos lo más rápido que podemos a la planta que nos ha dicho la mujer de recepción.

El Español me coge de la mano al verme cada vez más nerviosa. Los dos caminamos con rapidez hasta la tercera planta y empezamos a mirar los números de las puertas de cada habitación, para poder encontrar la de Victor Hernandez.

—Es aquella— Carlos señala una de las puertas que está un poco más alejada de nosotros y rápidamente empiezo a trotar para llegar más rápido.

Al llegar a la puerta de la habitación me encuentro con mis supuestos hermanos, los cuales me miran confusos y algunos con los brazos cruzados.

—¿Qué haces aquí?— Me pregunta Madison sorprendida por verme aquí.

—Lo mismo que vosotros, ¿No?— Le respondo sin tener muchas ganas de discutir con nadie. —¿Sabéis algo?—

Me siento junto a Carlos y a los demás en las sillas de espera. Solamente que a mi antigua familia y a mí nos separa un asiento vacío.

—Lo mismo que tú, aún no nos han dejado entrar— Me explica Daniel mirándome a los ojos. —Pero nos han dicho que en unas horas podríamos entrar a verle—

Asiento lentamente con la cabeza y bajo mi mirada hacia el suelo, dejando que Carlos me acaricie la espalda con cuidado.

—Tranquila...— Me susurra él acercándose a mí para poder darme un beso en la cabeza. En su voz noto algo de miedo, supongo que no quiere que pase lo mismo que ayer.

Mi teléfono empieza a sonar dentro de mi bolso, así que lo saco y me levanto del asiento para poder contestar la llamada.

—Hola, papá— Saludo a Toto una vez he atendido la llamada. —¿Qué tal?—

—Hola, mi niña. Yo bien, ¿Cómo estás tú? ¿Más tranquila?— Me pregunta mientras me voy moviendo por el pasillo.

—Estoy mejor que ayer, eso seguro. Estoy en el hospital con Carlos y mis...— Miro a los demás presentes los cuales me miran esperando que diga algo. —Los hijos de Victor, de momento no nos dejan entrar a verle, pero dentro de un rato podremos—

—Me alegro de escuchar eso, solo llamaba para ver si estabas mejor. Te dejo tranquila, te quiero— Se despide mi padre.

—Adiós, también te quiero— Alejo el teléfono de mi oreja y cuelgo la llamada.

Noah se levanta del asiento y se acerca a mí antes de que yo pueda sentarme junto a Carlos.

—¿Papá?— Pregunta él. En sus ojos puedo ver rabia y tristeza. —¿En serio?—

—Sí, es mi padre, ¿Algún problema?— Digo cruzándome de brazos sin dejar que me intimide.

—¿Tan rápido nos has cambiado?— Me pregunta Madison situándose junto a su hermano mayor.

—No os he cambiado, vosotros nunca fuisteis mi familia— Respondo sin temor alguno.

—¿Solamente porque no te contamos toda la verdad?— Dice Noah alzando un poco la voz.

—Sí, exactamente por eso. Y porque me insultabais, me pegabais, os reíais de mí ¿Sigo?— Alzo una de mis cejas esperando alguna respuesta, pero al ver que se quedan callados, decido hablar yo. —Eso pensaba, déjame pasar— Hago a un lado a Noah, pero este me coge del brazo con fuerza, sin dejar que me mueva. —¿Qué haces? Suéltame—

—Eres nuestra hermana, no nos puedes cambiar— Dice el mayor sin soltarme.

—Sí que puedo y lo he hecho— Me muevo esperando que Noah se mueva, pero él no lo hace. —Que me sueltes—

—Ha dicho que la dejes— Carlos se interpone entre nosotros y hace que Noah me suelte, haciendo que el Español me ponga detrás de él para defenderme.

—Ni siquiera sé que haces tú aquí, no eres familiar. Así que vete— Noah le da un empujón a Carlos, haciendo que este retroceda, pero parece que mi hermano no iba a parar. Es cuando me doy cuenta como levanta la mano para intentar herir a mi pareja.

Avanzo y me pongo entre los dos hecha una furia. Pongo mis manos en los hombros de Noah y lo pongo contra la pared, moviendo mi brazo hasta su cuello.

—Mira, me tienes muy cansada con tus tonterías. Intentas defender a tu padre por pena, porque te digo yo que por amor no es. Fuiste el primero hijo y sin duda el más Imbécil, así que deja de hacerte el valiente porque conmigo eso ya no funciona— El castaño intenta apartarse, pero no puede conmigo. —Que sea la última vez que le levantas la mano a mi novio, ¿Entendido?—

—Quita— Noah vuelve a intentar deshacerse de mi agarre en su cuello, pero yo lo vuelvo a empujar contra la pared.

—¡¿Entendido?!— Fuerzo mi agarre en su cuello haciendo que ya no le entre tanto aire en los pulmones.

—Entendido...— Me separo de él bruscamente al escucharle y me acerco a Carlos, el cual pone una de sus manos en mis mejillas para poder darme un beso en la cabeza.

Llevamos por lo menos dos horas esperando en el pasillo para que alguna doctora nos deje entrar a la habitación, pero de momento, nada.

Giro la cabeza para poder mirar a Carlos, el cual tiene su cabeza apoyada en su mano y los ojos cerrados.

—Mi amor— Lo muevo un poco para que reaccione. —Vete a casa, anda. En unas horas estoy allí—

—No, no, tranquila, estoy bien— El Español se pasa las manos por la cara y me mira con una pequeña sonrisa. —¿Tú estás bien?—

—Sí, no te preocupes— Apoyo mi cabeza sobre su hombro, haciendo que él pase su brazo por mi espalda y la acaricie poco a poco.

Nos quedamos unos minutos así, hasta que una voz llegando hacia nosotros hace que abra los ojos.

—¿Familiares del señor Hernandez?— Nos pregunta una enferma llegando hasta nosotros.

—Nosotros— Dice Madison haciendo que todos nos levantemos de las sillas. —¿Ya podemos entrar a verle?—

—Sí, pero de dos en dos, por favor— Todos le agradecemos a la mujer y nos miramos entre todos para decidir quien entrará primero.

—Que entren Carlos y Alexis primero, son los últimos que vieron a papá— Decide Derek mirándonos al madrileño y a mí.

Miro a Carlos, quien ya tenía su mirada puesta sobre mí. Asiento lentamente y noto como él entrelaza nuestras manos.

—Bien... Salimos en seguida— El piloto y yo entramos a la habitación con cuidado y sin hacer mucho ruido.

Me acerco en silencio a la cama donde está Victor y noto como algo de mí se rompe en ese instante, haciendo que algunas lágrimas se asomen.

La culpa vuelve a caer sobre mí al verle conectado a tantos tubos y con los ojos cerrados en esa camilla.

—No es tu culpa— Dice Carlos como si pudiera leerme la mente.

—¿Cómo sabes que estaba pensando en eso?— Le pregunto mirándole algo confusa.

—Te conozco lo suficiente como para saberlo— Responde el piloto situándose delante de mí para poner sus manos en mis mejillas. —Nada de esto es tu culpa, tú hiciste todo lo posible con él y este ha sido su destino—

Me quedo unos minutos más en la habitación junto a Carlos, hasta que decido que ya podemos salir y dejar entrar a los demás.

Mientras los gemelos están en la habitación, yo me dedico a contestar algunos correos de diferentes marcas para que tengan alguna cita con Carlos.

Veo como varios doctores entran a toda prisa a la habitación y segundos después salen los gemelos con una cara de terror y tristeza

—¿Qué pasa?— Pregunto acercándome a ellos con cuidado. —Bruno, Daniel, ¿Qué a pasado?—

—Ha empezado a convulsionar, nos han echado enseguida— Daniel tiene la mirada fija en el suelo y veo como se va balanceando cada vez más.

—Vale, ven aquí— Lo ayudo a caminar hasta llegar a las sillas y dejar que se siente en una de ellas. —Tranquilo—

Sin previo aviso, Daniel se lanza a mis brazos y me abraza por los hombros, dejándome atónita. Le acaricio levemente la espalda dejando que llore en mi hombro.

Una doctora sale de la habitación unos minutos después de que Daniel se haya tranquilizado y todos nos levantemos esperando alguna respuesta del paciente.

—Lo lamento— Es lo primero que dice la mujer con una mueca. —Lo hemos intentado todo, pero no ha habido manera de salvarlo—

—Gracias— Responde Carlos al ver que ninguno de nosotros es capaz de decir alguna palabra.

La mujer asiente y se retira lentamente junto a sus compañeros, los cuales acaban de salir de la habitación.

Me limpio rápidamente la lágrima que baja por mi mejilla y miro a los demás presentes, quienes están con la cabeza agachada y llorando.

Noto como Carlos pasa su brazo por mis hombros y me abraza con fuerza, dejando que lo yo lo abraze por la cintura.

Al separarme del Español, él se da cuenta de que no hay ninguna lágrima en mis ojos, haciendo que me mire confundido.

—Estoy bien, supongo que sabía que esto iba a pasar en algún momento u otro— Le digo al ver su cara de confusión.

—Ven aquí— Carlos me vuelve a estrechar contra él y me abraza con un poco más de fuerza que antes. —Te
amo—

—Yo también te amo— Murmuro lo suficientemente alto para que solamente él pueda escucharme.

Unos minutos después, me separo de Carlos y miro a los demás presentes; algunos están sentados en las sillas y otros están mirando a un punto fijo.

—Creo que nosotros ya nos
vamos...— Les digo cogiendo todas mis pertenencias.

—Sí, yo también... Leah está en casa de su padre y le dije que la iría a buscar en unas horas. Espero volver a verte,
Alexis— Madison me toma por los hombros y me da un corto abrazo.

—Yo también, cuídate— Le respondo al separarme de ella. —Adiós, chicos— Me despido de los demás con un leve dolor en el pecho.

—Alexis...— Me llama Derek antes de que Carlos y yo nos demos la vuelta. El jinete se acerca a mí y me abraza por la cintura con fuerza. —Cuídala, ¿Vale?— Le dice mi hermano a mi pareja.

—Lo haré, está en buenas manos, no te preocupes— Le responde Carlos estrechando las manos con Derek.

Sin volver a darnos la vuelta, Carlos y yo salimos del hospital en silencio para poder ir al coche y de nuevo poder estar en casa.

Al llegar a la casa de Carlos, subo a su habitación y rápidamente me lanzo a la cama boca abajo, sin decir ni una sola palabra.

—Me voy a duchar, preciosa— Me dice Carlos acariciándome de la espalda.

Asiento como puedo aún boca abajo y espero a que se escuche la puerta del baño cerrarse para poder ir a ponerme el pijama, hasta que me llega un mensaje inesperado.


¿Has ido a verle?

Sí, pero... Ha fallecido

Oh, lo siento mucho, mi
niña. ¿Quieres que vaya
a verte?

No, no hace falta. Te iré a ver el fin
de semana que viene en la carrera.

Bien, ¿Has hablado con
tus hermanos?

Sí, estaban en el hospital.

¿Ha pasado algo?

Digamos que Noah le ha levantado
la mano a Carlos y yo... Lo he puesto
contra la pared y le he amenazado.

Esa es mi chica.

Me he sentido bien
haciendo eso.

Después de tantos años,
se lo merecían.

Desde luego.

En fin, tengo que dejarte.
Salúdame a Carlos y cuídate.

Lo haré, te quiero.

Yo a ti también, un beso.


Apago el teléfono y me pongo boca arriba, mirando el techo de la habitación de Carlos mientras muevo el anillo que me regaló, el cual, él todavía lo lleva puesto.

Levanto la cabeza al escuchar la puerta del baño abrirse y miro con una sonrisa salir al Español. Carlos me mira de la misma manera y se acerca a mí para tumbarse a mi lado.

—¿Qué será de la casa?— Me pregunta una vez me he apoyado en su pecho y él acaricia levemente mi pelo.

—No lo sé, tendré que hablar con los demás para ver que hacemos— Le respondo alzando la mirada para poder verle a los ojos.

—Eres la persona más fuerte que
conozco— Dice él dándome un beso en la frente.

—Bueno, me crié con cinco hermanos— Le respondo sonriendo de lado.

—No lo digo por eso— Su comentario hace que me levante de su pecho para poder sentarme en la cama. —Alex, todo lo que sé sobre tu familia es que te pegaban y aun así, lograste salir de todo eso tú sola—

—¿Me dejarías por eso?— Le pregunto jugando con mis dedos.

—No, claro que no... Alex, eres el amor de mi vida y no te librarás de mí tan
fácilmente— Río ante su comentario y me acerco a él para poder unir sus labios con los míos.

Me vuelvo a recostar sobre su pecho y dejo que sus caricias me ayuden a dormir.

—Te amo— Le digo antes de poder quedarme completamente dormida.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro