•CAPÍTULO CINCUENTA Y SEIS•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"El agasajo"

Lo he puesto a trabajar a mi impoluto dejando todo impecable, no cuesta nada limpiar si entre los dos todo es más fácil. Y aunque rezongue ya que acostumbra a que le limpien, debe aprender a que no siempre se tendrá quien te de servida las cosas en bandeja, y que ocuparse uno mismo de vez en cuando no cuesta nada.

"Lo dice quién deja amontonadas las ropas en su pieza, porque si no fuera por mí apa ni calzones tengo en algunas ocasiones" se me cruza irónico en mi cabeza, pero para nuestra objeción y fundamento, el trabajar hartas horas te consume hasta las ganas de comer muchas veces.

Y hablando de comer, me quedo pausado por unos cuantos segundos observando su pecho que sube y baja a causa de su cansancio.

Entonces le digo que es un exagerado pero de inmediato mi cuestionamiento me lleva a observarlo más profundo...

Su bendito cuerpo recubierto en telas que se adosan como si hubieran nacido para ello, me atrae por instinto activando cada fibra de mi ser para su posterior entrega.

Entonces, me acoplo a su cuerpo delineando con mi dedo un sinuoso y ardoroso camino sobre su muslo, percibiendo a través de mi yema su temblor incontenido ante mi tacto.

Su cuerpo reacciona envalentonado ante mi cercanía y eso -es parte- de lo que amo en esta relación: la piel que profesamos al sintonizar, la entrega mutua recibida y las ganas de morir en cada arremetida contra él o él contra la mía.

Me acerco -sensualmente- susurrando entre caminos de fluidos sobre las venas de su cuello, que exaltadas me piden a gritos que las bese, que debo festejar con mi futuro marido y padre de mi hijo.

Y que tengo una idea del como...

—Me vas a matar... —murmura entre jadeos en cuanto aprieto mi mano sobre sus dedos, recubriendo con suficiente presión su marcada erección que me convierte en un vesano de su piel.

Dispuesto lamo su cuello a medida que desabrocho su camisa, su respiración entrecortada insinúa a mi quehacer y solo quiero perecer en cada sensación compartida.

Escapa su mano de mi toma para asir mis cabellos con algo de fuerza expresando su desesperación, entonces mis manos se dedican a liberar su caliente y goteante erección para adorarla con mi visión.

—Eres un puto adonis impoluto, mi adonis personal —le digo entre susurros a medida que deslizo mi lengua con destreza por cada abdominal encuadrado en ese bendito vientre.

A continuación, acelero mis besos hasta llegar a la cúspide de mi pasión, su maldito aroma a semental enloquece mis sentidos y solo quiero probar de su elixir sin pudor.

Me deslizo por su cuerpo para arrodillarme frente a él, en el ínterin que empuja mis cabellos con creciente entusiasmo y devoción.

—Voy a degustar muy despacio... —indico al pasar mi lengua por su brilloso glande sin perder de vista, su visión oscurecida.

El maldito regalo de observar su tensión abdominal sobre que hundo por completo su venoso falo en mi cavidad, sumado a los jadeos e improperios referentes al momento, me calientan a sobremanera.

—Mmm... Sí, así pequeño... —emites con gruesa voz, privándote de visión mientras muerdes tu labio tratando de contener un fuerte jadeo.

Jadeo el cual provoco al arremeter con mis labios -rudamente-, capturando con mis dientes la cabeza de tu sexo para luego degustar, cual pintor con brocha gruesa, cada gota que me ofrendas sobre tu sabroso espesor.

Al pasar de unos minutos, rápido te incorporas y a una mano me azotas sobre la cabecera del sofá sin piedad alguna, sacándome un jadeo ante la espera de tu impronta.

—Cambio de roles pequeño —susurras sugestivo sobre la dermis de mi cuello a medida que besas -con algo de fuerza- la piel expuesta de mi dorso a tu favor.

Aposentado sobre el sofá, arrodillado y boca abajo, ayudo desprendiendo mi pantalón mientras desabrochas mi camisa, a una mano y con maestría.

Luego de despojarnos de nuestras vestimentas con ayuda mutua, te ocupas de adorar cada fragmento de mi sensitiva espalda con tus labios, mientras tu mano recorre presionando los lugares exactos para mantenerme a tu merced.

—Me encanta provocar que te retuerzas de placer, mi residente...

Escucho -a lo lejos- en mi mente, antes de quedar mis palabras atoradas por salir de mi garganta ante la invasiva lengua que me ataca entre mis pliegues.

¡Y maldita sea! Al cabo de unos segundos, me vengo como un puberto con fuerza sobre el sofá, jadeando por aire a medida que profana mi obscuridad con tal deleite que creo desfallecer si no se detiene.

Y desparramado sobre el respaldo como un trapo en desuso, percibo el empuje de mis piernas con su rodilla obligándome a desplegarme bien.

—¿Pequeño, estás bien? —cuestiona dulcemente sobre mi oído, y solo atino a gesticular con mi cabeza ahogando un gemido ante la invasión de su miembro.

—¡Shh! Despacio amor mío, deja que se acostumbre a mi grosor... —incitas sobre mi oído con tu cálido aliento al elevar mi cuello sostenido con tu fuerte mano.

Y como un atrevido por tenerte dentro mío aunque duela en el intento, empujo mi cadera absorbiendo todo de una buena vez.

Tus gruñidos junto a mis gemidos ahogados, retumban en el acalorado ambiente y percibo el temblor de mi cuerpo ante tu total intromisión.

—¡Estás loco pequeño! Te puedes hacer daño... no te muevas... ¡Dios! —me suplicas con tu cuerpo tensionado y tus testículos pegados a la sensible piel de mi trasero.

Tomo tus dedos y delineando con mi lengua sobre sus contornos, comienzo un ligero vaivén con mi cadera que reemplaza en automático cualquier sensación de aflicción por gozo.

—¿Así o más loco? —cuestiono al virar mi rostro hacia tu cuerpo sin despegar mi lengua de la dermis de tus falanges.

Las gotas de sudor que recorren tu agraciado rostro me enervan en creciente pasión y sumado al esfuerzo que haces por no arremeter como un poseso sobre mi agujero, solo me queda provocarte hasta que pierdas todo dominio y control.

—Te quiero profundo y sin piedad cariño —susurro tomando tus caderas y empujando mi trasero con fuerza sobre tu pelvis, haciendo que tu mano libre se sostenga del respaldo para no perder estabilidad.

—E-eres u-un demonio sexi y caliente como el infierno amor —articulas entre jadeos mientras embistes con fuerza sobre mi cavidad que gustosa te recibe pidiendo por más.

Recibo un par de nalgadas por mi necedad y me encanta, porque sentirte pleno y sin pudor mientras tomas todo lo que soy, es la puta gloria.

Al cabo de unos minutos, te sales por completo sentándote en el sofá. Mi necesitado miembro reacciona ante tu alejamiento y necesito llenarme de nuevo para no extrañar la dichosa percepción de ser solo tuyo.

—Ven aquí y monta a tu papi —dices en cuestión de segundos apuntándome con tu dureza mientras tu renegrido pelo se pega contra tu piel haciéndote ver cómo una deidad absoluta.

No pasa ni un minuto que con maestría alzo mis caderas para bajar sobre tu extensa y venosa piel, que me evoca a morir de placer. Mientras absorto me dedico a besarte como si mi vida prendiera de ello.

Emitiendo entre jadeos y gemidos sin contención, que te amo con mi vida y corazón...

































































BUENO, BUENO🥴😏🤣

USTEDES SON CONSCIENTES DE QUE ESTAMOS EN LA RECTA FINAL NO? NADA DE LLANTOS POR FAVOR🥺😭😭

AGRADEZCO INFINITO LA OPORTUNIDAD DE METERME EN SUS VIDAS A TRAVÉS DE MI HISTORIA, DE QUE CEDAN SU TIEMPO PARA LEERME Y DE QUE COMENTEN🥺😍

Y A TI (QUE LEES DESDE LAS SOMBRAS) SE TE AGRADECE POR IGUAL, GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE🥰

LOS AMITO MUCHO❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro