•CAPÍTULO SESENTA•

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

"Disculpas con calor"

Luego de escaparme de la guardia diciendo que no me sentía nada bien y que debía retirarme, fingiendo dolor abdominal, malestar al por mayor y con mi mejor cara de teatro impuesta según lo requiera la situación.

Me encuentro en la puerta de acceso al departamento que pronto será nuestro nido de amor. Es que necesitaba ver con urgencia al promotor de mi salvación, dado que ante mi arrebato el debió actuar bajo presión obligándome a incorporarme activo al servicio.

Así que medidas extremas requieren mentiras extremas también, o de otro modo hubiera retornado a eso de las 10 PM con suerte al hogar con mi padre. Y no tengo ganas de dar más explicaciones que solamente a él, al hombre con el que comparto mis tristezas y alegrías. Y al cual, hoy puse en un ligero aprieto.

"Ligero, si lo miras con un solo ojo" dicta mi traicionera consciencia. Así que debo verlo cuanto antes y pedirle disculpas, o mirarlo directo a sus ojos y que nuestro interior arregle la conmoción exterior.

—Muy valiente lo tuyo, Jimin —me murmuro sobre que abro el acceso siendo recibido por la tranquila música de Sam Smith como fondo enmarcada en un profundo y erótico silencio circundante.

Canción: "My Oasis" de Sam Smith.

https://www.youtube.com/watch?v=aKuOYsg7rIg

Cierro el acceso y me dejo llevar por los tenues compases que flotan en el aire provocando la conmoción de cada fibra muscular de mi receptivo cuerpo hasta dar con la puerta del baño a medio cerrar.

Luego observo en su interior y me percato de que mi amado novio está recostado en la bañera, inmerso en un baño aromático, sin su cabestrillo, completamente relajado y sin percatarse de lo que sucede a su alrededor.

Entonces, completamente extasiado y con la música haciendo estragos en mi perturbada mente, me deshago en el mayor de los silencios de cada una de las prendas que asfixian mi acalorado ser. Dejando solo una diminuta prenda interior de encaje negro abierta en dos por detrás de mi cuerpo.

Mi sistema se calienta -en demasía- sobre que percibe su escultural cuerpo desnudo a unos escasos metros de mi dermis, y de pensar en lo que pueda hacerme de tenerme entre sus fuertes brazos.

Así es que envalentonado y con la urgencia de mi creciente sensibilidad, ingreso cauteloso al relajado ambiente. Con mi pecho palpitando sin control e ingresando de sopetón a la bañera junto a su dormitado cuerpo.

Luego, coloco mis ojos de gatito llorón o de un indefenso cachorrito en busca del perdón de su dueño luego del tremebundo fardo que se armó.

Sus orbes, iluminadas en excitación, se encuentran en simultáneo con las mías. Que bajo las pseudo y aparentes disculpas, florece intermitente mi creciente deseo latente.

Nada más que su tacto a mi sensible piel, así como la calidez de sus besos, pueden transformar mi desastroso día en uno pleno.

Y aunque deba aceptar más de un reproche o reto al regreso de mi atrevida función, el bendito momento de observarlo palpitar por cada toque de mi cuerpo, lo vale una y mil veces.

—Perdón... —emito unas disculpas escuetas ante el asombro de sus ojos que me miran sin rencor. Solo con un inmenso amor abrasador y del cual todavía no puedo creer ser merecedor.

Es tanto, pero tanto lo que aflora cada vez que conectamos nuestras miradas en tensión, que siento como si mi cuerpo viajara en otro plano distinto al del mundo a nuestro alrededor. Sobre todo, cuando percibo la suave caricia de su mano en mi mejilla.

Entonces, guiado por lo que desean por instinto nuestros cuerpos me aproximo, sensualmente, acortando nuestro respirar en el momento en que sentimos el suave jadeo sobre la boca del otro. Jadeo que se escapa cuando nuestros miembros se rozan sin parar.

Sus manos viajan sin pudor agarrando con firmeza cada una de mis nalgas, y los dedos juguetones de su mano más hábil me dictaminan a sucumbir sobre que toca la unión profunda entre ambas.

Y en cuanto percibe el detalle de mi sugestiva ropa interior que ha sido dejada adrede, su respiración se ralentiza y sus ojos se dilatan como una descomunal fiera depredadora a punto de atacar.

—Tú, ¿quieres matarme del susto o de gusto, mi pequeño residente? —susurra sobre mi oído —. Pero así como quiero arrancar con mis dientes cada centímetro de tu pequeña prenda y follarte como un demente. Otra parte más centrada de mi ser, me solicita que separe con mis dedos esa delicada tela que recubre tus glúteos y me hunda despacio pero profundo, haciéndote una y otra vez el amor...

—Mmm... sí cariño, hazme tuyo como gustes, solo envuélveme en el mágico calor de tu piel que me transporta directo a la estratósfera.

Entonces, toma con fuerza mis glúteos. Cercando sus labios sobre la sensible piel de mi cuello, succionando y marcando con ahínco por doquier.

Se arrastra conmigo sentado en su regazo hacia el medio de la bañera, y con ayuda de sus brazos, ubica mis piernas alrededor de su inquieta cadera.

Enredo mis piernas sobre su pelvis disfrutando de la fusión ardorosa de nuestros cuerpos. Cuerpo que sumado al calor del agua que nos rodea, siento como quiere llegar a mi límite una y otra vez.

Las benditas sensaciones que recorren mi columna vertebral, desarman uno a uno mis sentidos, y solo puedo jadear inspirando profundamente para preparar mi sistema para el siguiente movimiento a tu merced.

Tus labios, precisos, se acercan barriendo todo rastro de fluido que se escapa de la comisura de mis labios. Y al enfrentar tus calientes belfos relamo los míos indecorosamente, una y otra vez.

Nuestra entrega es a tal punto, que el perfecto molde de nuestros dulces besos parece nunca acabar. Entonces, apuesto por más y jaloneando tus cabellos hacia atrás, apreso entre mis dientes tu ribete inferior que tiembla ante mi repentino tacto.

Tus impacientes dedos juegan con esmero entre los pliegues de mis nalgas, y dejo escapar un gemido de placer hacia la nada sobre que -nuevamente- husmeas profundo en mi interior.

Mi espalda se arquea ante la descarga sensorial recibida por tu parte. Y me aferro con firmeza sobre tus hombros pero precavido de no apresar en demasía, sobre tu reciente herida.

Luego de arremeter un par de veces, acompañando los movimientos del agua entre nuestros cuerpos, separas con tus dedos el fino encaje oscuro para alinear mi cadera con tu falo. Entonces, mis desesperados labios rebuscan de hurgar extasiados ante los tuyos mientras jugueteo con mi lengua en lo profundo de tu boca.

Al finalizar el ardoroso y amoroso acto, me atraes de espalda hacia tu cuerpo, acariciando lentamente cada fragmento de mi piel, mientras depositas continuos y castos besos sobre cada uno de mis hombros.

—Te amo pequeño... Y espero que no hayas hecho ninguna locura para estar aquí conmigo, más temprano —anuncia mientras cierro con fuerza mis ojos haciéndome el total desentendido —¿Pequeño..? —cuestiona separando el tacto de sus labios de mi necesitada piel.

—Hay ¡Vamos cariño! No mates el momento... —desembucho como para que no presione para saber —¿Arreglaste con mi padre para esta noche? —cambio rotundo desviando el tema.

—Sí, quedamos a eso de las 9 p.m. y en punto dijo tu padre, mientras tu madre me escudriñaba como un rayo láser —comenta risueño mi futuro mientras enjabona mi espalda suavemente.

—¿Y eso? ¿No sería ahora? —cuestiono sabiendo que cerca de las 8 p.m. arribé a la puerta de su casa.

—¡Maldición! ¡Es cierto! ¿Pero cómo se te ocurre hacerme perder en el tiempo pequeño? Tu padre va a refregar mi falta eternamente, a parte, que no me gusta llegar tarde a ningún compromiso.

Te levantas -repentinamente- de mi espalda, y en automático siento una sensación de vacío. Así que haciendo uso de mis facultades persuasivas, mientras te observo secarte con cuidado de no forzar demasiado el brazo, me incorporo de la bañera para enfrentar la pared y quedar de espaldas a tu cuerpo.

Entonces, provocativo separo mis piernas, arqueando mi espalda y pegando mi frente sobre los fríos azulejos, luego jugueteo con las dos finas líneas de tela de encaje mojadas sobre mis turgentes nalgas, separándolas con mis dedos mientras te llamo mimoso entre jadeos: —¿Papi, me vas a dejar así?

Solo se escucha la interrupción de cada uno de tus movimientos y tu profundo respirar descender abruptamente ¿O quizás es el movimiento de tu nuez de Adán? Nuez que se menea mientras tragas lentamente...

—N-no puedes hacerme esto... —emite con profunda y rasposa voz.

Y meneando mi trasero mientras jugueteo con mis dedos susurro —. Puedo y quiero, pero solo era una pregunta... Puedes retirarte si quieres, que yo me arreglo solito...

Lo siguiente que percibo es el ardoroso toque de su asidua lengua mientras su cálido aliento eriza cada porción en donde me respira.

Sobre que llegamos a mi hogar, mi padre nos fulmina con la mirada, casi 10 p.m. marca el reloj de la entrada. Entonces, su mirada salta impaciente de uno al otro en cuestión de segundos.

—Al final, tendré que darle la razón a tu madre, hijo. Dijo que apostaba lo que sea a que te escapabas del turno para obtener redención y tú... —señala con sus dedos a mi impoluto —debes tener más autocontrol o llegarás siempre tarde si te lo pide ojitos de Bambi.

Y entre risotadas, nos da lugar para ingresar. Risas a las cuales me sumo diciendo que se las verá imposible, porque soy completamente irresistible.

Mi novio me fulmina con sus ojos, pero sobre todo, por enterarse de mi fuga. Solo espero que lo pase por alto aunque sea por esta vez, así podemos cenar tranquilos y sin cuestionamientos.

—¿Mañana tienes guardia hijo? —pregunta mi progenitor.

—No, arreglé que solo jornada completa pero sin guardias, por lo menos hasta que pase lo del casamiento. Y como no falta nada aceptaron, o eso creo, en fin...

—No me digas... —acota mi sarcástico y sexy futuro marido —¿Estás completamente seguro de que aceptaron tu pedido, pequeño?

—Les dije que era el futuro marido del jefe doctor y padre de su hijo... Eso debe bastar para imponer autoridad ¿No lo crees?

—Estás perdido Jeon. Déjame decirte hijo, que tendrás más de un dolor de cabeza con las decisiones de tu pequeño doctor —le comenta mi apa palmeando su hombro en un acto de resignación.

Jeon, sacude su cabeza sin poder creer mi atrevimiento y solo comento que deje pasar las cosas, que no se las tome tan a pecho.

—¡Madre! —elevo la voz sobre que ingreso al comedor observándola picotear de la fuente de comida (acto que odia mi padre aunque él haga exactamente lo mismo pero en platos ajenos).

Ante mi llamado, mi madre se incorpora alejándose de la fuente antes que sea pillada por su ex marido.

—Querido ¡Tan flaquito! ¿Es qué acaso, no te alimentas?

"Si madre, me alimento de un hermoso trozo" se me cruza en mi diabólica cabeza y observando de reojo a mi apa, observo que trata de contener su risa, seguramente imaginando algo bastante parecido.

—Bueno, bueno, con permiso —dice Jeon abriéndose paso entre nuestras indirectas con mi padre y yendo a saludar a mi progenitora, muy atento y correcto como solo él acostumbra —. A veces el ritmo del hospital nos distorsiona las horas de alimentación, pero tratamos de comer bien se pueda —comenta a mi favor.

—Mucha leche para fortalecer los huesos, eso siempre le digo a mi pequeño —lanza mi apa como bomba y estallamos a las risas entre las caras de mil colores de mi novio y la de asombro de su suegra.
































ME MUERO CON ESTE PADRE E HIJO🤣

AL FINAL, ME LLEVARÁ UN PAR DE CAPÍTULOS MÁS LA CUESTIÓN 😂 SON 69 CAP. +EPÍLOGO+ EXTRA.

GRACIAS POR ESTAR😍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro