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Sus ojos se cerraron instintivamente cuando la bata fue retirada de su cuerpo, deslizándose y dando una leve caricia por la seda, sus ojos se abrieron cuando la intensidad de otros no le dejaban en calma, la ansiedad de ser observado le consumía, los negros orbes estaban perdidos en él, Taehyung podía verlos por medio del espejo frente de él. Ladeó sus labios al ver la forma en que sus ojos le recorrían a cada detalle de su piel, la única tela que le cubría en esos momentos era su boxer pegado del tono de sus futuras ropas, Kim bajó su rostro cuando una de las jóvenes colocó el traje detrás de su cuerpo, deslizando sus manos dentro del saco blanco, terminó por colocarlo sobre de sus pálidos hombros mientras el pantalón iba ascendiendo hasta que los botones de ambas prendas fueron colocadas en su lugar.

La suavidad de ellas eran tan cómoda que podría creer que estaba desnudo.

Taehyung sonrió complacido al verse en el espejo, el traje blanco con diamantes pequeños incrustados en cada espacio de tela le encantó. Su cabello rubio estaba finamente acomodado detrás de su rostro, cuando una de las betas se acercó para colocar el labial rojo sobre sus labios, una mano la detuvo con fuerza, impidiendo siquiera que le rozara sus labios.

La mirada severa que se ganó la pobre chica no debería de hacer sentir feliz a Taehyung, aún así estaba tan complacido de los actos que no evitó mostrar una pequeña sonrisa en ellos. "¿Lo has puesto en ti antes?" Interrogó el alfa que la sostenía, la chica negó temblando por el gran porte que manifestaba. "Aprende a hacer tu trabajo" ordenó soltando la mano con un agresivo golpe, como resultado la chica colocó un poco del bálsamo en sus labios, lamiendo de ellos para probar que no corría ningún peligro.

"Está bien" murmuró el omega calmando el temperamento fugaz del alfa. "Es nueva" explicó Kim, Taehyung no evitó usar esa escusa para acarciar el pecho fornido del alfa, rozando las telas suaves bajo su tacto, el traje era menos suave que sus ropas, aún así no deseaba despegar sus manos de la tela negra pulcramente planchada.

"No lo está" advirtió dándole una advertencia a la muchacha, la omega terminó su trabajo antes de hacer una reverencia y huir junto a todas las demás.

Los murmullos eran ciertos, el jefe de seguridad era tenebroso si se trataba del príncipe de la Camorra.

"Las has espantado a todas" se quejó con una gran mueca en sus labios, Taehyung tuvo que tomar él mismo el brillo labial, acercando a sus labios para colocar una capa sobre ellos, el omega pudo ver atraves del espejo la forma oscura en que el alfa le observaba. No estaba bien, debía de esperar a que revisaran todo, ya escuchaba las quejas.

"Debes esperar a que revisen todo"

Ahí estaba el regañó, Taehyung sonrió complacido de oír sus palabras. Kim giró sobre sus pies, negando y dando pequeños y lentos pasos hacia su jefe de seguridad, su barbilla tensa dejaba ver que no estaba muy feliz de su toma a la ligera de su propia seguridad, pero después de todo, para ello tenía al alfa. La simple imagen de su gran cuerpo y fuerza le aseguraban que su vida estaba segura, ¿su corazón lo estaría? Jamás aceptaba seguir con esa plática, se negaba a ello, pero con ello tenía una leve brisa de realidad.

"Pero es seguro" murmuró cuando llegó al borde del escalón que alzaba a su tocador, Kim enredó sus manos en los cabellos oscuros del alfa, atrapando desde su nuca y atrayendo el rostro en contra del suyo, Taehyung no tardó en estampar sus labios en contra de los contrarios, abriendo de ellos y deslizando su lengua por la suavidad y frialdad del mayor.

Era doloroso ver poca respuesta de su parte, los labios del azabache le dejaron lugar, sólo dando acceso a su curiosa exploración antes de que deslizara su lengua por el labio inferior y mordiera de él como siempre acababan esos pequeños actos de imprudencia, la rutina era dolorosa, el alfa no parecía igual de perjudicado que él.

"Tenemos que ir a la fiesta" señaló el alfa, ignorando la escena pasada y alejándose de él como si quemara, no lo hacía como el sufrimiento de su corazón.

Taehyung empujó su saco hacia abajo, poniendo en orden sus ropas, con ayuda del alfa colocó sus pies en los finos zapatos blancos, no tomó la mano del mayor cuando fue concedida para bajar del lugar, el omega se limitó a seguir su camino y escapar de la paredes que siempre venían su falta de escrúpulos cuando de trataba de su centinela. Sinvergüenza debía de ser llamado cada vez que perdía un poco de dignidad en contra del azabache.

Taehyung miró a cada uno de los invitados cuando las puertas grandes fueron empujadas para darle la bienvenida a su propia fiesta, caminar entre los hipócritas invitados era la tradición, ignorar a los indeseados era su don.

Bebidas de todo tipo, algunas drogas pequeñas que calmaran los malos humos, distracciones y acompañantes sexuales eran sus regalos para alentar que su nombramiento como jefe no era un error. El que su padre estuviera muriendo en esos momentos en una cama blanca era desgarrador, podría estar a su lado sin perder el tiempo con personas que le quitaran su verdadero y valioso tiempo, pero se veía situado en ese lugar para agradar a todos. Tenía que agradarle a todos, tener el amor y admiración de más de uno, sus hombres debían de respetarlo y amarlo, dar su vida por él.

Amar a la Camorra.

Luego de un rato, cuando sus mejilla dejaron de estar alegres y se cansaron de tener que vender sonrisas hipócritas, el omega se alejó de todos a una pequeña esquina donde la oscuridad le acompañaba y la vista de los demás se veía opacada por la falta de luz. Taehyung terminó la copa de vino de sus manos, eliminando todo rastro del cristal al dejarle en una bandeja de los tantos meseros, con un poco de alcohol sobre su sangre, sus actos de vieron siendo los imprudentes de siempre, girando su rostro a su espalda y estirando su mano al pecho del lobo azabache, dejando su palma extendida sobre su pecho.

La calidad era tan buena que deseaba nunca apartarse.

"Así que nunca vas a romper tu juramento" murmuró el omega, dejando que el calor del toque llenara su mano, el alfa le miró por segunda vez en toda esa noche. Su indiferencia era propia de un castigo, pero nunca se atrevía a dañarle por algo que no era su responsabilidad, no era su culpa que terminara enamorado de él.

"Yo te amo" susurró esperanzado.

Amarlo no entraba en su trabajo, cuidarlo y protegerlo eran su deber, los sentimientos no eran lo que el alfa debía de cargar. Sólo un tonto como él consideraría una oportunidad por su poder, ni el gobierno que poseía sobre la ciudad parecía ser atractivo para ese alfa, suponía que su corazón estaba tomado mucho antes de que él arrebaratara el suyo.

"Soy una simple rata con un juramento de vida, su seguridad está antes que todo" respondió evitando la mirada del omega, fijando su atención en cada pequeño detalle que significara peligro para el rubio.

"Eso no responde a mi pregunta" atacó jalando de la corbata para que la atención se colocara sólo en él, Taehyung era muchos centímetros más bajo, por ello mismo jalar de la corbata del alfa hasta su rostro parecía bastante incómodo, aún así no había ni una queja. "¿Me amas?"

Taehyung tembló ante el miedo de la respuesta, sabía cual sería y aún así estaba suplicando que las cosas cambiaran a su beneficio.

"¿Cómo podría un peón amar a la reina?" Cuestionó con una duda inmensa, no tenía nada que dar.

Kim negó. "No soy la reina"

"Aún" señaló. "Su padre está por morir, sólo faltan segundos para que la cabeza de la familia seas tú"

"Y de esa forma puedo estar con quien me dé la gana"

"La familia no lo aceptará"

"¿No aceptarán a uno de ellos?"

"Soy igual de sucio"

"El que mi padre te salvará fue una señal, confío en ti más que en nadie. ¿Cómo quieres tener a alguien lejano como cabeza de nuestra familia?"

"El capo quería que te unieras a Park"

"Pero Jimin no ama a nuestra familia como tú"

"Pero Park tiene un imperio, un valor detrás de su cabeza y sobre de ella" escupió del azabache, ambos estaban en el inmenso jardín que había sido preparado para la fiesta de confraternidad de sus aliados. Taehyung había elevado su rostro para ver la oscuridad de los ojos del alfa, en su oreja tenía el comunicador y en sus pantalones las armas donde siempre descansaba una mano por cualquier emergencia.

Dolía tanto que no aguantaba seguir con la mentira, no era justo que él robara algo que no le pertenecía, que no sería capaz de cuidar y él se viera suplicando por un poco de su amor, cuidar su vida era su tarea, no tendría nada más de su parte por mucho que lo deseara, estaba solo en ese mundo de mierda.

Jungkook estaba decidido a quedarse en su lugar y nada podría detenerlo.

Si tanto le pedía que sugiera con su vida, estaba bien. Había suplicado bastantes años por algo de su cariño, no obteniendo la más mínima pista de que su amor podría ser correspondido y luego de esa revelación, dejaba en claro que no podría tener nunca el corazón del único hombre al que amaba.

"No quiero verte" gruñó el omega, empujando el cuerpo del azabache, actuaba como un crío, era la cabeza de la Camorra, no un infante que estaba haciendo una rabieta por no obtener lo que deseaba, el cariño de Jungkook no era un juguete, sin embargo, era algo que jamás tendría.

"No puedo dejarte solo con tanta gente" interrumpió el alfa, poniendo su cuerpo tenso, evitando el empuje del omega, siendo Taehyung el que de alejase, huyendo del quemar que su cuerpo del alfa le provocaba.

Dolía más que mil agujas en el pecho.

"No me importa una mierda lo que creas, una vez que Jimin y yo follemos no te verás en la necesidad de estar en esos momentos conmigo" Taehyung evitó ver los ojos de alfa, no deseaba ver la indiferencia, pero realmente... ¿Eso había en ellos? "Ve en busca de él, aceptaré de una vez por todas el trato y lo sellaremos en mi cama esta noche"

Kim se volvió en contra del alfa, dejando a su espalda ser la perfecta despedida antes de adentrarse a la habitación del baño. Estaba bien, podría con ello, su vida seguiría adelante. Dependía de ello.

Tenía que dejar atrás todo.

El rubio caminó un largo rato antes de llegar al primer edificio principal de sus terrenos, la música estaba lo suficiente lejana para no arruinar su poca paciencia, la calma no estaba sobre de él y lo único que le embriagaba era la tremenda irritación de su realidad.

Jungkook no le amaba, aseguraría eso con su vida, cometer semejante error de ceder ante una estupidez de sentimientos cuando su vida dependía de los lazos, la fuerza, el dinero y la mercancía. Sin importar lo que hiciera, el azabache tendría en su consideración que él era la reina y un peón no estaba a su altura, esa podría ser la respuesta perfecta para el rechazo sin conciencia.

Estaba bien, se convencía de ello. Perderse en los brazos de otro era lo que menos deseaba, consideraba asqueroso hundirse en ello, pero no tenía de otra, su destino no era reinar sin compañía, esa era la maldición de un omega.

"Kim Taehyung"

El omega dio un salto ante la voz que le llamó desde detrás de él, la puerta del lugar siendo cerrada en un pequeño rechinido tenebroso, la silueta delgada de una joven con un vestido elegante negro fue la autora de la voz y la portadora de un arma en mano.

"Creo que te has equivocado de lugar, eso no es una copa de vino, Kim... eso es algo con lo que podrías cavar tu propia tumba" Taehyung murmuró, ladeando su rostro ante la imagen, no había visto venir a la muerte.

"Actuas como si tuvieras el control, ¿No eres capaz de ver tu realidad?"

Claro que la había visto antes, no era necesario que esa estúpida le recordara la mierda de noche que había llevado hasta ese momento. Ser rechazo no había sido suficiente, ahora sólo tenía a una imbécil patética apuntando a su cuerpo com un arma.

Taehyung sabía que Jennie era una pequeña arpía estúpida.

"¿Crees que una bala es suficiente? Puedo ver que tu familia no te ha educado bien" Tal vez era jugar con su vida, pero era mejor eso a recibir una bala por una tonta que había sido enviada a morir antes que nada, sabía que Ji-Yong sólo estaba jugando con ella. Kwon no sólo estaba demostrando su traición, su cabeza sería cortada de raíz para evitar más infección en su territorio, de lo que estaba seguro era que el alfa sabía bien que la omega no regresaría de uno o de otra forma con vida, así que era un juego con doble premio. La chica estaría eliminada, podía hacerse cargo de su territorio y al final con el suyo una vez la estúpida acabara con él.

Al menos eso esperaban ellos.

"Eres un maldito puto"

"No, cariño" negó el omega. "Puedo ser lo que quieras menos un puto, no vengo de la misma rama que tú" atacó el muchacho, apretando el agarre en sus manos y deslizándose por el tocador que estaba cercano a la bañera gigante, su caminar era lento, elegante y tranquilo, todo temor era tragado y reservado a su estómago, verse débil ante la muchacha sólo traería malos resultados.

Jugar con la paciencia de esa pequeña tonta podría ser muy divertido, sólo si el ganador era él. Y para su suerte, siempre lo era.

"¿Si eres consciente de la situación en la que estás?"

"Por supuesto" declaró el omega retirando sus caros zapatos de sus pies, viendo a la omega temblar con el arma, ¿sería capaz de escapar? La inseguridad de sus manos dejaban en claro que podría disparar por los nervios, un mal agarre en el arma le dejaría hundido en una muerte poco servible.

Se lamentaba haber peleado con Jungkook, tal vez no hacer berrinche y dejarlo permanecer a su lado habría sido lo mejor, lo único que le calmaba era haber sido sincero y dejar dicho frente a sus hombres que la siguiente cabeza, si llegase a pesar lo que en ese momento pasaba, sería Jungkook. Haberle dicho que le amaba había sido lo mejor, no tendría el arrepentimiento de jamás haberlo mencionado.

"Aún así actuas como el maldito rey"

Taehyung dejó ver una sonrisa, la omega podía verle pese a estar de espaldas a ella, los espejos eran los mejores comunicantes de sus actos.

"Un rey no cae hasta que está muerto, lindura" declaró alzando las mangas de su saco blanco, dejando ver sus dos muñecas desnudas y pegando a ellas la cuchilla filosa. "Además de que no nos gusta ser tan simples, ¿te imaginas que dirán si saben que me mataste de una forma tan simple? Para ambos es mejor algo... inmemorable"

Taehyung rasgó de la primera muñeca, dejando un perfecto y al inicio limpio corte, la cara de estupefacción que mostró la omega azabache dejó en claro que no había esperado ese acto primitivo, tal vez realmente no tendría que hacerlo si tuviera otra opción, suplicaba que el único mal recuerdo de ello fuera las marcas en su piel pálida.

"¿Qué mierda?" Interrogó la omega, el camino lento que el rubio daba directo a la inmensa bañera que estaba repleta de agua le daba terror, la sangre dejaba un camino hasta el ella.

Taehyung había terminado por ingresar, subiendo escalón por escalón con su porte y dignidad intacta, podría estar entrando a su tumba, no tendría miedo de nada más que perder la oportunidad de ver a la única persona que amaba en el lugar, pero sabía que estaría bien, su honor y su palabra significaban más, por ello su agonía no se vería igual a la suya.

Podría ser que Jennie le estaba dando una oportunidad para hacer lo que su valentía no le permitía, no deseaba cargar con el dolor y mantener una vida que nunca había pedido, su destino estaba escrito a llevarle a las manos de un alfa que le aceptaría y le querría por el poder, no llevar la carga de una familia tan grande estaba bien para él.

"Le doy un poco de sabor a la historia, lindura" señaló el omega, colocándose frente a la omega, extendiendo su mano hasta el punto de dejar ver su muñeca pálida desnuda, copiando la acción, el corte de su piel de forma vertical ayudaba a que la sangre fluyera, con suerte la niña tonta no era lo suficiente inteligente como para saber que de esa forma las venas lograban ser sanadas. "G-dragón estará feliz de saber que le diste una lenta y dolorosa muerte a su Némesis"

Aunque tal vez sus venas no serían sanadas, no cuando se veía tan sólo en su lecho de muerte. Afirmaba sus dudas, en realidad estaba solo en esa vida.

"¿Cómo sabes?"

Taehyung comenzó a dejarse caer sobre el borde de la tina, dejando sus manos a sus costados inundar toda el agua de un tinte rojo que pintaba a sus propias ropas. Kim se vio arruinado, sus cabellos estarían sucios de su propia sangre, era una obra de arte a su parecer. Cada recóndito detalle de su piel se vería llenado del tinte rojo natural, no era necesario teñirse el cabello, llegaría a la tumba con el perfecto tono carmesí que siempre había deseado.

"Eso es porque sé bien que lo amas, que eres capaz de cualquier cosa para que su amor sea recíproco" murmuró con voz suave, empezaba a sentirse agotado, cansado de cada uno de las cargas que tenía, pensar en que eso era el resultado perfecto a su vida le calmaba. Ardor, miseria en sus muñecas, no era más que sus últimos suspiros de vida escapando de sus labios.

Podría haberse negado, luchado por su vida. Pero, ¿qué lo ameritaba? No podía ver un verdadero futuro bueno en ella, estar rodeado del alfa que amaba y le rechazaba era un tormento, Jungkook amaba a esa familia, cuidaría con su alma de ella y en algún punto podría tomar a alguien que considerara digno de su afecto. La única família que le quedaba estaba luchando por seguir con vida mientras él la desperdiciaba, era un sucio y malvado juego de ironía.

"Sólo quiero que me vea"

"Lo sé" Jadeó cuando sus manos perdían el sentido. "Sé como es eso" admitió, su vista estaba fija en la puerta detrás de la omega, no iba admitir que una parte de él esperaba que alguien entrara por ella, no alguien... Quería ver a Jungkook entrar por la puerta, verle una última vez.

"Todos te ven a ti, Taehyung" respondió con una amarga voz, las motivaciones para matarle no sólo se trataba de ganar el respeto del alfa Kwon, sabía que Ji-Yong le había deseado como pareja, una pequeña capa de celos también eran un motivador superior para sus actos.

El rubio apenas negó, sintiendo la pesadez de su cuerpo, el frío llenar pese al calor del agua y de su espesa sangre, las velas que estaban en cada borde iluminaban el lugar, deseaba que un camino de ese tipo le guiara hasta el infierno. La decadencia de su poca vida se iba perdiendo conforme las manecillas del reloj se movían por los segundos transcurridos, sus párpados siguieron hasta que una oscuridad le invadió, lo último que pudo ver fue a la omega apuntar con el arma a su cabeza antes de que un estruendo llegara a sus oídos.

No más dolor en su pobre corazón y cuerpo, la agonía se iría junto a él al calor junto a los demonios.


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