๑ೋ ❝O47 | 𝑭𝒊𝒆𝒔𝒕𝒂❞

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La noche terminó por caer y la recepción comenzó, cada uno de los invitados se tomó el tiempo para felicitar a los recién casados, Mackenzie le presentó a Edward su familia lejana que quedaron enamorados de él, en especial las primas de la castaña.

—Hola, amigo —saluda Seth con entusiasmo al momento en que se acercó a los novios—. Felicidades.

El joven abraza a Edward que le agradeció con una sonrisa en su rostro, Seth se acerca a Mackenzie para dejar un delicado beso en la mejilla que la hizo sonreír.

Edward vuelve a tomar la cintura de su esposa mientras los dos miraban a la familia Black acercarse a ellos.

—Gracias —responden los recién casados al mismo tiempo con una sonrisa en su rostro.

Billy se acerca a ellos llamando la atención de Mackenzie, que sonrió un poco más.

—Espero que seas feliz, Mack —dice el hombre mayor con una sincera sonrisa en su rostro.

—Muchas gracias, Billy —responde la castaña sin perder su emoción—. ¿Cómo ha estado Embry?

—No hemos sabido nada de él, pero de seguro te desea lo mejor —responde Billy para intentar tranquilizar a Mackenzie.

—Pues yo pienso embriagarme —habla Charlie con diversión al llegar con ellos, consiguiendo que todos se rieran—. Sue, ¿quieres una copa?

La mujer sonríe encantada por las palabras de Charlie, pero Billy se da la vuelta con velocidad con su silla de ruedas y golpea las piernas de su amigo que retrocedió rápidamente.

—Un brebaje con burbujas, suena bien —asegura Billy consiguiendo que todos volvieran a reírse.

Seth niega ligeramente con una sonrisa en su rostro y lo sigue de cerca para evitar algún accidente.

—Mackenzie —la mencionada se da la vuelta junto con su esposo y ven como los Denali se acercaron a ellos.

—Felicidades, Edward —habla Eleazar con una sonrisa antes de abrazar al vampiro.

Carmen toma las mejillas de Mackenzie y deja un beso en cada una de estas logrando que esta sonriera, los Denali se alejan de los novios dejando que Edward tomara la cintura de su esposa una vez más.

—Me hacía falta verlos —asegura Mack al recordar la última vez que los vio en Alaska.

Gracias a su Universidad pudo conocerlos, ya que Edward decidió presentárselos.

—Mackenzie —las hermanas Denali se acercan a la mujer y le devuelven la sonrisa que esta les otorgó.

La castaña saluda a Tanya y a Kate con entusiasmo, pero Irina mantuvo su distancia.

—Ya conoces a Kate y a Tanya, pero nos faltó presentarte a Irina —explica Carmen con una media sonrisa—. Ella se encontraba en un viaje, por eso no la llegaste a conocer.

—Es un placer en conocerte —habla Mackenzie con amabilidad.

—No puedo decir lo mismo —responde Irina con amargura, consiguiendo que todos se sintieran incómodos.

—Irina —reprochan Kate y Tanya al mismo tiempo al ver como Mack bajó la mirada avergonzada.

—Invitaron a uno —explica Irina con rencor al fijar su mirada en Seth que bajó la mirada.

—Irina, es nuestro amigo —explica Edward al comenzar a acariciar la cintura de Mackenzie para animarla.

—Mataron a Laurent —recuerda la rubia con la voz rota consiguiendo que Mackenzie se sintiera mal.

—Trató de matar a Mackenzie —asegura Edward consiguiendo que su esposa alejara la mirada al recordar ese momento.

—De eso no me convences —responde Irina al acercarse al vampiro notablemente molesta, pero Carmen la tomó del brazo con fuerza—. Él quería vivir en paz con los humanos, y conmigo.

—Lo siento mucho —susurra Mackenzie.

Irina la mira una última vez antes de que se diera la vuelta para alejarse de ellos.

—Perdón, nosotros no... —Mack le da una media sonrisa a Tanya y Kate que intentaron disculparse.

—No se preocupen —susurra la mujer.

Las hermanas Denali le dieron una media sonrisa a manera de agradecimiento por su comprensión.

—Bueno, no abrumemos a la novia —pide Eleazar al darle una sonrisa a los recién casados—. Felicidades.

—Lo siento —susurra Carmen antes de alejarse junto a su familia.

—¿Qué es una boda sin dramas familiares? —le pregunta Edward a Mackenzie al momento en que quedaron a solas.

La castaña sonríe ligeramente y niega incrédula, ella cierra los ojos al momento en que su esposo se inclinó para dejar un dulce beso en su frente que la hizo suspirar.

—Disculpen, ¿me escuchan? —pregunta Emmett al micrófono.

Cada uno de los invitados va tomando asiento mientras miraban hacia el escenario en donde se encontraba el azabache sosteniendo una copa de champaña con una de sus manos, ya que con la otra sostenía el micrófono.

—No, por favor —ruega Mackenzie en un susurro al sentarse junto a Edward en su mesa.

El vampiro no puede evitar reírse al momento en que su esposa escondió su rostro en su cuello, la abraza por los hombros y acaricia uno de sus brazos descubiertos.

—Quiero hacer un brindis, de verdad espero que Mackenzie y Edward sean muy felices juntos —confiesa Emmett—. Aunque también espero que mi cuñada haya disfrutado lo suficiente su libertad y que haya dormido lo suficiente porque no podrá hacerlo de ahora en adelante.

Mackenzie cierra los ojos fuertemente, sintiendo como un fuerte sonrojo apareció en sus mejillas, Edward se muerde el labio inferior por las palabras de su hermano, pero termina por dejar un casto beso en la cabeza de su mujer.

La novia toma su copa de champaña con velocidad, justo como Charlie lo hizo y ambos se la acaban de un solo trago, consiguiendo que uno de los meseros les vuelva a servir.

Rosalie no duda en ir por Emmett para llevárselo a su mesa mientras lo regañaba, Renee se levanta de su lugar teniendo algunas lágrimas en sus ojos y toma el micrófono.

—Quiero agradecerle a los Cullen por haber cuidado de mis dos hijas todo este tiempo, también quiero agradecerle a Charlie por la paciencia que ha tenido para cuidar a las dos —confiesa Renee consiguiendo que tanto sus hijas como sus invitados se rieran—. De verdad, ustedes dos juntas son un total desastre y un peligro para la humanidad.

Mackenzie toma su copa y regresa su mirada hacia Bella que se encontraba sentada junto a Jacob y Charlie, las dos levantan sus copas al mismo tiempo mientras sonreían con complicidad.

—Mackenzie, siempre soñé con verte casada con el hombre de tus sueños, pero, para ser sincera, llegué a dudar que te casarías por el terrible carácter que tienes —confiesa Renee con diversión hacia su melliza menor que no pudo evitar reírse junto a Edward y todos los invitados—. Ahora sé que Edward te hará feliz y cuidará de ti, puedo vivir tranquila sabiendo que hay varias personas que te quieren y que no dudarán en cuidar de ti.

Mackenzie mira a su madre con una sonrisa en su rostro y le manda un beso, Renee le entrega el micrófono a Esme que sonrió hacia todos los invitados.

—Quiero agradecerle a Renee y a Charlie por haber criado a dos hijas tan maravillosas como lo son Bella y Mackenzie —comienza a hablar la matriarca de la familia Cullen—. Agradezco que las dos hayan entrado a nuestras vidas, cuidaremos y protegeremos de Mackenzie siempre.

Esme le entrega el micrófono a Charlie que no pudo evitar tragar saliva algo nerviosa.

—Honestamente, no venía preparado para decir algo frente a todos ustedes y frente a mi hija menor —confiesa el hombre consiguiendo que sus hijas se rieran un poco, ya que sabían que sus palabras eran verdad—. Mackenzie siempre ha sido una mujer independiente, siempre ha buscado la manera para cumplir sus sueños y me siento plenamente orgulloso de ella al poder verla graduada e incluso casada después de haber cumplido cada uno de sus sueños. Espero que ambos sean muy felices.

Charlie levanta su copa hacia los novios que le sonrieron, el hombre regresa a su lugar mientras que Edward se levantó, este regresa su mirada hacia Mackenzie y no duda en inclinarse para dejar un casto beso en los labios de su esposa que sonrió tontamente. Edward le guiña un ojo a Mack antes de tomar el micrófono.

—En lo personal, considero que es algo extraordinario encontrar a una persona con la cual compartir todo, que te acepta tal a como tú eres —comienza a hablar Edward al micrófono, pero no aleja su mirada de Mackenzie, que lo miraba con fascinación—. He esperado, por lo que parece mucho tiempo, a sobreponerme a lo que soy y con Mack siento que por fin puedo hacerlo. Así que propongo un brindis por mi hermosa esposa, ninguna media de tiempo contigo será suficiente, empecemos con siempre.

La castaña sonríe y baja la mirada avergonzada mientras todos los invitados chocaban sus copas, la novia se levanta de su lugar y comienza a caminar hacia Edward que le dio una radiante sonrisa.

—Deberías de dejar tu mala costumbre de hacerme sonrojar, Batman —asegura Mackenzie con diversión mientras era tomada de la cintura por su esposo.

Edward sonríe y se inclina para besar los labios de su esposa, la música comienza a sonar en el lugar y los invitados se fueron acercando a la pista de baile.

Edward deja su copa en una mesa y queda enfrente de Mackenzie, que se mantuvo sonriendo.

—¿Me permite esta pieza, Señora Cullen? —pregunta el vampiro con diversión mientras le extendía una de sus manos a su mujer.

—Por supuesto que sí, Señor Cullen —responde Mackenzie con diversión.

Los dos sonríen y, luego de que la mujer tomara la mano de su esposo, ambos se encaminan hacia la pista de baile para comenzar a bailar a su propio ritmo, disfrutando de la compañía del otro y del momento que tanto habían estado esperando.

Mackenzie recarga su cabeza en el pecho de Edward, hasta que este soltó un largo suspiro que hizo que su esposa regresara a verlo.

—Ya llegó otros de tus regalos —confiesa el vampiro con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué dices? —pregunta Mackenzie confundida, pero deja que su esposo entrelace sus manos.

—Ven, vamos —anima Edward con diversión.

La castaña deja que su pareja la guía por la recepción, pero se fueron alejando de la fiesta cada vez más hasta llegar a un punto alejado de todos los invitados.

—¿Un regalo de bodas aquí afuera? —pregunta Mackenzie con diversión.

Ella detiene sus pasos al momento de reconocer a cierta silueta caminar hacia ellos con una sonrisa en su rostro.

—No tuve tiempo de ponerme un traje —confiesa Embry con diversión.

Mackenzie regresa su mirada hacia su esposo que le sonrió y le dio un ligero asentimiento, la castaña sonríe emocionada y se acerca a Embry para darle un fuerte abrazo que este no dudó en corresponder.

—Lamento llegar tarde —se disculpa el chico al alejarse de su amiga para verla fijamente.

—Lo importante es que estás aquí —asegura Mackenzie con una sonrisa emocionada mientras que sus ojos se encontraban brillando con ilusión.

Ambos amigos regresan sus miradas hacia Edward que les dio una ligera sonrisa, pero su mirada solo se fijó en su esposa.

—Veré si Rosalie quiere bailar —responde el vampiro con diversión.

Este se da la vuelta para dejar a solas a Mackenzie con Embry, ya que sabía que tenían mucho de que hablar.

—¿Me permites este baile? —le pregunta Embry con burla hacia la novia que no pudo evitar reír.

Mackenzie toma la mano que le extiende el chico y ambos comienzan a bailar en silencio escuchando a los invitados festejar a los lejos desde la recepción.

—¿Dónde has estado? —pregunta Mack por lo bajo—. Te iba a reportar como persona perdida.

—Más que nada en Canadá —confiesa Embry al sonreír ligeramente—. Creo que necesitaba un poco de tiempo, perdí la costumbre y es raro caminar con dos pies, usar ropa. Había perdido la práctica de ser un humano desde que me uní a la manada de Sam.

—Lo bueno es que estás bien, curado y de regreso —asegura Mackenzie al alejarse un poco de él para verlo fijamente—. ¿Te encuentras bien?

—¿Por qué? ¿Piensas que arruinaré tu boda? —le pregunta Embry con diversión.

La sonrisa del chico desaparece al momento de lograr escuchar varios ruidos entre la oscuridad del bosque, por lo que fija su mirada en esa dirección.

—No eres la única, pero es solo que debo de estar acostumbrado a despedirme de ti —explica Embry hacia Mackenzie.

La castaña siente como sus ojos se llenaron de lágrimas ante esas palabras y no duda en abrazar a su amigo que acarició su espalda lentamente.

—Así es como te voy a recordar, niñera maravilla —susurra Embry con diversión consiguiendo que Mack se riera un poco, ya que ambos sabían que ese era el apodo de la chica hace años atrás cuando cuidaba de él—. Mejillas rosadas, muy gruñona y contestona. Con vida.

La mujer se aleja de Embry para mirarlo fijamente.

—¿Pronto estaré muerta para ti? —pregunta Mackenzie en un susurro.

Embry niega rápidamente y se vuelve a acercar a su amiga a su cuerpo para que los dos siguieran bailando.

—Perdona, quiero disfrutar de tu última noche como humana —confiesa el chico al mirar fijamente a su amiga.

—No es mi última noche —admite Mackenzie consiguiendo que Embry frunciera el ceño confundido—. No quise pasar la Luna de Miel retorciéndome de dolor.

—No es que vaya a ser una verdadera Luna de Miel —responde Embry al restarle importancia.

—Va a ser tan real como cualquier otra —susurra Mackenzie en respuesta mientras enfocaba su mirada en un punto del bosque.

—Ese es un chiste cruel —asegura Embry indignado, pero se da cuenta de como Mack frunció el ceño confundida—. Es un chiste.

La novia se aleja lentamente de Embry al ver su reacción.

—No hablas en serio, Mackenzie, dime que no eres tan estúpida —pide él ofendido.

La mencionada abre la boca ligeramente, sintiéndose dolida por esas palabras, pero intenta mantener la calma.

—No es asunto tuyo, Embry, y no tienes ningún derecho de insultarme de esa forma —asegura ella molesta.

Mackenzie da un pequeño salto en su lugar al momento en que sintió como Embry la tomó con fuerza de sus brazos descubiertos.

—No, no puedes hacerlo —asegura el chico furioso, aumentando la fuerza en el agarre de su amiga.

—Embry —susurra Mackenzie adolorida.

—Escúchame, Mack —pide el chico desesperado.

—¡Suéltame! —ordena la mujer al negar y se suelta fuertemente del agarre de Embry mientras retrocedía.

—Embry, cálmate —pide Edward al aparecer frente a su esposa para cubrirla con su cuerpo.

Mackenzie toca sus brazos adoloridos, pero se mantiene escondida a espaldas de Edward, ya que no se encontraba de humor para discutir, no quería arruinar su boda.

—¿Acaso perdiste la cabeza, sanguijuela? —le pregunta Embry molesto a Edward—. La matarás.

—Vete de aquí, Embry —habla Seth al aparecer entre el bosque.

El menor toma por la espalda a su amigo, pero este no tardó en empujarlo con fuerza para tirarlo al suelo. Jacob y Quil, aparecen para intentar controlarlo.

—¡Basta, Embry! —ordena Sam al aparecer entre el bosque.

El mencionado se suelta del agarre de sus amigos y regresa su mirada hacia su alfa que lucía molesto.

—No te metas, Sam —habla Embry molesto al regresar su mirada hacia este.

—Embry —recrimina Jacob molesto.

—No vas a empezar algo que tendríamos que terminar —asegura Sam sin cambiar su expresión seria.

—Morirá —responde Embry molesto, sin querer imaginarse a su amiga en ese escenario.

—Eso ya no tiene porque importante —asegura Sam.

Embry regresa su mirada hacia Mackenzie que únicamente negó, este se da la vuelta para desaparecer entre el bosque. Jacob y Quil lo siguen mientras que Seth miró apenado a los recién casados.

—¡Vamos, Seth! —ordena Sam mientras desaparecía entre el bosque.

—Lo siento —se disculpa el menor en un susurro antes de seguir al alfa.

—No entiendo qué pasó —confiesa Mackenzie al momento en que se quedó a solas con su esposo—. Estábamos hablando tranquilamente.

—No te preocupes, vida mía —pide Edward al acercarse a ella para acariciar uno de sus brazos con delicadeza—. Nos deben de estar extrañando, entremos.

Mackenzie asiente ante esas palabras y sonríe ligeramente, Edward se inclina hacia ella para dejar un delicado beso en sus labios en un claro intento para distraerla.


Lamento mucho la tardanza pero me tomó más tiempo de lo pensado redactarlo, espero que les haya gustado el pequeño maratón.

Nos vemos mañana con una nueva actualización y con la Luna de Miel de los recién casados.

Los quiero❤️

Maratón 3/3

🌷𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀🌷


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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