๑ೋ ❝O76 | 𝑺𝒆𝒂𝒕𝒕𝒍𝒆❞

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Mackenzie va bajando el tono de su voz poco a poco al ver como su hija comenzaba a caer dormida, la mujer sonríe ligeramente al ver como Atena terminó por dormirse, así que deja de cantar para pagar la luz de la habitación.

Ella intenta levantarse de la cama, pero escucha la voz de su hija.

—Mamá —habla Atenea en un susurro hacia Mackenzie que regresó a verla.

—¿Qué sucede, mi amor? —pregunta la vampiresa antes de acariciar el cabello de su hija con algunos mechones borgoña.

—¿El tío Jasper y la tía Alice se fueron porque vamos a morir? —pregunta la niña con inocencia consiguiendo que su madre se sintiera mal.

—No, princesa, ellos se fueron para protegernos —explica Mackenzie sin estar del todo segura—. Yo no voy a permitir que algo de pase a ti o a tu padre, ¿sí?

Atenea asiente y cierra los ojos para disfrutar del pequeño beso que dejó su madre en su frente, Mackenzie abraza a su hija y acaricia su largo cabello mientras retomaba su canción de cuna.

Tras dejar a Atenea dormida, Mack sale de la habitación en silencio e intentando no hacer mucho ruido.

La vampiresa se encamina hacia la sala de su hogar para sentarse frente a la chimenea y así poder tomar la nota que dejaron sus cuñados antes de irse.

Mackenzie comienza a leerla una vez más, pero escucha como Edward se acerca a ella, el castaño se sienta a su lado tomando una de las manos de su mujer con delicadeza.

—Se siente muy extraño, Batman —confiesa la castaña al pensar sus palabras—. Físicamente, siento que podría demoler un tanque, mentalmente..., estoy agotada.

Ella deja la nota sobre la mesa de centro y cierra los ojos por unos cuantos segundos para aclarar sus ideas.

—¿Qué tal un baño, vida mía? —pregunta Edward con una pequeña sonrisa.

Mackenzie abre los ojos y regresa su mirada hacia él con una sonrisa burlona en sus labios, la castaña se inclina para dejar un corto beso en los labios de Edward que sonrió encantado.

Él deja de tomar la mano de su mujer para pasar sus dedos delicadamente por el pecho de esta hasta llegar a la abertura del cuello de su blusa, Mackenzie sonríe divertida al entender las intenciones de Edward.

—Recuerdo muy bien como desnudarme sola, Batman —asegura la vampiresa en un susurro.

—Sí, pero yo lo hago mejor, preciosa —responde Edward por lo bajo.

—Si por mejor te refieres a romper mi ropa, entonces sí —contesta Mackenzie.

La pareja de casados sonríe y se acercan al otro para besarse cortamente una vez más, ella regresa su mirada hacia la mesa de centro de la sala y toma la nota para leerla una vez más.

—Mackenzie —habla Edward hacia su esposa consiguiendo que esta regresara a verlo—. He tenido la mala costumbre de subestimarte casi todo el tiempo, cada obstáculo que has enfrentado antes de conocerme y después de hacerlo..., llegué a pensar que no lo lograrías, pero lo hiciste. Por ti, todos están dispuestos a pelear, por ti..., tenemos una hermosa hija.

La vampiresa sonríe enternecida por esas palabras y se acerca a su esposo para besar sus labios con amor, Edward corresponde el beso gustoso hasta que se aleja de su mujer delicadamente.

—Voy a preparar el baño, vida mía —susurra el vampiro.

Mackenzie asiente y deja un último beso en los labios de su pareja antes de que este se levantara para ir al baño de la casa.

La vampiresa mira la nota una vez más y le da la vuelta para encontrarse el nombre del libro que Alice utilizó por escribir, Mack levanta la mirada para buscar a dicho libro entre las estanterías de la sala y, al momento de encontrarlo, se levanta para llegar hasta él con velocidad.

Al abrir el dichoso libro, se da cuenta de como le faltaba una hoja al principio, siendo la nota que dejaron Alice y Jasper antes de irse.

La castaña pasa la página y se da cuenta de que había una dirección junto a dos palabras escritas.

Destruye esto.

Alice y Jasper se habían asegurado de que solo Mackenzie recibiera el mensaje, ya que sabía que su mente estaría a salvo del don de Aron.

La vampiresa cierra el libro de golpe al escuchar como Edward se acercaba a la sala, ella tira el libro hacia la chimenea y ve como poco a poco se convertía en ceniza, no evita aumentar el fuego para que se deshiciera más rápido, pero termina por fingir que estaba mirando unas fotos.

Mack se da la vuelta y se encuentra a su esposo sonriéndose con adoración, con una sonrisa, se acerca a él. Al momento en que quedaron el uno frente al otro, fue ella quien enredó sus brazos en el cuello de Edward para que se besaran.

—¿Vendrás conmigo, Batman? —pregunta Mackenzie en un susurro antes de morderse el labio inferior ligeramente sin perder su sonrisa.

Edward sonríe ante esas palabras y asiente sin dudar.

La pareja de casados comienza a caminar hacia el baño volviendo a besarse con necesidad, pero al momento de entrar a dicho lugar y entre algunos besos junto con cortas risas, terminan por cerrar la puerta.


—Me alegra que hayas podido hacer una pausa en tu entrenamiento, mechitas —asegura Embry desde el asiento de copiloto del auto.

Atenea se encontraba en los asientos traseros junto a Seth a Leah, Mackenzie conducía el vehículo hacia la casa de Charlie, ya que este se encontraba esperándolos junto a Sue.

—Si no llevo a Atenea con mi padre, él vendrá a la casa —recuerda Mack sin dejar de mirar el camino—. Veintisiete vampiros que se alimentan, mayormente, de sangre humana y un humano..., como que no es una muy buena idea.

Todos se mantienen callados hasta que Embry se inclinó para quedar un poco más cerca de su amiga.

—Eso fue lo que le dijiste a Edward, Mackenzie —susurra el chico logrando que la mencionada se tensara un poco y se mordiera el labio inferior nerviosa—. Como sea, me alegra alejarme de esos apestosos chupasangres.

—Nosotros también —responden los hermanos Clearwater al mismo tiempo.

—Sonaste igual a Jacob —confiesa Mackenzie divertida hacia Embry que no evitó reírse junto a ella y asintió dándole la razón.

—Ya sé que ellos son los buenos, pero, vamos —responde el castaño con diversión—. Drácula uno y don son..., escalofriantes.

Los hermanos Clearwater, Mackenzie y Embry comenzaron a reírse sin poder evitarlo, pero Atenea se mantuvo jugando con su oso de peluche.

Al momento en que llegaron a la casa de Charlie, fue Seth el primero en bajar para abrirle la puerta a su hermana y esta dejó que Atenea se bajara para que corriera hacia su abuelo.

—¡Ahí estás! —habla Charlie con una sonrisa al cargar a su nieta que sonreía emocionada—. ¡Pero cómo has crecido, princesa!

El hombre deja varios besos en la mejilla de Atenea, consiguiendo que esta se riera tiernamente.

Mackenzie y Embry salen del auto, pero la castaña se acerca a su melliza para saludarla junto a su cuñado.

—No he sabido casi nada de ti —asegura Mack hacia su melliza que no evitó sonreír un poco.

—He estado algo ocupada planeando algo —confiesa Bella al alejarse de su hermana que frunció el ceño.

La mayor de las dos sonríe emocionada y le extiende a su melliza su mano izquierda, Mackenzie la toma confundida hasta que se da cuenta de lo que portaba Bella en su dedo anular izquierdo.

La vampiresa da un pequeño salto en su lugar y grita emocionada antes de abrazar fuertemente a su melliza que comenzó a reírse.

—¡Felicidades, hermanas! —responde Mackenzie, ilusionada y siente como Bella correspondió su abrazo.

Mack se aleja de su melliza y mira a Jacob que se encontraba sonriendo, la inmortal se acerca a su cuñada y le da un duro puñetazo en el hombro que lo hizo retroceder.

—Ya te habías tardado mucho, hombre —asegura la castaña con diversión.

Jacob se ríe por el comentario y toma la cintura de Bella sin que alguno de los dos perdiera sus sonrisas.

—Dime, por favor, que voy a poder hacer tu vestido —le pide la vampiresa hacia su melliza.

—Por supuesto que sí —responde Bella sin dudar—. De hecho, con Sue y con mamá hemos estado viendo algunos vestidos para que puedas inspirarte.

Mackenzie aplaude ilusionada y asiente sin dudar.

—Te verás hermosa, del vestido me encargaré yo —advierte la vampiresa.

Bella asiente con una sonrisa en sus labios, pero ve como su hermana miró su reloj de muñeca y pierda y pierde su sonrisa al darse cuenta de la hora que era.

—Pueden pasar, está listo el almuerzo —habla Sue con una sonrisa hacia la futura pareja de casados y Mackenzie.

—Tenemos que decorar el árbol —asegura Charlie hacia Atenea, que aplaudió emocionada.

—De hecho, tengo que resolver algunos asuntos pendientes —confiesa Mackenzie con una pequeña mueca en sus labios—. No me tardo.

La vampiresa se acerca a Jacob y le da un corto abrazo de despedida, se acerca a Bella para abrazarla fuertemente con una sonrisa en sus labios.

—Te prometo que cuando regrese comenzaremos a ver lo de tu vestido —asegura Mackenzie y ve como su melliza asintió emocionada.

Ella se aleja de su hermana y se acerca a Charlie para poder despedirse de él.

—No me tardo, papá —habla la castaña hacia el hombre.

Ella deja un beso en la mejilla de su padre a manera de despedida y, después, abraza a Sue cortamente.

Mackenzie mira a su hija antes de tomarla de las mejillas para dejar varios besos por su rostro que la hicieron reír dulcemente.

—Pórtate bien y no hagas nada malo —pide la vampiresa hacia Atenea—. Seth, Leah y Embry se quedarán contigo mientras yo resuelvo unos asuntos de adultos, ¿está bien?

La niña asiente dejando un poco más tranquila a su madre que sonrió ligeramente.

—Te amo —susurra Mackenzie al acercarse a Atenea para dejar un pequeño beso en su mejilla.

—Y yo te amo a ti, mami —responde la menor.

La mujer sonríe y se despide una última vez de todos antes de subirse a su auto para tomar camino hacia la carretera que la llevaría a Seattle.

Mack se mantiene callada en todo el camino intentando tranquilizarse, pero da un pequeño salto en su lugar al escuchar como su teléfono comenzó a sonar, fija su mirada en el contacto y se da cuenta de que era Edward.

—Maldición, Bella —susurra la castaña antes de responder la llamada por medio del Bluetooth—. ¿Sí, diga?

Vida mía, ¿por qué no te quedaste con Atenea? —pregunta Edward al otro lado de la línea.

Mackenzie cierra los ojos fuertemente por algunos segundos antes de volver a abrirlos y fijar su atención en la carretera.

—Tengo que resolver algunas cosas, Batman —explica la vampiresa—. Dejé a Atenea con Embry, Seth y Leah en casa de mi papá, tienen que decorar el árbol con él y con Sue. Jacob y Bella estarán con ellos, almorzarán todos juntos.

La mujer dobla a la derecha y entra a las pocas transitadas calles de Seattle.

—¿Es algo malo lo que tienes que resolver, preciosa? —pregunta Edward confundido.

—Mm, no, pero tengo que hablar contigo cuando regrese —confiesa Mackenzie al tomar con fuerza el volante.

—Está bien, ve con mucho cuidado, vida mía —pide el vampiro al otro lado de la línea.

La castaña se muerde el labio inferior sintiéndose mal por estarle mintiendo a su pareja.

—Sí, no te preocupes —termina por decir ella—. Te amo, Eduardo.

Mackenzie estaciona el auto en una plaza cerca de la ubicación que le dejaron Alice y Jasper, pero no evita sonreír tontamente al escuchar la risa de su esposo por el teléfono.

—Y yo te amo a ti, amor mío —responde Edward por última vez.

La vampiresa sonríe una última vez antes de colgar la llamada, casi al mismo tiempo que Edward. Ella se mantiene en el auto por algunos minutos intentando tranquilizarse, pero se mira por el reflejo del espejo retrovisor y se da cuenta de que necesitaba ponerse los pupilentes.

Al buscarlos en su bolso y ponérselos, pestañea varias veces para acostumbrarse. Se mira una vez más por el reflejo del espejo y se da cuenta de que tenía la misma imagen de ella cuando era humana, solo que ahora su piel era un poco más pálida.

—Tú puedes, Mackenzie —susurra la castaña para sí misma—. Es por el bien de tu familia.

La mujer se baja del auto y se pone su abrigo e igual toma su bolso, cierra el auto para comenzar a caminar hacia la ubicación exacta que le dejaron sus cuñados.


Por si se preguntaban en dónde estaba Bella y Jacob, pues ellos se fueron a un pequeño viaje en donde Jacob le pidió a Bella que fuera su esposa, se fueron por los menos algunas semanas, por eso no habían aparecido.

De verdad que me pongo muy sentimental con algún final de mis historias, pero lo bueno es que se viene una nueva novela y podré concentrarme en las otras cuatro que tengo.

De hecho tengo que pedirles un favor pero será en el siguiente capítulo, nos vemos hermosas personitas❤️

🌷𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀🌷


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


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