❥ ❝O42 | 𝑨𝒓𝒓𝒊𝒆𝒔𝒈𝒂𝒅𝒐❞

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

↬・・・・・『🖤』・・・・・↫

↬・・・・・『🖤』・・・・・↫

Alessandra deja que Edward juegue con su cabello mientras las dos se encontraban hablando sobre su boda. El vampiro se inclina para poder dejar varios besos en los labios de su alma gemela, pero eso no evita que ella corresponda cada uno de ellos con una tonta sonrisa.

—¿Dentro de cuatro meses? —pregunta Edward con diversión hacia su prometida.

—Sí, bueno, cuatro meses y medio —corrige Alessandra—. Eso me dijo Alice que tardaría en planear nuestra boda junto con Rosalie y Esme.

Edward admira el rostro de su futura esposa, pero no evita sonreír encantado al momento de sentir como esta comenzó a jugar con sus dedos de manera distraída.

—Seguro que lo harán —contesta el vampiro con burla.

—¿Estás de acuerdo con la fecha? —le pregunta Alessandra por lo bajo al momento en que regresó a verlo.

—Claro que sí, stella mia —confirma él y corresponde gustoso el beso que dejó su alma gemela en sus labios—. ¿Estás segura de querer a Alice planeando la boda? ¿La tiara? ¿El vestido? ¿La recepción? ¿Las invitaciones? ¿Los invitados? ¿Te imaginas a quiénes va a invitar?

Los dos no evitan reírse ante esas preguntas, ya que creían capaz a la vampiresa de invitar a todo el pueblo de Forks y sus alrededores, pese a que no los conocían.

—Ella se ve muy entusiasmada con la idea —explica Alessandra—. Yo veré lo de las invitaciones con Alice, junto con el vestido de novia.

Edward mira fijamente a su pareja, dándose cuenta de la manera en que los ojos de esta se encontraban brillando.

—¿Por qué haces esto, stella mia? —pregunta el lector de mentes al acariciar una de las mejillas de Alessandra.

—¿La boda? —cuestiona ella bastante confundida.

—Intentas hacer feliz a todo el mundo, pero tú ya estás dando demasiado —le explica Edward al negar ligeramente.

—Eso no es cierto, amore mio —niega la italiana con bastante seguridad—. Parte de mi vida me sentí incompleta, sentía como una parte de mí me faltaba y sabía que era mi alma gemela..., sabía que eras tú.

Edward se mantiene escuchando con atención las palabras de su futura esposa, sonriendo un poco al momento en que esta dejó su mano sobre la que él tenía en su mejilla.

—He tenido que enfrentar muerte, dolor y pérdida en tu mundo, pero igual lo he enfrentado en mi propia realidad —asegura Alessandra sin dejar de ver los ojos dorados de su pareja—. Cada cosa que pasé, me ha hecho más fuerte porque también es parte de mi mundo.

—Es donde perteneces, stella mia —afirma Edward en un susurro antes de dejar un casto beso en los labios de la mencionada—. Entonces, ¿no es solo por mí?

La castaña se ríe por esa pregunta y comienza a negar ligeramente, dejando una de sus manos en el pecho del vampiro, mientras que la otra la dirigió a su nuca.

—No, lo siento, amore mio —se disculpa la italiana divertida—. Quiero estar contigo de todas las maneras humanamente posibles.

Edward junta su frente con la de Alessandra, así los dos cerraron sus ojos mientras sonreían tontamente.

—¿Empezando por la boda? —pregunta el vampiro en un susurro.

La italiana hace una pequeña mueca con sus labios, pero vuelve a sonreír con diversión, deja un último beso en la boda de su prometido antes de levantarse para quedar enfrente de él.

—No, de hecho, antes tenemos que hacer algo más difícil y tal vez peligroso —confiesa Alessandra al ver como Edward la miraba con atención—. Hay que decirle a mis padres.

El lector de mentes se ríe y baja la mirada mientras negaba ligeramente.

—Eso suena arriesgado —advierte Edward.

—Qué lástima que no seas antibalas en mi dimensión, amore mio —se burla Alessandra hasta que su pareja volvió a verla a los ojos con una sonrisa en sus labios—. Necesitaremos ese anillo.

Edward se levanta para quedar enfrente de ella, toma su mano izquierda con delicadeza mientras sacaba del bolsillo de su pantalón el tan hermoso anillo de compromiso, el cual tuvo que tomar prestado porque Alice lo necesitaba para los preparativos de la boda.

Al deslizar la joya por el dedo anular izquierdo de Alessandra, ninguno de los dos evitó sonreír, ya que quedaba perfecto.

La futura pareja de casados regresa a verse fijamente sin perder su emoción, ella enreda sus brazos en el cuello del contrario mientras que él la tomó de la cintura para poder pegarla a su cuerpo, así los dos se acercaron al otro para poder besarse con necesidad.

—Alice, solo nos iremos por unas cuantas horas —le asegura Alessandra con diversión a su cuñada.

—Es que necesito que estés aquí para que podamos seguir con los preparativos de la boda —explica Alice bastante nerviosa.

—Puedes seguir sin mí sin problemas mientras estoy en casa de mis padres, no nos quedaremos para siempre —comenta con diversión la futura novia—. Ellos tienen que saber sobre mi compromiso.

Las dos mujeres regresan sus miradas hacia las escaleras al momento de ver como Edward se dirigía hacia ellas, Alice fue quien no evitó sonreír enternecida al reconocer como los futuros novios se encontraban vestidos iguales.

—¿Es en serio, Alice? —cuestiona el lector de mentes con diversión.

Alessandra sonríe fascinada por la presencia de su futuro esposa, por lo que no duda en aceptar la mano que este le extendió para que los dos la entrelazaran.

—Siempre quise verlos vestidos así —explica la vampiresa de corte pixie antes de que recordara algo—. ¡Voy por la cámara!

Alice desaparece de la sala para ir a su habitación por el objeto mencionado.

La futura novia regresa su mirada hacia su pareja y le da una radiante sonrisa.

—Jamás se me ocurrió vestirnos de esta manera —confiesa Alessandra bastante divertida.

Edward se mantiene mirándola con adoración, pero decide inclinarse hacia ella para poder robarle un beso que la hizo reír.

—¡Ya tengo la cámara! —avisa Alice con emoción antes de aparecer de repente en la sala.

Tras acomodarse por órdenes de la vampiresa, el lector de mentes se mantuvo tomando la cintura de su prometida mientras que ella dejó una de sus manos en el pecho de él, los dos miran hacia la cámara por unos segundos, pero es Edward quien decidió dejar un tierno beso en la mejilla de Alessandra, consiguiendo que esta cerrara los ojos con una sonrisa. Pese a esto, Alice se apresuró a tomar varias fotos.

—Creo que con estas ya tengo suficientes imágenes para llegar un segundo álbum —confiesa la vampiresa con emoción.

—No vamos a tardar, Alice —repite Alessandra al acercarse a su cuñada para tomar sus manos—. Por favor, no hagan nada malo y tú, tranquilízate.

Las dos mujeres se abrazan cortamente a manera de despedida.

—No prometo nada —responde Alice—. Ya váyanse, antes de que los obligue a que se queden.

La pareja se ríe por esas palabras, pero Alessandra retoma su lugar junto a Edward para poder entrelazar su mano con la de él. Una vez que los dos se concentraron teniendo los ojos cerrados y, tras esperar unos cuantos segundos, desaparecieron de la sala en la casa Cullen.

Abriendo los ojos, las almas gemelas se dan cuenta de que se encontraban frente a la casa de Alessandra. Con una sonrisa emocionada, la mujer regresa su mirada hacia su prometido.

Edward mira sus manos y se da cuenta de como su piel había recuperado cierto color recordándole que en esa realidad era humano, bastante ilusionado, el ojiverde regresa su mirada hacia su futura esposa.

Alessandra sonríe con adoración y dirige una de sus manos hacia las mejillas de su pareja para poder acariciarla.

—Sigues siendo mi alma gemela —asegura la italiana en un susurro—. Sigues siendo mi futuro esposo, amore mio.

Edward sonríe por esas palabras y se acerca a Alessandra para poder besarla en los labios, los dos entrelazan una de sus manos para que comenzaran a caminar hacia la puerta principal de la casa Vitore.

Segundos después, son recibidos por una muy emocionada Bianca.

—¡Ale! ¡Edward! —habla la mujer bastante entusiasmada—. ¡Regresaron!

La primera mencionada no duda en acercarse a su madre para poder abrazarla con entusiasmo, Bianca deja varios besos en las mejillas de su hija, pero termina por alejarse de ella para poder abrazar a su yerno.

—No saben lo feliz que me pone verlos aquí otra vez —asegura la mayor—. ¿Cómo han estado?

Edward se aleja de ella y toma la cintura de Alessandra cuidadosamente para que los dos quedaran a la par.

—Muy bien —responde la castaña más joven—. No sabes cuanto los he extrañado.

Ocultando su mano izquierda con agilidad, le da una radiante sonrisa a Bianca.

—Y nosotros a ti, bueno, a los dos —se apresura a corregir la mujer consiguiendo que Edward se riera un poco avergonzado—. Vamos, pasen, Carlo está adentro.

Bianca les sonríe y entra a su hogar, ignorando como las almas gemelas regresaron sus miradas hacia el otro.

—¿Estás listo? —pregunta Alessandra.

—La verdad no —confiesa Edward—. Tengo miedo, stella mia.

—Tú dijiste que querías pedirle formalmente mi mano a mis padres, ya estamos aquí, así que llegó el momento —responde la italiana bastante divertida.

Stella mia —ruega el ojiverde en un susurro antes de hacer un tierno mohín con sus labios.

—Nada de eso —niega la castaña—. Ya le dijiste a tu familia, ahora vamos a decirle a la mía.

Alessandra se acerca a los labios de Edward para poder besar el infantil puchero que tenía en los labios.

—No va a pasar nada, amore mio —intenta animarlo ella—. Además, tenemos el plan de fugarnos juntos a tu realidad para poder casarnos a escondidas.

El ahora humano no evita reírse un poco por ese comentario, pero termina por asentir resignado.

—Entraremos los dos juntos, así si mi padre quiere matarte, yo te cubriré mientras sales corriendo a esconderte —se burla Alessandra sin poder evitarlo.

La castaña comienza a reírse por la expresión que tomó su futuro esposo, ya que este la miró de mala manera por sus palabras.

Tras unas cuantas quejas más por parte del ojiverde, los dos terminaron por entrar a la casa en donde se encontraban siendo esperados por el matrimonio Vitore.

—¡Mi hermosa principessa! —habla Carlo, emocionado al reconocer a su hija.

Alessandra no duda en alejarse de Edward para correr hacia su padre y poder abrazarlo con emoción, disfrutando de las caricias que dejaba este en su espalda.

—Pensé que no iban a volver dentro de mucho tiempo luego del funeral del desgraciado —confiesa el hombre al alejarse de su hija para tomarla de las mejillas con cuidado y verla a los ojos—. Pero qué hermosas estás.

La castaña sonríe avergonzada y cierra los ojos al sentir un cariñoso beso en su frente por parte de su mayor.

Luego de que padre e hija se alejaran, Carlo se acerca a Edward para poder abrazarlo cortamente.

—La verdad, estuvimos a punto de no volver por mucho tiempo —confiesa Alessandra, divertida por lo pálido que lucía su prometido.

—Eres tan graciosa, eh —responde Carlo con falsa diversión, pero termina por reírse un poco.

El hombre se aleja de su yerno y estrechan sus manos, tanto él como Bianca invitan a la pareja de almas gemelas para que se sentaran mientras ellos iban por bebidas y algo para comer.

—Por primera vez siento como tus manos están temblando, amore mio —se burla Alessandra sin poder evitarlo mientras regresaba su mirada hacia su futuro esposo.

—Tengo miedo, stella mia —confiesa Edward con una expresión asustada—. Tu padre puede matarme, él dijo que no nos precipitáramos.

—Si mi papá saca su arma, regresamos a tu realidad sin dudar —comenta la italiana.

La conversación entre los dos se vio interrumpida al momento en que vieron como Bianca salió de la cocina con una bandeja en mano teniendo varias galletas en esta, mientras que Carlo la siguió con una garra y varios vasos en sus manos.

Alessandra y Edward no dudaron en acercarse a ellos para poder ayudarlos, entre todos dejaron las cosas sobre la pequeña mesa de centro en la sala.

—Papá, ¿por qué trajiste un vaso más? —cuestiona la italiana menor entre todos, luciendo bastante confundida.

—Mm, bueno... —intenta responder Bianca.

Carlo regresa su mirada hacia su esposa y entre los dos se dan un ligero asentimiento, regresan sus miradas hacia la entrada de la cocina, siendo seguidos por la pareja de almas gemelas.

—Hola —saluda Beatrice bastante temerosa por la reacción que podría tener su hija biológica.

Alessandra la mira algo sorprendida, ya que no se esperaba encontrarla ahí, pero ahora cae en cuenta de que había tres tazas de café antes de que Bianca se las llevara a la cocina. Beatrice ya se encontraba ahí cuando ellos llegaron.

Edward regresa su mirada hacia su pareja, temiendo una mala reacción de su parte, pero no evita sonreír un poco al ver como esta dio un paso adelante.

—Hola —responde Alessandra con una amable sonrisa en su rostro—. Hace tiempo no sabía de ti.

—Lo mismo digo —responde Beatrice algo divertida.

La italiana más joven se ríe junto a ella y termina por decidir acercarse para que las dos se abrazaran, Bianca regresa su mirada hacia Carlo, luciendo bastante tranquilos por esa reacción.

Edward, por otro lado, se mantuvo mirando orgulloso a Alessandra. Después de un mes, ella comenzaba a aceptar su verdadero origen, no había perdonado totalmente a su madre biológica, pero ya no reaccionaba tan mal al verla.

—Aunque no lo creas, me alegra que estés aquí —confiesa la castaña en un susurro al alejarse de la mayor para verla fijamente.

—¿En serio? —pregunta Beatrice emocionada, sintiendo un poco más leve la presión en su pecho.

—Sí —confirma Alessandra—. Mereces saber esto, después de todo, eres quien me trajo al mundo.

Las dos mujeres se alejan y deciden tomar asiento junto a los demás en la sala, Bianca toma la mano de su hermana mayor para darle un ligero apretón, demostrándole que todo estaría bien.

—¿Cuánto tiempo van a quedarse? —pregunta Bianca hacia la joven pareja de adultos.

—La verdad, no mucho —responde Alessandra al aceptar el vaso que su padre le extendió—. Solo queríamos decirles algo importante para nosotros.

Edward le agradece en voz baja a su suegro por el vaso servido con limonada que le extendió, sin poder evitarlo, le da un largo trago sintiéndose feliz de poder disfrutar del sabor de la bebida.

—¿Tiene que ver con un nieto? —pregunta Bianca, emocionada.

—No, no es sobre eso —se apresura a responder Alessandra con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Bueno, ya puedo respirar más tranquilo —confiesa Carlo, logrando que las almas gemelas se sonrojaran avergonzados.

—Antes de decirles, quiero que estén tranquilos y que tengan la mente abierta, por favor —suplica Ale antes de tomar la mano de Edward.

El ojiverde deja su vaso sobre la mesa de centro y asiente estando de acuerdo con esas palabras.

—¿Es algo malo que nos dirán? —se atreve a preguntar Beatrice con preocupación.

—Todo depende de como se lo tomen —responde Alessandra—. De todas maneras, les explicaremos todo con detalles, así que espero que en verdad se lo tomen bien.

Los tres adultos regresan a verse confundidos, pero termina por asentir ante esas palabras.

—Solo les pido que no sean tan duros con nosotros —sigue hablando la joven italiana—. Papá, no seas malo con Edward.

Carlo frunce el ceño confundido, pero vuelve a asentir una vez más, temiendo la noticia.

—Todo depende de lo que vayan a decirme —termina por responder el hombre, consiguiendo que la pareja se sintiera más nerviosa.

—No queremos hacer esto tan largo, así que supongo que Edward podrá darles la noticia —responde Alessandra al fijar su mirada en el mencionado.

El ojiverde asiente estando un poco más confiado, por lo que regresa su mirada hacia sus suegros.

—Yo sé lo que Alessandra pasó con su expareja, no es necesario decir su nombre porque todos aquí sabemos quién fue —comienza a hablar Edward—. Esto está de más, pero mis hermanos y yo nos encargamos de él, pagó con creces lo que le hizo a Ale.

Carlo sonríe bastante satisfecho por esas palabras y no duda en inclinarse hacia el ojiverde para extenderle una de sus manos, los dos la estrechan amistosamente mientras escuchaban las risas de las tres mujeres presentes.

—Tienes un punto extra, hijo —asegura Carlo con notable orgullo—. Te felicito.

—Yo amo mucho a Alessandra, no imagino mi vida sin ella, anhelo tenerla junto a mí en todo momento para poder hacerla feliz —sigue hablando Edward antes de regresar su mirada hacia la mencionada para dejar un rápido beso en su mejilla que la hizo sonreír—. Así que necesito su aprobación para poder casarme con ella.

Los tres adultos abren sus bocas ligeramente por la noticia, las mujeres se emocionan, pero Carlo se mantuvo luciendo incrédulo.

—Antes de que digan algo, la boda llevará tiempo para planearse, así que no nos vamos a casar inmediatamente —se apresura a explicar Alessandra por la reacción de su padre.

—¡Se van a casar! ¡Se van a casar! —comienzan a decir Beatrice y Bianca al mismo tiempo con notable emoción en sus rostros.

Las dos mujeres se abrazan con felicidad, pero Carlo lucía una expresión seria, siendo esto lo que logró asustar a la joven pareja de almas gemelas.

—¿Están seguros de querer hacerlo? —cuestiona al hombre tras regresar a la realidad.

—Sí, quiero casarme, papá —asegura Alessandra—. No mañana, tal vez dentro de unos cuantos meses, pero será el tiempo suficiente para poder planear la boda.

Bianca y Beatrice regresan sus miradas hacia Carlo para escuchar su respuesta, sabiendo que su hija solo se sentiría tranquila tras obtener su bendición.

—Tienen mi autorización para poder casarse —acepta el hombre con falsa resignación, pero logró que su hija soltara un largo suspiro aliviada, terminando por reírse antes de fijar su mirada en su pareja—. Pero te advierto, Edward, que si llegas a jugar con el corazón de mi hija, no volverás a ver la luz del día en ninguna de las dos realidades que conocen. ¿Entendiste?

El ojiverde asiente rápidamente, estando consciente de que si llega a morir a manos de su suegro en la realidad de su futura esposa, no volverá a ver a su familia adoptiva otra vez.

Carlo se levanta de su lugar junto con Edward y los dos estrechan sus manos.

Alessandra se levanta y aplaude cortamente con emoción, sonríe al recibir un efusivo abrazo de Bianca junto con Beatrice. Las dos mujeres la felicitan antes de que la futura novia les enseñara su anillo de compromiso.

—Es hermoso —asegura Beatrice bastante ilusionada—. Es único.

—Perteneció a la madre de Edward —le explica Alessandra, consiguiendo que las dos mujeres sonrieran enternecidas.

Carlo se acerca a su hija para poder abrazarla amorosamente, esto hizo que Edward fuera abrazado por Beatrice y Bianca, quienes le aseguraban estar bastante felices por el compromiso.

—Gracias, papá —susurra Alessandra hacia el mayor sin dejar de abrazarlo.

—Te quiero, principessa —responde Carlo por lo bajo.

Los dos sonríen y se mantienen así por varios segundos más, ignorando como el collar de almas gemelas que portaba Alessandra en su cuello parpadeó unas cuantas veces antes de volver a la normalidad.


Lamento la tardanza hermosas personitas pero estuve literalmente ahogada en mis tareas porque falta muy poco para terminar mi semestre, de verdad que mis profes se excitan cuando marcan tarea, envían un chingo de golpe.

Pero bueno, ya adelanté varias tareas así que ya tengo más tiempo disponible para poder escribir con tranquilidad.

Espero que les hayan gustado los dos capítulos hermosas personitas, los hice con mucho amor para ustedes así que espero que de verdad les hayan gustado mucho los dos capítulos.

Nos vemos mañana en una próxima actualización, los quiero❤️


NOTA:

Mucho ojo con los pequeños detalles que comienzo a dejar en algunos de los capítulos, pueden ser puntos claves para el final de la historia :3

Nos leemos pronto ^^

❣️𝐌𝐎𝐀𝐍𝐀❣️


Esta es una historia original de Wattpad, actualmente igual se encuentra disponible en Inkitt y en Booknet, si la lees en otra plataforma se debe a un virus y una copia sin mi permiso.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro