ᴛʀᴇɴᴛᴇ

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Por supuesto que SeokHyun ya sabía quién era ese Alfa, todo su aroma estaba impregnado en Jin, pero aún así, debía conocerlo formalmente, por lo que mantendría su fachada de hombre difícil de conquistar.

Jin sonrió con timidez y extendió su delicada mano hacia el muchacho que con notorio nerviosismo se acercó y entrelazó sus dedos con los del Omega.

Papá, te presento a Jeon JungKook, mi Alfa. –Dijo SeokJin sonriendo feliz.

JungKook tragó y extendió su mano libre hacia su suegro. —Es un placer, señor Kim.

Sin embargo, SeokHyun se quedó mirándolo seriamente, tanto que hasta su hijo llegó a sentirse intimidado, Kook sentía sus manos sudar porque su suegro no decía nada, sus ojos violetas idénticos a los de Jin lo estaban sopesando con frialdad.

A los segundos, la fuerte mano del Alfa mayor tomó la suya dando un firme apretón. —Jeon, ¿eres hijo de Daniel y JiHyo?

Así es. –Respondió con seguridad.

El Alfa asintió y dejó su cabeza reposar en la almohada, su Lobo estaba en paz, había detectado sinceridad y amor genuino en ese Alfa hacia su hijo.

Bien, después vamos a tener una charla. Justo ahora me siento cansado. –Dijo el mayor que sonrió hacia su bebé, acunando su mejilla de nuevo. —Gracias por venir cariño, tu presencia ha sido una cura para mí.

SeokJin sonrió y abrazó a su padre. —Te darán de alta pronto, cuando eso suceda te llevaremos a casa.

El mayor asintió. —Por favor cuídate mucho, no quiero que algo malo le pase a mis ni-

JungKook le tapó la boca en un mero impulso de idiotez.

SeokHyun le dedicó una mirada de muerte y el menor se puso pálido, SeokJin lo miraba anonadado.

Pe-perdón. —JungKook dijo con voz quebrada al momento de quitar su temblorosa mano.

Amor, ¿te sientes mal? –Preguntó Jin al ver que el Alfa tenía su rostro desencajado.

Lo único que JungKook tenía, era miedo por su vida, pues el ceño fruncido, la mueca de puro disgusto y las feromonas de enojo que el Alfa dejaba escapar, no lo dejarían dormir.

Papá lo estás asustando. –Acusó SeokJin al sentir el aroma agrio que su padre soltaba.

Perdón amor, es sólo que tu novio es un poco imprudente. –Dijo suavemente mientras miraba a Jin.

Pero cuando el menor asintió avergonzado y regresó su mirada a JungKook, éste sabía que su suegro lo mataría cuando se levantara de esa cama.













¿Ya te sientes mejor? –Preguntó SeokJin cuando llegaron por fin a su apartamento.

Sí amor. Gracias. –Kook sonrió y besó suavemente a su Omega. —Tenemos que hablar, Jinnie.

¿Me dirás por qué actúas tan raro?

JungKook asintió y ambos se sentaron en el sofá, estaban solos, pues YoonGi se había ido de paseo con los mellizos.

Verás... Me enteré hace dos días... Justo después de concluir aquella misión. –Jin asintió en entendimiento y sin más preámbulos, soltó: —Jinnie... Estás embarazado.

SeokJin abrió la boca y lo miró incrédulo.

Tu aroma ha cambiado... No puedo especificar la cantidad de cachorros aún, pero sí sé con certeza que son más de uno. –JungKook se torcía los dedos al ver que su pareja seguía mirándolo con sorpresa.

De pronto, de los ojos café brotaron lágrimas y sintió el peso de SeokJin sobre él.

¡Vamos a ser padres! –Gritó emocionado.

JungKook por un momento había temido que a Jin no le agradara la idea, pero tenerlo riendo de felicidad mientras lloraba por la buena noticia, hizo que su alma se sintiera tranquila.

Y trataremos de ser los mejores, amor. Ya lo verás. –Kook abrazó con fuerza a su Omega y también lloró.

Por todo lo que habían vivido, por su amor irrompible, por el regreso de una persona amada, por los lazos que se crearán en un futuro... Por sus hijos, esos cachorritos que alegrarán su vida.

Por fin los rayos de un cálido sol estaban iluminando sus pasos como pareja, JungKook nunca imaginó que el amor de su vida llegaría a él cuando aún era un cachorro, pero el destino jugaba sus cartas como quería, y no podía estar más agradecido porque SeokJin es la persona que fue trazada para él.

Mi dulce Lobo... –Jin le dijo en un susurro. —Llegaste a mi vida en el momento justo, te amo.

Te amo más, mi precioso Lobo, mucho más.

Sus bocas se encontraron, sus corazones emocionados ansiaban lo que el futuro les tenía preparado, tanta desesperación y tristeza por fin serían superadas. Ahora con su familia completa.

Por cierto... ­–Jin habló al separarse. — ¿Por qué le cubriste la boca a papá? Parecía que te mataría en cualquier momento.

Es que... Él estaba a punto de mencionar a sus nietos y... Bueno, yo quería ser quien te lo dijera. –Confesó con las mejillas rojas.

¿Papá lo sabe? –Abrió sus ojos sorprendido. — ¿Cómo es eso posible?

Bueno, él es tu padre. Todos los cachorros tenemos un lazo que es irrompible con nuestros padres, ellos también pueden detectar cambios en ti, por lo que, tu padre supo desde un inicio que soy tu Alfa, así como supo también que estás encinta. Nosotros estamos formando el mismo lazo con nuestros bebés.

Jin lo miraba fascinado. — ¿Y cómo sabes que son varios bebés?

Porque detecto varios aromas. –Se acercó al cuello del Omega y olfateó. —Es una mezcla, entre olores suaves y fuertes. Por eso no puedo decir cuántos son exactamente.

¿Te imaginas que sean cuatro? –Preguntó ilusionado.

¿Eso te gustaría?

¡Sí! Siempre pensé adoptar, cuando llegara el momento. Pero la vida es tan misteriosa, que yo mismo tengo vidas dentro de mi vientre. –Con cariño se acarició la zona.

¿Estás feliz? –Le preguntó el Alfa posando su mano sobre la del Omega que descansaba en su vientre.

Tanto; que me parece estar en una utopía, ya quiero volver con la manada, mamá merece estar con su Alfa de nuevo. Con nuestra pequeña manada reunida. –Los ojos castaños brillaban de alegría.

Pronto, mi amor. A mi suegro lo darán de alta en tres días, tiempo suficiente para tomar decisiones.

¿Decisiones? –Cuestionó el Omega sin comprender.

¿Quieres que nuestros hijos se críen aquí, en la ciudad, o en el bosque con nuestra manada?

SeokJin se quedó analizando la situación por breves segundos. —Me gustaría que sepan de donde vienen. Me gustaría que se criaran en la manada y cuando crezcan, que ellos mismos tomen la decisión, de quedarse en el bosque o aventurarse a la ciudad. Sea cual sea, espero poder guiarlos por el buen camino.

El Omega sonrió pasando sus manos por su plano abdomen. Y JungKook una vez más quiso llorar de felicidad, su Omega siempre tan sabio.

Así será entonces. –Concedió el menor.

Se abrazaron y dejaron que la noche los arrullara en un sueño profundo, un sueño que se había hecho realidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro