ᴡᴀʀ - ᴘᴛ. 1

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Alfas, Betas y Omegas yacían con sus armas listas.

El veneno que el clan de las Panteras había diseñado se encontraba en todas las bombas y granadas que habían conseguido, uno solo de esos que golpeara al oponente y sería una muerte segura.

Porque sabían que no se enfrentarían a ellos como humanos, sino en su forma colosal de Dragones, y aunque no todos poseían magia, el más peligroso era Jeon JungWan, líder del clan y su esposa.

Si lograban derribarlos primero, estaban seguros que podrían vencer con más facilidad a sus soldados, pero llegar a ellos sería casi imposible.

Por lo que eso es trabajo mío. Yo me enfrentaré a mis padres. –JungKook dijo con convicción.

Necesitarás ayuda, tú solo contra esas dos bestias... No sobrevivirás. –YoonGi comentó.

Yo iré con él. –TaeHyung agregó con calma.

Los demás lo miraron sin entender, ¿qué haría un Tigre en contra de dos Dragones?

Sé lo que están pensando, pero confíen en mí, Jeon no está solo. –Declaró con seguridad.

Los demás no dijeron más al notar que Kook no se oponía.

El Dragón tomó su espada, esa con la que lucharía contra los suyos y la empuñó hacia el cielo. —Recuerden que es todo o nada, nuestras vidas a cambio de la libertad de nuestros clanes. Derribaremos a los tiranos que han hecho de nuestra vida un infierno. ¡¿Están conmigo?!

Y el grito de guerra emitido por todos fue el inicio del final.

JungKook se preparó, tomó granadas envenenadas consigo y se encaminó a la que aún era su guarida. Él sabía que muchos estaban en contra de sus padres, por lo que esperaba su apoyo al ver la inminente revolución que estaba por desarrollarse.

Pero no se iba a detener, no ahora que estaban tan cerca de por fin obtener lo que tanto anhelaban.

Pensó en SeokJin, su bella sonrisa, su sola presencia que lo llenaba de paz y amor.

Eso era por él, sus cachorros, sus abuelos, su hermano...

Su Dragón se removió eufórico al recordarlo, él lo vengaría, por fin podría darle una paliza a aquellos que lo reprimieron.

Cuando el sol salió por el horizonte, los valientes guerreros corrieron hacia su destino, algunos se transformaron, otros lucharían en su forma humana.

No están aquí. –JungKook declaró al notar que sus padres no estaban por ningún lugar. Pronto las alarmas en su cabeza se activaron. —Los clanes...

¿Insinúas que atacaran nuestros clanes? Ellos nos...

Sí, nos engañaron, estoy seguro. ¡JiMin, HoSeok! -Ambos amigos se precipitaron hacia el Alfa. —TaeHyung y yo volveremos a los clanes, mis padres se están dirigiendo allá, por favor, hagan todo lo que esté en sus manos para acabar con el enemigo aquí.

Omega y Beta tragaron con fuerza pero gritaron un "sí" al unísono.

HoSeok los miró con admiración y dijo: —Cuídense. Y por lo que más quieran, vuelvan con vida.

Los Alfas asintieron y salieron en dirección a los clanes, no sabían cómo, pero los Dragones habían descubierto que quedarían pocos en cada clan, principalmente adultos mayores, niños y mujeres. Eran tan viles que no les importaría acabar con ellos como medio de presión.

Pero no eran tontos, todos habían sido evacuados a la aldea de sus abuelos, donde más soldados custodiaban el área. Pero si no se daban prisa, descubrirían sus movimientos fácilmente.

«¡Malditos!» JungKook gritó en su cabeza, algo le decía que buscaban específicamente a alguien.

Primero muertos a permitir que toquen uno solo de sus cabellos. –TaeHyung gruñó en su lomo, como si supiera lo que pensaba.

JungKook volaba en su forma original, sobre su lomo yacía un TaeHyung ansioso.

Prepárate. –Fue la única respuesta del Dragón.

Y justo en ese momento, una bola de fuego iba en dirección hacia ellos.





SeokJin había presenciado el amanecer, acariciaba su vientre con preocupación mientras rezaba por el bienestar de sus Alfas y amigos.

¿Por qué todo tenía que ser tan duro?

La angustia que crecía en su pecho era molesta, pero confiaba en ellos... Confiaba en JungKook, confiaba en TaeHyung. Confiaba en sus inseparables amigos JiMin y HoSeok, así como confiaba en YoonGi y NamJoon.

Ellos lo harán. –Escuchó la agradable voz de SunHee, quien se acercó a él con un vaso de agua. —Ten fe, querido. Ellos volverán, conozco a mis niños.

SeokJin sintió sus ojos arder, al parecer las hormonas estaban afectándolo más de lo esperado.

Lo hago, Sunnie, pero me es difícil estar calmado, son mis Alfas, mis amigos... Hombres importantes para mí, tanto como lo son mis hijos. –No resistió más y se rompió en un sentido llanto lleno de temor.

SunHee lo abrazó, ella comprendía el temor de quien ahora también consideraba su nieto, pues JungKook era el único heredero Jeon que aún quedaba aparte de ellos... ¿Qué haría si lo perdía también?

No, ella lo sabía, su JungKookie volvería, porque amaba la vida y más amaba a su pareja.

Exactamente lo mismo sentía por TaeHyung, aquel muchacho solitario pero amable y trabajador, con un corazón dulce y dispuesto a darlo todo por quienes amaba.

Ambos con caracteres fuertes y salvajes, ambos con deseos de vivir al máximo y ahora, ambos con sus propios motivos para luchar.

Se fuerte, Omega. Porque tus Alfas regresarán, y lo querrán todo. Mi nieto a ti, y TaeHyung a sus hijos... También debes resistir por ellos.

La Omega sonrió y salió de la habitación del rubio en camino hacia la otra Omega embarazada, quien ya estaba despierta y un poco más tranquila que SeokJin.

¿Hablaste con él? –JiEun le preguntó.

Sí, y está asustado, así como todos... -Respondió la mayor entregándole también un vaso con agua.

Es comprensible... Yo me siento igual al saber que mi Alfa está en la misma situación que JungKook.

No te angusties, eso le hará daño al bebé. Lo importante es que ambos se estabilicen y sigan cuidándose, esos cachorros deben nacer sanos. –Fue el suave llamado de atención de la Omega. —Además, les haría bien pasar tiempo juntos, de alguna extraña manera comparten una historia.

JiEun no estaba del todo segura, pero la soledad tampoco le era agradable.

Así que se encaminó en dirección al comedor, donde Jin ya se encontraba sentado en su sitio, en su rostro podía ver la tristeza pero lo estaba intentando.

Buenos días. –Saludó amablemente.

Buenos días. –Respondieron los presentes.

Chicos, ¿qué les parece ir al campo de flores más tarde? Hemos sembrado muchas más flores, sé que les encantará. –Dijo el abuelo Jeon: YongHwa.

A SeokJin eso le emocionó, necesitaba deleitarse con la belleza de las flores, con sus dulces aromas, le traían bonitos recuerdos. Y para JiEun sería una nueva experiencia.

Está bien, abuelo. –Aceptaron ambos jóvenes.

SunHee y YongHwa estaban satisfechos.

Todos necesitaban calmar su ansiedad.

Y posiblemente se formara una nueva amistad también.



















Han pasado 84 años... TuT

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