ꜰʀɪᴇɴᴅʟʏ?

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Cuando JungKook descubrió su naturaleza de alfa no se sorprendió. Es decir, todos en su familia eran alfas. Por ende, tenía sentido que él también formara parte de ese linaje puro.

A raíz de eso, su infancia fue reducida a entrenamientos, todo el tiempo. Empezó desde que tenía cinco años, y desde entonces nunca se detuvo.

Él conoció lo que era pelear en serio con chicos más grandes, en su caso, sus primos y hermano mayor. Ellos entrenaban juntos y aunque los mayores eran condescendientes con él, no así, su padre era todo lo contrario.

Cuando JungKook luchaba contra su progenitor, terminaba tan lastimado que pasaba en cama por semanas. Pues al ser tan pequeño, su cuerpo no lograba la resistencia que necesitaba.

Eso sólo funcionó como reproche por parte de sus padres, eran tan exigentes con el pequeño Kook, que les importaba una mierda las heridas graves con las que resultaba después de entrenar con su padre.

Sin embargo, el único amigo que tuvo fue su hermano mayor, YuGyeom. Él único que lo valoraba y el único que de verdad lo quería, aparte de sus abuelos. Pero tan injusta era la vida que le arrebató a la única persona en quien confiaba.

Su hermano había fallecido cuando él cumplió nueve años, en una pelea por defender su territorio.

Entonces sus padres controlaron su vida a tal punto, que nunca le dejaron tener amigos, ellos se encargaron de espantar a los niños que se le acercaban, eventualmente, Kook empezó a hacerlo por su cuenta, antes que sus padres metieran sus garras.

Se volvió solitario, amargado y sumamente gruñón.

Fue hasta que conoció a SeokJin que se sintió extraño.

Tenía diez años cuando vio al niño rubio por primera vez.

Pero, su alfa, que aunque era pequeño igual que él, desarrolló cierta atracción por el niño de labios abultados.

Entonces Kook empezó a sentir que su pequeño corazón latía emocionado al ser el receptor de las tímidas sonrisas del rubio.

Pero si algo le habían enterrado muy profundo en su cerebro, era lo prohibido que tenía enamorarse, así que se peleó muy fuerte con su alfa, ya que este le exigía acercarse al rubio. Pero el humano se negaba rotundamente. Fue entonces que su alfa desapareció, y Kook aprendió a valerse por sí solo.

Por supuesto, era una situación que sólo él sabía, pues la pelea con su alfa se había prolongado por años, lo que provocó que él nunca supiera cuál era la verdadera razón por la cual su alfa se había sentido atraído por el rubio.

Cuando Jin por fin se acercó a él. Kook no sintió nada, simplemente el rechazo que tenía hacia todos. Pero, poco a poco se fue acostumbrando a la presencia del rubio hasta que se volvió tolerable.

Debido a ello, Kook dejó caer sus barreras por primera vez y se entregó a la amistad y cariño que Jin le ofrecía.

Después de su hermano, al haber pasado tantos años, volvió a entregar su corazón. Y al verse tan cerca del Omega, su Dragón, que se había rehusado a él por años, regresó.

Kook habló con él, y éste le dijo que se debía a la presencia del Omega. Su alfa sentía el llamado, su alfa rasguñaba su pecho por querer llegar al bonito rubio que parloteaba frente a él.

Pero... ¿Por qué? ¿Por qué su alfa quería tan desesperadamente a SeokJin?

—... Entonces, le dije a Hobi que debía hacerle caso a ese chico, Min creo que se apellida, porque es obvio que existe una atracción entre ellos. -El rubio resopló y JungKook sonrió ante eso. —Pero es tan terco que-

Jin se detuvo abruptamente al sentir un fuerte aroma a pino y tierra húmeda. Sus pupilas se dilataron y sus piernas se apretaron inconscientemente.

JungKook de repente sintió calor, demasiado, su respiración se volvió acelerada y sus colmillos empezaron a crecer.

Su primer celo había llegado. Y estaban en la habitación del Omega. Solos...

Omega. -Gruñó. Pero fue su alfa quien habló.

JungKook no sabía por qué, pero su alfa estaba llamando con necesidad al Omega de su mejor amigo.

Jin se puso de pie y torpemente retrocedió. El fuerte aroma de su amigo lo estaba excitando en sobre manera.

Vio como JungKook tenía su mirada enrojecida y clavaba sus garras en las sábanas. En todo momento mirándolo como sólo lo hace un auténtico depredador.

Jin fuera de sentirse asustado, estaba sumamente excitado y podía sentir como su celo, también había llegado.

Su entrada empezó a lubricar en exceso y el aroma a lirios aumentó, provocando al alfa. Era un claro mensaje.

Jin no entendía por qué su celo se había adelantado, no entendía por qué el aroma de JungKook lo enloquecía. No entendía por qué tenía la urgencia de aparearse con su mejor amigo...

Pero cuando Kook, en un parpadeo, lo acorraló contra la pared. Supo que no había vuelta atrás.

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