⃝⃕Úɴɪᴄᴏ

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Una cosa con la cual siempre se debe de luchar es con su propio yo.

Eso Jungkook lo sabe muy bien.

De pequeño tuvo un gran problema, en realidad inicio desde que era niño y supo que no le agradaba mucho que las niñas le dijeran que era lindo. Él no era lindo, era grande y fuerte, además de que las niñas le molestaban, ellas no eran para nada de su agrado. Para su poca razón de un niño de siete años, era capaz de saber que no tenía ningún interés en sujetar la mano de alguna mocosa, en realidad eran irrelevantes, sólo compañeras para él. Compañeras que eran aburridas y torpes.

Había entendido aquello a su corta edad. No deseaba ser parte del círculo social de una chica. Ellas eran ruidosas y patéticas.

Las cosas se pusieron peor cuando llegó a sus once años, donde todos empezaban a conocer acerca de su cuerpo y sexualidad, era el último paso para dar el gran salto a una de las mayores torturas de la vida. La adolescencia, donde más de una hormona se coloca completamente loca.

Era la gran guerra de hormonas.

Estar en el último año de colegio no era complicado, al menos no hasta que empezaban las clases y los profesores hablaban acerca del aparato reproductor del niño y las niñas, de las orientaciones sexuales y las nuevas revoluciones en las formas de organización de las familias. Unos siglos atrás y una pareja que no desea tener hijos sería un sacrilegio a la sociedad y al deseo divino, en la actualidad lo más extraño era negar y rechazar esas propuestas.

Jungkook apenas entendía lo que su profesora trataba de explicar, lo que sí sabía era que por primera vez en mucho tiempo, creía que no era un raro y que lo que ocurría en su mente no era malo. Cuando la figura de enseñanza expuso que podría existir el cariño y gusto por alguien de su mismo sexo, se sintió alegre. Era la primera vez que alguien decía que estaba bien querer a un niño y él no logró evitar mirar a esa persona que le había creado una guerra en su cabeza. Era el culpable de su confusión.

Le gustaba, podía entender eso cuando todos los sentimientos y sensaciones que su profesora explicaba coincidían con lo que él sentía en su cuerpo al verle. Las extrañas mariposas, el nerviosismo, el sudor de las manos y los leves temblores en todo su cuerpo que se intensificaban con sus fuertes latidos de corazón. Podía afirmar que le gustaba desde que le miró y creyó que era lindo, más lindo que las niñas o cualquier otra persona que haya visto en su vida.

Le había visto por primera vez en el jardín de niños, algunas veces estaban en equipos que eran organizados por la profesora, sólo entonces era capaz de ver al pequeño niño de sonrisa cuadrada. Su nombre era Kim Taehyung, el niño más alegre y risueño de su aula, tal vez por eso había atrapado su atención en el primer momento, sin embargo, no lograba hablar con él por culpa de su vergüenza. Odiaba eso de su personalidad, ser parte del grupo apartado e ignorado de su aula, los niños se entretenian corriendo y jugando por el jardín, él prefería irse a sentar y verlos de lejos. Esa había sido la principal barrera entre ambos, pero lo único que le hacía unirse más al castaño eran sus constantes sonrisas genuinas.

Todo se intensificó cuando llegaron al colegio y Taehyung se volvió popular por su tan atrapante, carismática y alegre personalidad. No le había costado mucho trabajo ser popular y ganarse amigos, aunque el más fiel y más cercano era uno más bajo que él. No negaría que sintió celos de ese sujeto, quería alejar a la copia de pingüino lejos de Taehyung, pero nuevamente su personalidad asustadiza le detuvo. Cualquier acción le traía el mayor miedo posible.

Fue un milagro conseguir amigos.

Cuando entró a la secundaria tuvo la suerte de chocar con Kim Namjoon, un sujeto fuerte y atractivo que era popular, que aceptaba sus gustos por los chicos, que no tenía miedo de dejarlo en claro y demostrarlo, además de que tenía un novio mayor que él. Todo lo contrario a su personalidad y eso había sido lo que le había salvado. El sujeto se volvió agradable, poco a poco le fue empujando a unirse a él y sus amigos, así que para el primer año de secundaria, ya tenía un grupo de amigos bastante grande y agradables. Había sido el último en llegar y por ello, Namjoon decía que era el más consentido, lo admitía, porque después de todo sus mayores le ayudaban a todo. Sobre todo cuando sus hormonas tuvieron su primera guerra.

Su cabeza daba vueltas y sólo podía creer que él era el mejor regalo de la vida.

Sus sentimientos por Taehyung no habían desparecido, en el colegio se había encargado de verle de lejos y se alegraba de saber que el castaño no le había olvidado, al menos sus sonrisas brillantes eran lo que le hacían creer eso. Así que cuando Jungkook entró a la secundaria y logró tener amigos, no dudó en abrir su boca y sacar todas sus dudas y temores. No tuvo mejor clase de sexualidad que la dada por sus mayores, Namjoon, Yoongi y Hoseok fueron los autores de su mayor información, la experiencia de ellos tres había iluminado su vida.

Y le habían llevado al infierno.

A mitad del primer año de secundaria, Jungkook amaneció con una gran erección entre sus piernas luego de un gran y extraño sueño húmedo. El que sus amigos dieran una explicación con lujo de detalle acerca de lo que podría ocurrir con Taehyung, había hecho que su cuerpo reaccionara y mostrara el deseo que tenía por el castaño. Y aunque había sido difícil y doloroso bajar la erección, no había logrado llegar a lo deseado. Ese año no logró tomarse de valor y hablar con él, en realidad no lo logró en esos tres años de secundaria, pero no podía decir que todo estaba perdido, sus amigos le mostraban como ser un chico seguro de sí mismo, había practicado e intentando más de una vez acercarse, cuando estaba a unos centímetros de él, se daba la vuelta y huía. Ese era su tormento, al menos hasta que la preparatoria llegó y el desarrolló de su cuerpo le hizo sentirse más seguro.

La verdadera guerra de hormonas apenas comenzaba.

¿Debido a quién? A Kim Taehyung.

Jungkook apenas maduraba, sus actos ya no eran de simple deseo, ahora era más una necesidad que atormentaba su dormir.

Realmente agradecía la existencia de Taehyung. Era un regalo mirarle.

Pero los celos llegaron. Pudo ver que no era el único que fijaba sus ojos en el castaño, Kim atraía la atención de chicas y chicos, sabía que era algo normal cuando se trataba de una belleza de su tipo. Tenía una dualidad que le hacía creer que podría someter y ser sometido, eso era lo que más le atraía de él. Era una bomba de sexualidad, un imán para los ojos y la atención. Se mostraba cómodo con todos y la alegría que emanaba dejaba a más de uno completo con su compañía. Ya se había anticipado y no fue hasta que vio a un chico declararse a Taehyung, que logró darse cuenta de que si continuaba actuando como un cobarde iba a perder toda oportunidad.

Por eso dejó de ser tonto y actuó. Su primer intento por llamar la atención del castaño había sido al unirse al equipo de basketball de la preparatoria, al menos había ganado algo de atención y de fama, pero cada vez que se topaba con el rostro de Taehyung, éste le daba una sonrisa como las de siempre, no una ilusionada, derretida o enamorada. Simplemente cordial. Supo que los deportes no eran una forma de atraer su completa atención, así que decidió hablar con sus otros amigos, la parte más sensible del grupo. Seok Jin y Jimin.

Ellos dijeron que los chicos rudos y malos no lo eran todo, sin embargo, había un gran problema con su mente y su cuerpo. Jungkook ya no quería ser el mismo de antes, así que dejó a sus hormonas hablar y a su cabeza acceder a sus deseos. Hizo lo que jamás había considerado, perder la cabeza.

Su segundo intento se basó en una mala reputación, problemas de peleas y algunos conflictos de ego. Demostrar que no podía ser humillado había dejando en claro que meterse con Jeon Jungkook era como perder una completa pelea de puños. Así que sí. Demostró su fuerza física y se ganó el respeto de la escuela, sin embargo, Taehyung siguió con su sonrisa cordial y él no podía sentirse más que frustrado por su poco interés por él.

Ni siquiera cuando era un chico malo que buscaba su atención. Quería ser un jodido hombre para él.

Así que su tercera táctica era ser un patán. Sus amigos habían ganado parte de la atención de sus chicos así, poco a poco habían logrado que se enamoraran con detalles que demostraban su cariño. Hizo su plan perfecto, su apareciencia y atractivo físico habían sido trabajados por varios años para ese jodido momento.

Jungkook se ganó la completa atención de Taehyung en la mitad del primer año de preparatoria, una tarde en el colegio. Lo había planeado por varios días, sabía su horario del castaño al pie de la letra y la clase de rutina con la cual se movía en sus tiempos libres, por ello cuando había llegado a la planta donde se encontraba el club del menor, camino por el lado contrario del pasillo actuando lo más desinteresado, hasta que se topó de frente con él y le empujó contra los casilleros. Estaba mal, lo sabía. Ver las piernas desnudas de su hyung habían encendido la última alarma, el uniforme deportivo era demasiado llamativo y no sólo para Jeon, para otros ojos que debían de tener la misma guerra que él. Su belleza era singular, su parte delantera era la mejor, pero ver su parte trasera hacía al azabache deliberar. Todo de él era perfecto y Jungkook realmente lo quería por completo y de forma posesiva.

Kim Taehyung le hacía perder la cabeza.

"Muy lindo, Kim" Fue su saludo, había acorralado al chico entre su brazo y la pared. "No deberías de estar mostrando tanta piel, no me gusta que vean lo que es mío. Esos labios que piden ser besados"

Taehyung le dio una mirada confundida, su ceño se frunció y antes de que existiera una queja de su parte, sus labios se lanzaron al encuentro de los del más bajo. Había sido algo mínimo, Jungkook deseaba guardar lo mejor para el final, un suave choque que hizo a su determinación estar segura de sus actos y al azabache estar más perdido que antes y afirmar que Taehyung era el indicado.

Cuando el azabache se separó de él sólo pudo ver fijamente a sus ojos en estado de shock, Jeon le daba una gran sonrisa egocéntrica. No una tímida, sus actos eran todo lo contrario a lo que era Jungkook antes. Sin embargo, cuando creía que todo había acabado, se encontró con un segundo golpe húmedo y tibio en sus belfos, Jungkook se había aventurado por segunda vez para pegar sus labios.

Su cabeza dio vueltas y antes de que sus neuronas gritaran peligro. El más alto se separó.

"Por favor, llámame, te compraré comida" Había dicho antes de alejarse sólo para darle una sonrisa egocéntrica y un guiño de ojo que dejaba en claro su completa arrogancia. Taehyung no pudo hacer nada más que sentirse ofendido por los actos del contrario, aún así llevó sus dedos a sus labios calientes y sensibles mientras seguía recargado sobre la superficie de metal de los casilleros.

¿Qué carajos había ocurrido?

Taehyung era consciente del cambio que había ocurrido en Jungkook. Lo conocía desde que eran niños, sabía de su existencia y de su tierna personalidad, era un chico tan tímido que creía que podría asustarlo su propia sombra, no estuvo tan equivocado y lo confirmo cuando un día la profesora les hizo formar equipo, el chico le veía como si fuera a ser un peligro acercarse, su madre le había dicho que era por su personalidad escandalosa, así que creyó que ser su amigo no podría ser una alternativa, más si el azabache huía de él cada vez que buscaba acercarse a hablar con él. Parecía tenerle miedo. Taehyung sólo podía darle lindas sonrisas cuando le miraba de lejos.

Ahora desconocía por completo al chico seguro y vanidoso que le había besado. ¡Le había quitado su primer beso! Taehyung sólo trataba de entender lo que ocurría, pero en relidad no logró hacerlo y desde ese día nada de lo que pasaba a su alrededor tenía sentido para él.

No había esperado tener a Jeon Jungkook detrás de él todos los días en el colegio.

"Tae" Le llamó su amigo mientras ambos caminaban en el medio de pasillo, por primera vez en sus vidas no era difícil moverse por culpa de su altura, ahora parecía que todos se movían con tal de dejarles pasar.

"¿Qué ocurre, Kyungsoo?" Cuestionó el castaño, caminando al tratar de ignorar las miradas de todos en el colegio.

"¿Por qué Jeon Jungkook nos sigue?"

Vaya pregunta la de su amigo, él también se preguntaba por qué carajos tenían a Jeon Jungkook detrás de ellos, en relidad para ser más específicos, detrás de él. Taehyung había creído que ignorar al sujeto era la mejor idea, no funcionó porque ahora lo tenía detrás de él cada vez que era el cambio de clase, incluso en el descanso se topaba con él.

Le acosaba. Como un pervertido.

"No lo sé, Soo" Masculló con los labios apretados, una de sus características era ser agradable, pero Jeon empezaba a despertar otra faceta dentro de él. Parecía que ser agradable era más un castigo. "Pero sólo hagamos como que no existe"

Su amigo asintió con un puchero en sus labios. "Pero lo hemos hecho todo el día y aún no se va"

"Lo sé, Soo. Lo sé" Se lamentó dentro de él, Jungkook les siguió a su aula, pero antes de que el castaño lograra ingresar a su aula, el azabache le detuvo al tomarle de su brazo y empujarle en contra de su voluntad a la columna del edificio.

"¡Tae!" Se alarmó el más bajo.

Jungkook lo fulminó con sus ojos una vez intentó acercarse a ellos y salvar a su amigo, admiraba su valentía, pero era molesta para sus motivos. "Tu amigo está bien, Do. Ahora entra a tu aula, Taehyung irá después"

El muchacho les dio una mirada desconfiada, parecía renuente a hacerle caso a un sujeto que tenía acorralado a su amigo, sin embargo, las palabras del castaño le calmaron.

"Está bien, Soo. Entra, yo iré luego"

Su amigo no se había visto muy convencido, mas las palabras del azabache le hicieron dar un salto. "¡Largo!" Y con eso el pobre chico había entrado a su aula con la cabeza baja y asustado.

Jungkook soltó una risa, porque años atrás el podría ser ese pobre chico asustado. Cuando regresó su vista al castaño sólo pudo ver sus labios en una fin a línea y los ojos más aterradores que jamás había visto en Taehyung. "No tenías que hacer eso" Le gruñó, dejando ver su completa molestia y lejos de molestarse, a Jeon le pareció espléndido ver que la misma persona que había conocido en el jardín de niños seguía dentro del castaño.

"No se iba" Repuso, sólo para ser atacado.

"Podrías al menos ser educado, tú eres el que se llevó a su amigo. Ten algo de tacto al entender su situación"

Jungkook alzó las comisuras de sus labios en una sonrisa. "Mi culpa" Admitió dejando caer sus manos de los costados de la cabeza del castaño sólo para colocarlas en sus caderas. "Pero me estuviste evitando"

Kim bufó. "¿Cómo no voy a evitar a un acosador como tú? Eso es algo ilógico" Se quejó el castaño. "¿Qué se supone que buscas, Jeon?"

"A ti" Respondió simple, dejando a Taehyung en blanco.

"¿Es una broma?"

El contrario negó. "Mi testosterona aparece fuertemente cada vez que te veo" Murmuró, acercando su cuerpo al del más bajo. "Tu existencia está en contra de las reglas, una falta a la naturaleza. Un mini bien cultural que se debe de tener cuidado a nivel nacional"

Taehyung luchaba por entender a Jungkook, su apareciencia de cabellos largos negros atados a una coleta, las perforaciones en su rostro. Era la imagen de un chico malo. ¿Realmente estaba entre los labios de ese chico?

"Tu cabello, tu cuerpo, tu cintura, tus piernas, incluso tus partes innombrables"

El sonido del pecho de Jeon ser golpeado hizo al más alto detenerse, Taehyung tenía su rostro complemente rojo, de las orejas a su cuello. Las palabras que escuchaba eran demasiado vergonzosa. Estaba temblando de los nervios. ¡¿Cómo se le ocurría decir eso?!

"¡¿Qué pasa contigo?!" Exclamó el castaño en voz baja, tímido de que alguien lograra escuchar las bobadas que decía el azabache.

"Te digo lo que pienso de ti"

"¡Guardarlo en tu cabeza!" Chilló cuando el azabache se acercó más a su rostro, sin embargo, el más alto continuó.

"Me pierdo en tus mínimos gestos" Continuó, esta vez colocando su mano sobre la mejilla del castaño, tocando por fin las mejillas rojas y tersas de él. "Nene, tus tentaciones me mantienen lejos de mi ordenador cada noche"

Taehyung abrió sus ojos como platos. "E-eso ha sonado muy mal" Titubeó demostrando la vergüenza que le había ocasionado. ¿Él era el mal pensado?

Jungkook le dio una sonrisa sombría y lleba de orgullo por lo que había hecho pensar al más bajo. "Sólo escucha" Susurró. "Un chico que me vuelve loco, que me provoca cada día... ese eres tú" Dijo el más alto, Taehyung quería quejarse, pero como el primer ataque a sus labios, el segundo llegó sin previo aviso.

Esta vez no podía estar tan sorprendido, sin embargo, al mismo calor que se colocaba en su vientre comenzó a colocarse hasta hacer una explosión en el instante que el más alto movió sus labios sobre los suyos, el temblor se intensificó y las cosquillas le recorrieron hasta la punta de sus pies.

Ese era su segundo beso y aunque Jungkook quería poner a aprueba lo que Namjoon le había dicho para follar la boca de Kim, no podía hacerlo porque no creía que fuera el momento adecuado para ello.

Cuando Jungkook se separó deslizó su rostro hasta sumergir de él en su cuello. "Vendré por ti antes del descanso... te compraré comida" Y con eso el azabache dejó a Taehyung en un nuevo trance.

Eso no había sido todo, sólo el simple comienzo, cuando él chocaba con Jeon en los pasillos se encontraba con que le seguía rimando las mimas oraciones.

"¿Debido a quién? Kim Taehyung"

"¿Debido a qué? A causa de las hormonas"

Estaba jodido de la cabeza. ¿Cómo era posible que Jeon Jungkook ahora estaba detrás de él, cuando anteriormente el chico había estado evitando su presencia? No entendía nada, pero de lo que estaba seguro era que su cabeza estaba hecho un caos.

¿Debido a quién? A Jeon Jungkook.

El culpable miró frente de él, esta vez había decidido aceptar las quejas de Taehyung y permanecer una mesa lejos. ¿Se sentía acosado? Tal vez era verdad, no podía evitar de verle, tocarle. Todo era culpa de su belleza del castaño y de sus hormonas.

"Joder no puedo hacerlo" Escupió el azabache una vez se colocó de pie, sus amigos le miraron sin entender, siendo incapaces de hacer algo antes de que se acercara a la mesa donde se encontraba Taehyung con su amigo.

"Hyung" Dijo el sujeto más bajo una vez vio detrás de Taehyung la figura oscura de Jeon.

Kim quería entender lo que ocurría con su amigo, pero unas manos en sus caderas le interrumpieron de cualquier acto. Sólo logró sentir el momento exacto en que era colocado en las piernas de alguien, Taehyung iba a golpear a cualquiera que se atrevía a tocarle. Sin embargo, se topó con la jodida cara que hacía de su vida un caos.

"Hola" Saludó Jeon una vez su rostro se colocó frente el del castaño. "Gracias por existir. Por favor, llámame, te compraré comida"

Taehyung abrió sus labios listo para quejarse, sin embargo, como todas las jodidas veces el sujeto le silenciaba con sus propios labios sobre los de él. Jungkook se había inclinado para presionar sus labios juntos, agarrándolo de la nuca para estabilizarlo. Le lamió la boca de extremo a extremo, chupando sus labios e introduciendo su lengua nada más tuvo oportunidad. TaeHyung jadeó, jalando de los pequeños cabellos en la nuca de Jungkook y entrelazando su lengua con la impropia mientras que las manos del azabache se encargaban de sujetarle la cintura por sobre la camiseta del uniforme.

Deslizó sus labios fuera de la boca de TaeHyung, besando su mejilla. "¿Me extrañaste?" Kim entró en una crisis de nervios, con su rostro rojo de la vergüenza al ser capaz de ver que estaban en el medio del comedor del colegio dando una muy mala imagen. "Creo que estoy enloqueciendo estos días, porque mejoras la vista de los ojos"

Para Jungkook no podía ser mejor forma para demostrar su poder sobre el cuerpo del castaño, que besarle. Además de calmar la ansiedad de tocarlo con tenerlo sobre su regazo.

Admitía ser un cachorro deseoso de atención, un completo acosador que deseaba tener todo el interés del chico sobre de él. Taehyung era su debilidad.

"¡¿Cómo se te ocurre?!" Masculló de forma molesta y tímida el menor. Jungkook no podía dejar de compararlo con un minino bebé que hacía su rabieta. Tan lindo y dulce.

"¿Qué?" Preguntó despreocupado, llevando sus dedos a la charola de comida de Taehyung. "Sólo marco mi territorio"

Kim apretó sus labios y alzó una de sus perfectas cejas. "No eres un perro para hacer eso"

"Nop... pero no me gusta ver que la gente cree que puede verte" Advirtió alzando su vista para fijar sus ojos en los culpables de su mal humor, los sujetos bajaron la vista una vez el azabache les dio una advertencia con su rostro. "Te lo dije, mi deseo eres sólo tú... Desde la cabeza hasta la punta de tus pies, eres el mejor, Kim Taehyung"

Taehyung sólo pudo cerrar sus ojos y desear desaparecer, porque Jungkook no era el único que estaba empezando a luchar en esa batalla.

Una guerra de hormonas empezaba para él.

Y empeoraba cada vez que Jeon hacía su espectáculo frente de todos. Dejar en claro que estaba interesado no era un problema para él. Sobre todos cuando se trataba de estar en público.

Podría haberle dicho acosador y él ni siquiera habría actuado de forma contraria, porque estaba loco por él y por culpa de las hormonas. Jeon Jungkook no dejaba de presumir su motocicleta e incluso, le había llevado su auto con tal de tener su cuerpo viajando en él. Los halagos, las atenciones y las palabras no lo eran todo. Aún así habían atrapado lo suficiente su atención.

Era normal actuar como un bobo cuando se trataba de hormonas, pero no podía creer el nivel de los actos del azabache y como era de esperarse. La ilusión llegó a él.

Jungkook no dejaba de seguirlo al comienzo como un perrito, sólo para pasar a ser un perro guardian que no dejaba acercar a nadie cuando Taehyung decidió darle una oportunidad y permitió que le cortejera, no estuvo seguro de si había sido la mejor decisión. Jeon era una sanguijuela que se pegaba a su cuerpo, que decidía tomarle por las caderas para caminar en el medio de todos y lanzar miradas hostiles a cualquiera que deseara mirar a su chico. Había logrado sobrevivir a eso.

¿Pero qué había de su constante manejo de palabras coquetas y dulces? Creía que podría escribir una canción con cada una de las frases que el azabache le decía una vez le abrazaba y besaba.

"Gracias por existir" Dijo el azabache cuando llegó a su lado, Taehyung apenas salía de su aula, cuando ya era atacado por sus manos precoces que buscaban tocar cada pequeño centímetro de su cuerpo. "Creo que estoy enloqueciendo en estos días... Tú usando estas cosas que me hacen ver a través de ellas"

Taehyung rodó los ojos, pero se dio por vencido cuando sus labios se pegaron a los contrarios, bajando hasta la mandíbula y su cuello haciéndolo suspirar temblorosamente.

"Eres un bobo"

"Gracias por el halago y por mejorar mi vista" Jeon se encogió de hombros, regresando a sus labios rojos del más bajo, pegando sus cuerpos hasta eliminar el espacio entre ambos.

No fue capaz de notar cuando era empujado al baño más cercano del pasillo, TaeHyung se sonrojó cuando notó su parte más íntima, dura e hinchada, humedecida en la punta y rojiza siendo tocada por las manos de Jungkook, apretando con una fuerza mínima y ejerciendo presión. Ese simple toque rebasaba todos sus limites y sus simples actos de antes no eran nada comparado a eso. Para cuando TaeHyung volvió a suspirar, su espalda estaba chocando contra la pared de azulejos del baño. Siseando, se aferró a los hombros musculosos del azabache, notando aquellos labios húmedos y calientes que tanto le hacían enloquecer, en su cuello, succionando y lamiendo a su antojo.

Jeon lamió su cuello, presionándolo aún más contra la fría pared mientras que poco a poco lo despojaba hábilmente de los botones de su camisa. Dejando a toda la cabeza del castaño dando vueltas por todo el placer que estaba sintiendo, cerrando fuertemente los ojos y mordiéndose el labio para evitar gemir.

Jungkook le mostraba cosas de las cuales él nunca fue consciente. No sé había imaginado entre los brazos de un chico y ser tocado de esa forma, en realidad jamás se había imaginado que podría gustar de su mimos sexo. Sin embargo, estaba ahí dejándose hacer por un sujeto que había sido el más tímido y asustadizo de su colegio, ahora sólo buscaba tocarlo como si estuviera en celo.

Jungkook movió la mano de arriba abajo por el miembro del castaño cuando se coló a través de sus prendas delgadas, masajeándolo con lentitud y precisión, mientras que las temblorosas de TaeHyung únicamente pudieron dirigirse a los pantalones y posteriormente a los boxers de Jungkook, agarrando el elástico sin cuidado alguno y empujandolos hacia abajo para despojar al azabache de ellos.

¿Debido a qué habían llegado a eso? A las hormonas.

Con ambas palmas en el trasero del castaño, presionando firmemente, Jeon lo empujó hasta que sus cuerpos prácticamente chocaron, sus miembros rozándose y ambas bocas entre abriéndose para jadear por el placer de esos simple toques de pieles. Tan sensibles que hacían al castaño delirar, los movimientos era controlados por el mayor, observando las dulces muecas de Kim.

"Tu parte delantera es la mejor" Gruñó el más alto, sus bocas volvieron a unirse, mientras TaeHyung apretó los hombros de Jungkook, llevando las manos hasta su cabello para jalar de él. "Pero tu parte trasera es lo mejor"

Kim gruñó, porque Jungkook no se cansaba de decir estupideces. Y con una gran sonrisa de orgullo, volvió a abrir sus labios buscando avergonzarle.

"Tu espalda es la mejor" Kim jadeó mirando hacía arriba cuando puso sus dedos fríos sobre su piel desnuda, no era tan pequeño en tamaño, pero Jungkook se cernía sobre él con tanto poder, que le quitaba unos buenos centímetros de seguridad y de valor, haciéndole sentir pequeño al igual que su cuerpo, en el que no se podían hallar músculos tan duros como los de Jungkook, ni tan trabajados por encima de su plano abdomen. El azabache tenía una imagen de chico malo. TaeHyung únicamente se sentía orgulloso de su levemente marcada v en su bajo estómago y de los lugares donde el contrario no dejaba de halagar con sus constantes oraciones.

El azabache estaba ocupado en acarciar su propio miembro con su mano libre, al mismo tiempo que lo besaba, teniendo a ambos rozandose con el líquido de su presemen en sus glandes rojizos. TaeHyung se volvió a echar hacia atrás apoyándose en los azulejos del baño, metiendo la mano entre sus cuerpos posicionó las palmas de sus manos en los duros pectorales, masticando su propio labio inferior y moviéndo de ellas hacia abajo lentamente por todo su cuerpo para poder agarrar el miembro de Jungkook, apretándolo en su puño y jalándo de él con lentitud, sabiendo, por sus expresiones y los pequeños gruñidos que dejaba escapar contra su boca, que aquello sólo lo llevaba más al placer. Con una sonrisa divertida y segura, deslizó de sus dedos hasta sus testículos donde comenzó a dar leves caricias dejando a Jeon gruñir por la atención de sus manos.

Jungkook le besó en el centro del pecho, subiendo por la garganta hasta su fina mandíbula, rodeándole la cintura con ambos brazos, apretando la suave piel antes de echarse hacia adelante, volviendo a recargarse sobre el castaño. Taehyung jadeó, mordiéndose el labio al mismo tiempo que la fricción se convertía en algo adictivo y placentero. Sus miembros de ambos estaban juntos en un vaivén que hacía al menor jadear y atrapar toda la atención completa del azabache.

¿Debido a qué? A las hormonas. Esas jodidas que le hacían perder el pudor y obligar a Taehyung a ceder a sus deseos más oscuros. Tal vez no estaba bien, pero Kim había cedido y eso era lo único que necesitaba para vencer a su cotorra y seguir con su guerra de hormonas en contra del cuerpo del castaño.

Había comenzado todo eso por las jodidas hormonas. Ahora sólo podían perderse en el cuerpo del contrario y desear llenarlo de su semilla.

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