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Los restos de Halloween estaban en plena evidencia mientras cuidadosamente maniobraba por el pasillo hacia mi habitación, pisando alrededor de tiras de aerosol de color naranja y negro. Ya podía imaginarme la mirada en el rostro de Hansol cuando despertara. Nuestro Asesor de Residencia probablemente haría una reunión especial de piso sobre esto. Suspiré, no deseando que eso pasara.

Hablando de Hansol. Estaba a cuatro puertas de mi habitación cuando de pronto salió un chico de su cuarto. Sosteniendo los zapatos en la mano, cerró la puerta con cuidado, como si no quisiera hacer ni un sonido. Cuando se volvió, quedamos frente a frente. Parpadeé ante él. —Er, ¿Lucas?

—Hola, Seungmin —susurró, pasando una mano a través de su ingeniosamente despeinado cabello. La acción solo hizo que el cabello oscuro se pusiera de punta salvajemente. Justo como su hermano, probablemente él se veía caliente hasta en su peor día—. Qué sorpresa verte aquí.

—Sí. Vivo aquí. —Mi mirada pasó de él hacia la puerta de Mi "Asesor de Residencia, estudiante graduado.-¿Él sabe que estás en la secundaria?

Sonrió simpáticamente, inclinándose para ponerse los zapatos. —No creo que le importe.

Resoplé. —Lo apuesto.

—Oye, tienes auto ¿verdad?

—Sí. ¿Por qué?

—Bueno, Hansol me trajo anoche. Iba a llamar a alguien para pedir aventón de vuelta a Mulvaney's...

Sonreí. —¿Por qué no se lo dices a Hansol?

—Oh, no quiero despertarlo.

—Claro. —Reajustando el cesto con la ropa en mi cadera, caminé hacia mi habitación—. Déjame dejar esto y tomar mis llaves.

—Gracias. —Me siguió. Cuando miré hacia atrás fue para verlo mirando nerviosamente sobre su hombro, como si estuviera preocupado de que Hansol viniera tras él.

Dejé el cesto y tomé las llaves, una sonrisa tirando de mi boca. —Vamos, Romeo.

Sonrió arrepentido mientras caminábamos hacia el elevador. —No soy Romeo. No estoy suspirando por nadie.

Asentí. —Eso es verdad.

—Ahora, mi hermano por otro lado... —Su voz se cortó mientras me miraba a sabiendas.

Negué con la cabeza, el calor arrastrándose por mi rostro y llegando hasta mis orejas. —No sé de qué estás hablando.

—Ustedes dos se han estado viendo mucho.

Encogí un hombro con inquietud. —No diría que mucho. —Claro, he visto más de él que de ningún otro chico antes, pero él no sabía eso.

Entramos en el elevador vacío. Dos chicos ya estaban allí, hablando. Sus miradas se deslizaron sobre Lucas apreciativamente antes de que continuaran con su conversación. Una conversación que no pude evitar escuchar, especialmente cuando escuché las palabras club erótico. Jisung querría que le dijese todo lo que escuché. Él había estado en una misión para aprender más sobre él desde que escuchamos por primera vez de su existencia. Pensaba que era un insulto que de alguna manera no le hubiera llegado una invitación aún.

—Sí... Yeonjun obtuvo una invitación —dijo uno—. Aparentemente conoce a alguien que ya es miembro. Y ya conoces a Yeonjun, siempre ha estado interesado en las cosas raras...

No pude evitar deslizar una mirada hacia Lucas. Claramente, también estaba escuchando, si la expresión interesada en su rostro significaba algo. Probablemente deseaba poder conocer a este Yeonjun.

Saliendo del elevador, bromeé—: ¿Quieres pedirles el número de Yeonjun?

Se rio mientras salíamos hacia la fresca mañana. El viento me golpeó en la cara y deseé haber tenido tiempo de traer una chaqueta y bufanda.

—Suena muy interesante, pero no, gracias. Soy más tradicional.

No me molesté en señalar que dormir con alguien diferente cada semana no calificaba exactamente con tradicional. Entramos al auto y encendí la calefacción tan pronto como lo arranqué.

—Entonces —comencé mientras salía del estacionamiento—. ¿Tu hermano sabe dónde estás?

Su sonrisa cambió a algo petulante y felino. Su mirada se volvió conocedora, y tuve que pelear con el impulso de inquietarme.

—¿Por qué no me preguntas lo que realmente quieres saber?

—¿Q-qué quieres decir? —balbuceé.

—Quieres saber todo sobre mi hermano. Admítelo.

—No quiero saber todo. —Sólo las partes importantes.

—Bueno, puedo decirte que él realmente está interesado en ti.

—¿Cómo puedes saber eso? —demandé antes de darme cuenta de que tal vez debería tratar de actuar como si no me importara.

—No ha habido muchas personas. Quiero decir, él claramente no es como yo. —Resoplé y rodé los ojos. Colocó la palma sobre su pecho y me guiñó un ojo—. Pero ha habido algunos. Aunque nada como tú.

—¿Y cómo soy yo?

—Tú, Seungmin, eres el tipo de chico que se lleva a casa. Que es por lo que supongo que Christopher nunca se involucró con tu tipo antes. No tenemos un hogar para llevar a nadie. Nuestro viejo es todo un trabajo. Incluso antes de su accidente, era amargado y malhablado. Diablos, no sé qué volaba más rápido, sus puños o las botellas de cerveza vacías que nos lanzaba.

Mis manos apretaron el volante. Una familiar sensación agria rodó a través de mí. Sonaba como si su infancia no fuera mejor que la mía. Un veneno diferente, sí, pero el veneno era veneno. —Suena genial.

—Sí. Un auténtico príncipe.

—Mencionaste un accidente. —Christopher no había llamado a lo que le pasó a su padre un accidente. Él se culpaba a sí mismo—. ¿Qué pasó?

—Chocó su camioneta contra un árbol. Se quebró la columna vertebral.

¿Un accedente de auto? ¿Cómo era eso culpa de Christopher? Me humedecí los labios. —Christopher dijo algo. Sonaba como si él pensara que es el responsable.

Lucas me miró bruscamente. —¿Él te dijo eso?

Asentí.

Lucas maldijo. —No fue su culpa. El viejo lo culpa, pero eso es pura mierda. Christopher no vino a casa para las vacaciones de verano para trabajar, y papá chocó su camioneta conduciendo hacia casa después de cerrar. En su mente, si Christopher hubiera estado allí él no habría tenido que conducir esa noche.

Mi mente vagó mientras entraba en el estacionamiento de Mulvaney's. Supongo que todos tenemos nuestras cruces que soportar. Excepto por Changbin. Él solo conoció a una familia amorosa. Padres que estaban para sus hijos, los protegían y apoyaban. —Eso no está bien.

—Nop —anunció Lucas, una rigidez en su voz que indicaba que tenía mucho más que decir sobre el tema de su hermano saliendo de la escuela y sacrificando su futuro—. Yo no lo habría hecho. Soy más egoísta, supongo. Una vez que me gradúe, me voy de aquí. Voy a vivir mi propia vida. Con suerte, Christopher también lo hará. Al menos ya no me tendrá para preocuparse más.

—¿Crees que vuelva a la escuela?

Negó con la cabeza. —No, él disfruta de hacerse cargo del bar. No lo hacía al principio, pero está en su sangre. Nuestro abuelo lo abrió e hizo de él lo que es. El negocio había estado en decadencia con papá. Las cosas han mejorado desde que Christopher lo tomó. Ha estado hablando con diferentes bancos sobre abrir una segunda locación. Mi papá se volverá loco. No le gusta el cambio. Pero dudo que eso detenga a Christopher. Él está determinado.

Me estacioné cerca de la puerta trasera, deseando haber conducido más despacio. Todo lo que Lucas decía revelaba un lado nuevo de Christopher, confirmando que él era más de lo que asumí al principio.

Abriendo la puerta, Lucas vaciló. —Gracias por el aventón.

—Con gusto.

Sus ojos, tan parecidos a los de Christopher, se fijaron en mí. —Mi hermano es un buen tipo, sabes.

Asentí, inseguro de qué decir a eso.

—Escuché que viniste y cuidaste de él cuando estuvo enfermo. —Asentí una vez, el calor sonrojando mi rostro—. Él merece a alguien como tú.

Avergonzado, miré por el parabrisas. —Es lindo que digas eso, pero no me conoces. —No era alguien que iba a salvar a su hermano. Incluso si quisiera, no estaba en mí el salvar a alguien. Apenas sí podía salvarme a mí mismo.

—Tal vez puedo verte más de lo que crees.

—No lo creo.

—De acuerdo. Bien. Tal vez yo no. —Algo en su voz llamó mi atención de vuelta a su rostro.—. Pero Christopher sí. Él te ve. De lo contrario no estaría perdiendo su tiempo contigo.

Mis dedos se apretaron en el volante. —Estás haciendo demasiadas suposiciones. No es así entre nosotros. Christopher y yo apenas somos amigos.

Se rio un poco, negando con la cabeza como si hubiera dicho algo increíblemente gracioso. —Sigue diciéndote eso. —Saliendo del auto, metió la cabeza de nuevo—. Nos vemos, Seungmin.

Cerró la puerta, y el sonido reverberó por el aire por un momento mientras lo veía desaparecer dentro del bar. Murmurando para mí mismo, puse el auto en marcha, decidiendo que probablemente necesitaba tomar un pequeño descanso de estar tanto en Mulvaney's.

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