ella tomó mi rostro
y fue cuando dijo . . . 

˗ˏˋ no olvides nunca que el universo fue hecho solo para que tú lo vieras

                    ¿ERES FELIZ? Una pregunta tan corta y tan difícil de responder. Contestando que sí, ¿por qué no sería feliz? tiene amigos, se ríe con las bromas y hay ocasiones en las que sale a divertirse. Su vida no era mala, al contrario, se podía decir que era bastante buena, lo cual a ojos de la gente no volvía sus problemas tan graves. Todo siempre podía ser peor, ¿no? y alguien tan aclamado no iba a ser la excepción a la regla de que las estrellas no llevan la situación difícil. 

          Y entonces llega la noche, donde no puede dormir aún cuando lleva horas acostado en cama. Pero no está solo: las lágrimas le hacen compañía, mientras que sus propios brazos crean un escudo de protección a cualquier malestar que pueda sentir. . . nada lo disipa. Porque el problema es dentro y no fuera. La cosa empeoraba al no conocer aquello interno; lograba manejar su cuerpo a la perfección de forma exterior, pero se volvía un completo desconocido al tratar con su propio yo. 

          LA SOCIEDAD ESTABA TAN DECAYENTE QUE TENÍA A JÓVENES HERMOSOS QUERIENDO MORIR. Y nadie a su alrededor lo notaba, ni su compañero más cercano, ni el más lejano. Curioso fue encontrar seguridad en la desconocida que conocía su tan mencionado nombre; pero la vida era así de inesperaba y aquello era lo que hacía precioso el existir, enseñándole una vez más que la mente es una máquina de hacer monstruos y el corazón el encargado de sentir cada uno de ellos como verdadero. 

                    NO ERA FELIZ. Podía decirlo en voz alta sin temor a quedarse sin ella cuando estaba a su lado, porque el que la soledad lo escuchara ya no era un problema al no existir más.

          ─¿cómo te sientes?

          ─en el infierno. pero si estás aquí, vale la pena.