⊹ ָ࣪ capítulo dos.

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―¡Es un hijo de-!

Cuando la frase salió de un enojado Soobin, incluso hasta antes de levantarse del sillón y correr fuera del departamento en busca del maldito idiota, el omega de gatito lo tomo hábilmente de la mano, dejándole que notará su vidriosa mirada y el leve temblor de su labio inferior.

―No vale la pena, Soobin. Se acabó.

―Pero ese jodido estúpido no puede hacer lo que se le venga en gana ― Resopló toscamente, volviendo a su lugar junto a Hueningkai ―Déjame al menos quebrarle la nariz.

El de cabellos castaños intentó sonreír a pesar de tener el corazón ligeramente lastimado.

―Si sabes que Hoseok mide como dos metros. ¿Verdad? No creó que puedas...

―Me vale una hectárea de mierda ― Le interrumpió ―El puede ser una jirafa pero no me importará golpearlo. ¿Acaso no recuerdas al tal Chanyeol? No fue tan difícil y fui muy considerado con él.

―Soobin, le rompiste el brazo derecho y por poco también las costillas.

―Como dije, fui muy considerado.

―¡Agh, no estoy jugando!.

El omega intentó darle leves golpes en el hombro ―ahora cubierto por una ramera―, haciendo que la mano de Soobin tambaleara y parte de su lata de cerveza se derramará.

―Ya, yo tampoco juego. ¿Crees que me gusta verte sufrir por un puto imbécil? ― Dejó la bebida en la mesita del centró y se dedicó a acariciar con aquella mano la tersa mejilla del castaño ―No quiero que nadie te haga daño, Hyuka.

El gato de Hueningkai empezó a ronronear gustoso ante el cálido toque, mientras el cerraba los ojos debido a la calma, y ponía su mano encima de la del alfa.

―Así que no te preocupes, tú estarás bien conmigo. Yo me encargaré totalmente que ese bueno para nada ni se atreva a rondar por el edificio.

―No creo que lo haga ― Sorbió por la nariz ―El fue quien termino la relación.

―Pues es un grandisimo idiota, se pierde de alguien tan increíble como tú.

Hueningkai simplemente le sonrió, se sentía algo apenado aunque no quisiera demostrarlo.

―Ya no hablemos de él, me provocará náuseas y eso que no he comido nada en todo el día.

Tan pronto como dijo aquello, tapó su boca con ambas manos. Creyó haberlo pensado, pero al ver la mirada fija y neutra de Soobin, supo que se había exhibido.

―¿Me éstas diciendo que no te alimentaste por culpa de ese imbécil? ― El alfa se levantó, cerrando sus puños a la vez que daba una y otra vuelta por el pequeño living ―Quiero golpearlo, voy a golpearlo.

―Soobin, por favor ― Rogó flojamente, suspirando al reconocer lo impulsivo que este llegaba a ser ―Lo único que ganarás sera una denuncia y no me sorprendería que te pidiera un dineral por el daño que le ocasionarías a su rostro.

―Yo creo que le arreglaría. Además. ¿Quien dijo que será en el rostro?.

―Oh, detente. Con violencia no se solucionará nada. Ya acabó, terminamos y punto.

―Desde un inició supe que esto iba a pasar.

―¿Qué?.

―El no me daba buena espina, Kai. Con solo verlo me daban ganas de golpearlo.

El omega de gatito rodó los ojos mientras se desparramaba más en el sillón ―Cuando ves a alguien solo es para follarlo o golpearlo ― Se encogió de hombros ―En este caso fue lo segundo.

―Wow, que buen concepto tienes, querido mejor amigo ― Soltó con una sonrisa irónica.

―No puedes negarte. Si contará un billete por todas y cada una de las veces con las que te enrollaste con omegas o betas, ya me hubiera vuelto millonario.

―¿Por qué estamos hablando de mi?.

―Siempre es un buen momento para criticar ― Bromeó, riendo cortamente ante los gestos enfurruñados del alfa ―No importa lo que hagas, sigues pareciendo un mocoso hormonal.

―Yo ando diciendo cosas bonitas para ti y así me pagas ― Se cruzo de brazos frente al omega ―Quiero el divorcio.

―Me amas, lo sé.

Soobin solo tragó saliva.

―Y jamás te daré el divorcio.

―Pues empieza por ser un buen omega y trátame con cariño.

―Vete a la...

―¡Hueningkai! ― Se quejó infantilmente, ganándose mas carcajadas del contrario ―No es gracioso, lo único que recibo es tu maltrato.

―Aww... ¿El cachorro quiere caricias en la cabecita?.

Fingió hablar melosamente, con voz exageradamente dulce, esa misma que odiaba escuchar.

―¿Quien quiere mimos? ¿Quien quiere mimos?.

―¡Deja de tratarme como un perro!.

―Así, cierto. Olvide que eras un tigre.

―Exacto y... ¿Sabes lo que puedo hacer?.

Una sonrisa ladina invadió el rostro de Soobin, acortando aún más la distancia. El ambiente cambio radicalmente con tan solo un par de movimientos por parte del alfa. Entrometiéndose entre las piernas del omega mientras sus manos se posaban a los costados de este.

―Iugh, alejate ― Le reclamó, odiaba que se acercará demasiado de forma sugestiva, lo ponía demasiado nervioso. Le costaba soportar ese lado coqueto de su mejor amigo.

―¿Sabes lo que hace un tigre cuando tiene hambre?.

―No lo sé y me importa muy poco, la verdad ― Respondió con toda la valentía que pudo tener ―¡No, ugh! ¡Quitate! ― Fue lo que grito fuertemente cuando la punta de la lengua de Soobin tocó el lóbulo de su oreja.

El alfa obedeció gracias al empujón que se ganó, riendo estruendosamente al ver las sonrojadas mejillas de Hueningkai. Se tiro al suelo debido al adormecimiento que se lideraba de su abdomen.

―¡Eres otro idiota, me dejaste baba! ― Escondió su mano en la gran polera que llevaba puesta y con la manga limpio una y otra vez aquel lugar ―Eso es asqueroso, poco higiénico. ¡Te quiero a cien metros lejos de mi! ― Dramatizó.

Soobin intentó calmarse poco a poco, limpiando las pequeñas lágrimas debido a la risa.

―Me encanta cuando te ruborizas.

―¡No escucho nada!.

―Aunque lo niegues, sabes que te pongo nervioso.

―¿Alguien está hablando? No, no es nadie.

El alfa logró levantarse, observando con adoración a quien se auto dominaba a capa y espada ser su mejor amigo.

―¿Y ahora que? ¿Tengo algo en la cara?.

―Mucho perfección, bonito ― Le giño el ojo con cierta picardía en sus facciones. Amaba hacerlo avergonzar, aun si Hueningkai pensaba plenamente que solo eran bromas para fastidiarlo.

―¡Choi Soobin!.

―¡Kai kamal Huening!.

―Eres un idiota ― Resopló ―¿Me recuerdas por que seguimos siendo mejores amigos?.

―Por que también me amas.

―Confirmó, eres un idiota.

―¡No esperaba esa respuesta! ― Y otra vez esa misma actitud de niño consentido apareció.

―Yo no esperaba ser tu amigo aquel día que derramaste mi malteada en mi chaqueta y aquí estamos.

Soobin boqueó sin saber que más agregar a sus inexistentes fundamentos. Tan solo sonrió al recordar la forma no tan agradable en que se conocieron la primera vez que lograron coincidir en la cafetería de la universidad.

Había sido cómica la reacción del aquel entonces rubio omega al haberle estropeado el conjuntó debido a su ligera torpeza. Se ganó los mejores insultos de su vida, juro haber escuchado hasta de que se iba a morir.

La personalidad tan dura, reservada y algo picante del omega lo hacia muy atractivo. Quitando el claro hecho de su físico, por que cualquiera podría caer ante Hueningkai mucho antes de saber su complicada forma de ser. Pero pocos eran los que insistían luego de conocerlo más a profundidad.

El alfa no se lo diría a nadie, pero fue aquello que llamó su atención. Algo en el le insistía en estar cerca de Hueningkai y luego de tantas situaciones; consiguió ganarse su confianza, su amistad, sus sonrisas y en cierto modo, su cariño peculiar. Por que sabia que el omega lo quería aunque no lo demostrara con demasiada facilidad.

―Hey.

El omega alzó la vista, prestándole atención.

―¿Sabes que te quiero, cierto?.

―Lo sé. ¿Por que no lo harías?.

Soobin río una vez más ante la respuesta, halándolo de la mano para apagarlo a su cuerpo. Rodeándolo por la cintura en una muestra de tantos sentimientos genuinos.

―Es muy bueno que sepas que te quiero. Así que por eso mismo me preocupó por ti y si supiera cocinar algo aceptable, créeme que lo haría. Pero, eso es imposible y por eso llamaré a algún restaurante. ¿Algo en especial?.

Hueningkai se sintió complacido con el abrazó del alfa, estaba demasiado calientito que no tenia nada para objetar justo en ese momento. Se sentía cómodo y simplemente se dejó hacer. Soobin siempre lo mimaba. Era un alfa demasiado expresivo y le encantaba. Ambos encajaban bien a pesar de la diferencia marcada de sus personalidades.

―Cualquier cosa esta bien, bobo. Solo quiero que me abraces hasta que me duerma.

El alfa sonrió victorioso ―Lo haré con mucho gusto.

Y sintió que la ocasión era en verdaderamente especial por que eran muy pocas las veces en que Hueningkai se sinceraba.

Ambos volvieron a recostarse en el sillón mientras el omega escondía su rostro en la curvatura del cuello de Soobin para inhalar su aroma. Soltaba leves ronroneos ante las dulces caricias en su cabello.

―Eres el mejor amigo del mundo.

Fue lo último que Hueningkai dijo antes de caer profundamente dormido. Siendo ajeno a los pensamientos que aturdían al alfa de tigre con tan solo esa frase.


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