⊹ ָ࣪ capítulo uno.

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―Creo que lo nuestro no da para más, Kai.

Y ahí iban otra vez. La misma situación que ha estado viviendo tantas veces que hasta perdió la ridícula cuenta de ello. No valía la pena siquiera.

El único omega de la habitación acomodo la holgada camisa que caía de sus estrechos hombros, intentando guardar la compostura ante el papel de "alfa digno" que estaba actuando Hoseok con él en primera y única fila.

Por Dios, Kai no sabia si quería llorar de la risa, la pena o el enojo. Con las imágenes claras de su ahora ex-novio besando a una omega del mismo edificio en donde trabajaban, la situación empeoraba. Por que su mente no dejaba de reproducirlas.

Patético, realmente lo era.

El por permitir que lo ofendieran de esa forma y Hoseok por fingir como si nunca le hubiera sido infiel con cualquiera que se abriera de piernas por un poco de atención.

―¿Hay algunas buenas razones?.

El ceño fruncido del alfa le incitó a seguir.

―Digo, por que las malas ya me las sé de memoria.

―No entiendo de qué hablas. Esto es en serio, Kai.

―Si, claro. Tan serio como cuando decidiste envolverte con la asistente del productor Choi.

Habló sin titubeos, con la mirada fija en su ex pareja. Oh no, él no era de esos omegas que se pondrían a llorar, dejándose llevar por una estúpida sumisión.

―¿Que mierda?.

―Mierda, si, eso eres.

Se encogió de hombros, restándole importancia. Su día de trabajo había sido estresante, largas horas sentado mientras intentaba hallar un buen ritmó para el nuevo tema principal de una girlband en la empresa. No tenia cabeza para nada más que el que su trabajo sea aceptado y que fuera amado por el público.

―Kai, nada de lo que te dijeron es cierto.

La voz de Hoseok fue más suave, intentado acercarse al omega cuando este decidió ponerse de pie en busca de sus maletas.

"Eso dicen todos."

―No era necesario que me lo digan, yo mismo te vi. Y corta el melodrama que no te queda.

―Enserio perdón. Las cosas se dieron así. Eres muy consiente de que la química entre nosotros no era demasiado buena.

―Pero no fue justificación para que me engañaras. ¿O si?.

Lo encaró luego de lanzarle el reclamó. Aún cuando sus estaturas eran notablemente diferentes, Kai tenia el mentón en alto, incapaz de agachar la mirada. El nunca lo haría.

―De acuerdo, estuvo mal. Lo siento mucho, Kai.

―¿Alguna vez dirás algo más que un inservible "lo siento" ― El silencio reinó en la recámara, el omega decidió agregar algo último: ―Y por favor, ya no me llamas así.

Quiso concluir la absurda discusión, no tenia ánimos ni para darle la contra al chico con el que creyó que podría formar una familia en algún futuro cercano. No lo culpen, llevaban casi tres años de relación y fue inevitable no pensar en ello. Cayó como un estúpido enamorado a pesar de la diferencia de edades, de los sueños y metas que tenían, de sus estilos de vida completamente diferentes.

―No te preocupes, tengo el día libre y me encargaré de preparar todas mis cosas. No me tendrás aquí para la noche.

Intentó no flaquear, no sentirse afectado al saber que el lugar que creyó el hogar de ambos, se desmoronó.

Hoseok sintió como la tristeza albergaba el aroma del omega y el castaño odio que aquello fuera lo que le estuviera delatando.

―No quiero que las cosas terminen así, vamos, fueron años maravillosos.

La sensación era agridulce, el alfa intento abrazarle pero él se abstuvo. Eso seria un poco más doloroso para él y no quería que lo viera totalmente frágil. Ya suficiente era con que le dijera que supo de su engaño.

―Y quedarán ahí, Hoseok. No quiero volver a verte.

―Al menos por un tiempo. ¿Si? Tuvimos algo increíble y al menos quisiera ser tu amigo.

Hueningkai soltó una risita nasal, lastimera y algo breve ―Si realmente habrías pensado que lo nuestro era algo increíble, jamás me hubieras sido infiel, ni con un solo beso ajeno a los que yo te daba.

Volvió a recordar y ese fue el impulsó que necesitó para separarse del cuerpo de Hoseok. Sorbiendo por su nariz y yendo a sacar sus prendas del armario.

El alfa no supo que más decir. En cierta parte podía sentirse culpable, mas tiene en cuenta que quizás era lo mejor para ambos. No fue la manera correcta, pero aquélla relación tenia que cortarse de raíz. Sólo esperaba que en un cortó tiempo, fueran amigos en buenos términos.

Luego de empacar toda su ropa y ciertas cosas que el había comprado, decidió darse un largó tiempo para dormir y dispersar las horribles ganas de ponerse a llorar. Lo haría, pero al menos no en un departamento que ya no tenia nada suyo.

Para cuando pudo despertar al fin, se encontraba plenamente solo. Suspiró aliviado de no tener que verlo una vez más y término por darse unas rápida ducha en la comodidad del silencio, vistiéndose con el conjunto que antes de descansar había preparado.

La visión que tuvo proyectada en su cabeza junto a Hoseok lo torturó un poco. No obstante, estaba seguro que la etapa de superar la ruptura pasaría muy pronto, casi como todas sus antiguas relaciones, con la única diferencia de que con Hoseok había durado más de lo pensado y pensó que esta iba a ser "diferente".

Estaba muy equivocado. Al parecer la Diosa Luna estaba burlándose de él, o había hecho algo realmente malo en su vida pasada para ser castigado de forma tan cruel.

No tenia miedo de qué es lo que pasaría con él ante la pesadez de un corazón herido. Después de todo, solo había terminado con una persona más. Su vida continuaba y no iba a detenerse por una pequeña piedra en el camino.

El trayecto en el taxi que contrató por teléfono fue algo pausado y no sé quejaba. Tenia más tiempo para calmarse y pensar bien en que tendría más cuidado con las personas que decían querer tener una oportunidad con él. Ya había cometido demasiadas malas elecciones y no quería seguir en el mismo lugar, con las emociones negativas y opacas dominándolo.

Más aun cuando él tenía en mente un pequeño pero significante anheló que moría por cumplir. Y que cumpliría antes de morir, claro esta.

Pagó y dejo que el sencillo que sobraba fuera la propina para el conductor. Jalando sus maletas y colgando el bolso por su hombro, fue como logró entrar al edificio de departamentos en el que anteriormente había residido.

En la recepción no tuvo que decir mucho, ya que el conserje que lo atendió fue el mismo que conoció desde la primera vez que puso un pie en el lugar, cuando apenas había sido graduado de la universidad junto a su mejor amigo.

Se encamino con algo de dificultad hacia los ascensores, presionando el botón que mostraba el número seis. A pesar de la horrible situación sentimental en la que se encontraba, una ligera emoción nacía en su pecho al saber que muy pronto volvería a ver a su idiota.

El peculiar sonido que avisaba que llegó a su destino le hizo tomar consciencia, tomando sus valijas para salir del reducido elevador antes de que las puertas lo atraparan a medio caminó.

Agradeció que los pasillos estuvieran desolados, de seguro los chismosos que tenía por vecinos andarían cuchicheando sobre su regresó con todo y equipaje. Ya hasta se hacia una idea de lo que dirían después.

Al llegar a la puerta con el número que tan memorizado se lo tenia, se puso de cuclillas para tomar la llave que estaba debajo del pequeño tapete de bienvenida.

Sonrió gustoso, su mejor amigo no había cambiado aquella costumbre que tenían cuando en esas épocas olvidaban sus llaves personales y nadie se encontraba adentro.

Mas la ligera curva de sus labios se fue distorsionando cuando al ingresar, una fuerte mezcla de olores y feromonas lo aturdieron. Demasiado pegajoso y empalagoso. Haciendo sentir a su lobo extraño porque no era el olor que él recordaba y que tanto le hacia sentir en confianza.

―¿Qué demonios?.

Fue le único murmullo que pudo decir antes de taparse la nariz con los dedos de su mano izquierda. Era desagradable para el y su omega, no contar con la fragancia a la que estaba acostumbrado.

―¿Hueningkai?.

La áspera y desconcertada voz del alfa le hizo enfocar con más claridad todo a su alrededor. Sus ojitos se abrieron con desmesura al ver a su mejor amigo vestido con tan solo un bóxer en medio de la pequeña sala.

―¡Joder, si eres tú!.

Y no pudo reaccionar antes de que el alfa corriera a él y lo apretara entre sus descubiertos y fornidos brazos. Bueno, casi todo el ejercitado cuerpo del pelinegro estaba expuesto ante el.

―¡Soobin idiota, sueltáme!.

Gruño de forma adorable ante los oídos ajenos. Después de todo... ¿Como podría tomar ese regaño si venia de parte de un omega de gatito tan bonito?.

―¡Te extrañe tanto!.

―¡Agh, Soobin, basta! ― Fue uno de sus tantos quejidos al recibir besos melosos en sus mejillas y uno ávidamente en su lechoso cuello.

Sabia de sobra que el alfa de tigre siempre fue cariñoso aunque siguiera con su mal habito de pasearse de cama en cama.

―¡Tu, idiota!, ¡Hiciste cosas asquerosas en nuestro departamento!.

Le dio suaves golpeteos en los hombros, indignado de que no respetara el espacio que había sido compartido exclusivamente para ambos como sello de su fiel amistad.

―No me declaro culpable. También tengo mis necesidades, Kai ― Contesto, una sonrisa ladina adornando su perfilado rostro. Atractivo como solo el y sus encantos podían serlo.

―¡Eres un...!.

Sus palabras murieron cuando el alfa volvió a envolverlo en un abrazo, dejando que el pequeño rostro de Hueningkai se escondiera en su cuello, en donde la glándula de aroma se ubicaba y la calidez lo hacia sentir más calmado.

El suspiro relajado y los delgados brazos que rodearon su abdomen marcado, le hicieron sonreír genuinamente.

Soobin lo había extrañado tanto.

―No sé que es lo que te trajo nuevamente a mi, pero bienvenido a casa, Hyuka.


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