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{ 6 ᴅᴇ ꜰᴇʙʀᴇʀᴏ ᴅᴇ 2025
ʀᴜᴀɴ, ꜰʀᴀɴᴄɪᴀ }

ᴀʙʀᴏ ʟᴏꜱ ᴏᴊᴏꜱ ʟᴇɴᴛᴀᴍᴇɴᴛᴇ. La luz que entra por la habitación hace que tenga que pestañear varias veces para acostumbrarme.

—¡Arriba!— Exclama mi mejor amigo, Mathias Durand mientras tira de la manta que cubría todo mi cuerpo.

—Cinco minutos más— Respondo escondiendo mi cabeza debajo de la almohada.

—Me prometiste que me llevarías al taller de tu abuelo para ver como
trabajas— Me recuerda quitándome también la almohada

—Te dije que teníamos que estar allí a las once y media— Le recuerdo frotándome los ojos.

—Y son las once— Dice mirando su reloj.

—¡¿Qué?!— Exclamo saliendo de su cama de un rebote. —¡Podías haberme despertado antes!—

Empiezo a buscar como loca la ropa que traía de recambio mientras de fondo se escucha la risa de Mathias.

En menos de diez minutos había conseguido cambiarme y ya tenía el estómago lleno del desayuno.

—¡Vámonos!— Exclama Mathias al salir de su casa. De reojo veo como mi mejor amigo saca su teléfono y entra a instagram antes de enseñarme algo.
—Mira—

Cojo su teléfono sin dejar de caminar y me pongo a leer la noticia que me enseña.

"El equipo Alpine del deporte de la Fórmula 1 ha dado a conocer que desgraciadamente les faltará un ingeniero para el piloto, Pierre Gasly"

—Es una pena— Le contesto devolviéndole el teléfono a mi mejor amigo.

—Es bastante decepcionante, ¿Pero qué se le va a hacer?—

Nada más llegar al taller de mi abuelo, entramos y yo voy directamente a cambiarme para ponerme la ropa apropiada para hacer mi trabajo de manera cómoda y segura. Me acabo haciendo una coleta alta que refleja mi pelo rubio y me quito todos los collares y pulseras que llevo.

Al salir del vestuario me encuentro a Mathias hablando con mi abuelo en la entrada del garaje.

—Hola, abuelo— Lo saludo dándole un fuerte abrazo.

—Hola, mi pequeña— Me devuelve el saludo mientras acaricia mi pelo.
—¿Lista para el trabajo?—

—Siempre— Respondo con una sonrisa.

Mi abuelo va a abrir el taller mientras Mathias y yo vamos preparando todas las herramientas que tendremos que usar con los clientes.

—¿No te has planteado alguna vez estudiar una carrera de ingeniería?— Me pregunta Mathias una vez los dos nos sentamos a esperar. —Quiero decir, sabrías más cosas o eso creo—

—Te lo he dicho miles de veces, Mathias. Quiero ayudar a mi abuelo en el taller y pasar tiempo con él, después buscaré un trabajo como ingeniera— Le respondo.

Las próximas dos horas me las paso arreglando unos motores que tengo para pasar el rato, hasta que Mathias llega a mi lado y me toca el brazo, para después señalarme la entrada del garaje.

Un hombre se baja del vehículo, es un Alpine A110 negro. Y poco a poco se va acercando hasta la entrada.

Desde donde estoy sentada observo al hombre de traje, el cual parece un poco preocupado y confundido.

—¿Puedo ayudarle?— Le pregunto levantándome de mi asiento.

—¿Está el dueño?— Me pregunta una vez me visualiza. —Necesito ayuda con el coche—

—No, no está. Pero yo puedo ayudarle, soy su nieta— Respondo.

El hombre se me queda mirando unos segundos antes de apartar su mirada detrás de mí, para mirar a Mathias y decir:

—Claro, muchas gracias— Dice y desde donde estoy puedo ver como una sonrisa se le dibuja en la cara. —No sé que le ha pasado exactamente, el motor ha dejado de tener potencia—

Me acerco hasta donde está el vehículo una vez el hombre abre el capó y rápidamente empiezo a revisar el motor.

Al ver el problema vuelvo a entrar al garaje y cojo todo lo necesario para arreglar el pequeño problema.

—No es nada grave, no se preocupe. Solamente hay que cambiar las bujías y estará todo como nuevo— Con cuidado retiro los componentes que mantienen el motor de combustión encendido y los cambio por unos nuevos.

Dejo las bujías viejas encima de una mesa y le doy una pequeña repasada al resto del motor.

—¿Ha ido cambiando los pistones?— Le pregunto al hombre al ver que hay algo que no me cuadra.

El hombre niega con el ceño fruncido y rápidamente caigo en lo que le ha pasado exactamente al motor.

—Los pistones han fallado, por eso tiene una entrada excesiva de aceite en la cámara de combustión— Le aviso al hombre. —Me temo que esto no será fácil de arreglar, el pistón no se repara ni se cambia solo, sino que requiere cambiar juntas, sellos de goma, válvulas, aceite de motor, entre otras cosas—

—¿Cuánto se tardaría en arreglar?— Me pregunta el hombre.

—Me temo que unas diez horas de mano de obra— Respondo haciendo una mueca en pensar en el presupuesto. —¿Vive cerca?—

—A unos veinte minutos andando— Me responde. —¿Por qué?—

—Sí quiere nos puede dejar el coche aquí y mañana por el mediodía ya tendrá el coche listo y como nuevo—

—¿Sería mucha molestia? Sé que hay que tener hora para venir— Me dice.

Tiene razón, hay que tener hora para venir al taller, pero siendo sincera, yo puedo arreglar todo eso.

—No se preocupe por eso, le arreglaré yo misma el coche, mañana tendrá el vehículo como nuevo— Le contesto con una sonrisa.

—Muchas gracias, señorita...—

—Lambent— Respondo con una sonrisa.

—Gracias, señorita Lambent. Antes de irme, ¿Le apunto mi número en algún lugar?—

—Sí, por favor— Saco un trozo de papel que hay en una de las mesas del taller y el hombre apunta su número de teléfono.

—Bueno, vendré mañana al mediodía. Gracias, señorita— Veo como poco a poco el hombre se va alejando y una vez lo pierdo de vista vuelvo dentro del taller.

Me acerco a Mathias, el cual parece que lo ha visto y escuchado todo.

—¡Tu primer trabajo oficial!— Exclama el rubio saltando como loco. —Dejando de lado todo esto, me tengo que ir ya. ¿Te vienes mañana a casa?—

—Claro, ¿A las cinco?—

—A las cinco, nos vemos, Scar— Mi mejor amigo me deja un beso en la mejilla y se va del taller.

Lo primero que hago una vez Mathias se va, es entrar el Alpine al garaje para empezar a arreglarlo.

—Manos a la obra— Digo para mí misma y empiezo a desmontar todo el motor.

He dormido cuatro horas en total para poder acabar de arreglar el motor del coche antes de tiempo. Y estoy orgullosa de mi trabajo, porque lo he acabado en seis horas y media.

Ahora mismo estoy acabando de limpiarlo por dentro y justamente después de cerrar la puerta del vehículo, el mismo hombre de ayer entra por la puerta.

—¡Vaya!— Exclama el hombre llegando a mi lado. —Está como nuevo—

—Le dije que podía arreglarlo— Respondo antes de que alguien pase su brazo por mis hombros. —Abuelo, él
es...—

—Puede llamarme señor Famin— El hombre estira su mano para estrecharla con mi abuelo.

—Es un placer, señor Famin. Veo que ya conoce a mi nieta, Scarlett Lambent—

—Sí, me ha sorprendido ver como una mujer tan joven ha podido arreglar algo tan complicado— Agaredece el señor Famin.

¿Es un cumplido? Yo qué sé.

—¿Gracias?— Respondo no muy convencida de su comentario.

Los tres nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que el señor Famin posa su mirada en su coche antes de volverla a fijar en mi abuelo.

—¿Podría hablar con usted en privado, señor Lambent?— Le pregunta a mi abuelo.

—Sin problema. ¿Por qué no vas a cambiarte, Scar?— Me sugiere mi abuelo.

—Claro...—

Vuelvo a los vestuarios y voy hacía mi bolsa donde guardo la ropa. Saco unos pantalones deportivos negros y ajustados y una chaqueta corta, también negra.

Me cuelgo la bolsa deportiva en el hombro y salgo de los vestuarios contestando varios mensajes que tengo sin abrir.

Me siento en uno de los bancos que hay en el taller y le envío un mensaje a Mathias diciendo que en una hora estoy en su casa.

—Scarlett— Me llama mi abuelo saliendo del despacho. —¿Puedes venir?—

Algo confundida me levanto de donde estoy y entro al despacho de mi abuelo, donde delante del escritorio está sentado el señor Famin. Sin entender lo que está pasando me siento al lado del anterior nombrado y rápidamente mi abuelo empieza a hablar.

Veo como mi abuelo le da una señal al hombre que tengo sentado a mi lado, antes de que este empieze a hablar.

—¿Has ido a la universidad, Scarlett?— Me pregunta mirándome.

—No, he hecho tanto primaria, como secundaria y después he hecho bachillerato de ciencias y tecnología y finalmente he hecho un ciclo superior de mecánica— Le respondo y veo como él asiente repetidas veces.

—¿Cuánto hace que ayudas a tu abuelo en el taller?—

—Desde los ocho años, más o menos, pero no lo entiendo. ¿A qué viene todo esto?—

—Me presento, soy Bruno Famin, jefe de equipo de Alpine— Se presenta él.

—Espere... ¿Usted es Bruno Famin?— Le contesto algo sorprendida a lo que el hombre asiente. —¡He seguido la Fórmula 1 desde los cinco años!—

—Sé que esto te parecerá algo extraño, pero he visto como trabajas y siendo sincero, me has impresionado—

—Muchas gracias, ¿Pero qué tengo que ver en todo esto?—

—Seguramente ya sabes que nos falta un ingeniero para nuestro piloto, Pierre
Gasly— Recalca Famin a lo que yo asiento, dándole a saber que estoy enterada de todo lo que ha pasado. —Me encantaría que formarás parte de nuestro equipo de ingenieros—

Abro los ojos cómo platos al escuchar su propuesta y no puedo evitar dirigir mi mirada a mi abuelo, el cual tiene una sonrisa de orgullo en la cara.

—No estás obligada a aceptar, pero si te soy sincero, nos iría muy bien tener una mujer con todo este conocimiento de coches en el equipo—

Miro a mi abuelo esperando alguna respuesta por su parte y lo único que veo en su cara es felicidad.

—Os dejaré para que lo hableis— Dice el señor Famin saliendo del despacho.

Una vez el jefe de equipo de Alpine sale del despacho vuelvo a mirar a mi abuelo.

—¿Qué piensas hacer?— Me pregunta sonriendo.

—Quiero aceptar, pero no quiero dejarte aquí solo. Me gusta trabajar aquí— Le explico.

—Cariño, yo estaré bien. Tengo más mecánicos que me pueden ayudar— Dice y se levanta para venir a sentarse a mi lado y acariciarme la mejilla. —No desaproveches esta oportunidad—

Asiento varias veces y me lanzo a sus brazos para darle un fuerte abrazo, como si este fuera a ser el último.

—Corre, dile que aceptas— Me anima mi abuelo y tras sonreírle salgo del despacho y voy a buscar a Bruno Famin.

A lo lejos lo veo mirando una vitrina que hay al lado del despacho con fotos familiares.

—¿Señor Famin?— Lo llamo.

—Señorita Lambent, ¿Ya ha tomado su decisión...?— Me pregunta a lo que yo asiento.

—Me encantaría estar en su equipo, sería todo un placer—

—Me alegro que haya aceptado. Lo único que tenemos que hacer para que este totalmente dentro del equipo es firmar unos papeles, ¿Mañana se podría pasar por la sede del equipo?— Me pregunta.

—Claro, muchísimas gracias— Le agradezco y veo como el jefe de equipo se dirige a su coche recién arreglado.

Una vez el señor Famin se va, vuelvo a la oficina de mi abuelo y le doy un fuerte abrazo.

—Gracias por todo, abuelo— Le doy las gracias mientras lo abrazo. —Sin ti no estaría aquí—

—No me agradezcas, cariño. Todo esto lo has logrado tú sola, te lo mereces
todo—

Tras despedirme de mi abuelo, lo ayudo a acabar de recoger todo el taller y una vez todo recogido, cojo mi bolsa y me voy del taller.

De camino a casa de Mathias, la emoción se notaba a kilómetros. ¿Y cómo no se iba a notar? Por dios, voy a ser ingeniera de un piloto de Fórmula 1. ¿Cuántas veces se ha visto eso? Muy pocas, casi ninguna y poder decir que vas a hacer historia con todo esto es un gran logro.

Se va a hacer historia...

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