007

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ᴇꜱᴀꜱ ꜰᴏᴛᴏꜱ ʟʟᴇᴠᴀɴ ʀᴏɴᴅᴀɴᴅᴏ ᴇɴ ᴍɪ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ ʜᴏʀᴀꜱ ʏ ʜᴏʀᴀꜱ y no hay maneras de quitarmelas de la mente. Pero hay una pregunta que lleva más tiempo matándome por dentro. ¿Cómo es posible que Pierre haya sido capaz de hacer eso?

—¿Cariño?— Alguien llama a la puerta de mi habitación, haciendo que le baje el volumen a las canciones de Sia.

Mi abuelo entra a la habitación y se queda unos segundos en la puerta viendo como estoy tumbada en la cama, tapada hasta el cuello sin decir ni una palabra.

—No puedes quedarte toda la vida aquí en la cama— Dice él sentándose a mi lado mientras me acaricia un mechón de pelo.

—¿Por qué no? No hay nada que me lo impida— Respondo intentando no soltar ninguna lágrima más.

—Al menos cuéntame lo que pasa. Llevas dos horas escuchando las mismas canciones y mi cabeza ya se sabe la mitad de los párrafos de cada una— Por primera vez esta semana río ante el chiste de mi abuelo. —Cuéntame, ¿Cuál es el problema, mi niña?—

—Pierre ha... Ha sido fotografiado con su ex novia y no sé como reaccionar a esto, mi primera opción ha sido hablar con él, pero el problema no es conmigo, así que no puedo hacer nada...— Me niego rotundamente por dentro a volver a llorar así que hago un gran esfuerzo para no hacerlo mientras le cuento a mi abuelo todo.

—Sé que el problema no es ese, a mi Scarlett le daría igual todo eso... Te gusta Pierre, ¿Verdad?— Mi abuelo me mira a los ojos esperando una respuesta sincera.

—Sí...— Respondo al darme cuenta de mis verdaderos sentimientos. —Pero no puedo estar con él—

—¿Sabes la razón del porqué ha estado con su ex novia?— Me pregunta mi abuelo ayudándome a sentarme a su lado en la cama.

Mi silencio parece darle una simple y clara respuesta a mi abuelo, haciendo que él continúe hablando.

—Cariño, no saques conclusiones sin saber, ¿Y si ha sido un malentendido?— Me encojo de hombros al escucharle, sin saber qué responder.

—¿Y si no lo es?— Respondo dándole más vuelta al asunto. —Tal vez no es un malentendido, tal vez Pierre ha estado con su ex pareja haciendo Dios sabe que—

Mi abuelo suspira al ver como me niego en pensar en positivo y niega lentamente con la cabeza al escucharme.

—Ni siquiera fuiste a la fiesta de disfraces, porque él iba a estar, ¿Verdad?— Me pregunta a lo que yo asiento recordando ese día. —Mi único consejo es que hables con él, para aclarar lo que pasó exactamente—

—El problema no es lo que pasó, el problema es que yo sola me ilusioné y tal vez el sentimiento no es mutuo— Digo de una manera muy sincera.

—Dios, Scar, eres igual que tu padre, no sabes pillar ninguna indirecta. Está demasiado claro que le gustas a Pierre, incluso yo he llegado a ver la manera en la que te mira, esos son ojos de amor— Me dice mi abuelo llegando al límite.

—Pero ha pasado una semana desde la fiesta y no me ha escrito, ¿Y si al final yo tengo razón?— Siempre he pensado todas las posibilidades que hay en cada problema que tengo, sea tanto buena como mala y esta vez no va a ser la excepción.

—¿Y si no la tienes? Por una vez, cielo, tienes que pensar la opción positiva— Mi abuelo pone su mano encima de la mía y se acerca a mí para poder abrazarme.

Me quedo unos segundos en silencio, apoyada en el hombro de mi abuelo mientras pienso en lo que puedo hacer para hablar con Pierre.

—Gracias abuelo, te quiero mucho— Le digo en un susurro aún sin separarme de él.

—Yo también te quiero, cielo— Me responde dándome un pequeño beso en la cabeza. —Me voy al taller, ¿Vale? Cualquier cosa me llamas—

—Está bien, adiós— Mi abuelo sale de mi habitación, volviéndome a dejar sola, así que, me vuelvo a tumbar en la cama y vuelvo a poner mi música a todo volumen.

Al escuchar la puerta de la entrada cerrarse, me quedo unos segundos pensando en lo que puedo hacer mientras mi abuelo está en el taller, hasta que me llega un mensaje.

¡Hola, Scar!

Holaaaaa

¿Cómo estás? Quiero decir,
estoy seguro de que has visto
las fotos.

Está siendo duro, pero
podría estar peor, eso seguro.

¿Quieres que vaya a verte?
No tengo nada que hacer
hasta la próxima carrera.

No hace falta, seguramente salga
a dar una vuelta más tarde o me
pondré alguna película. Lo que sea
con tal de salir de mi habitación.

Bueno, cualquier cosa
me escribes.

Gracias, Liam <3

No es nada, Scar. Cuídate.

¡Tú también, chao!


Apago mi teléfono tras esa pequeña conversación con Liam y me dedico a mirar el techo unos minutos.

Me levanto de la cama y bajo a la cocina a por algo de comer. Miro en la nevera y me encuentro con un plato de arroz, así que lo saco de la nevera y lo pongo en el microondas para que se caliente.

Una vez el plato ya calentado, lo saco del microondas y lo dejo encima de la mesa para poder ir a buscar los cubiertos y un vaso de agua.

Después de una semana, por fin he podido comer como se debe. Dejo el plato vacío en el lavavajillas y vuelvo a subir a mi habitación para volver a tumbarme en la cama.

Bajo la persiana, la cual está junto a mi cama y me tumbo para poder echarme una pequeña siesta más tarde, como si no hubiera dormido lo suficiente estos días.

Cojo mi teléfono y lo enciendo para poder ver alguna cosa de mis redes sociales, pero todo me recuerda a Pierre. Todo es lo mismo. Pierre con su ex pareja. Pierre y yo en el garaje de Alpine. Pierre y yo paseando por el parque... Pierre, Pierre, Pierre.

Unas cuantas lágrimas vuelven a bajar por mis mejillas haciendo que rompa en llanto, por tercera vez esta semana.

Al dejar el teléfono sobre la mesita de noche al ver todo lo que está causando, me intento limpiar todas las lágrimas que están cayendo para poder dormir un rato y despejarme.

—¿Y si yo tengo la culpa?— Pregunto para mi misma mientras le doy más vueltas al tema, cosa que he intentado evitar varios minutos. —Sí no hubiera aceptado el trabajo esto no estaría pasando—

En mi cabeza solo hay preguntas de lo que podía haber pasado si yo no hubiera aceptado ser ingeniera de Pierre. Por ejemplo, no le llegarían tantos mensajes de odio por ser su ingeniera, no habría tanta tensión con los demás mecánicos, tal vez haya podido salvar mi amistad con Mathias.

Estoy así varios segundos, hasta que, pienso que hay una cosa que hace que vea el lado positivo... Pierre no hubiera conseguido ese podium en Mónaco.

Sonrío al darme cuenta de que en el fondo, soy buena en mi trabajo, soy buena ingeniera.

Finalmente, decido dejar todos los pensamientos, tanto positivos como negativos para poder echarme la siesta que llevaba planeada más de media hora.

Alguien llama al timbre de casa haciendo que pegue un pequeño brinco del susto.
Recuerdo que mi abuelo se ha ido hace unas horas al taller así que no me queda más remedio que ir yo a abrir la puerta.

Después de mucho esfuerzo me levanto de la cama, en la cual he estado durmiendo por lo menos tres horas.

Antes de llegar a la entrada, me miro en el espejo y me arreglo un poco el pelo y la cara. Abro la puerta segundos después y me quedo congelada al ver a Pierre delante de mí algo nervioso.

—¿Pierre? ¿Qué haces aquí?— Le pregunto con el ceño fruncido. De todas las personas que me imaginaba que podrían venir a verme, sin duda él no estaba en esa lista.

—Tengo que hablar contigo, es muy importante— Dice intentando convencerme para poder hablar.

—¿Por qué?— Respondo negándole la entrada a casa de mi abuelo.

—Scarlett, por favor. Vamos, Scar— Sus ojos me miran con lástima, haciendo que no me resista y le deje entrar.

Los dos nos sentamos en el sofá y espero a que él diga alguna cosa. Lo que está claro es que yo no empezaré esta conversación.

—He hablado con Sienna— Dice él rápidamente dejándome algo
confusa. —Tranquila, seguiréis siendo muy buenas amigas—

—¿Por qué lo hiciste?— La pregunta que lleva atormentándome una semana entera sale por mi boca sin yo ser consciente.

—No sabía que otra cosa hacer para acabar con todo eso, así que, simplemente busqué mi última opción. Prefería que yo recibiera el hate antes que otra persona— Me responde él dejándome las cosas claras.

—¿Y por qué me lo cuentas todo ahora? Llevo una semana tirada en la cama pensando que el problema soy yo— Digo intentando que no se me quiebre la voz.

—Tú jamás serás el problema, Scar. Eres la razón por la que sigo luchando— Noto mis mejillas arder al escucharle. —Gracias a ti mi vida ha tenido un poco más de alegría— Sus manos se posan en mis mejillas, acercándome unos centímetros más a él.

—Creo que debí ir a la fiesta de disfraces para poder hablar contigo— Digo tímidamente ante nuestra cercanía.

—Eso no importa, porque no me hubieras encontrado, yo tampoco fui— Responde él dedicándome una pequeña sonrisa.

—Aun así me hiciste daño, Pierre— Mis inseguridades me están matando por dentro y la estoy cargando con él.

—Lo sé, y estoy muy arrepentido por ello, pero quiero que sepas que en ningún momento quise dañar a la persona que amo— Sus palabras salen demasiado rápido de su boca haciendo que tenga que quedarme unos segundos en silencio para entender bien lo que ha dicho.

—¿La persona que...?— No me da tiempo a acabar de decir la frase cuando los labios del Francés se posan sobre los míos.

Mi instinto me dice que se lo siga y eso hago, nuestros labios se mueven al unísono, mientras Pierre deja algunas caricias en mi mejilla.

—¿Me perdonas?— Me pregunta aún sobre mis labios. Su tacto hace que mi piel se erize cada segundo.

—Sí...— Respondo dejando que una pequeña sonrisa aparezca en mi
rostro. —Pero quiero ir despacio—

—Todo lo que tú quieras— Sus labios vuelven a pegarse a los míos, esta vez con más sentimiento que antes. —Por cierto, tengo algo para ti—

El Francés se levanta del sofá y vuelve a salir de casa, en cuanto escucho la puerta cerrarse, me levanto del sofá para poder acercarme a Pierre.

El piloto y yo vamos hasta la mesa del comedor y él deja la caja sobre esta, haciendo que lo mire algo confundida.

—Ábrelo— Me dice el Francés al ver mi cara de confusión, así que, le hago caso y abro la caja con cuidado

—No puede ser— Me llevo las manos a la boca y me esfuerzo para no ponerme a llorar de alegría.

Al volverme a acercar a la caja, saco con cuidado al pequeño gatito de color negro y lo miro con mucha emoción.

—Me dijiste que te gustaría tener un gato negro, así que, aquí lo tienes— Me dice él acariciando al pequeño animal.

—Gracias, gracias— Le agradezco repetidas veces a Pierre haciendo que él sonría.

—¿Cómo lo llamarás?— Me pregunta mientras nos volvemos a sentar en el sofá. Esta vez, con el pequeño gatito en mis piernas.

—Seth, como el dios del caos y la
rebelión— Digo recordando uno de los nombres que quería ponerles a mis mascotas de pequeña.

Miro a Pierre esperando alguna respuesta por su parte, pero sus ojos ya están mirándome desde un principio.

—¿Tengo algo en la cara?— Pregunto llevándome una de mis manos a la mejilla.

—No... Pero me encantan tus ojos— Su cumplido me recuerda al primer día que estuve trabajando en su coche.

Sonrío ante su cumplido y me apoyo en su hombro, dejando que él deje algunas caricias en mi espalda.

De reojo veo como Pierre mira el reloj que tiene en su muñeca y suspira al ver la hora que era.

—Será mejor que me vaya— Dice él haciendo que levante mi cabeza de su hombro. —Ya es bastante tarde—

—Claro... ¿Me avisas cuando llegues?— Le pregunto al ver como se levanta del sofá.

—Por supuesto, nos vemos, jolie— El Francés deja un beso en mi frente y desaparece de mi campo de visión.

Sonrío al darme cuenta de la manera en la que me ha llamado y acaricío varias veces a Seth, haciendo que el anímal suelte varios ronroneos.

Cojo a Seth en brazos y subo a mi habitación para poder dejarle en la cama, mientras yo busco alguna tienda de animales cerca de casa para poder ir a comprar todo lo necesario para el gato.

Hay una a diez minutos caminando, así que decido que mañana iré a comprar todo lo necesario para el animal.

—¡Cielo, estoy en casa!— Exclama mi abuelo desde el piso de abajo.

No había tenido en cuenta que tipo de reacciones podría tener mi abuelo al ver al gato en su casa, solamente espero que sea buena.

Bajo de nuevo a la sala de estar con Seth siguiéndome y cruzo los dedos para que mi abuelo no se enfade al verlo.

—¿Y esta cosa tan mona de aquí?— Dice mi abuelo al darse cuenta de la presencia de ambos.

Mi abuelo se agacha para coger al animal en brazos y empezar a acariciarlo varias veces con bastante cuidado.

—Yo también me alegro de verte,
abuelo— Le digo al ver como no me ha saludado.

—Lo siento, ¿Cómo estás?— Mi abuelo me abraza durante unos segundos mientras me pregunta mi estado.

—Bien... Pierre ha estado aquí— Le explico brevemente mi tarde.

—¿Qué? ¿Y qué a pasado?— Pregunta mi abuelo algo sorprendido por mi respuesta.

—Pues hemos hablado, me lo ha explicado todo, me ha regalado a Seth y... Me ha besado— Lo último lo digo tan deprisa que creo que mi abuelo no lo ha entendido.

—¿El qué? No te he entendido— Dice él mirándome con el ceño fruncido.

—Pierre me ha besado— Esta vez lo intento decir de una manera más lenta para no tener que volver a repetirlo.

—¿¡Qué!?— Exclama mi abuelo haciendo que Seth se asuste por un momento. —¿Y me lo dices tan tranquila?—

—No te lo iba a decir llorando— Digo dejando que una pequeña sonrisa inocente aparezca en mi rostro.

—Cuéntamelo todo— Mi abuelo me coge de la mano y me guía hasta el sofá para sentarme y esperar a que le cuente cada detalle.

Empiezo contándole el momento en que Pierre ha llegado y acabo explicándole el momento del beso.

—¿De verdad le has dicho de ir
despacio?— Me pregunta él dejando a Seth en el suelo para que investigue la casa.

—Sí, acaba de salir de una relación, no quiero que la gente saque más rumores de los que ya hay— Digo jugando con mis dedos.

—Estoy orgulloso de ti, cariño. Parece que fue ayer cuando te exploto un pistón en la cara y mírate ahora, eres la mejor ingeniera del equipo Alpine. Estoy seguro de que puedes llegar a estar en Ferrari si te lo propones— Mi abuelo me abraza con más fuerza que antes al acabar su pequeño discurso.

—Gracias, abuelo. Pero de momento estoy bien en Alpine— Mi frase hace que mi abuelo saque una pequeña risa nasal mientras niega varias veces con la
cabeza. —Me voy a dormir, te quiero—

—Yo a ti también, buenas noches— Me levanto del sofá y subo las escaleras para poder ir a mi habitación, pero antes de cerrar la puerta, una bola de pelo de color negro se cuela dentro de mi cuarto.

Río al ver como Seth se sienta delante de mí y tuerce un poco su cabeza hacia un lado.

—Vamos a dormir— Le digo dándole varios besos en la cabeza.

Me pongo el pijama en el baño y al salir veo a mi mascota tumbada en la cama con los ojos cerrados. Ha durado poco despierto.

Intento tumbarme con cuidado para no despertar a mi gato y cierro los ojos para poder dormir de nuevo.

Sin duda, hoy dormiré sin sobre pensar nada que haya visto en las redes sociales.

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