𝐈𝐈𝐈

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☾︎─── ∙ ~ε☆з~ ∙ ───☽︎

Con el corazón latiendo a mil por hora, Jungkook esperó ansiosamente a que la puerta se abriera. Cada segundo que pasaba se le hacía eterno, y las preguntas e inseguridades invadían su mente. ¿Le reconocería? ¿Habría cambiado mucho? no logró observarlo bien momentos atrás, pero seguramente seguía luciendo tan bello como lo recordaba... ¿Lo odiaría por haberlo dejado atrás hace tantos años?

Finalmente, la puerta se entreabrió, y allí, ante sus ojos, estaba él. Taehyung. Con su hermoso cabello castaño, sus ojos profundos y cálidos, y esa sonrisa que siempre parecía iluminar su rostro y su vida, Jungkook se sintió desfallecer, y soltó un suspiro, atontado por tal belleza de persona. Taehyung sonreía, pero su expresión se tornó de sorpresa al ver a Jungkook parado en su umbral. Sus ojos se abrieron de par en par, y durante un momento, no pareció reconocer al hombre desaliñado que tenía frente a él. Jungkook sintió que su corazón se hundía en el pecho. Tal vez Taehyung lo había olvidado por completo. Con cuidado tomó las manos de su menor suavemente.

—Y-yo... T-Taehyung.... Yo Te amo Taehyung y ahora te pido que me perdones... por favor... s-solo recuérdame amor y abre tu puerta a este guerrero que ha llegado a ti, sin armas ni ejército— Musitó casi en un murmullo, su voz rasposa y desgastada, pero cargada de sinceridad.

Taehyung miró a Jungkook con una mezcla de sorpresa, incredulidad y conmoción. Durante un momento, el silencio llenó la entrada de la casa, solo sus pesadas y agitadas respiraciones, y luego, como si un rayo de luz iluminara sus recuerdos, Taehyung dejó escapar un suspiro entrecortado y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—J-jungkook... —susurró su nombre con voz temblorosa, casi sin aliento. Sus hermosos ojos se aguaron y pronto las lágrimas rodaron por sus sonrojadas mejillas mientras extendía los brazos y rodeaba a Jungkook en un abrazo apretado.

Jungkook cerró los ojos, sintiendo la calidez del abrazo y el latido del corazón de Taehyung contra el suyo. Todo parecía haberse desvanecido en ese momento, y finalmente, después de años de separación y sufrimiento, estaban juntos de nuevo.

—N-no tienes que pedir perdón, Kook —Taehyung habló con ternura, mientras sus largas y delicadas manos acariciaban el cabello desaliñado de Jungkook—. Siempre has estado en mi corazón y mente. Siempre.

Jungkook suspiró aliviado, con lágrimas en los ojos, devolviendo el abrazo, enterró su rostro entre la curvatura del cuello y hombro del castaño, respiró hondo ahogándose del acojedor aroma que provenía del contrario, demasiado ensimismado, dejó plantado un casto beso en el lechoso cuello sabiendo que finalmente había encontrado su camino de regreso a casa, donde su amor verdadero lo esperaba con los brazos abiertos.

El tiempo pareció detenerse mientras ambos hombres se abrazaban con intensidad, como si sus vidas dependieran de ese abrazo. Sus respiraciones se entrelazaron y fluyeron en armonía, como la corriente de aquel sereno río. Jungkook sentía cómo el nudo en su pecho se deshacía y daba paso a una oleada de emociones que creía que lo abrumarían. Taehyung no estaba mejor, sus piernas parecían temblar y su corazón golpeaba con frenesí en su pecho, llenando su ser de un profundo sentimiento de seguridad y amor.

Tras varios minutos, finalmente encontraron la fuerza para separarse. Sus ojos marrones se encontraron con el rostro cincelado y sudoroso de Jungkook, con sus labios entreabiertos y quebrantados, sus grandes ojos profundos que lo miraban como si fuera un ángel descendido del cielo, observa aquella nariz adornada con un pequeño lunar que Taehyung había besado en innumerables ocasiones. Acarició con sus manos las mejillas magulladas y, con ternura, depositó un suave beso en los labios de Jungkook.

—P-pasa, debes estar cansado —Le indicó el castaño después de separar sus labios, alejándose del perplejo Jungkook parado frente a su puerta, Taehyung soltó una divertida sonrisa y tomó del brazo al mayor, llevándolo hacia el interior de su hogar.

—S-sí, espera un momento, tengo que recoger mis cosas —respondió Jungkook, saliendo de su momento de ensimismamiento. Regresó a la entrada, recogiendo su arma y mochila, para luego entrar a la casa y cerrar la puerta tras él.

Levantó la vista y contempló el interior del hogar. Era acogedor y hogareño, como lo recordaba, impregnado de un delicioso aroma a pastel horneado en la cocina. Plantas decoraban cada rincón, acompañadas de hermosas pinturas que adornaban las paredes y, sorprendentemente, incluso el suelo, ya que estaban dispersas por toda la casa, pero hubo una que llamó en demasía su atención, curioso se acercó a la pintura que colgaba reluciente frente al sofa de la sala.

Era él...

Jungkook se detuvo frente al particular cuadro que lo dejó sin aliento, y en ella, se veía a sí mismo. La pintura capturaba sus rasgos con una precisión asombrosa, desde su cabello oscuro y revuelto hasta sus ojos intensos que parecían mirar directamente a tu alma. Taehyung  había logrado plasmar la esencia de Jungkook con maestría, revelando la profundidad de sus pensamientos y emociones.

Mientras observaba su propio retrato, Jungkook se sintió sobrecogido por la intensidad de la expresión en la pintura. Era como si estuviera viendo una versión de sí mismo que trascendía lo físico, una representación de su ser interior y sus sentimientos más profundos. Aquella obra de arte era un testimonio del amor y la devoción de Taehyung hacia él, y lo llenó de gratitud y emoción.

—Soy... yo — Musitó el mayor, más para sí mismo que para el castaño, quien se encontraba a su lado, un poco apenado porque descubrió su no tan pequeño secreto.

—Seh~... jaja — Respondió con una risa nerviosa, pasando su mano por su cabello castaño y desviando la mirada. — Lo realicé el año pasado, cuando... cuando dejé de recibir tus cartas.

Jungkook posó su mirada en él inmediatamente después de escuchar lo último.

—N-no pienses que fue porque quise... — Se excusó, sintiéndose culpable, acercándose nuevamente al menor. —Los altos mandos nos prohibieron completamente tener contactos con el exterior... simplemente éramos la guerra y nosotros.

—C-cuando dejaste de enviar cartas... mi mente imaginó los escenarios más desgarradores que alguien puede tener — Comentó Taehyung, bajando la mirada a sus manos que jugaban entre sí. — De verdad me alivia ver que estás bien... que estás aquí, de vuelta en casa.

—Yo también estoy agradecido y aliviado de volver, amor. Realmente no pensé que llegaría, pero supongo que fui guiado por Dios— Con su mano, levantó el rostro del contrario y le regaló una sonrisa, observando cómo el rostro abatido de Taehyung se transformaba en una suave sonrisa.

Conmovido, Jungkook volvió su mirada al cuadro y se quedó un momento contemplando la pintura, pensando en todo lo que habían compartido a lo largo de los años y en la fuerza de su conexión. La casa de Taehyung se sentía como un refugio lleno de recuerdos y amor, un lugar donde su historia juntos se contaba a través de pinceladas y colores. Era un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, su amor perduraba y crecía con el tiempo. Finalmente, Jungkook se apartó de la pintura, con una sonrisa en el rostro y un cálido sentimiento en el corazón.

—Y... ¿Qué has hecho mientras no estaba?— Preguntó curioso, siguiendo con la mirada al castaño, quien después de un suspiro se alejó y se introdujo a la cocina. Jungkook le siguió el paso.

—Bueno, como pudiste observar, aún vivo del arte, pinto cuadros de la naturaleza, ya sabes flores, paisajes, animales y los vendo en el mercado, no me han hecho millonario, pero es más que suficiente para sostenerme y vivir cómodamente—Comentó el menor manteniendo una charla agradable, mientras tomaba sus guantes de cocina y se inclinaba sobre el horno, echándole un vistazo al pie de manzana —Me he vuelto un excelente cocinero los últimos años, de hecho he estado pensando en trabajar de ello, pero no sé, el momento indicado nunca arraigó —Se enderezó y dejó los guantes en algún lugar de la encimera, cerrando el horno de paso, volteándose y encarando a Jungkook, encontrándolo observando su retaguardia, sonrió —También me he mantenido en forma, por las mañanas salgo a correr y... me encanta bailar y cantar mientras plancho mi ropa o cuando cocino.

—Y-ya veo, tus piernas están... considerablemente más gruesas de como las recordaba— Enfatizó Jungkook, desviando la mirada a otra parte que no fuera el castaño frente a él.

—Tu tambien haz cambiado... estás un poco más alto, tus hombros están más anchos, tus brazos más fuertes y tu piel... tu piel ya no es tan lechosa y palida como antes— Murmuró el castaño, observándole detenidamente.

—Sí, el sol a tostado la piel de todos los soldados en el ejercicito— Dijo en respuesta, devolviéndole la mirada intensa que sumió a ambos por unos segundos en un silencio sepulcral, el pelinegro sintió los latidos de su corazón, eran frenéticos, bombeando sangre como loco, hasta que el fuerte rugido de su estomago los interrumpió —Yo eh~... digamos que no he comido nada en semanas.

—¡Oh cierto! Disculpame, era lo primero que debía ofrecerte...— Exclamó Taehyung, pasando sus manos por sus mejillas, tratando de dispersar el calor que en ellas sentía, se volteó y tomó un plato de la alacena, yendo hacia la estufa donde donde un cálido caldo aguardaba ser probado —He hecho un caldo de pollo; afortunadamente, es algo ligero, por lo que no te caerá mal al estómago — Dijo mientras servía el contenido en el plato hondo —Le añadí algunas verduras para que estuviera más espeso y no tan líquido. Creo que está bien de sabor... Te serví el muslo, sé que es tu presa favorita— Soltó una suave risa —Recuerdo cuando comíamos juntos, tu siempre la pedías primero, antes de que alguien más la tomara... Bueno, espero que te guste — Taehyung no paraba de hablar mientras depositaba el plato de comida frente al mayor, quien lo observaba y escuchaba con atención mientras los movimientos y las palabras del castaño llenaban el ambiente. Jungkook se sentó en la mesa y ya tenía el plato de comida ante él, despidiendo un aroma exquisito. Dios, hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una comida casera.

—Está perfecto, gracias Taehyung... Me sorprende que aún recuerdes lo del muslo —pronunció con una divertida sonrisa en el rostro mientras se llevaba el primer bocado de sopa a la boca. Inmediatamente una explosión de sabores inundó su cavidad bucal. Mierda, ese caldo no tenía por qué ser tan delicioso. Casi desesperadamente comenzó a atragantarse de sopa, llevando una tras otra de esas inmensas cucharadas a la boca, siendo totalmente ajeno al castaño que lo observaba con ojos perplejos.

Un momento después ya había acabado todo el caldo de pollo, su rostro describiá la felicidad pura, los alrededores de su boca estaban manchados de restos de comida y sus labios estaban rojos debido a la temperatura alta del liquido, el azabache alzó la mirada y la conectó con la de Taehyung, inevitablemente soltando un erupto, tapándose la boca inmediatamente apenado por la acción.

—Jesús... disculpa mi atrevimiento, pero ese fue el mejor caldo que he comido en toda mi vida— Halagó el azabache, recostando su cuerpo a la silla que le sostenía, su semblante satisfecho y saciado.

—Me alegra que te haya gustado... no falta mucho para que el pastel se termine de hornear, así que después podremos compartirlo —dijo el menor, caminando hacia un trapo que estaba guardado en la encimera, lo tomó y se dirigió hacia el mayor. Taehyung alzó el rostro de Jungkook con su mano izquierda, mientras con la derecha se ayudaba a limpiar con cuidado los alrededores sucios de comida de la boca de Jungkook. Este lo miró con sorpresa, pero se dejó cuidar, sintiendo intensamente el cálido contacto de Taehyung.

—Está bien...

—Ya quedó—Pronunció con una sonrisa el castaño, ya habiendo limpiado toda la suciedad —Supongo que ahora quieras tomar una ducha. Ven, te enseño el baño— Se enderezó y tomó del brazo a Jungkook, arrastrándolo consigo a su habitación, la luz del sol se filtraba por dos grandes ventanales que se encontraban en el lugar, haciendola lucir tan espléndida y limpia. Al igual que el resto de la casa, habían muchas plantitas en masetas por el lugar, muchas con hermosas flores coloridas, estás exudaban un hermoso aroma que inudaba la habitación de frescura y verano.

Jungkook dirigió su mirada a la gran cama en medio del cuarto.... Sábanas de algodón.

—Y... ¿Las sábanas de lino? ¿Ya no las usas?— Cuestionó.

—¿Las... sábanas?—Dirigió su mirada hacia su cama— Ah, sí, solamente tengo un par; ahora las tengo guardadas. No he comprado más porque el lino se ha vuelto muy caro. Así que me sale más económico usar sábanas de algodón; siguen siendo igual de suaves y frescas— Explicó, volviendo su mirada al mayor, quien seguía observando las sábanas detenidamente, como si estuviera sumido en sus pensamientos —B-bueno, el baño está por aquí.

Llamó la atención de Jungkook, quien inmediatamente se acercó a él, siguiéndolo hasta el pequeño cuarto dentro de la habitación. Bueno, tan pequeño no era; era de tamaño estándar para ser de una sola persona. Una blanquecina tina de baño se encontraba casi en el centro del cuarto, con colores cálidos decorando el lugar y un espacioso espejo frente al lavamanos, mostrando el reflejo de ambos apenas entraron al lugar.

—Bueno, puedes tomar un baño de tina. Sinceramente, nunca me gustaron las duchas de pie— Rió para sí mismo el castaño, avanzando hasta un pequeño mueble, abriéndolo y sacando una toalla del mismo —En ese estante, encontrarás jabón y una esponja para que puedas restregarte... si así lo deseas. Ten esta toalla y...—Se volteó, encontrando a Jungkook desabrochando la camisa de su uniforme, mostrando su marcado y bronceado abdomen— B-bueno, saldré a ver si te puedo conseguir algo de ropa— Pronunció eso último rápidamente, apartando la mirada y saliendo del cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de él.

Jungkook no pudo contener su risa y siguió el camino por donde había ido Taehyung. Joder, lo había extrañado tanto. Continuó despojándose de su uniforme hasta que quedó completamente desnudo frente a la tina, que parecía diminuta en comparación con su tamaño. Tiró del grifo y el agua comenzó a brotar en abundancia, llenando la tina rápidamente. En un abrir y cerrar de ojos, la tina estaba llena por completo.

Sin perder tiempo, Jungkook se adentró en el agua, sintiendo la fría temperatura impactar contra su piel. Soltó un sonoro suspiro de satisfacción. Sí, eso era lo que necesitaba. Sus músculos se relajaron inmediatamente contra la cerámica de la tina. A pesar de que sus piernas eran un poco largas para la tina, no le resultó incómodo. Se sumergió unos momentos y luego emergió con el cabello y el rostro empapados en agua. Estiró el brazo para alcanzar el estante mencionado por Taehyung y tomó el jabón líquido, la esponja y un champú que sus manos encontraron de la nada.

Vertió un poco de jabón en la esponja y comenzó a enjuagar y limpiar su cuerpo, eliminando la suciedad acumulada durante meses. Se sintió incluso más liviano y fresco con cada movimiento que daba contra su piel. Luego, tomó el champú y lo aplicó en su cabello, masajeándolo con cuidado. Era una delicia. Había extrañado ducharse. Continuó seriamente con su tarea, durante más de quince minutos en el baño, estaba muy a gusto como para preocuparse por algo más, cuando unos ligeros toques llamaron a la puerta.

—¿Jungkook? ¿Sigues en el baño?

—¡Ah!... Eh... S-sí, sí, en un momento salgo.

—Está bien, no te apresures. Solo venía a avisarte que dejé una muda de ropa encima de la cama. No estoy seguro de si te quedará bien, es de cuando solías quedarte a dormir aquí. Tal vez te quede un poco ajustada, pero es lo que tengo por el momento.

—Está bien, no te preocupes. De todas formas, gracias.

—De acuerdo. Estaré en la cocina, ¿Vale?

—Vale.

Ahora Jungkook, en un estado mucho más aseado y limpio se levantó, despojando el tapon de la tina, llevándose toda el agua de la bañera, de su cuerpo también caían gotas y más aún de su cabello mojado. Dio un vistazo, encontrando la toalla a unas pulgadas de la tina, salió con cuidado tomando la tela comenzando a secarse, avanzó deteniendose frente al espejo, observando su fisico, llevaba años sin verse correctamente frente a un espejo... Y lo que vio no le disgustó... nada mal de hecho. 

Sonrió juguetonamente, mientras pasaba la toalla por su cabello, dejándolo un poco revuelto, suspirando, ahora sí, enroscó la misma alrededor de su cintura, avanzando hasta salir del cuarto de baño. Alzó la mirada y no esperó encontrase con Taehyung, este se encontraba un poco inclinado sobre la cama doblando la muda de ropa, estaba dándole la espalda por lo que no se percató de su presencia. El azabache continuó sigilosamente, observando cómo aquel cuerpo se mecía delicadamente al son de una melodía que era tarareda por el mismo Taehyung. Con cautela se acercó, hasta que quedó justo detrás del castaño, este se enderzó y el mayor aprovechó el momento, llevando su rostro hacia el cuello lechoso del contrario, sintiéndolo estremecerse.

Su promultuosa nariz rozó la piel canela, dando una profunda calada y volviendo a inundar sus pulmones de aquel exquisito aroma que solo su Taehyung desprendía. Sus inquietas manos se ubicaron en las caderas del menor, apretándolas y jalándolas contra las suyas propias, escuchando al otro jadear sorprendido, cerró los ojos y sus labios no pudieron contenerse, dejando un húmedo beso en el lugar donde un hermoso lunar yacía, sintiendo sus labios cosquillear y su corazón palpitar, volvió y dejó otro beso en el mismo lugar, su rostro se movió, su mejilla rozando el sedoso cabello castaño, esta vez su boca quedó justo detrás de la oreja contraria, soltó un suspiro, sintiendo una fuerte sacudida por parte de Taehyung, esta vez el beso fue depositado en todo el caracol de la oreja, aquel beso se escuchó tan sonoro y delicioso que quiso continuar, pero esta vez Taehyung tosió y se alejó rápidamente, sus bonitas mejillas rojas como un tomate maduro, y sus preciosos orbes estaban húmedos y brillantes.

—Y-yo... T-te esperaré en la cocina. Puedes vestirte— Y salió tan rápido como sus piernas le permitieron, dejándo solo nuevamente a Jungkook. Este sentía su cuerpo en llamas, apesar de haber tenido un baño tan frió como el polo norte, sus manos temblaban y sus labios aún cosquilleaban deseosos de besar más.

Volvío su vista a la cama, encontrando la muda de ropa que Taehyung le trajo. Por Jesús que había olvidado complemente esas , pero ahora que las veía detenidamente, sí recuerda que eran de su juventud, solía usarlas cuando venía de visita a la casa del castaño, mucho antes, cuando la madre del castaño aún vivía, solía quedarse a dormir aquí, aunque le tocara dormir en la sala junto al castaño, no le importaba siempre y cuando estuviera con él.

Tomó la ropa y se la colocó, notando inmediantamende lo estrecha que le asentaba, le costaba un poco respirar de hecho. Se estiró un poco, escuchando pequeños "crack", era la tela desgarrándose en algunas zonas y acomodándose mejor a su musculatura, ahora, mucho más cómodo y salió de la habitación.

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™Taetae_de_Jeon•㈥

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