7.-

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Sintió el cuerpo caliente de Yeonjun sobre el suyo, con el gran miembro de este empujándose con fuerza en su interior, volviéndolo completamente suyo, profanando todo espacio virgen en las paredes internas de su entrada. Beomgyu solo sabía gemir, siendo un completo lío, no sabía por dónde llegaba más placer, si por la traviesa mano del mayor masturbando su miembro con tal velocidad y rudeza, o la forma como entraba y salía de su cuerpo, llenándolo con esa sensación de fuego ardiendo por todo su ser, logrando hacer que su mundo se volviera blanco y todo el placer corrompiera su mente y su cuerpo.

- ¡Ah! ¡Yeon! -soltó un fuerte gemido al sentir otro de esos toques en un punto de sí que lo llevaba al placer más profundo. Beomgyu vio claramente la sonrisa del mayor antes de tocar de nuevo ese lugar con su miembro, él sentía que ya no podía más, que terminaría muriendo o algo parecido porque no era posible tanto para su pequeño cuerpo, tales sensaciones juntas le hacían cuestionarse cómo es que aún estaba respirando. Arqueó su espalda, deseando poder resistirlo, no quería terminar, no cuando él y Yeonjun estaban tan unidos como en ese momento.

- ¿Te gusta, pequeño? ¿Más rápido? ¿Más profundo? - Escuchó la voz de Yeonjun algo distante, pero sin embargo estaba ahí. Él solo asintió con la cabeza, relamiendo sus labios, perdiéndose en todas las sensaciones que el más alto le proporcionaba, hasta que de un momento a otro, colapsó.

Y el gatito Beomgyu se despertó.

☆☆☆

Removió sus esponjosas orejas, abriendo sus ojos tan rápido que quizás hasta le dolieron, pero no importó, se encontró a sí mismo en la cama donde dormía con Yeonjun, aunque faltaba algo ahí: Yeonjun.

Meneó su cola y se sentó despacio, estirándose, sintiendo todo su cuerpo un poco más rígido de lo normal, y entonces lo vio, ahí bajo sus pequeños boxers, su miembro totalmente despierto creando una pequeña carpa con su ropa. Beomgyu gruñó ante eso, recordando lo que había soñado y negó con la cabeza, era injusto que haya sido solo un sueño, él quería que en serio Yeonjun le estuviera haciendo todo eso.

El minino sabía de sexo, sí, no sabía que se llamaba sexo porque para él no tenía nombre, pero sabía del acto porque lo había visto muchas veces entre gatitos como él y los señores que los "cuidaban" por decirlo de una manera. Como siempre, Beomgyu se preguntaba qué era eso que hacía que los iguales a él se llenaran de placer, porque a él nunca se lo hicieron y de hecho, en medio de su ignorancia, siempre pensó que sus compañeros exageraban, no podía ser algo bueno aquello que al inicio les dolía tanto, porque él lo veía, esa expresión llena de dolor y las lágrimas cuando eran poseídos de manera brutal por las personas sin orejitas ni cola.

Pero ahora, estaba soñando con Yeonjun haciéndolo suyo ¿Eso estaba bien? ¿Qué tal si Yeonjun se enojaba por su culpa? No debía de pensar en esas cosas, pero su cuerpo lo demandaba, y aunque el minino Beomgyu no se imaginaba cuanto el mayor lo deseaba, ahora se estaba regañando a sí mismo por haber tenido lo que el humano común denominador conoce como "sueño húmedo".

Tratando de no molestarse o frustrarse demasiado y simplemente pensando que Yeonjun estaría en el primer piso o más bien en la cocina preparando algo, Beomgyu se tomó su tiempo para estirar correctamente sus músculos y peinar sus orejas, al igual que su colita, porque él quería verse hermoso para su dueño Yeon.

Una vez terminó, se levantó de la cama y caminó tranquilamente hasta el primer piso, bajando con cuidado las escaleras, ya se había caído una vez y aunque cayó de pie, se golpeó la nariz ese día, sumándole que también Yeonjun lo había sermoneado por no tener el cuidado suficiente.

Sonrió al recordar que después del sermón, Yeonjun lo cargó y lo trató como un bebé todo el resto del día, llenándolo de besitos y pequeños mimos. Yeonjun era perfecto y él amaba a Yeonjun. Con esa misma sonrisa encantadora y enamorada, caminó hasta la cocina, pero para su mala suerte, no encontró a la persona dueña de todos sus pensamientos.

Sus orejas se movieron, estirándose, tratando de identificar el menor ruido posible de la casa y saber dónde estaba su Yeonjun, pero no oía nada más que a sí mismo, respirando algo agitado por el susto. Asegurándose, buscó por cada rincón posible y al final, cuando se dio por vencido, automáticamente se acercó a la puerta de entrada, observando por el ojito mirador, viendo la calle tal cual como tantas veces con su curiosidad lo había hecho, pero ahora era diferente, ahora solo buscaba a Yeonjun, y tampoco estaba ahí.

Mientras sus ojitos se aguaban, Beomgyu subió corriendo a la habitación y se metió bajo las frazadas, sacando su cabeza por el lado de la cabecera, él empezó a llorar, soltando lágrimas y lágrimas que escapaban de sus ojitos mientras maullaba fuerte y repetía tantas veces como podía el nombre de su Yeonjun. No importaba si no podía oírlo, no importaba si Yeonjun no estaba, él lo continuaría llamando hasta escuchar de nuevo su hermosa voz o sentir otra vez esos fuertes brazos rodeándolo y saber que todo estaba bien, porque ahora no era así.

☆☆☆

Para Yeonjun esto de estar lejos de Beomgyu tampoco era nada sencillo. Se suponía que solo tardaría dos horas cuanto mucho en lo que sería las compras para el mayor tiempo posible sin tener que salir de casa, pero encima que tuvo un problema en el súper mercado, su carro no traía la gasolina y luego no encontró ropa disponible para el nuevo guardarropa de su bebé. Al final, tuvo que comprarle cosas un tanto infantiles, pero estaba bien, porque Beomgyu era un niño y todo le quedaría completamente adorable.

Concluyendo, se cuestionó que quizás tardaría más cuando observó las cajas registradoras completamente llenas y las largas colas de gente, pero esperaba que su bebé no se hubiera levantado todavía y continuara tan tranquilamente dormido como lo había dejado hace unas aproximadamente tres horas. Miró su celular y vaciló un poco, quizás hubiera servido que le enseñara a Beomgyu a contestar el teléfono de la casa, así ahora estarían hablando; y quizás si todo salía bien, Beomgyu aprendería a marcar a su móvil, teniéndolo como número rápido, solo para escuchar su voz y tranquilizarse un poco.

Escuchó su celular, lo sacó y observó el nombre, en letras grandes y claras decía: Kang Taehyun. Atendió, hacía muchísimo tiempo que no hablaba con su amigo, eso le causó algo de nostalgia, puesto que antes él y Soobin se pasaban largas horas en su casa. Lo curioso era que tuvo un pensamiento sobre Taehyun la noche anterior, y dejar que cuide de Beomgyu, pero otro factor por el cual la idea se descartaba era que por cosas de la mudanza de Taehyun a un lugar mucho más lejos, ya no se les hacía tan sencillo verse.

- ¡Hey! Kanggie, al fin te acuerdas de los amigos. -Escuchó la risa del otro lado de la línea y sonrió también, observando que la fila avanzaba al menos, un par de personas. Suspiró con pesadez, volviendo a la llamada. - ¿Cómo has estado, Taehyun?

-Bien, sí. De hecho te llamaba para decirte que al fin tengo mis semanas de vacaciones en mi trabajo, así que estaré visitando a mis padres y me quedaré en mi antigua casa, por eso, podemos vernos el día que tengas libre, así que tú solo dime. Te he echado de menos, Yeonjunnie.

Yeonjun sonrió de nuevo, recordando que eran Soobin y Taehyun los que le llamaban como sus pequeñas hermanas durante una temporada, eso antes de que el pelinegro notara que Yeonjun odiaba los apodos tiernos de cualquiera, así que el apodo de Jjunnie quedó desde entonces.

-Bueno, la verdad estoy de vacaciones, pero no creo poder ir a verte porque...

Las palabras del rubio quedaron en el aire, observando en un punto fijo de la entrada al gran establecimiento, una carita demasiado conocida para él se encontraba impresa en una hoja de anuncio. Sin pensarlo, colgó el teléfono y dejó la cola, acercándose al pequeño cartel de papel que colgaba en la zona de anuncios, sorprendiéndose al confirmar que se trataba de la persona que tanto amaba, ese alguien a quién jamás hubiera esperado encontrar más que dentro de su casa.

La hermosa carita de su pequeño Beomgyu en un cartel de "SE BUSCA" no era algo que le agrade ni que le cause una sonrisa, una amarga mueca se formó en su rostro cuando arrancó la hoja de la pared y se aseguró de que no hubiera ninguna otra. Esa era la única imagen de su gatito, por suerte.

SE BUSCA: Responde al nombre de Beomgyu. Favor de llamar al siguiente número en caso de encontrarlo. De verdad estamos muy preocupados por él y les daremos una buena recompensa si encuentran a nuestro pequeño animal.

En letras muy grandes junto al número correspondiente. No, simplemente eso no debía estar pasando. Ahora las palabras de Soobin le regresaban a la mente. Él no se esperaba que después de seis hermosos días junto a su pequeño niño felino, terminaría pasándoles eso, como una buena sacudida de realidad para sacarlo de aquel sueño, un muy hermoso sueño. No podían estar buscando a Beomgyu, Beomgyu era completamente suyo, y fuera de eso, ¿Cómo que pequeño animal?

Arrugó el papel y lo metió al bolsillo de su chamarra, regresando a la cola, ya no importaba Taehyun ni lo que se le había ocurrido de quizás salir a pasear con Beomgyu y visitar a su amigo en el proceso. Ahora nadie podía verlo, y no dejaría que absolutamente ningún ser vivo tocara a su pequeño.

Cuando volvió a su casa, Yeonjun abrió la puerta tan rápido como pudo y dejó la gran cantidad de bolsas en el sofá, corriendo hasta la habitación, gritando el nombre de su minino, hasta que lo encontró ahí, en la cama durmiendo, siendo otra vez la imagen más adorable de su vida.

Beomgyu estaba abrazando una de las poleras de Yeonjun, y quizás de tanto removerla entre sus manos, ahora estaba totalmente arrugada mientras sus ojitos se empezaban a abrir, despertando. El mayor supo que Beomgyu si se había levantado cuando observó en los lados exteriores de los ojos del pequeño restos de lágrimas, dejando en claro que había llorado esperándolo.

-Amor, ya llegué. -le susurró Yeonjun, sentándose a su lado, mientras pasaba su mano por la mejilla de su bebé, asegurándose de quitarle todo rastro de lágrimas secas. Vio a Beomgyu estirarse y luego de una curiosa mirada, ya tenía a su minino llorando en sus brazos, sentándose sobre los muslos de Yeonjun y rodeándolo con sus piernas, brazos y cola, maullando miles de cosas que él no entendía, pero qué importaba, hasta sermoneándolo Beomgyu se continuaba viendo adorable. -Ya, ya, lo siento, Beomgyu, nene, pero te traje muchas cosas que te gustarán, ya verás.

El pequeño se apartó solo entonces para mostrarle otro puchero y dejando de llorar, al fin unió sus labios con los tan deliciosos labios de su amado, demostrándole todos sus sentimientos en ese beso. Yeonjun lo recibió gustoso, abrazando también a su pequeño por su cintura, escuchando el ligero ronroneo del minino, soltando una pequeña risita en medio del beso.

-Yeon. -Murmuró el menor contra sus labios, antes de alejarse y continuar con ese diminuto puchero. Se suponía que estaba molesto pero eso ni siquiera le duró, Beomgyu estaba tan feliz y lo estaría siempre que tuviera a su Yeonjun a su lado.

Meneo sus orejas cuando se removió un poco y Yeonjun sintió claramente la tensión de su cuerpo, bajando su mirada hasta más abajo del vientre del pequeño de rizos, se sorprendió al ver el bulto en sus pantalones. Pequeño quizás, pero estaba ahí, una clara y notable erección.

- ¿Y esto? -Sonrió, bajando su mano para que rozara esa zona, logrando que Beomgyu jadeara y sus mejillas se tiñeran de nuevo de ese rojo tan característico de él. - ¿También me ha extrañado tu cosita, bebé? -le susurró en su oído, lamiendo después esa zona, logrando que Beomgyu se estremeciera antes de alejar a Yeonjun para que lo observe y simplemente asentir con la cabeza, acercándolo otra vez para ahora llenar de pequeños piquitos los labios del mayor. -Eres insaciable, Beomgyu.

Pero Yeonjun no tenía ningún problema con ayudar a su pequeño amor, mucho menos cuando ambos disfrutaban de bajarle las erecciones al minino.

☆☆☆

nuevo feed, babosxs. <3

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