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Esa mañana, Beomgyu ya cumplía dos hermosas semanas viviendo en la casa de Yeonjun, y este no podía estar más feliz. Si bien no era del todo fácil criar al pequeño Beomgyu, definitivamente tenía sus hermosas ventajas, como por ejemplo, despertarse todos los días al lado del cuerpo más tierno y precioso que la humanidad y unos cuantos experimentos pudieron crear.

—Mmm. —Yeonjun se logró estirar su cama, sonriendo al sentir como los delgados brazos de su gatito se enredaban con más fuerza alrededor de su cintura, y un ligero sonidito escapaba de los labios del, aún dormido, Beomgyu.

El mayor apoyó su codo en la cama y su cabeza sobre su palma, para quedarse observando desde un ángulo más alto esa cantidad de rizos despeinados que tanto amaba acariciar. A veces se preguntaba cómo era posible que Beomgyu tuviera un cabello tan suave, y una vez hasta se puso a pensar en lo genial que era el hecho de que al pequeño no se le cayera el pelo como a los gatos, odiaría que esos rizos desaparezcan de a pocos, y aunque crecieran más, definitivamente su bebé era perfecto tal y como estaba.

Observó claramente sus esponjosas orejas sacudirse y sonrió, inclinándose lo suficiente, presionó la más cercana a sus labios con estos, sin usar los dientes, logrando que su minino se estirara y volviera a mover esos triángulos felpudos en su cabeza.

—Bebé. —Lo llamó, tratando de despertar a Beomgyu, eso era un poco difícil para él absolutamente todos los días, pero tenía que hacerlo, aunque su niño felino siempre le hacía de esa experiencia un reto, aún peor desde que hace ya más de una semana habían empezado sus juegos sexuales que dejaban al pequeño gatito totalmente cansado. —Amor, recuerda que quedamos que hoy haríamos algo. —Volvió a hablar, sabiendo que Beomgyu lo escuchaba por la mueca de disgusto que tenía en su rostro.

De nuevo Beomgyu estaba siendo un mal gatito, un gatito rebelde y eso era algo que Yeonjun no podía permitirle. Sonrió con malicia y lentamente se liberó de los brazos de su niño, incorporándose lo suficiente para lograr meterse bajo las frazadas, en lo que Beomgyu se acurrucaba de nuevo abrazando la almohada, quizás creyendo que se trataba de su Yeonjun.

Yeonjun rió y de un tirón le bajó al pequeño sus ligeros calzoncillos rojos, logrando que Beomgyu soltara un respingo, pero antes de que sus pequeñas manos cubran su zona sensible, Yeonjun tomó con firmeza su miembro, escuchando claramente un gemido ronco escapar de los labios de su minino.

— ¡Ah! —Beomgyu se erizó por completo, encogiendo las piernas, mientras sus manos bajaban para tocar ese cabello suave que ya conocía tan bien. Meneó sus orejas y removió su cola, acariciando las hebras del mayor, jadeando cuando la mano de Yeonjun empezó a moverse por su miembro, de arriba hacia abajo.

Pero esta vez hubo algo diferente, algo que el minino no se esperó y que logró hacer que su espalda se arqueara hasta despegar del colchón, Beomgyu sintió con claridad una calidez húmeda que rodeaba la punta de su miembro, antes de sentir como la lengua de Yeonjun pasaba por todo el ancho de su glande. Dejándose llevar por el placer, Beomgyu tomó con fuerza los mechones de cabello del mayor y lo empujó más hacia su entrepierna.

Yeonjun sonrió al sentir los constantes tirones y obedeció, separando más sus labios, permitió que toda la longitud de la erección ingresara en su boca, iniciando un vaivén, asegurándose de humedecer bien cada parte del tronco del miembro, escuchando complacido todos los sonidos que escapaban de la boca de Beomgyu.

El menor encogía los dedos de sus pies tratando de aguantar lo más posible el orgasmo, pero es que Yeonjun movía su lengua por todo el largo de su cosita y se sentía tan malditamente bien. Beomgyu incluso creía de nuevo que toda la resistencia que había conseguido en la última semana con la cantidad de veces que Yeonjun había jugado con su miembro se había ido por el caño, porque eso no se comparaba en lo más mínimo a cuando su glande tocaba el fondo de la boca del mayor, disfrutando de estar atrapado en esa cavidad. Joder, como lo amaba.

—Yeon... Yeon. —Beomgyu intentó avisarle que ya estaba cerca, quería que Yeonjun se aparte, porque la primera vez que el minino había probado su propia esencia, no le había agradado tanto el sabor, era demasiado salado para su gusto, quizás al ojiazul tampoco le gustaría. Y aunque incluso Beomgyu ya había superado la mayor parte de su temor porque Yeonjun lo deje, aún temía hacer algo que hiciera que él se enojara y lo botara de casa.

Meoow. —Tras un fuerte maullido, sin poder aguantar más, se corrió en la boca del más alto, sintiendo claramente como este trataba de tragar todo ese líquido blanco.

Una vez Yeonjun creyó que ya tenía todo, se apartó del miembro de Beomgyu, dejándole un último beso de despedida sobre este para subir y atrapar ahora los labios de su pequeño, disfrutando de aún tener las pequeñas manos en su propio cabello y sintiendo las tímidas caricias del gatito sobre sus hebras. — ¿Ya obedecerás o tendré que seguir convenciéndote? —Y Beomgyu no sabía si responder un sí o un no.

☆☆☆

Después de esa agradable mañana, Yeonjun se encargó de bañar a su pequeño niño y luego tomaron desayuno juntos, ese día Beomgyu quería desayunar en la mesa con Yeonjun, así que mientras este comía sus panes con huevo y café, Beomgyu mantenía su taza con leche entre sus manos y meneando sus orejas cada vez que veía a Yeonjun comer.

¿Era normal eso? Él amaba con devoción cada acto o cada estado de ánimo del mayor. Le encantaba el Yeonjun alegre, el Yeonjun enojado, el Yeonjun meloso, el Yeonjun gruñón. Amaba cada vez que Yeonjun bostezaba, sonreía, gruñía; hasta incluso adoraba cuando comía o ese cabello alborotado con el que se despertaba y andaba hasta que recordaba que también debía peinarse. A veces el pequeño estaba seguro de que Yeonjun se preocupaba mucho más por él que por su propio cuidado, ya que una vez lo escuchó hablando por teléfono, diciendo algo como que ya no iría a su trabajo y eso sin contar con la gran cantidad de cosas que le había comprado la última vez que salió.

Todo ese tema estaba un poco solucionado ahora, Yeonjun terminó convenciendo a Soobin de que hiciera sus compras y las llevara a su casa semanalmente. La realidad económica de ellos era simple, Yeonjun no estudiaba, pero venía trabajando desde que terminó la escuela, así que al no tener que hacer gastos realmente importantes, la mayoría iban para sus ahorros, lo cual fue lo más sensato ahora que lo pensaba, ya que podía darse el lujo de renunciar y esperar un poco antes de tener necesidad de buscar otro empleo en donde pudiera llevar a Beomgyu o algo parecido, quizás un trabajo en casa.

Soobin era Soobin, también venía trabajando desde hace mucho, pero con eso se pagaba sus estudios una universidad de Bellas Artes, así que no contaba con demasiado dinero. Taehyun sí tuvo la suerte de nacer en cuna de oro, como quien dice, porque sus padres tenían una constructora muy poderosa en el país, así que el apellido Kang estaba en un muy bien puesto económicamente. Sin embargo, desde que Soobin y Yeonjun lo sabían, jamás aceptaron trabajar para el padre de Taehyun o alguna caridad monetaria de este, de hecho, era curioso cómo ni siquiera el mismísimo Taehyun tenía una gran casa tal como la mansión de sus padres. No, él vivía en una pequeña casa de dos pisos y pocos cuartos, tal y como sus otros dos mejores amigos.

—Amor, ven. —Yeonjun llamó al minino una vez vio que se había acabado la leche de su taza, Beomgyu obedeció sin dudarlo, levantándose de su sitio para sentarse sobre las piernas del mayor, apoyándose bien con una de sus rodillas a cada lado de esas. Meneó su cola, moviendo su cabecita hacia un lado, esperando que Yeonjun hable, mientras colocaba sus manos en los hombros de este, ronroneando ligeramente. — ¿Recuerdas en qué quedamos hoy?

—Mmm. —Beomgyu emitió un sonidito y escondió rápidamente su cabeza en el hombro del mayor. No, no le agradaba lo que se supone que harían, tenía tanto miedo, que la verdad de no ser por el juego de la noche anterior, quizás no hubiera podido dormir en toda la noche. Negó con la cabeza, queriendo evitar el tema, pero unos fuertes brazos lo rodearon por la cintura, acariciando su espalda después.

—Sí, bebé y verás que te irá excelente, yo lo sé. —Yeonjun se tomó su tiempo antes de continuar. —Hoy aprenderás a hablar, Beomgyu

☆☆☆

Se sentó en el sofá con Beomgyu entre sus piernas, observando la gran cantidad de rizos hermosamente despeinados, mientras el minino jugaba con los dedos de la mano de Yeonjun. Este sonrió, besándole tiernamente la cabeza.

Beomgyu en serio tenía miedo, lo sabía, pero si no practicaban, no había forma de que aprendiera a decir algo, y según lo que había entendido, para que esos niñosgato hablen, tenían que ensayar muchísimo, como bebés.

—Ahora ¿Qué te gustaría aprender primero? Son tantas cosas, puedes decir "Hola", "gracias", "Adiós" "Espera" "No" "Sí", aunque creo que esos ya te los sabes. —Yeonjun sonrió ante la cantidad de ejemplos, mientras su pequeño gatito negaba con la cabeza, soltando un largo suspiro. El más alto acarició tiernamente el abdomen de Beomgyu, aun dejando que su otra mano continuara entre las del pequeño, mientras este analizaba sus deditos, uno a uno. — ¿Entonces, amor?

La mente del felino voló un poco, solo un poco, recordando cada detalle de su vida desde que tocó la puerta de la casa de Yeonjun, y supo entonces que no había palabras que desee más aprender, que aquellas dos que el mayor le dijo esa vez, antes del incidente de quedarse absolutamente solo en la casa. Él recordaba las palabras, sin embargo, no tenía idea de cómo pronunciarlas, y tampoco entendía la forma de explicarle a Yeonjun qué era exactamente lo que deseaba aprender.

—T... —Yeonjun lo observó, sorprendido al escuchar que Beomgyu murmuraba algo, muy bajito. Sin embargo, no dijo nada, mientras continuaba repartiendo pequeñas caricias a su minino, tratando de darle confianza de esta forma. —TT... —Beomgyu estaba metido en su mundo, observando la mano de Yeonjun, gruñía, tratando de que su lengua deje de enredarse al querer moverla de la forma como Yeonjun había movido sus labios aquel día. — Te...

Meneó un poco su cola al descubrir que sí, ese sonido era igual al que había dicho Yeonjun, pero, sin embargo, faltaba la otra parte, y la consideraba peor porque Yeonjun movió sus labios dos veces en lo siguiente. Beomgyu hizo una pequeña "o" con la boquita, tratando de articularlo, pero no le salía exactamente igual. Negó con la cabeza, gruñendo, intentó de nuevo con los labios un poco más cerrados, logrando que la primera bocal saliera de estos, emocionándose.

Yeonjun estaba realmente hipnotizado por la belleza del pequeño, por su inocencia y por su perseverancia porque esa palabra le saliera bien. Y bueno, él no era tonto, comprendía que deseaba decir Beomgyu, y anhelaba eso tanto como nadie se podía imaginar, ni siquiera el menor.

—Mo. —Susurró cerca del oído del más pequeño, logrando que este se estremeciera y subiera su mirada, haciendo un pequeño puchero, dejando que su nariz roce la barbilla del más alto. —Sí puedes, sabes que sí. Es "mo", juntas la eme, con la o y saldrá, mi bebé, inténtalo.

Yeonjun trató de articular lo mejor posible las palabras, ante la mirada curiosa de Beomgyu, quién después volvió a bajar su rostro y continuó con sus pequeños susurros, tratando de que le saliera el sonidito que Yeonjun había hecho.

No fue hasta el cuarto intento que lo logro. Se sentó más erguido y levantó sus esponjosas orejas castañas, aclarando su garganta, trató de juntar todas las sílabas y ¡Bingo! Lo había aprendido. Volteó por completo, hasta quedarse apoyado en sus rodillas, aún entre las piernas de Yeonjun y meneó su cola, mirándolo fijamente, mientras este le regalaba una cálida sonrisa, entregándole más seguridad.

— ¿Algo que decir, pequeño? —Susurró, a lo que Beomgyu sonrió.

—Te a...mo. —Dijo despacio, sonriendo al notar que le había vuelto a salir y ahora un poco más rápido. Yeonjun no lo dudó ni un poco y jaló el rostro de su niño, atrapando sus labios en un tierno beso, escuchando y sintiendo el ligero ya conocido ronroneo del menor.

—Yo te a...mo muchísimo, Beomgyu.

☆☆☆

lo siento muchísimo, acabo de notar que me salté un capítulo.

por suerte el siguiente que ustedes ya leyeron no afectaba demasiado en el timeline de la historia:(

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