—Siempre me odiaste, lo sé, por eso no hiciste nada y me dejaste morir-
Un cuadro pequeño atravesó la mitad de la habitación hasta chocar con el espíritu de la chica, desapareciendo la ilusión que lo acosaba siempre, que lo recriminaba y lo observaba con asco.
—¡Cállate! —desgarró su garganta y las lágrimas se asomaron por sus ojos, aturdido y con su corazón apretando su pecho. Tiró de sus mechones mientras acercaba sus rodillas a su torso en aquella cama totalmente desordenada— Cállate... Cállate —pronunciaba una y otra vez, sus labios húmedos por el llanto, su rostro enrojecido mientras se hacía daño.
»—Cállate... Cállate...
Cállate.
Cállate.
Niconitty©
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