『Chapter 44: 계속 』

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C h a p t e r   4 4

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La gota errada que arruinó la pintura

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Vertiginoso: Que se hace con mucha rapidez o intensidad | Que produce vértigo.

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Hola, perdón por la tardanza pero la inspiración tarda en llegar a veces. ¡Lamento si no entienden nada hasta ahora! Pero después todas sus dudas se resolverán. 🐤

•Perdón pero no pude poner edits TT

•Si ven algún error o falta ortográfica, por favor, díganme así lo corrijo :c

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×

Una gota cayó marcando su paseo desde su sien hasta su mandíbula, las sabanas blancas junto a las sogas dando forma a un cuerpo humano, manchas de sangre ensuciando la pureza, el peso inerte siendo arrastrado. Al terminar su trabajo, fue hacia sus patrones, tocó la puerta un par de veces y al abrirse, pudo visualizar a la cabeza de los Jeon frente a las computadoras con las imágenes de las cámaras de seguridad de la mansión.

—Jefe, terminé el trabajo —Su postura rígida y su semblante serio no se mostraba perturbado por lo que hizo minutos antes.

—Buen trabajo, Minhyuk, puedes retirarte —El hombre volteó a ver la sonrisa de su esposa, en las pantallas corría el vídeo de su hijo menor paseando por la mansión con cierto chico de cabellos dorados siguiéndolo, rieron al compás por su ingenuidad.

—Ya sabes amor, no podemos tocarlo, él no nos deja —La mujer bufó molesta, agarrando algunos de sus largos mechones para apartarlos de su rostro y abandonarlos detrás de su oreja.

—Lo sé, que aburrido —Sus tacones resonaron por la habitación hasta salir de allí, la cabecilla de los Jeon siguió mirando la computadora, pausó la imagen.

—Eres igual que ellos… Asqueroso.

[•••]

¡Muérete!

Abrió sus ojos de repente encontrándose con las penumbras de su habitación, el sudor y el pánico lo invadían, esa voz siguiéndolo por todas partes. De repente, un dulce llamado lo hace desviar su atención a la puerta de su cuarto.

—Tae bebé, el desayuno está listo.

La madera fue abierta dejando ver la silueta de una mujer con una pequeña sonrisa llena de amor, nuevamente sus ojos se cargaron de nostalgia y tristeza, viendo como las manos de la adulta vagaban por la pared para llegar al interruptor de luz.

Le deseó los buenos días cuando abandonó la casa, "Cuídate", "Ten cuidado", "No salgas de casa sin alguien o espera a que llegue", "Llámame si necesitas algo", fueron comentarios de parte del adolescente, la mujer reía despreocupada, contestando con un "No te preocupes y ten un buen día, no llegues tan tarde a casa". Con un poco de dolor en su pecho, se dirigió a su escuela caminando, sacando de su saco un cigarrillo y encendedor, un poco ansioso, la nube de humo se desprendió de sus delgados labios y sus ojos pegados al cielo nublado, suspiró derrotado no queriendo lidiar con un chaparrón inesperado. Quería fumarse eso antes de llegar a Seungli.

Le dio otra calada y su vista recayó a sus manos. Tragó saliva y se colocó sus guantes para que no estén bajo vista. Llegó al edificio, no teniendo ganas de hacer nada más que sentarse y dormir, el dolor de cabeza o más bien resaca seguía allí. De alguna forma, se dio cuenta que su actuar de alguien carismático había decaído desde que llegó Park Jimin, tenía todo bajo control pero…

Se detuvo abruptamente cuando dobló por uno de los pasillos, Jimin con su grupito hablaban, mas, el rubio se había percatado de su mirada, entonces se llevó una imagen mental que no olvidará en estos días…

Park Jimin tenía sus ojos fijos en él, celestes tan profundos, como si pudiera ver todo con ellos y oscuros. Todo alrededor de él desapareció dejándolo solos, parecía leerlo, como si supiera todos sus secretos en ese silencio. Lo vio ladear la cabeza y un escalofrío lo ahuyentó, ¿desde cuando ese rubio transmitía esas sensaciones?

El timbre dio inicio a la jornada, Chanyeol junto a Hoseok se despidieron de Jimin, éste caminó hacia su clase, un poco dudoso, a noche mientras revisaba todas las cartas impresas, se dio cuenta del mensaje oculto en Código Morse que traía las últimas tres cartas, Jung se lo había comentado, pero entre toda la conmoción no se detuvo a analizarlas… Por lo tanto… Sabía que el tiempo se le agotaba antes de que el mal augurio llegara. La clase comenzó, no pudo evitar mirar a las personas en su salón, ver sus movimientos corporales y expresiones, sus reacciones o acciones, recayó en Taehyung, nuevamente con ese olor que no se desprendió de él los últimos días, guantes y una gran campera desgastada, parecía cansado y no estaba pendiente de lo que decía el profesor.

Quería confiar en él, pero no le daba motivos para no desconfiar. Suspiró, derrotado, supo que llamó la atención de su compañero pero lo ignoró, últimamente ha estado desconfiando de todos y le daba miedo aquello.

—¡Que me devuelvas mi jodido yogurt, Chanyeol! —Hoseok forcejeaba con el alto, éste hacía caso omiso, Jimin tiró su caja de jugo al tacho de basura, vio a Namjoon hablar con Changbin a lo lejos, con sus camperas del equipo de básquet y sus serias expresiones le decía que hablaban de algo importante, el primero parecía molesto y el moreno tranquilo pero con un deje de enfado en sus cejas.

—¡Me golpeaste, idiota! —Se escuchaba de fondo—. ¡Jiiimiiin! —El pelivioleta fue ignorado, el bajo quería tener oídos agudos para poder escuchar la conversación de ese par.

Los miembros del equipo se despidieron y Namjoon miró a Jimin, pintando al instante una dulce sonrisa acompañado de dos hoyuelos.

—Hola Jimin —Se acercó mirando extrañado a los otros dos que se revolcaban en el césped, decidió pasar de ello.

—Hola Namjoon, ¿problemas? —preguntó curioso, el moreno supo al instante de quién hablaba.

—Sí, ha roto un par de reglas, nada que no se pueda solucionar —El rubio fingió sorpresa, Namjoon ladeó su boca.

—¡Jimin! —El nombrado se masajeó el puente de su nariz, se volteó con llamas en los ojos advirtiendo al par que se detengan, como si fuera magia, ambos quedaron tiesos.

—Perdona, a veces no puedes controlar a los niños —rió y Namjoon miró burlón a los chicos.

—Debo ir a entrenar, si necesitas algo, puedes encontrarme en el campo de básquet, muchacho, goodbye —Jimin alzó su mano en respuesta, no fue hasta que Namjoon se alejó cuando caminó directo hacia sus amigos y agarrarles las orejas.

—¡Sueltaaa, duele!

—¿A ustedes no les enseñaron a no interrumpir a los adultos cuando hablan? —Y su tono fue aterrador. El bajito los soltó para acostarse a su lado. Se quedaron en silencio luego de su suspiro, Hoseok pudo sentir al igual que Chanyeol la extraña actitud de su amigo, ha estado callado, más de lo normal, siempre tendía a contarles datos espontáneos o hablar sobre cosas de su día. Quedaron allí, tendidos bajo el árbol, nadie a su alrededor interrumpía su paz, creyeron que estaba enfadado, más parecía pensador antes que molesto, su rostro quieto e inocente, ideas flotando en su cabeza y preguntas en su lengua.

Se sentía fatal por fingir con Seokjin, Namjoon y los demás implicados dentro de su investigación «¿Y si son inocentes?», mostrar un interés falso para sacar información, eso era cruel, malvado e imperdonable. A veces se planteaba si eso valía la pena y siempre recibía respuestas diferentes de su consciencia, ¿será su insomnio? ¿Es por esto que su mente no maquinaba las cosas a tiempo? ¿Estará oxidándose?

—Hey, no te carcomas la cabeza —De repente la voz de Hoseok interrumpió la formación de ola de culpabilidad en su interior. Lo miró, se dio cuenta que sus amigos lo miraban con preocupación.

—Se me es inevitable.

—Hey —Chanyeol tomó de sus hombros para darle caricias a su cabello, acto inusual de él pero cálido—, recuerda que entre ellos, hay alguien que finge y no tiene culpa, no te culpes a ti mismo por eso, sólo ten en mente el monstruo que es y ya, pero si no puedes con esto… Entonces no dejaré que cargues con ello tú solo y vamos a compartir el sentimiento, ¿si? —Jimin pensó «¿Desde cuándo Chanyeol dice cosas tan sabias?», pero entonces nuevamente el alivio lo llenaba, aferrándose al conocido tacto del alto. Hoseok en silencio sólo suspiraba tirándose al suelo de nuevo.

Lo único que respondió Jimin fue—: Pasaste de alguien amable a un grosero y ahora volviste —se burló y el pelivioleta le dio un pequeño empujón en juego, fingiendo indignación.

—Nunca más vuelvo a consolarte, malagradecido —La carcajada de Hoseok fue contagiosa y al rato ninguno podía respirar por tanta risa hasta que llegó una profesora a correrlos del lugar, algo que los divirtió aún más.

Jimin corrió detrás de Chanyeol y Hoseok, colgando sus brazos en sus hombros. Entonces todos se detuvieron cuando delante de ellos en contra corriente pasaba en silencio Kai, con la cabeza gacha e inquietud. Tiró su cabeza hacia atrás para ver el mundo al revés y la silueta del chico alejarse, el trío se miró dudoso por el comportamiento del "lobo solitario".

—¿Saben? Siempre se me hizo bien extraño aquel chico, no lo sé —Hoseok levantó sus hombros—. ¿No estaba entre los sospechosos? —añadió, Jimin asintió repetidas veces.

—Pero no hay mucha información de él, por lo tanto no es un fuerte sospechoso —respondió recordando que la única pista que tenía de él era su nombre dentro de la lista y no tuvo la oportunidad de iniciar una conversación coherente con el muchacho. Chanyeol suspiró.

—Entonces debemos comenzar a tomarnos en serio todo esto, ¿por dónde empezamos? —el más alto preguntó, Jimin y Chanyeol miraron a Hoseok, quien se detuvo en medio del camino detrás de la escuela, mirando con duda en sus ojos y sabiendo sus intenciones.

Exhaló—: Ya sé, ya sé, Jimin, ¿los planes?

[•••]

Úsame como una de tus piezas

—¿Sabes de alguien que haya tenido algo en contra de Jisoo?

La chica de melena negra miraba el paisaje del otro lado del vidrio, cables sobre sus brazos y sin dirigirle su atención. Hoseok se achicó en su lugar cuando su hermana abrió su boca y dejó escapar una advertencia ronca y sin gracia. Se refregó las palmas de sus manos contra la tela de su pantalón por la voz sin emoción.

—No la menciones —Se volteó lentamente para mirar los ojos de su hermano menor, éste desvió su vista al sentir la tensión en el aire, pero debía seguir con las preguntas, aunque duela.

—Sabes que a mí también me duele… Pero es hora de super-

—Cállate —La mayor apretó sus puños y respiró profundamente—. Perdón, sólo… No la menciones, dame mi tiempo ¿si? —Asintió, sólo no debe decir su nombre, está bien—. No sé, ella no tenía problemas, que yo… sepa, más que algunas envidiosas pero son inofensivas.

Hoseok apretó sus labios.

—¿Ella alguna vez te ocultó algo? —Entonces notó como tembló el cuerpo de la contraria, hizo una nota mental, ocultó más su celular dentro del bolsillo de su campera, procurando que el audio no se corte—, Jung Jiwoo…

—Era mi mejor amiga y no nos ocultamos nada… —Su voz se cortó, sus dedos jugaban entre sí y sus ojos revoloteaban. Sabía que no hablaría, no por ahora, debía darle su tiempo—. ¿Por qué de repente me interrogas? —Soltó una pequeña risa, Hoseok intentó sonreírle.

—Por nada, curiosidad —Sus ojos se estancaron en el collar de Jiwoo, donde un pendiente peculiar colgaba de él, no comentó nada y se levantó de su silla—. Tengo que irme, mañana también vendré y te traeré comida —Se acercó para darle un abrazo, la mayor se aferró un poco más a él, cerrando sus ojos con fuerza, porque cuando su hermano estaba ahí, se sentía segura y lo malo se iba.

—Nos vemos —susurró antes de que el menor se retirara.

Hoseok al no estar bajo la vista de su hermana, cayó de rodillas en el vacío pasillo aquella noche, tomando grandes bocanadas de aire y la pared siendo su soporte. Sus pulmones dolían como si hubiese corrido un maratón, miró la luz sobre él y cerró los ojos cegado, intentando reprimir los recuerdos del pasado. «Mierda».

Caminó hacia la salida donde lo esperaba Jimin, jugando con un caramelo encerrado dentro de su boca. Se acercó llamando la atención del rubio.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado por los caracteres obvios en su rostro que reflejaban un abundante cansancio. Posó una mano en su hombro.

—Sólo… Necesito dormir por hoy —Sujetó su cadera con sus manos y tomando una calada de aire. Segundos donde tranquilizó el remolino dentro de su cabeza y le sonrió a Jimin para indicarle que está bien—. No me respondió mucho —Desvió la mirada y Jimin frunció el ceño—, negó cualquier conflicto con ella…

—Hobi, ¿qué relación tiene tu hermana con ella? —Ladeó su cabeza, sabía que estaban relacionadas, pero no sabe de qué forma.

—Mejores amigas —El silencio los perturbó. «Hay demasiada información» Jimin sonrió para sus adentros, Hoseok iba a ser quien le daría esa información, sería la conexión. ¡Bingo!

—No tengo nada que comentar —Tomó de su brazo para alejarse del gran edificio, el alto quedó confuso por no recibir la explosión de preguntas que haría Jimin normalmente, entonces dudó en los pensamientos del menor… O si siquiera estaban siguiendo el mismo plan.

[•••]

De nuevo, ya no peleaba contra la corriente, simplemente flotaba en el agua, tranquilo, había aceptado aquello, la luz en el exterior se iba extinguiendo y su cuerpo se volvió pesado. Entonces una dulce voz de un niño comenzó a gritarle a la lejanía, cada vez haciéndose más fuerte y aturdiendo sus sentidos. De repente, dos gentiles manos se engulleron tomando sus brazos y en un parpadeo se encontraba nuevamente en esa sala negra y con un montón de maniquíes en ella. Ya cansado, se levantó de su silla y nuevamente 8 figuras aparecieron… Pero, esta vez sobraba uno, entre las sombras, una máscara dorada era ocultada entre los grandes cuerpos, ninguno se movía, todos estáticos esperando algo.

Se abalanzó hacia ellos intentando ver al nuevo, pero las figuras se resistían y de nuevo la luminosidad se hacía cada vez más escasa hasta…

Finalmente desaparecer.

Abrió de pronto sus ojos. Su respiración errática lastimaba sus pulmones y el sudor bañaba su frente y mejillas, movió inquieto sus ojos, estático sin el valor de mirar a su alrededor, la oscuridad en la habitación lo hizo entrar en pánico y tanteó con su mano por el escritorio a su lado hasta encender el interruptor de luz. Inhaló aire. Miró la hora dándose cuenta que eran las 3:25AM, sobó sus ojos cansado y abrazó mucho más al peluche del gato que tenía entre sus brazos. Se quedó pensando, intentando encontrar lo racional a sus continúas pesadillas, acostumbrado al insomnio después de días y la compañía de la débil luz de la lámpara.

Quiso reconciliar el sueño pero notó la luminosidad debajo de la puerta. Abandonó su cama con el gato de felpa atrapado en un abrazo, de puntillas y su oído captando con su acercamiento una leve voz en el pasillo. Abrió la madera procurando que no rechine, llevando al mínimo el ruido y asomando su cabeza por su cuarto, su campo visual se encerró en la habitación de su madre que estaba totalmente iluminada. Se extrañó por la hora «¿Qué está haciendo?»

Y se detuvo en seco cuando vio a su progenitora hablando por teléfono «¿Con quién habla a estas horas?».

—¿Nada? Ya una semana desde que encontramos algo y no sirve de nada, ¿en serio? —La mujer bufó –al parecer irritada–. Un escalofrío recorrió la espalda de Jimin, su mamá estaba molesta y no recuerda esa faceta de ella, daba miedo… Ahora mismo su mamá lo asustaba con esos ojos molestos y oscurecidos parada en medio de la habitación.

«Mamá da miedo».

Fue lo último que pensó regresando a su habitación.

[•••]

—¡Tengo sueño! —Se quejaba Hoseok y Chanyeol rodó los ojos mirando a Jimin.

—Hoy está irritante.

—Muy irritante —añadió el rubio, Hoseok lloriqueó atrayendo al más bajo entre sus brazos, con sus ojos lagrimosos por tantos bostezos continuos.

Los ojos celestes inspeccionaron su alrededor. Los pasillos eran elegantes y limpios a diferencia de otras secundarias, antes no se había tomado el tiempo de mirar con detalle el interior o ni siquiera a los estudiantes. Todos vestían con marcas caras de ropa, traídos por chóferes y otros miembros de reconocidas familias, no sabe cómo rayos hizo su madre para ingresarlo allí. Miró a Chanyeol y Hoseok, ¡hasta ellos parecían de otro mundo!

—¿Ustedes cómo ingresaron a Seungli? —preguntó de repente tomando por sorpresa al dúo. «Jimin y sus preguntas sorpresas» pensaron al unísono el par.

—Bueno... Mis padres tienen muy buenos trabajos y logran pagar la cuota de Seungli —Hoseok sonrió, no vivía en una mansión y tampoco presumía de su dinero. Y ahora que Jimin lo ve, traía un largo saco negro con un suéter azul marino debajo con cuello de tortuga, zapatos y pantalón también oscuros, todo de marcas importantes.

Ahora miraron a Chanyeol que se rascaba una oreja.

—Mi familia también tiene dinero, pero no somos reconocidos como los Jeon, Kim y demás familias dentro de este colegio —Se alzó de hombro, llevaba ropas simples, una campera verde inflada con un jean azul apagado—. ¿Y tú? —Siguieron caminando, Jimin lo pensó.

—Supongo que mi madre paga la cuota.

—¿Supones? ¿Cómo es eso? —Hoseok rió tapando su boca, divertido.

—Bueno, simplemente vine de Busán y ya estaba inscripto aquí, no le pregunté tampoco a mi madre.

—¿Vienes de una familia con dinero? —Jimin soltó una fuerte carcajada ante la ingenua pregunta del más alto. Negó con la cabeza.

—No, mi mamá sólo consiguió un buen trabajo, nada del otro mundo —Sonrió y su expresión decayó ante la siguiente interrogante.

—¿Y en qué trabaja tu madre?

Jimin se quedó en silencio, pensando en una respuesta.

—No lo sé, jamás le pregunté, ella me cuenta todo y no la presiono —Hoseok chilló abrazando al rubio.

—¡Que buen hijo! Cosita —Pinchó una de las mejillas del chico.

—Aunque no seas de una familia reconocida, pareces importante, tu apariencia da esos aires, no es común aquí —Chanyeol halagó y Jimin se sonrojó furiosamente jugando con los mechones de su cabello.

—No es la gran cosa —soltó. Luego cambió de tema—. ¿Todos los que están aquí vienen de familias con dinero o bueno, gente con dinero? —Hoseok negó al instante.

—Algunos están aquí por las becas —comentó llevando su mano a su mentón—, un ejemplo es Taehyung, él llegó aquí por ganarse una beca, aunque bueno, los becados no son bien recibidos por los estudiantes —suspiró. Jimin tragó saliva—. Por ello, deben llevar una buena conducta o perderán la beca, es todo un tema la verdad.

Jimin formó una mueca de sorpresa para luego estar satisfecho con la información. Despidiéndose de los chicos al llegar a la salida de la escuela se puso a pensar. En el camino, se encontró a sí mismo vigilando su alrededor, paranoico de su entorno y ensimismado mientras que las personas a su alrededor caminaban cada vez más y más lento hasta que todo se detuvo siendo opacado por la voz de su conciencia.

«¿Con quién hablaba mamá? ¿En qué trabaja?»

Jimin-ssi.

«No, no… Confío en ella, ella me dice todo».

Jimin-ssi.

«Pero… ¿Entonces por qué no me dice nada? Y también el audio que grabó Hobi, debo revisarlo luego».

—¡Jimin!

El nombrado saltó en su lugar por el repentino grito, a su lado, un peligris lo miraba curioso, el menor al ver quién era, sonrió alegre.

—Yoongi hyung —El nombrado lo miró curioso con esos dulces ojos felinos.

—¿Te encuentras bien? —El rubio tambaleó un poco, aturdido por el sentimiento vertiginoso que lo arribó.

—Umh… Sí —El contrario alzó una ceja.

—No pareces convencido, ¿quieres tomar un té? —«Dí que sí, dí que sí, dí que sí pero no suenes muy entusiasmado».

—¡Sí a todo!

Yoongi soltó una gran carcajada y Jimin intentó esconder su rostro rojo de la vergüenza con sus pequeñas manos.

—Bien, ven —Tomó de la manga del suéter de Jimin, tirando de él para seguir el camino a su pequeño departamento. El rubiecito le envió un mensaje a su madre.

Estoy con Yoongi, mamá”.

Entraron al departamento, solitario y casi vacío. Nuevamente la emoción de tristeza pesó en sus hombros pero unos ladridos cambiaron de repente el ambiente, notó a Panquecito en una casa de plástico para él solo del otro lado de las ventanas que daban a un pequeño balcón, Yoongi lo invitó a sentarse, se sentía un poco mareado así que obedeció sin rechistar, la cocina estaba a la vista y podía ver como el mayor cargaba agua para calentarla. No apartó la vista, reflejando en sus ojos cariño. Las heridas desaparecieron de la tersa piel de Min, entonces recordó:

—Yoongi hyung, quiero hacerle una pregunta —El chico se volteó con un saquito de té colgando de sus dedos, desprendía un aura amable que lo embelesa por completo, se retorció con vergüenza y timidez.

—Pregunta sin temor —Mostró sus encías rosadas, dándole un ataque silencioso a Jimin, moría de amor por el mínimo gesto del mayor.

—Tú… Bueno, emm… ¿Por qué siempre se aparta de los demás? —El silencio fue notable, apartó la mirada creyendo que metió la pata, pero al no recibir ningún insulto regresó a mirarlo. Yoongi se mantenía pensando, no parecía enfadado o incómodo, sólo pensativo.

—Yo… Bueno —Tomó un par de tazas, movimientos amables y un tono gentil—. Hay rumores, muchos, la gente no se quiere acercar por eso, aunque… aunque creo que es mejor así ¿sabes? Es… Es fastidioso lidiar con ellos —Quiso morderse la lengua cuando se encontró tartamudeando.

—¿Y por qué no te gusta el contacto fìsico? Digo… Huyes de ello y… y bueno —Su voz decayó al finalizar la frase—. Me he dado cuenta de… de ese detalle.

Yoongi abrió los ojos en grande. Ahora con las dos tazas cargadas de un líquido verdoso humeantes. Las dejó en la pequeña mesa para aproximarse al balcón y abrirle la puerta al cachorro que se arrojó a sus brazos para recibir a Min, pero corrió al instante hacia Jimin moviendo la pequeña cola. Se quedó con el peludo cuerpo sobre su regazo, distrayéndose en pasar sus dedos entre el pelaje del can. Las palabras se extinguieron en sus gargantas y sus respiraciones hablaban por sí solas.

Pero su respuesta, aunque corta y simple, tuvo tanta emoción y quizás… un olor a tristeza.

—Sólo debo estar solo —Y Jimin mordió su labio inferior. El mayor no lo miraba.

—Yoongi hyung… No tienes porque estar solo, ¡mírame! Estoy aquí —Sonrió en grande, sus mejillas con un pigmento rosado y sus ojos desapareciendo en dos trazos negruzcos. Yoongi no pudo evitar verlo como un ángel, uno muy hermoso. El ladrido de Panquecito llamó la atención de ambos chicos—. ¡Cierto! Nos tienes a Panquecito y a mí —corrigió riendo.

Dulce.

Demasiado dulce.

[•••]

Jimin regresó a casa con un aura brillante, alegre de pasar tiempo con Yoongi. Abrió la puerta, las luces ya estaban encendidas –cortesía de su madre– y tiró su mochila sobre el sillón para ir a la heladera donde sacó un sándwich de atún que seguramente su madre compró. Soltó soniditos de satisfacción ante el primer mordisco, encendió la televisión porque odiaba que todo esté tan silencioso y no ayudaba que ya sea de noche. Hablar por horas con Yoongi parecieron minutos.

—Se reportaron 3 nuevos casos de intoxicación por la nueva droga que circula entre los jóvenes y…

La reportera se escuchó de fondo. El tarareó una canción de Imagine Dragons a la vez que movía un poco su cuerpo, paseándose por los pasillos con un pedazo de comida entre sus labios, la planta del segundo piso estaba apagada. Se detuvo en seco entre el límite de la oscuridad y luz, una cadena de latidos se desató en su interior, todo era tan callado que podía oír con claridad el ruido de su pesada respiración. «Avanza… Prende la luz», se repetía una y otra vez dentro de su cabeza, pero el terror y sus temblores iban en contra de su raciocinio. Sólo un paso y se hundía en el apagado corredor… Falló en controlar a sus pulmones, en su mente se abalanzaron mil imágenes de cosas horrorosas dentro de las penumbras.

Pero sobre todo. Un recuerdo que golpeó con fiereza la boca de su estómago subiendo la bilis por su garganta quemando todo a su paso, ácido. La imagen de un hombre parado allí mismo, era su imaginación, recordaba con asco y su cuerpo se volvía un patrón de domino que se derrumbaba con venirle a la cabeza esos horripilantes ojos entre medio de su sueño.

«¡Avanza!»

Sus dedos se movieron.

«¡Avanza!»

Sus piernas se inclinaron.

«¡Avanza!»

Corrió directo al interruptor de luz en medio del pasillo. Se sintió desvanecer cuando cumplió con su propósito y estaba todo vacío. Tomó una calada grande de aire. Rió nervioso para sí mismo.

—Eso… Fue aterrador —Ahora se acercó a su cuarto.

Pero sus sentidos le advirtieron que algo anda mal. Antes de abrir la puerta notó algunas irregularidades en el suelo cubierta por la alfombra, se agachó viendo de cerca casi invisibles pedacitos de mugre o más bien… Tierra. No sabía de qué se trataba, se arriesgó y tocó una de ellas para acercarla a su nariz, olfateó para darse cuenta que efectivamente era tierra… y reciente por la humedad en ella. Abrió los ojos con pánico divisando que la manija de su puerta se encontraba levemente inclinada, tragó con pesar llevando una de sus manos al tibio material «Alguien estuvo aquí», con brusquedad entró a su cuarto.

Y el silbido del viento junto a su solitario cuarto lo alertó. La ventana estaba abierta pero todo estaba impecable.

Encendió la luz. Supo al instante que algo rompía la armonía.

Y ello era una carta sobre su cama.









































“Pequeño corderito, deja tus juegos infantiles y abandona tu estúpida investigación, interrogar y fingir sonrisitas es en vano. Lo sé todo. ¿Quieres saber lo que en verdad es un juego para adultos? Lo sabrás si sigues con todo esto.

Por cierto…

Hoy estabas hermoso”.





























































mysverse©

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