❝Chapter 62: 병난❞

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Si hoy sé lo que mañana podrá ser, me quedaría en el ayer

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♔; Escudriñar: "Examinar una cosa cuidadosamente para conocer todos sus detalles o para descubrir algo"

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ANTES DE SEGUIR AVANZANDO, QUIERO HACERLES UNA ADVERTENCIA.

A partir de este punto de la historia, se tocaran EXPLÍCITAMENTE temas delicados como: asesinato, violación, secuestro, pedofilia, pederastia, desaparición de personas, maltrato infantil, maltrato animal, violencia psicológica, violencia física, violencia económica; abandono parental, abuso de menores, violencia doméstica; consumo ilegal de drogas, trastornos alimenticios, problemas mentales, disociación de la realidad, tortura, manipulación, presión social; representación de la pobreza, diferencia sociales, discursos de odio, homofobia, clasismo, xenofobia, bullying, acoso escolar, suicidio, autolesiones, depresión; prostitución, trata de personas; corrupción, manipulación, irresponsabilidad emocional, actitudes tóxicas, relaciones tóxicas, doble moral, dilemas morales, actos inmorales; venta de drogas, incumplimiento de la ley, vandalismo, robo, destrucción a la propiedad privada/pública, asalto, uso de armas blancas, desmembramiento; MUERTE, duelo, trastorno de estrés postraumático, traumatismo, etc.

Todos estos temas serán mencionados con detalle. Si alguno de los renumerados te causa algún síntoma de malestar, incomodidad u otro sentimiento de agobio, por favor, abandone la lectura. En caso contrario, leer bajo su responsabilidad.

Capítulo 62: Enfermizo

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Los cabellos castaños de la pálida mujer fueron envueltos por el aire frío y una nube se desplomó entre sus labios. Sus ojos cafés estaban fijos en las grandes letras negras, se leía "Registro Civil" y apretó sus labios. Estaba segura que su hermano se había cambiado el apellido para pasar desapercibido y optó por el apellido de su difunta madre.

—Te encontraré —murmuró Hyeonwoo.

Las nubes grises que cubrían Seúl atraparon a Jiwoo. La joven adulta estaba en el hospital, le estaban removiendo el yeso y no podía describir su felicidad al sentir su pierna libre del duro material. Le hicieron un par de pruebas y algunas preguntas; cuando al fin salió del hospital, llegó a su casa y tomó un vaso de agua mientras apreciaba el interior de la casa. Quería tener todo ordenado para la llegada de Hoseok y cocinarle su comida favorita. Por poco tiró el objeto de su mano cuando su celular sonó sobre la isla de la cocina y se apresuró a fijarse en la identificación de la llamada.

"Padre".

—¿Hola? —respondió amablemente.

—Hola, Jiwoo. Les deposité dinero en el banco, ve a retirarlo —comentó apresuradamente—. Ahora estoy ocupado, así que debo colgar.

Jiwoo dejó caer su brazo a un costado de su cuerpo con desgana y suspiró. Iría luego. Dejó el aparato dentro del bolsillo de su pantalón y caminó hasta su cuarto, allí encendió la laptop y entró a su email. Sus ojos brillaron cuando vio una notificación.

"Lamentamos informarle que su solicitud de ingreso para Korea University fue rechazada…"

Jiwoo cerró su laptop con decepción.

En la superficie del vidrio se vislumbraba la luz de los edificios. Sentada en el suelo a un lado del ventanal, Hyeon observaba absorta la ciudad. El hombre pálido leía documentos entre sus manos, demasiado ocupado y cansado para hablar. La rubia no se lo reprochaba, ella tampoco estaba de buen humor. La familia… Los conflictos, todo la volvía loca y a pesar de eso, no eran específicamente el núcleo de su dolor de cabeza y estrés, sino una linda cara angelical de ojos celestes como el cielo despejado, de humor cambiante y el centro de su mundo.

De pronto, unas manos se deslizaron por sus tensos hombros.

—¿Qué sucede? —La voz ronca sonó detrás de su nuca y un peso caliente se coló por su espalda. El reflejo del misterioso hombre pálido tomó asiento cerca de ella.

—¿No estabas ocupado? —La monotonía al hablar y su mirada perdida indicaban su estancamiento mental.

—Ya terminé. ¿Y? ¿Sucedió algo? —preguntó dándole unas palmadas en la cabeza. Hyeon le dio una mala cara al toque infantil y pronto lo reemplazó por confusión.

—A veces no entiendo a Jimin, ¿sabes? Lo intento todo el tiempo pero hay ocasiones que simplemente me es imposible saber qué pasa por su cabeza… Es raro, usualmente sé lo que piensa la gente con un vistazo y aún así, con Jimin es totalmente diferente —murmuró apenada y decepcionada de sí misma—. Muchas veces me replanteé si era una buena madre y sé la respuesta, no lo soy. Busco las formas de serlo, de comprender a Jimin y actuar como alguien agradable… Y siento que Jimin se puede sentir fastidiado, ¿comprendes? —Su jefe asintió y Hyeon siguió hablando con la mirada en la podrida ciudad—. Tengo miedo que Jimin probablemente me odie, antes no lo pensaba y ahora, no dejo de pensar en eso. Sé que en el pasado no fui buena madre-

—Tenías tus motivos. Pasaste por mucho-

—Abandoné a Jimin —interrumpió con rabia. No hacia él, claro que no; la rabia era hacia el mero recuerdo de sus acciones—. Jamás me lo voy a perdonar. Lo dejé solo con su padre y huí, ¿qué clase de madre abandona a su hijo? Jimin no lo recuerda porque era un bebé, pero era un niño cuando regresé y tengo miedo que esté recordando todo lo que tuve que hacerle pasar. No me preocupaba por eso, creía que estarían enterrados bajo escombros y además, su actitud me decía que no había rencores… —Hyeon se hizo bolita y apoyó su frente entre sus rodillas al avergonzarse de su pasado—. Tengo miedo de que me odie por mis estúpidas decisiones.

Unos duros dedos se encajaron en sus mejillas y se vio obligada a levantar su mirada.

—Pero volviste, hay padres que jamás vuelven —recordó el hombre de mirada café—. Decidiste cambiar luego de una pérdida importante en tu vida y ahora quieres construir una relación con tu hijo. Eso es lo único importante que debes tener en cuenta. Tú y yo sabemos cuantos sacrificios hiciste para darle una buena vida a Jimin…

Hyeon bajó la mirada.

¿Acaso esos sacrificios compensaban sus malas decisiones?

Hyeon estaba haciendo cuentas y anotaciones financieras cuando la puerta de la entrada fue abierta con violencia. Se sobresaltó por el retumbar y dirigió su celestina mirada al autor de dicha brusca acción. Vio a su hijo entrar al lugar con prisa y con la cabeza gacha envuelta por su capucha. Algo estaba mal.

—¡Jimin! —llamó al notar las intenciones del rubio de seguir con su camino y se levantó de su lugar para tomarlo del hombro—. ¿Qué te pa-

—¡Nada! Déjame ir —pidió mientras escondía a toda costa su rostro.

—¡No! ¡Dime qué te pasó!

Jimin tensó sus hombros y tembló. Hyeon soltó su agarre y quedó impactada al ver el rostro enfadado de su hijo.

—¡Esto pasa! —gritó y apuntó a su ojo morado. Hyeon no supo cómo reaccionar al ver los ojos húmedos del menor e intentó consolarlo al acercar su mano.

—¿Qué pasó? —volvió a preguntar ahora preocupada pero con algunas ideas en la cabeza y su mano extendida se detuvo ante otro grito.

—¡ES PORQUE SOY ANORMAL! ¡ESO PASA!

[•••]

Esta llamada proviene de un establecimiento penitenciario… —Taehyung mantuvo una expresión neutra y apartó el teléfono de su oído de un suspiro. No terminó de oír a la voz femenina cuando cortó la llamada y sostuvo su tembloroso brazo para impedir la progresiva reacción por todo su cuerpo.

El teléfono sonó de nuevo y su pecho se agitó temeroso. Contestó la llamada y acercó el aparato a su oído. Sus párpados inferiores palpitaban de la tensión y cuando recibió el mensaje, cortó la llamada y se tomó de la cabeza. Estaba a punto de permitirse desplomarse cuando sonó el timbre de la humilde casa. Frunció su ceño y miró la hora, no era su tía. Abandonó con cuidado la cama, dejó a un lado su cámara y se movió con cuidado por las heridas tapadas con vendas. No ocultó la irritación en su rostro al encontrarse con la exhausta mirada celeste del rubio luego de abrir la puerta.

—¿Qué quieres? —preguntó de inmediato y Jimin se frotó el espacio entre sus cejas.

—Quiero preguntarte y pedirte algo por… favor —pidió a regañadientes y Taehyung lo miró con desinterés.

—¿Por qué lo haría? —Jimin alzó una ceja. No tuvo que explicar mucho cuando se apuntó a sí mismo y luego a su alrededor—. Sabía que no me habías salvado el culo por pura bondad, manipulador de mierda —insultó y el enojo aumentó cuando no vio una pizca de emoción en la expresión inerte.

—Como sea, ¿puedo ver las fotos que tomaste? —consultó enredando las manos en la correa de la mochila que traía. Taehyung estrechó sus párpados.

—No pierdo nada con que las veas —admitió el pelirrojo y se hizo a un lado para dejar pasar al rubio. Taehyung arrugó su frente al notar que la mochila en la espalda del bajo era… simple. Las decoraciones, los pins, los llaveros llamativos y los stickers habían desaparecido—. A cambio quiero un favor.

Jimin se detuvo y dio media vuelta con una mirada inquisitiva.

—¿Qué cosa? —consultó. Sabía que no sería fácil, todos pedían algo.

—Quiero que me acompañes a hacer una visita… Es importante —murmuró abochornado.

—¿Por qué yo? —respondió rápidamente.

—Porque la única persona que me acompañaría no está aquí —explicó y Jimin asintió al saber que hablaba de Seokjin.

—Está bien, pero primero las fotos.

Taehyung exhaló impaciente.

En menos de dos minutos, Jimin estaba sentado en el suelo con su laptop sobre sus piernas y con el cable USB conectado a la cámara. Taehyung estaba sobre su cama mirando con curiosidad lo que hacía el rubio y algo ansioso de que el bajo estuviera en el suelo y no en alguna silla. No es como si estuviera sucio o algo, barrió sin cesar hace poco pero le incomodaba la idea de que estuviera tan despreocupado en el suelo de su pequeña casa.

—¿Para qué quieres ver las fotos? No hay nada encantador —comentó al concentrado chico.

—Antes, cuando vi las fotos, no pude verlas todas y tampoco pude analizarlas.

—¿Quieres analizar unas fotos sin sentido y algunas de mi maldito ex-novio sociópata? —preguntó con naturalidad y Jimin alzó los hombros.

—Las casualidades a veces asustan. —Taehyung no entendió a qué se refería y se sorprendió cuando las fotos de la cámara se proyectaron en grande en la gran pantalla de la laptop. Quedó maravillado, en el pasado no había tenido la oportunidad de ver sus fotos en grande.

—No encontrarás mucho, la mayoría de fotos las borré —informó ahora acomodándose en la cama con mayor curiosidad en lo que hacía el rubio.

—¿Las fotos de Jungkook?

—Mmh —afirmó viendo la pantalla.

Jimin tecleó y pasó a la siguiente foto; rayos de sol colados entre las hojas otoñales de un árbol viejo. Admiraba la dedicación de Taehyung al tomar sus fotos y extraer el lado bello de un insecto o un cesto de basura. Aunque no encontró nada de su interés, debía admitir que era entretenido ver las imágenes y era tanto el embellecimiento, que olvidó por completo que estaba junto a Taehyung hasta que el cabeza de fogata habló.

»—¿Para qué quieres ver las fotos? Son fotos viejas… De hace años. —Jimin ladeó su boca.

—Me sentí curioso —contestó.

—¿Solo por curiosidad viniste a mi casa y me concedes un favor con tal de ver mis fotos? —interrogó con una ceja alzada. Jimin lo observó a través del reflejo de la laptop.

—Mi curiosidad es voraz. —Taehyung rio y se acostó para apoyar su mejilla con su brazo.

—Lo sé. —Los ojos de Jimin brillaron. La conversación se sintió tan cotidiana que por unos segundos, su pecho se llenó de calor.

Jimin hizo click y apareció una foto de una escultura hecha a base de flores de plástico que constituían un corazón gigante. Reconoció la obra hecha por Seokjin gracias al relato de Taehyung y halagó a su creador. Pasó la foto y sus bajas expectativas le quitaron la emoción a las fotos, hasta que llegó a un bello jardín mágico y parpadeó maravillado.

—¿Este jardín es…?

—Donde le saqué la primera foto a Jungkook —explicó vagamente y rodó sobre su cama para enfocar la vista en la pantalla luego de distraerse con las grietas de las paredes.

—Oh… —murmuró ensismado en las flores. Era una buena toma. Apretó el botón y analizó la próxima imagen. Al parecer era un pequeño jardín interior, rodeado por pasillos e iluminado por rayos anaranjados que cruzaban por el vitral esférico en el centro del techo. Eran aproximadamente tres tomas con diferentes enfoques y le dio una mirada de emoción a Taehyung; el pelirrojo recibió el sentimiento y se acostó boca abajo en la cama, sin darle chance a Jimin de verle el rostro. Estaba por pasar la foto y se detuvo en el último instante. Sus celestes ojos se clavaron en dos elementos secundarios de la imagen. En realidad, dos figuras que le resultaban bastantes conocidas e hizo zoom en la zona; ¿acaso debería editarlo? Suspiró y descargó la foto para abrirla en un editor de imagenes. Había descargado la aplicación con anticipación, lo lógico era tener una herramienta así a la mano por si debía mirar con atención alguna fotografía y esta resultaba borrosa o de baja iluminación.

—¿Qué haces? —preguntó Taehyung atraído por el ruido de las teclas.

—Subiendo la densidad de la imagen —respondió y aumentó la calidad, iluminación y tamaño. Entonces la mezcla de filtros, capturó lo que sus ojos reconocieron al instante.

—¡Oh! Esa es Ji… soo —señaló Taehyung a sus espaldas. Aunque no lo estaba, del todo, escuchando, el impacto no le permitía concentrarse a su alrededor.

"Ese es Yoongi…", pensó mirando a Jisoo y a Yoongi juntos en uno de los pasillos laterales, al parecer hablando. Se veían bastantes cercanos.

Jimin guardó la edición y la imagen original en la nube. Luego desconectó el USB y apagó su laptop. Cerró la tapa y guardó todo en su mochila bajo la vista interesada del pelirrojo. Los nervios lo estaban comiendo vivo y el sudor frío en su espalda le resultaba escalofriante.

—Tengo una pregunta —cambió de tema. Taehyung se sentó perezosamente en su cama y movió su cabeza para indicarle que prosiga—. ¿Por qué omitiste en tu relato tu entrada a la biblioteca?

Taehyung se cruzó de brazos y chasqueó la lengua.

—No es algo que me guste recordar, ¿sabes? —aclaró fastidiado y con un tono bajo. Sus orbes temblaron y Jimin apretó los labios—. Pero no dejarás de preguntar, ¿no? De todos modos, no es como si tuviera algo que ocultar sobre ese día —suspiró y sacudió exasperado su cabellera.

—¿Qué viste cuando entraste? —se apresuró a responder.

—Nada fuera de lo normal… Entré, firmé el comprobante y dejé el libro sobre el escritorio. Sí se me hizo raro que no estuviera la bibliotecaria, pero era normal, ella estaba en su tiempo libre y… la biblioteca se supone que estaba cerrada —murmuró dándose cuenta a medida que hablaba, lo extraño que era eso.

—¿Viste a alguien? —Taehyung negó.

—Estaba todo silencioso, es una biblioteca —agregó—. Además, no me adentré a los pasillos o me quedé mucho tiempo. Devolví el libro y me fui. Tenía la cabeza ocupada con otros asuntos. —Alzó los hombros y se quedó observando la ventana de la habitación con un destello opaco. Ese "otros asuntos" tenía por apellido y nombre "Jeon Jungkook".

Jimin bajó la mirada.

—Perdón. —Se disculpó Jimin y se puso de pie—. ¿Cuándo es la visita? —preguntó dándole un vistazo la hora en su celular. Taehyung se tensó y guardó silencio. Las sombras de su rostro acapararon sus duras facciones y Jimin percibió el miedo flameante en sus amargas avellanas.

—Hoy —contestó bajo—. Olvídalo, olvida lo que dije —agregó y abandonó su cama para colocarse sus zapatillas. Jimin mantuvo su rostro serio.

—Taehyung —llamó.

—Solo olvídalo, no fue buena idea mencionarlo.

—Taehyung.

—¿Sabes? ¡Vete! ¡Solo vete! ¡Ya viste las fotos, ahora largo! —gritó buscando su mochila. Jimin supo que realmente no buscaba su mochila, porque la tenía a sus pies—. Carajo, ¿dón- dónde está mi mochila?

—Taehyung.

—¿¡Qué!? —Taehyung golpeó la pared y volteó; solo se encontró con el rostro sereno del rubio. Se quedó sin aire y bajó la mirada.

—Iré contigo. Debes ir hoy, ¿no? Estaré contigo —calmó al ver el cuerpo tembloroso y Taehyung se quedó callado. Respiró hondo para terminar de ceder a los celestes orbes y acarició su mano vendada, las heridas no habían sanado del todo y su garganta picaba por forzar los gritos.

En una hora, estuvieron frente al destino del pelirrojo. Jimin disimuló su gran sorpresa al encontrarse con una cárcel, no hubiera imaginado que el "favor" se trataba de esto y le generó confusión la visita. ¿A quién iba a visitar Taehyung? Claramente a su tía no era, su madre estaba muerta y… ¿su padre? Kim se veía ligeramente perturbado con la idea de venir y terminó confirmando dicha suposición al verlo estático frente a la entrada durante treinta minutos; meditaba acerca de algo dentro de su mente pero sus temblorosos ojos le susurraban sus pensamientos y dilemas. Tuvo que tomarlo del brazo y hacerse a un costado para no interrumpir el paso dentro del edificio.

—Solo un minuto más —pidió Taehyung al sentir la penetrante mirada. Jimin negó para que no se preocupara.

—Tómate tu tiempo. —Jimin se apoyó contra la pared y jugó con el borde de su camperón café. Su gorra mostaza, sus leggins negros y sus botas felpudas marrones, le comenzaron a incomodar sobre su piel fría.

Cuarenta minutos y entraron a paso de robot. El interior era más apagado de lo que pudo imaginar; fúnebre y árido. Una sensación de malestar se asentó en su estómago y tomó una gran bocanada de aire… Se giró rápidamente hacia Taehyung y este nuevamente estaba a punto de congelarse. Buscó su mano por debajo de su campera verde musgo y la entrelazó con la suya. Fría, áspera y vendada. El pelirrojo pareció regresar en sí y miró sus manos juntas, Jimin desvió sus ojos al rincón olvidado donde habitaba una maceta con una planta muerta. Quería buscar una excusa para no encontrarse con los fogosos orbes del alto, su orgullo no le permitía realizar esas acciones… Si no lo veía, no sucedía, ¿no?

Le dio un ligero apretón a los dedos largos y caminaron hasta la recepción. Un oficial barbudo y con placa los recibió. Taehyung se encargó de hablar y se tomaba su tiempo para pronunciar cada palabra. En su interior, se cuestionaba por qué estaba siendo tan amable con el chico que lo ha estado despreciando durante un buen tiempo sin razón aparente. ¿Por qué compartir una historia parecida debía ser compasivo con él…? Al ver los ojos llenos de una abrumadora oscuridad, todas sus dudas se disiparon.

Pasaron por una estricta inspección antes de ingresar. Su mochila fue dejada atrás junto a su serenidad, porque al entrar al lugar de visita, el pelirrojo se detuvo abruptamente y retrocedió.

—Taehyung —llamó cuando su brazo dolió por el cambio de dirección. Se quejó pero calló al encontrarse con la expresión nerviosa del pelirrojo.

—A-antes de eso, antes de que venga- —pronunció soltando su mano—, ponte esto. —Sacó de su bolsillo un cubrebocas descartable negro y se lo tendió con prisa—. Rápido, apúrate.

—¿Por qué…?

—No quiero que vea tu rostro.

No logró preguntar cuando un anuncio junto a un sonido llenaron la habitación. Se cubrió rápidamente la mitad del rostro y siguió a Taehyung a los asientos detrás de la vitrina.

Escuchó unos pasos…

Una ligera risa resonó entre tonadas macabras y los pasos se detuvieron junto al sonido. En cambio, el silencio era por el impacto al ver a una mujer de una piel pálida enfermiza, de cabellos castaños y duros ojos del otro lado del vidrio. La sonrisa burlona y satisfactoria residía en los labios demacrados; aquellos orbes oscuros no le quitaron la vista de encima al pelirrojo, ni cuando buscó para sentarse o al tomar el teléfono. Taehyung estaba helado, se podía notar que su cuerpo no le respondía y reaccionó cuando la recién llegada le apuntó al teléfono. Kim pintó su frente con líneas arrugadas de ira y tomó —con pausas— el aparato.

—"Hola, mi niño" —Jimin entró en una completa confusión al oír la leve oración.

¿Oyó bien?

—¿Para qué me obligaste a venir? —contestó con rudeza; aunque su voz expresaba asco, odio y seguridad, su pierna temblorosa demostraba otra cosa. Jimin llevó inconscientemente su mano a la zona y le dio un par de caricias.

Una risa. La mujer de cabellos castaños se divertía con las reacciones del pelirrojo. A Jimin le perturbaba el gran parecido entre Taehyung y…

Oh…

—Oh, vamos, vamos. Hace mucho que no te veía, ¿no estás alegre de ver a tu madre? —Taehyung se veía mal. Los temblores y la capa fina de sudor por toda su acanelada piel eran el lienzo perfecto para retratar el miedo, la enfermedad y el rencor. No respondió y Jimin intercaló su mirada impactada entre ambas personas, aunque, se lo esperaba—. Que sorpresa, te teñiste el cabello. ¿Acaso fue por algo especial? —La sugerencia era adrede y Taehyung apretó con fuerza el teléfono. El rubio frunció su ceño.

—Ve al grano —gruñó y la carcajada de la mujer llenó la sala. Taehyung, a pesar de verse indispuesto por la situación, no bajó la mirada en ningún momento.

—Está bien, está bien. —Ronca, ligeramente grave y débil, así pudo describir la voz de la madre de Taehyung—. Me verás pronto, cariño. Quizás más pronto de lo que esperabas. Tantos años en esa celda y… —La mujer lentamente dejó de hablar, sus oscuros ojos se deslizaron lentamente hacia el costado de su hijo, donde Jimin estaba sentado. Taehyung no dejó que la mujer completara el recorrido al interponerse y tapar con su brazo los atrayentes ojos celestes—. Oh, vaya, vaya. No me había dado cuenta… —Pasó la lengua sobre sus labios con aires de un depredador y Taehyung sintió un escalofrío—. ¿Cómo te llamas, niño?

—No respondas. No hables —ordenó Taehyung y Jimin no dijo nada ante la tensión en la atmósfera.

—Que aguafiestas… Oye, niño. ¿Tu cabello es de color natural? Se ve natural —murmuró analizando las hebras y Taehyung chasqueó la lengua. Impedió a toda costa que siguiera analizando y a la vez, sobrellevaba su propio miedo—. Dime… Seguramente debes ser una completa belleza, pero no puedo verte por culpa de mi hijo. Podrías conseguir mucho dinero utilizando esa cualidad-

—Suficiente, nos vamos —finalizó Taehyung y colgó el teléfono. Tomó a Jimin del brazo y salieron de allí.

La mujer mantuvo su sonrisa.

Apenas le entregaron su mochila, siguió el paso rápido de Taehyung y cuando pudo estar a su lado, le cuestionó:

—¿No dijiste que tu madre estaba muerta? —preguntó agitado. Taehyung sudaba y temblaba.

—Lo está —aseguró.

—¿Por qué está en una cárcel? —Doblaron una esquina y caminaron por la lateral del edificio gris.

—Por muchas cosas- —Taehyung dejó atrás al rubio cuando caminó rápidamente hacia un lado de un contenedor de basura y…

…vomitó.

[•••]

Jihyun observaba el exterior del hospital desde el ventanal de esa sosa habitación. Talló sus ojos con pereza y le echó un vistazo a su mellizo en la camilla, luego se fijó en la puerta y suspiró. Sacó algo de dinero de su chamarra y la dejó elegantemente sobre el respaldo de la silla. El pasillo no era muy diferente al interior de las habitaciones; gris, silencioso y fúnebre. Acomodó sus mechones y fue hasta la cafetería del lugar para pedir un café negro y amargo. Esperó y esperó mientras miraba las nubes blancas moverse con una lentitud irritante. Agradeció con una sonrisa el café y al estar solo en el corredor, borró dicha sonrisa por un gesto frío. Exhaló cansado y abrió la puerta de la habitación de Jungkook.

Se detuvo en seco en el umbral del descolorido ambiente.

Frente a él ocurría un encuentro terrible. Su madre observaba con una sonrisa los ojos llenos de pánico de su herido hijo.

—Ma-

Calló y sostuvo correctamente su café. Los orbes negrunos de Jungkook eran dos canicas de desesperación y de a poco, el temblor inició de las puntas de sus dedos hasta los vidrios empañados. El monitor comenzó a detectar los acelerados latidos anormales y las cuatro paredes se llenaron del escandoloso sonido. El muchacho se sacudió bajo las sabanas y el respirador se empañó junto a las lágrimas saladas sobre las heridas en su rostro.

»—¿No tocarás el botón? —preguntó con calma y Jeonghee se volteó con su desquiciada sonrisa y mirada carmín. Mantenía sus manos dentro de su traje negro y ladeó la cabeza.

Jihyun rascó su frente y caminó con normalidad hasta rodear la camilla temblorosa. Apretó el botón bajo la mirada de su madre.

Los doctores y enfermeros no tardaron en llegar. Jeonghee y Jihyun salieron al pasillo para tomar asiento mientras esperaba. Jihyun adentró su mano en el bolsillo de su chamarra y tocó la caja de cigarrillos. Sin embargo, había gente allí.

»—¿Cuándo llegó? —preguntó y Jeonghee cruzó sus largas piernas.

—Hace unas horas. —La pelinegra miró sus rojizas uñas— Tu hermano se ve mal —comentó al aire y Jihyun asintió.

—La cirugía salió bien y tendrá que hacer reposo por un tiempo.

Jeonghee alzó una ceja.

—¿Ah, sí? —Jihyun sobó su frente. Sabía que su madre ni siquiera tendría en cuenta eso.

—Jungkook tiene que descansar para recuperarse más rápido y regresar a la escuela —indicó—. Solo pone en peligro mi reputación en Seungli.

Jeonghee tapó su boca con una leve risa.

—Ya veo. Está bien, seré más cuidadosa —respondió y Jihyun la miró fijamente de reojo. Exhaló aire y desvió la vista a la puerta de la habitación—. Me reemplazarás en la próxima reunión porque debo encargarme de unos negocios.

Jihyun denotó sorpresa y se giró algo confundido. No tuvo que preguntar para que Jeonghee respondiera.

»—Lo sabrás cuando este viaje termine.

Esa afirmación ocupó su cabeza el resto del día. Cuando percibió la posada cerca, cambió su inexpresividad por carisma y rápidamente fue recibido por sus compañeros al tocar el terreno. A pesar de tener una sonrisa y contestar las interrogaciones con tranquilidad, dentro de él pensaba en otras cosas y maldecía a todo aquel cerca suyo. Irene se aproximó entre los estudiantes y lo tomó de la mano; dio una simple disculpa y lo alejó de todos hasta el jardín trasero del lugar. Su novia lo tomó de las mejillas.

—¿Jungkook está bien? —Jihyun asintió y posó sus manos en la cintura de la joven—. Oh, menos mal… ¿Tu… madre ya llegó? —Otra vez hizo una afirmación con la cabeza.

—Estaré ocupado luego del viaje —murmuró y acercó sus finos labios a la boca cereza de Irene.

—Ya veo —suspiró ligeramente—. Supongo que no habrán citas durante unos días, ¿no? —Jihyun confirmó con un movimiento de cabeza y unió sus labios. Su mano se deslizó por la mejilla suave hasta enredarse en los largos mechones e Irene empuñó la tela de su pecho.

—Tendré que recompensarte entonces —sugirió entre besos e Irene soltó una risa.

—¿Viniste a cambiarte de ropa?

—Y a tomar una ducha —completó y su novia se separó con la respiración agitada. Jihyun no apartó sus manos de la cintura ajena—. Podrías visitarme dentro de media hora.

—Umh… lo pensaré —contestó y le dio un beso en la mejilla. La muchacha se retiró con una sonrisa divertida y Jihyun soltó una diminuta risa nasal cuando la vio desaparecer de su vista.

Su desapercibida sonrisa se desvaneció al escuchar unos ladridos. Divagó un poco antes de seguir el sonido hasta toparse con un grupo de sus compañeros rodeando a un perro grande; un Boyero de Berna bastante elegante. Se acercó para ver de cerca al animal inquieto y ruidoso.

—¿No te gustan los perros, presidente? —cuestionó Changbin y Jihyun no entendió a qué venía la pregunta hasta que sintió sus cejas fruncidas. Le dio un vistazo al grupo, quienes lo observaban con confusión al ver la inusual expresión fuera del carisma, amabilidad o cariño habitual.

—Oh, no, no. No es eso. Es solo que tengo un fuerte dolor de cabeza y el ruido me estaba matando. —Sonrió para despistar y todos hicieron un "ohh".

—Debe estar estresado por el asunto de su hermano —comentó empático alguien del grupo y Jihyun notó a la lejanía la penetrante mirada de Kim Seokjin.

—Ese doble cara —maldijo Seokjin sentado en una manta sobre el césped. Hoseok recibía la lata de gaseosa abierta por Chanyeol, y Namjoon comía una manzana.

—Me pregunto si al menos está un poquito preocupado por su hermano —susurró Hoseok mirando apenado el horizonte. Chanyeol bostezó y se acurrucó a su lado luego de terminar su bebida.

—Bórrate esa idea de la cabeza. Él no tiene algo como la empatía o compasión en su corazón —respondió el peli-violeta. Namjoon le dio un mordisco a la fruta roja.

—Hasta los Jeon son humanos, ¿no? No creo que sean tan despiadados… Digo, Jeon Jungkook es parte de su familia, ¿no? —Todos quedaron en silencio ante las palabras ingenuas del moreno. Seokjin lo miró incrédulo.

—No digas tonterías, Namjoon. —El mencionado infló ofendido su mejilla.

—No me sorprendería que su relación con Irene sea un compromiso forzado —mencionó Chanyeol con todo su peso sobre Jung y una pelea de forcejeo inició entre ellos.

—Ehhhh… —Todos voltearon ante la duda de Seokjin. El peli-rosa rascó su nuca—. No estoy seguro de eso, aunque tampoco me sorprendería que estés en lo cierto. Jihyun e Irene se conocen desde que son niños. Jihyun y yo vamos juntos desde la escuela elemental; no recuerdo del todo bien, pero desde los 10 u 11 años Irene y él se volvieron unidos. Bueno, hasta que formalizaron su relación al comienzo de la escuela primaria.

—Wow… Demasiada información —respondió Hoseok con la cabeza de Chanyeol en su hombro, había perdido la batalla—. A Jimin le interesaría mucho esa información.

—Jimin con que le digas "ah" ya sabe hasta tus peores miedos —añadió Chanyeol y todos rieron.

—¿Dónde está el dueño de ese perro? Temo por su inteligencia perruna al respirar el mismo aire que los miembros del equipo de básquet —comentó Seokjin—. Sin ofender —agregó mirando a Namjoon y este alzó los hombros.

—No te preocupes. No es como si fuera una mentira. —Sonrió mostrando sus hoyuelos y el resto entrecerró los ojos ante la brillante aura que desprendía el moreno—. A decir verdad, hay buenos chicos en el equipo pero constantemente debo evitar que sean influenciados por Kris.

—¿Y Changbin?

—No, él no. Él es un buen chico, intenso, pero un buen chico. Kris es quien lleva a los nuevos miembros por el mal camino y más de una vez intenté enderezarlo. Claramente no resultó efecto pero debo llevarme bien con todo el equipo al igual que Changbin, es nuestro deber como capitanes —explicó dejando el corazón de la manzana sobre un pañuelo para evitar ensuciar la manta de girasoles de Hoseok.

—Bueno, para Jimin seguirán siendo unos idiotas —dijo Hoseok y Seokjin asintió de acuerdo—. Malas experiencias —finalizó ante las miradas confunsas.

—¡Nam! ¡¿Jugamos un partido?! —gritó Jaebum dirigiéndose a la cancha. Namjoon alzó su dedo pulgar como respuesta.

—Me tengo que ir, nos vemos luego. —Se levantó con el apoyo de sus manos y dio un pequeño salto.

—Nos vemos~. —Los tres se despidieron del moreno al unísono. Al quedar el trío a solas, solo se escuchó el ruido de la comida siendo digerida.

—Hoseok, ¿averiguaste algo de Kai? —cuestionó Seokjin y el mencionado negó.

—Pensaba preguntar pero no soy tan bueno como Jimin para sacar información —aclaró.

—Pero sí eres bueno para ser chismo- ¡Ay! ¡Ay! ¡Duele! ¡Era bromaaaaa! —chilló Chanyeol al ser jalado de la oreja con fuerza y Hoseok gruñó ofendido. Seokjin aguantó su risa.

—Seokjin —llamó de repente un chico a sus espaldas y el peli-rosa giró la mitad de su cuerpo—. Te quieren ver para organizar el próximo evento —informó. Kim asintió y se levantó de su puesto. Se despidió del dúo levantando su mano y nuevamente el silencio se formó.

—¿Quieres otra soda? —cuestionó Chanyeol con la cabeza sobre el regazo ajeno.

—¿En qué momento te acomodaste de nuevo? Y no, ya me llené. —Hoseok le dio un golpe en la frente y el peli-violeta le devolvió el lindo gesto de amor pellizcándole el costado de su estómago—. Bruto.

—Mira quién lo dice, don delicadito. —Hoseok rodó los ojos y acarició los mechones violetas, de a poco, sus respiraciones se calmaron y sus pulmones se llenaron de un aire melancólico—. Estás pensativo.

Hoseok ladeó su boca.

—Solo no dejo de pensar en Jimin. Estoy preocupado. —Chanyeol se reincorporó y suspiró—. Jimin no ha estado durmiendo bien... Me preocupa. Tampoco come y anda más paranoico que antes.

Chanyeol meditó un par de segundos mirando el césped bien cuidado y la gran posada con su arquitectura tradicional.

—Ya encontraremos la forma de ayudarlo… No te carcomas la cabeza con eso y tampoco te sientas culpable. —Hoseok formó una mueca de intriga y sorpresa—. ¿Qué? ¿Crees que soy tan estúpido? También me preocupo por ti. Tú te preocupas mucho por el resto pero te olvidas de ti mismo, entonces alguien tiene que tomar ese lugar, ¿no? —Chanyeol sonrió. Estiró su brazo para rodear los hombros contrarios y estrechó sus cuerpos—. ¿Cómo estás tú?

—Preocupado.

—Me di cuenta, bobo. —Empujó la cabeza suavemente con las yemas de sus dedos—. Hablo de, ¿cómo te sientes? Siempre estás al pendiente de nosotros. —Hoseok bajó la mirada y jugó con sus dedos.

—Bien… No, inútil —murmuró—. A veces me siento inútil… No tengo la inteligencia de Jimin o tu fuerza, y me pongo a pensar muchas cosas. Entre ellas me pregunto si soy tan importante para ustedes como ustedes lo son para mí —susurró con los ojos humedecidos y se quejó al recibir un golpe en la nuca—. ¡Oye-

—¡Claro que eres importante para nosotros, tonto! —vociferó y Hoseok le tapó la boca cuando llamaron la atención de algunas personas alrededor. Suspiraron cuando dejaron de ser observados. Chanyeol rodeó con sus largos dedos la muñeca de su amigo y lo alejó con un tacto suave y gentil—. Todos tenemos nuestro papel, Hobi. Jimin posee la inteligencia y yo la fuerza… Pero tú posees lo que nos falta. Sin ti en el grupo, perderíamos el color y la alegría que siempre nos brindas. Eres nuestro soporte emocional, sin ti, seguramente Jimin y yo hubiéramos perdido la cordura hace tiempo. ¿Comprendes, imbécil? No repetiré esta cursilería de nuevo. —Chanyeol infló un poco su labio inferior y la vergüenza lo obligó a desviar la mirada. Hoseok soltó su estruendosa risa y antes de que el peli-violeta supiera qué estaba pasando, fue aplastado por un abrazo y un cuerpo.

—Awww, Channie a veces dice cosas interesantes —halagó enredando sus brazos en el cuello del alto.

—Nunca más te vuelvo a animar, maldito hámster nervioso.

La pelea de insultos, leves golpes y pellizcos culminó con un anuncio por parte de Chanyeol. "Quiero ir al baño", fue todo lo que dijo y provocó las risas de Hoseok. Jung quedó solo en la manta y observó todo a su alrededor. Veía a la gente divertirse jugando deportes, en rondas para hablar de cosas triviales, escenas más íntimas o simplemente personas cómodas con el silencio. Puchereó al sentirse solo, Chanyeol se tardaba milenios en el baño y si se daba tres vueltas completas alrededor de la cancha de deportes para matar el tiempo de la espera, aún con eso, al volver él seguiría en el baño.

"Al menos quiero aportar algo a la investigación", pensó y se golpeó con ambas manos las mejillas. Se dio ánimos y analizó sus alrededores e intentó imitar la mueca concentrada de Jimin.

¿De dónde podría sacar buena información? Le daba miedo Jihyun, Changbin y Kris; Seokjin y Namjoon estaban fuera de su vista, le intimidaba el equipo de básquet y las porristas… ¿Al menos existía alguien que no lo intimidara? Se encontró con Minseok hablando con su compañero y su expresión se iluminó.

Tal vez ya no estaba enojado.

—Hola, Minseok —saludó tímido cuando se acercó luego de debatirse durante diez minutos si era buena idea hablarle o no. Al notar que la compañia del bajo se había ido, lo vio como una clara señal de acercamiento.

Bueno, no era una buena señal.

Minseok lo observaba con tranquilidad… Demasiada tranquilidad.

—¿Necesitabas algo? —Oh por favor, era completamente espeluznante.

—Yo… Bueno, quería preguntarte acerca de algo —prosiguió sin mirar los ojos brillosos de Minseok. Este estaba sentado en una banqueta y Hoseok no se atrevió a adueñarse del lugar a su lado. Era mejor estar de pie.

—¿Si…? —No notó el cambio de voz a un tono más suave.

—Es acerca de los rumores de Kim Jongin —Tal vez no era bueno sacando información.

—Ah… Era eso. —La mirada de Minseok se afiló y apartó la vista con decepción. Hoseok a veces era demasiado despistado e ingenuo, demasiado para su propio bien—. Conozco un par, no sé si son verdaderos o no —contestó con un deje de molestia en su voz—. Un peleador, busca problemas, el mudo, etc. Realmente pasa desapercibido para muchos, no lo sé, que yo sepa es como el come libros, no tiene amigos. También se dice que está endeudado con gente peligrosa. Ya terminé, es todo lo que sé.

—Oh… —Minseok maldijo en su interior al debilitar su muro por la mirada de Hoseok—. Lamento quitarte parte de tu tiempo. —Se disculpó y dio media vuelta. El bajo se cruzó de brazos con disimulado enojo; entonces, antes de irse, Hoseok dijo—: Gracias y también… Lamento mucho lo de ese día.

Los orbes de Minseok brillaron y escuchó los pasos alejarse de a poco. No lo había olvidado.

Hoseok estaba perdiendo su motivación. No sabía a quién acercarse para preguntar al respecto. Quizás no conseguiría nada, como dijo Minseok, Kai pasaba desapercibido.

Un toque en su brazo izquierdo lo espantó y soltó un pequeño grito.

—Oh, lo siento. —Una suave voz llamó la atención de Hoseok y se topó con un fino rostro femenino. Miró hacia todos lados con miedo y tragó saliva.

—Bae Irene… H- ¿Hola? —La chica rio por la torpeza del muchacho y sonrió con amabilidad.

—Oí tu charla con Minseok. Lamento entrometerme, solo me sonó curioso el tema —explicó con su largo cabello cayendo por sus hombros y por su espalda; traía un horquilla de flores en el cabello y un labial cereza. Sí, ahora entendía por qué Jihyun salía con ella—. ¿Por qué te interesa saber sobre Kai? Ven, caminemos —indicó abriendo su brazo en dirección al sendero que conducía a los bosques, rodeaba la posada y se fundía con el jardín.

—¿Por qué no? Es alguien que me llama la atención… Es bastante enigmático y oí rumores sobre él. Pienso que no debería quedarme solo con esos rumores y tendría que intentar comprenderlo más —murmuró avergonzado. No estaba mintiendo, al igual que el chico pálido, Kai ha sido foco de macabros rumores y su yo interior le exigía salir de ese encasillamiento social que le habían impuesto.

—Wow, he visto pocas personas que no se dejaran llevar por rumores —aduló y Hoseok se sonrojó cuando se topó con la elegante, suave y coqueta mirada—. Yo conocía a Kai.

Hoseok se detuvo de un salto y observó con ojos de plato a Irene. Gran revelación.

—Oh- oh- ¿cómo? —preguntó con los ojos soltando brillos. Irene pensó que era demasiado transparente, podía notar su emoción a años luz.

—Iba como espectador a los entrenamientos del equipo de básquet y de las porristas. Desconozco las razones la verdad —informó mirando algún punto en el aire, estaba recordando.

—¿Y hablaste con él? —Irene asintió y Hoseok abrió su boca con total exageración por la adrenalina. A Jimin le ayudaría mucho esa información—. ¿Y siguen hablando?

—Como dije, "conocía". Ya no hablamos, dejó de ir a las prácticas y se aisló por completo —añadió con un tono decepcionado y le hizo un gesto para continuar con la caminata—. Creí que se debía a que había repetido de año pero creo que es más grave, porque llegaron los rumores y bueno, ya has visto el resto de la historia.

—¿Repetió de año? —Irene se detuvo en seco y lo observó con extrañeza.

—Sí, creí que todos lo sabían —exhaló—. No sé las razones y tampoco pregunté por ellos. Se han dicho muchas cosas y todas suenan como puras mentiras.

—Muchos rumores suenan bastantes alocados —coincidió.

—Solo sé todo eso. Espero haberte ayudado —dijo Irene y volteó hacia la entrada de la posada—. Tengo que irme. Nos vemos luego.

—Nos vemos luego. —Agitó su mano hasta que la figura se desvaneció entre las puertas.

—¿Sabes que si Jeon Jihyun te ve con su novia te cortará el pene? —Hoseok se exaltó al oír la ronca voz detrás suyo y al reconocer el rostro de su mejor amigo, le dio un golpe.

—Me asustaste, imbécil —regañó. Chanyeol hizo un puchero y enredó sus brazos en los hombros pequeños—. ¿Te lavaste las manos al menos?

—…

[•••]

Jimin soltó un gran bostezo mientras abandonaba el comedor donde se había comprado su fiel jugo en caja y sus adoradas barras energéticas. Solo pensar en limpiar ese —innecesariamente grande— gimnasio le generaba cansancio y sus pasos se realentizaron. La perfecta excusa para no llegar a su destino sonó en el bolsillo de su buzo gris oscuro y se apartó a un costado del corredor.

Sacó su celular e introdujo su contraseña al ver la notificación de un nuevo mensaje. Un número desconocido. Entró al mensaje y era un audio, con un poco de duda, lo acercó a su oreja para oír.

¿Una canción…?

Lo pausó y verificó cuánto duraba, unos cuatro minutos de una melodía con un audio de mala calidad. Era un número desconocido, ¿por qué alguien le enviaría eso? Para sacarse la duda, tocó el contacto para llamarlo.

"Llamando…"

Un estridente sonido sonó cerca y el celeste cielo se encogió en dos zafiros pequeños que enjaulaba un espesa niebla de shock. Observó a los pocos estudiantes cerca y todos ellos estaban sumidos en su propio mundo, ¿quién de todos ellos le había enviado el extraño mensaje? Le rechazaron la llamada pero Jimin no se rindió y llamó nuevamente. Esta vez el tono de llamada sonó más lejos y sin contenerse, impulsó todo su cuerpo para acelerar sus pisadas en una carrera contra un ser sin rostro. Marcó nuevamente ante otro rechazo y esta vez no volvió a escuchar la tonada predeterminada. Su respiración se distorsionaba en cada inhalación y exhalación tosca.

Estaba de pie en el ‹ala B›, un pasillo lleno de estudiantes saliendo del comedor y yendo a sus clases o charlando en grupos a un lado del camino. Jimin apretó con furia su celular y su mirada de clavó uno por uno en cada alma presente. Marcó de nuevo y vio el interior de un cesto de basura ser iluminado a su lado, con la pantalla apoyada en su oreja, se acercó y vio un celular. Lo tomó con cuidado y vio su número de teléfono reflejado, tomó el propio y cortó la llamada, entonces en el aparato ajeno se visualizó "llamada pérdida". Jimin entrecerró los ojos y desbloqueó el celular, no había nada.

"Al parecer el señor o señora número desconocido no está tan lejos".

El timbre fue la señal del mundo para que abandonara la idea de una búsqueda exhaustiva de la identidad detrás del inoportuno mensaje.

—Me quiero ir… —balbuceó Jimin tallando el suelo con el trapeador. Estaba a nada de terminar. Merecía un debido descanso, estuvo todo el día sacándole el brillo a cada rincón del lugar. Además de su cuerpo, su cerebro tampoco dejó de trabajar y conectó sus auriculares al celular para terminar de oír la melodía indeseada que le habían enviado.

Una melodía relajada e inesperadamente preciosa… Sin embargo, casi a la mitad se volvía tétrica por algunos fallos en el audio. Eran glitches raros, aparecían a veces con frecuencia y otras con largas diferencias entre ellas… ¿Serán adredes o realmente el audio era tan malo? La persona que le había enviado el mensaje no quería que se supiera su identidad, ¿qué otra razón habría para comprar un celular nuevo con el único propósito de enviarle el mensaje y no dejar rastro alguno de su identidad? La persona le quería decir algo que no podía decírselo directamente, por ello el audio de una melodía tosca y no un mensaje de texto. Entonces, si no podía decírselo directamente… ¿significaba que no podría arriesgarse? ¿Por qué no podría arriesgarse? ¿Tanto era el riesgo de hablarle para que tuviera que planear todo aquello? Entonces, ¿dicha persona estaba amenazada? Si se tomó todo ese tiempo para elaborar ese plan, significaba que estaba bajo amenaza o sino no se explicaba. Aunque, todo era una hipótesis, luego se tomaría el tiempo para traducir el mensaje de la canción en código Morse.

—Al fin terminé —celebró gustoso de ver un suelo tan limpio.

Volteó hacia la puerta del gimnasio al escucharla abrirse. Vio asomarse una cabeza llena de mechones grises y unos felinos ojos cafés.

»—¿Yoongi? —Dejó a un lado el trapeador y caminó hacia el pálido que traía una mueca de alivio.

—Que- que alivio, sí estabas aquí —dijo llevando su mano a la altura de su pecho.

—¿Para qué me buscabas? —No lo parecía pero estaba sumamente nervioso. A solas en un gigantesco gimnasio y con pocas personas en el edificio y para completar, un insólito encuentro—. Ya tocó el timbre para regresar a casa. —El tono ingenuo que usó al parecer ocultó bien el significado que subyacía en su comentario.

—Lo sé, solo es que- no sé, pensaba que… umh… Panquecito te extraña —murmuró jugando con sus dedos y con las orejas rojas. El corazón de Jimin se apretó entre las paredes espinosas que había construído y tomó las manos venosas entre las suyas. Buscó calmarse con el recuerdo del lindo cachorrito de mirada inocente.

—¿Panquecito quiere que vaya a visitarlo?

—Panquecito quiere que vayas a visitarlo.

Jimin no soltó su mochila con una tijera afilada en su interior cuando se agachó para recibir al alegre Panquecito entre sus brazos luego de una caminata hasta el departamento del pálido.

—Hola, hola, ¿cómo está el pequeño dulce? ¿Eh? ¿Eh? —Su forma de hablar aniñada hizo reír a Yoongi. Jimin soltó una corta risa por el cuerpo inquieto—. ¿Me extrañaste? —Le preguntó al tierno animal pero la celeste mirada naturalmente se encontró con el amargo café y Jimin parpadeó nervioso.

—¿Has comido? Puedo cocinar algo —ofreció y Jimin dudó. No quería comer, mas, ¿rechazarlo luego de la anterior discusión? Yoongi se alejaría.

—S- sí… por favor —añadió con una ligera sonrisa. Yoongi no tardó en lavarse las manos y se internó en la cocina. Jimin observó el sillón beige con algo de nostalgia ante los recuerdos que habitaban allí. Tomó asiento con Panquecito a su lado y cepilló el pelaje rojizo con sus cortos dedos.

—¿Sucede algo? Estás un poco desanimado —preguntó Yoongi mientras lavaba las verduras.

Era una buena oportunidad.

—Solo pensaba en el viaje y… no, no es nada. Olvídalo —dijo moviendo sus manos para minimizar sus palabras y rio ligeramente.

—¿Qué? ¿Qué es…? Si quieres puedes decírmelo, yo te escucharé —respondió Yoongi deteniéndose por un segundo. Jimin sonrió a sus adentros.

—Es solo que… A veces me siento fuera de lugar… —confesó dejando a propósito ese suspenso al final.

—¿A qué te refieres?

—Mis amigos, ellos a veces… Hablan de cosas que yo no puedo comprender y me siento excluido... Me siento mal porque no sé como ayudarlos. —Se oía realmente afligido contando su experiencia mientras acariciaba con suavidad el pelaje de Panquecito a su lado.

—¿Qué cosas? —preguntó Yoongi a la vez que secaba las verduras.

—Hablan de… ya sabes —murmuró—. Hablan de Jisoo. —Aunque su voz emanaba tristeza, su expresión no. Los fríos ojos celestes estaban fijos en la reacción de Yoongi, quien se encontraba a espaldas como para notar el rostro de una depredador concentrado—. ¿Ella cómo era? Todos dicen muchas cosas y no sé qué palabras tomar como verdaderas… ¿Tú la conocías?

Yoongi seguía sus movimientos con calma y tomó el cuchillo para cortar las verduras.

—Sí, la conocía pero no hablábamos. La veía en los pasillos, era realmente famosa y por lo que veía, era muy amable —contestó con su tonada de siempre.

Yoongi le dio un tajo a la zanahoria.

Cuando la comida estuvo lista, Jimin llevó las cucharadas con comida a la boca y charlaba con una sonrisa en el rostro.

—La comida está deliciosa —halagó con las comisuras elevadas por alegría.

Jimin entró a su casa y arrojó la mochila en el pasillo del primer piso. Abrió la puerta del baño bruscamente y se lanzó directamente al retrete. Posó sus manos al costado y regurgitó todo lo consumido minutos atrás. Nació desde de su estómago hasta la punta de su amarga lengua. Sus pomposos labios se embarraron y su quijada comenzó a doler; a pesar de que quería parar y cerrar la boca, no podía, solo aumentaban las arcadas y el vómito. ¿Cuándo se detenía? ¿Cuándo dejaría de arder su garganta por el ácido? El vómito se mezclaba con sus saladas lágrimas y líquido nasal. Sus dedos del pie se arquearon. Ya no vomitó y gracias a eso recién se percató que se había quedado sin oxígeno. Buscó aire y se encontró con el nauseabundo olor que lo incitó a vomitar…

Y lo hizo.

Tuvo que tirar desodorante para el baño cuando ya no le quedaba nada que expulsar de su cuerpo. Tuvo que ducharse para limpiar su cabello sudado; luego se lavó el rostro sucio y los dientes para deshacer los restos. A pesar de cepillarse los dientes un par de veces, aún así la asquerosa sensación permaneció en su boca. Masajeó con angustia su estómago y talló sus párpados. Le dio un escalofrío al pensar en las sensaciones y despejó su cabeza para olvidar esos recuerdos.

Cambió su vestimenta por su pijama y dejó las prendas usadas a la lavadora. Mañana se encargaría de eso, ahora solo quería descansar porque toda la secuencia de antes le había robado la poca energía que le quedaba.

La silla giratoria se hundió con el peso de su cuerpo y tomó su cuaderno de investigaciones. Anotó rápidamente.

"Yoongi conoció a jisoo, miente, motivo: ??"

Luego se colocó sus auriculares, ignoró la incomodidad que sintió en su oreja ante el roce y escrudiñó dentro de las partituras de la melodía con cuidado. Sus grandes ojos concentrados dejaron de pestañear ante la concentración; casi a la mitad comenzaban los fallos y esos fallos se repetían pero mantenían cierto ritmo. A veces eran rápidos y otros se tomaban su tiempo.

¿Era código Morse? No sabía si su teoría era acertada, aún así no perdió el tiempo para anotar esos errores de sonido en su libreta y una vez reunió cada detalle, comenzó a traducir.

No perdía nada con intentarlo.

Dos toques en su puerta despertaron cada fibra de su cuerpo y por acto de reflejo, cerró su libreta y la guardó dentro de un cajón antes de tomar un bolígrafo.

—¿Si?

—Jimin, ¿puedo pasar? —Hyeon estaba del otro lado de la puerta y Jimin miró la luna por la ventana. Era raro, ella usualmente volvía más tarde a casa. Suspiró aliviado y soltó el bolígrafo sobre el escritorio.

—Sí, pasa —dijo y giró sobre su eje—. ¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó cuando su madre entró a la habitación con un ligero mote de temor en sus celestes ojos.

—Me dejaron salir temprano… Mhm, quiero hablar contigo. ¿Puedo sentarme? —Apuntó su cama y Jimin asintió con su expresión relajada. Hyeon antes de sentarse, se quedó observando la superficie con cierta extrañeza—. ¿Y tu muñeco favorito? —La rubia lo observó intensamente y Jimin hizo un movimiento espiral con la mano.

—Tengo que coserle el ojo y lo dejé para más tarde. ¿De qué querías hablarme? —La gracia con la que hablaba perturbó un poco a Hyeon, no sabía si creerle a su comportamiento tan sereno o a las alertas rojas en su cabeza.

—Bueno… Antes tuvimos una discusión y-

—¿Ah, eso? No te preocupes, actúe mal y me equivoqué. Lo siento mucho. —Hyeon quedó boquiabierta y los dedos de sus pies se contrajeron al encontrarse con el frío cielo que acaparaba toda la tibia habitación y contrastaba con las veraniegas palabras. La rubia jugó con sus dedos, ¿ahora cómo procedía? Esto no estaba dentro de sus planes y sus debates mentales en la oficina. ¿Qué se supone que tenía que hacer? ¿Aceptar sus disculpas y dar por terminado la tensión que existía desde la última discusión?

—N-no, yo lo lamento. Te presioné cuando era obvio que no estabas bien y- —Calló al ver los inexpresivos ojos. Ah… Esos fríos ojos le recordaban al aire áspero de Busan. "No estabas equivocado con lo que dijiste", quiso decir pero las palabras no salieron de sus labios rosados—. ¡Te compré un regalo! No sabía cuándo dartelo, ya vengo —dijo y abandonó la habitación.

Jimin miró a su madre salir con prisa y alzó una ceja. "¿Un regalo?", ¿qué tipo de regalo sería? Suspiró y observó su cajón ligeramente cerrado. Le dio un discreto vistazo a la puerta y empujó en su totalidad el mueble.

»—¡Aquí está! —anunció Hyeon tendiendo la bolsa de regalo hacia su hijo. El rubio alzó una ceja.

—Todavía no es mi cumpleaños, ni tampoco es Navidad… —murmuró y su madre elevó sus hombros con desinterés.

—¿Acaso debe haber una fecha en especial para que tenga que consentirte? —Un ligero brillo se asomó en la vasta oscuridad al tocar los hilos de la bolsa. Hyeon lo ayudó a sacar las prendas con una emoción apreciable en las comisuras de su boca y Jimin contuvo su sonrisa al ver la actitud de su madre. Sacó una camisa blanca con volados en su cuello, podía apreciar la calidad de la tela con un solo vistazo y acompañado de eso, estaban un jean negro y unos zapatos blancos. Era demasiado. ¿En dónde usaría algo tan quisquilloso?

Aún así, era un regalo bastante bonito y que no merecía para nada.

»—Gracias —murmuró apenado. Hyeon soltó una carcajada y le dio duras palmadas en la espalda.

El ambiente se volvió hogareño con las risas de Hyeon y las quejas de Jimin que ocultaban sonrisas.

Dentro del cajón olvidado, la última anotación en la libreta era unos números.

¿Quizás una fecha?


















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Holaaaa, lamento no haber actualizado antes. Tenía planeado actualizar en febrero pero pasaron cosas... En fin, como habrán notado en el capítulo, el espacio entre los párrafos es más grande, lo cual intenté solucionar pero no pude. Básicamente ahora tengo celular nuevo, aún me estoy adaptando, así que tenganme paciencia por favor TT

Lo siguiente, ¿les gustó el capítulo? ¿Teorías? Quiero decirles que la historia de Taehyung y la historia de Jungkook aún no han acabado. La confesión III solo se enfocaba en su relación pero... ¿y sus historias individuales? A decir verdad, sus historias individuales son mucho más duras que la confesión juas 👹

También, un comentario me sugirió hacerle un Verdadero y Falso de spoilers.

En los siguientes spoilers, dos son verdaderos y los demás falsos.

• El jefe de Hyeon es un Jeon.
• Yoongi es el hermano de Hyeonwoo (la mesera que busca a su hermano).
• Yoongi es el asesino.
• Act 8: se trata de un evento cercano en el futuro, donde los desaparecidos son: Jimin, Hoseok, Taehyung; la persona internada es Yoongi (también Chanyeol pero las noticias no lo dijeron porque no tienen información actualizada) y quien fue asesinado es Namjoon.
• Los Jeon mataron a Jisoo.
• Jihyun es bueno.
• Jimin no logra resolver el caso y muere al final.
• Changbin gustaba de Jisoo e inculpó a Yoongi por celos.
• Kai sabe la identidad del asesino.
• Jungkook se va a suicidar.

BONUS:

Uno es falso y el otro verdadero.

-El Chanseok (ChanyeolxHoseok) quedan juntos.
-El TaeKook no queda junto.

Nos leemos dentro de un milenio 🐥

-mysverse

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