[Actividad |1]

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Sus párpados se abrieron y Jimin se encontró con el rostro de Yoongi, sonrió enternecido y se aproximó al cuerpo impropio para esconder su cara en el torso del rubio.

Uno de sus dedos entró en contacto con un pétalo de lirio que se encontraba entre los cabellos del chico.

Escuchó un pequeño quejido y luego una rasposa, profunda y grave voz normal de alguien recién levantado.

—Buenos días, amor —fue lo que dijo cerrando sus ojos nuevamente.

Jimin rió y besó la mandíbula de su esposo mientras que con sus piernas las entrelazaba con las contrarias.

—¿Nos podemos quedar unos momentos así Yoonnie? —interrogó haciendo un puchero el pelinegro, el más alto asintió a la vez que besaba la coronilla de su tierno esposo.

Se quedaron un rato repartiéndose besos, caricias y entregándose amor mutuo, hasta que Yoongi le dijo que ya se tenían que levantar, y con pesar ambos lo hicieron.

Se adentraron al baño donde se tomaron una ducha en conjunto, uno que otro toqueteo los llevó a darse un beso hambriento lleno de lujuria y momentos después gemidos llenaron toda la habitación siendo invadida por el vapor que producía el agua caliente.

Salieron del cuarto ya cambiados luego de haberse entregado al otro en el baño.

—Amor... no vayas —Jimin miró con ojos tristes al muchacho de cabellos claros y ojos marrones.

—Bebé, sabes que hoy es un día especial y no puedo faltar... —contestó con su ceño decaído al ver la expresión afligida de su esposo.

—Está bien... que te vaya bien —Jimin besó los delgados labios de Yoongi.

Sintió la frialdad en ellos.

Se despidieron, y finalmente Yoongi abandonó el lugar.

Es la quinta vez que Jimin trazaba el mismo camino en aquel pasillo, se dirigió a la cocina, comenzó a elegir ingredientes para cocinar.

11 de la noche y él aún no aparece.

El pelinegro tuvo un pequeño tic en el ojo e hizo un movimiento torpe con su mano que repitió más de tres veces. Tensó su cuello y dejó lo que hacía como si lo hubiera olvidado.

Caminó hasta el sofá y se quedó ahí...

Mirando la televisión...

Que se encontraba apagada.

Negó con la cabeza y se levantó para ir a su habitación, quería tomar una siesta y que el tiempo avance.

Pero al abrir la puerta se encontró con todas las cosas fuera de su lugar, la cama desarreglada y todo dispersado por el suelo.

Su respiración comenzó a hacerse errática y sus ojos comenzaron a lagrimear.

Lo hizo él de nuevo...

Retrocedió unos pasos y corrió hasta el sofá a donde abrazó uno de los tantos cojines y lo abrazó con fuerza, una forma de resguardarse.

Tú lo hiciste... es tu culpa.

Fue lo que repetía aquel ser extraño y escalofriante una y otra vez.

Jimin soltó el objeto y se tapó los oídos con las palmas de sus manos mientras comenzaba a llorar en silencio.

—Yoongi, Yoongi, Yoongi, Yoongi, Yoongi —no podía dejar de repetir, teniendo la esperanza en que si decía su nombre, él aparecería para salvarlo y resguardarlo de todo mal.

Tu culpa...

No, no, no, no. Yoongi, Yoongi —las gotas no paraban de caer y el miedo incrementaba en Jimin al sentir aquella voz cada vez más cerca.

Yoongi.










Nicxnita©

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