13: Y ahora... ¿Quién eres?

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Honor antes que dolor.

Orgullo en un murmullo.

Sol iluminando la flor.

Escarlata en una explosión de piñata.

Oración por el apretón.

Kilómetro sangriento dejando un rastro.

•••


—Y ahora... ¿Quién es? —preguntó Jaebum mirando con recelo al hombre sentado en uno de los asientos delanteros junto a los demás que acababan de subir.

El pelirosa se soltó de los brazos de Sana para correr hacia Yoongi y tirarse hacia su cuerpo. El peligris lo apretó fuerte y enterró su nariz en la cabellera del pequeño, ignorando lo que estaba pasando a su alrededor.

—¿Tuviste miedo? —preguntó acariciando la cabeza del menor, éste asintió con sus ojos cristalinos y volvió a esconder su rostro en el pecho del mayor. Sonrió levemente mirando con cariño a Jimin.

Elevó su rostro para buscar con su vista a Jungkook y al encontrarlo, le hizo un ademán para que acerque, el chico obedeció y una vez estuvo cerca, Yoongi lo tomó de un brazo para darle calor.

—¿Quién soy? Bueno, soy el dueño de la casa donde estaban —respondió el hombre de tez morena, varios lo miraron interrogantes al recibir una respuesta a medias.

—Ya sabes de qué hablamos, ¿por qué tenías todas esas armas?, ¿quién eres? —el desconocido sonrió sarcástico hacia Changkyun y luego les regaló una dura mirada.

—Trabajaba en un centro de defensa de Corea del Sur... de repente el Gobierno solicitó nuestras fuerzas sin decirnos a qué nos enfrentamos, ya sabrán el final de la historia. Y esas armas, las tengo con un permiso, algo que un niñato como tú no sabría el por qué —se refirió a Kyun y se cruzó de brazos. Muchos expandieron sus ojos y se acercaron un poco.

—¿Y sabes el o-

Fue interrumpido por el hombre— Lo siento, no sé la razón de todo el caos, como dije, nos tiraron a una misión mortal sin decirnos a qué nos enfrentamos —suspiró recordando a sus compañeros siendo devorados por esas cosas que pensaban que eran enfermos.

—¿Y tu nombre es...?

—Kim Namjoon ¿y tú?

—Min Yoongi —se separó un poco de los mechones de Jimin para poder hablar.

—¿Y qué harás? ¿Te bajarás en la siguiente parada? —preguntó despectivamente Daehyun y Namjoon ladeó una sonrisa.

—Daehyun... —reprochó Yoongi.

—¡¿Qué?! ¡Nos apuntó con un arma! ¡Un arma!

—Me salvó la vida, y quién no lo haría si al llegar te encuentras con tantas personas desconocidas —entrecerró sus ojos y suspiró.

—¡Claro que- espera... ¿Cómo es eso que te salvó la vida? —todos lo miraron expectantes incluidos sus mejores amigos y Jimin quien se separó para mirarlo con sus ojos cristalizados... ¿Él... él estuvo a punto de perder a su Hyung?

—Aish —chasqueó su lengua—. Sí, como escucharon, sino fuera por él —apuntó a Namjoon— tendría una mordida en mi brazo y seguramente sería uno de ellos —alzó su brazo apuntando con su dedo la zona que tendría la marca.

—Por Dios —susurró Jungkook afligido por la noticia y Jimin soltó un sollozo.

—Ay no, ven aquí —dijo Yoongi tomando de la nuca a Jimin y abrazándolo con fuerza para calmar su silencioso llanto.

—Entonces... —Namjoon se acomodó en su asiento en un incómodo silencio.

De repente el chico de cabellos rosas y el de mechones chocolates se levantaron al unísono sorprendiendo a todos. Éstos se miraron sorprendidos y asustados por la sincronización pero no dijeron nada, por lo contrario, miraron a Namjoon.

—¡Gracias por salvar a Yoongi hyung! —agradeció Jungkook haciendo una reverencia junto a Jimin.

Namjoon les regaló una sonrisa torcida por la enternecedora escena. Les hizo un vago gesto que hacían los militares como saludo, en este caso, para decirles un silencioso "no hay de que".

—Profesor —llamó Hoseok al llegar a su lado tratando de mantener el equilibrio y dejando atrás la charla que mantenían detrás de ellos.

—¿Si, Hoseok-ssi? —respondió sin apartar su mirada del frente.

—Umh... —frunció su ceño al escuchar silencio y le dio una mirada rápida a Hoseok quien estaba perdido en sus pensamientos, buscando una forma de cómo preguntar aquello— bueno... ¿Se encuentra bien? —se puso nervioso al recibir una mirada extrañada por el mayor y se arrepintió de lo que dijo.

—Debería ser yo quien pregunte aquello. ¿Estás bien? —Mostró preocupación cuando se permitió mirar a los ojos al muchacho que acababa de sobrevivir a una masacre.

—H-hablo de... Cuando entramos, usted no se veía bien, lo he dicho antes pero..., usted logrará adaptarse, sólo es cuestión de tiempo ¿no? —mostró una esplendida sonrisa que contagió a Seokjin que ahora se mostraba más tranquilo y regresó su mirada al frente—. Y sí, estoy bien, por suerte salí ileso.

—Ow... por cierto, gracias... por lo que haces, hablo de... —hizo una pausa tratando de encontrar las palabras correctas— por preocuparte por mí.

Hoseok asintió y volvió a sonreír mucho más, ahora se instaló a un lado de Seokjin para mantener una conversación y no dejar al mayor solo.

Por otro lado los hermanos Min estaban muy pegados en unos de los asientos en medio del autobús. Jungkook estaba en un asiento a un lado, asustado y pensando que pudieron haber muerto.

Jimin se negaba rotundamente a soltar a Yoongi, terminando por sentarse en su regazo y cayendo dormido sobre él. Al mayor no le molestó, acercándolo mucho más para tenerlo entre sus brazos, sintiendo la respiración en su hombro e intentó repartirle caricias en su espalda pero se detuvo a sí mismo; para él era incorrecto porque Jimin dormía. Cuando posaba sus manos sobre él, recuerdos dolorosos regresaban.

Miró por la ventana viendo el paisaje negruzco, como la oscuridad cubría todo Seúl. Miró su reflejo y comenzó a analizar su rostro...

Nuevamente estaba cubierto de sangre, sus ojos recayeron a la silueta del cuerpo entre sus brazos y cerró los ojos...

Proteger a Jimin.

Sus labios picaron cuando miró el rostro de su hermano, tan relajado..., sus facciones delicadas como el de un muñeco que hasta te da miedo de tocarlo por si se rompe, Jimin era un sinónimo de pureza... así lo veía él desde pequeño y nunca cambió eso en su cabeza, se aferraba a aquello y admiraba a su hermanito a lo lejos. Tragó saliva y sin poder soportarlo más, con imprudencia, posó sus finos labios en la frente de Jimin, sintiendo la calidez de su piel bajo el tacto, se sentía bien y aceleraba su corazón de una manera que no tiene explicación.

Se alejó un poco asustado, Jimin sólo se había removido y acercado sólo un poco más su cuerpo al de Yoongi.

Jungkook a su lado descansaba su cabeza en su hombro, dormía con su ceño levemente fruncido. El menor era un niño... y de alguna manera le recordaba a Jimin a su edad, bueno, aunque no cambió tanto que digamos.

Acarició las hebras marrones y elevó las comisuras de sus labios sin decir nada.

—¿Y por qué no nos quedamos allí? Pudimos haber apagado la alarma y ya —escuchó a Chaeyoung y le prestó más atención a la conservación que se perdió.

—Porque la alarma había llamado la atención de varios —contestó Changkyun con los brazos cruzados.

—Pero sólo la hubiéramos apagado y ya —ahora Daehyun intervino.

—Umh, nop. Solo la apagamos para que podamos huir. El tiempo que nos llevó llegar al auto había atraído a los suficientes hacia nuestra ubicación, la apagamos para que deje de llamar a esas cosas. ¿Viste esos que estaban en el camino? Bueno, se dirigían hacia la casa pero al apagar la alarma, no sabían a dónde ir, ¡y! Si no lo hubiéramos hecho, también hubiéramos tenido problemas para conducir por la calle, ya que vendrían de todas direcciones. ¿Me entiendes niño? —explicó Namjoon y asintieron sin más, rindiéndose con argumentos que no servían en situaciones así.

—Bien, Jaebum, te necesito aquí —llamó Seokjin y el nombrado se acercó extrañado por la solicitud de su presencia, pero al estar al frente, lo entendió.

—Llegamos al puente...

—Tendremos que pasar con cuidado —comentó Seokjin al llegar al otro puente que no era Banpo, ya que cuando vieron el estado en la cual se encontraba, decidieron tomar otro camino más largo y hasta ahora, el profesor no pegó un ojo al estar conduciendo. Sin embargo, Hoseok, quien se mantuvo a su lado, no dejaba de charlar con él cada vez que veía que los ojos del mayor se cerraban de a poco.

Y ahora estaban todos despiertos observando el cruce hacia el otro distrito, viendo escasos autos abandonados y un par de cuerpos inertes en el suelo que temían que se levantaran. Estaban adentrándose a territorio desconocido. Seokjin avanzó con cuidado tratando de no acelerar. No creían que el ruido del autobús hiciera mucha diferencia, ya que el ruido de la ciudad era suficientemente fuerte para despistar a la mayoría de mordedores.

Todos estaban en silencio, tratando de captar cualquier mínimo sonido y solo escuchando las llantas del bus mantener contacto con el sucio suelo.

Jimin ahogó un grito cuando unas manos sangrientas se posaron del otro lado de la ventana. Yoongi lo abrazó alejándolo del vidrio para ver con asco a aquel ser y tensando la mandíbula al querer guardarse sus maldiciones.

Por otro lado, Seokjin y Hoseok miraban con el ceño fruncido la desolación de esos lados. Había restos de vidrios, autos destrozados, cuerpos desparramados y basura mezclada con sustancias que no quisieran adivinar su orígen. El peli-violeta apretó el hombro de Seokjin horrorizado por la situación, sosteniéndose del mayor al sentir un mareo. Al menos el olor nauseabundo no entraba al interior al tener todas las ventanas cerradas.

Changkyun trataba de mantenerse sereno y miró de reojo a Jungkook para ver si se encontraba bien. Este se mantenía con una expresión de completo pánico como los demás que intentaban hacer el menor ruido posible, no querían atraer más a esas cosas.

Jaebum estaba agarrado de una baranda a un lado de Hoseok para guiar a Seokjin en susurros, tembló cuando un mordedor se estampó contra la puerta para luego seguir con su camino ignorando el gran transporte. Sacando de lado a esos dos mordedores que aparecieron, no había más, las calles estaban vacías y las lujosas casas no se hicieron esperar cuando se adentraron aún más a las calles. La tensión era parpable y muchos trataban lo más posible alejarse de las ventanas del bus.

—Sigue derecho, profesor —indicó en un susurro Jaebum. Seokjin asintió para apretar con suavidad el pedal de velocidad.

Trataban de adentrarse lo más sigilosos posibles... Hasta que algo o alguien comenzó a golpear la puerta del bus con insistencia. Los estudiantes entraron en pánico porque la silueta seguía el lento transporte. El sonido los alarmó y temieron que atrajera a más de esas cosas. Jaebum notó a través del cristal que era una persona desesperada y se lo informó al resto que no sabían qué hacer.

—Abran la puerta, puede atraer a mordedores si sigue así —dijo Yoongi con la mandíbula tensa. ¿Quién era el jodido idiota? Hará que los maten a todos.

Hoseok tragó saliva y tomó un bate. Seokjin no detuvo el bus, solo abrió la puerta y al instante, esa persona saltó al interior con la respiración agitada. Todos suspiraron aliviados al ver que era alguien vivo. Los únicos que no bajaron la guardia fueron las personas que estaban en los asientos delanteros, quienes sostuvieron sus herramientas de ataque hacia la chica que se mantenía de rodillas y tratando de regular su respiración.

El profesor cerró la puerta y optó por dejarle la situación a los chicos. Él tenía que concentrarse en el camino.

De los ojos de esa persona surgieron lágrimas que empañaron su vista. Lloraba porque estaba aterrada, por ver que la parca hizo su trabajo y se llevó incontables almas al inframundo.

Yoongi dejó atrás a Jimin y Jungkook para tomar un bate que le concedió Changkyun. Avanzó para enfrentar a la mujer en el suelo que no dejaba de temblar.

—¿Fuiste mordida? —preguntó con cautela, preparándose para atacar si recibía una afirmación. Al ver una negación, su postura no se relajó: el objeto en sus manos se presumía en el aire—. ¿Cómo te llamas?

—Im... Im N-Nayeon —susurró y por un momento Yoongi casi no la escucha sino fuera por el silencio que se instaló en el autobús.

Miradas de confusión se instalaron sin haber procesado lo que sucedió. Al igual que las que exigían una respuesta a su repentino sentimiento de querer rescatar a personas a lo loco. El gran porcentaje de los presentes eran capaces de ignorar a los sobrevivientes fuera del autobús. Estaban aterrados porque en sus cabezas la idea de abrir la puerta era una condena, una muerte segura y eso no cambiaba ahora. Es por ello que su humanidad vacilaba tanto.

Nayeon ahora se tomó la molestia de mirar a su alrededor. Sus ojos vagaron por todas las personas de una forma tímida... Hasta que se terminó por topar con unos ojos expectantes, un rostro aniñado y mechones rosados como los algodones de azúcar que comía antes. Era una expresión que no podía deducir rápidamente hasta que notó que un chico de cabellos grises le tendía la mano para ponerse de pie.

—Soy Min Yoongi. Lamento nuestras reacciones...

Se sintió confundida y no pudo evitar romper en llanto al sentirse a salvo por primera vez en esas horas que se sintieron eternidades.

—Hey, me llamo Son Chaeyoung. No tengas miedo, ¿si? Estamos para protegernos los uno a los otros —comentó una chica de cabellos largos con unos pocos rizos y puntas verdosas. Una cálida aura de amabilidad la rodeaba y entonces se permitió respirar... No parecían malas personas.

—Ven, siéntate —sugirió otra muchacha de mechones rosados—. Lo siento, soy Sana, si quieres siéntate aquí. —Otra sonrisa amable que le permitió relajarse un poco.

Cuando dio unos pasos, un fuerte golpe se escuchó y siguiente a eso, aquel peli-rosa cayó al suelo con lágrimas como espejo de su alma gritando con terror. Lo miró sorprendida pero entonces el cuerpo de Yoongi pasó a un lado de ella, empujándola para ir en ayuda del chico en el suelo que temblaba con miedo por la sorpresa que se llevó cuando un mordedor chocó contra su ventana.

Ella miró curiosa como el peli-gris tomaba entre sus brazos el cuerpo del joven y trataba de calmarlo con caricias tan delicadas que pareciera que el viento fuera dueño de aquellas acciones. Parpadeó confundida cuando los largos dedos de Yoongi marcaron las mejillas del muchacho cuyo nombre aún desconocía, con tanto cariño que parecía de otro mundo.

“Cuanta delicadeza. Parece como si estuviera tocando los pétalos de una flor”, pensó.
































































©mysverse

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro