Londres, 1975

El frío amanecer apenas se mostraba ante ellos en una mañana de otoño, con sus brillantes y dorados rayos de sol colándose a través de las cortinas; el cielo pintado de ese color naranja haciéndolo ver tan cálido y armonioso.

Era el hermoso amanecer, no solo del día, sino también de ese nuevo amor, de esa nueva pasión entre Jungkook y Taehyung.

Jungkook llevaba veinte minutos de haber despertado, aunque realmente no quería levantarse de la cama en la que estaba acostado y había pasado la mejor noche de su vida; podía sentir un brazo rodeando su cintura, un calor ajeno al suyo envolverlo de manera cómoda y el rostro de Taehyung durmiendo tranquilamente frente a él. Jungkook sonrió, sintiendo su corazón golpearle de manera frenética dentro de su pecho, se sentía demasiado feliz.

No pudo evitar llevar una de sus manos hacia la mejilla que permanecía libre, ocasionando que con un simple roce Taehyung despertara.

Taehyung sonrió suavemente, mientras abría lentamente sus ojos acostumbrándse a la tenue luz que se colaba por la ventana; afianzó su agarre en la cintura de Jungkook, acercándolo más hasta llegar a rozar sus narices en un pequeño beso esquimal con el que ambos estaban cómodos.

Se sentía feliz.

Aquella cálida sensación en su pecho haciéndose cada vez más fuerte, como si quemara dentro de sí, con aquella pasión que jamás imaginó sentir.

Pero.

Tenía miedo, una sensación abrumadora que le quemaba sus entrañas, expandiéndose dentro de su cuerpo, casi como si quisiera explotar.

Tenía miedo de su padre, aquel quien le pedía perfección, ser un hombre recto e inquebrantable.

Tenía miedo de que la sociedad, sabía que era "antinatural", pero poco le importaba aquello. Cuando era un adolescente supo de aquel escándalo mundial de 1969.

"La primer marcha LGBT en Nueva York"

Marcaban los titulares de todos lo periódicos y los demás medios de comunicación no dejaron de hablar de aquel suceso durante casi un año.

Supo que desde ese entonces habían más personas que visibilizaban su orientación sexual, pero también sabía que hacer aquello era como un suicidio, sabía que eran blancos de odio por parte de la sociedad que no aceptaba lo diferente.

Tenía miedo. Claro que sí.

Pero los ojos llenos de adoración y amor con los que Jungkook lo miraba había desvanecido aquellos pensamientos.

— Tienes miedo, ¿verdad?— Jungkook preguntó, rompiendo ese silencio que los envolvía—. Mi padre una vez dijo que ser diferente no es malo, es lo que nos hace únicos a los demás. Él es alguien a quien no le gusta seguir las reglas, le gusta seguir su corazón, tal vez por eso es que yo también soy así.

— A veces quisiera que mi padre fuera así— soltó junto con un suspiro—, él odia romper las reglas, dice que se hicieron para seguirlas, no para hacer lo que nosotros quisiéramos.

Aunque tal vez tenía un poco de razón.

Pero muy en el fondo sabía que una parte de él decía lo contrario.

— Yo también tengo miedo, pero es algo natural, no siempre podemos estar a la expectativa de los demás, solo nos toca ser nosotros mismos—, soltó Jungkook, junto con una pequeña sonrisa que adornaba su rostro.

Taehyung no resistió mucho para acercarlo por completo en el y comenzar un beso lento y sin segundas intensiones, sintiendo como Jungkook lo tomaba por el cuello, acercándolo más.

Aquel beso en que ambos se sentían felices.

Algo que no duró mucho, ya que tres toques en la puerta de la habitación los habían interrumpido.

Ambos se separaron saliendo de la cama en la que estaban acostados hace un momento, uno con el corazón más acelerado que el otro. Cuando la puerta se abrió, Taehyung sintió una presión en su pecho, era su madre, quien los miraba a ambos sin expresión alguna en su rostro.

— Pueden bajar, el desayuno está listo.

Fue lo único que dijo.

Aunque no pudo evitar escuchar la conversación que ambos habían tenido momentos antes.