13.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

- SungHoon se había repetido tantas veces que quería a RyuJin que ahora la mentira salía con facilidad y, a veces, creía incluso que era cierto. Bueno, quería a RyuJin como amiga, eso lo tenía claro, pero... ¿cómo novia?

—Pero no hemos pasado tanto tiempo juntos, oppa —se quejó RyuJin al otro lado de la línea—. Mis papás ya están preguntando cuándo irás a cenar. Ellos querían hoy, pero me dijiste que no, y el siguiente sábado igual...

Los sábados estaban reservados para ir a D-Town, y ahora que había regresado a ese ambiente, rodeado de tanta gente con la que se sentía cómoda, no quería abandonarlo otra vez.

—Podría ser el viernes —ofreció suavizando su voz—, ¿te parece?

—Pero ¿qué tanto tienes que hacer? —siguió insistiendo RyuJin —. ¿Me estás reemplazando por HeeSeung?

Apretó sus labios un instante, sabiendo para dónde se dirigía toda esa conversación.

Últimamente compartir tanto tiempo con ryu6 se estaba volviendo insoportable, la chica siempre demandando su atención y contándole cosas que en realidad no le interesaban. Y eso le hacía sentir mal porque significaba que era un pésimo novio, pero si era honesto, no le preocupaba demasiado. No cuando estaba en D-Town. No cuando estaba con Ni-Ki.

Ni-Ki, Ni-Ki...

— HeeSeung está cada vez más desagradable y repulsivo —siguió hablando RyuJin—, detrás de ese otro chico, ¿qué clase de persona es? ¿Acaso...?

— RyuJin, por favor, cállate.

La chica enmudeció porque era la primera vez que SungHoon le hablaba de esa forma.

SungHoon normalmente era callado, siempre dándole la razón, nunca discutiendo con ella. Pero esto...

— ¿Oppa? —preguntó con voz débil.

—Hablamos cuando estés más calmada —le dijo—. Adiós.

Le cortó antes de escuchar su réplica.

SungHoon no quería hablar más con RyuJin, no por esa noche, porque era sábado, iría a D-Town, y vería a Ni-Ki.

Lo que debía hacerlo sentir mal, sin embargo, en ese instante no podía importarle demasiado si su novia se enojaba con él porque estaba recordando la expresión de Ni-Ki en su casa, cuando le invitó a acompañarlo, la forma en la que le estaba mirando.

Agarró su chaqueta, mirándose una vez más al espejo para ver si lucía guapo, y salió del cuarto para bajar las escaleras.

— ¿SungHoonnie? —preguntó su madre al verlo pasar hacia la puerta—. ¿Para dónde vas, cariño?

Tomó las llaves del auto, girándose y sonriéndole a su mamá.

—Iré donde HeeSeung, lo ayudaré con una tarea —mintió, y recordó que la última vez que le había mentido de esa forma fue cuando estaba saliendo con Geonu.

Pero algo dentro de él no se sentía culpable.

Su mamá frunció el ceño.

— ¿Todavía eres amigo de ese chico? —dijo, y escuchó la desaprobación en su voz—. Es una mala compañía, Hoonnie.

Trató de suavizar su expresión aunque aquellas palabras realmente le fastidiaron un montón.

—Mamá, HeeSeung es un buen chico —suspiró, haciendo un gesto con su mano—. ¿Por qué no conversamos esto después? Voy atrasado. Nos vemos, mamá.

Y como había hecho con RyuJin, antes de que pudiera decirle algo más, SungHoon salió de la casa con paso presuroso, recordando que había quedado en pasar a buscar a HeeSeung, y luego irían a la casa de Jay para buscarlo junto a Ni-Ki.

Mientras tanto, ambos chicos estaban jugando un juego de mesa en la casa de Jay, una especie de Monopoly pero con la ciudad de Seúl. La madre del chico estaba en la cocina, limpiando, y Ni-Ki lo aprovechó para llamar la atención de su amigo.

Jay, ¿puedo pedirte un favor? —preguntó Ni-Ki con una sonrisa dulce.

Jay le miró, parpadeando.

Sí, puedes —concedió Jay antes de tirar el dado.

Ni-Ki sacó su libreta, escribiendo algo porque no sabía realmente cómo expresarlo en palabras.

No le digas a JungWon a dónde vamos hoy, por favor. Es mejor si esto queda entre los dos, ¿te parece?
J

ay arrugó las cejas, confundido al leer el mensaje, y contestó con letra algo torpe:

¿Por qué no podemos decirle? ¿Eso no sería mentirle? Mamá dice que las mentiras son muy malas.

Ni-Ki rascó su nuca.

Porque puede sentirse mal por no acompañarnos. No queremos hacerlo sentir mal, ¿cierto?

¿Por qué no lo invitamos, entonces? Para que no se sienta mal.

Mordió su labio inferior.

Con cuidado, escribió lo siguiente:

Porque tú saldrás con HeeSeung y yo con SungHoon. JungWon iría solo. Eso sería triste, ¿no es así? Entonces que esto quede entre los dos.

Pero JungWon es tu mejor amigo, ¿no le estamos mintiendo?

No es mentira, sólo no le diremos algo. Este será un secreto entre los dos, JayJay, entre nadie más. Los mejores amigos tienen secretos entre ellos. ¿No quieres ser mi mejor amigo?

JungWon es tu mejor amigo.

Tú también lo eres.

Los ojos de Jay brillaron al leer esa frase y levantó su vista unos segundos, mientras el timbre tocaba y su mamá iba a abrir la puerta.

Está bien, es un secreto —dijo Jay, esbozando una sonrisa extraña, tímida.

Ni-Ki le sonrió ampliamente, feliz, y segundos después la madre de Jay, Byul-Yi, entró con HeeSeung y SungHoon detrás.

—Llegaron tus amigos, Seonggie —dijo la mujer con voz amorosa, inclinándose y revolviéndole el cabello a Jay—. ¿Cuál de ellos dices que es tu perrito apestoso?

Las mejillas de Jay se colorearon de rojo mientras HeeSeung abría la boca con sorpresa y SungHoon parpadeaba.

—Es él, Lee HeeSeung —murmuro Jay apuntando al chico pálido—, pero es muy apestoso, mami.

—Mmm... —concedió su mamá de forma juguetona—, ¿van a una cita doble, entonces? —agregó mirando a los dos chicos mayores con una expresión seria—. ¿Por qué no llevas a Ni-Ki al baño para que se laven los dientes?

—Está bien, mamá —contestó Jay tomándole la mano a Ni-Ki —. Volvemos en cinco minutos, ¿eso está bien?

—Está perfecto, Jay-Ah —respondió HeeSeung.

Una vez quedaron los tres, Byul-Yi volvió a mirarlos. Era más baja que los dos, pero siendo honestos, daba algo de miedo.

—Espero que cuiden a los dos chicos —dijo con voz seria—, porque ustedes no quieren verme enojada, ¿cierto? Y si les pasa algo malo, si se les ocurre propasarse con ellos, mi Seonggie me lo va a decir sin dudarlo, ¿está claro? —ambos muchachos asintieron, sus manos sudando—. Los quiero de regreso a las dos de la mañana, no más que eso, porque Jay se pone muy pesado cuando se sale demasiado de su rutina. Y cualquier cosa, me llaman a mí enseguida —su tono se tornó suave—. Por favor, cuídenlos un montón. Ni-Ki tiene una familia que lo quiere mucho, y yo... Seonggie es todo lo que me queda, no puedo perderlo.

SungHoon hizo una reverencia, adelantándose a lo que fuera a decir HeeSeung, que lucía algo afectado por las palabras de Byul-Yi.

—No se preocupe, señora Park —dijo SungHoon—, los cuidaremos con nuestra vida.

Ella sonrió un poco, asintiendo, y segundos después los dos chicos volvieron, arreglados y con los abrigos ya puestos para protegerse del frío.

—Se ven guapísimos —halagó Byul-Yi para luego llamar la atención de su hijo—. ¿Cuáles son nuestras reglas para esta salida, Seonggie?

—No alejarme de HeeSeung —repitió Jay—. No alejarme de Ni-Ki. No alejarme de SungHoon. Llamarte si algo malo pasa. Volver antes de las dos o a las dos de la mañana, pero no más que eso porque es mi hora de dormir. No aceptar nada de extraños.

Byul-Yi le pellizcó la mejilla, satisfecha, y le dio un beso suave de despedida en su frente para después abrazar a Ni-Ki.

—Pórtense bien —se despidió, yendo a despedirlos a la puerta.

—Nos vemos, señora Park —corearon los dos mayores.

Bajaron por las escaleras en silencio, saliendo del edificio segundos después, y SungHoon los dirigió hacia el automóvil que tenía estacionado fuera.

Ni-Ki iba a entrar detrás, pero HeeSeung le hizo un gesto, abriéndole la puerta del copiloto.

—Ve tú adelante —le dijo con lentitud, para que pudiera leer sus labios—, yo voy con Jay detrás.

Ni-Ki parpadeó, mirando a SungHoon, que le hizo un gesto de aprobación.

Sonriente, entró al auto poniéndose el cinturón de seguridad, observando a Jay y HeeSeung entrando detrás, y SungHoon a su lado.

Decidió empujar para abajo la culpa de haberle mentido a sus padres y a JungWon, resuelto a disfrutar esa salida como fuera. Les había dicho a sus progenitores que iban a salir, por supuesto, que les habían invitado a una pequeña reunión con amigos, pero que JungWon iría con ellos. Ni-Ki sabía que no le dejarían ir solo, así que optó por esa pequeña mentira, rogando para que nada saliera mal.

Por favor, que todo fuera bien, pensó cuando SungHoon encendió el auto.

—Te ves muy bonito hoy, Jonggie —dijo HeeSeung entonces.

SungHoon rodó los ojos, mirando de reojo a Ni-Ki, que lucía feliz a su lado, y pensó que Nini se veía más guapo que todos en el auto.

— ¿De verdad? —preguntó Jay —. Mis tías dicen que yo no soy bonito.

—Tus tías pueden chuparme un huevo —replicó HeeSeung.

— ¿Por qué deberían chuparte un huevo? —dijo Jay confundido.

SungHoon decidió no meterse en esa conversación, y por el contrario, le hizo un gesto a Ni-Ki cuando se estacionaron. El menor le miró, inquisitivo, y aprovechando que estaban detenidos deslizó sus dedos por la mano del chico que estaba en su regazo, agarrándola en un toque algo tímido.

Los ojos de Ni-Ki se abrieron en sorpresa, sin embargo, no hizo gesto alguno para alejarlo.

Pasó la palanca de cambios con la mano de Riki sobre la suya, sintiéndose extraño.

Pero extraño de una buena manera.

— Jonggie, anda, dame tu mano —hablaba HeeSeung detrás—. ¡SungHoon y Ni-Ki se están tomando la mano y no son novios, y tú no quieres dármela a mí cuando soy ya casi tu esposo!

—Noooooooooooo —se negaba Jay—, me sudan mis manos por tu culpa...

—Pero qué estás diciendo, Seonggie...

— ¡No me digas así, sólo mamá puede hacerlo!

— ¡Soy tu novio, bebé! ¡Ahora dame tu mano!

HeeSeung recibió un golpe de Jay en la cabeza.

SungHoon le sonrió a Ni-Ki, ignorando los quejidos detrás, y Ni-Ki le devolvió la sonrisa, feliz de poder estar con el chico de esa forma, sin nadie que le estuviera mirando mal, sin nadie que le estuviera diciendo cosas feas.

Quince minutos después SungHoon se estacionó a una cuadra de D-Town, la noche ya cayendo sobre la ciudad, y los cuatro chicos se bajaron del auto. HeeSeung le subió el cierre al abrigo de Jay, aprovechando de tomarle la mano con una sonrisa que SungHoon calificó de estúpida, y volvió su vista a Ni-Ki, sus mejillas coloradas por el frío.

Pasó un brazo por sus hombros, atrayéndolo para que no se helara demasiado (o eso se dijo en aquel momento).

Riki se arrebujó a su lado, demasiado contento. Tan contento como nunca antes en su vida.

—No te alejes demasiado de mí, Nishi —le dijo SungHoon mientras caminaba, sintiendo que el chico podía entenderle de alguna extraña forma—, no quiero que nada malo te pase.

El menor frotó su nariz contra el brazo de SungHoon, asintiendo torpemente, sus ojos brillando por la emoción.

Llegaron fuera del local, la música resonando, y Iron les hizo un gesto para detenerse.

—Identificación —exigió Iron.

SungHoon rodó sus ojos mientras HeeSeung bufaba, pero ambos chicos sacaron las tarjetas de identificación que el club les daba a sus miembros.

Iron anotó sus nombres en la lista.

— Ice y... ¿compañía? —preguntó mirando a Ni-Ki.

—Oh... —rascó su nuca, y le hizo un gesto al menor para que le entregara su libreta. El chico no dudó en pasársela:

Puedes usar un seudónimo en el club, Ni-Ki, ¿quieres tener uno?

Ni-Ki leyó la pregunta, algo atónito, para luego escribir con un poco de vergüenza:

Ki. Sólo... Ki.

Parpadeó, confundido, pero decidió preguntar el significado de aquello en otro momento.

— Ice y Ki —dijo, notando entonces lo irónico que era que ambos usaran letras como sobrenombres.

Iron anotó el nombre.

—Y Seung con...

—Pero su nombre es Lee HeeSeung —corrigió Jay con expresión de disgusto.

HeeSeung llamó la atención del chico.

—Eh, Jonggie, es un sobrenombre —le dijo con voz suave—, como cuando me dices perro apestoso. Aquí me llaman Seung.

— ¿Por qué? —preguntó Jay todavía contrariado—. Tú dijiste que los novios se dicen sobrenombres así. Yo soy Jay-Ah para ti, y tú eres perro apestoso para mí —pestañeó—. ¿Tienes otro novio que te dice Seung aquí?

El mayor se atragantó con su saliva.

— ¡No, no! —dijo aturdido—. No, Jonggie, tú eres el único para mí...

—Pero no entiendo... —se quejó Jay.

— Seung es mi nombre de rapero —le dijo HeeSeung con paciencia—, es mi nombre de artista. Por ejemplo, si tú quisieras ser bailarín, ¿cuál sería tu nombre artístico?

Jay rascó su nuca, pensativo.

— Park —dijo con lentitud.

HeeSeung le sonrió.

— ¿Quieres usarlo hoy? Seríamos Seung y Park, bebé —prosiguió HeeSeung sin borrar la sonrisa de su rostro.

El menor asintió con aprobación, por lo que Iron terminó anotando los dos nombres, algo divertido por la situación que acababa de ver.

—Quién diría que íbamos a ver a Seung todo enamorado cuando se la pasa hablando de su pene gordo —comentó Iron dándoles la pasada.

— ¿Tienes el pene gordo, perrito apestoso? —preguntó Jay ladeando la cabeza.

HeeSeung tosió, sus mejillas coloreándose.

—Puede ser, Jonggie...

— ¿Le debería decir eso a mamá?

—No, no, tranquilo, será un secreto entre los dos —se apresuró a decir HeeSeung, sabiendo que la madre de Jay lo mataría por perturbar a su bebé.

Ni-Ki y SungHoon, en cambio, no iban pendientes de la tonta conversación que sus dos amigos tenían detrás, el menor siendo guiado por SungHoon por el oscuro pasillo, música retumbando en el lugar, y luego salieron a un enorme salón.

Ni-Ki abrió su boca con sorpresa al observar el monumental lugar: por fuera se veía pequeño, un edificio de tres pisos, y creyó que el local sólo ocupaba el primero para sus asuntos, pero en realidad ocupaba dos pisos, sin separación entre el primero y el segundo, la gente apoyada en los barandales para observar mejor la batalla que ocurría en el centro. Riki observó a dos chicas: una pelirroja con cabello desordenado y a su rival, una chiquilla que se veía más joven, su cabello cortado hasta los hombros y de color castaño.

SungHoon le tomó la mano, tirando de él.

—Vamos a sentarnos —se hizo oír por sobre el ruido de los gritos.

Ni-Ki le sonrió.

—Hay mucho ruido —se quejó Jay siendo llevado por HeeSeung, detrás de ellos.

Se sentaron alrededor de una mesa, en una esquina algo alejada del escenario principal, y HeeSeung se puso de pie.

— ¿Quieren algo para beber? —preguntó.

—Sprite —dijo Jay.

SungHoon le pidió la libreta a Ni-Ki.

HeeSeung irá por bebidas. ¿Quieres algo?

Coca-Cola está bien.

— Ni-Ki quiere Coca-Cola —dijo SungHoon mirando a HeeSeung—, a mí tráeme una cerveza.

HeeSeung asintió.

— ¡Nuestra ganadora el día de hoy es Hyuna! —gritó Zico hoy como MC—. ¡Lo sentimos, Yeri, pero no estuviste mal para ser principiante!

Yeri se rió, sacudiendo su cabeza, e hizo una reverencia hacia Hyuna con respeto.

— ¿Turno de los chicos? —prosiguió Zico y se escucharon más gritos de ánimo—. ¿Quién va primero? ¡TOP, ¿contra quién?!

—Nadie querrá ser contra TOP —bufó HeeSeung apareciendo con una bandeja con bebidas y papas fritas—. TOP fue el ganador el año pasado, batallar contra él sería un suicidio.

— ¿Por qué no lo haces tú? —preguntó Jay—. Dijiste que me rapearías. Quiero verte rapear — HeeSeung lo miró—. Anda, sube al escenario.

El mayor frunció el ceño mientras SungHoon sonreía ampliamente, atrayendo a Ni-Ki a su lado.

—No voy a batallar contra TOP, terminaría humillado frente a ti —dijo HeeSeung bufando.

Jay puso mala expresión.

— ¿Entonces por qué me invitaste? —preguntó enfurruñado.

—Te rapearé, más adelante —ofreció HeeSeung.

—En cuánto —insistió Jay.

—En quince minutos —le dijo HeeSeung.

—Está bien — Jay miró la hora—. A las diez con trece minutos, entonces —agregó pensativo.

— ¡Jay, era sólo una expresión!

—Diez con trece minutos —fue lo único que contestó Jay.

HeeSeung golpeó su frente contra la mesa bajo la curiosa mirada del chico.

SungHoon se rió, escribiéndole algo a Ni-Ki:

¿Te gustó el lugar, Nishi? No es el más bonito, pero siento que tiene buen ambiente.

Riki contestó, sin poder dejar de sonreír, sus mejillas casi doliendo por su expresión pero poco le importaba:

Me gusta mucho, hyung. Todos se ven amables, como tú.

Las mejillas de SungHoon se colorearon de rojo y le revolvió el cabello al menor, que le contemplaba con ojos de ciervo.

Qué cosas dices, Ni-Ki...

¡Es la verdad! Hyung es guapo y amable. Me gusta que me haya invitado. Gracias por invitarme, SungHoonnie hyung, aunque hubiéramos tenido tantos problemas al inicio.

SungHoon se dio cuenta de dos cosas: que Ni-Ki le dijera SungHoonnie envió un escalofrío de placer por su cuerpo porque se sentía correcto, se sentía bien. Y, por otro lado, esa vocecita que le decía que se alejara del menor parecía haber desaparecido. Evaporado. Esos malos sentimientos que sentía frente a todo el mundo, que le hacían actuar como un idiota, no estaban si tenía a Ni-Ki entre sus brazos, a su lado, sonriendo completamente.

A SungHoon le gustaba sentirse así.

Lo siento mucho por mi comportamiento anterior, escribió con un poco de vergüenza, por la forma en la que te traté. No lo mereces, Nishi.

Ni-Ki sacudió su cabeza, restándole importancia.

Da lo mismo. Lo importante es ahora.

Pareció vacilar un instante, sus dedos alrededor del lápiz apretándose.

Me gusta mucho hyung.

Ahora podía sentir su rostro más colorado aún, como si se estuviera quemando, y se rió con un poco de nerviosismo.

Recordó brevemente cuando RyuJin le confesó que estaba enamorada de él: SungHoon sólo había sentido un dolor en el estómago, su garganta apretada, y culpa cuando contestó que sentía lo mismo, ya mucho tiempo atrás. Pero esto...

Retrocedió el tiempo más. Con Geonu había sentido lo mismo cuando lo conoció, cuando comenzaron a pasar tiempo juntos, cuando tuvieron su primer beso.

Tú también me gustas mucho, Nishi.

Ambos sonrieron ahora con vergüenza, desviando la vista torpemente.

Se sobresaltaron al escuchar los quejidos de HeeSeung y los reclamos de Jay.

— ¡Son las diez y cuarto! —decía Jay —. ¡Ya rapea, perro apestoso!

— ¡No, no puedes obligarme! —replicó HeeSeung.

— ¡Me quiero ir! —comenzó a exigir Jay —. ¡Me mentiste! ¡Me quiero ir!

— HeeSeung, creo que lo mejor será que subas al escenario —dijo SungHoon con algo de preocupación al ver ojos cristalinos de Jay.

— ¡Me quiero ir! ¡Me quiero ir! —repetía Jay, su voz quebrándose sin poder entender demasiado por qué se sentía así. Por qué algo dolió en su interior.

HeeSeung mordió su labio inferior.

—Pero no estoy listo —dijo con vocecita débil.

SungHoon sacudió su cabeza, exasperado, escuchando los reclamos sollozantes de Jay.

—Vámonos, Nini —exigió Jay tomándole la mano a su amigo, que estaba sorprendido.

—Hey, hey Jay-Shi —se apresuró a decir SungHoon ante la posibilidad de que Ni-Ki se marchara—, ¿no prefieres quedarte? Tengo entendido que hoy hay un show especial donde cantarán sobre dinosaurios.

Las protestas de Jay se detuvieron.

El chico miró a SungHoon, parpadeando.

— ¿Dinosaurios, Park SungHoon? —preguntó, y SungHoon se sorprendió al notar su voz un poco tímida y cohibida.

—Sí, ¿no quieres quedarte a escucharla? —siguió persuadiendo.

Asintió repetidas veces.

—Sí, sí, sí... —concedió observando el escenario.

— Jay... —comenzó a decir HeeSeung con paciencia.

— No, no me hables, yo no hablo con perros apestosos y mentirosos —replicó Jay.

HeeSeung iba a llorar.

SungHoon volvió su atención a Ni-Ki, suspirando por el alivio.

Creo que la cita de ellos no está yendo muy bien, le escribió SungHoon sonriendo.

Ni-Ki puso una expresión de diversión.

HeeSeung hyung no parece saber mucho de conquistas, ¿cierto, hyung? Es un poco divertido verlo detrás de Jay con esa carita de enamorado que tiene.

Bueno, es más divertido ver a Jay reaccionando ante su coqueteo descarado. Me sorprende que resista tanto.

A Jay le gusta mucho Minho. Se la pasa murmurando sobre perros apestosos.

Ni-Ki mordió su labio inferior.

Usted es como un cangrejito, hyung.

Oh, dios, ¿era posible morir de ternura?

SungHoon sentía que podía vomitar mil arcoíris con unicornios, pero no le importaba demasiado.

¿Por qué dices eso, Nini?

Porque es adorable, hyung. Me dan ganas de...

Ni-Ki se interrumpió, avergonzado.

SungHoon se inclinó unos centímetros.

¿Ganas de...?,

Escribió animándolo a continuar.

Pero Ni-Ki negó con la cabeza, colorado y con demasiada vergüenza como para decir algo.

SungHoon iba a insistir, pero otra vez se vio interrumpido con la discusión inocente de sus otros amigos.

— ¡Bueno, rapearé! —chilló HeeSeung al ver que Jay le seguía ignorando—. ¡Pero si te gusta, me deberás dar un besito!

— ¿Y si no me gusta? —preguntó Jay frunciendo el ceño.

— ¡Te compraré un dinosaurio!

Jay ladeó la cabeza.

—Está bien —respondió con lentitud.

HeeSeung soltó un bufido, poniéndose de pie y caminando hacia el escenario, donde otra batalla de rap acababa de terminar, haciéndole unos gestos a Zico.

— ¡Vaya, chicos, adivinen quién está aquí! —dijo animado, llamando la atención de todo el mundo—. ¡Nuestro chico lengua tecnológica, Seung! —hubo aplausos, gritos y aullidos del público.

— ¿Lengua tecnológica? —preguntó Jay confundido, sin entender un poco a qué se refería con eso.

— ¡Al parecer no quiere batallar! —prosiguió Zico—. ¡Viene con otra propuesta! Bueno, saben que en D-Town estamos abiertos a todas las opciones, y si Seung quiere declarar su amor, ¡entonces lo animaremos!

Silbidos y más gritos en apoyo, las mejillas de HeeSeung coloreándose por las palabras de Zico, y golpeó a su amigo en el trasero con su pie haciéndolo reír.

—Subí a esto obligado —murmuró HeeSeung contra el micrófono, esperando que le pusieran la pista que había creado para la canción—, pero es por el chico que me gusta. ¡Park, ¿quieres ser mi novio?!

Jay abrió su boca, sorprendido.

La pista comenzó a reproducirse.

SungHoon atrajo el cuadernito de Ni-Ki para escribirle la letra y no estuviera tan perdido.

Te caíste por un tiempo,

Está bien, te atraparé.

¿Te preocupaste mucho?

No no no,

Es solo el comienzo,

Pero estaba bien, todo es así.

Incluso los adultos eran así a nuestras edades.

Todos cometemos errores y mejoraremos con práctica.

Todavía somos principiantes,

Tenemos muchas cosas que hacer.

Está bien, podemos pasar por eso, no llores.

Después de un tiempo, descansa un poco.

Lo estás haciendo bien, cuando tengas un momento difícil,

Eliminaré esas preocupaciones.

Levántate, levanta tus brazos, no te rindas.

Lo estás haciendo bien, Oh, Lo estás haciendo bien,

Solo soporta un poco más las dificultades,

Estaré contigo...

La voz de HeeSeung se fue apagando hasta llegar al final y SungHoon bajó sus ojos, chocando con la afectada mirada de Ni-Ki al leer la letra, y rascó su nuca porque esa letra no la había escrito HeeSeung, sino él.

HeeSeung se la había pedido porque a él le costaba escribir letras de amor, HeeSeung era mejor con otro tipo de letras, y SungHoon no tuvo problema alguno en cedérsela. Pero que Ni-Ki la leyera, pareciera realmente emocionado por lo que había escrito...

Escuchó los aplausos hacia HeeSeung, los gritos animándolo, e incluso a Zico molestándolo, pero sólo podía concentrarse en la mirada bonita de Ni-Ki.

HeeSeung llegó minutos después, colorado completamente.

—No entiendo —fue lo primero que dijo Jay con el ceño arrugado—. ¿Por qué me pediste ser tu novio?

HeeSeung aclaró su garganta.

— ¿No quieres serlo? —preguntó desilusionado.

Jay frunció los labios.

—Creí que ya lo éramos —contestó sin pudor alguno—. Me gustó tu letra. Me gustó como rapeas —hizo una pequeña pausa—. Creo que también me gustas.

HeeSeung parecía a punto de colapsar.

— ¿De verdad? —preguntó HeeSeung con un hilo de voz—. ¡Me debes un beso! —le tomó la mano—. Ven, Jay-Ah, necesitamos un momento a solas —agregó tirando de él.

— ¿A dónde vamos, perrito? —inquirió Jay.

—Por mi beso, ¡pero será donde nadie nos vea! —dijo HeeSeung.

SungHoon y Ni-Ki contemplaron como HeeSeung y Jay se abrían paso por entre la multitud, desapareciendo de su vista.

SungHoon bajó la vista hacia la letra, sabiendo que su amigo sólo había rapeado la parte inicial, y con mano temblorosa, siguió escribiendo el resto:

¿Debería parar?

¿Debería dejarlo?

¿Por qué no puedo hacer esto bien?

Primero, detén esta cosa sin sentido.

Preferiría correr durante este tiempo.

El sentimiento de correr sin saber dónde está el final,

Si tu cuerpo y mente continúan cansados y quieres rendirte,

Ten en cuenta que tú decides tu final,

¿Cuál es tu final?

Aún faltaba que perfeccionara esa letra, todavía le quedaban un montón que escribir, pero en ese momento, quería mostrársela a Riki.

El chico lo miró, humedeciendo sus labios.

Es una letra muy bonita, hyung. ¿La escribió completamente usted?

Rascó su nuca, inclinándose un poco más.

Sí. Te mostraré más letras después. Tengo muchas.

Hizo una pequeña pausa.

Te escribiré una a ti, pequeño gatito.

Los ojos de Ni-Ki brillaron, pero no sabía si fue por las lágrimas o por la emoción.

A SungHoon no le importaba. No cuando se inclinó y lo besó.

6/6.

Lo único que se es
que van con las teorías por
un buen rumbo, pero
se van demasiado lejos, sep,

Gracias por el bonito
apoyo lindxs, sisisisisi uwu
Nos leemos en otra ocasión<33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro