25.

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- Muñequito no sabía cuánto tiempo estuvo metido en una caja, pero si el suficiente para que, cuando la parte de arriba la sacaron, sus ojos quedaron cegados por la repentina luz, obligándolo a cerrarlos con fuerza, todo su cuerpo doliendo por la incómoda posición en la que había estado tanto tiempo.

Un hombre desconocido se asomó, una sonrisa morbosa en su rostro que envió un escalofrío por su espina dorsal. Esa persona era alta, tenía el cabello largo, negro, amarrado en una coleta, un rostro delgado y una pequeña barba junto a unos crecientes bigotes.

—Tú tienes que ser Muñequito de Porcelana, ¿no es así? —dijo con voz suave, agarrándolo de las axilas, levantándolo y se dejó manejar como peso muerto—. Eres más bonito que en fotografías, cosita hermosa.

No hizo gesto alguno, aun cuando quería vomitar al sentir como posaba sus labios sobre su boca y algo húmedo acariciaba su barbilla. Su lengua, probablemente.

—¿Sabes cuánto dinero me costaste? —dijo como si nada el hombre—. ¡Ochenta y cinco millones de wons! —se rió de forma estruendosa, entrando a su cuarto, dejándolo sentado sobre su cama—. Espero que valgas todo ese dinero, Muñequito, porque si no, me voy a enojar mucho. Y no me gusta estar enojado.

La única respuesta que hubo fue su estómago respondiendo por el hambre y Muñequito desvió la vista.

Oooow, ¿quieres comer? —dijo con tono jocoso—. Mi proveedor me ha dicho que comes papilla de bebé, espérame un instante.

Desapareció por la puerta y Muñequito se permitió acomodarse sobre la cama para luego mirar la pared, tratando de ahogar el pánico burbujeante que moría por salir. Pero si se dejaba llevar por el terror, terminaría llorando y no podía hacer eso. Los Muñequitos no lloraban.

Su Dueño apareció otra vez llevando un frasquito de papilla junto a una cuchara, destapándolo, por lo que Muñequito abrió su boca, comenzando a recibir la asquerosa comida a la que ya estaba acostumbrado.

Recordaba, muy vagamente, que una vez terminó vomitando por estar harto de la papilla, entonces Shin lo había ahorcado en castigo, había apretado su tráquea con sus grandes manos hasta que se desmayó entre lágrimas. Luego de eso, entrenó a su estómago para aceptarla sin reclamo alguno.

Se notaba que ese hombre jamás había hecho aquello porque había terminado manchando su barbilla, sin embargo, fingió que no le incomodaba e incluso permaneció quieto cuando su Dueño comenzó a chupar el alimento derramado de su cuello.

Desvió la vista una vez más hacia la pared al sentir grandes manos comenzando a desnudarlo, mordiendo su labio inferior, y se obligó a callar todos los gritos atorados en su lengua.

Aunque, a esas alturas, no sabía realmente si tenía una voz como para poder chillar.

JungWon había llegado tarde ese día a su casa, pero en el fondo, no le interesaba mucho.

Probablemente ya todos habían acabado de cenar, sin embargo, tampoco tenía hambre porque comió en casa de JiHyo. De mamá. Junto a su esposo.

HongJoong fue amable con él, sin hacer muchas preguntas y comportándose de manera educada, lo cual JungWon agradecía bastante. DaYeon, por otro lado, su media hermana menor... DaYeonera un caos, juguetona, parlanchina, confianzuda inmediatamente, mostrándole todos los juguetes que tenía y diciéndole que tenían que verse más seguido ahora para que así ellos pudieran jugar.

JungWon se sintió triste, entonces, porque esa pequeña familia le recibió con los brazos abiertos, haciéndolo sentir cómodo, mientras que en esa casa...

—¿Dónde estabas, JungWon?

Se sobresaltó cuando una grave voz habló, volteándose hacia su papá, sentado en el sofá con una expresión impasible. A su lado, Jennie tejía una bufanda.

Rascó su nuca.

—Estaba con SeonWoo —mintió.

Su papá apretó su mandíbula ante la mención de su novio en tanto Jennie soltaba un chasquido reprobador.

—Dios, ¿sigues saliendo con ese chico? —se quejó JungKook —. ¿Cuándo dejarás de actuar como un afeminado y traerás a una chica a casa, JungWon?

Desvió la vista.

—¿Ese chico que vino el otro día contigo es tu novio? —había preguntado JiHyo cuando cenaban. JungWon no pudo negarlo, esperando el rechazo de forma inmediata—. ¡Deberías traerlo a comer la próxima vez, cariño! Me gustaría conocerlo.

Ese chico era muy bonitodijo DaYeon, su boca sucia por la comida.

Y eso fue todo. JungWon había roto a llorar cuando estaba limpiando los platos junto a su mamá, que lo abrazó con fuerza, pareciendo entender lo que le ocurría.

—Soy gay, papá —contestó—, y nada me hará cambiar de gustos, ¿lo sabes?

Jennie frunció el ceño.

—¿No querías traerlo tú para que tus nietos llevaran el apellido Yang? —se burló, observando a su marido—. A fin de cuentas, el tiro te salió por la culata, JungKook.

El hombre lucía más enojado ahora, sin embargo, JungWon no lo tomó en cuenta.

—¿Puedo ir a mi cuarto? —preguntó.

—No has cenado —dijo Jennie entonces.

JungWon la observó y la mujer desvió la vista.

—Tú... —vaciló un momento—, ¿me has querido en algún momento?

La expresión de Jennie era helada, fría, y le observó como si él fuera un desconocido. Como si él, realmente, no estuviera allí.

—¿Por qué debería quererte?

JungWon apretó la correa de su bolsillo.

—He encontrado a mamá —dijo, viendo como Jennie perdía el color de su cara mientras su papá se atoraba con su propia saliva debido a la impresión—, y ella me ha dicho que quiere que me vaya a vivir con su familia —alzó la barbilla, altivo—. ¿No es eso bueno, señora Yang?

Corrió a su cuarto antes de que su padre pudiera procesar todas sus palabras, antes de que Jennie reaccionara, y cerró con llave, sintiendo como el peso que estaba sobre él parecía ir aligerándose de a poco.

Puede que todavía faltara mucho para comenzar a sentirse bien, pero el primer paso era, después de todo, el más importante.

♡❜

SungHoon suspiró al agarrar las llaves del auto, pasando por la cocina y viendo a su mamá lavar los platos en tanto su papá veía televisión.

—¿Vas a salir? —preguntó su papá al verlo con una bolsa.

—Tengo un cumpleaños —contestó como si nada.

Sabía enseguida que sus papás no estaban nada contento con ello, sin embargo, en ese momento WonYoung apareció, entrando desde el patio, y se le quedó mirando con una expresión extraña.

SungHoon sentía que su hermana menor le había estado evitando desde hace varios días, apenas dirigiéndole la palabra o mirándolo, lo que le ponía algo triste porque ese comportamiento le recordaba a cuando estuvo saliendo con Geonu. No quería que algo así volviera a repetirse.

—¿Vas a salir, oppa? —preguntó WonYoung entonces, sonriendo.

Rascó su nuca.

— Jay está de cumpleaños y me ha invitado —dijo a modo de respuesta.

—Oh — WonYoung asintió, pasando a su lado para subir las escaleras—. ¿Irá Ni-Ki oppa?

—Supongo...

—¡Mándale saludos! — WonYoung se giró, una expresión traviesa en su rostro—. ¡Y a Jay también!

SungHoon no alcanzó a decir cosa alguna porque su hermana menor entonces desapareció, y sacudió su cabeza un poco debido al desconcierto, sin entender muy bien la forma en la que actuaba.

Decidió no tomarle importancia, saliendo con rapidez porque pasaría a buscar a Riki y JungWon luego de ofrecerse el día anterior.  HeeSeung dijo que se preocupara por él, que estaría temprano en casa de Jay para ayudarlo a decorar todo (y ganarse el corazón de su suegra otra vez, en palabras de él). SeonWoo iría más tarde, comunicó, porque tenía otro compromiso, así que sólo debía preocuparse de su novio y su amigo.

Mientras tanto, Ni-Ki se dedicó a bajar los escalones de dos en dos, cargando a un desesperado Bisco en sus brazos, para luego darle un beso entre sus orejas, corriendo hacia el patio para dejarlo allí y volver al interior de la casa.

—¿Estás listo, Ni-Ki? —preguntó su mamá con una sonrisa.

—¡Sí, mamá! —dijo, rebotando por la felicidad—. ¿Crees que a Jay le guste mi regalo?

—Por supuesto que sí —intervino su abuelita, pero la sonrisa de Ni-Ki se tambaleó entonces.

—¿Por qué me hablan de esa forma? —preguntó, su expresión lastimosa—. No me gusta.

JeongIn suspiró.

Jake y SooBin lo recomendaron, Ni-Ki —le dijo firmemente.

Ni-Ki hizo un mohín extraño.

—¡Ellos pueden comer mierda!

—¡Riki!

El menor parecía dispuesto a hacer una pataleta, sin embargo, en ese momento tocaron el timbre y la expresión del chico cambió al pensar que SungHoon estaba allí. Importándole poco el regaño de sus padres, corrió a la puerta, abriéndola con emoción para...

Su rostro decayó cuando vio a JungWon allí.

Oh.

JungWon le sonrió con debilidad, fingiendo no ver la cara en blanco de Ni-Ki, como si no lo quisiera allí.

¡Hola! —saludó, sus gestos torpes, difíciles—. ¿Estás listo, Nishi?

Ni-Ki, entonces, sonrió quitándole importancia a lo recién ocurrido, la incomodidad desapareciendo del aire.

—¡Sí, sí! —dijo—. ¿Dónde está SuNoo?

JungWon entró, desviando la vista.

Dijo que llegaría más tarde, iba a ir a comprar unas cosas con su mamá —contestó encogiéndose de hombros, fingiendo que la pregunta no le había afectado.

—Hey, JungWonnie — YuNa apareció, sonriendo—. ¿Es mi idea o estás más grande?

El muchacho se rió, sacudiendo su cabeza, yendo a saludar a todo el mundo mientras Ni-Ki le seguía, ansioso por ver a SungHoon aunque JungWon estuviera allí.

Su novio no tardó en aparecer varios minutos después, pero Riki tuvo que hacerle un gesto para que guardara las distancias. SungHoon entendió con rapidez, tomándose su tiempo para que Riki le presentara a todo el mundo, y luego de cinco minutos, estaban saliendo de la casa.

—Vámonos rápido antes de que te vea mi hermana, hyung —dijo JungWon como si nada.

SungHoon soltó un resoplido. RyuJin había estado menos insistente esos últimos días, sin embargo, eso no quitaba que podía volver al ataque en cualquier momento. Ella era... bastante impredecible, por decir lo mínimo, y bastante insistente cuando las cosas no le resultaban enseguida.

Entraron al auto, partiendo al departamento donde Jay vivía, conversando amenamente mientras Riki tenía que contenerse de agarrar la mano de SungHoon. La verdad era que, esos últimos días, le había estado dando muchas vueltas a dos asuntos. El primero lo resolvería más tarde.

Pero lo otro... Estaba tratando de pensar cómo le diría a JungWon sobre lo suyo con SungHoon. Ya iba siendo momento de hablarlo con él, de decirle las cosas a la cara para que así no tuviera que andarse a escondidas.

Y JungWon sería bueno, comprensivo con él, porque era un buen amigo, ellos eran mejores amigos, y los mejores amigos nunca peleaban de verdad. Eso lo había visto en televisión.

Llegaron al departamento de la madre de JongSeong a las cuatro de la tarde, tocando la puerta, y Jay se asomó.

—¡Feliz cumpleaños, Jong! —saludaron todos, sonriendo al verlo con un traje de dinosaurio verde, como si fuera un pijama.

—Vinieron —balbuceó, un toque de ansiedad en su rostro y voz.

—Por supuesto que sí —contestó JungWon—. ¿Por qué no vendríamos?

—Son las cuatro con dos minutos —murmuró Jay haciéndolos pasar.

Ninguno preguntó más, porque entendieron enseguida su mensaje. A JongSeong no le gustaba que la gente llegara tarde, provocaba que empezara a asustarse.

La decoración, por supuesto, era la esperable: un pastel de dinosaurio, servilletas de dinosaurio, gorras de dinosaurios...

Ninguno dudó en ponerse la gorra, no cuando HeeSeung apareció, vestido también con un pijama de dinosaurio.

—Se ríen —comenzó a hablar—, y les patearé el culo, ¿entendido?

—¡Te ves bonito! —soltó Jay de pronto, sin ver a nadie a los ojos, sus manos retorciéndose de forma inevitable. HeeSeung sonrió, llamando su atención, y agarró su muñeca izquierda.

—No estés nervioso, bebé —le arrulló—, estoy contigo y tus amigos están también.

JongSeong estaba tan ansioso que incluso aceptó el pequeño beso de HeeSeung en sus labios sin reclamo alguno.

—¡Tenemos tus regalos, JongJong! —dijo JungWon, y en ese momento la madre de Jay apareció, llevando una bandeja con aperitivos—. ¡Hola señora Park!

—Hola chicos —saludó la mujer con una sonrisa animada, dejando la comida sobre la mesa—. ¡Muchas gracias por venir! Jonggie se despertó muy contento hoy porque le iba a celebrar su cumpleaños.

Jay fingió no escucharla, recibiendo los regalos que sus amigos le tendían mientras dejaba que HeeSeung acariciara su cabello para que se relajara un poco.

—¡Mira mamá, Park SungHoon hyung me regaló un robotime de tiranosaurio! —gritó Jay, sacando la caja donde estaba el juguete.

SungHoon sonrió, rascando su nuca.

—Lo puedes armar más tarde —dijo Byul-Yi—, pasen a comer, chicos.

El cumpleañero hizo un puchero que se le pasó cuando HeeSeung volvió a darle un beso en los labios, cargando todavía el resto de sus regalos porque quería abrirlos, cosa que hizo mientras comían: JungWon le regaló unos huevos de dinosaurio con slime fluorescente en su interior mientras que Ni-Ki le entregó un rompecabezas de cinco mil piezas para que se entretuviera.

Jay no lo demostraba mucho, pero sus ojos brillaban por la emoción, y todos sabían que estaba muy feliz en ese momento.

SuNoo llegó una hora después, saludando a todo el mundo, y entregándole su regalo a Jay: era una pequeña lámpara de cabeza de triceratops.

¿Qué le regaló HeeSeung a Jay? —preguntó entonces SungHoon en voz alta y lenguaje de señas mientras SuNoo se sentaba al lado de JungWon, tomándole la mano.

—Eso es un... —comenzó a decir HeeSeung.

—¡HeeSeung me rapeó una letra de dinosaurios y otra sobre lo mucho que me quiere! —le interrumpió Jay.

Las mejillas del mayor se colorearon de rojo cuando todo el mundo le miró mientras Byul-Yi sonreía con un poco de burla, prendiendo las velas del pastel para cantarle feliz cumpleaños a su hijo.

—Es lo que hacen los novios —se defendió HeeSeung.

SeonWoo se compadeció del pobre muchacho, que seguía luciendo avergonzado.

—Yo le regalé a JungWon una figurita de Spiderman con mi cara pegada encima —dijo comprensivamente.

Ahora JungWon quería desaparecer del lugar en el que estaba.

— SeonWoo —siseó cubriendo su rostro con ambas manos.

—¿Qué? —dijo SuNoo, algo indignado—. A veces pareciera que quieres más a ese personaje que a mí.

—¿Y qué le regaló SungHoon a Ni-Ki? —preguntó Jay.

Hubo un extraño silencio entonces.

—¿Qué? —preguntó JungWon, parpadeando mientras que Ni-Ki palidecía.

Jay frunció los labios en tanto SungHoon se aclaraba la garganta.

—Sí, porque...

—¡El pastel está listo, chicos! —dijo Byul-Yi con ánimo, sin notar el ambiente enrarecido en el comedor, cargando el bonito pastel de apatosaurus que mandó a hacer.

Todos se desconcentraron para cantarle a Jay, el chico luciendo como si quisiera escapar de allí pronto, apagando las velas lo más rápido que pudo para luego hacer un berrinche porque no quería partir el pastel por lo precioso que era para él.

JungWon sonrió, sacudiendo la cabeza, y se volteó para decirle algo a SuNoo, quedándose quieto cuando vio que se inclinaba hacia Ni-Ki con una expresión de preocupación, el rostro de su amigo luciendo descompuesto.

Nini, ¿estás bien? —preguntó SeonWoo, tratando de no llamar la atención de nadie. Ni-Ki negó con la cabeza—. Ven, te acompaño al baño...

—Puedo ir yo —se adelantó JungWon, su estómago dando mil volteretas—. Podría...

—No te preocupes —dijo SeonWoo poniéndose de pie con Riki detrás—, quédate con Jay, eres uno de sus mejores amigos y podría sentirse raro si no ve a ninguno de los dos.

Quiso discutirle, pero entonces ellos desaparecieron y se volteó hacia su amigo, que hacía una mueca extraña con sus labios mientras su mamá cortaba el pastel.

— JungWon, ¿ocurre algo? —preguntó SungHoon, que había visto irse a Riki y SuNoo, pero no le preocupaba demasiado porque ¿tenía algún motivo para estar celoso?

Además, no quería ser tan obvio. No con lo que Jay acababa de decir.

JungWon trató de sonreír.

—Nada, hyung —contestó encogiéndose de hombros—, sólo recordé algo, nada más.

SungHoon asintió.

Riki, mientras tanto, estaba humedeciendo su rostro para poder estabilizarse, mirando su reflejo en el espejo, sus manos temblando al tratar de contener los impulsos de golpearse en la mejilla como un castigo.

Estuvo a punto de arruinarlo. Estuvo a punto de gritar para que Jay no siguiera hablando.

SeonWoo, detrás de él, suspiró.

A Jay le cuesta entender que esto siga siendo un secreto —le dijo, sus gestos duros—, le han metido en un embrollo, y no sólo a él, sino también al resto de nosotros.

Ni-Ki sentía que rompería a llorar en cualquier momento, lo que no quería porque, cuando lloraba, era cuando más vulnerable se volvía, con más ganas de hablar y soltar todo lo que le estaba ahogando.

Se lo diré —le dijo a SeonWoo—, sólo... no hoy. Hoy Jay está de cumpleaños y no debemos arruinárselo. Pero se lo diré.

SuNoo asintió, volviendo a suspirar, y salió del baño dejándolo solo, mirando su reflejo.

Era, en definitiva, un horrible y despreciable muñeco.

♡❜

JungWon y Ni-Ki se quedaron a dormir esa noche con Jay, que les había invitado a una pijamada para seguir celebrando su cumpleaños. El resto de chicos se marchó cerca de las diez de la noche, decidiendo ver una película después, pero JongSeong se aburrió pasada una media hora, así que fueron al cuarto del muchacho, despidiéndose de Byul-Yi, y empezaron a armar el robotime que SungHoon le regaló.

Aunque, en realidad, Jay era el que lo estaba armando mientras sus otros dos amigos le miraban, sabiendo que si decidían ayudarlo, harían que se pusiera nervioso.

Ni-Ki le envió un mensaje de despedida a SungHoon, dándole las gracias por haber ido, y pensó brevemente en lo que había ocurrido una semana atrás, cuando estaba en casa de su novio, besándolo, y de pronto hacía demasiado calor en el cuarto, sus manos picando para moverse sobre el cuerpo del mayor.

Entonces SungHoon lo había agarrado del culo en medio del beso, sin dejar de abrazarlo, de besarlo, y las alarmas de Riki se dispararon, sin saber a dónde se estaban dirigiendo. Así que se detuvo, haciendo que SungHoon también parara, el miedo corroyendo en su interior, el temor logrando que su garganta raspara.

JungWon —dijo, llamando la atención de su mejor amigo, que lo miró con una expresión inquisitiva—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

JungWon bloqueó su teléfono móvil, dejando la conversación de SuNoo, volcando su atención a Ni-Ki.

La que quieras —respondió JungWon.

Ni-Ki sintió sus mejillas coloradas, permaneciendo un momento sin hacer nada, tanto que incluso llamó la atención de Jay, que estaba murmurando por lo bajo al no saber dónde encajar una pieza.

¿Cómo lo haces tú con SeonWoo?

JungWon arrugó el ceño.

¿Hacer qué? —preguntó confundido.

Ni-Ki mordió su labio inferior.

Tener sexo —dijo con velocidad, haciendo que JungWon abriera sus ojos con sorpresa—. Con SuNoo, ¿eres pasivo o activo? Pero... ¿qué significa eso? ¿Cómo es?

Las mejillas de JungWon se colorearon también de rojo, avergonzando, en tanto Jay arrugaba los labios por el desconcierto.

¿El sexo con SuNoo? —preguntó apenas—. ¿Para qué quieres saberlo?

Un horrible y breve pensamiento cruzó por su mente: ¿no quería Ni-Ki saberlo para... para acostarse con SuNoo? ¿Para saber cómo proceder? JungWon sabía sobre el historial de Riki, sobre lo ocurrido cuando estuvo desaparecido, entonces...

No. No, Ni-Ki no podía estar haciendo eso.

Trató de mantener la calma.

Me ha picado la curiosidad —dijo Ni-Ki, su rostro compungido—. Mamá y papá me hicieron la charla, pero me lo explicaron con un hombre y una mujer, pero no quise preguntarles sobre un hombre y otro hombre porque me daba vergüenza.

Ah —JungWon rascó su nuca, espantando los malos pensamientos de su mente, tratando de no darle vueltas a la idea maliciosa que empezó a rondar en su cerebro—. Bueno... me he acostado un par de veces con SuNoo...

—¡Yo también me he acostado con HeeSeung! —intervino JongSeong—. Él viene aquí, a mi cama, y saca su computadora, nos acostamos y vemos alguna película juntos.

JungWon sonrió ante la inocencia que emanaba su amigo antes de girarse hacia Ni-Ki, que le observaba con ojos un poco ansiosos.

¿Por qué quería saberlo tanto?

En la mayoría de las veces... —JungWon mordió su labio inferior—, SuNoo tiene el rol activo y yo pasivo. Una vez fue al revés, pero no me gustó mucho.

Riki arrugó las cejas, confundido.

Pero, ¿a qué se refiere con eso? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? —insistió.

JungWon estaba más avergonzado aún, en especial cuando Jay se volteó hacia él con una expresión inquisitiva, queriendo saber también de qué estaban hablando porque, al parecer, había comprendido que su acostarse no era el acostarse de ellos.

En el sexo, por lo normal... —rascó su nuca—, lo ideal es que estén los dos desnudos o con poca ropa. O sea, sin pantalones ni ropa interior.

Riki tenía ahora una carita de concentración, asintiendo, mientras Jay sacudía la cabeza con desconcierto.

—Pero ¿no tendrías frío? —preguntó.

JungWon soltó una risa por los nervios.

— Jay... cuando HeeSeung te besa mucho, ¿no sientes un poco de calor? —preguntó JungWon.

JongSeong puso una expresión pensativa al igual que Ni-Ki, y JungWon se puso alerta otra vez. Vale, entendía por qué Jay lo estuviera pensando, estaba saliendo con HeeSeung, pero Riki...

Ni-Ki estaba soltero, ¿por qué debería pensar en eso?

—Sí —afirmó Jay—, a veces, HeeSeung me acaricia la cintura y eso me hace cosquillas y me da calor.

Ni-Ki se mantuvo sin hacer un gesto.

JungWon mordió sus labios.

El sexo es una acción muy íntima que haces con alguien que te atrae mucho —trató de explicar—, te atrae de forma romántica o sólo sexual. No necesariamente deben estar en una relación.

—A mí me gusta mucho HeeSeung, pero no he tenido sexo con él, ¿eso es malo? —ahora lucía genuinamente preocupado.

—¡No, no! —se apresuró a aclarar JungWon—. No, Jong, no deben tener sexo hasta que te sientas listo —se aclaró su garganta, volteándose hacia Ni-Ki —. El sexo muchas veces incluye penetración, Riki.

¿Penetración de qué? —preguntó Ni-Ki.

El muchacho que estaba sirviendo de maestro se puso muy nervioso entonces, porque no sabía si sería bueno hablarle a su mejor amigo sobre las relaciones sexuales. No cuando conocía su historia, no cuando él sabía que eso podría alterarlo, traerle malos recuerdos.

Sin embargo, Riki tenía una mirada tan insistente que no se vio capaz de decirle que no.

Tendría que ir de a poco, entonces, más porque Jay parecía muy desorientado.

En la clase de biología vimos el cuerpo humano, ¿cierto? —trató de explicar para que Jay supiera de que hablaban—. Y los hombres tienen un pene y las mujeres tienen vulva y vagina. Cuando ellos tienen sexo consensuado, los hombres pueden meter su pene en la vagina de las mujeres, y eso puede provocar placer. A eso se le llama penetración.

¡Sí, sí! —dijo Riki, impaciente—. Pero dos hombres, ¿cómo lo hacen?

JungWon vio la expresión concentrada de Jay, escuchando todo con claridad, dejando olvidado sus dinosaurios.

Para los hombres, la penetración se puede hacer por el ano —explicó con vergüenza.

La expresión de Ni-Ki y JongSeong era un poema en ese momento, tanto que JungWon pensó que habría sido buena idea grabarlo y verlo en la posteridad.

Si no hubiera estado tan avergonzado, se habría reído.

—¡Pero por ahí hacemos nuestras necesidades! —exclamó JongSeong, tan descolocado que se olvidó de hacer gestos.

JungWon asintió, dándole la razón.

—¿Entonces SeonWoo mete su pene en tu ano? —preguntó Riki, sorprendido.

Si lo decía de esa forma, hasta a JungWon le daba algo de repelús.

Trató de arreglarlo de alguna forma.

En nuestro culo —dijo lentamente— los hombres tenemos una glándula llamada próstata, que cuando se toca, se presiona, te da mucho placer. Entonces el pene o unos dedos allí dentro pueden provocarte mucho.

Pero... — Ni-Ki sacudió su cabeza—, los dedos de SuNoo son chiquititos, ¿qué tan profunda está?

JungWon le miró, ofendido, aunque algo dentro de él se relajó cuando vio la sonrisa traviesa en el rostro de Ni-Ki.

¡Eres un pesado! —dijo con fingida indignación.

Jay seguía en shock.

La persona activa es la que le mete el pene a su compañero en el sexo —siguió tratando de explicar JungWon—, y la persona pasiva es que recibe ese pene en su culo.

Ni-Ki pensó, entonces, en que le había dicho a SungHoon que él podría ser el pasivo. O sea...

—¿Y meterte algo por el culo no duele? —continuó preguntando.

Al inicio duele —admitió JungWon—, pero para eso, tu compañero debe prepararte con juegos previos, como meterte dedos, echarte lubricante, que es un gel para que tu ano esté más resbaladizo, incluso pueden probar juguetes...

No te creo —dijo entonces Jay—, ¡eso suena muy exagerado! Y si es cierto, ¿por qué HeeSeung no me lo ha dicho? ¡Es mi novio, entonces él debería haberme pedido tener sexo y decirme todo esto!

No porque sean novios tienen que tener sexo enseguida, Jay —le explicó JungWon—, puede que HeeSeung esté esperando...

—¿Esperando qué? — JongSeong frunció el ceño con enojo, aunque no sabía por qué estaba molesto—. ¿Por qué SuNoo y tú lo hacen, y HeeSeung y yo no? ¡A mí el me gusta mucho, y yo le gusto mucho, así como a ti te gusta SuNoo y SuNoo gusta de ti! —parpadeó—. ¿Y si yo no le gusto tanto y tiene sexo con otra persona que no sea yo? ¿Eso puede ocurrir?

JungWon rascó su nuca, un poco exasperado.

Vale, JongSeong, ¿por qué no le preguntas ahora? —dijo, medio en broma medio en serio.

La expresión de Jay se iluminó, agarrando su móvil, buscando el contacto de HeeSeung ante la desconcertada mirada de sus dos amigos.

Jay-shi bebé:

HeeSeung.

HeeSeung.

HeeSeung.

HeeSeung.

HeeSeung.


Perrito bonito:

¿

Jay?

¿Qué ocurre, cariño?

Jay-shi bebé:

Quiero tener sexo contigo.

Perrito bonito:

QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

Acto seguido, el móvil de JongSeong comenzó a sonar, siendo una llamada entrante de HeeSeung, y el muchacho contestó porque HeeSeung le había dicho que siempre debía contestarle para no preocuparlo, porque si le llamaba, era por una emergencia.

— perrito —dijo.

— Jay —la voz de HeeSeung se sacudió, nerviosa—, ¿de qué estás hablando? ¿Dónde estás?

—¡Quiero tener sexo contigo!

—¿Estás borracho?

—¡No, no! — JongSeong hizo un ruido extraño—. JungWon nos ha estado hablando de que tiene sexo con SeonWoo y de cómo SeonWoo le mete su pene en su ano entonces–

—¡JongSeong! —gritaron HeeSeung y JungWon al mismo tiempo.

—¿Por qué tú nunca me has metido el pene? —preguntó Jay, aturdido.

Oh dios, esto tiene mil maneras de acabar horrible —murmuró JungWon, volteándose hacia Ni-Ki, que apenas llamó su atención en todo ese instante—. Ni-Ki, ¿qué pasa?

Su mejor amigo lo miró, sus ojos nublados por algo que no logró reconocer, y se asustó un poco cuando el muchacho sacó su libreta para escribir. Cuando hacía eso era porque le costaba expresarse en lenguaje de señas.

¿Es importante hacer eso con la persona que te gusta?

JungWon leyó la pregunta y trató de contestar cuidadosamente.

Muy importante. Tu cuerpo, tu mente, tu alma, debe confiar en esa persona para que estés relajado, Ni-Ki. Es muy importante que, con la persona que lo hagas, sea de tu gusto. Y... y más que de tu gusto, sea de tu confianza, porque así, cuando le digas que pare, debería parar.

¿Y qué pasa si tu cuerpo no se relaja, si no hay confianza?

JungWon lo pensó un momento, escuchando a Jay discutir por teléfono como ruido de fondo.

El sexo puede ser muy placentero cuando lo haces con alguien que te gusta, pero si no, si es forzado... puede doler mucho, Nishi. Duele mucho cuando no es consensuado.

Riki asintió.

—Entonces, ¿si tendrás sexo conmigo? —dijo JongSeong, ahora con sus ojos brillando por la ilusión.

HeeSeung soltó un ruido extraño, un tic en su ojo a pesar de que nadie le estuviera viendo.

—Cuando tengamos dos años de estar saliendo, Jong —prometió.

—¡Se lo contaré a mamá, entonces!

—¡JongSeong, no...!

El muchacho cortó la llamada.

—¿Ahora HeeSeung si es mi novio de verdad? —le preguntó a JungWon, ansioso.

JungWon rodó los ojos, aunque había una sonrisa cariñosa en su rostro.

—Sí, Jay-shi.

Ni-Ki, mientras tanto, bajó la vista y frotó sus ojos para alejar las punzantes lágrimas que querían escapar, porque toda esa conversación había provocado que se diera cuenta de algo.

Se recordó a sí mismo boca arriba, con las piernas separadas, el dolor punzante en todo su cuerpo, en especial allí atrás. Se recordó con dedos en su interior, con juguetes, con...

Su estómago se contrajo cuando la horrible verdad lo golpeó.

Señor Shin y su Dueño habían tenido sexo con él. Lo habían forzado.

Y eso lo convertía, más que en un muñequito horrible, en un muñequito sucio y usado, tan sucio que no merecía ninguna cosa. Ni siquiera el amor de SungHoon.

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