26.

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- Muñequito se había acostumbrado al dolor. Al terror. Al pánico envuelto en su estómago, subiendo por su garganta pero quedándose allí, sin salir, porque si salía, iba a significar que todo se derrumbaría a su alrededor.

Él no entendía bien lo que ocurría, pero sólo sabía que dolía y debía soportarlo porque era lo que se esperaba de él.

Así como se esperaba que estuviera quieto, sin moverse, mientras dejaba que su Dueño le usara como mejor le placiera.

Como estaba ocurriendo en ese momento.

Su Dueño le había comprado un nuevo vestidito que le había puesto esa noche, diciendo que se veía bonito y precioso, combinando con su cabello largo, desordenado, que a veces cubría incluso su rostro. Ahora miraba el techo, sus ojos encandilados en la luz, tratando de ignorar los gemidos que Dueño soltaba a medida que se movía entre sus piernas abiertas y extendidas, y trató de ocultar el estremecimiento cuando de pronto sus muslos estuvieron pegajosos, la sensación conocida de que eso había terminado llenándolo.

Su Dueño suspiró con alivio, subiéndose los pantalones, mirando a Muñequito con gusto.

—Qué bonito te ves así —alabó, para después tomarlo en brazos—. Cada día te pones más precioso, Muñequito, ¿no? Llevas casi dos años conmigo y estás muy guapo.

Muñequito no lo miró, sin entender sus palabras, sin reaccionar cuando lo besó en la boca.

El adulto lo cargó hacia el armario, sin importarle un poco si estaba sucio, abriéndolo y sentándolo en la repisa que tenía allí escondida, rodeada de cojines para su muñequito, y lo recostó, cerrando la puerta.

Muñequito se vio envuelto en la oscuridad en ese instante, apenas respirando, para cerrar sus ojos y ponerse a dormir, acostumbrado a estar acostado en ese lugar.

Lo que no se esperaba fue que su sueño fuera interrumpido tan violentamente.

La puerta se abrió de golpe y él no sabía qué ocurría, sobresaltándose por todo el ruido, por todos los gritos, por la luz sobre él.

—¡Señor! —gritó un desconocido—. ¡Señor, tenemos...! ¡HAY UN NIÑO AQUÍ, SEÑOR!

¿Niño? ¿Qué niño? Ahí sólo estaba Muñequito.

Hubo más gritos, más luces apuntándolo, y retrocedió de forma automática, aterrado por esa extraña situación, porque no entendía que estaba pasando.

Quiso gritar cuando esos desconocidos lo agarraron, pero no salió voz alguna, sólo gruñidos y jadeos extraños que no pudo reconocer como suyos. Se revolvió y batalló contra esas manos ajenas, sus piernas acalambradas por el tiempo que estuvo acostado en tan incómoda posición, aunque no pudo luchar cuando lo sostuvieron, murmullos suaves tratando de tranquilizarlo, sin embargo, Muñequito no se sentía bien.

Todo se le revolvía, su mundo daba vueltas, veía borroso, y de pronto vomitó.

Vomitó antes de que todo se volviera oscuro.

Entonces despertó otra vez en un lugar desconocido, recostado en una camilla, y sus piernas habían encontrado una extraña fuerza para ponerlo de pie, tratando de huir de allí, confundido y perdido. Una mujer lo descubrió, comenzando a gritar, teniendo que ponerle un calmante cuando quiso salir corriendo.

Todo ocurría como si fuera un sueño, sin entender nada, sin comprender qué estaba ocurriendo con él. ¿Quiénes eran esas personas? ¿Dónde estaba su Dueño? ¿Dónde estaba Señor Shin? Quería volver con Señor Shin, porque era bueno y lo cuidaba, le daba caramelos cuando era bueno, ¿por qué no iba a rescatarlo?

Muñequito sería un mejor Muñequito si aparecía, se prometía.

Después llegaron esas personas desconocidas que decían ser "Mamá" y "Papá", pero ¿a qué se referían con eso? ¿Qué era una "Mamá"? ¿Qué era un "Papá"? ¿Por qué allí nadie le tocaba como Dueño y Señor Shin hacían? ¿Por qué allí todos eran tan... tan...?

Tan distintos.

Muñequito no lo comprendía, no lo entendía, pero de pronto, quería quedarse con esas personas que le hablaban con dulzura, le traían regalos y no le pedían nada a cambio.

Muñequito ya no quería ser Muñequito y quería ser Riki.

Todavía quería ser Riki.

JungWon tembló entre jadeos bajos, sus ojos llorosos, antes de abrazarse a SuNoo, que le dio un beso en los labios. Un beso devorador, exigente, de esos que le dejaban sin aire, queriendo más de su novio, posesivo y duro.

SeonWoo se veía suave, dulce y amable con todo el mundo, pero cuando estaban a solas, sin ropa, acariciándose, se transformaba en un chico al que JungWon buscaría complacer como fuera.

—Eres hermoso —le murmuró SuNoo contra su boca, su voz ronca por el orgasmo, sin alejarlo—, ¿sabes cuán bonito eres, Wonnie?

Le devolvió el beso, sin querer moverse de ese lugar, sabiendo que estar en los brazos de SeonWoo era el lugar correcto para él.

—Te amo —le soltó, sus mejillas coloradas por la timidez, dándole otro beso y viendo como los ojos de SuNoo se arrugaban, una sonrisa amplia decoraba su rostro—, yo... re-realmente te amo, SuNoo.

—¿Sí? — SeonWoo se volteó, dejándolo bajo su cuerpo—. Yo también te amo, JungWonnie. Mucho, mucho...

JungWon quería oírlo. Necesitaba oírlo para poder aferrarse a SeonWoo como fuera y ahogar esos pensamientos de que podría terminarle en cualquier momento.

—¿Sí? —le dijo, acariciando el cabello del mayor, sintiendo su cuerpo todavía sensible por el orgasmo—. ¿Si-siempre seré tu chico, Ddeonu?

SeonWoo lo observó, sin dejar de sonreírle.

—Claro que sí —afirmó el más bajito—, mi único y precioso chico.

Con eso JungWon era feliz. Con que su mamá le quisiera y SeonWoo también, no necesitaba a nadie más.

Media hora más tarde ambos estaban ya bañados y vestidos, sabiendo que los padres de su novio habían llegado hace poco, bajando para cenar con ellos.

—Hola, JungWonnie —saludó Kim MinGi, el padre de SuNoo, que estaba terminando de servir la cena.

—Hola, señor Kim —respondió JungWon—, ¿cómo está?

—Bien, bien — MinGi le hizo un gesto para que se sentara a comer—, SeonWoo ya nos debía esta cena contigo, la verdad es que te preferimos a ti por sobre él.

—¡Papá! —regañó SuNoo.

Se escuchó una risa suave y la madre de SuNoo, Kim Lia, apareció llevando la comida.

—Buenas tardes, Won —saludó amorosamente la mamá de su novio.

—Hola, señora Kim —dijo JungWon, feliz porque en esa casa también le querían, y mucho.

Al inicio estuvo muy indeciso de conocer a los padres de SeonWoo porque tenía miedo de que no estuvieran de acuerdo con que su hijo saliera con un chico, pero el mayor le había asegurado que ellos ya sabían que gustaba de chicos también así que no tenían problema alguno con eso. JungWon seguía sin estar seguro y durante ese almuerzo estuvo muy tenso, apagado y callado, los nervios carcomiendo su estómago, pero las constantes bromas de los dos adultos le habían ayudado a relajarse poco a poco.

Además, el hecho de que le hubieran tratado tan bien terminó por lograr ganarse su aprecio, contento de que allí no le estuvieran mirando de mala forma o le ignoraran como a veces sus padres hacían en la mesa.

Los señores Kim eran muy buenos con él.

—Estás creciendo tan bien, Won —dijo la madre de SeonWoo —, ¿SuNoo te trata como se debe?

—¡Por supuesto que sí! —saltó SeonWoo—. ¿Cierto, bebé?

Humedeció sus labios.

Creo que me está engañando.

—A veces se pone terco y tenemos que ir a dónde él quiere —delató con inocencia.

SuNoo comenzó a quejarse otra vez, negando sus palabras apresuradamente en tanto sus papás volvían a reírse, y JungWon le tomó la mano, dándole un apretón cariñoso.

Más tarde ambos estaban volviendo a la casa de JungWon uno al lado del otro, la noche ya caída, conversando en voz baja sin despegarse un poco, y el menor estaba feliz de eso, de tener esos momentos con su novio, de que se hubiera alejado un poco de Riki. Esas últimas semanas lo notó, que ya no interactuaban tanto desde el cumpleaños de Jay, medio mes atrás, y eso estaba bien, ¿o no? Estaba perfecto porque eso significaba que quizás ya no se veían a escondidas.

Que quizás...

—Podríamos salir este fin de semana —sugirió SeonWoo—, sólo los dos, ¿qué tal? Oí de un club...

—¿A bailar? —preguntó JungWon.

—No tanto así —se encogió de hombros—, ChangBin me ha invitado, en realidad.

—Mmm... ¿debería preocuparme? —bromeó. SuNoo le besó la punta de la nariz, riéndose.

—Bueno, me ha dicho que conoció un lugar donde hacen competencias de canto, ¡deberías intentarlo, JungWon!

JungWon arrugó sus cejas.

—¿Canto? ¿Qué estás diciendo, SuNoo?

—Cantas muy lindo —ambos se detuvieron fuera de la casa de JungWon y SeonWoo le agarró las mejillas, apretándoselas—. ¿Cantarías por mí?

—Me daría pánico escénico —respondió JungWon, balbuceante apenas.

SuNoo ahora le dio un beso, sin dejar de sonreír.

—Yo estaré allí —le contestó con confianza—, ¿eso es un sí?

—No.

—Vamos... —bajó su voz un octavo—, si lo haces, luego de eso, podemos ir a un motel, JungWonnie...

—Somos menores de edad —le observó, confundido, aunque el rubor pintó sus mejillas.

—Tú lo eres, yo no —la sonrisa de su novio era coqueta, provocativa—, y puedo conseguirte un carnet falso...

—Eres un delincuente —afirmó JungWon, pero se rió también porque SeonWoo sabía cómo convencerlo—. Está bien... Podemos intentarlo —recibió otro beso feliz—. ¿Cómo se llama el lugar?

SuNoo le pellizcó el labio.

D-Town.

♡❜

SungHoon suspiró por décima vez en el día, observando de reojo a Ni-Ki sentado a su lado pero sin mirarlo, y rascó su nuca algo incómodo por el ambiente tenso entre ellos dos.

No sabía qué había pasado entre ellos, pero esas últimas semanas Ni-Ki parecía algo lejano y poco... comunicativo a su lado, por lo que su relación básicamente se había enfriado mucho entre ellos, hasta el punto en que Riki le estuvo evitando con claridad, sin querer verlo mucho y sólo respondiéndole por mensaje de texto.

Trataba de pensar y se reventaba la cabeza queriendo adivinar qué había hecho mal como para que su novio se estuviera comportando de esa forma, pero no encontraba una explicación concreta para ello.

Entonces pensó que, tal vez, Ni-Ki ya no le quería como antes y estaba buscando la forma de terminar con él.

Ese sólo pensamiento lo alteraba demasiado, provocando que su estómago se revolviera por completo.

— Ni-Ki —llamó.

El chico se volteó a mirarlo, sus ojos abriéndose por la sorpresa, su mandíbula apretándose.

La tráquea de SungHoon se apretó cuando se dio cuenta de que había hablado en voz alta hacia su novio. Pero también notó la forma en la que la expresión de Ni-Ki parecía alterarse por su desliz.

¿Estás enojado conmigo? —preguntó con velocidad haciendo señas.

Riki mordió su labio inferior, la mirada perturbada de su rostro desapareciendo, tomando aire.

No, ¿por qué dices eso? —respondió desviando sus ojos, observando por la ventana.

Ambos se habían escapado, por insistencia de SungHoon, hacia la biblioteca luego de clases, yendo hacia el final de todos los estantes, hacia la mesa más escondida del lugar. Tampoco es como si fueran muchas personas a esas alturas del día, así que estaban bien protegidos de otras miradas.

Ni-Ki, en tanto, trataba de pensar alguna forma de escapar de allí porque no soportaba ver a SungHoon, ver su expresión decaída, verlo tan necesitado de él. Una parte suya estaba desesperada por abrazarlo, enterrar su rostro en su cuello, dejarse mimar por él, sin embargo, su otro lado gritaba que no lo hiciera porque SungHoon podía tocarlo.

Podía tocarlo de esa forma y todo en él entraba en pánico.

Esas últimas noches había estado teniendo más pesadillas que nunca y corría a la cama de sus papás a dormir con ellos, porque era el único lugar seguro para él. Sus papás lo protegerían, jamás dejarían que algo malo le pasara.

Me has estado evitando —explicó SungHoon, haciendo una pequeña pausa—. Tú sabes, si quieres terminar conmigo, puedes decírmelo con total confianza. No voy a enojarme.

Ni-Ki lo observó, congelado, parpadeando, y algo dentro de él se quebró al entenderlo.

¿Terminar? —sus movimientos fueron lentos, titubeantes—. Pero... pero yo te quiero.

SungHoon trató de suavizar su expresión al notar el rostro decaído de Riki.

Yo también te quiero —dijo con cariño—, pero Ki, para que esto funcione, los dos tenemos que comunicarnos bien. ¿Por qué no me dices qué ocurre para así solucionarlo? Quiero que todo sea como antes, cuando no me evitabas y me llenabas de besos en todo momento.

Ni-Ki sintió su rostro colorado por sus palabras, pero más aún porque sintió vergüenza ya que no quería hablar de ese tema. Comprender todo lo que JungWon le había explicado semanas atrás todavía le ponía nervioso, más aún si se trataba de conversarlo con SungHoon, pero sabía que debía soltarlo o lo seguiría evitando.

Y él también extrañaba sus besos y abrazos

Bajó la vista, buscando su cuadernito para escribirle lo que ocurría, porque siendo sincero, no se veía capaz de expresárselo con gestos.

Es que yo... Lo he pensado mucho, sobre lo que ocurrió hace unas semanas. Sobre tener sexo, hyung.

SungHoon leyó sus palabras y de forma inmediata el color pintó su rostro.

Oh.

¿Es eso, Riki? ¿No quieres tener sexo conmigo?

Ni-Ki apenas levantó la vista, sus ojos cristalinos, y negó con la cabeza de forma torpe. El mayor dejó salir el aire de sus pulmones.

Riki, está bien. Lo prometo. Si no te sientes listo en este momento, no tenemos por qué hacerlo. No te sientas mal por no querer hacerlo, ¿bueno?

El muchacho sorbió por su nariz, asintiendo de forma torpe.

¿No te molesta? Es que si tú quieres yo podría intentarlo y

SungHoon no lo dejó terminar, quitándole el cuaderno, un rayón marcando las hojas. Ni-Ki lo miró con sorpresa.

No, Riki. El sexo es algo muy íntimo y los dos tenemos que estar cómodos para eso, ¿entendido? Yo puedo esperar el tiempo suficiente para que tú te sientas preparado, te quiero mucho y no deseo que te fuerces a eso. Estaré bien con cualquier decisión que tomes, ¿entendido?

Riki leyó sus palabras, sintiendo como algo dentro de él pareció estrujarse ante lo que SungHoon le estaba diciendo, y de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas porque esas simples frases guardaban demasiado significado para él.

Señor Shin jamás le había dicho algo así. Su Dueño tampoco.

Y SungHoon, que le trataba tan bien, que se preocupaba por él, estaba interesado en que Ni-Ki se sintiera bien para tener sexo.

Sin poder evitarlo, se lanzó a los brazos de SungHoon, enterrando su rostro en el hombro del mayor, sus brazos rodeando su cuello, y se pegó a él con desesperada necesidad, tratando de demostrarle con ese gesto lo importante que era eso para él.

SungHoon hizo un ruido de sorpresa, agarrándolo por la cintura, y sólo sonrió cuando Ni-Ki levantó la vista, ojos brillantes observándolo, para entonces comenzar a repartir besos por su rostro.

Media hora después SungHoon dejó a Riki a unas cuadras de su casa, besándolo otra vez, prometiendo encontrarse al próximo día e ir a comer un helado. Al verlo desaparecer se marchó de allí pero no hacia su casa sino en dirección contraria, acelerando un poco porque había prometido llegar en unos minutos.

Estacionó su auto fuera de la pequeña casa pero no caminó hacia la puerta principal sino hacia el garaje, observando a su amigo sentado como si nada, de espaldas en su dirección.

—Hey, SeoHo —dijo, y su amigo se sobresaltó, volteándose.

El aludido lo miró con el ceño fruncido para luego bufar.

— SungHoon —saludó SeoHo —, ya pensé que no vendrías y me dejarías plantado. Anda, dime, ¿qué quieres de mí?

SungHoon observó todo el material que SeoHo tenía a su alrededor: micrófonos, una computadora, audífonos aislantes de ruido...

—¿Cuánto me cobrarías por una grabación? —le preguntó.

SeoHo se recostó en su silla, observándolo en silencio varios segundos, como si lo estuviera pensando bien.

—Anda, baja la lata —chasqueó su lengua—, ¿qué quieres grabar?

—Un regalo — SungHoon sonrió—, un regalo para mi novio.

Su amigo rodó los ojos, sin embargo, sólo sacudió la cabeza mientras SungHoon sacaba la letra que ya había terminado para Ni-Ki, y pronto esperaba regalar.

Sólo esperaba que Riki estuviera muy, muy feliz con eso.

♡❜

Jay siempre había sido muy reacio al contacto físico a menos que viniera de su mamá, pero cuando HeeSeung le sostenía la mano, sus dedos entrecruzados con los suyos, se sentía bien aunque su estómago diera mil vueltas. No entendía muy bien eso. Mamá le había dicho que eso ocurría cuando estaba enamorado y JongSeong entonces pensaba que no quería sentirse enamorado para evitar esas situaciones, pero entonces HeeSeung le miraba, le sonreía y...

Y...

—¿Jay-shi? — HeeSeung llamó y Jay lo miró. Los dedos de su novio le dieron un apretón—, ¿pasa algo? Te noto distraído.

—Estaba pensando —dijo, su tono plano, bajo, pero HeeSeung le escuchó sin problema alguno.

—Mmm... ¿y en qué pensabas? —preguntó HeeSeung.

—En como aceleras mi corazón cuando sonríes —respondió.

HeeSeung lo miró, color pintando su pálido rostro y a JongSeong le costó entender qué había pasado. ¿Acaso dijo algo malo?

—Eres muy lindo —murmuró HeeSeung débilmente.

—¿De verdad?

—Eres lindo y adorable.

Antes de que Jay pudiera echarse hacia atrás recibió un beso fugaz en sus labios, y pensó un instante en quejarse pero pensó otra vez que esos besos se sentían muy bonitos. Cuando HeeSeung lo abrazaba por la cintura con suavidad también se sentía bonito.

—Te quiero —le dijo HeeSeung con cariño, deteniéndose, y Jay se dio cuenta de que estaban fuera de la casa de Ni-Ki.

Se sintió algo extraño y molesto consigo mismo porque quería que esa caminata durara más para así estar con HeeSeung, pero lo reprimió porque eso se le hacía extraño.

HeeSeung lo agarró de la barbilla para levantar su mirada y que así se observaran a los ojos.

—¿Tú me quieres? —le preguntó su novio, y Jay se estremeció.

No entendía con claridad ese concepto de querer. Mamá se lo había tratado de explicar muchas veces, sin embargo, todavía no lo entendía muy bien.

—Sí —dijo apenas, de pronto retrayéndose.

Pero HeeSeung le sonrió, dándole otro beso suave luego de empujarlo hacia él, así que Jay lo aceptó.

HeeSeung se sentía bien.

—¿Hasta qué hora te dio permiso tu mamá, bebé?

También se sentía bien cuando le decía apodos cariñosos. Jay trataba de hacer lo mismo, de demostrarle cuán importante era para él, pero tenía que esforzarse mucho y eso provocaba que se pusiera ansioso y entonces se estresaba y...

—A mediodía —barboteó apenas.

HeeSeung asintió.

—Pasaré a buscarte a esa hora, así que espérame, ¿bueno?

—Está bien, perrito bonito —farfulló nervioso.

Su novio sonrió, mostrando sus encías, sus ojos arrugándose, y Jay pensaba que era muy, muy bonito.

HeeSeung le dio otro beso y JongSeong se marchó hacia la casa de Ni-Ki, despidiéndose del mayor, para luego tocar la puerta. Su amigo lo invitó a quedarse a dormir junto a JungWon y su mamá le dio permiso, así que ahora estaba allí.

La mamá de Ni-Ki le abrió, invitándolo a pasar, diciéndole que los chicos estaban en el cuarto de su hijo, y luego de saludar a todas las personas de allí subió al segundo piso, tocando la puerta.

—¡Pasa! —gritó JungWon, por lo que Jay entró.

Los dos amigos estaban jugando algo de autos de carrera con la PlayStation de Ni-Ki, mirando la pantalla de forma concentrada.

—¡Jong! —JungWon pausó el juego, ganándose un berrinche de su mejor amigo—. Hey, ¿quieres jugar?

—Hola — Jay se balanceó en su lugar—. No sé jugar eso.

¡Deja tu mochila sobre mi cama! —dijo Riki sonriendo—. ¡Vamos, yo te enseño!

JongSeong lo observó, algo confundido.

—Pero hablé en voz alta —dijo, desorientado.

La sonrisa de Ni-Ki se congeló. JungWon se tensó. JongSeong no entendía qué estaba ocurriendo.

JungWon fue el primero en moverse, poniéndose de pie con calma aunque el pánico estaba invadiéndolo al notar la forma en que Ni-Ki comenzó a mover sus manos, formando y deshaciendo sus puños.

¡Jay, ¿trajiste tus dinosaurios para jugar?! —preguntó de golpe, casi rebotando en su lugar. Los dos chicos se sobresaltaron con la acción de JungWon, Ni-Ki parpadeando, Jay luciendo más perdido aún.

—Sí, los tengo en mi mochila...

—¿Jugamos con ellos? —ofreció JungWon, agarrando a Ni-Ki del brazo, levantándolo.

—¡Está bien! —saltó Jay, dirigiéndose a su mochila, abriéndola.

JungWon aprovechó que Jay estaba distraído para abrazar a Ni-Ki.

—Estoy aquí —le susurró en voz baja contra el oído, estremeciéndolo—, cualquier cosa, estoy aquí para ti, Nishi.

Ni-Ki le dio un apretón, devolviéndole el abrazo, e incluso permitió que JungWon le besara la mejilla al alejarse de manera cariñosa, volteándose para ir donde Jay y escuchar lo que estaba diciendo al sacar sus juguetes.

Ni-Ki estaba echando todo a perder, lo sabía, y todo a su alrededor parecía estar desmoronándose poco a poco.

Antes fue el mejor Muñeco de todos, pero ahora parecía estar convirtiéndose en el peor.

♡❜

Las cosas iban mejorando.

JungWon recibió un beso de SeonWoo, feliz de la vida, su novio sonriéndole también luego de estacionarse, y luego de varios segundos se bajaron tomándose la mano. El invierno estaba acabando pero seguía haciendo mucho frío, en especial durante las noches, así que comenzaron a caminar con rapidez por la vereda.

—¿Seguro que es por aquí? —le preguntó el menor a SuNoo.

—Sí, mira... — SeonWoo levantó su brazo libre hacia alguien—. ¡Hyung!

La persona se enderezó y JungWon reconoció a ChangBin, el mejor amigo de su novio. Lo saludó con timidez, manteniéndose junto a SuNoo en todo momento, algo nervioso por lo que estaban haciendo: el lugar en el que estaban no era uno de los mejores barrios de la ciudad, no lo conocía mucho, y eso le ponía algo temeroso.

—Vamos, ¡D-Town queda en la siguiente cuadra! —animó ChangBin—. Ahora están en batallas de rap, el canto viene después. SeonWoo me dijo que ibas a participar, ¿no, Won?

JungWon miró a su novio con sorpresa, el rubor iluminando su rostro para sacudir la cabeza de manera apresurada.

—¡No, no! —chistó JungWon—. No soy bueno, me avergonzaría, cómo...

—¡Lo harás genial! —dijo SeonWoo con fe.

ChangBin se rió.

—Bueno, si quieres participar, debes pagar tu inscripción, lo puedes hacer en el momento o antes. No es mucho, son cuatro mil quinientos wons por querer entrar y puedes cantar las veces que quieras.

JungWon bajó la vista, indeciso todavía, pero SuNoo le dio un apretón suave, sonriendo con ánimo.

—Lo pensaré —dijo débilmente.

Eso fue suficiente para su novio, al parecer.

—¿Cómo conociste este lugar? —dijo cuándo se detuvieron fuera de una bodega donde alguien estaba apoyado al lado de la puerta.

— WooYoung quiere intentar el rap ahora —suspiró ChangBin—. Hey, Iron, ¿qué tal?

El desconocido bajó el cigarrillo de sus labios, moviendo su cabeza en señal de reconocimiento hacia ChangBin para después observar a SeonWoo y JungWon.

JungWon casi se esperaba el comentario grosero cuando sus ojos se estrecharon sobre ellos dos, tomados de la mano, pegados como...

—¿Son de confianza? No quiero que la policía aparezca en un par de horas —le dijo a ChangBin.

El menor parpadeó.

—Uno es menor de edad —dijo ChangBin, rascando su nuca para entonces apuntar a JungWon.

Iron bufó, recibiendo el dinero para que entraran.

—Nada de alcohol para ese chico, entonces —gruñó haciéndose a un lado—, si lo veo con una lata de cerveza, haré llorar al niño bonito.

JungWon ya quería llorar sólo con eso. SeonWoo se rió aunque su novio notó la tensión en el cuerpo al lado suyo.

—Yo me encargaré de cuidar a mi novio, gracias —dijo SuNoo.

Iron soltó un silbido, rodando los ojos, y ChangBin los apuró a entrar, despidiéndose del guardia.

—¡Lindo culo, niño bonito! —se burló Iron una vez avanzaron.

SeonWoo gruñó dispuesto a volver atrás pero ChangBin y JungWon lo empujaron hacia delante, apresurando el paso.

—No puedes actuar así —comenzó a regañar JungWon—, él sólo te está tomando el pelo.

—¡Te estaba mirando el culito! —reclamó SuNoo.

—¡SeonWoo-Ah!

—¡Honoríficos, JungWon!

ChangBin también rodó los ojos, sacudiendo su cabeza por el comportamiento infantil frente a él de la pareja.

Antes de que pudieran seguir discutiendo, entraron a la bodega de dos pisos, llena de gente por todas partes, mesas repartidas hasta en los pasillos del segundo piso mientras el bar se hallaba en una esquina. Un gran escenario estaba en el centro del lugar donde se llevaba a cabo una competencia de rap entre dos chicos, la gente aclamando a gritos, riéndose, divirtiéndose, bebiendo.

¿SuNoo pretendía que cantara frente a todas esas personas? ¡Estaba desquiciado!

Apenas podía hablar por la impresión del lugar, pero por sobre todo, porque nadie allí se estaba fijando en su mano entrelazada con la de SuNoo. No había miradas con malas intenciones ni comentarios maliciosos.

—¡Pueden ir a beber! —dijo ChangBin—. ¡Y si quieren cantar algo, acércate a Zico, es el chico que está en medio de la batalla de rap, debes pagarle a él y decirle qué pista cantar! ¡Debo buscar a WooYoung ahora!

SuNoo se despidió de su mejor amigo, ignorando los balbuceos débiles de su novio, y tiró de él hacia el bar, donde muchas personas estaban atendiendo a la gente.

—¿Quieres una bebida? —preguntó SuNoo—. ¡Yo te invito a la primera!

JungWon lo observó.

—¡Tú me invitaste aquí, en primer lugar! —le reclamó.

SeonWoo sonrió, tirando de él, y antes de que JungWon pudiera protestar recibió un beso del mayor en sus labios, pasando un brazo por su cintura, importándole poco si los veían hacer eso.

Al alejarse, JungWon apenas podía respirar, torpe y avergonzado.

—Eres muy lindo, Wonnie —le susurró SuNoo, pellizcándole el labio—, ¿recuerdas lo del motel? Tengo tu identificación falsa así que...

—No puedes estar hablando en serio —se rió JungWon, recibiendo otro beso—. Si te subes a cantar...

—¡Voy a ponerme a llorar si eso ocurre!

—Pero yo voy a estar allí para ti — SuNoo acarició su cabello, sabiendo lo tímido y cerrado que era JungWon—, si todo resulta mal, yo voy a sostenerte, JungWonnie.

El menor no sabía cómo era posible que, con esas simples palabras, estuviera dispuesto a hacer todo por SuNoo. Incluso si se lo pedía, era capaz de lanzarse de un puente por él.

Lo odiaba tanto.

—Está bien —dijo débilmente—, pero me deberás dar algo a cambio.

—Lo que quieras.

—La última figurita de Spiderman.

SeonWoo parpadeó antes de comenzar a reírse, asintiendo con gusto, y pidieron algo para tomar. El mayor se decidió por una cerveza para él y una Coca-cola para JungWon, para luego dirigirse hacia Zico una vez recibieron su pedido.

Aprovecharon que el MC detuvo la competencia para un breve descanso, las personas dispersándose, y pagaron la inscripción de JungWon, anotando la canción.

—Te llamaremos por el micrófono —dijo Zico, que si bien se veía algo malo con sus tatuajes, tenía una actitud relajada—, ¿no quieres un sobrenombre? Muchos utilizamos uno aquí —JungWon negó con la cabeza, torpe, y Zico pareció compadecerse por él—. Hey, no te preocupes. Aquí la gente no va a abuchearte si te equivocas o algo así.

No le ayudó mucho pero aun así le dio las gracias.

Después caminaron hacia una mesa vacía, sentándose cerca para conversar y beber, y JungWon se sentía bien allí metido por algún extraño motivo, sin entenderlo muy bien. SuNoo estaba siendo cariñoso con él, haciéndolo reír, tan cerca que nadie podría confundir que ellos eran amigos, pero tampoco nadie estaba interesados en ellos por lo que no había ojos maliciosos encima de SeonWoo o de él.

Y eso se sentía muy bien. Se sentía... perfecto. Muy perfecto.

♡❜

Fue a las once de la noche en que SungHoon y Ni-Ki entraron a D-Town tomados de la mano, sonriéndose ampliamente, y fueron hacia el bar para pedir algo, yendo a su rincón para ver el espectáculo.

Hyung, ¿cuándo vas a rapearme? —le preguntó el menor a SungHoon con un puchero ligero.

SungHoon le sonrió, pellizcándole la mejilla y haciendo que Ni-Ki se pegara más a él en busca de sus abrazos. El mayor no escatimó un poco, sentándolo en su regazo, dándole un beso en la mejilla.

Estoy trabajando en ello —le dijo con unos gestos—, voy a entregarte tu regalo pronto.

Ni-Ki lo rodeó por el cuello, recostando su cabeza contra el hombro de SungHoon, suspirando de felicidad por ese toque.

—¿Ni-Ki?

Se sobresaltó, girándose y volteándose, SungHoon también levantando la vista.

Le sonrieron a Geonu, que iba de la mano con JiMin. El chico más pequeño les devolvió la sonrisa, saludándolos con la cabeza al igual que su novio.

—No venían hace tiempo —comentó Geonu, por sobre la voz de la persona que cantaba.

—Hemos estado algo ocupados —contestó SungHoon, sosteniendo a Ni-Ki contra él, tratando de ignorar el hecho de que el menor respondió al llamado de Geonu que fue hecho en voz alta.

—Mmm... — Geonu se balanceó—, tampoco has vuelto al rap.

SungHoon sonrió un poco incómodo.

—He perdido experiencia —admitió apenas.

Ni-Ki besó su mejilla.

—Ajá, claro — Geonu rodó los ojos—, nos vemos por ahí...

La pareja se retiró sin decir algo más, perdiéndose entre las personas, y SungHoon se sintió algo irritado de pronto por la actitud de su exnovio. Se supone que no había rencor, ¿qué forma de actuar era esa?

Ni-Ki lo miró y su molestia aumentó.

Le hizo un gesto para que se pusiera de pie.

Iré a hablar algo con Geonu —le dijo, aunque no sabía para qué lo hizo con gestos, ¿no era Riki más obvio?—, espérame aquí, ¿está bien? Regreso enseguida.

Ni-Ki puso una expresión de contradicción pero sólo asintió, abultando sus labios, viéndolo partir.

SungHoon buscó a Geonu por entre las personas, viéndolo entrar al baño a lo lejos. No era difícil identificarlo, después de todo, su altura era algo llamativo, así que se apresuró en ir detrás de él.

Ingresó al lavabo, viéndolo mojar su rostro. Geonu le devolvió la mirada a través del espejo.

—Si tienes un problema conmigo, dímelo —le soltó SungHoon.

Geonu enarcó una ceja.

—No tengo ningún problema contigo —contestó el más bajo—, sólo que me sorprende que sigas siendo el mismo chico cobarde que conocí hace un tiempo.

SungHoon lo observó.

—No me conoces —le dijo.

—¿Le has dicho a tus padres de Ni-Ki, SungHoon? —le preguntó Geonu con un ruido de desprecio—. ¿O Ni-Ki es como tu sucio secreto, así como hiciste conmigo?

El más alto apretó sus manos en puños.

—Y eso qué te importa a ti, Geonu —le espetó.

—Puede que no lo hayamos demostrado, SungHoon —dijo Geonu, alzando su barbilla—, pero esas acciones duelen, y mucho. A nadie le gusta ser el vil secreto de la persona que quiere —el chico dio un paso—. Ni-Ki me cae bien, y si sigues comportándote así, sólo vas a terminar haciéndole daño, ¿eso es lo que quieres?

—Deja de reflejarte en Ni-Ki —le soltó SungHoon—, eso es lo que estás haciendo, reflejando el fracaso de nuestra relación en Ni-Ki, sabiendo que no deberías hacer eso, ¿sabes por qué? — SungHoon hizo un mohín de desprecio—. Porque los dos sabemos que quiero más a Ni-Ki de lo que te quise a ti.

Geonu lo observó, sus ojos abiertos por la sorpresa, congelado por completo, una mirada conmocionada en su rostro. SungHoon sólo pudo observarlo, quieto también, sin saber qué añadir.

—Sigues siendo el mismo cretino de siempre —declaró Geonu duramente, saliendo de allí, dejándolo solo y culpable por sus duras palabras.

Ni-Ki, mientras esto ocurría, se removía de manera impaciente en su silla, sintiendo cómo su cita había quedado arruinada por lo ocurrido, y se puso de pie para ir a buscar a SungHoon con la intención de decirle que ya quería marcharse.

Al menos, eso pretendía cuando se detuvo a mitad de camino.

—¡Hoy tenemos un nuevo chico que quiere cantar, así que espero que todos sean amables con él, eh! —dijo Zico a través del micrófono—. ¡JungWon, anda, ven!

Ni-Ki tuvo que haber fingido no oír eso. Tuvo que fingir no escucharlo, como hizo tanto tiempo, y seguir de largo para así buscar a SungHoon e irse.

Pero su cerebro estaba fallando. Las órdenes de Señor Shin parecían desvanecerse por momentos y eso provocaba que todo su entrenamiento se arruinara.

Se volteó para ver a su mejor amigo, JungWon, subir el escenario con una expresión de nervios.

¿Qué estaba haciendo él allí?

JungWon se detuvo en el centro, recibiendo el micrófono, sintiendo su rostro completamente ruborizado, los nervios atenazando su estómago hasta el punto de querer hacerlo vomitar, y ese pensamiento hizo que sus ojos se pusieran llorosos. Cuando se ponía ansioso eso solía ocurrirle.

Las primeras notas de la canción comenzaron a escucharse, los ojos puestos en él, y JungWon buscó a SeonWoo por entre la gente. Lo vio allí, de pie, sonriéndole con fe, totalmente enamorado, y llevó el micrófono a su boca.

Su voz salió temblorosa, casi quebrada al inicio por la situación, moviendo sus caderas levemente al ritmo de la música. Apenas logró terminar la primera estrofa, sólo mirando a SuNoo, que no dejaba de sonreírle con emoción.

JungWon agarró entonces un poco más de confianza, su voz resonando con mayor fuerza. Su voz era más grave que la cantante original, pero de alguna extraña forma parecía adecuarse bien a No For Sale, la gente comenzando a gritarle con emoción, en especial cuando movió su cuerpo. SuNoo siempre le decía que era bueno bailando y cantando, pero no le creía mucho.

SeonWoo lucía más entusiasmado al ver a JungWon allí, de pie en el escenario, las personas adorándolo con facilidad: JungWon no se daba cuenta de ello, pero era un chico que realmente se hacía querer sin problema alguno, y SuNoo estaba dispuesto a demostrárselo, a hacer que tuviera más seguridad en sí mismo, sabiendo que todo ese temor se debía a esa horrible familia que le había criado.

Incluso lo aplaudió y chifló cuando, terminando la segunda estrofa, cerró sus ojos y se meció con una actitud más sexy, sacudiendo su cabeza en una negativa incrédula, pensando que–

Nishimura Riki lo estaba mirando a metros de él.

La sonrisa permaneció en su rostro por el shock, Ni-Ki apenas sosteniéndole la mirada, y el primer pensamiento de SeonWoo fue un rápido "¿qué está haciendo él aquí?"

Entonces lo vio escabullirse, una mirada de pánico en su rostro, y el enojo invadió a SeonWoo porque supo enseguida que no estaba solo. De seguro SungHoon estaba allí también y...

Y...

Y ese par seguiría mintiéndole a JungWon.

JungWon abrió los ojos al terminar el segundo coro, buscando a SuNoo, percatándose de que ya no lo estaba mirando a él sino a...

Nishimura Riki.

Riki entre la multitud, observando a SuNoo también.

Su voz se sacudió, se quebró, pero logró disimularlo.

SeonWoo, SeonWoo, SeonWoo, mírame. SeonWoo, por favor, mírame.

SuNoo no lo miró. No cuando Ni-Ki se metió entre las personas para marcharse y SuNoo lo siguió con velocidad.

Su tono tembló otra vez pero se obligó a concentrarse en la canción, en terminarla, porque lo otro sería bajar del escenario corriendo a buscar a SuNoo para... para... ¿para qué?

El chico de cabello azabache vio a Riki meterse por un espacio oscuro, sin saber para dónde se dirigía pero sólo tenía la intención de detenerlo, así que apuró su paso y lo agarró del brazo. Ni-Ki se sobresaltó, girándose, ojos llenos de terror posados en él, sin embargo, SeonWoo no sintió compasión.

Lo empujó contra la pared para que así no pudiera escapar de él.

¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás solo? —preguntó SuNoo velozmente, sus movimientos apenas entendiéndose por la ira.

¡No! ¡No! Estoy en una cita con SungHoon, voy a irme ahora —respondió Ni-Ki con torpeza, desesperado por irse de allí.

SeonWoo apoyó su mano contra la pared, estirando su brazo, reduciendo el espacio entre ellos.

¡Estoy harto, Riki! —le dijo ahora, incapaz de hacer gestos, sobresaltando al menor otra vez—. ¡De verdad que ya no puedo más, no puedo hacerle esto a JungWon! ¡No pareciera que tienes intención de decirle la verdad!

¡Si la tengo! —se defendió Ni-Ki —. ¡Tú no entiendes nada, SuNoo!

¿Qué no entiendo nada? — SuNoo soltó un chasquido furioso—. ¡Le estoy mintiendo a mi novio por ti! ¡Los dos le estamos mintiendo y sólo porque tu...!

—¿Ustedes son amantes?

SeonWoo dejó de hablar. La respiración de Ni-Ki aumentó.

JungWon los observó con ojos cristalizados, su tono quebrado. Una vez la canción terminó bajó del escenario de manera inmediata, ignorando los aplausos, siguiendo la dirección de SeonWoo, viéndolos discutir tan pegados uno del otro que JungWon sintió algo roto en su interior. Su corazón, quizás.

SuNoo se volteó, viendo a JungWon a varios pasos de ellos, alejándose de manera inmediata. Riki permaneció quieto.

—¿Qué, Wonnie? —preguntó SuNoo.

JungWon sorbió por su nariz.

—Eso, ¿crees que no lo he visto? —JungWon frotó sus ojos—. Ustedes me están escondiendo algo y... y te vi salir del salón de música con Riki después de clases. Los dos juntos, diciendo que debían decirme la verdad —tragó saliva—. ¿Están juntos, SuNoo? —enfocó su mirada en su mejor amigo—. ¿Ni-Ki?

¡No! —dijo Riki, sus ojos también llenándose de lágrimas—. ¡JungWon, no es así! ¡SuNoo y yo no tenemos nada!

JungWon soltó una risa cansada.

—¿Sí? ¿Debería creerte? —sollozó JungWon—. No lo hago. No te creo, Riki.

— Won...

Yo sólo... —JungWon rompió a llorar—, yo creí que podía compartirte con Ni-Ki. Que podía compartirte mientras me quisieras más que a él, pero... pero no puedo. Sólo pensarlo...

Estás confundiendo las cosas, JungWon —dijo SuNoo, dando un paso para alcanzarlo, pero el menor retrocedió—. JungWon, jamás yo...

—¡Lo hiciste! —JungWon frotó con más fuerza sus ojos queriendo detener el llanto, incapaz de hacerlo—. SuNoo, ¡lo hiciste!

—¡No! — SuNoo explotó—. ¡No, JungWon, jamás te engañaría, lo sabes bien!

—¡¿Cómo quieres que te crea?!

—Porque Riki es mi novio —habló una grave voz detrás de JungWon.

El menor dejó de llorar, sorprendido al escuchar esa voz, girándose para ver a SungHoon de pie ante él, su expresión cansada, agotada, pero grave.

—¿Qué? —susurró JungWon, atónito.

SungHoon suspiró.

—Eso —dijo, caminando hacia Ni-Ki, que no dejaba de llorar en silencio—, Riki y yo estamos saliendo, JungWon, desde hace más de tres meses.

JungWon observó a SeonWoo, su expresión suplicante, para luego desviar su atención hacia Ni-Ki y SungHoon. Hacia el abrazo que SungHoon le dio a su amigo.

Volvió a reírse.

—¿Qué? —repitió—. ¿Ustedes...? ¿No eras heterosexual, SungHoon hyung? —escupió, sacudiendo su cabeza—. ¿No saliste con mi hermana por más de un año, hyung? Esto es una jodida broma...

—JungWon —dijo SungHoon—, no estamos bromeando, ¿bien? Mira, antes de tu hermana, yo salí con un chico. Bisexual, homo, llámame como quieras, da lo mismo. Eso no quita que estoy con Riki.

Ni-Ki, contra él, lo abrazó con fuerza sin dejar de llorar, su mundo desestabilizando, su voz atrapada en su garganta.

—De todas las excusas... —JungWon miró a SeonWoo—, ¿qué, metiste a SungHoon para cubrirte en todo esto?

—¡Dios, JungWon! —gritó SuNoo, desesperado, su voz quebrada—. ¡Ellos llevan saliendo, son novios, ¿sabes cómo lo descubrí?! ¡En el cumpleaños de Ni-Ki, los interrumpí besándose en el cuarto de tu maldito mejor amigo!

JungWon retrocedió, sacudiendo su cabeza con desesperación. ¿Qué? ¿Cómo...?

Observó a Ni-Ki.

—Dijiste que SungHoon no te gustaba —murmuró, buscando encajar las piezas—. Ni-Ki, ¡dijiste que no te gustaba!

Bueno, ¡y si me gusta qué! —espetó Ni-Ki, enojado de pronto también—. ¡¿Sabes por qué no te lo dije, JungWon!? ¡¿Quieres saber por qué?! —se revolvió y SungHoon tuvo que sostenerlo—. ¡Porque siempre has puesto a la loca y patética de tu hermana por sobre todo el mundo, por eso!

JungWon endureció su mirada aunque seguía temblando.

—Bebé, vamos, tienes que calmarte —se adelantó SuNoo, agarrándolo del brazo para llevarlo al auto, pero JungWon se soltó, dándole un empujón.

—¡No me toques, SeonWoo! —le espetó—. ¡Tú lo sabías! ¿El cumpleaños de Ni-Ki, dices? ¡Eso fue hace dos meses, y tú me lo ocultaste! —más piezas comenzaron a encajar. Los comentarios. Las miradas—. Jay. HeeSeung. ¿Ellos lo sabían? — SuNoo permaneció callado. Se volteó hacia Ni-Ki —. ¡¿Ellos lo sabían, Riki?!

¡Por supuesto que sí! —soltó Ni-Ki, sin dejar de llorar, sus emociones desbordantes, sólo sintiendo rabia y tristeza e ira y dolor y tantas cosas a las que no podía darles nombres que el vómito estaba por salir—. ¡Ellos sabían todo desde el inicio porque han sido mejores amigos que tú, JungWon!

—¡Vete a la mierda! —le gritó JungWon—. ¡Puedes irte a la real mierda, Riki, te mereces todo lo que te pasó!

Riki se soltó del agarre de SungHoon, lanzándose a JungWon con una mirada de enojo y cólera, dispuesto a hacerle daño, a herirle también por sus palabras.

SungHoon alcanzó a agarrar a su novio al igual que SeonWoo hizo con JungWon.

—Tienen que calmarse —dijo SungHoon y JungWon escupió a sus pies.

—¡¿Calmarme?! ¡¿CALMARME?! —JungWon empujó a SuNoo para que le soltara—. ¡¿Sabes lo que hizo la loca de mi hermana el día que la terminaste, hyung?! ¡Me gritó! ¡Me echó la culpa de todo, me gritó, me hizo sentir miserable! ¡Ella... ella...! —su voz se quebró, las lágrimas corriendo otra vez—. Ella dijo que yo siempre sería la mierda de papá y mamá...

—JungWon...

—¡Y tú...! ¡Tú disfrutando de todo a escondidas con Riki mientras yo tenía que cargar con las consecuencias! —se rió, destrozado—. ¡Pero eso no es lo peor, ¿sabes por qué, SungHoon hyung?! ¡Porque a ti jodidamente te gustan los chicos también, y aun así... aun así, tú permitiste que todos esos bastardos me hicieran la vida imposible en el colegio! ¡Tú sabias lo difícil que es todo esto y lo permitiste, permitiste que me jodieran una y otra y otra vez!

SungHoon permaneció en silencio, avergonzado, apenas sosteniendo a un más calmado Ni-Ki, que respiraba aceleradamente en sus brazos. Se estremeció cuando JungWon lo miró una vez más, sólo llorando, la ira pareciendo desaparecer.

—Y tú... tú sabiendo cómo estaba RyuJin, decidiste ocultarlo también —sollozó apenas—. Yo te lo contaba todo y decidiste mentirme. Decidiste... —JungWon sorbió por su nariz—, decidiste hacerme ver como un idiota, todo el mundo sabiéndolo, y aun así... Aun así tuviste el descaro de llamarme peor amigo —lo miró, su rostro inundado por el llanto—. Te contuve. Fui tu contención para ti, para todo lo que te pasó, y eso te valió una mierda, Riki.

JungWon...

El muchacho sacudió su cabeza, retrocediendo, y SeonWoo le agarró de la muñeca pero JungWon se alejó de golpe.

—No quiero verte más —le dijo entre sollozos—, sabiendo todas mis inseguridades, todos mis temores, también decidiste mentirme, SuNoo.

—Bebé... —sollozó SeonWoo.

—Terminamos —murmuró JungWon—, puedes irte a la mierda igual, Kim SeonWoo.

JungWon no se volteó cuando se marchó de ese pequeño escondite, su vista baja, yendo sin mirar hacia atrás en dirección a la salida, sus hombros sacudiéndose por todas las lágrimas que no dejaba de derramar.

Ni-Ki lo único que pudo hacer fue aferrarse a SungHoon, llorando también, un solo pensamiento en su mente.

Muñequito malo, Muñequito malo, Muñequito malo...

Y un Muñequito malo merecía un doloroso y triste castigo para que no volviera a actuar así.

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