- Ni-Ki tenía un dulce aroma, eso lo sabía SungHoon, pues cada que estaba con él podía apreciarlo, y quizás eso explicaba sus recientes antojos.

En esos momentos comía moras azules, le gustaban, pero está vez estaba considerándolas como su fruta favorita, sonrió al recordar el dulce aroma de aquel omega, no se imaginaba encontrar algún aroma de un omega que le agradece tanto como el de Ni-Ki.

─ SungHoon ─ la dulce voz del omega lo saco de sus pensamientos.

El omega no pudo evitar ruborizarse al percatarse de lo que SungHoon llevaba en sus manos, moras, sentía como sus mejillas se calentaban, y se sentía avergonzado por el simple hecho de estarlo, y más porque estaba SungHoon frente a él.

─ Hola, Nishi.

Eso había sido todo para el omega, sentía como podía morirse en esos momentos, ¿cómo es que ese alfa era tan amigable con él? Usualmente ningún alfa le prestaba la más mínima atención, para ellos pasaba como cualquier otro omega.

─ ¿Sucede algo? ─ la pregunta de SungHoon logro sacarlo de sus pensamientos.

─ Es solo que...

─ ¿Por qué te sonrojas?

Ni-Ki se sentía un verdadero tonto en esos momentos.

─ No lo sé.

El alfa soltó una risa, Ni-Ki quería maldecir a todo el mundo, se sentía un tonto, el alfa seguramente pensaba que se veía ridículo sonrojado, pero cuando sintió como revolvían levemente sus cabellos, miro al alfa, que le sonreía.

─ Lindo ─ había escuchado claramente.

Y el corazón de Ni-Ki se volvió loco.