19. Noche de brujas.

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Era el día de Halloween.

No odiaba las festividades, había ciertas costumbres que le agradaban, pero eso no significaba que un montón de adolescentes divirtiéndose fueran de su agrado.

Además, no era suficiente con el festejo, también era el apogeo de las bromas. Aún le sorprendía que Black no hubiera hecho una de sus jugarretas.

Esa extraña sensación de que las cosas no estaban bien lo perseguía día con día, era imposible poder pensar en una fiesta de Halloween cuando Regulus estaba en la enfermería, y sus encuentros con Sirius cada vez eran más cercanos; no soportaba esa idea.

Los hermanos Black eran un tormento.

El camino desde las mazmorras hasta la enfermería era peligroso, como un campo de batalla en el que intentaba sobrevivir. Aunque Potter y sus amigos no estaban tan activos como en años anteriores, eso no lo libraba de los otros alumnos. Después de todo parecía ser un blanco bastante divertido para las bromas.

No tardó demasiado en aparecer la primera; en su travesía hacia visitar a su amigo, divisó que una bomba fétida se dirigia a él, no logró reaccionar y solo cerró los ojos en espera del golpe.

Pero la bomba no lo golpeó.

—La tradición es truco o trato, Stebbins. No presencie que le dieras a elegir a Snape.— alegó Sirius Black. Su voz cada día era más familiar.

Abrió los ojos para encontrarse con la imagen del gryffindor mayor sosteniendo la bomba en el aire con su varita, estaba erguido con el pecho levantado, y la mirada fija sobre el chico que había lanzado la bomba.

—Sirius... no, yo no... era una broma inofensiva de halloween.— la voz del otro alumno se notaba temblorosa y el temor era visible en sus ojos.

Con un movimiento de varita la bomba que flotaba en el aire termino golpeando con fuerza sobre el muchacho, provocando una explosión que lo impregnó de un terrible olor.

Severus permanecía atónito observando la situación.

—Bastante inofensiva, ¿no? Trata de quitarte ese olor, durarás días apestando.— los pasos del mayor se acercaron al chico. —Si vuelves a tratar de hacerle una broma a Severus, vas a conocer lo que es una verdadera broma y no volverás a salir de tu habitación en mucho tiempo.— su varita apuntó hacia al cuello del menor, y su mirada expresaba furia en su máximo esplendor.

—¿Por qué lo defiendes?— sus ojos mostraban la confusión que sentía en ese instante.

—Snape es mío.— su varita parecía encajarse la piel contraria. —Si no quieres despertar calvo mañana sera mejor que te vayas.

Sabía que se refería a que era suyo en el sentido de que solo él podía hacerle bromas, después de todo desde que piso el tren de Hogwarts era el objetivo principal de los merodeadores. Pero aún con esa idea, la frase del mayor le causó un escalofrío. Estaba tan confundido como él menor en cuestión.

—Si, si, no, no... lo lamento, no volverá a pasar.— el tono quebradizo volvió antes de que Stebbins abandonará el pasillo corriendo.

—¿Qué fue todo eso, Black?— alzó la voz en cuanto logró recuperar la razón.

El gryffindor no respondió, miró a ambos lados para asegurarse que no venía nadie en el pasillo y llevó una de sus manos a la muñeca del slytherin para arrastrarlo hasta el armario del conserje.

—Se dice gracias.— murmuró cuando la puerta se cerró tras él.

—Prefiero cortarme la lengua antes que agradecerte algo.— miró a su alrededor, entraba poca luz y casi no podía ver. Era un lugar pequeño, y solo sentía la presencia de Black sobre él. —¿Por qué lo hiciste?

—Estaba por atacarte con una bomba maloliente, no iba quedarme sin hacer algo.— su tono de voz había cambiado, ya no se escuchaba molesto, ahora era de preocupación. —Tenía que defenderte.

—No, no tenías que hacer nada. Eres un idiota, siempre actúas antes de que tus estúpidos pensamientos sean procesados por tu cerebro, ¡fue una barbaridad!

—Stebbins estaba muy asustado para ponerse a pensar en nosotros, ¿viste como corrió? Por un momento creí que se haría encima.— soltó una risa.

—No es divertido, fue una tontería.

—¿Por qué no puedes aceptar que hice algo bueno por ti? Te salve de esa bomba.

—¡No necesito que me salves! Yo puedo defenderme solo, lo he hecho de ustedes por años.

—Pues no vi que te fueras a defender de la bomba, si yo no hubiera estado ahí, en este momento estarías apestoso.— afirmó con un tono de autoridad. —Solo acepta que hice algo bueno por ti, no es tan difícil.

—Me defendiste de una broma después de las miles que ustedes me han hecho, que caballeroso.

—Las cosas son distintas.

—Nada cambio, Black. Solo estás haciendo el mismo estúpido acto que Potter con Lily, tratan de hacerse los chicos buenos, ya no hacen bromas ni me atacan para quedar bien, él con ella y tú conmigo.— alzó su tono. Se acercó a él haciéndolo retroceder a la pared, tomando el control de lo que sucedía. —Pero a mi no me convences con tu teatro.

—No es ningún teatro...— su voz tembló. Su mirada bajo para encontrarse con la de él.

—Al principio pensé que era parte de una broma...— sus manos lo encerraron contra el muro como el solía hacerlo con él. Estaba cansado de vivir la misma situación donde era intimidado. —Pero ahora veo que tienes otra razón.

—No sé de qué hablas, solo estoy siendo amable por las clases, es... es todo.— afirmó.

—Te mueres por besarme.— siseó sobre sus labios con la misma picardía que él lo hacía. Sus manos se deslizaron a sus caderas, tomándolo con la posesividad que el le aplicaba. A pesar de que aún le causaba cierto desprecio estar cerca de él; parecía disfrutar del momento.

Quería provocarlo, ver que tan lejos podría llegar la broma que seguramente tenía en su contra, era imposible que Black sintiera algo por él. Pero la respuesta que recibió lo dejo confuso: no se alejó.

—Si...— admitió el mayor con la voz en un hilo.

Oír su voz temblando por él era lo más satisfactorio que le había sucedido en años. Podía sentir como su cuerpo se deshacía por sus toques, lo poco que alcanzaba a ver era tan provocativo, el mayor había cerrado los ojos y tenía los labios entre abiertos en espera de ese beso, parecía un ruego. Esa imagen despertó algo en él que sería difícil de volver a dormir, y por un instante lo pensó, pero tenía una fuerza de voluntad inmensa que no le permitió ceder.

—No.— alejó sus manos de él, aún no estaba preparado para llevarlo tan lejos como él lo había hecho en los pasillos. Por más que le agradara la idea de torturarlo.

No sabía de dónde había salido esa confianza, el no era así, no actuaba de esa manera. Black provocaba algo desconocido en él. Estaba jugando con fuego.

—¿Por qué no?— preguntó de forma inmediata.

—'No' es una oración completa.

Se quedaron mirando el uno al otro, desde ambos extremos del pequeño cuarto que aún los tenía dentro. Llevaban meses hablando pero aún se sentían incómodos.

—Lo de la esencia funcionó, hablé con Regulus.— mencionó el contrario. Rápidamente intentó buscar otro tema al quedarse sin respuestas.

—Te lo dije.

—Gracias.

—Lo hice por Regulus, no por ti.— aclaró.

Divisó como la mirada del contrario cambió, había tocado una herida aún abierta en el Gryffindor.

—Que él te defienda la próxima vez.— replicó molesto.

—No necesito que nadie me defienda.

—Bien, porque ya no lo haré.

Lo escuchó hablar una última vez antes de abrir la puerta para salir del armario, dejando a Severus con más dudas de las que ya tenía.

Cuando puerta se cerró, no solo el armario quedó sin luz, también se inundó de un silencio ensordecedor. Encontró aterrador el cómo la oscuridad lo obligó interactuar con sus propios pensamientos sin distracciones externas.

Fue un instante eterno antes de que pudiera abandonar el lugar para volver a su camino inicial.

Cuando entró al ala del hospital se encontró con que la cama donde yacía su amigo estaba vacía por lo cual se acercó a Madame Pomfrey para cuestionarle a donde había ido Regulus; lo único que la mujer mencionó es que esa mañana se le fue dado de alta y una chica rubia había venido por él.

Pandora Lovegood. Sabía exactamente donde encontrarlos. Agradeció a Pomfrey antes de retirarse de la enfermería e ir hacia los jardines en los alrededores del castillo, donde pudo ver a los cuatro amigos sentados sobre el pasto.

—¡Severus!— gritó Pandora levantándose de la manta de flores que había sobre el césped, la chica tenía una dulce sonrisa capaz de transmitir paz.

Caminó acercándose a donde estaban los demás, pudo ver como Regulus tenía una leve sonrisa hacia Barty mientras conversaban, se veía mejor, las vendas en sus brazos eran más pequeñas debido a la sanación de sus heridas.

—¿Ya te volvió la voz, niño?— cuestionó con un tono de calma.

Regulus volteó a mirarlo y rodó los ojos fingiendo estar molesto, pero él lo conocía demasiado bien para saber que estaba bromeando.

—No me molestes o le diré a McGonagall que me coma la lengua.

Los cinco jóvenes del lugar rieron.

—Que no te escuche porque lo hará de verdad.— añadió Evan entre risas.

—Dumbledore y McGonagall parecen tener oídos en las paredes del castillo, se enteran de todo lo que sucede.— alegó Barty.

«No de todo», pensó Severus y una sonrisa ladina se formó en su rostro.

—Volvamos a lo que estábamos hablando, Reggie nos contaba.— la joven rubia se sentó en el pasto como en un inicio e hizo una señal al mayor para que se sentara con ellos.

Se lo pensó un momento, pero terminó por acceder y tumbarse en la manta a su lado.

—No fue tan importante, estaba recogiendo flores para una de las pociones de la clase de Slughorn, la planta solo se encuentra en lugares silvestres por lo que pensé que estaría en el bosque, solo que cuando anocheció todo se tornó oscuro y me tropecé entre las piedras, al caer se me encajo una rama en el brazo.— tomó una bocanada de aire, estaba explicando la situación bastante rápido, parecía un diálogo aprendido. —No quería contarles porque fue humillante; me encontró Potter.

Severus lo observó con intriga, por su forma de actuar no terminaba de creerse esa historia. Su mirada fue hacia Pandora, sin embargo la rubia desvió la mirada inmediatamente. Había algo más que no quería contar, no cabía duda.

—¿Por qué Pandora mencionó un monstruo cuando me dijo que estabas en la enfermería?— mencionó atrayendo la vista de los presentes hacia él.

—Fue por mi.— indicó el menor. —Yo parecía un monstruo, por eso se asusto. La caída me dejó muy lastimado, ustedes me vieron, tenía lesiones por todo el cuerpo... solo fue eso, no lo había dicho porque sabía que se pondrían a cuestionarme y no estoy en condiciones de lidiar con sus preguntas.

Su manera de dirigirse a ellos cambió a un tono de molestia. Comprendió que aún no era el momento; debió ser algo doloroso para que no quisiera mencionarlo.

—Lo importante es que estás mejor.— Intervino la rubia. Después pasó una de sus manos acariciando su cabello, era visible el amor fraternal. —Mejor hablemos de la fiesta de esta noche, ¿se disfrazaran?

—Me vestiré de alumno de slytherin.

—Tenemos el mismo disfraz, Reggie.— rió Evan.

—Yo seré un prisionero de Azkaban, me divierte molestar a mi padre con esa idea.

—Yo me haré un disfraz invisible, no me verán.— mencionó.

—Me decepcionan, necesito que Dorcas venga para poder hacerles un disfraz decente.— comentó la joven.

—Dudo que se aparezca por aquí, se la ha pasado en el campo de Quidditch entrenando. No podré jugar la próxima semana por mis lesiones, ella tomará mi lugar.

—Entonces yo me encargaré de los disfraces, necesito ir por algunas cosas, los veré más tarde.— Pandora se levantó de su lugar con una sonrisa, amaba ese tipo de cosas.

—Te ayudo.— Barty corrió atrás de ella.

—Yo también.— Evan los siguió. Tenía cierto inclinamiento hacia seguir a Barty.

Regulus y él se quedaron solos, ninguno de los dos se animo a hablar, solo se miraron comunicándose de esa manera.

Lo que quedaba del día se fue lento, no había clases debido a que esa noche se preparaba un enorme banquete para celebrar la noche de brujas.

No se puso ningún disfraz ni se arreglo, no sentía los ánimos para la ocasión. Solo vistió una túnica de color negro, si alguien preguntaba diría que era un dementor.

Cuando pisó el gran comedor se encontró con el lugar adornado con calabazas repletas de caramelos, murciélagos, serpentinas y toda clase de decoraciones alusivas, además del enorme banquete sobre las mesas de cada casa.

Pensó seriamente en no asistir a la fiesta que el colegio les brindaba, no le interesaba el ambiente, ni la comida, y mucho menos las personas.

Se sintió aliviado al ver que no todos los alumnos portaban un disfraz, la mayoría llevaban su respectiva túnica.

Pandora era quien más resaltaba con un vestido lleno de lentejuelas, además de traer alas de hada, mientras Barty cumplió lo que había dicho siendo un prisionero de Azkaban con los ropajes rotos, a su lado Evan vestido de auror, que ironía. Por otro lado, Regulus traía puesta una túnica, sin embargo era de la casa de las águilas; seguro se la pidió a Barty para no complicarse.

También vió a Charity y Aurora, la ravenclaw con un vestido de estrellas y la hufflepuff con un pequeño telescopio en la mano. Le pareció adorable.

Mientras que Bruce, Edmund y Wilhelm portaban máscaras, pero podía reconocerlos en cualquier lugar.

En cuanto a los pocos gryffindor que conocía pudo ver a Lily junto a sus amigas, las tres parecían estar vestidas de brujas tradicionales, como los muggles las representaban. Sus disfraces eran similares, pero el solo podía mirar lo bella que era la pelirroja, había olvidado lo hermosa que le parecía. Estaba sonriendo mientras hablaba con alguien.

La vista que tenía era perfecta hasta que uno de los alumnos que tapaba el resto de visión se alejó, dejándolo mirar con quien hablaba Lily; era James Potter. De solo verlo charlando con ella sintió arcadas desde el fondo de su estómago.

Se dio la vuelta para irse, no quería enfrentar esa sensación, sabía que no era una buena idea asistir a esa fiesta.

Fue detenido por la mano de Charity, quien con una sonrisa lo llevó con los demás.

—Acabas de llegar, intenta permanecer unos minutos antes de irte.— soltó una risa. —Prueba el banquete y después te vas, ¿si?

Severus asintió de mala gana, no quería despreciar lo que sus amigos hacían por él después de lo que vivió con Regulus, pero le molestaba en demasía ver a Lily con ese tarado.

—Al final de la fiesta habrá un espectáculo, escuché que los fantasmas saldran de las paredes para hacer una formación de vuelo.— agregó Aurora.

—Conmovedor.— comentó sarcásticamente.

La hora del gran banquete llegó, todos los alumnos parecían disfrutar de la reunión, pero el no lograba apartar la vista de la mesa de los leones. La charla entre Potter y Lily parecía no tener un final.

No logró pasar bocado, solo esperó que sus amigos estuvieran distraídos con el espectáculo para poder retirarse.

Abandonó el gran comedor, caminando rápidamente por los pasillos en dirección a las mazmorras. Lo único agradable de esas celebraciones eras ver los pasillos vacíos, incluso Peeves estaba entretenido con la fiesta.

—¿Te dieron miedo los fantasmas?— la voz de Sirius resonó por el pasillo.

No comprendía como siempre tenía la mala suerte de toparlo en su camino, trató de ignorarlo pero sus pasos se detuvieron cuando sintió la presencia frente a él.

—Quítate.

—Corriste igual de asustado que Stebbins.— soltó una risa.

—No estoy de humor, Black.

—Pero si es noche de brujas, Severus, es divertido.—  afirmó. Una sonrisa se dibujó en sus labios dejando ver sus colmillos falsos. —Me disfracé de vampiro, Remus era un profesor, James un payaso...

—Potter siempre es un payaso.— interrumpió.

—Y Peter era un fantasma.— volvió a reir. Mientras que sus ojos lo recorrían desde los pies a la cabeza con atención. —¿De qué es tu disfraz?

—No te importa.

—Déjame adivinar... eres un alumno aburrido, no, un slytherin amargado, o un pocionero misterioso...

—Soy un dementor.— Mencionó. Sin saber porque seguía respondiendo sus preguntas cuando podía alejarse. Había momentos como ese en los que se quedaba hipnotizado por la presencia del gryffindor.

—Me gustan más mis opciones.

—¿Por qué no me dejas tranquilo y te vas a pedir dulces?— reprochó con un tono severo.

—Tú eres el único dulce que quiero probar.— el tono seductor hizo presencia, y a Severus le temblaron las piernas al escucharlo.

Los pasos del gryffindor se acercaron a él, está vez le dio más libertad al no estarlo llevando hacia un muro, pero aún así su cuerpo no se movió.

Sus ojos se perdieron en el mayor, no le había prestado atención, tenía puesto un traje negro y llevaba una capa a juego que arrastraba al suelo, el cabello usualmente desprolijo estaba peinado hacia atrás, terminó enfocándose en la parte que más llamaba su atención; sus ojos, grises y profundos, que parecían estarlo desvistiendo con esa mirada.

Podían tener un mes con esa situación entre ambos, pero nunca dejaría de estar confundido sobre lo que sucedía, sus pensamientos inteligentes se desvanecían cuando Black lo miraba de esa manera.

—Me está cansando este juego.— musitó sin perderlo de vista.

—No es un juego.

—Es la noche perfecta para tus bromas, no voy a creerte.

—La manera en que me miraste pone en duda tus palabras.— su sonrisa ladina fue coronada por un ligero mordisco en su labio inferior.

—No sé de qué hablas.

—Lo hiciste hace un instante, la misma mirada que me diste cuando estábamos en el armario.

Sus ojos buscaron el suelo, no quería mirarlo, no podía seguirlo haciendo. La claridad en su mente se estaba nublando, estaba molesto por lo que había visto de Lily e intrigado por lo que Black le insinuaba. No debía ceder.

—El armario estaba oscuro.— murmuró. Sentía su aliento cada vez más cerca de su rostro.

—Las miradas también se sienten, pude sentirla.

—¿Qué quieres, Black?— un tono retador escapó de sus labios. Y su mirada volvió a toparse con la de él.

Un déjà vu apareció en sus recuerdos, sabía que estaba encendiendo un fuego que una vez intento quemarlo, y no estaba seguro si estaba vez podría librarse de el.

—Quiero besarte.— susurró. Las palabras se perdieron en sus labios por la cercanía.

—Eres un idiota.— soltó una risa burlona. —Demuéstralo si tanto valor tienes.

Su tono fue tan provocativo que el gryffindor pareció tomarlo con un reto, pues no lo pensó ni un segundo antes de unir sus labios con los de él.

Sus manos fueron rapidamente a su pecho en un intento de quitarselo de encima, luchando por no ceder ante él. Pero su tacto era tan cálido que creo un efecto inmediato de calor sobre sus labios helados; se sintió tan bien que sus movimientos se esfumaron, dejo de moverse, no podía ni sabía como hacerlo.

Una de las manos contrarias se deslizó sobre sus costados hasta encajar los dedos en sus caderas, demandante y posesivo, pero la mano libre fue a parar sobre su rostro, acunando sus mejillas e inhibiendo su razón.

Poco a poco la unión pasó de ser suave a besarse con necesidad, más profundo, más intenso, más caliente.

El mayor le dio una ligera mordida sobre el labio que lo hizo volver a la realidad, se separó de él con los labios rojizos por el contacto, y su cuerpo temblando con pequeñas corrientes de electricidad.

—No sabes cuanto deseaba hacerlo.— murmuró el ojigris con la voz quebrada.

—Me das asco.— lo empujó para quitárselo de encima y retrocedió.

Vio esa sonrisa cínica aparecer en sus labios, era la clara imagen de burla que tanto odiaba de él.

—Nos vemos el viernes.— mencionó con seguridad. Poco después se perdió entre la oscuridad de los pasillos sin mirar atrás.

Esa noche perdió su temple, su dignidad, había dejado una parte de su ser junto a Black.

Encontraría la manera de recuperarla.

Planeo los capítulos antes de escribirlos pero en el momento nada sale como lo tenia planeado, ellos solos deciden que hacer 🫠 Por eso quedo largo el capitulo, no había beso en la idea inicial pero here we go again

Lo de los disfraces la verdad no me termino de convencer, no se me ocurría nada jsjksjs

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