La tarde estaba muy bonita y Jungkook se encontraba en su escritorio de caoba, con su laptop.
Teniendo su cabello recogido en una media coleta mal hecha, unos lentes en sus ojitos, una camiseta sin mangas negra, dejando al descubierto sus tatuajes y un pantalón deportivo de color gris.

El menor tecleaba sin parar estando concentrado en la pantalla de su laptop, y Taehyung quería chillar de lo sexy que su alfa, siendo ajeno a todo lo que el quería hacer.

Tae ayer había mirado una caricatura
dónde hacían un picnic, la felicidad invadió a su lobito Omega, quería tener esa experiencia de "Picnic en pareja" con su alfa y sus cachorros. Sin embargo esa mañana Jeon, solo se levanto para desayunar, ir al baño y apenas darle una miradita a su Omega ... No había falta mencionar que aquello había disgustado al castaño, el quería que Jungkookie lo mirara coqueto, que le diera sus mimos, la toqueteara de forma juguetona. Originalmente solamente iba pedirle amablemente al menor que le diera lo que quería, pero al ver el semblante serio de su alfa, decidió tomar cambios drásticos.

Jungkook se perdió un momento entre los grandes números, firmas y fórmulas financieras.

— Me volveré loco con tanto papeleo.— Dijo exasperado, y con un puchero.

— Kookie — un llamado bajito lo saco de su estrés. El alfa sintió en el aire el aroma dulzón de su novio y tan rápido como levanto la mirada sus ojos captaron lo más sexy que pudo haber visto en toda su vida con el Omega.

Taehyung tenía un abrigo de lana celeste pastel grande, pero dejando a la vista su tira de copa, unos shorts cortos y en su hermoso cabello castaño, unos preciosos rulos.

El alfa carraspeó

— Dime Ome-digo Tae — Jungkook tomo su autocontrol, tratando de regañar a su lobo, recordándole que su Omega estaba con sus cachorros aún no podían tocarlo en ese sentido.

— Jungkook  yo... ¿Ya no te parezco rico?.— el  alfa boqueo algo desconcertado.

— Tae, bonito, tú sabes que eres lo más delicioso que eh probado, pero ...— Tae lo interrumpió, poniéndose en sus piernas haciendo que sus pieles chocarán y una leve fricción bastara para que Jungkook tuviera una erección.

— ¿Y si me lo pagas de otra forma? ... Quiero decir no me puedes tocar de esa manera Kookie pero puedes mimarme en una bonito picnic, con nuestros cachorros, muchos postres,
dulces y un bonito atardecer.— decía el mayor acariciando el hombro al
descubierto de Jeon, dónde su olor a  Canela y manzana dulce, se concentraba más.

Jungkook se estremecio pero asintió dejándose seducir por el aroma dulce de su omega.

— ¡Genial vamos!.— un segundo y Jungkook fue sacado de su área trabajo para ir al patio, donde comenzó un picnic sobre una mantita morada de ositos, con demasiados dulces y un libro de pasta verde limón con el tema de " Mitología Griega, resúmen".

Alfa y Omega se sentaron a conversar, Tae empezó una conversación tranquila y Jungkook sonreía ante las preguntas curiosas de Taehyung.

— Cuéntame sobre tu primer beso Kookie — Dijo Tae con curiosidad en sus ojitos, la brisa chocaba con los rulitos de Tae sin darle frío a su casi desnudo cuerpo.
El bonito cerezo que crecía en su patio también bailaba con la brisa.

El clima era lindo y la tarde aún no
llegaba a su fin, cuando alfa trataba de recordar su primer beso entre vagos recuerdos, luego de unos cuantos minutos el azabache sonrió por lo que
estaba en su memoria.

— De acuerdo, tenía 14 años en ese entonces Tae — comenzó a decir.— Recuerdo que el instituto estaba muy alegre ese dia, yo tenia una mejor
amiga llamada Irene recuerdo que ...

Los recuerdos inundaron su corazón,
esa tarde alegre estaba con su amiga
Irene, aquella Omega preciosa que dejaba babeando a todos.

Jungkook amaba a su amiga y sabía que su amistad estaba en juego con sus sentimientos mezclados.
La Omega de 16 años, miraba de soslayo a Jungkook.

Ella llevaba tiempo queriendo decirle de sus sentimientos a Jungkook, el alfa era atractivo, amable y estaba segura en un futuro serían novios, se casarían tendrían muchos cachorros y morirían juntos.

Todos los dias soñaba con tomar la mano de Jungkook y presumir que era suyo, estaba enamorada de ese alfa tonto.

La tarde seguía su rumbo almuerzo dió su turno, la Omega sentía que debía decile al alfa de sus sentimientos o alguien más se robaría su corazón.

— Jungkook, acompañame al árbol del patio porfis.— Pestañeo Irene.

El alfa engatuzado por los ojitos de Irene acepto, Jungkook sabía de su Naturaleza más ni tuvo contacto con su lobo hasta que cumplió los 16, justo cuando inicio el instituto donde conoció a Taehyung.

El árbol los abrigaba, con sus grandes
ramas, Jungkook estaba jugando con sus manos nervioso y Irene  estaba enrollando un mechón de su cabello largo y lacio en su dedo.

—Jungkook-ah, Me gustas — Jeon sintió su corazón, agitarse.

La Omega tomo al alfa de la camisa de
su uniforme, atrayendo la a su pequeño cuerpo, besándolo con algo de experiencia. El alfa cuando se separaron del corto beso miro a Irene, quien con un sonrojo tomo su manito.

—Jungkook-ah serás mi alfa, mío , solo mío hasta que nos casemos y serás el padre de mis cachorros.

Esa fue la promesa que hizo Irene, a su corte edad aquello lo hizo tan feliz y lo lleno de ilusión, sin embargo se olvidó de el.

— Irene tiempo después, empezó a ser otra, quitó su bonito carácter, era sería, fría, me rechazaba y trataba mal ...Tiempo después supe que se hizo novia de
Seulgi, una Alfa que estaba en último año.

Tae respiro agitado como si le hubieran
contado un cuento y termino mal, si
sintió algo de celos, pero los descarto, a
esa edad el no estaba en el instituto y
por lo tanto estaba bien que Jungkook haya tenido su pasado.

— Jungkook ¿La extrañas?

Jungkook miro el anochecer empezando, Pensó dos segundos y  pudo responderse la pregunta, y la respuesta era no, no lo hacía, si llegara a ver a Irene de vuelta solo le sonreiria o saludaría nada más, fueron lindos tiempos, pero no la extrañaba.
Si llegara a separase de Taehyung a el si lo extrañaría más que nada en el mundo .

— No bebé.

— Más te vale Jeon Jungkook — dijo el mayor mirando con seriedad al menor para luego pasarle el libro que había traído.— Toma cuéntame está historia y vamos a dentro a dormir— Taehyung
se acostó en las piernas de Jungkook quien tomo el libro empezando su lectura.

— "Artemisa y Acteon"
Acteon y Artemisa tenían una cosa en
común: su pasión por la caza. Para Acteon, cazar era su única afición, y se dedicaba a ella todas horas, acomnañado de sus perros. Artemisa era la diosa de la actividad y también se encargaba de proteger los bosques. Rodeada de sus ninfas siempre llevaba un arco en la mano, dispuesta a cazar y, también, a provocar la muerte, de cualquier indeseable que se le cruzase, de ahí su fama de insensible.

Quiso el destino, o la mala suerte, que un día, tras una jornada de caza , Acteon, muy acalorado, decidiera darse un paseo por el bosque, adentrándose más allá de lo límites que eran permitidos a los mortales.
Caminó y caminó hasta llegar a un
refrescante riachuelo. Allí se estaban
bañando Artemisa y sus ninfas. Ajenas al intruso que las observaba. Era tal la hermosura de la diosa que Acteon no pudo apartar los ojos de ella, se sentó tranquilamente a observarla.

Cuándo Artemisa se dió cuenta de que
alguien se había atrevido a entrar en su terreno privado y la espiaba, no tuvo compasión con el mirón y aplicó Acteon el castigo más doloroso para un cazador: lo convirtió en ciervo.
Aunque el pobre Acteon intento que sus animales lo reconocieran, sus perros, perfectamente adiestrados para la caza, solo veían delante de ellos a un ciervo, al que inevitablemente dieron muerte.

— Se lo merece por meterse a ver lo que no debe.— dijo Tae con sus labiecitos en un piquito de molestia.

— Si mi bello Omega, vamos a la casa.— la joven pareja entro a su cómodo hogar tomando las cosas usadas, arreglando las, para luego irse a dormir.

Jungkook en forma de estrella y Taehyung con una mantita en su cuerpo como un gusanito en el estómago de su alfa, con sus aromas dulzones haciendo que sus cachorritos se movieron gustosos por el cálido momento de familia.