Jungkook había decidido regresar el inicio de la semana siguiente, y aunque su estadía se basó en pensar quién era aquella persona que por primera vez le había hecho ver los colores.

Su vida amorosa se trataba de citas con finales catastróficos, ya que, en cualquiera de sus citas, siempre terminaba llorando por la misma razón: nunca podía distinguir el color de la ropa de sus quedantes.

Ahora debía dejar de pensar en eso, ya que tenía una cita importante con un inversionista.

—Señor— habló una de sus secretarias abriendo la puerta—, el inversionista de Daegu ha llegado.

—Hazlo pasar, por favor.

Dos segundos.

Pasaron dos segundos, para que Jungkook volviera a ver aquel hombre en el que estuvo pensando durante días.

Sus ojos eran oscuros, pero le parecían hermosos, y ese traje de pantalones negros y la camisa holgada que tenía puesta le hicieron confirmar a Jungkook por qué era ese hombre la razón por la cual volvió a ver los colores.

—Me presento. Soy Kim Taehyung.

Si ese era su nombre, Jungkook haría valer la pena la oportunidad que le estaba dando la vida de volver a verse con aquel hombre.

Jungkook sonrió inconscientemente sin poderlo ocultar. Estaba realmente feliz.

—Sé que no nos conocemos de nada— comenzó Jungkook después de unos segundos de silencio—, pero estoy seguro de que usted es la persona que estuve esperando por años.

Taehyung pensaba que era por la empresa, aunque...

—Vivir en la soledad, la tristeza, la desesperación de no poder ver ni distinguir los colores es frustrante—. Continuó diciendo comenzando a llorar.

Taehyung no supo cómo interpretar eso.

Pensaba que tal vez Jungkook tenía transtornos de personalidad.

Pero fue preocupante cuando Jungkook empezó a llorar con más intensidad.

No supo qué hacer.

...

Taehyung se había replanteado si alguna vez hizo algo mal para tener esa reacción por parte de Jungkook.

Aunque, su vida siempre se había Tratado de dar malas impresiones y obtener reacciones desagradables.

Y había pensado que esta vez sería diferente.