❪𝗢𝟯❫ ; 𝗮 𝗯𝗶𝗴 𝗰𝗵𝗮𝗻𝗴𝗲.

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ARC ONE; THE ECLIPSE❫
*╔═══❖•ೋ°💧°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TRES;
UN FUERTE CAMBIO
❛El comienzo de más cambios por delante❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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JUSTO AHORA YA HABÍAN TERMINADO LAS clases de la guardería, en donde se veían niñas y niños de cuatro a seis años siendo buscados por sus padres o familiares. Entre esos niños, estaba la pequeña pelirroja de grandes ojos azules, estando justo en medio de sus padres, aferrándose levemente al pantalón de Katashi quién mantenía una mirada desinteresada a su alrededor.

—Así que se podría decir que se metió en problemas. —terminó de decir la maestra y cuidadora de todos aquellos lindos pero revoltosos niños de los que Hatsulin ahora era compañera.

—¡N-no es verdad! yo no h-hice nada. Otani-san fue la que comenzó y n-ni siquiera le seguí la discusión. —decía nerviosa la pelirroja y bastante apenada, sacándole una risa a ambas mujeres, ya que Katashi sólamente observaba silencioso.

—¿Hah? ¿Hatsulin-chan se metió en problemas con una niña? —dijo por fin el albino ladeando su cabeza, agachándose enfrente de la pequeña pelirroja quien lo veía curiosa—.¿Le diste unos buenos golpes, verdad?

—¿Golpes? —cuestionó bastante confundida y perdida la menor entre ellos, ya que Takeshi, uno de sus hermanos, el que tenía edad más cercana a la suya, estaba ahí pero no decía nada aunque si negó con la cabeza por las palabras de su progenitor.

—¡Katashi! —Eiko rápidamente lo reprendió ante aquella insinuación de parte de su esposo hacia su hija más pequeña. Suspiró pesadamente, mirando hacia la maestra haciendo una reverencia—. Disculpalo, Sensei. Es que Katashi es así de directo.

La jóven castaña soltó algunas risitas luego de parpadear confundida por aquellas palabras bastante... malas de su parte para una pequeña como Hatsulin.—No se preocupe, Eiko-san. Lo entiendo, aparte ya sé que está pequeña no hizo nada malo, sólo que Otani-chan fue quien comenzó con los problemas por creer que le quitaría a su príncipe. —volvió a reír la castaña ante su pequeña broma para después sonreír haciendo de igual manera una leve reverencia—. Gracias a ambos por haberle dado una oportunidad a esta guardería. Tsubomi-chan es una niña adorable, y debo suponer que este pequeño también. —dijo con una sonrisa, acariciando un poco los cabello de Takeshi quien no hizo más que mirarla, para sonreír con levedad.

—Gracias a usted, Sensei. También nos hablaron sobre Takeshi, nos habían dicho que le fue bien. —la pelirroja más oscura sonrió, para nuevamente hacer un pequeño gesto de agradecimiento—. Nos vemos nuevamente el día de mañana. —se despidió, junto con sus dos hijos y Katashi -pues hizo un pequeño gesto con la cabeza- siendo todos esos gestos correspondidos por la maestra.

—¡Tengan lindo día! ¡hasta mañana, Tsubomi-chan, Tsubomi-kun! —exclamó dulcemente la joven maestra hacia los menores, agitando su mano desde la puerta de aquella colorida aula. Takeshi quién iba de la mano con su madre, se despidió simplemente con la mano, dándole una pequeña sonrisa.

—¡H-hasta mañana, Sensei. —eso si, Hatsulin si fue la que se despidió a voz, un tanto tímida de su parte, pero si dispuesta a despedirse.

Aquella familia casi completa iba caminando hacia afuera de aquel pequeña institución de guardería, yendo hacia el auto de quién era el albino de ojos iguales a los de la jovencita Hatsulin.

—A tus propias palabras; ¿cómo te fue? —cuestionó él con normalidad y de forma directa hacia la menor. Ya le habían cuestionado a Takeshi, faltaba Hatsulin y era inevitable su curiosidad por ello.

—¿Eh? bueno... normal, eso creo. No lo sé. —respondió sin saber que decir Hatsulin, mirando hacia sus propios pies que iban de adelante hacia atrás—. A-aunque...

Eso ciertamente llamó la atención de ambos padres presentes, mirando curiosamente -o al menos de parte de Eiko- hacia la pequeña pelirroja para saber que era aquello ciertamente atrayente que diría. Podría ser bueno, podría ser malo pero querían saber que era lo que diría con exactitud.

Y aunque Katashi se viera normal, estaba internamente interesado.

—Hice un... ¿amigo? —finalmente dijo con ciertas dudas la más pequeña, ladeando levemente su cabeza deteniéndose junto a su madre y su hermano por mientras Katashi sacaba las llaves del auto al ya llegar con ellos—. Se llama Shinsō Hitoshi-kun creo. Es agradable, aunque un poco raro, igual que yo... —murmuraba con sus labios levemente abultados.

—¿En serio? ¡Que bueno que hayas hecho un amigo! —exclamó ciertamente feliz la pelirroja mayor entre ellos, viendo el gesto leve que había hecho el albino de que ya podían entrar al auto, justamente siendo él quien abría la puerta de los asientos de atrás por lo que Eiko subió primero a su hija pequeña y después al segundo pequeño en su familia, cerrando en el proceso la puerta de nueva cuenta.

—Si, creo que eso es bueno... —habló por lo bajito la pequeña de orbes azulados con una tímida pero feliz sonrisa en sus labios, buscando como abrocharse el cinturón del auto.

—Eso sí es muy bueno, solecito. —sonrió dulcemente la heroína profesional luego de entrar en el asiento de acompañante de conductor; siendo Katashi el conductor, manteniéndose en silencio—. ¿No es así, Katashi?

No recibieron alguna respuesta del albino, quién parecía bastante pensativo y sobretodo callado, por alguna razón aparente. Momentos antes estaba curiosamente hablador, pero con un toque desinteresado hacia su entorno. Cualquiera pensaría que el ojiazul estaría pensando respecto a la noticia de su hija, pareciera que estuviera pensando en eso; aunque realmente era algo muy lejos a eso.

Luego de varios segundos, Katashi fue mostrando de a poco una sonrisa de lado, viendo por el retrovisor a su pequeña niña de ojos iguales a los suyos, pero había una clara diferencia en el tipo de mirada.—Me alegro por ti, Hatsulin-chan. —dijo con total tranquilidad de su parte, viendo la sonrisa resplandeciente que comenzaba a aparecer en sus labios, por lo que dirigió su mirada hacia el camino y así comenzar a conducir—. Takeshi-kun igualmente hizo unos amigos, según dice, una chica peliazul, la cual... no recuerdo su nombre.

Hadō Nejire. —dijo Takeshi en una corrección hacia su padre y recordatorio del nombre de aquella niña que había conocido. Él ya se había abrochado fácilmente el cinturón, vigilando que su hermana lo haya hecho, lo hizo mal, pero lo hizo. Así que la ayudo a colocársela mejor—. Habla demasiado rápido y hace demasiadas preguntas, parece un trabalenguas, aunque es bastante agradable y dulce.

—¿Que es un trabalenguas? —cuestionó en cuanto pudo Hatsulin, mirando hacia su padre desde su lugar estando casualmente detrás de su asiento; nuevamente estaba callado y metido en sus pensamientos.

—Trabalenguas; es un conjunto de palabras bastante enredadas. Así como su nombre, te traba la lengua al tratar de decirlo, sobretodo porque normalmente se tiene que decir rápido.—contestó sin más Katashi con un tono bastante... normal a decir verdad. Su esposa lo veía varios segundos al notarlo pensativo, pero sólo sonreía y veía por la ventana.

—¿Y por qué? ¿al decir un trabalenguas, aparece alguna cuerda en tu lengua para detener el hablar? —preguntó nuevamente de forma inocente la Tsubomi menor, escuchando una risa salir de parte de su padre, una burlona pero a su vez tranquila y cálida.

—No, al mismo tiempo de decirlo se te enredan las palabras al tratar de decirlas, la lengua se te confunde por si sola y ya. —Takeshi fue el que contestó con simpleza aquello escuchando un "Aaah" de parte de su hermanita—. Como decía, Hadō-san es muy habladora, muy rara la verdad pero linda.

—Ya veo. Sigue alegrándome que ambos hayan hecho amiguitos. —habló dulcemente la pelirroja mayor, volteando muy ligeramente su cuerpo por el asiento para verlos—. ¿Y algo nuevo que les haya dicho la maestra o algo que hicieron? —interrogó con interés la de ojos rojizos. Podría preguntarle eso y un millón de cosas más en casa, pero estaba bastante emocionada de saber que más hicieron.

—Un niño encontró un sapo inflado en el patio. —Hatsulin miró confundida hacia su hermano por esas palabras que dijo, también Eiko lo vió, aunque con asombro.

—Oh ¿de verdad? —decía con un exagerado interés -típico de las madres- sonriendo en grande, viendo a su hijo asentir.

—¿Y que hicieron con él? ¿lo explotaron apuñalazos? —nuevamente Katashi tomó la palabra en aquella conversación, recibiendo un golpe en su pierna por sus palabras bastante vulgares dicha hacia sus hijos más pequeños.

—Un niño comenzó a picotearlo con un palito, era raro ver cómo se hundía en su piel y el sapo solo se quedaba ahí tirado.

—¿Estaba durmiendo? —Hatsulin cuestionó ahora, ladeando su cabeza levemente por aquella curiosa conversación, o al menos para sus oídos. Era poco lo que comprendía, pero eso sí; estaba interesada.

—No, estaba muer-. —antes de que Katashi tan siquiera dijera sin pudor la cruel realidad de aquel pobre sapito, Eiko lo interrumpió.

—Si, solecito, el sapito estaba durmiendo, por eso no sentía los toquecitos de la rama. —suavizó las palabras tanto de Takeshi como de Katashi, teniendo una sonrisa en sus labios, mirando a su segundo hijo varón quién estaba riéndose por lo bajo—. Bueno ¿y tú, pequeña? ¿algo interesante que contar? —ahora colocó su atención a su hija.

Ésta parpadeó varias veces por aquellas palabras dichas hacia su pequeña persona mirando con sus grandes ojos hacia su madre primeramente, luego a su padre y después a su hermano quién mantenía sus ojos ligeramente oscuros en ella, como mostrando curiosidad de lo que sea que fuera a responder.

—¿Ah? ¿yo?... pues... —colocó uno de sus deditos en su mentón en un gesto pensativo, mirando nuevamente hacia la silueta del albino quién manejaba en silencio, para mirar al techo del auto, esperando recordar—. Bueno... ¡oh, ya recordé algo! —apretó sus pequeños puños, con una mirada de determinación y a la vez emoción—; en dos semanas la Sensei había dicho que iremos a un viaje escolar en autobús, a una feria.

—¿Feria? —cuestionó ahora Takeshi con curiosidad, mostrando una suave sonrisa a pesar de su gesto aburrido y dormilón que tiene. Sería más bien ahora, aunque Takeshi casi siempre es tranquilo.

—¡Si, a una feria! —exclamó bastante emocionada la pequeña, teniendo un brillo resplandeciente en sus azulados ojos. Aquella linda expresión de emoción que poseía hacía sonreír a Eiko de la dulzura y calidez que le provocaba.

La sonrisa que mostraba su hija; era como un cálido abrazo para sus ojos.

—Eso es fantástico, solecito. —dijo suavemente la pelirroja mayor mirando ahora por la ventana de su puesto, aún manteniendo una sonrisa en sus labios—. Seguramente será un día especial.

Nuevamente la Tsubomi menor mostró una gran sonrisa en sus labios por aquellas palabras de parte de su madre; la verdad esperaba que ese día fuera bastante especial o al menos lo sería para ella. Ya ha ido a ferias con su familia, pero no con un grupo escolar y con un nuevo amigo.

Estará ansiosa porque llegue ese día.

CORRÍA CON EMOCIÓN HACIA DÓNDE SERÍA la puerta de la casa donde vivía su tío materno e igualmente sus primos, una gran sonrisa se mantenía en sus labios en el proceso por haber llegado a ese lugar finalmente. Fue un viaje largo en auto a decir verdad. Estaría así sea un rato para jugar con su primo, el cual tenía su misma edad, o al menos similar ya que se llevaban meses de diferencia.

—Hatsulin, no corras tan rápido; te puedes caer. —rió ligeramente Eiko, negando con su cabeza por aquella acción emocionada de su hija. Siempre hacía lo mismo cada vez que iban de visita, cada día que iban. No era siempre, a veces duraban hasta meses sin ir por las cuestiones de su hermano.

La pelirroja mayor apenas llegó a la puerta tocó ligeramente el timbre de aquella casa con temática tradicional bastante grande y extensa. No dejara de pensarlo cada vez que vaya a aquel lugar.

—¿Tenía que venir también yo? —suspiró con cierto aburrimiento Katashi con las manos mientras en los bolsillos de su chaqueta negra, mirando a su alrededor con pereza y ver ahora a Takeshi quien los había acompañado de igual manera.

—La verdad no te lo pedí, sólamente te lo mencioné, y lo siguiente que noté es que estabas siguiéndonos al auto. —comentó con cierta burla la heroína profesional, aún manteniendo una divertida sonrisa en sus labios.

—Te atraparon. —igualmente se burló Takeshi, señalando a su padre con "burla" ya que ciertamente sólo lo señalaba por señalarlo, pero la intención cuenta.

El albino simplemente bufó levemente a aquellas acusaciones de parte de su esposa y de su hijo. La verdad estaba súper aburrido en la casa, su hijo mayor aún estaba en la preparatoria, su primera hija femenina estaba en la escuela aún y no quería quedarse solo, porque Takeshi igualmente se fue con ellos.

La atención de todos fue directamente hacia la puerta que había sido abierta por una alta y corpulenta silueta masculina quienes lo veían con seriedad y a la vez confusión, una muy leve pero era clara como para dar a entender una cosa.

—¿Que hacen aquí? —justamente eso, la razón de que hayan llegado repentinamente a su casa. Sus ojos miraron hacia más abajo donde estaba su pequeña sobrina quien no tardó en pasar corriendo a un lado suyo con euforia, entrando en el proceso.

El más alto presente colocó una expresión algo poker y a la vez molestia por aquella acción de Hatsulin para suspirar con alto cansancio de su actitud, pero bueno, no era la primera vez que lo hacía. Siempre que iban de visita -muy pocas veces- cuando se veía emocionada pasaba corriendo, otras veces caminando normal, pero el punto es que entraba sin más apenas vea acceso por la puerta.

—Un gusto verte también, Otōto. —saludó con una sonrisa la pelirroja de ojos igualmente rojizos, viendo como a regañadientes el más alto los dejaba entrar, siendo primero Takeshi quien paso con tranquilidad, después su hermana y luego Katashi quien seguía con sus manos en sus bolsillos.

Se quedó en su lugar mirando hacia el más alto con mero aburrimiento, sin intimidarse ni un poco por la intimidación que aquel poderoso héroe mostraba normalmente. Éste simplemente sonrió de lado, pasando con cierta arrogancia por su lado.

Enji-san, tan amargado como siempre. —dijo el de cabellera clara aún manteniendo un tono de voz bastante burlón y vago, el cual provocó que el nombrado suspirara con molestia para cerrar la puerta.

—Katashi, tan desgraciado como siempre. —el nombrado lo miró con un pequeño tic en su ceja, pero sin quitar su sonrisa. Pero aún así, Enji miró simplemente hacia su hermana quién se sentó con tranquilidad en el tatami de la sala—. Nee-san, tengo que hablar contigo —la pelirroja se volteó a mirarlo con confusión, se veía totalmente serio—. Ustedes vienen cada tanto de tiempo, ¿no? aunque les diga que no vengan. Así que, de eso quiero hablar.

Eso no era para nada bueno.

LA PEQUEÑA PELIRROJA CORRÍA POR LOS extensos y tradicionales pasillos de aquella gran casa; ese ambiente era ciertamente diferente por la temática japonesa tradicional que había ¡Y le gustaba! aunque algo en ella percibía un ambiente diferente, tal vez por lo callado que se escuchaba todo.

—¡Shōchan!

Mantenía una gran sonrisa en sus labios mientras lo llamaba con emoción y entusiasmo. Si había algo más que le gustaba, era jugar con su primo, bueno; primos, porque tiene tres más aparte de aquel en particular, pero por el hecho de la similitud de edad, se podría decir que era más conveniente.

—¡Estoy aquí, Shōchan! —finalmente había llegado a aquella habitación en particular, aunque se detuvo enfrente de esta lentamente; olía a quemado.

Aunque no era aquel aroma de que urgentemente algo se estuviera quemando, era más bien como el rastro de algo que se había quemado y halla quedado en el aire. El aroma se notaba que no era reciente, por lo leve que era aparte de que no había señal de humo por ahí.

Pero lo claro, es que algo se había quemado con anterioridad.

—¿Huh? ¿Shōchan. —llamó ahora con confusión la pelirroja, deslizando de apoco aquella puerta japonesa, ahora le llegó un ambiente frío de repente. Era muy extraño, parecía que hubiera rastros de frío y caliente en el aire. Primero aroma de algo que se quemó, y ahora un ambiente frío—. ¿Shōchan?

Adentró ligeramente dos pequeños pasos a la habitación mirando la silueta baja y de cabellos bicolores sentado en la cama, dándole la espalda hacia la puerta hasta que volteó para mirarla. Parecía que había llorado, agregando el hecho de que tenía unas curiosas vendas en sus brazos.

—¿Hatsulin?. Has... venido. —Shōto murmuró algo sorprendido por aquella aparición de su prima, quién rápidamente fue hacia él, sentándose a su lado de un rebote. El heterocromatico mostró una ligera sonrisa—. Me alegra verte, ¿cómo te ha ido? si no mal recuerdo empezabas clases en la guardería hoy.

Hatsulin sonrió con emoción y asintió varias veces, aún manteniendo un brillo en sus ojos. —¡A mi también me alegra verte, Shōchan! y si; hoy si fue mi primer día. La verdad es que... —murmuró bajando un poco su voz, tanto por recordar cómo por darse de cuenta de los vendajes—. Fue bastante difícil, esos niños parecían un montón de hormigas alteradas, incluso una niña me odia por una extraña razón... —bajó un poco más su cabeza, suspirando—. Aunque también hice un amigo, se llama Shinsō-kun.

—Oh, ya veo. Me alegra que hayas hecho un amigo, aunque no sé que pensar sobre lo demás.—el Todoroki menor suspiró con bastante pesadez, para mirar sus propias manos—. La verdad...yo no sé aún cuando vaya a la guardería o a la escuela.

—¿Huh? —musitó confundida la niña, para después tomar suavemente sus manos con las suyas, ambas del mismo tamaño, igual de pequeñas, aunque con la clara diferencia que las de Shōto estaban lastimadas—. Luego me dices porque, ahora quiero saber ;... ¿que te sucedió? ¿por qué estás lastimado?. ¡También otra cosa! ¿hubo algún mini incendio aquí y la nevera se dañó?; el clima aquí está muy raro. —abultó ligeramente sus labios aún inspeccionando sus brazos y sus manos. Notó algo curioso, ahora su mano izquierda estaba cálida y la derecha... helada.

¿Shōchan se congeló por un lado y por el otro se calentó?❜ fue lo primero que Hatsulin había pensado respecto a aquel tema que tenía que ver con aquel pequeño detalle de parte de Shōto por estar repentinamente con las dos mitades de su cuerpo con temperaturas diferentes; ¡hace tan sólo unos dos meses estaba bien, normal! ya que hace una dos meses fue cuando había ido a la residencia Todoroki a pasar el rato con sus primos, y que ella recuerde, tenía la temperatura normal. Sabía que su tío odiaba que los visitará y por eso no habían ido más, hasta hoy.

—¿Por qué una parte tuya es caliente y la otra fría? —finalmente se atrevió a preguntar, tomando mejor -aunque aún teniendo su delicadeza- sus pequeñas y lastimadas manos, sintiendo claramente la diferencia de temperatura de cada mitad—. Shōchan ¿pasó algo? —preguntó tomándolo ahora del rostro con suavidad. Lo mismo; izquierda caliente y derecha frío.

Shōto se quedó en total silencio mientras la miraba a sus ojos, dejándose agarrar las mejillas por parte de su pequeña prima quién seguía viéndose bastante curiosa y a su vez, preocupada por lo que sea que le estuviera pasándole a su persona. El bicolor dejó caer ligeramente sus párpados hacia los lados, a la par que bajaba la mirada un poco.

—Hace unas semanas, al parecer desarrolle finalmente mi quirk. —murmuró levemente aquello, notando el asombro de parte de la más pequeña—. Me alegra haberlo hecho en parte; desarrolle uno llamado Half Cold, Half Hot, una combinación del quirk de mi papá y de mi mamá, pero el problema es que... —se quedó callado por lo que iba a decir, provocado más intriga de parte de su pequeña prima quién ya le había soltado el rostro, pero no se alejaba de él ni un segundo, ahora estando preocupada por lo que sea que fuera a decirle.

Por mucho que estuviera alegre de que desarrolló su quirk, estaba preocupada por su estado y por lo que fuera a decir; que no sería nada bueno.

Mi papá me quiere entrenar, bueno, me ha estado entrenando un poco desde entonces para poder manejar mejor mi poder para irme acostumbrando, sabía que desde en un principio me entrenaría desde que tengo memoria... Dice que cuando crezca un poco más me entrenará como se debe... —habló con su voz ligeramente apagada, señal de que no le gustaba lo mismo que estaba diciendo—. Ahora mucho menos me quiere dejar salir a jugar con mis hermanos, incluso cuando se supone que esta semana también ingresaría a la guardería, lo canceló, ya que mi papá dice que tengo que estar todo el tiempo posible en casa para ser entrenado, así que de ahora en adelante estudiaré en casa... De verdad había pensado que todo lo que había dicho de que iba a entrenar y no iba a salir era mentira, pero al parecer no fue así...

—¿El tío hizo eso? —habló bastante sorprendida por aquellas palabras de su parte que para nada se esperó; si, Enji o mejor conocido como Endeavor, era alguien bastante duro y demás, pero no llegó a pensar que fuera incluso capaz de hacerlo con Shōto, ni siquiera con Fuyumi o Natsuo lo llegó a hacer, que ella supiera, supo que entrenaba a Tōya pero lo dejó de hacer, al parecer por su quirk, según le dijo su madre. Se preguntaba cómo estaría—. P-pero, entonces... ¿no te va a dejar salir a jugar, ni siquiera a ir a la escuela? —vió como el heterocromatico negaba con tristeza y con cierta impotencia de su parte.

—Creo que desde siempre tuve que haber tenido en claro que esto sucedería... —murmuró Shōto con tristeza, dando entender así a Hatsulin que hablaba en serio.

Los ojos de ella se empañaron levemente, haciendo un puchero. —S-sus enseñanzas... ¿te provocaron esto?, e-eso... ¡eso es malo! —chilló levemente la Tsubomi menor bastante impotente de su parte, incluso... molesta, muy molesta.

—Lo sé, pero papá no quiere escuchar y no presta atención, ni siquiera cuando mi mamá llegó a mencionarselo una vez... —Murmuró pesadamente Shōto, hasta que sintió como de repente Hatsulin lo abrazaba, sorprendiéndolo por su repentina acción.

E-eso es injusto, tío Enji no puede hacerte eso. Es malo. —seguía respondiendo una y otra vez la de corta cabellera, sintiendo como poco a poco su primo le iba correspondiendo el abrazo—. Le diré a mi mamá que hable con él, y-yo trataré también de hablar con él.

El Todoroki menor se quedó en silencio por sus palabras, pero después de eso simplemente asintió un poco, aferrándose un poco al abrazo como si lo necesitará de alguna manera, sin decir alguna u otra palabra más. Aunque cuando abrió levemente su boca para decir algo más, escuchó unos apresurados pasos dirigirse a su habitación, separándose del abrazo al igual que Hatsulin.

Poco después se apareció la silueta de Eiko, quien se veía claramente molesta e igualmente que hubo una discusión con ella y con Enji, una fuerte por como sus mejillas estaban rojas y tenía el ceño fruncido, algo claro de su enojo, incluso llamas ardientes se reflejaban en sus ojos.

Sin embargo, se suavizó levemente su mirada con preocupación cuando dirigió su mirada al pequeño bicolor, caminando hacia él, quedando enfrente suyo, claro que miró a su hija con preocupación para ver a su pequeño sobrino, tomando su rostro entre sus manos.

—Shōto... lo lamento mucho, lo lamento por qué Otōto haya hecho esto. —se disculpaba múltiples veces la pelirroja mayor en la habitación, tomando sus pequeñas manitos, recibiendo una muy pequeña sonrisa del niño, una apagada. Ella se levantó apenas llegó también una presencia, bueno, llegaron dos grandes y una pequeña—. Otōto, esta vez estás yendo demasiado lejos. ¡Es sólo un niño! ¿Es que acaso estás loco? ¡primero presionaste a Tōya y ahora a Shōto! ¿¡que tienes en la cabeza!?. —regañó con ira reprimida, y con la mirada confundida de Hatsulin en ella, aunque el heterocromatico, ya podía saber de qué hablaban.

—Eso no te concierne, Nee-san, ni tampoco es cosa tuya. Ya dí mi palabra. —hablaba igualmente el pelirrojo más corpulento en el lugar, teniendo más severidad de su parte, sobretodo seriedad.

Katashi estaba detrás de ellos, tenía cargando ahora a Takeshi quien se veía con ligera ira y a su vez confusión; el pobre si pudo ver y escuchar la discusión de ellos. El albino se veía totalmente serio, con una muy pero muy leve mueca asomada en sus labios, aunque en sus ojos se veía claramente el desinterés, extrañamente diversión también, pero nadie lo notó

—Lo vas a privar básicamente de vida social, al punto que ni siquiera vas a permitir que Hatsulin o alguno de sus primos y tus sobrinos jueguen con él, ni siquiera con tus demás hijos. —enfatizó levemente en el "tus" para que logrará entender el gran error que estaba cometiendo. La mirada de su hermano no doblegaba ni un segundo, por lo que bufó con enojo, tranquilizándose o al menos tratando para dirigirse hacia su pequeña niña y cargarla en sus brazos—. Vamos, Hatsulin, tenemos que irnos. —le mandó una fulminante mirada a su hermano, señal de su decepción y enojo.

—P-pero mamá... —trató de decir algo al respecto la pequeña pelirroja para después bajar la mirada levemente, con un puchero.

La de ojos rojizos acaricio la cabellera bicolor de Shōto con dulzura, agachándose muy levemente para dejar un besito en su frente.— Cuídate, sobrino. —le susurró por lo muy bajo, recibiendo una pequeña y apenada mirada de parte del bicolor, porque sabía muy bien que todo ese escándalo era por su caso.

Hatsulin se fue con sus padres en brazos, estando ella cargada por parte de su madre Eiko, quién se tensaba cada tantos segundos, algo extraño porque parecía como un gesto repentino de su parte, como si controlara su ira, algo que normalmente no era problema para ella, pero no tenía mucha mente para eso, ya que sólo quedó mirando hacia la dirección de su primo, moviendo ligeramente y con tristeza su pequeña mano, en señal de despedida, siendo correspondida por Shōto.

Es un fuerte cambio para ella ese que había sucedido justo ahora.

Has desbloqueado finalmente a más familia de Hatsulin, su familia materna; Los Todoroki.

Tienen una relación ligeramente nula, como deben suponer.
¿Que más creen que suceda?


→S H A N X L A B Y X←

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