❪𝟮𝟱.𝟱❫ ; 𝗴𝗮𝗺𝗲 𝗼𝘃𝗲𝗿, 𝗻𝗲𝘄 𝗴𝗮𝗺𝗲 𝗶𝗶.

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ARC TWO; WINGS❫
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO VEINTICINCO.CINCO;
JUEGO TERMINADO, NUEVO JUEGO II.
❛El verdadero comienzo del juego❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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❛EL GOLPE DE LA CAÍDA SI ME AFECTÓ❜. MIRÓ AÚN SONRIENTE HACIA LA dirección en dónde se desencadenaba la pelea entre All Might y el Nōmu, pero muy por dentro de ella estaría quejándose y lloriqueando por el dolor: si fuera su yo de siete años lo hiciera sin pena. Pero no, ahora no era capaz ni quería hacerlo. Las razones; Nakano y... esta vez parte de la culpa la tenía su abuela.

Un imperceptible y algo pesado suspiro salió de entre sus labios ante la gran presión que le estaba haciendo las cosquillas muy seguramente rotas. Seguía pensando en lo afortunada que fue e inteligente de lograr evitar tener una caída fatal. Esta vez, aunque fuera un pensamiento estúpido por considerarlo, no estaba el socio de Kaito como para volverla a "revivir" si muriera. Más bien, su cuerpo gracias a la resistencia que ganó, soportó sorprendentemente la caída lo suficiente para minimizarle -si es que cuenta como minimizar a su maltratado físico- de terminar con los huesos o el cuello roto completamente, llevándola a la muerte, a tener algunas cosquillas rotas o con fisuras en el hueso.

Cerró ligeramente sus ojos pensando en sus heridas, les echó una miradita a sus otros compañeros en busca de heridas. Ninguno estaba herido, por suerte, aunque pudo divisar a Trece recostada descansando. Sintió una pequeña tensión en sus hombros y estos mismos cayeron como si creciera el peso que tenía de por sí en estos. Estaba bien pero herida, eso era claro. Revisó otra vez su alrededor tratando de no entrar en ansiedad. No estaban ni Bakugō, Kirishima, Kaminari, Yaoyorozu, Jirō, Tokoyami, Iida... entre otros, allí, por lo que lo más seguro es que fueron teletransportados a las zonas de rescate.

Miró hacia la dirección de la pelea al escucharla a lo lejos, escuchaba los golpes, impactos y demás. Y eso que estaban bastante lejos, se imaginó a si misma allá y quedando con sus oídos pitando ante tanto escándalo. Seguía pensando bastante en Midoriya. Confiaba en All Might, pero se preocupaba también, era inevitable.

De repente, escuchó aquella característica y potente voz de aquel rubio sonriente y poderoso haciéndola levantar sus párpados lentamente en sorpresa por ver el poder con el que, al parecer, había golpeado al que hacían llamar Nōmu, su pulso se detuvo un momento por el shock que sintió por tremendo poder que tenía All Might, que, aunque lo haya visto en tele y lo tuvieran cerca, era asombroso verlo en vivo:

¡¡PLUS ULTRA!!

Un fuerte impacto se escuchó en el techo haciéndola levantar su cabeza y viendo como algo había atravesado con brusquedad aquella superficie. Pudo distinguir, por la forma, que se había tratado del Nōmu. Eso significaba que... el oponente más problemático había acabado de ser derrotado. Su pulso volvió a su trabajo pero bastante agitado, sentía una inmensa emoción en su pecho, en cada una de las arterias de su cuerpo. La emoción, los nervios, una explosión de sentimientos la recorrieron por completo. El poder de All Might era abrumador.

Sin embargo, aunque sus compañeros parecían contentos y celebrando, ella no estaba tranquila, ni siquiera un poco. Dejó de prestarle atención a su entorno metiéndose en sus pensamientos, como si entrara en un trance; sus ojos se habían opacado, sin ningún brillo en ellos. Pensaba nuevamente en Iyassu, quizás no tenía la misma masa muscular que aquel Nōmu pero, por experiencia propia, él podía llegar a tener esa misma monstruosa fuerza. Lo sabía bastante bien y eso la inquietaba.

¿Y si All Might terminaba peleando contra Iyassu?; éste mismo era endemoniadamente poderoso gracias a su quirk, era demasiado salvaje y sádico, lo poco que le importaba era el sufrimiento de alguien más. Más bien el dolor lo alentaba a seguir y a ser mucho más tosco para dejar de la peor manera a su contrincante, incluso ya muerto. Era la combinación de un animal totalmente salvaje y de un demonio en su peor forma.

Le daban incluso ganas de vomitar del miedo, espanto y la desesperación al imaginar una pelea del demonio Iyassu con el símbolo de la paz All Might. Sería abrumador de muchísimas maneras, ahí si podría tomar en cuenta de la diferencia de poderes entre esos dos. Hasta ahora no conocía a algún otro villano jodidamente fuerte, pero Iyassu era el más fuerte que había, lo consideraba invencible.

Comenzó a sudar levemente y trataba de retener su respiración que se quería agitar. Se desesperaba con pensar en que había comenzado a pelear justo ahora contra aquel de apariencia aterradora. Sintió una ansiedad sofocante con sólamente imaginar eso. Unas inmensas ganas de ir inmediatamente allá, ignorar el horrible dolor que tenía y, si era necesario y con eso evitaba la muerte de sus compañeros y sus maestros, entregarse a Iyassu, aparecieron en ella. Si, le aterraba ir de nuevo a ese infierno, pero... con tal de seguir protegiendo a sus ajenos, se sacrificaría.

—Jovencita Tsubomi. —fuera de sus pensamientos profundos y su trance, una delicada mano se posó encima de su hombro. La femenina se quedó mirando aquella superficie al verla tensa, demasiado, la forma en la que estaban sus hombros caídos daba la impresión que tenía una inmensa carga encima; dudó un poco en tocarla de nuevo, pero lo hizo, ahora posando su mano en su cabellera rojiza.

Un pequeño y de bajo volúmen ❛¿Mm?❜ salió desde la de orbes azulados quien, como si estuviera perdida en otro lado, volteó su cabeza ligeramente sin mirar de forma directa a la persona o al menos a la culpable de que sintiera aquel tacto en su cabeza. Se encontró con unos ojos azules que la miraban con atención, y un toque que pudo distinguir fácilmente como, preocupación, pero a su vez determinación y calidez.

La femenina de cabellos oscuros sonrió al dejar salir un pequeño resoplido cuando notó como al menos se encontraba capaz de captar las cosas, al menos en un 70%, ya que su mirada la inquietaba un poco y parecía perdida, al menos todavía y en cierto porcentaje. Sí había reaccionado a voltearla a mirar significaba que comenzaba a reaccionar, pero a su vez, que estaba en una especie de shock o trance.

—Bastante pensativa, ¿eh? —canturreó la heroína Midnight de forma suave pero a su vez cantarina, viendo como finalmente los ojos de la Tsubomi resplandecían poco a poco, como si reaccionara con verla—. Vaya vaya, eres bastante extraña. Tus compañeros me dijeron que te quedaste aquí sentada totalmente inmóvil sin dejar de mirar hacia donde estaba All Might. Ni siquiera notaste cuando entramos. —rio ligeramente.

—¿Mm? —volvió a repetir el mismo sonido pero más vivo, es como si no cayera en cuenta de la situación. Miró lentamente hacia atrás de ella y sus párpados se levantaron al igual que sus cejas, soltando un bajo jadeo al ver la cantidad de héroes que habían ahora, la mayoría eran sus maestros, estaba el director allí incluso, notó como Iida estaba entre ellos cosa que la sorprendió más ya que antes no estaba allí.

La hizo pensar muchas cosas, lo más posible es que había sido quien trajo a los héroes como para no estar por allí (aunque creyó que estaba en alguna de las zonas de rescate) y aparecer de repente, con todos aquellos héroes. Abrió su boca impresionada, casi sin habla. Sus expectativas sin darse cuenta se elevaron pero a su vez se paralizaron. Sin embargo, antes de hablar, escuchó perfectamente el sonido de un disparo haciéndola mirar, como un gato asustado por el ruido, inmediatamente hacia aquella dirección. Vio al héroe Snipe, apuntando con su arma y, muy probablemente dándole a algo, seguidamente dió dos disparos más.

—¡Presidente de la clase 1-A, Iida Tenya, reportándose al deber!

Miró devuelta a su compañero imperceptiblemente asustada, sólamente la peliazul lo notó al ser la que estaba más cerca de ella pero simplemente acarició delicadamente su cabellera rojiza, y la cual notó que tenía aquella textura algo esponjosa para cuando se moja y seca sin haberse peinado. Eso le llamó la atención pero buscó calmarla. No supo la razón concreta ya que, no era adivina, pero la apellidada Kayama supuso que la alteró el sonido del disparo.

Poco a poco notó menos tensa a la adolescente por lo que se levantó ayudándola en el proceso y a su vez, colocándola detrás suyo cuando notó como los villanos que habían sido anteriormente golpeados por All Might, habían lanzado a atacar. Sin embargo, los maestros se encargaron de ellos y evitaron que se acercaran a los estudiantes. Notó igualmente como aparecía el característico Black Hole de Trece haciendo que mirara hacia donde estaba ella viendo a algunos de sus compañeros ayudarla y usando su poder.

Estaba aturdida por todo, pero reaccionaba más al momento de que escuchaba algún sonido de disparo, mirando inmediatamente hacia Snipe, sobretodo cuando él comenzó a lanzar grandes cantidades de disparos hacia la misma dirección en dónde estaban All Might, Iyassu y Shigaraki. Con una mirada espantada miró hacia aquella dirección mientras apretaba sus manos en puños al punto de clavar sus uñas en sus palmas. Sintió ardor en su rostro, en dónde recibió la cortada de Iyassu. Llevó su palma hacia allí notando una pequeña cantidad de sangre allí pero seguidamente tocó la cicatriz ya existente.

Todo dejó de estar tenso, no supo que sucedió luego de que uno de sus maestros fuera rápidamente hacia aquella dirección, simplemente observó fijamente hacia allí mostrándose demasiado pensativa y preocupada; ¿ya todo acabo? ¿ya derrotaron a los villanos?. Se alteró un poco fue por la lluvia de disparos que provocó Snipe, mirándolo algo aterrada de que los haya asesinado. Villano o no, no quería que nadie muriera, nunca quería. Y por mucho que sea sorprendente, ni siquiera podía desearle la muerte a Iyassu, era incapaz de eso.

—Tranquila, Tsubomi-chan, lo más seguro es que siguen vivos. —murmuró Midnight en su oído haciendo que la mirada. Los ojos de la heroína se fijaron en la mejilla de la chica, estaba sangrando y la sentía extrañamente menos caliente de lo normal, casi fría y eso que, gracias a su quirk, siempre estaba caliente—. Ya acabo. Puedes tranquilizarte. Vamos, hay que llevarte con los paramédicos, también para que revisen que más tienes porque la forma en la que te enderezas no está bien. —apuntó a su cuerpo haciéndola sudar un poco y mirar hacia otro lado—. Vamos, te voy a ayudar, linda.

La pelirroja se quedó mirándola unos segundos bastante dudosa de querer recibir su ayuda pero simplemente suspiró ligeramente y asintió un poco de manera resignada como si no quisiera recibir tal ayuda; sinceramente no le gustaba recibir ayuda cuando se trata de algún daño físico, como el que claramente tiene ahora. No sabía si era su pierna la que se había lastimado ya que ciertamente la zona que se golpeó era el costado de su cuerpo, prácticamente en su cintura y parte de dónde se encontraban sus costillas. Aunque lo más probable es que tenía lastimada la cintura o algo similar como para que se le dificultara apoyarse y enderezarse.

El dolor era infernal, pero lo aguantaba y resistía, siendo algo sorprendente para cualquiera. Otra persona estaría quejándose fuertemente o acostado en todo el suelo esperando a que llegara alguien para que lo llevara a alguna camilla y estar en reposo. Estaba bastante consciente de que apenas llegué a casa, su abuela la pondrá a entrenar para fortalecerse por tal "insolencia" de terminar con alguna herida como la que tiene. No la dejaba descansar ni aunque estuviera incapaz de moverse o apoyar/mover equis extremidad de su cuerpo.

Pero, se resignaba. Así era su día a día y ya llegaba a soportarlo, estaba acostumbrada y resistía con todas sus fuerza. Aunque mucha veces quisiera que todo eso acabara, de que alguien terminara con aquel cruel juego en el que estaba jugando con su abuela, que alguien llegara y detuviera cualquier sufrimiento que siguiera teniendo. Que acabara con un juego y viviera tranquila.

Pero sabía que eso no pasaría, estaba encerrada entre los barrotes y encadenada por su abuela, incapaz de poder pedir ayuda o buscarla. Cómo siempre pensaba, se resignaría a estar hasta su adultez en esa vida.

—DEBERÍAS TENER MÁS CUIDADO, AL IGUAL que tus compañeros. Es una suerte que ninguno muriera al enfrentarse solos contra esa gran cantidad de villanos. —le dijo la enfermera que estaba rodeando su abdomen desde el comienzo de sus costillas hasta el final, teniendo la parte superior descubierta en su mayoría, teniendo una blusa negra subida hasta debajo del busto.

Tenía sus brazos ligeramente levantados con una expresión bastante neutral y sencilla, aunque realmente a juzgar por su mirada, se trataba de algo más ya que estaba nuevamente algo vacía y perdida pero a su vez estaba obediente a qué la paramédica hiciera lo suyo. Había dudado bastante a qué dejara ver su parte superior, pero no tuvo opción, aunque aún así evitó que sus compañeros la vieran, incluso cuando escuchó a Shōto preguntar por ella desde la ambulancia gritó que estaba bien.

Cómo se lo esperó, tenía fracturada dos cosquillas y con fisuras en otra de ellas. Agregando una contusión a su piel demostrando un tono violáceo en la zona que se golpeó, también la cortada en su mejilla que no fue grave así que sólamente tenía una gasa en aquella zona. Realmente lo poco que le importaba era como se encontraba físicamente -como la mayoría del tiempo-, lo que le importaba ahora era Iyassu. Pensaba en él, en Kaito, en Areri...

Estaba nerviosa, alterada, pero como siempre no mostraba ninguna de esas emociones aunque si se mostraba bastante callada. Ahora esperaba a estar a solas ya que llevaba varios minutos aguantando algo que quería hacer pero por vergüenza de que los paramédicos la vean en ese estado seguiría aguantando todo lo que pueda. Su cuerpo seguía tenso, respiró con pesadez y eso lo notaron los encargados, o al menos los dos que estaban con ella en la ambulancia.

—¿Se encuentra bien? ¿le duele algo más? —cuestionó el contrario con preocupación y a su vez de forma amable, en espera de que le dijera que le sucedía.

Aunque no recibió lo que quiso, la chica simplemente se quedó tiesa unos momentos y de la nada volteó su cabeza hacia un lado, evitando a la enfermera que la vendaba y al masculino para, sin resistirlo más, vomitar hacia el suelo, alertandolos notoriamente por aquella acción tan repentina. Estaba haciendo arcadas para ella misma mientras con una de sus manos se cubría la boca.

—¡Señorita! —exclamaron ambos paramédicos por aquella reacción de parte de la menor buscando que se enderezará, incluso buscándole una bolsa por si quería hacerlo de nuevo.

Sin que ellos lo supieran, sus ojos estaba totalmente deformados, tenía la sombra de su flequillo cubriéndolos; su mirada asustada y aterrorizada como nunca estaba muy tenuemente cristalizada, pero por obvias razones no lloraba ya que... estaba frustrada, angustiada, preocupada, desesperada en niveles bastante altos por toda la situación. Había vomitado de lo alterada que estaba, haciendo que su propio ecosistema reaccionara igual hasta llevarla a hacer eso.

Estaba asustada de todas las formas posibles. Sentía un nudo en su garganta junto con las ganas de llorar, de gritar. No se molestaba en prestar atención a los paramédicos que buscaban que hablara o siguiera expulsando lo que tuviera que expulsar si es que algo más le sucedió. Ellos suponían que fue el efecto de algún ataque, bastante equivocados estaban, eran los mismos sentimientos de terror que tenía.

Tembló en su lugar estando tensa, mientras su mano en su boca se apretaba y sus cejas se contraían de forma afligida. Sólamente podía pensar en el mismo tema que surgió en ella al momento de ver a Iyassu de nuevo, al escuchar lo que dijo de querer llevársela. Sólamente podía pensar en eso mismo, haciéndose daño a si misma.

Kaito está aquí, Kaito está aquí❜. Repetía una y otra vez en su cabeza completamente alterada. Había acabado aquel ataque, pero apenas era el comienzo de muchos y eso lo sabía. Plenamente lo sabía y sólo se asustaba por esos hechos de que era una pelea de muchas que propiamente no pudo ganar, no podía hacerlo contra Iyassu. Era un contrincante que la había dominado hasta las entrañas. ❛¿Y ahora que haré?... ❜

—¡Jovencita! ¿¡está bien!? —escuchó nuevamente al paramédico que quiso tomar su brazo, haciéndolo apenas unos segundos pero la pelirroja había retirado su mano en un gesto y a su vez empujando su extremidad desconcertándolo.

—S-s... s-si... —murmuró con algo de dificultad mientras tragaba la saliva que le provocó expulsar aquel líquido de su cuerpo, sintiendo la acidez y el mal sabor que le provocó. Respiró hondo y de forma algo acelerada buscando lograr estabilizarse y mostrarse lo más relajada posible. Se enderezó de apoco mientras que volteaba a ver hacia ambos empleados de la salud que seguían claramente preocupados; Hatsulin les sonrió, con cierta dificultad—. Estoy bien, no se preocupen. Sólo estaba mareada.

—¿Está segura? Podemos darle unas medicinas para mejorar la acidez de su estómago y que sienta de una mejor manera, si es que se siente mal gástricamemte. —habló de manera profesional la mujer viendo como su menor asentía varias veces provocando que su cabello se moviera levemente.

—¡Si! —exclamó volviendo a aquel tono vivaz y animado que suele tener. Estaba algo pálida y seguía teniendo sus facciones algo contraídas, pero seguía sonriendo.

Los paramédicos la observaron y seguidamente se miraron entre sí con dudas. No estaban del todo convencidos, aparte de estar confundidos y extrañados de aquel cambio tan repentino en ella, sobretodo porque no parecía con intenciones de volver a vomitar o algo por el estilo. Pero el hecho de que su piel estuviera pálida, en el sentido de verse enfermiza, era lo que no los dejaban estar tranquilos. Eran su trabajo; después de todo ya la habían atendido al igual a los que necesitaban tratamiento médico.

La observaron con dudas mientras se resignaban levemente a no seguir preguntando. Pero no notaban la tensión en las manos hechas puños, estaba clavando las puntas de sus uñas en sus palmas al punto de clavarselas y hacerse ligeras heridas hasta casi sacarse sangre pero se aguantaba para no llamar más la atención de ambos empleados de la salud. Seguía sonriendo con entusiasmo pero por dentro su sonrisa ya se había quebrado por completo, sus hombros temblaban ante la tensión.

❛Iyassu, Areri, Kaito...❜. Pensó de forma atemorizada, su voz en su cabeza era totalmente diferente a la que dejaba salir a los demás; estaba totalmente quebrada y aterrada. ❛Ellos volvieron y no sé si pueda escapar de ellos otra vez❜.

Cuando se quedó a solas en aquella ambulancia su rostro fue cambiando poco a poco al igual que su postura. Poco a poco se encorvó hasta hundir sus manos entre sus cabellos sueltos y algo despeinados, más de lo normal revoltoso que siempre poseía. Su postura era angustiada y afligida, totalmente frustrada. Su cuerpo comenzó a temblar poco a poco de forma notoria dejándose ver bastante débil e indefensa; sólamente podría mostrarse así a solas. Le daba simplemente miedo mostrarse así frente a alguien.

—¿Por qué?... ¿p-por qué?... —murmuró aterrada, demostrando esos sentimientos en su mirada. Las lágrimas amenazaban con caer de sus ojos pero eran incapaces de hacerlo—. ¿Por qué sucede esto justo ahora?...

SUS OJOS ESTABAN FIJOS EN LA PANTALLA DEL televisor a través de los ventanales de aquel almacén. Su postura se iba enderezando poco a poco mientras mantenía las manos dentro de los bolsillos del buzo negro que poseía. Se volteó ligeramente para encaminarse y colocarse entre la gente que veían las noticias de lo sucedido al ataque contra la U.A., específicamente el ataque a U.S.J.

No sabía que era ❛U.S.J.❜ pero supuso que simplemente era algún establecimiento de aquella prestigiosa academia. Sus orbes rodearon en las cuencas de sus ojos al no querer tomarle importancia a aquel hecho así que sus pies avanzaron un poco mostrando las botas levemente desgastadas dispuesto a irse al pensar que no se trataba más que una tontería, aunque tenía en claro que el ataque de un grupo de villanos a unos estudiantes no era algo de tomarse a la ligera, pero simplemente no le interesaba.

No era problema suyo, después de todo, ya tenía sus propios problemas.

Sin embargo... detuvo su andar cuando sus orbes profundos como el mármol de un árbol se percataron de algo en la pantalla del aparato. Sus pupilas negras se reducieron junto con el color marrón de sus ojos por el asombro, creyendo que sólamente sus ojos lo engañaban. Poco a poco su cuello se volteó mostrando una ligera cicatriz en su rostro, en la parte inferior de su mejilla izquierda, yendo a su cuello y perdiéndose en la ropa que poseía. Eso era un punto llamativo de su físico pero a su vez casi nadie podía verlo debido a lo que cubría su cuerpo, lo único que podía verse de su marca era en su cuello levemente visible.

Su cabello oscuro estaba mayormente en su capucha, apenas siendo visible sus ojos que observaban fijamente la pantalla, el brillo del aparato televisivo se reflejaban en sus orbes los cuales temblaban de forma sorprendida, en shock debido a que no se esperaba que sucediera lo que creía que sucedía. Sus hombros cayeron y después se tensaran al punto de temblar. ¿De verdad era lo que estaba observando?

Se fijó nuevamente en el detalle que vio, buscando casi desesperado que aquello haya sido sólo una simple casualidad lo que observó. Pero no fue así, su mirada dió a parar a aquella peculiar y brillante cabellera rojiza que sólamente conocía en una persona, sólamente no creyó verla después de tanto tiempo. Analizó bien su rostro en las noticias ignorando totalmente al reportero que decía lo sucedido del ataque, se fijó en la cicatriz que tenía, se fijó en su rostro, sus facciones eran las mismas que recordaba. No se veía demacrada como antes pero en efecto se trataba de ella, era la misma cara. Sus ojos era lo que más recordaba.

Tragó saliva a la par que su manzana de Adán en su garganta se movía levemente en un gesto en shock. Era ella, sin duda, tenía la misma cara, el mismo cabello, obviamente con claro cambio pero era la misma persona. Estaba en shock, tenía sentimientos encontrados en su pecho, pero ver la mirada perdida que tenía en aquellas imágenes le traía feos presentimientos, presentimientos totalmente malos. Aquellas sensaciones que desde hace mucho que no llegaba a sentir, desde hace un tiempo, y eso lo asustaba al punto de sentir rabia en su ecosistema.

Trató de atar cabos poco a poco. O ahora su mirada era así, o sucedió lo que temía que sucedió para que provocara aquella mirada que creía saber que lo había provocado. Apretó su mandíbula debajo del cubrebocas negro que tenía, mirando hacia abajo con impotencia y confusión. Sus manos se apretaron hasta mostrar sus venas mientras un muy tenue murmuro, de una voz grave y algo profunda, salió de entre su labios contra aquella tela:

—Kaito está aquí...

PASOS HACÍAN ECO CONFORME LAS botas del hombre iban avanzando con lentitud y firmeza. Su cabello se movía ligeramente conforme iba caminando por los pasillos de aquel lugar semi abandonado para llegar a su destino. También se escuchaba el sonido del metal chocar entre si, su piel estaba llena de rasguños mientras que en varias zonas de sus brazos tenía heridas de disparos cubiertos ya por vendas, pero dando evidencia de la sangre ante la mancha rojiza que teñía aquel color blanquecino.

Su expresión era bastante seria, monótona en varios sentidos, sin demostrar sentimiento alguno. Sus ojos estaban vacíos y perdidos en algún punto del suelo. A pesar de haberse alejado escuchaba todavía la voz de aquel chiquillo hablar con aquel tipo que le daba igual, pero a su vez le tenía respeto. Sin embargo, tenía que ir a anunciar lo que había obtenido. Después de todo, el hombre en el televisor le dijo que su jefe estaba allí.

Levantó levemente la mirada viendo a dos hombres enfrente de una puerta, quienes casi al instante en verlo se movieron y abrieron la puerta, dejándolo pasar; conforme avanzaba su velocidad se volvía más lenta hasta detenerse, ya dentro de la habitación que era iluminada por el bombillo en el techo.

Una silueta femenina lo volteó a mirar con una expresión vacía desde la pared al estar recostada en ella; su cabello violeta estaba hecho en una coleta alta floja mientras sus ojos color púrpura seguían estando igual de vacíos como siempre. Sin sentimiento alguno, igual a él, con la diferencia de que su expresión era más dura y molesta.

Poco a poco el recién llegado se inclinó hasta terminar sobre una de sus rodillas con la cabeza agachada, tal cual un caballero hacia su rey, postrándose, en cuanto percibió aquellos ojos vacíos darle una pequeña mirada desde su asiento. El adverso lo observó sin rastro alguno en su rostro de algún sentimiento, sólo lo miraba; totalmente serio y frío.

—Falló el plan de asesinar a All Might. —habló el postrado de manera seria con sus ojos fijos en el suelo. No recibió respuesta alguna de su jefe aunque aún así sentía su opaca pero penetrante mirada en su silueta. Prosiguió hablando—. Sin embargo, como usted suponía; ella estaba allí. Tsubomi Hatsulin está ingresada en la U.A.... No pude capturarla cómo usted lo pidió; ya no está tan sometida como antes... Aparte, All Might se la llevó y alejó, sin darme la oportunidad de llevarla... —su voz se volvió más dura, escupiendo odio—. Ese desgraciado hijo de puta, debería haberlo asesinado ahí mismo. Desmembrado, torturado, hacerlo gritar del dolor... —apretó su puño mientras una sonrisa enojada aparecía en sus labios.

—Calma, Iyassu. Pronto All Might caerá. —habló una voz profunda y seria, siendo el tipo a quien se postró; piel pálida, ojos vacíos, cabello negro ligeramente largo amarrado. Su apariencia era intimidante y a su vez misteriosa, sus ojos parecían sin vida alguna—. Tsubomi Hatsulin...

—Si, estaba ahí. —respondió rápidamente el de cabellos bicolores a la muy segura confirmación de los hechos. Una de sus manos pareció buscar algo en sus pantalones holgados y seguidamente sacó algo de sus bolsillos; un par de cabellos rojizos que parecían brillar en medio de la opaca oscuridad—. Era efectivamente ella; la marca en su rostro, su cabello, sus ojos... Pude ver el miedo en Meinu cuando me vio, todavía teme de volver a sus manos, pero sabe que no tiene escapatoria ahora. —sonrió perversamente, mirando a otra persona presente—. Pronto la traeré ante usted, Asahi-sama...

El joven estaba a un lado del que parecía ser el jefe, su mirada era completamente vacía mirando simplemente a algún punto perdido en el suelo. Parecía totalmente vacío, no decía nada ni hacía nada, sólamente estaba parado, serio... escuchando cada una de sus palabras. Pero ante cierto punto levantó un poco sus ojos que apenas en la sombra se vieron, pero siguió sin decir nada.

El azabache se quedó en silencio por su información. Bajó la mirada pensativo mientras se reclinaba en la silla, aún manteniendo sus brazos apoyados en sus piernas; sus ojos oscuros y océanicos finalmente se revelaron; no se veía brillo alguno. Ni siquiera sonrió con satisfacción o malicia, aunque los sentimientos que habían dentro suyo eran aquellos. Miró de soslayo aquellos cabellos que recordaba bastante bien. Definitivamente eran los de esa niñita, quien ahora era una adolescente.

Se quedó en silencio unos segundos, sin objetar nada de inmediato. Sin embargo, luego de un inquietante silencio, finalmente abrió la boca para poder hablar nuevamente;

—Ya no volverá a escapar. —habló seriamente el chico de tez pálida y cabellos azabaches, más conocido como: Asahi Kaito—. Este es apenas el segundo nivel del juego, Iyassu, Areri... —ambos aludidos agacharon la cabeza de forma obediente hacia su jefe, mientras que el más joven presente miraba hacia el suelo, sometido.

El menor presente seguía en completo silencio con su cabeza agachada, sus orbes amatistas opacos y sin vida seguían en el suelo, la luz apenas podía iluminar la gran cantidad de cicatrices que tenía, sobretodo la de su pecho descubierto al tener la camisa abierta en aquella zona. La luz del bombillo apenas enfocaba también parte de las marcas en su rostro, mostrando a la mitad de este una enorme marca pero sin dejar ver su rostro sin vida, sin expresión alguna. Era como si le hubieran arrebatado aquel brillo que alguna vez pudo llegar a tener, aquella chispa que ahora se había extinguido y sólo eran puras cenizas y restos.

No podía hacer nada, ni objetar nada, ahora era otro peón en el tablero de ajedrez que jugaba aquel despiadado y frío hombre de cabello ahora semi largo y ojos azules pero totalmente vacíos. Era parte de su juego, de su despiadado juego del cual ya no podía salir. Lo sabía bastante bien. La posibilidad de hablar o objetar había sido también totalmente arrebatada de su persona, si hablaba; había castigo, si daba su opinión; había castigo. En conclusión, no tenía ni debía tener voz o voto en aquella situación, debía simplemente resignarse a la idea de seguir siendo el peón de Iyassu.

Así era su vida desde hace tiempo, ya estaba acostumbrado a ser un simple títere, como ya se ha mencionado; un peón en el peor juego de ajedrez que pudiera existir. No podía hacer sus movimientos de forma propia, ya que Asahi era quien era el jugador de las fichas negras y el único que podría decidir los pasos y los movimientos de sus fichas, de sus súbditos. Era el peor rey que podría haber, uno despiadado al que sólamente podía servirle.

Después de todo...

—Apenas es el comienzo del verdadero juego, en el cual... no vas a escapar otra vez... —hizo una pequeña pausa, mientras que una sonrisa sin ganas se levantaba en sus labios—.... Tsubomi Hatsulin.

→S H A N X L A B Y X←

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