❪𝟯𝟰❫ ; 𝗮𝗻𝘅𝗶𝗲𝘁𝘆.

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ARC TWO; WINGS❫
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO:
ANSIEDAD
❛Siempre está ahí❜

┍━━━━╝✹╚━━━━┑
©Shanxlabyx
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SUS OJOS SEGUÍAN FIJOS EN EL INERTE Y AÚN INCONSCIENTE cuerpo del contrario. Su expresión estaba ida y a su vez en shock sin mostrar gesto alguno mientras que Recovery Girl estaba vendándole su brazo derecho lleno de rasguños y traumas por la inmensa y anterior explosión que recibió su piel. Las pupilas un poco más oscuras de sus ojos seguían recorriendo las facciones sorprendentemente relajadas del cenizo, quien todavía seguía inconsciente. Prácticamente estaba dormido. Ella hace unos minutos había reaccionado y se había despertado, ahora esperaba a ser atendida por aquella ancianita sanadora.

—De verdad ustedes son unos niños problemáticos. —negó la mayor mientras cortaba el vendaje luego de haber rodeado casi todo el brazo de la pelirroja.

Hatsulin no dijo nada al respecto de la queja de aquella señora. Sólo tragó saliva mientras apretaba sus labios y sus cejas cayeron bajando la mirada, sintiéndose avergonzada y arrepentida. No había dejado inconsciente a Katsuki pero aún así, se sentía mal. Ver los rasguños y heridas que le había provocado era lo que la tenía inquieta y también la hacía sentirse culpable, sobretodo por la marca rojiza de su mano en su cuello cuando apretó aquella superficie ahora vendada al ser atendido y también los rastros rojizos en su nariz ante sus golpes, tenía pequeñas gasas a lo largo de su rostro, al igual que parte de sus brazos, teniendo uno de estos igual de vendado que el suyo. Respiró hondo, cabizbaja.

Se miró las manos teniendo su mano vendada y su brazo vendado hasta el hombro. Abrió y cerró su palma con una mirada deprimida, miró nuevamente hacia Katsuki quien seguía con sus ojos cerrados aunque sus facciones se habían endurecido sólo un poco, por lo que quizá no tardaba en despertar. Levantó la mirada soltando un sonido de percatarse cuando una nueva camisa de uniforme deportivo fue extendida en su campo de visión.

Miró hacia la contraria un tanto perpleja, Recovery Girl tenía una mirada severa aunque un poco suave. Pestañeó un par de veces bajando la mirada hacia la prenda extendida a ella. Levantó sus manos un poco titubeante y lo sostuvo para verlo aún perdida y pensativa. Su mirada siguió decaída y a su mismo tiempo culpable. La señora negó mientras suspiraba, observando como se colocaba con lentitud la parte superior del uniforme y se lo abotonaba hasta el cuello, dejando el cuello de la camisa elevada cubriendo su piel y dejando sus mangas sueltas cubriendo sus brazos debido a que el crop top le había dejado las mangas técnicamente destrozadas.

Se bajó suavemente de la camilla siendo seguida con la mirada por la señora de besos sanadores. Observó con atención y suavizó la mirada cuando notó como se acercó a pasos lentos hacia Bakugō, moviéndose con cuidado y sus manos juntas enfrente de ella, jugando un poco con las mangas largas del uniforme, jalándolas hasta su palma, mostrándose inquieta y ansiosa.

Hatsulin vio el rostro de Katsuki con arrepentimiento y preocupación, mostrándose también afligida. Sus cejas temblaban un poco al igual que las pupilas de sus ojos. Estaba consciente que estaba dormido gracias al quirk de Nemuri, pero aún así estaba preocupada. Lo admite, se había asustado un poco por la reacción de Bakugō, pero debía entenderlo de alguna manera. En todo momento sintió un extraño sentimiento de desesperación y una curiosa frustración en él. Quizás era por eso que reaccionó así. Tenía un orgullo un tanto frágil.

—Está bien, Tsubomi-chan. —dijo Recovery Girl acariciando levemente su espalda al sentirla tensa y afligida. La nombrada la observó aún en silencio, con atención y aún algo abrumada—. No te preocupes, ya lo he atendido, puedes estar más tranquila. Realmente no está tan mal como parece. Es un chico fuerte. —sonrió.

La observó suavizando poco a poco la mirada, observándola aún abrumada hasta que aquel sentimiento se esfumó poco a poco y sus cejas cayeron con delicadeza a los lados y una más tranquila mirada para levantar sus labios en una suave sonrisa, dándole la razón en lo que decía; Bakugō Katsuki era alguien fuerte y lo sabía. Quizás... no debía preocuparse. No lo había dejado incapaz o al borde como su abuela había querido. Estaba bien.

¿Verdad?...

Escuchó como la puerta de la enfermería era abierta, por un momento se había tensado e internamente asustado pensando que era su abuela pero el no sentir la presencia cruel de ella se relajó. Creyó que eran alguno de sus compañeros aunque ver primeramente a Midnight y a Present Mic le cambio las expectativas, pero... la confundió. Soltó un pequeño «¿Eh?» en señal de extrañeza viendo a la heroína y al héroe sucesivamente. Una expresión ingenua y confundida se presentó en su rostro, a la par que varios signos de interrogación aparecieron en su cabeza.

—Veo que ya has despertado, jovencita. —dijo la bella mujer coqueta colocando una de sus manos en sus caderas y sonriendo con ligereza. Present Mic estaba a su lado mientras que Eraser Head estaba en el marco de la puerta junto con otro hombre. Lo recordaba como el señor que había estado a un lado de Midoriya cuando fue a ver cómo estaba.

Lo vio fijamente varios segundos con sus ojos bien atentos a su presencia. ¿Quien era él? Pensó que había sido alguien sin mucha relevancia y sólo era algún conocido o familiar del peliverde así que no le había dicho nada cuando lo vio más que sonreírle con amabilidad. Su presencia de alguna manera se le hizo... extrañamente familiar pero había estado tan ocupada respecto a su última pelea que no se detuvo a pensar quién podría ser específicamente como para que su persona se le hiciera familiar y a su vez totalmente desconocida. Rubio y de ojos caídos, bastante delgado, parecía desinflado. El hombre del cual no sabía el nombre levantó su mirada hacia ella y simplemente la desvió con un gesto serio aunque algo nervioso. Okey, si era raro.

—Oh, la chica en llamas. —ahora habló Hizashi extrañamente con un tono de voz no muy elevado cosa que la confundía demasiado. Vio a sus maestros y después a su guía quien permanecía con una mirada seria.

—¿Qué... sucede?... —cuestionó colocando una de sus manos en su pecho y apretando la tela de la nueva camisa del uniforme, viendo cautelosa y atentamente a sus maestros. El ambiente era raro, al menos para ella.

Los héroes y maestros se miraron entre sí como debatiendo que decir, pero antes de prestarles atención observó una vez más hacia el de cabello cenizo y ojos carmesí cuando sintió y percibió movimiento venir de él. Sus ojos se abrieron un poco más y brillaron ligeramente al sentirse aliviada de que estuviera reaccionado. Se acercó un poco más quedando en el lado de la camilla dónde descansaba su cabeza y poder inclinar la suya para ver su rostro. Vio como se removió ligeramente y su ceño se fruncía, en gestos de estar poco a poco consciente. Se sentó con cuidado y en silencio en una silla que acercó más a ella, siguió viendo el rostro del chico con atención.

Poco a poco él no tardó en abrir sus ojos, mostrándose confundido y aún somnoliento. Parpadeó un par de veces tratando de aclarar la vista y después levantó un poco más sus párpados cuando percibió a la Tsubomi en su campo de visión. Lo primero que vio fueron sus ojos que seguían fijos en él. Mostraba una expresión preocupada aunque un poco aliviada cuando conectó miradas. Se quedó viéndola fijamente, todavía desconcertado.

Pero aquella calma no duró demasiado ya que las expresiones del chico comenzaron a deformarse cuando comenzó a apretar la mandíbula con fuerza y a mostrar sus dientes como un animal. Sus pupilas se reducieron cuando abrió sus ojos más de la cuenta. Su cuerpo tembló con fuerza ganándose ahora una mirada confundida y nuevamente preocupada de parte de la chica de menor estatura, quien alzó sus cejas. El sentimiento de preocupación que notó en ella lo hizo reaccionar poco a poco.

—T-tu... —gruñó con una voz extremadamente áspera y temblorosa por la ira. Hatsulin inclinó su cabeza un poco confundida y aún preocupada por dicha reacción que estaba teniendo—. Tu... ¡MALDITA!

Sus sentidos se alertaron cuando elevó su voz en aquel fuerte grito. Se mostró sorprendida por la reacción repentina del chico, ¿todavía estaba furioso? Bueno, nadie podía mandar a los sentimientos, sea los que sea que estuviera teniendo él como para seguir enloquecido; cuando se fijaba ahora eran sentimientos de rabia y furia. El chico se levantó de golpe con su rostro todavía deformado en el enojo casi tirando la camilla en dónde él mismo estaba sentado.

Sus ojos se abrieron sorprendidos mientras sus manos se apretaron entre si. Vio como se volteaba con brusquedad y después casi se abalanzaba hacia ella, gritando quien sabe que incoherencias. Se exaltó cuando él había dirigido sus manos con un muy seguramente intento de zarandearla nuevamente pero cuando iba a tomar sus brazos de repente se mostró desorientado. Sintió sus manos sostener sin mucha fuerza sus hombros hasta llegar a sus antebrazos y apenas aferrarse a las mangas de su uniforme. Su cuerpo se aflojó también y pareció tambalearse.

—Maldita... p-piro... pirómana... —balbuceó no muy entendible hasta que sus párpados cayeron y con eso su cuerpo también. Se quedó completamente quieta cuando lo sintió apoyarse por la poca distancia en ella, paralizándose por tal cercanía suya pero sólo se quedó ahí sin mover ni un músculo.

Pestañeó todavía bastante desconcertada y perdida de que haya perdido la fuerza o al parecer vuelto a desmayar. Miró hacia abajo preocupada de que estuviera aún débil como para reaccionar de golpe así y después desorientarse. Quizás se le bajó la tensión o algo. Cuando le sucedía tenía reacciones así, estando súper intensa un segundo y al otro en cero por ciento, como si se hubiera desinflado.

Movió su nariz cuando le llegó un curioso y conocido olor a sus fosas nasales. Sostuvo a Bakugō para evitar que se cayera y se diera un golpe peor de los que ya tenía, agradeciendo que la mayoría de su cuerpo seguía en la camilla. Levantó su mirada hacia donde le llegó ese peculiar olor viendo a Recovery Girl a espaldas del cenizo con una jeringa en su mano derecha que estaba vacía al ser exprimida hasta vaciarla. Levantó sus pestañas confundida y después vio a su compañero explosivo. Observó a la enfermera y después al rubio un par de veces un poco histérica hasta ver de golpe, exaltada y preocupada a la ancianita quien agitaba la jeringa e iba a botarla.

—¿Acaba de... sedar a Bakugō-kun?... —balbuceó estupefacta viendo a la enfermera y después a sus maestros en busca de una explicación. Podía sentirlo todavía despierto, así que significaba que sólo le inyectó cierta cantidad para desorientarlo, no para dormirlo pero aún así ¿que rayos?—. ¿Por qué ha hecho eso?

La señora se quedó observándola un poco pero sólo desvió el rostro y se acercó a los cajones de sus cosas, para arreglar lo que había sacado para atenderlos a ambos y muy seguro también había sacado el sedante y la jeringa. Hatsulin seguía viéndola en busca de una explicación y después miró a sus maestros viéndolos más capacitados acercarse a su compañero que andaba gruñendo en un tono bajo y removiéndose. Miró inquieta a sus maestros como lo sostenían y lo ayudaban a pararse y a caminar.

Se levantó por inercia viendo confundida y preocupada a sus maestros y también más a su compañero. Se sentía ansiosa e inquieta al respecto de que lo hayan sedado y lo hayan levantado así. Los miró con intensidad mientras apretaba sus puños.

—Es necesario, jovencita Tsubomi. —había dicho Hizashi todavía con aquel tono de voz sorprendentemente moderado mientras estaba también serio tanto en tono como en facciones. Kayama estaba pensativa.

—Como ambos ya han despertado, tienen que ir con nosotros para la entrega de medallas. —habló Aizawa en una breve explicación, haciendo que Hatsulin apretara sus labios y fruncieron sus cejas hacia abajo.

—Acabaron de sedar a Bakugō-kun ¿Por qué dice usted que ambos estamos despiertos? ¿Como puede subir a recibir su medalla en ese estado? Si no molesta el responder; en primer lugar ¿por qué lo sedaron? —cuestionó inquieta y conmocionada porque estuvieran haciendo esas curiosas medidas respecto a Bakugō quien caminaba demasiado desorientado y estaba segura que si sus maestros no lo sostenieran ya hubiera caído al suelo—. Necesito una respuesta concreta y más profunda fuera del "porque se lanzó a atacarte", por favor. Quiero saber con exactitud por qué lo hicieron. —terminó.

Miró a su maestro de aula un poco alterada y en busca de explicación viendo todavía aquel gesto serio debajo de toda aquella cantidad de vendajes. Desvió su mirada al hombre flacucho de manera fija y a su vez preventiva pensando que él había sido quien estaba dando aquella idea pero no era capaz de sostenerle la mirada. Cuando llegaban a encontrarse él se mostraba un tanto nervioso y miraba a otro lado. Frunció sus cejas y sus labios al pensar que se trataba de quién influenció para sedar a su compañero.

—Vamos, joven Tsubomi. —finalmente habló aquel hombre extraño luego de que nadie le respondiera sus preguntas. Se quedó viéndolo de manera un tanto intensa por el hecho de que sabía su apellido—. Necesitamos que nos acompañe, por favor. Yo tampoco apruebo estas medidas de prevención hacia el joven Bakugō, pero varios héroes han hablado y ordenado que habría que hacerlo debido a que se había salido de control en su anterior pelea y evitar que lo hiciera nuevamente. Se ha sedado debido a su alteración hace unos segundos y evitar un conflicto mayor. —aclaró haciendo que dejara de mirarlo de manera penetrante al no ser quien había dado aquellas indicaciones con respecto a Bakugō—. Respecto a lo demás, el sedante sólo dura unos minutos. Es momentáneo.

¿Medidas de prevención? ¿De verdad eran tan necesarias? Alzó una de sus cejas interrogante sin moverse pero al recibir una mirada severa y a su vez insistente de aquel hombre dió un paso un tanto titubeante y después comenzó a seguir a sus maestros viendo unos segundos más al hombre rubio mientras tenía una expresión inconforme y seria. Pero volteó su mirada para caminar detrás de los maestros que ayudaban a caminar a Bakugō quien daba pasos algo desorientados pero siendo más capaz de estar de pie.

Apretó sus manos en puños sintiéndose confundida y molesta. Si, perdió el control. Si, se alteró y se abalanzó a ella pero ¿era tan necesario sedarlo? ¿con que fin? Lo más seguro es que cuando reaccione y esté en todos sus sentidos en los supuestos minutos que dijo aquel hombre estará más furioso que hace unos momentos. Cualquiera tiene su reacción a ser sedado y considerando su carácter fuerte y explosivo, preveía que estaría peor después. Bufó de manera silenciosa pero a su vez inquieta pensando en que "otros héroes" hayan pedido que le hicieran eso a su compañero pero la inquietaba más cuáles serían las otras medidas con él.

ESTABA PLASMADA OBSERVANDO SU FURIOSO Y fuerte focejeo, un pequeño temblor estaba impuesto en sus pupilas mientras que sus manos tenían ligeros tic's en los dedos. Su respiración estaba paralizada mientras que su pulso estaba palpitando totalmente alterado y asustado. Si hubiera sido en otros tiempos se hubiera puesto a llorar del miedo y la desesperación por ver a alguien en aquel estado que sólo le traía horribles recuerdos y hasta ganas de vomitar.

Pero ahí estaba, aguantándose el llorar e incluso el vomitar mientras observaba como Bakugō Katsuki estaba zarandeándose violentamente en un intento de soltarse de las cadenas que tenía, junto con los artefactos en sus manos y brazos que evitaba que usara su quirk. Incluso tenía un bozal tal cual un animal salvaje, ahogando los gruñidos y gritos que apenas se escuchaban por el metal a través de aquellos pequeños agujeros que le permitían respirar y no ahogarse. Exhaló con dificultad siéndole difícil respirar en esos momentos. Sus hombros se movieron al respirar casi jadeando y cerca de estar sollozando.

Cómo le habían dicho, aquel sedante había sido de corto efecto. Cuando le comenzaron a colocar todas aquellas horribles medidas de precaución él fue reaccionando poco a poco hasta que estuvo en todos sus sentidos, completamente despierto y con una reacción alterada cuando él mismo vio como estaba amordazado. Ahora se zarandeaba sin parar de un lado a otro con sus pupilas reducidas y sus ojos abiertos a más no poder.

Apretó sus manos mientras estaba a tan sólo unos metros de él, ya que en silencio se estaba negando a subirse al podio del segundo lugar al sentirse tan abrumada, tan asustada... tan molesta de verlo de esa manera. Su ojo derecho tuvo un pequeño tic con un jadeo silencioso mientras que varias imágenes en su cabeza como una película comenzaron a aparecer; Keizuke, Senshi amordazados fueron los recuerdos que aparecieron, sobretodo el fallecido moreno debido a su actitud violenta y agresiva por naturaleza y por su quirk, recordándole a Bakugō en esos momentos. Recordó su pequeño cuerpo de diez años con cadenas y bozales zarandeándose entre gritos mientras sangre derramaba por su cabeza. El recuerdo de aquel niño se acabó ante el sonido de eco de un golpe en su mente, volviendo a la realidad.

Pestañeó mientras levantaba sus párpados y mostraba levemente sus dientes al separar sus labios, de manera temblorosa. Sollozó en un pequeño gruñido mientras una pequeña sombra aparecía en medio de sus ojos, mostrando la expresión perturbada en sus facciones. No tardó en voltear a ver a sus maestros exaltada.

—¿De verdad van a hacer esto? ¿¡Con que fin van a amordazar a Bakugō de esta manera!? —elevó su voz acercándose varios pasos a ellos mientras que sentía su voz y su cuerpo temblar—. ¡Él no es un animal para que lo encadenen así! ¿¡Por qué permiten que hagan esto!?

—Señorita Tsubomi, debe calmarse. —trató de decir aquel hombre delgado y rubio alzando sus manos al ver el ambiente tenso y desesperado que la rodeaba.

—¿Cómo me puede estar pidiendo que me calme? ¿¡Cómo me voy a calmar por ver esta atrocidad!? ¡Sobre todo cuando son los propios maestros que permiten esto! —poco a poco una pequeña grieta en su máscara firme y sonriente apareció, mostrándose desesperada y extrañamente para los maestros asustada, aterrada—. ¿¡Acaso saben como se siente Bakugō-kun por estar encadenado como un maldito animal salvaje!? ¿¡Acaso saben lo que puede pensar o como puede sentirse por estar restringido y tratado como... un animal? ¿Saben lo doloroso que es estar así?

Sus manos temblaban hechas puños mientras que el pequeño focejeo del cenizo se había detenido unos segundos al escucharla. Los ojos escarlatas de Katsuki se fijaron unos segundos en la silueta temblorosa de la chica, pero frunciendo sus cejas volvió a bramar contra el bozal mientras se inclinaba hacia ella de manera brusca como si tratara de lanzarse. Aunque estuvo concentrado en ella volvió a zarandearse de un lado otro con brusquedad, provocando más de esos sonidos metálicos junto con sus gruñidos y gritos contra el metal.

—De verdad ese sentimiento es de lo peor... Es horrible. —sus puños se aflojaron mostrando sus palmas rojizas y con pequeñas marcas debido a sus uñas anteriormente clavadas. Su actitud cambió drásticamente, pero seguía habiendo ese toque de inmenso temor en ella—. Lo peor que alguien pueda sentir. Esté o no esté en un estado de alteración nadie merece ser amordazado, encadenado. Nadie. Ni Bakugō-kun, ni un animal. Nadie merece algo así... —guardó silencio apretando sus labios. Su voz bajo de tono—. Es decepcionante y frustrante que las personas que deban guiarnos y protegernos como los "héroes", permitan y pidan hacer algo como esto.

Aizawa mientras tanto observó con atención a su estudiante de cabello rojizo, admiró como ahora observaba al suelo con su mirada oscurecida y sus hombros temblorosos. Su mirada era demasiado extraña, indescriptible, pero no era la primera vez que veía esa mirada en ella. Recuerda perfectamente la mirada aterrada e ida en ella en el ataque a U.S.J. cuando los villanos aparecieron. Entrecerró su ojo visible con levedad sintiendo demasiada extrañeza por sus reacciones. En este caso era la primera vez que la veía tan alterada.

Hatsulin en su lugar se quedó en su posición; el hombre de delgada consistencia bajó sus manos de manera lenta algo atónito por todo lo que decía, por aquellos cambios y reacciones tan peculiares de su parte. Ella no levantó la mirada, se dió la vuelta para subir al podio en silencio luego de que Shōto y Fumikage habían sido traidos a aquel lugar. El bicolor miró a su maestro guía y a su prima algo curioso del silencio y la tensión en el aire. Mientras que el de cabeza de cuervo quedó en silencio analizando un poco la atmósfera pero sólo siguió su camino para colocarse en el podio de tercer lugar que compartía con el Todoroki.

—Iré con Present Mic. —dijo sin más Eraser Head, sin decir alguna otra cosa. Como ignorando lo que había visto y escuchado con sus propios ojos y oídos, cuando no era así. Para si mismo estaba pensando profundamente en su reacción pero no dijo nada. Por ahora.

El rubio recibió la mirada de reojo del azabache por lo que entendiendo a que se refería miró al suelo y luego a sus estudiantes; veía a Bakugō Katsuki todavía moviéndose violentamente para soltarse, Todoroki Shōto y Tokoyami Fumikage postrados en el tercer podio esperando siendo el primero que miraba de reojo a su prima y esta misma, Tsubomi Hatsulin, en silencio. Ahora su mirada era seria, incluso molesta. Pero, con el pasar de los segundos fue suavizando sus facciones hasta mostrarse serena e inexpresiva.

Apretó sus labios un poco y soltando un suspiro se dió la vuelta para poder irse a su lugar, teniendo mucho en que pensar respecto a lo dicho de su estudiante y como había reaccionado. Ahora, había que centrarse en la entrega de medallas del primer, segundo y tercer ganador del festival deportivo; los cuatro (debido a que Tokoyami y Todoroki compartían el tercer lugar) más fuertes del primer año.

Los gritos seguían presentes en cuanto los podios subieron lentamente entre el humo de entrada. Primero fue mostrándose al cenizo luchando por zafarse en aquellos movimientos violentos y sus gritos ahogados por el metal, luego fue la pelirroja quien mostraba una expresión algo perdida y a su vez algo decaída, teniendo su cabello suelto pasándolo por sus hombros hacia adelante, como si tuviera la intención de hacerse sus usuales coletas caídas, y por último, al bicolor y al de cabeza de cuervo quienes se mostraban serios y silenciosos, en espera de que comenzará el acto de premiación. Aún así, el Todoroki miraba a la Tsubomi con cierta curiosidad por ver aquella expresión extraña, pero abstenía a calmar su curiosidad para después.

La entrega de medallas comenzó luego de unas palabras y que desde el cielo cayera All Might haciendo una gran entrada que enloqueció a todos los presentes. Fue entregándole las medallas primero a los del tercer lugar junto con unas entusiasmadas y animadas palabras para darles un estrecho abrazo a cada uno, dejando a Shōto un poco consternado y a Fumikage pensando en que su sudor olía a gloria. Hatsulin, aunque escuchaba todo con detalle, no prestó completa atención a la premiación hasta que la imponente presencia de All Might estuvo enfrente suyo, apenas levantando los párpados viendo su abdomen, ni siquiera su pecho, su abdomen debido a su inmensa altura y su pequeña estatura al lado suyo.

El héroe número uno de Japón se quedó observando con detenimiento a la pelirroja, manteniendo aquella característica sonrisa en su boca. Pero, internamente, sintió su pecho estrujarse al ver la cara que tenía. Suspiró profundamente como si se preparara para hablar.

—Jóven Tsubomi. —habló el héroe rubio sosteniendo la medalla del segundo lugar entre sus manos. Hatsulin sólo escuchó con atención, manteniéndose con la mirada desviada hacia otro lado—. Es usted una joven con demasiado potencial y poder. Tiene una gran determinación y coraje en si misma que puede llegar a provocar admiración de otros. Nos ha dejado... Me ha dejado sorprendido con su pelea, bueno, con todas. Es alguien impresionante.

❛Traté de romperle el brazo a Bakugō-kun ¿Como puedo ser impresionante y de admirar?❜

Había pensado con ironía la de menor estatura dejando caer sus ojos sintiéndose decepcionada y a su vez incómoda, pero sintió una corriente de calidez pasarla de golpe cuando la gran palma del símbolo de la paz colocarse encima de su cabeza dándole una gentil caricia. Un pequeño brillo se implantó en sus pupilas por aquella sensación que pocas veces siente, sintiéndose relajada, de alguna manera... tranquila por recibir aquella muestra de afecto de su maestro. Finalmente levantó los ojos y su cabeza echándola hacia atrás para poder verle el rostro, viendo como poseía la expresión de siempre pero seguía algo asombrada por haber recibido eso.

—¡Muy buen trabajo! —dijo de manera animada para por fin colocarle la medalla pasándola por sobre su cabeza hasta colgar de su cuello. Hatsulin lo analizó notando un pequeño tic en su ceja y sintiendo como tenía alguna clase de presión. No pudo seguir pensando más cuando él la rodeó con sus brazos dándole un fuerte y estrecho abrazo de felicitaciones.

Se quedó tiesa en su lugar sobresaltándose y tensándose al mismo tiempo mientras sus cejas se levantaban, sus pestañas se elevaban y sus pupilas se reducían. Su respiración se detuvo por varios segundos y sintió su corazón acelerarse. Sus manos se apretaron hasta el punto que temblaron; colocó una sonrisa algo temblorosa que casi parecía una mueca sobre todo por sus cejas caídas, mostrando una expresión... frustrada.

—¿De verdad cree eso?... Mi trabajo no fue bueno ni tuvo intenciones de ser bueno... —murmuró con frustración y angustia, casi en un susurro sintiendo una pequeña tensión en el héroe que se separó para verla fijamente pero cualquier toque de negatividad en ella se esfumó como si nunca lo tuviera, sonriéndole dulcemente—. ¡Gracias, All Might!

«—TE IRÁS A PIE A LA RESIDENCIA. NO TE ATREVAS A LLAMAR UN TAXI, irte en tren o decirle a Sosuke que te lleve a casa. Ese es parte de tu castigo por la decepción de tu puesto en segundo lugar. Que me interesa que tanto tardes yéndote a pie o si llegas en la noche o incluso en la madrugada; tu te lo buscaste. Ya pensaré o tendré en mente la otra parte de tu castigo cuando llegues.»

Soltó un diminuto bostezo mientras tenía su codo apoyado en la mesa y su mejilla con una gasa posada en la palma de su mano. Otra vez estaban en el aula apenas finalizó por completo el Festival Deportivo, tenía su uniforme como tal y su cabello como tal, sólo que debajo de las mangas de su chaqueta y su camisa tenía totalmente vendados sus brazos. Los sentía entumecidos aunque no se imaginaba a Bakugō con las fibras de su piel ante tanto uso de su quirk ni mucho menos a Midoriya que literalmente se rompió los huesos. No debía quejarse, aunque tampoco lo haría.

Se quedó mirando a la nada pensativa, siendo las palabras de su abuela las que resonaban en su cabeza en un recordatorio de no esperar ni escribirle a aquel amable hombre que siempre estaba atento a ella y la trasladaba a dónde quisiera y necesitase. Entrecerró sus ojos hasta cerrarlos al pensar que sólo era una parte del castigo de su abuela. Realmente, por muy tonto que sonara, no era una mal parte. Conociendo a su abuela, hasta ahora estaba siendo suave.

Hasta ahora.

—Se han ganado un descanso —habló Aizawa en cuanto entró al aula haciendo que levantara sus ojos hacia su dirección, atenta—. Mañana y pasado mañana podrán irse. Organizaré las postulaciones y se las presentaré después del descanso; asegúrense de descansar bien, aún si su corazón se encuentra alterado.

❛Y ansioso, pero palpitando❜ pensó con un poco de sarcasmo la de hebras rojizas volviendo a agachar sus pupilas golpeando muy suavemente con su dedo la madera del escritorio, respirando profundo con unos aires de estar decaída pero sólo estaba pensativa y... cansada, estaba cansada físicamente y no negaría que mentalmente también.

Mentiría si dijera que el uso del quirk de Recovery Girl no la había afectado. Había tenido varias heridas a lo largo del festival y cuando aquella ancianita comenzó a curarlas conforme estaba inconsciente luego de su última pelea y después de despertarse, las heridas y el efecto de aquel Quirk ya le cobraron factura. Sentía un gran cansancio. Sólo quería dormir.

Pensaba positivamente en que su abuela le dejaría el día de mañana libre para poder descansar como se debe y estar al cien. Aunque sea difícil de creer, había momentos iluminados de su abuela que le daba un día o días libres sin entrenar ni nada para que pudiera recuperarse ya sea por mucho esfuerzo o... por alguna fractura o lesión. Es lo de menos. Pensaba con la frente en alto en que mañana podrá descansar, dormir mucho -si su propia mente se lo permite- y hacer cualquier cosa.

Sonaba tan tentador...

La cosa sería que le haría aquella señora cuando llegara a casa a quien sabe que horas si se iba de pie. Por algo la traían a la academia en un vehículo, el sector donde vivía quedaba lo suficiente alejado como para que en automóvil durará un poco más de veinte minutos en llegar. Ya se podría imaginar y cuánto calcular que terminara llegando a su casa, quizás en la noche o a altas horas debido a la hora que era. Depende de que tanta fuerza física le queda pero sabía que caminaría lentamente un rato. Sus piernas estaban cansadas.

Volvió a bostezar un poco mientras su mano derecha se frotaba contra su ojo hasta emitir un pequeño «¿Mm?» cuando sintió que la miraban. Observó con ligereza a su alrededor con curiosidad y cuando volteó a su izquierda con sus ojos más cerrados que abiertos notó como él la miraba bastante serio y a su vez fijo, aún mostrando un toque duro y a su vez molesto. Le provocó inquietud y cierta incomodidad que la mirara así.

—¿Bakugō-kun?... ¿Pasa algo? —le cuestionó abriendo sus ojos con levedad para verlo atentamente, aprovechando que lo tenía prácticamente al lado. Aún recordaba la impresionante -y en el mal sentido, hasta ella quedó deslocada- expresión que colocaba en el discurso que le dió All Might y que cuando no se dejó colocar la medalla, la terminó teniendo en su boca.

El chico se sobresaltó de manera tensa suavizando su mueca un poco para simplemente gruñirle de manera sonora y mirar hacia otro lado casi echando humo por la cabeza. Se mostró confundida por su reacción ahora sintiéndose curiosa de porque la andaba mirando aunque... juzgando que se veía claramente molesto, era que estaba molesto con ella, así que se encogió de hombros y miró a su maestro que la estaba observando con atención para ver a sus demás compañeros.

Suspiró con pesadez y simplemente volvió a mirar hacia la pizarra y con eso a su maestro quien seguía mirando con lentitud a algunos compañeros suyos en específico, incluso de nuevo por un segundo se le quedó mirando y después desvió la mirada hacia otra dirección haciendo que sólo lo observara y mirara hacia la ventana desde su lugar y con su mejilla todavía apoyada en la palma de su mano. Cerró sus ojos con levedad, pensando profundamente en el largo camino que tendría que recorrer a su casa. Pero no tenía opción.

SUS PASOS ERAN CONSTANTES Y TRANQUILOS, JUNTO con una expresión serena. Avanzaba por la acera luego de salir de la academia hace unos minutos y dirigirse directamente hacia la usual dirección a la residencia dónde vivía con su abuela, su mamá y sus hermanos. Pensó un poco en su progenitora y entrecerró los ojos sintiéndose algo decepcionada al respecto de ella pero prefería ser la que pagará a que su madre lo hiciera por tratar de ayudarla. Era la mujer que le dió la vida, tenía que evitar que saliera lastimada de alguna manera.

Se detuvo unos segundos mientras pensaba en que tareas previamente tenía. Recordaba tener algo de inglés, y de literatura moderna. Cuando llegara a casa revisaría sus apuntes para organizarse y no atrasarse con dichas tareas. Era puntual y organizada en ese sentido. Prefería hacerlo antes que estar matando su cabeza un día antes de la entrega a las once de la noche. Se lamentaba por Mina y Kaminari que eran de los que se retrasaban a entregar.

—¿También había algo en matemáticas?... —susurró para si misma mientras rascaba un poco su mejilla con su uña ligeramente larga, no haciendo fuerza alguna para evitar rasguñarse y dejar una marca rojiza. Se miró su mano y con esos sus uñas; tal vez debería arreglarlas y recortarlas un poco. No estaría mal consentirse, si su abuela se lo permite.

—¡Oye, Tsubomi!

Se percató de aquel llamado a lo que levantó la cara y miró a su alrededor y al percibir la voz y paso apresurados detrás de ella se volteó sobre su hombro, hasta voltear su cuerpo por completo tomando el cinturón de su mochila lateral, viendo como llegaban rápidamente a su dirección haciendo que se mostrará deslocada y un poco sorprendida por aquel acercamiento. Levantó sus ojos para mirarlos a cada uno.

No tardó en mostrar una amigable y afable sonrisa hacia los recién llegados, cerrando sus ojos ante su gesto facial.

—Hey, Kirishima-kun, Kaminari-kun. —les saludó con amabilidad abriendo sus orbes azulados viendo en medio de ellos a unos metros como llegaba alguien más, con la postura aburrida y de manos en sus bolsillos—. Y Bakugō-kun.

—Cállate, no me hables. —bramó él de manera inmediata manteniendo distancia mientras que en uno de sus bolsillos sobresalía la cinta de la medalla que obviamente se había quitado. Vio como apretó su mano dentro de aquella tela y la cinta que vio sobresalir era oculta con brusquedad.

—¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor? —a pesar de su manera de contestar, le preguntó, suavizando levemente su mirada mientras su sonrisa desaparecía pero sus facciones no para no demostrar que de verdad estaba arrepentida de golpearlo tan así; tenías varias gasas en su rostro y aún así veía rasguños en este.

—¿Qué te importa, maldita sea? ¿¡Acaso quieres que te explote la cara otra vez!?

—Oye, viejo, tranquilo. —rio algo nervioso Kaminari mientras que Kirishima veía sonriente y a su vez algo nervioso por la reacción furiosa pero prevista del cenizo.

—¡Tú también cállate, estúpido Pikachu!

Parpadeó con desconcierto por ver aquella escena enfrente de sus ojos, viéndolos a cada uno de manera simultánea y atenta a lo que cada uno decía, pero a su vez, confundida de que se le hayan acercado así, aunque de alguna manera era relajante y cómodo ya que así podría estar entretenida y distraída algunos momentos antes de seguir su camino. Se quedó viéndolos unos segundos más y la comisura de sus labios y sonrió entrecerrando un poco sus ojos ante aquel gesto, teniendo una expresión afable y aún animada, y a su vez, entretenida.

Kirishima, por mientras Bakugō amenazaba a muerte a Kaminari y este levantaba sus manos con nervios y entre risas tontas, se volteó hacia Tsubomi mostrando aquella sonrisa de dientes puntiagudos que tanto le recordaban a Ryuusen. El chico robusto levantó su pulgar señalando hacia atrás.

—¿Te acompañamos a casa, Tsubomi? ¡Ya se está haciendo tarde y no es nada varonil dejar a una chica sola! —exclamó entusiasta dando a entender que eran él, el chico eléctrico y el chico explosivo ante su plural. Parpadeó, ladeando su cabeza—. La última vez que te dijimos te fuiste en auto, así que ¡podríamos irnos juntos y acompañarte a casa ahora que te estás yendo a pie!

—¡A mi no me metan en ese grupito, yo no voy a acompañar a la pirómana a ningún lado, pelo pincho! —gritó Katsuki en el fondo con sus ojos en blanco con enojo y una de sus manos fuera del bolsillo de su caído pantalón abierta en garra, mostrándose amenazador.

—Yo si te acompaño, bella Hatsu. Aparte quiero saber la dirección de tu casa para poder cortejarte y llevarte flores con seguridad. —alardeó Denki llamándola por su nombre (ahora recordaba que les pidió que la llamaran por el nombre) guiñando un ojo con una sonrisa confiada mientras que el cenizo lo miraba tembloroso por la irritación y hasta con desagrado. No tardó en propinarle un golpe en la cabeza.

—¡Cierra la boca, estúpido! ¡Te escuchas como un puto imbécil diciendo eso!

—¿Oh...? —balbuceó viendo a su compañero del mechón oscuro y al de cabellera rebelde. Se quedó procesando lo que le había dicho el pelirrojo, sonriendo con humildad—. No es necesario. Mi casa no es exactamente cerca. Prefiero ir sola a pie y no hacer que me acompañen y tengan que regresarse.

—¡Pero queremos hacerlo! Así podremos pasar tiempo como amigos y con ¡los dos primeros ganadores del Festival Deportivo! —exclamó Eijirō con una gran sonrisa y tono determinado, alzando su brazo con un puño.

—¡Yo no quiero acompañarla! ¡Dejen de meterme en el mismo saco, imbéciles! ¡Váyanse bien a la mierda!

Se quedó todavía analizando todo lo que decían sus compañeros, mirando a cada uno cuando hablaba. Sus pestañas estaban alzadas hasta dejarse caer ligeramente, no evitó comenzar a sonreír sintiéndose algo más tranquila y relajada por estar acompañada. Dejó salir un pequeño suspiro alzando sus hombros, mostrándose resignada pero a su vez con una profunda felicidad que pasaba desapercibido para ellos por estar tan metidos en lo suyo, pero que era notado por cualquiera que la viera, notando aquel cambio en su expresión.

—Está bien. —respondió con suavidad y simpleza haciendo que el pelirrojo sonriera más animado y el rubio del mechón eléctrico alzara sus pulgares en el aire—. ¡Vamos entonces! —soltó más animada.

—¡Vamos! —exclamó determinado el de dientes puntiagudos comenzando a caminar en marcha al igual que Kaminari.

—¡Yo no iré con ustedes, bastardos! ¡Mucho menos voy a acompañar a la enana pirómana! —bramó Katsuki dando algunas zancadas mientras temblaba de manera furiosa como un Chihuahua, mostrando sus ojos blancos del enojo.

—No me digas enana. Tu eres el alto. —soltó sonriente Hatsulin cerrando sus ojos con ligereza.

—¿¡Y eso a mí que!? ¡Si quiero llamarte enana, pues lo hago!

Negó un poco con la cabeza mientras caminaba a pasos relajados, escuchando los pasos furiosos del Bakugō junto con sus incoherencias las cuales escuchaba pero no respondía, y la conversación animada del Kirishima y del Kaminari. Miró hacia el suelo unos segundos sintiendo una pequeña presión pero después una tranquilidad. Sonrió de lado sin mostrar sus dientes al sentirse cómoda y no solitaria por tener que ir de esa manera a su casa, que no sabía si llamar hogar.

Cerró sus orbes con levedad para después ver al cenizo quien se mantenía alejado lo suficiente de ella aunque a pesar de eso, estaba caminando entre ellos, insultando al pelirrojo y al otro rubio, pero seguía caminando entre ellos. Se quedó mirando su perfil unos segundos hasta desviar la mirada al recordar la horrible manera en la que lo habían amordazado. Se aguantó el volver a preguntarle cómo se encontraba pero a su vez le carcomía el temor y los nervios de qué dijera algo al respecto de cómo reaccionó al verlo así.

Aunque una parte de ella dudaba que lo hiciera, pero tambien pedía que no lo hiciera, y que ni lo pensará.

—Bakugō-kun. —llamó en un tono bajo pero lo suficientemente audible para que él lo escuchara. El chico soltó un sonoro «¿Hah?» mientras la volteaba a mirar de manera tétrica y con sus ojos blancos. Titubeó unos segundos apretando sus labios pero después levantó la mirada dándole una sonrisa, levantando su mano y haciéndola puño—. Eres impresionante. Definitivamente ganaste la pelea, de alguna u otra manera. Eres increíble. —dijo de manera entusiasta y sincera, chocando su puño sin fuerza en su brazo—. ¡Gran batalla!

El cuerpo del de cabello cenizo y alborotado estaba temblando de manera tensa, sus ojos estaban blancos, con una expresión espeluznante. Inclinó su cabeza hacia atrás de una manera tétrica mientras no tardaba en apretar su mandíbula hasta mostrar sus dientes. Una de sus manos no tardó en comenzar a emerger explosiones sacándola rápidamente de su pantalón y dirigiéndola hacia ella, aunque la pelirroja inclinó medio cuerpo hacia adelante esquivándolo.

—¡CÁLLATE, NO NECESITO QUE ALGUIEN ME DIGA ALGO COMO ESO! ¡JURO QUE TE VOY A AGARRAR ESAS GREÑAS Y TE LAS VOY A ARRANCAR! ¿¡ACASO QUIERES MORIR!?

Varios de los que estaban cerca lo vieron espantados, igual que Eijirō y Denki quienes yendo sólo unos pasos adelante, voltearon con susto y a su vez nervios de haberlo escuchado gritar de esa manera. Estaba casi sacando espuma de la rabia mientras sus dientes estaban filosos como piraña y sus manos hechas garras. A comparación de Hatsulin que estaba enderezándose mientras acomodaba sus cabellos que se alborotaron a causa de su movimiento brusco, manteniendo una gran sonrisa.

—¡De verdad eres enérgico! ¡Es un honor ser compañera de alguien con ese potencial! —exclamó todavía entusiasmada mientras que los otros dos se quedaron en blanco y con expresiones nerviosas por aquella escena, riéndose mientras caminaban en grupo.

—¡DEJA DE DECIR ESAS COSAS! ¡MALDITA PIRÓMANA!

Los gritos siguieron escuchándose y atrayendo la atención de miradas extrañadas del público a su alrededor, agregando también a los estudiantes que estaban caminando por la misma ruta. Se escuchaban las risas y comentarios de Kaminari junto con los insultos de Bakugō, y como Kirishima pedía que se calmaran y decía que sí querían comer algo. Era un ambiente bastante peculiar, pero también era entretenido y gracioso de cierta manera. Se veían como unos amigos y compañeros.

Eso pensó mientras sus ojos color avellana estaban asomados por una esquina cubriendo gran mayoría de su rostro y presencia por la capucha azul oscura que tenía de su sudadera. Sus dedos tenían atrapado el cubrebocas negro para tenerlo hacia abajo, mostrando una cicatriz que venía desde abajo de su mejilla. Unas facciones maduras y duras podrían apreciarse un poco de aquel chico que tenía curiosamente una gran estatura y piel algo morena.

Entrecerró sus ojos mientras su mano derecha y libre se apretaba con fuerza sintiendo coraje e impotencia. Llevó un pañuelo que tenía en el bolsillo de su sudadera para limpiar algunas gotas rojizas en su rostro junto con señales de una pelea. Un ligero mechón largo se escapó de entre la tela de la capucha cayendo por sobre su rostro, mostrando un cabello entre marrón oscuro y negro, pero también admirándose que era largo.

El chico siguió mirando como ese pequeño grupo de cuatro personas se iban alejando, viendo específicamente a la de cabello rojizo en coletas y baja estatura al lado de los tres chicos. Vio como tenía su cabeza volteada de perfil mostrando el lado en dónde tenía una cicatriz. Apretó sus labios mientras retenía las ganas de ir con ella y hablarle. Respiró hondo mientras que una pequeña gota de sudor resbalaba por su mejilla. Metió sus manos en los bolsillos de su prenda y se volteó a la dirección contraria de los estudiantes.

Vio de soslayo hacia su dirección y miró hacia abajo mostrando con más claridad sus facciones varoniles y su piel morena junto con la cicatriz sobresaliente de su mejilla desde abajo. Volvió a entrecerrar sus ojos con una expresión seria.

—Así que realmente estás aquí, Hatsulin... —murmuró con voz masculina y grave, siendo sólo audible para él, comenzando a caminar con sus botas militares e irse a seguir con su trabajo.

Llegamos al fin del Festival Deportivo, ¡oh yeah!
Otra vez apareció el chico misterioso.
Hizo su aparición en el capítulo Game Over, New Game.
¿Quien creen que sea?
¿Que pasará ahora?

→S H A N X L A B Y X←

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