❪𝟯𝟴❫ ; 𝘀𝗵𝗼𝘄 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘀𝗸𝗶𝗹𝗹𝘀.

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ARC TWO; WINGS
*╔═══❖•ೋ°💙°ೋ•❖═══╗*

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO;
DEMUESTRA TUS HABILIDADES
❛aprendiendo con Mirko❜

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©Shanxlabyx
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—¡VAMOS, PEQUEÑA CONEJITA! ¡SI NO PUEDES SEGUIRME el paso, no vale la pena haberte considerado como mi pasante!

—¡Si... Mirko-san!

Hatsulin se detuvo apenas un segundo para poder tomar aire y seguir siendo capaz de perseguir a la heroína conejo. Se sostuvo del borde de un edificio para tomar impulso y lanzarse, cayendo en el techo de otro dando un giro para usar su quirk y no caer mal. Respiró hondo llenando sus pulmones de aire para continuar aquella persecución con la gran heroína Mirko, la cual la sobrepasaba por mucho en distancia ante su velocidad y sus poderosos saltos que más de una vez casi la tiraban de los edificios por la presión del aire.

Era un milagro para ella poder tan siquiera no perderla de vista o no caerse de los edificios. ¡Nunca ha hecho eso! ¡es endemoniadamente difícil! Pero tampoco iba a rendirse. Iba a alcanzar las expectativas de la morena para ser su aprendiz, porque si no nada habría valido ir con ella y no ser lo que ella creyera. Aún así era sorpresivo para la adolescente que se haya interesado así sea un poco en ella en el Festival Deportivo. Usualmente los héroes enviaban sus ofertas a aquellos que tuvieran un quirk similar al propio, y sinceramente, había una enorme diferencia en su quirk de fuego con el quirk de Mirko de las habilidades (y hasta más) de un conejo, hasta este punto creía que era más de una liebre o era al revés. La cosa era que es muy tedioso seguirle el paso.

¿Y que era lo que hacían?. Bueno, la heroína Mirko (apenas pudo cambiarse a su traje de heroína y subir al techo como ella pidió) le dijo que tenía que superarla o al menos poder seguirle el ritmo en una carrera cosa que la asustó y confundió. Porque bueno, ¡el quirk de Mirko le daba unas grandiosas habilidades que le ayudaban a correr y saltar a grandes velocidades y alturas! En cambio ella no tenía algo en su quirk que le beneficiará por completo a la velocidad. Aunque, por lo menos, la heroína corría en su mayoría de tiempo y sólo daba saltos al ir a otro edificio o cuando milagrosamente estaba más cerca de alcanzarla.

Cabe decir que si se quedó en shock cuando Mirko se lanzó del edificio y le dijo que lo hiciera también.

¡Era el día del milagro! ¡Por suerte no se ha roto nada!

Bufó un poco, quitando con su accionar algunos cabellos que caían en su visión a pesar de que lo tenía bien amarrado en una coleta alta. Ya se estaba colocando nerviosa, demasiado. De por sí se le hacía sumamente complicado correr al ritmo de ella, pero lo que la preocupaba mucho más es no ser suficiente para ella y simplemente diga «No eres lo que quiero. Puedes retirarte». La más grande preocupación suya era llegar con su abuela y decirle que no cumplió las expectativas de Mirko y la rechazó. Apretó sus puños mientras corría, sintiéndose impotente.

—¿¡Que pasa!? ¿¡Algo te agobia!? —exclamó la morena de cabello blanquecino mientras estaba de espaldas, corriendo con agilidad y evitando el caerse o tropezarse. Hatsulin levantó la mirada sorprendida por las repentinas palabras de la mayor—. ¡De repente bajaste la velocidad y cuando te molestaste, la subiste! —❛¿Me... moleste?... ¿¡Como rayos se dió de cuenta!?❜ Fueron los histéricos pensamientos de Hatsulin, abriendo sus ojos atónita—. ¡Eso me da la razón; lo que sea que estés sintiendo está evitando que demuestres todas habilidades! ¡Lo noté en el Festival Deportivo!

—¿A-a... ah? ¿que?... —balbuceó confundida Hatsulin mientras sus pupilas temblaban observando a la fornida heroína quien sonreía aún corriendo de espaldas.

—¡Los sentimientos a veces retienen las verdaderas habilidades de cada uno! ¡Evitan demostrar todo el potencial por la impotencia, inseguridad y dudas! ¡Y tu, chica, te sientes impotente o agobiada ahora mismo! —Mirko soltó una profunda respiración luego de detenerse justo en la punta de otro edificio. Hatsulin poco a poco se detuvo mientras jadeaba rápidamente, viéndola perpleja—. ¡Y eso es un estorbo! ¡Tienes que aprender a controlar como te sientes y como reacciona tu cuerpo! —y la señaló con una de sus manos mientras que la otra la mantenía echa puño a la altura de su cintura. Mirko sonrió de costado mirándola desafiante—. El cuerpo y la mente van en sincronía. Si te sientes insuficiente, tu cuerpo se comporta así. Si te sientes molesta, tu cuerpo reacciona con ira. Si te sientes impotente, tu cuerpo reacciona con impotencia. ¡Y así! ¿comprendes?

La adolescente veía fijamente a la heroína enfrente suyo a varios metros de distancia. Agachó la mirada sintiéndose demasiado extraña con todo lo que le dijo. Analizaba cada una de sus palabras con cuidado, levantando su mano derecha, viéndola ligeramente cerrada, apenas viendo la piel de sus dedos descubiertos mientras que lo demás estaba cubierto por los guantes.

❛Aprender... ¿a controlar como me siento?...❜. Pensaba con detenimiento mientras respiraba una vez más para poder estar más estable en cuanto a su respiración. Apretó su mano en un puño escuchando el roce del material del guante.

—Realmente los sentimientos pueden ser a veces un obstáculos para los héroes. Muchas veces los héroes se toman personal varias situaciones y actúan por lo que sienten; ira, impotencia, molesta, venganza. Tu estás haciendo lo mismo; no actúas bien en cuanto a tus habilidades por estar agobiada ¡no sé porque! Es tu vida, pero de qué algo te agobia, lo hace. —señaló Mirko colocando una de sus piernas flexionadas en el borde del edificio mirando hacia abajo con atención y aún manteniendo una sonrisa en sus labios. Su largo cabello blanquecino se movió con el viento—. Seguramente como piensas o crees que no puedes seguir mi ritmo, tu cuerpo cree eso y no da todo su potencial. ¡Así que, te ordeno que alejes esa negatividad! ¡Siente al menos que podrás hacer las cosas y verás que las harás! —y volteó a verla por sobre su hombro, dándole una sonrisa—. ¡Si no lo intentas, no sabrás si ganarás o perderás! ¡Recuerda eso!

La pelirroja alzó la mirada nuevamente al escuchar su fuerte e impotente voz, mientras sus cejas estaban caídas a los lados. Apretó un poco más su puño ahora a la altura de su pecho mientras sus ojos brillaban ante la admiración y a su vez nervios que sentía justo ahora. Levantó un poco más la cabeza mientras sus labios temblaban un poco y después se colocaban firmes, colocando una mirada determinada. Seguidamente asintió con un fuerte y claro «¡Si!» mostrando más disposición y determinación en cuanto a seguir intentando.

Mirko levantó su mentón mientras sonreía y reía ligeramente, luego se colocó en posición de saltar mientras la miraba de forma desafiante.

—¡Bien! ¡Ahora sigue intentando seguirme el paso! —y dió un gran salto provocando que levantará una gran ventisca de viento que hizo a Hatsulin retroceder varios centímetros hasta estabilizarse, sonriendo nerviosa.

No obstante, sonrió con más confianza. Trotó de espaldas un poco mientras daba algunos saltos en su lugar, luego, tomando una rápida y profunda respiración comenzó a correr lo más rápido que pudo y al estar casi en el borde, dió un salto de fe seguido de activar sus botas que la trasladaron hacia adelante para mantenerla elevada varios segundos en el aire, y luego poder caer con firmeza y seguir persiguiendo e intentando de seguirle el paso lo más que podía.

❛¡Vamos, tu puedes! ¡Sigue aprendiendo de Mirko-san!❜

APOYÓ SUS MANOS EN SUS RODILLAS, BUSCANDO estabilizar su respiración. Un par de gotas de sudor resbalaron momentáneamente por su frente hasta caer al concreto, sentía su pulso ir a mil por minuto. Tomaba profundas respiraciones para poder estabilizar más rápido su oxígeno y poder continuar en aquel duro día de prueba. No podía imaginarse ni como sería si la aceptara como su pasante y aprendiz para comenzar el entrenamiento. Decían que Mirko solía ser pesada e intensa.

❛Por lo menos... me podré fortalecer físicamente y mejoraré mi resistencia❜. Tragó saliva aún apoyada en sus rodillas, entrecerrando sus ojos a la par que sus labios estaban algo separados dejando salir jadeos en señal de agitación.

Mirko estaba con una de sus piernas apoyadas en el borde de un edificio, reclinada hacia adelante y dejando descansar su brazo sobre su propia rodilla. Mostraba una expresión algo seria y a su vez atenta hacia abajo, mientras que su largo cabello blanquecino se balanceaba con el viento. Ella no parecía para nada cansada, aunque era de esperarse; estaba en el top diez de héroes y estaba en un alto puesto. Era clara sus grandes habilidades y fuerza. Temía aún así no poder cumplir por completo sus expectativas pero, como ella misma le aconsejó ¡iba a intentarlo! No sabe si perderá o ganará sin intentar impresionarla.

No ha dicho nada al respecto y eso igualmente la coloca nerviosa. Trataba de despejar sus sentimientos y mantenerse lo más concentrada posible en Mirko y poder seguirle el paso. Seguía siéndole demasiado difícil pero aún así podía tener ya un poco de idea de cómo lograr seguirla. Agradecía por lo menos que su quirk ayudara un poco en acelerarla y así no quedarse atrás.

—Bueno, supongo que no lo has hecho mal. —habló por fin la heroína de cabello blanquecino enderezándose con sus puños en su cintura. Volteó a observarla mientras alzaba sus labios en una sonrisa firme—. Me impresiona que puedas al menos no perderme de vista. —Hatsulin levantó sus párpados al escuchar sus palabras—. Eso me dice que puedes seguirme el ritmo, al menos un poco. Pero sirve.

—¿Eso que quiere decir? —y la adolescente se enderezó de golpe sin ningún rastro de agitación o sudor, sólo una expresión de completa atención y a su vez ilusión. Parecía que en un sólo segundo pasó de estar jadeando a estar estable.

❛Se estabilizó de la nada... admirable pero sorpresivo❜ pensó algo escandalizada la de orejas de conoce con una sonrisa tensa y sus ojos abiertos de par en par ante la sorpresa que le provocó aquella estabilidad repentina de la fémina.

—Eres... una niña llena de muchas sorpresas... —comentó en un tono bajo Mirko y sin mucha expresión. Luego, al segundo, mostró un aura de intensidad y a su vez impresión, colocando una sonrisa en sus labios mientras su expresión se volvía una ruda y fascinada—. ¡Me encanta! —Hatsulin parpadeó un par de veces.

—Oh... —balbuceó la menor mientras tomaba con sus dedos la mascarilla hasta su cuello. Luego sonrió en grande, a la par que sus ojos resplandecían de emoción por recibir (o eso parecía) un halago de parte de una de sus heroínas favoritas—. ¡Muchas gracias!

—¡También me agrada tu energía! Pero requiero ver cómo eres en acción con villanos y estar completamente segura de que serás mi alumna. —se enderezó colocándose como debía a su par que cruzaba sus fornidos brazos sobre su pecho, mostrando confianza y superioridad—. Aunque según supe, tu clase fue emboscada por una gran cantidad de villanos ¿no es así? Debes tener al menos un poco de experiencia.

La pelirroja se quedó en silencio por sus palabras, su expresión se ensombreció mientras una sonrisa algo tensa aparecía en sus labios y bajaba su mirada algo opacada, recordando perfectamente como había sido aquel encuentro con la Liga de Villanos e Iyassu.

—Si... podría decir que si... —murmuró en un pequeño momento de oscuridad y feos recuerdos al respecto de tener experiencia con villanos, incluso desde antes de aquel ataque a U.S.J., para ella Iyassu, Areri y Kaito eran los peores villanos.

—¡Excelente! ¡Es bueno ya tener idea de cómo es una situación con villanos! —Mirko le dió una alegre y fuerte palmada en la espalda haciéndola espabilarse y enderezarse, esfumando cualquier expresión de aflicción—. A ver. Resuelve esto; ¿que harías en una situación en dónde dos villanos estén asaltando justo ahora una joyería, uno de los villanos tiene un quirk de rinoceronte y el otro de súper fuerza?

—¿Una joyería? —cuestionó curiosa y con una mano en su mentón, pensando con cuidado lo que le había dicho para poder responderle.

—Si, justo como esa.

—¿Como dice?

Rápidamente se acercó hacia el borde de aquel tejado de algún edificio cualquiera, posicionando sus manos para poder asomar su cabeza con insistencia y poder comprobar que lo que había dicho la heroína conejo era cierto. Sus ojos se expandieron mientras hacía una mueca de preocupación y a su vez seriedad cuando vio exactamente lo que había descrito Usagiyama; en los edificios de la otra calle, había una joyería siendo asaltada. Los cristales de enfrente estaban quebrados mientras había un tipo con apariencia de aquel intimidante animal de un sólo cuerno gritando en amenazas con una bolsa en su gran espalda mientras que había otro muchacho quien golpeaba con fuerza al suelo para evitar que los oficiales se acercaran, provocando temblores y grietas por su súper fuerza.

Apretó su mandíbula por ver aquella situación tan repentina. Había sido casi una pregunta trampa que tenía que responder con acciones. Demasiado inesperado, pero suponía que esa era la idea. Pensando objetivamente los héroes nunca tienen planeada una situación inmediata con villanos. Ellos ven el crimen que sucede y actúan. Tragó saliva mientras sus manos volvieron a tensarse observando como el de cabeza de rinoceronte amenazaba a una mujer quien entre temblores abrazaba a un pequeño niño el cual lloraba a mares, aferrado a ella. Ambos con el terror reflejado en sus rostros.

—Dime ¿que harás? ¿Te quedarás aquí con la cola entre las patas... —hablaba Mirko buscando provocar alguna reacción en la aspirante a heroína quien no hacía más que ver la escena y escuchar el escándalo—... o irás a-?

Y sin seguir escuchando sus palabras, Hatsulin dió un rápido y hábil salto sobre la construcción del borde del edificio para lanzarse hacia abajo, dejando a la de características de conejo callada por su acción de interrumpirla. Colocó una expresión confundida cuando escuchó sus movimientos, para después mostrar una expresión de perplejidad y asombro al ver cómo literalmente se lanzaba a la acción.

—¡YA CALLA A ESE MALDITO MOCOSO! —exigió el hombre rinoceronte acercándose a pasos intimidantes a la muchacha quien apretaba al niño contra ella, temblando a más no poder con una expresión de terror. Tanto el niño como ella eran cubiertos por completo y mucho más por la impotente figura de aquel villano.

Jadeó asustada, sollozando en el acto mientras observaba atemorizada como se acercaba cada vez más. El niño en sus brazos gritó mientras lloraba más fuerte a moco tendido demostrando lo asustado que estaba, y su llanto de ayuda y terror no hacía más que hartar al masculino. Una vena se marcó en su ancho cuello grisáceo mientras mostraba sus dientes, teniendo dos distinguidos y más  largos colmillos, pero viéndose aún más aterrador.

Dió un fuerte paso en el suelo provocando un leve crujir en el concreto, provocando ahora un sobresalto en aquellas dos personas en particular a las cuales estaba amenazando en especial. El infante momentáneamente detuvo su llanto ante la conmoción del momento, viendo hacia los grandes pies de aquel sujeto para levantar su cabeza y tratar de ver su rostro fruncido el cual mostraba odio y muy malas intenciones, agregando su malicia.

No obstante, el niño observó como una sombra descendía velozmente provocando que soltará un sonido tembloroso de confusión hasta admirar como alguien caía justo encima del hombre rinoceronte el cual soltó un grito de sorpresa y espanto, sobresaltándose y dando estrepitosos pasos hacia atrás.

—¿Esa es la forma de tratar a una mujer y a un niño? —soltó con rudeza y un toque de conmoción la recién llegada quien se aferraba a la cabeza y jalaba a las orejas del tipo quien se quejó más por el dolor. Se enderezó mostrando un rostro duro junto con una sonrisa ruda y burlona—. ¡Trata de ser más blando!

—¡AAAH! ¿¡QUIEN RAYOS ES!? ¡QUITÉNMELA DE ENCIMA! —se zarandeaba con rudeza el villano asaltante apenas sosteniendo el saco con joyas preciosas soltando graves quejidos cuando jalaban hacia arriba y con fuerza sus orejas. Se agitó con brusquedad—. ¡AGH, MALDITA SEA, SUÉLTAME! ¡QUEMA, SU AGARRE QUEMA, PUTA MADRE!

—¿Tampoco tienes buen vocabulario? ¡Que grosero! ¿¡Te gustaría aprender a ser educado!? —Hatsulin colgada de sus anchos hombros seguía jaloneando sus orejas de un lado a otro, provocando que ahora el villano se inclinara con brusquedad y comenzara a correr a fuertes pasos a varios lados, tratando de quitársela—. ¡Eres un hombre cabra muy agitado! ¿sabes que el té calma?

—¡NO SOY CABRA, ZORRA! ¡SUÉLTAME, MALDITA PERRA! ¡OYE, AYÚDAME POR AQ-AGH, ARDE! ¡SUÉLTAME! —se quejaba entre gritos pavoneándose de un lado a otro casi yendo en zig-zag. Las manos de Hatsulin ejercieron más fuerza para tratar de no caerse, se movía demasiado. Sus manos emanaban calor a propósito.

—¿¡Eh!? ¿¡Pero que mierda!? —escuchó al otro tipo quien salió una vez más de la joyería con otro bolso en sus hombros, mostrándose exaltado y molesto. Dió un salto cuando su compañero pasó cerca de él, evitando ser aplastado o arrollado.

—¡Oye, niña! ¿¡Que rayos haces allí!? ¡Aléjate! —escuchó las exigencias y regaños de uno de los policías presentes, el cual estaba detrás de la patrulla con su arma en mano—. ¡Déjale esto a los héroes! ¡No seas imprudente!

❛¡Me siento en un toro mecánico!❜  pensaba la pelirroja quien era agitada de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo y de delante hacia atrás. Brincaba aferrada a sus orejas y a su cabeza para evitar caer y ser aplastada como un mosquito. Aquel villano hacía de todo para bajarla. ❛¡Vamos! Debo pensar rápido; un tipo gigante con un tipo súper fuerte. ¿Cómo rayos los derroto? Al hombre cabra no puedo noquearlo así como así...❜

Observaba con atención a su alrededor mientras montaba los hombros de aquel hombre rinoceronte el cual seguía zarandeándose violentamente. Abrió sus ojos con perplejidad cuando lo vio correr hacia una pared velozmente con unas claras intenciones de chocar contra ella y buscar aplastarla. Con su tamaño, si era capaz de hacerlo. Cuando vio y sintió su accionar cambió de posición, quedando encimada a su hombro y casi en su pecho, escuchando como la pared se rompía con el sólo impacto del hombre.

Suspiró aliviada cuando evitó ser magullada y aplastada por ese tipo, sintiendo el polvo del destrozado concreto elevado en el aire haciendo una leve cortina de humo. Mientras tanto el villano agitaba su gran mano tosiendo para quitar el polvo de su nariz, pero al sentir un peso en su pecho y en su hombro observó hacia allí. Hatsulin hizo lo mismo soltando un «¿Mm?» ante su atención.

—¡MUERE, PERRA! —declaraba violentamente otra voz quien se acercaba a velocidad hacia ellos, siendo el otro villano quien corría con su puño al aire preparado para usar su quirk.

—¡O-oye, espera! —exclamó su compañero apenas lo tuvo cerca. ¡Le iba a terminar golpeando a él también! A pesar de su gran apariencia mostraba nervios de ser golpeado.

—Uy, yo aquí me quito. —dijo para si misma Hatsulin quien dió un rápido y gran salto esquivando al tipo súper fuerte, quien por no calcular terminó golpeando a su compañero lanzándolo con fuerza hacia la pared, quedando con su enorme cuerpo clavado allí y con eso, quedando inconsciente.

Hatsulin había girado en el suelo para después quedar en posición al colocar sus manos en el suelo, suspirando ante el alivio que le provocó no ser golpeada esta vez. Miró sobre su hombro el polvo que otra vez fue levantado, observando como el chico de súper fuerza bajaba lentamente su brazo, con una expresión de aflicción y a su vez dureza, viendo al gran tipo rinoceronte inconsciente, clavado en la pared.

—Acabas de golpear y dejar inconsciente a tu compañero... —murmuró en un pequeño tono cantarín, pero sin ser feliz o burlón. Hatsulin se levantó colocando una mano en su cintura y la otra a la altura de su rostro, tocando su mejilla varias veces con su dedo—. ¿Qué diría Kirishima-kun?... Oh, si; eso no es nada varonil de tu parte. —negó con desaprobación.

—Ghrr... ¡ya cierra la boca, maldita zorra! ¿¡Quien diablos eres!? —bramó violento y con enojo el castaño quien se volteó con rudeza a su dirección y sus ojos blancos del enojo. Las venas se marcaban en su rostro. Dió un poderoso pisotón provocando una notoria grieta para impulsarse hacia ella—. ¿¡Sabes que!? ¡Me importa una mierda quien eres, porque hasta aquí llegaste!

Hatsulin admiró la velocidad con la que se acercaba, observando con atención sus movimientos. Vio en cámara lenta como ya estaba a tan sólo unos metros de ella echando su brazo hacia atrás a su par que preparaba su puño, exhalando un grito de rabia. Su mirada se colocó seria y algo opacada, sus labios se abrieron dejando salir un repentino humo en una larga exhalación. Se movió alzando consigo una pared pared de fuego, que se despegó del suelo de dónde se elevó, deteniendo abruptamente al villano quien apenas pudo echarse hacia atrás.

—¿¡Q.... q-que diablos!? —soltó perplejo por repentino accionar, viendo la mano alzada de la pelirroja quien pasó entre las flamas dispersándolas, bajando su mano y viéndolo fijamente y con intensidad—. ¡E-eso... eso no me va a detener!

—¿¡Quien dice eso!? —y de repente recibió una inmensa patada en su espalda que lo mandó a gran velocidad con el hombre rinoceronte, chocando contra su gran abdomen y cayendo al suelo. Sus ojos estaban blancos por lo inconsciente que quedó—. ¡No debes subestimar nunca! ¡Mucho menos a la alumna de la gran Mirko! ¡Mi alumna!

Hatsulin levantó la mirada sorprendida cuando vio a la heroína conejo levantarse de su época entrada, enloqueciendo a la multitud que había allí por aquel robo. Su corazón se aceleró por las palabras de la peliblanca haciéndola observar con perplejidad a Mirko quien mostraba orgullo y rudeza en su postura. Se sintió pequeña cuando se acercó hacia ella a firmes pasos, mostrando una gran sonrisa. A su vez la hacía sentir una enorme felicidad en su cuerpo.

Mirko al llegar enfrente suyo sonrió a labios cerrados, para después levantar su mano y darle una amigable y fuerte palmada en su hombro, dejando su mano allí mientras le sonreía con confianza y a su vez determinación. Su sonrisa la contagió haciendo que sonriera poco a poco hasta que su expresión se iluminó en emoción y felicidad.

—¡Prepárate a aprender con Mirko, niña, va a ser un duro camino! —soltó ahora posicionando su mano en su cabeza, dándole varias y algo estáticas palmadas en aquel zona—. ¡Bienvenida a mi madriguera, Scarlet!

—DIME, ¿HAS CORRIDO ALGUNA VEZ EN la playa, en la arena, conejita?

—¿Así como en las películas, en dónde las mujeres súper bonitas corren en cámara lenta y también son salvavidas?

—¡No! ¡sólo correr en la arena! —comentó Rumi con confusión y cierta exaltación en su voz ante la respuesta que le había dado su ahora alumna ante su pregunta tan básica.

—Oh, entonces no. Nunca he ido a la playa, hasta hoy. —contestó con simpleza la pelirroja mientras que la peliblanca la observaba fijamente y con un toque de reproche y confusión en sus ojos rojizos.

—Con razón eres tan pálida entonces.

—Uhm, también son por los genes de mi padre.

Hatsulin había rascado su mejilla observando hacia el cielo recordando efectivamente que su delicada palidez era gracias a los genes que heredó de Katashi ya que Eiko tenía una piel mucho menos clara que la de él. Con fotografías se notaba la gran diferencia entre la Todoroki y el Tsubomi en cuanto al tono de la tez. Pero si era cierto que nunca a ido a la playa. Al menos que ella recuerde.

Mucho menos ahora. Su abuela aunque le permitiera salir, después terminaría con la consecuencia de tomar "tanta confianza". De verdad la confundía, pero no podía quejarse.

—¡Bueno, volvamos al tema principal! —dió un aplauso la heroína profesional para después colocar sus puños en su cintura y levantaba su mentón, observando la extensa y solitaria arena junto con el agua a la deriva elevándose algunos centímetros por las leves olas para devolverse. Portaba un conjunto deportivo fucsia de una sudadera y unos shorts bastante cortos, demostrando sus sorprendentes piernas—. Correr en la arena. Eso lo haremos el día de hoy como comienzo del entrenamiento.

—¿Correr en la arena es entrenar? —preguntó curiosa la menor mientras la volteaba a mirar con atención. A ella igualmente le había dado ropa deportiva, sólo que usaba una camiseta blanca junto con unos shorts cortos. A petición de la Usagiyama.

—¡Claro que sí! Caminar en la arena descalzo es sencillo, pero correr o ir con zapatos es de lo peor. La arena por cada paso cubre los pies. Es un gran obstáculo para correr ya que limita la velocidad. Hasta se mete en los zapatos. —decía la heroína estirando sus músculos. Inclinaba hacia un lado su cuerpo estirando su cintura y su torso, bajo la mirada de Hatsulin—. Es un perfecto método de entrenamiento para mejorar la velocidad y dar más resistencia a las piernas. Llega a un punto que hasta duelen por el esfuerzo de correr específicamente en esta área. —comentaba de forma inteligente, alzando su dedo. Con dicho dígito la señaló justo en la nariz, tocándola—. Y me he dado de cuenta que eres alguien de pelear con las piernas. ¡Eso me gusta, por qué te podré enseñar cómo fortalecer esa área!

La pelirroja asintió lentamente, guardando esa información en su mente para futuros entrenamientos. Genuinamente no tenía ni idea de que correr en la arena servía para entrenar las piernas ni que tampoco fuera complicado como Rumi estaba diciendo. Creyó que era fácil como en aquella película de salvavidas en dónde salía Zac Efron y corrían con facilidad en la arena, sin tropezarse. Suspiró profundo luego de tararear con levedad al haber guardado aquella información en su mente. Si servía para fortalecer las piernas, era beneficioso para ella. Un nuevo tipo de entrenamiento.

Observó como Mirko se posicionaba como un corredor en la arena, viendo fijamente hacia el otro extremo de la playa en dónde estaban unas grandes rocas. Miró fijamente como tensó su cuerpo, sobretodo sus impresionantes piernas las cuales se marcaron un poco más. Y antes de darse cuenta, la heroína conejo salió disparada corriendo, levantando con ello arena la cual le cayó un poco a su cabello, sobresaltándola por lo repentino que fue. Pero se fijó en la rapidez y destreza con la que corría, sin detenerse ni un minuto, sólo haciendo crujir la arena bajo sus pies y levantando de esta misma cada que daba un paso y avanzaba.

En menos de unos minutos llegó a la lejanía en dónde estaba la gigante roca, frenando por si misma haciendo un ligero agujero en la arena. Mirko se enderezó echando su cabello hacia atrás para voltearse hacia su dirección, sin sudar. Levantó su brazo agitándolo levemente, mientras la adolescente se mantenía con una mirada llena de asombro.

—¡UN GRAN MÉTODO DE ENTRENAMIENTO PARA LAS PIERNAS! —gritó a la gran distancia, porque hay que admitir que corrió muchísimos metros para llegar hasta el otro extremo—. ¡TIENES QUE HACER LO MISMO SIN BAJAR VELOCIDAD, TROPEZARTE O DETENERTE!

Hatsulin estaba perpleja mientras sus cabellos rojizos estaban con varias partículas de arena impregnadas. Respiró algo temblorosa pero a su vez de manera profunda, mirando la arena debajo de sus pies y después observando el tramo de los pasos de la heroína fornida, viendo la gran distancia que las separaba y que ella había recorrido con facilidad.

Se quedó viendo sus propios tenis que había llevado por si acaso, aunque considerando que se quedaría toda una semana con la Usagiyama era más que aceptable llevar ropa extra y zapatos de igual manera. Ahora estaba algo nerviosa por ese entrenamiento, pero a su vez, entusiasmada de alguna manera. La emocionaba muchísimo entrenar y aprender con Mirko, una de sus heroínas favoritas, junto con la heroína número uno de Estados Unidos, ambas eran mujeres muy fuertes y admirables. Quizás eran la figura a seguir de muchas aspirantes a héroes, incluyéndola. Podía imaginarse que ellas y muchas heroínas así de rudas y poderosas debieron pasar por entrenamientos así o más fuertes.

Aunque aquel sólo era el comienzo, el cual iniciaría por muy complicado que fuera.

Una determinada sonrisa apareció en sus labios mientras apretaba sus puños a la altura de su pecho con entusiasmo, agitando su cabeza para retirar los fragmentos de arena que se pegaron a su hebras y luego quitar un mechón intruso en su frente y colocarlo detrás de su oreja. Su rostro se endureció ante su concentración y tomó una pequeña y momentánea respiración para prepararse, colocándose en posición.

—¡VAMOS! ¿¡QUÉ ESPERAR!? —bramó con dureza la gran heroína mientras cruzaba sus brazos y la veía desde lo lejos—. ¡RÁPIDO! ¡NUNCA CREAS QUE SIEMPRE TE VAN A INDICAR CUANDO HACER LAS COSAS!

Hatsulin apretó y tensó su cuerpo justo como vio en su maestra, para después, comenzar a correr lo más rápido que podía, controlando su respiración para mantener un mejor ritmo y no cansarse tan rápido. Sin embargo, conforme avanzaba, sus pies comenzaron a tropezarse con la arena cuando esta se hundía por los pasos rápidos que hacía, casi haciendo que se fuera hacia adelante pero logrando enderezarse. Corrió lo que pudo mirando fijamente sus pies observando la gravedad de la arena tratar de fastidiar. Poco después sintió una molestia en sus zapatos y sus calcetines. ¡La arena se estaba metiendo en sus zapatos! Y dios, de verdad era molesto.

Soltó un «¡Woah!» cuando volvió a destabilizarse con la propia arena, dando unos momentáneos saltos en una sola pierna mientras su mano se aferraba a su tenis izquierdo como en un intento de quitar aquella molestia, pero era demasiado complicado, aparte de que no debía detenerse o minimizar su velocidad. Pero, diablos, era difícil. Realmente era algo difícil para ejecutar.

Llegó muchos minutos después que Mirko quien seguramente no pasó de los dos o tres minutos, y eso que no se detuvo o tuvo alguna dificultad al avanzar. Se notaba que ya estaba experimentada en hacer eso. Por poco y no se caía, fue un muy complicado comienzo para ella. Casi se va de cara al llegar con la heroína conejo, sin embargo, terminó tropezándose, tambaleándose y cayendo boca abajo en la arena.

Elevó su rostro mientras escupía un poco de arena, con una mirada decepcionada y a su vez avergonzada por la forma en la que había caído tan torpemente. Era experimentada en correr y había caído de cara. Mirko se quedó observándola para después carcajearse con fuerza, tomándola por la parte trasera de su camisa para levantarla con su camiseta llena de arena.

—¡Buen intento, conejita! —exclamó mofándose un poco de su reacción, volteándola hacia su dirección viendo su rostro. Hatsulin levantó la mirada con cierta duda parpadeando un poco—. Pero hay mucho por qué trabajar ¡a sudar hasta el cansancio!

CAYÓ RENDIDA AL SUELO, DEJÁNDOSE RECIBIR POR LA RASPOSA y picosa arena al ser la única superficie en dónde podría caer, a no ser que fuera en alguna roca, en el mar o en alguno de los animalitos marinos que habían por allí. Su mano estaba vendada por la pasada herida que le hizo un malvado cangrejo que quiso tocar por curiosidad. Muy mala idea. Su pecho subía y bajaba mientras su frente estaba cubierta por una fina capa de sudor, teniendo sus mejillas rojizas tanto por la agitación de aquel intenso entrenamiento como por el impacto del sol el cual apenas estaba moviéndose para irse ocultando muy lentamente.

—¡Nada mal, pero puedes mejorar! —dijo la Usagiyama levantada con tranquilidad a un lado de su ahora alumna, estirando sus brazos hacia arriba para tocar su propia espalda con su mano y poder retirarse los pequeños calambres que poseía—. Otra de las razones porque acaparaste mi atención es tu habilidad para correr. Tienes lo suficientemente fortalecidas tus piernas y eso, conejita, es muy bueno conmigo. Me agrada también tu estilo de pelea ¡pero podemos mejorarlo si seguimos entrenando así y más!

—Y.... y-ya veo... —comentó Hatsulin desde el suelo mientras su cabello estaba en una desordenada y ya floja coleta, dejando varios cabellos caídos por los costados, fuera del moño, y también esparcidos por el rostro.

—Con los años, si continúas entrenando como te enseñaré, podrás tener las piernas como las mías. —decía pensativa Rumi mientras colocaba sus manos en su cintura inclinando medio cuerpo hacia la casi desfallecida muchacha en la arena. Se ganó una pequeña exclamación de sorpresa cuando tomó una de las piernas de la Tsubomi y la levantó con facilidad, casi dejándola de cabeza—. Tus piernas no están mal. Tienen muy buena pinta, bien formadas. ¡Realmente parece que si tienes potencial de ser parte de mi madriguera! ¡Impresionante! —exclamó ruda y emocionada.

Un pequeño tic nervioso apareció en el ojo de la pelirroja, quien tenía sus ojos blancos ante el cansancio, con una expresión de confusión y agotamiento puro. Mantenía una pequeña sonrisa algo tensa y forzada debido a sus palabras, pero tratando de mantenerse lo suficientemente capaz de responderle. Aunque estaba acostumbrada a entrenamientos que le saquen todas las energías (debido a su abuela y sus brutos entrenamientos) el hecho de entrenar literalmente sin parar ni un segundo la cansaba más, todo su cuerpo estaba adolorido y entumecido.

—G-gracias... Mirko-san...

—Dime, ¿puedes moverte? —preguntó al instante, atenta y con curiosidad la de largo cabello blanco, observándola con una burlona e interesada sonrisa. A pesar de su gesto algo burlón, en su tono de voz no parecía mofarse realmente. Lo decía con simpleza.

La apellidada Tsubomi se quedó quieta varios segundos mientras tenía su respiración más estable, ya sin dejar de jadear. Se quedó mirando a la nada en total silencio con la expectante y rojiza mirada de Mirko en ella, quien esperaba pacientemente su respuesta, sin quitarle los ojos de encima.

Luego de unos segundos, Hatsulin la miró con una expresión escasa de cansancio y bastante sencilla. —Uhm.... no. —contestó con simpleza y sinceridad. No sentía el cuerpo, muchísimo menos las piernas.

—¡Perfecto! ¡Eso significa que funciona! —exclamó con una extraña felicidad y orgullo, para después cargar con gran facilidad a la pelirroja en su brazo contra su cintura, casi como un costal de papas a comparación de que no la cargaba en su hombro—. ¡Bien, mañana temprano vamos a continuar!

Hatsulin suspiró con cierto cansancio cerrando sus ojos de forma rasgada, pero manteniéndose resignada ante aquel comienzo de entrenamiento. Asintió ligeramente mientras respiraba algo temblorosa, sintiendo el ligero movimiento de los firmes pasos de su ahora maestra. Debía acostumbrarse, porque aunque fueran igual de cansadores que los entrenamientos de su abuela (que realmente eran más agotadores por lo violentos que eran) los de Mirko eran más exigentes y físicos.

—Si, Mirko-san...

❛Esto va a ser bastante intenso❜ pensó Hatsulin resignada y a su vez algo nerviosa, pero bueno, así o más era el comienzo del camino de un héroe. Tenía que prepararse para lo difícil.

→S H A N X L A B Y X←

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